miércoles, 10 de octubre de 2012

Editorial

El Poeta náhuatl
Descubrirnos, probablemente, lleva toda una vida: orígenes de nuestra motivación; a qué sensaciones respondemos; obstáculos impulsores o limitantes de acciones; restricciones físicas, mentales o intelectuales ostentadas; grado o nivel de voluntad, e infinidad de capacidades, habilidades y conocimientos potenciales o manifestas. ¿Seremos capaces de conocernos?
Es más probable, o quizás así se perciba, conocer a los demás antes de conocernos a nosotros.
Una fuente fehaciente de conocimiento de la personalidad, propia y ajena, es la creación literaria. En ella se despliega, se plasma lo que somos, aspiramos, soñamos, deseamos o añoramos.
 En cada obra se vierte, ideales, frustraciones, logros abarcando cada una de las dimensiones de nuestro ser. Ámbitos sociales, económicos, políticos acompañados de sentimientos, emociones y sensaciones.
En este ejemplar, además de los trabajos expuestos por cada uno de los autores –permitiéndonos conocerles-, presentamos un acercamiento a la personalidad de Juan Hernández Ramírez, Poeta náhuatl, conocido ampliamente a través de su obra literaria publicada en Tlanestli y en diversos libros editados.
Galardonada con el premio Netzahualcóyotl de literatura en lenguas indígenas otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Juan Hernández Ramírez obsequia a los lectores de Tlanestli una entrevista exclusiva.

SALTO MORTAL de Luigi Malerba 1927–2008 RUIDOS EXTRAÑOS


Por: Aurora Ruiz Vásquez

            )   
Luirgi Malerba, es el seudónimo que adopta el escritor italiano Luigi Bonardi, fallecido en 2008 y ganador de varios premios dentro y fuera de su país, fue guionista de cine y televisión, abogado, periodista y dedicó su vida a la escritura de novelas.
Salto Mortal, de estilo policiaco, sorprende por su extrañeza y originalidad, pues transgrede las concesiones del género y se permite dialogar consigo mismo  y con los personajes que crea en su imaginación, pues no tienen existencia real. Utiliza el diálogo polifónico, al estilo del novelista ruso  Dostoievski, en el cual aparecen varias voces simultáneas con diferentes opiniones estableciéndose un debate, así como brotan en la sociedad y en toda relación humana. El absurdo es lo que caracteriza su escritura así como es la constante en Kafka.

 El tema gira alrededor de dos muertes: la del prado cerca de la Torre Medieval; se piensa que fue asesinado o una muerte natural, pero_ el prado se encuentra manchado de sangre y hay un cuchillo – y otra, donde muere un carnicero y se recogen unos lentes. Nunca  se esclarecen los hechos. Malerba se comporta como un desequilibrado; habla en forma incoherente y repetitiva. por ejemplo repite tres veces “hace reír hasta los perros” en solo tres renglones. Los diálogos los escribe seguido, diciendo dije o dijo sin utilizar el guión. Aflora el absurdo, la ironía y el ingenio; utiliza la ironía al hablar de la policía a la que critica. Muchas veces adelanta  los acontecimientos que pudieran suceder, o se siente él el asesino invisible perseguido.
Guiuseppe es el protagonista, y vive escuchando “un zumbido, un zumbar” y narra escenas desordenadas de temas diversos entremezclados  como en un sueño. Después de varias narraciones cortas,   utiliza frases como si fuera un título, separando una narración de otra, tal vez queriendo dar énfasis a lo dicho.

La historia se desarrolla a partir de un asesinato en una zona semirural  cerca de Roma y revela la  conformación social y sus vívidas escenas en forma de digresiones oníricas.
            Termina la obra  con las muertes, uno por uno, de los personajes que por cierto llevan el mismo nombre que él, Guiuseppe. El protagonista reflexiona sobre las distintas maneras de muerte posible, y pelea con la voz que escucha a sus espaldas despachándola a Roma, pero ella vuelve y la voz está con él, en el prado del principio que admite como el final de su vida y de la historia. Después de la lectura, queda en el lector deducir ¿quién será el asesino?

 El lenguaje de la obra es sencillo, puede leerse con rapidez, pero reclama atención para comprender el sentido,   ya que repite, dice obviedades y cambia algunos verbos de persona y género por lo que los diálogos se hacen confusos. Malerva, entre otros autores como J.D Salinger y Dostoievski se hace presente la neurosis y la histeria en sus obras

La prosa tiene musicalidad; repite las ideas en diferentes tiempos, personas y géneros. Utiliza muletillas como por favor, déjalo en paz, es decir…   cambia el nombre de los personajes y toda una serie de arbitrariedades, narradas con humor he ironía. Dentro de su  prosa poética,  hace referencia a la naturaleza ( pájaros, hormigas, cigarras, grillos, el cielo, la lluvia, la tierra, el viento  o el pasto…)
Lugi Malerba, es un autor sorprendente, que maneja el lenguaje a su antojo, y  que a pesar de sus divagaciones y buen humor, que hace reír de buena gana, existe una unidad y capacidad de sostener un monólogo extenso, que invita a varias lecturas sucesivas.

El libro atrapa la atención del lector para no perder la ilación del relato que sorprende en cada página. Por la dificultad de comprensión, no deben abandonarse este tipo de lecturas, pues nos obligan a concentrar la atención y ejercitar el razonamiento. Además, nos dan la oportunidad de apreciar los diferentes estilos y tonos poco comunes en la escritura de algunos autores que juegan, cuentan y cantan con el lenguaje.

 La novela Salto mortal, (1973) es una obra de 180 páginas editada por la Universidad Veracruzana (2009)



















Toda Aquella noche en Agrigento

Por: Gerardo Cornejo
El solazo incendiario del medio día y la opresión de los 41 grados centígrados nos habían obligado a refugiarnos en nuestra habitación del Albergo (Bed and Breakfast) de Mássimo y Marinella que desde su olivar verde-cenizo ofrecía una mancha vegetal protectora contra el rebervero circundante. Ya con el frescor acondicionado y después de un respiro agradecido, Catalina se aventuró a recorrer las cortinas del ventanal que ¡¡oh ZEUZ todopoderoso!! nos sorprendió con una vista panorámica de la loma alargada y rocosa sobre la que se extiende, esplendoroso, el mal llamado “VALLE DE LOS TEMPLOS”
 Larga nos pareció la espera a que el sol hundiera su fragor montaráz hacia el África cercana y nos concediera la dorada tarde aquella en la que emprendimos la caminata por la Vía Sacra que conduce (de templo en templo) el asombro de los visitantes a lo largo de la cresta rocosa coronada de prodigios arquitectónicos e históricos que desde hace 25 siglos adornan la esplendente ÁKRAGAS que fue, según Píndaro, “la ciudad más bella de los mortales”. Y, era esa misma ciudad (ahora con el nombre de Agrigento) la que nos mostraba los dorados restos de su antigua “grieguidad” de famosa perfección y belleza.
De pronto, llamó nuestra atención un anciano de barba y cabellera níveas y esponjudas. Sentado bajo un olivo enano y retorcido, frotaba con su mano izquierda una formación pétrea que semejaba el rostro de un filósofo griego de la legendaria antigüedad de ÁKRAGAS. Me detuve frente a él mientras Catalina continuaba caminando y…
…y quedé como imantado por su mirada perdida de ciego de nacimiento acostumbrado a conversar con el tacto y el oído.
–Bella la Sicilia ¡non é vero?– me secreteó cuando sintió que me sentaba a su lado.
–Bella non tanto– le respondí en mi empolvado italiano –si assomiglia troppo al desértico e cálido nord messicano, ma favolosa e istórica, certo que si, quello non si mette in dubio–.
La respuesta lo convenció a medias, pero el tono de mi voz debe haberle agradado porque me permitió de inmediato entablar conversación pasándome sus manos sobre mi cara y musitando un discreto “piacére” amigable y cálido. “Il mío nome e Empédocles come quello del piú famoso e illustre cittadino della antica ÁKRAGAS” me dijo en voz baja y, después de asegurarse de que yo tenía consciencias clara de la ciudad en que me encontraba, se ofreció a contarme algunas pinceladas históricas de su afamada pólis heredada??? de la cultura helénica.
Y perdí la noción del clima (y del tiempo) cuando el hombre cerró sus apagados ojos, alzó su frente arrugada hacia el empecinado azul siciliano y comenzó su relato…
Supe así que había sido fundada en el año 580 a.C. por colonos griegos de la cercana Gela y… y que después había florecido tanto que se independizó de su madre patria para convertirse en una metrópolis que pronto le rivalizó en poder y riqueza. Pero la riqueza de ÁKRAGAS no era vulgar y ostentosa, me aclaró el viejo hermoso (que evocaba al santo negro siciliano Calógero (del griego kalós=bello y gerón=viejo) porque la ciudadanía exigía a sus tiranos cultura y belleza como bienes supremos de la Pólis. Por eso Filárides y Terón no solo ampliaron su territorio sino que dotaron a ÁKRAGAS de gran esplendor y buen gusto.
El siglo V a.C. marca el momento de mayor fama y poder de la ciudad. Fueron los tiempos en que derrotó a los cartagineses en Himéra afirmando la hegemonía griega sobre Sicilia.
Y así progresó por un par de siglos hasta que sobrevino la conquista definitiva de los romanos (en el siglo III a.C.) cuando Roma decidió hacer de Sicilia su primera provincia. Así, ÁKRAGAS se convirtió en Agrigento siendo la última pólis griega en occidente. Terminaba así, la “Magna Grecia” en la península itálica y la “más bella ciudad de los mortales”, dijo desolado el viejo bello, “¡mire en lo que se ha convertido!...” señalando los bloques de edificios de cemento del Agrigento moderno.
Cuando desperté de la fascinación del relato del viejo-hermoso (así debió ser el gran padre-ciego Homero) ya Catalina venía de regreso después de haber hecho todo el recorrido entre columnas todavía en pié y capiteles desmoronados que moldeaban su silueta contra la puesta de sol mediterránea. De modo que proseguimos la caminata después de la advertencia del anciano contra “il buio” (la penumbra) que ya hacía peligroso nuestro avance entre las ruinas y nuestra persecución de la naciente luna entre sus comunas. Y continuamos caminando atentos a cada paso de sus prevenciones de: “attenzione co il buio” mientras tomaba mis manos entre las suyas y se despedía diciéndome:
“ERANO
ANCHE
PRIMA
E SEMPRE
SARANO
NEL TEMPO
INFINITO”
Y salimos de aquella loma de edificios sagrados; de aquella perfección arquitectónica y de aquella magia histórica (que Herodóto hubiera descrito con emoción y con amor y Tucídides hubiera detallado con exactitud) sintiendo que caminábamos entre dioses griegos y sabios olvidados.
Para cuando subimos a la terraza del Albergo, ya las mesas estaban dispuestas y los otros huéspedes departían discretamente después de haberse repuesto de la impresión de contemplar, justo allí enfrente, al templo de Hércules; luego, más arriba, al templo más bien preservado de la antigüedad griega: el de la Concordia y, poco más arriba, al de Juno, todos iluminados de manera que parecían flotar en la oscuridad. Nosotros entramos de lleno en aquella magia nocturna y tuvimos que retener el aliento y frotarnos los ojos para estar seguros de que aquello no era un sueño. Y permanecimos en una especie de estado de contemplación hasta que la terraza fue cerrada. Bajamos entonces a nuestra habitación y, a ventanal abierto y a luna llena, seguimos bebiéndonos el espectáculo indescriptible de aquella noche de Agrigento que se nos quedaría estampada en lo más profundo para siempre.
A la mañana siguiente cuando, ya de salida, visitábamos el Museo Arqueológico, divisé al anciano homérico sentado en el lado sombreado del santuario circular del Ekklesiasterión acariciando con su mano izquierda la cara de la estatua de la diosa Demetera. Apurado, acudí a saludarlo y él me reconoció de inmediato.
–No ¡No que era usted ciego maestro Empédocles!- le pregunté bromeándolo.
–Sí- me respondió, pero sólo de los ojos ya que en el alma me guío por los del Gran Dios griego que me mantiene mi luz interior.
–Y cuál es ese dios –le repliqué– entre los tantos que hemos visitado en esta pólis?
–Dios es un pensamiento eterno que corre veloz a través del cosmos– me respondió tomando mis manos entre las suyas para despedirme.
             ¡¡¡AHHH… AQUELLA NOCHE
                                                              EN 
                                                                       AGRIGENTO!!!


Madame Curie Por Manuel Gámez Fernández

La entrevista Juan Hernández Ramírez: El Poeta Náhuatl

Por: Víctor Manuel Vásquez Gándara
La sabiduría del aforismo “Yo sólo sé que no sé nada”, continúa vigente –después de transcurridos muchos siglos- de haber sido ideado por Sócrates. Y se remembra la cita al reflexionar no exclusivamente sobre la infinidad de información existente, sino también en lo mucho que se desconoce sobre la personalidad de autores y orígenes de obras creadas en las bellas artes, pero más aún el conocimiento de gente cercana, relativamente, de ahí el interés de saber un poco más de personas creadoras de arte, en esta ocasión de Juan Hernández Ramírez.
La literatura se ha encargado de dar respuesta, en ocasiones, a cuestionamientos de esa naturaleza. Pero y las personas de nuestro entorno, ¿quiénes son?, ¿cómo surgió su obra?
Preguntándose lo anterior se invitó al Poeta Náhuatl Juan Hernández Ramírez a compartir, parte de sus raíces, orígenes y de su obra, con lectores de Tlanestli –Amanecer-, publicación cultural, educativa y literaria y de Diario foro, invitación a la que amablemente accedió el autor de varias obras publicadas, haciendo un espacio en su agenda debido a sus ocupaciones para la subsistencia.
Conservando la amabilidad que distingue a la gente de crianza indígena, fortuna de la que no gozamos en las grandes urbes y la sinceridad de las personas  progresistas, soñadoras, ambiciosas de contribuir en el desarrollo de la tierra que lo vio nacer, el Poeta náhuatl, Juan Hernández Ramírez,  expresa sus saludos inicialmente, al ser recibido en uno de los espacios de la sala de redacción de Editorial Foro Fiscal, S. de R. L. de C. V., editora de Diario foro y tlanestli:
—Antes que todo maestro Gándara, me da muchísimo gusto, me complace estar platicando con usted esta mañana, escuchando el canto de los pájaros que se filtra  a través de esta ventana.
El saludo inicial del autor de diversas obras literarias surge en medio de una mañana soleada vista bajo el dintel de una ventana a través de la cual se observa parcialmente el vetusto edificio de la Iglesia de los corazones en cuyos alrededores se conservan pequeños arbustos anidándose algunas aves.
Mirando a los ojos de su entrevistador, agrega tranquila y con esa voz pausada que otorga la paz interna, la añoranza de una vida transcurrida, pero también la nostalgia:
 —Quiero decirle que yo nací en el pueblo de Colatlán, del municipio de Ixhuatlán de Madero, el    6  de mayo de 1951. Mis padres, Chano y Chana, así se conocen de cariño. Ellos tuvieron un hijo que le pusieron por nombre Juan Hernández Ramírez, y ese soy yo. Mi cuna fue muy humilde, diría yo que demasiado humilde, pobre, en otras palabras, y pues a través de la educación,  fui creciendo y aprovechando un poco los estudios para llegar a tener algo, y honestamente he conseguido bastante.
Sabedor ahora del patrimonio que representa expresarse en dos idiomas: uno mundial otro regional, del impacto de la comunicación no sólo literaria sino en la relaciones culturales, interculturales y transculturales comparte:
—Mi padre habla, hablaba absolutamente, totalmente el náhuatl y mi madre habla hasta la fecha, porque vive, el español y el náhuatl. Entonces, yo crecí con ambas lenguas. Mi padre nos hablaba náhuatl, él no hablaba nada el español, hasta hace poco que lo aprendió y lo habla bastante mal. Mi madre siempre habló la lengua castellana, pero también era bilingüe, entonces con mi papá siempre habló y se hablan hasta la fecha en la lengua náhuatl y ella a nosotros nos habló siempre en castellano.
Con el orgullo de aquel convencido de que una cuna humilde engrandece, del hombre consciente del valor que adquieren los progenitores, al brindar pequeñas pero grandiosas oportunidades de sobrevivencia, del sacrificio para satisfacerle las necesidades prioritarias, expresa:
Ante las vivencias de desigualdades, entre otras la desigualdad educativa, Juan continúa charlando haciendo una valoración positiva de las restricciones presentadas en su destino:
—Así fueron mis primero pasos en mi hogar, después me fui a la escuela, afortunadamente me sirvió mucho de que la escuela donde cursé mis primeros grados era internado indígena, “Carlos A. Carrillo” ahí terminé mi educación primaria. Igual que otros, en aquel entonces no tenía la oportunidad de salir a estudiar a ninguna otra parte por falta de recursos. Además las escuelas de educación secundaria estaban muy lejos de mi pueblo y se tenía que caminar más de seis horas para llegar donde estaba. Mis padres nunca tuvieron la posibilidad de mandarme a estudiar, porque se requería de ropa calzado, manutención y colegiatura, entonces, aunque hubiera yo tenido una calificación muy buena de nada servía.
Sorbe un poco de agua, mira a su interlocutor, se abstrae de los distractores propios del casco histórico de Xalapa y sigue diciendo:
—Nunca tuve la oportunidad de salir a estudiar a otra escuela para hacer la secundaria, esto me entristeció —baja la mirada inconscientemente—mucho. Y como ya no salí a estudiar, mi padre me empezó a llevar a la milpa nuestra y a las ajenas, como peón a escardar, chapolear a sembrar maíz, a trabajar ahí, pero bueno, pues, mejor me propuse repetir la primaria. Repetí sexto grado para ver que salía más adelante, porque el campo me gusta mucho, pero, no me gusta alborotar las hormigas ni el chichicastle, pican muy fuerte y el machete le saca uno ampollas en las manos.
Quizá el recuerdo del campo, del trabajo físico, lo que sí, sin duda, sus logros alcanzados hasta aquel momento de su vida, hace que el autor recobre la alegría, el ánimo y agradecido con la vida, con sus bienhechores, tomando aire comenta:
—Afortunadamente en 1964, se dio la oportunidad a jóvenes indígenas para ingresar al Sistema Nacional de Promotores Culturales Bilingües, dependientes de la Secretaria de Educación Pública, con la finalidad de castellanizar a niños monolingües en lenguas indígenas. Afortunadamente uno de mis parientes Moisés Hernández Hernández, ese mismo año de 1964, tuvo la oportunidad de ingresar al servicio, y ya transcurridos tres años, en 1967, yo le hablé con él. Un poco temeroso, un poco nervioso le fui a pedir que me ayudara a ingresar al servicio, que me ayudara a conseguir trabajo. Entonces él me dijo que no había ningún problema, que me iba a ayudar. Habló con la Mtra. Angélica Castro de la Fuente, quien era la responsable de reclutar jóvenes indígenas, jóvenes hablantes de lenguas indígenas, para que fueran a trabajar a comunidades castellanizando a niños en edad preescolar. Me dio la oportunidad de estar dos meses en Tenango de las Flores Puebla, para que hiciera el curso de iniciación para castellanizar a niños monolingües nahuahablantes  y bueno terminándose el curso el primero de marzo de 1967, me fui a una comunidad que me asignaron llamada Tepetitla, Yahualica, Hidalgo. Allí me inicié y  no tuve ningún problema. Y como ya no me picaban las hormigas, le eché muchas ganas a mi trabajo, y también porque trabajar en el campo con machete, no me llamaba mucho la atención. Me hice rápido de amistad de la comunidad, aprendí mucho más la lengua náhuatl y obviamente la variante de aquel lugar, porque la comunidad solamente hablaba la lengua náhuatl, no hablaba nada, nada el español y así empecé  a castellanizar.
El universo une sus fuerzas, para bien o para mal, y Juan Hernández, es afortunado, no lo dice él en este momento, su trabajo literario habla por él y para llegar a los altos pedestales, debió transitar por caminos áridos, trasladarse a la ciudad capital del Estado de Veracruz; él  continúa su plática:
—De ahí tuve la oportunidad de hacer la normal básica por correspondencia. Recuerdo la capacitación para maestros. Cada verano los Promotores Culturales Bilingües, nos veníamos aquí a la escuela Normal de Xalapa, para hacer nuestro año escolar, hasta que terminamos la carrera los que recibíamos la educación para ser maestros. De hecho, soy maestro de educación primaria por parte del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio.
Reconstruyendo paulatinamente su experiencia en la práctica docente dentro de la algidez que representa un entorno bilingüe, un entorno de realidades diferentes pero también intercultural y el extremo entre la carencia, pobreza de las comunidades contrastadas con la ciudad, nos dice:
—Después de ser castellanizador en Hidalgo, me vine al Estado de  Veracruz, acá en Veracruz, estuve en la región de Chicontepec. Luego, luego me adscribieron a la escuela primaria ubicada en la comunidad de Cuatecometl, Buenavista, ahí tuve niños de primaria y les enseñé a leer y a escribir. Después de Cuatecometl, me pasaron a Postetitla, posteriormente a Alahualtitla y así anduve caminando por esas comunidades. Tiempo después, en 1982, fui llamado a la Jefatura de zonas de Supervisión, en la cabecera regional ubicada en Chicontepec, Ver.,  para servir como asesor técnico apoyando al Jefe de Zonas de supervisión a desarrollar su trabajo. De igual forma se apoyó a supervisores escolares con  talleres y cursos de desarrollo educativos para maestros.
Su perspectiva de vida cambió, no así sus valores, corroborando las necesidades de mejor educación, de otras experiencias requeridas para luchar por ideales con recursos brindados por el conocimiento, recordando que:
 —Varios años fui Maestro de Primaria, fui Director de Escuela, fui Supervisor Escolar, Jefe de Sector y hasta ahí nada más. De esto, habían pasado varios años, pero años de trabajo, de experiencias y esto me dio a entender, a comprender de las dificultades que implica aprender una lengua, a dominarla. Mamar una lengua y apropiarse de otra, siempre enfrenta dificultades. Así lo asimilé cuando vi las dificultades de los alumnos, de mis propios compañeros al no tener un bilingüismo coordinado. Por ello creo firmemente que la educación debe darse en la lengua del educando y el educador debe conocer perfectamente la lengua de su alumno. La historia, psicología, sociología, lingüística del educando, son imprescindibles en la educación del niño indígena. Son increíbles las aberraciones que se dan en la educación del niño indígena, propiciadas por un sindicalismo caciquil, un sindicalismo de intereses económicos y políticos.
Descubre Juan Hernández Ramírez, para sí, aflorando su avidez de conocimiento, la relación entre la literatura, sus orígenes bilingües, la práctica docente y el aprendizaje:
—Entonces, me inscribí a una escuela superior para estudiar. Traté de cursar  Lengua y  Literatura Españolas en la Normal Superior para aprender hablar un poco mejor el español y me fui a Tamaulipas, Ciudad Victoria, Tamaulipas, y no pude terminar allá mi carrera. Pasaron dos años y me inscribí en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Allí, en el Departamento de Educación de la Universidad, hice la carrera de literaturas españolas. Es una carrera que también terminé, en primera porque necesitaba entender mejor el español, tratar de hablarlo mejor, porque en nuestro sistema educativo, se requiere, se necesita,  por una parte, hablar correctamente el español, pero también se debe hablar correctamente la lengua indígena, teniendo como referente otra lengua, y la verdad, es que ninguna de las dos lenguas dominaba. Creo que hasta la fecha no domino ninguna, pero hago un esfuerzo. Y bueno, ese fue el primer detalle, pero, lo segundo era de que desde antes me gustaba escribir, por ello he aprovechado leer,  seguir leyendo para ir mejorando mi escritura.
De esa forma modesta, humilde, recuerda aquellas aportaciones recibidas, la influencia motivacional y tal vez de estilo, de autores leídos, coadyuvantes en su labor literaria y su inicio con los medios periodísticos, sin imaginar –se cree- las penurias venideras para la difusión.
—Me gustó. Me gustó mucho y empecé a escribir algunos poemas. Esos poemas, si es que se les puede llamar poemas, creo que se perdieron por algún rincón y también en algunas revistas. Primero, según yo, escribía canciones. Me gustaba mucho la “T” de Monterrey, y a esa estación de radio; además porque era la única que se escuchaba en mi “Magestic”, ahí mandaba mis cartitas para dedicar canciones. También se leían algunos poemas y bueno, era muy bonito  aquel entonces, época en que vivía el romanticismo.
Todas esas situaciones, esas vivencias fueron fortaleciendo una manera cruda de ver las cosas. Siendo Jefe de Sector en Chicontepec, 1979-1990, y leyendo algunas obras sobre las identidades indias o  indígenas y mirando a mis hermanos de etnia en su forma de vivir, de sus carencias, del abandono, del atraso, la marginación, del uso político de que éramos objeto, toda esa situación en que viven hasta la fecha y la castellanización; no era otra cosa más que una política de incorporación del indígena hacia una sociedad homogenizadora y de consumo, sin respetar la riqueza cultural y diversa de los pueblos aborígenes. Al tener conciencia de estas sociedades totalmente diferentes, mi romanticismo me llevó a conformar un grupo de compañeros con iguales ideas para trabajar con las comunidades sobre diversos temas de “etnodesarrollo”. Un grupo de técnicos y yo nos fuimos, comunidad por comunidad, exhibiendo películas donde se exhibía  y después comentábamos del deterioro de la ecología por la tala inmoderada de árboles, del consumo de herbicidas, del consumo de cosas que dañaban a la comunidad, además hablábamos de la educación, de las horas trabajo que cada maestro debe tener en las aulas, que era lo que contemplaban los programas educativos,  cual era la función de la sociedad de padres de familia. Se trabajó sobre el rescate de la música, de la danza, se escribieron las lenguas originarias de la región en una diversidad de géneros como la poesía, el cuento, adivinanzas. Por el uso indiscriminado de herbicidas y plaguicidas se dieron pláticas para evitarlas y practica una entnobotánica, rescatando la  horticultura tradicional, entre ellas el tomate o siltomatl, las diversas variedades de camote, el quelite, los hongos,  el chile, el chiltepín en todas sus variedades, y los árboles maderables. También se implantaron concursos académicos para los niños de todas las primarias indígenas, deportes en la modalidad de basquet-bol, voli-bol, atletismo, declamación, danza, rondas infantiles, Etc.  Era realmente una educación integral que estaba rindiendo sus frutos. De igual manera se estaba evitando la Coca tomando aualokaj (agua de limón endulzado con piloncillo).
El poeta, se traslada mentalmente al recordar, brotando y compartiendo, más y más recuerdos:
Este desarrollo comunitario les gustó a las comunidades y a la mayoría de maestros que les gustaba trabajar. Pero hubo un grupo de maestros que nos criticó mucho y nos decían que si nosotros íbamos a regresar al taparrabismo, cómo era posible que fuésemos  a regresar al taparrabo de esos  tiempos antiguos, que si íbamos a construir pirámides, que si íbamos a defendernos con arco y flechas. Este grupo de compañeros liderados por el compadre del cacique de la Sección 32 de SNTE (1990), y apoyado por éste mismo a través de Walter Palmeros Barradas, me persiguieron, me cercaron como verdaderos cancerberos. Este grupo me creó un problema bastante serio,   acusándome de todo lo que se les ocurrió para desbaratar el proyecto educativo destinado a las comunidades indígenas de la región de Chicontepec. Afortunadamente en la investigación, no se me comprobó aquello de que me acusaban, pero si, el sindicato cuando quiere fregar a alguien, es juez y parte y desde luego este mismo, apoyó al grupo que traía y llevaba desinformación. Yo tuve la necesidad de pedir la intervención del Gobierno del Estado para deslindar toda responsabilidad, porque me di cuenta de la parcialidad del sindicato y de la manipulación de personajes directivos de la Secretaría de Educación. Si, pedí que la investigación fuera tripartita. ¿Por qué hice esto?, porque la Secretaría de Educación estuvo en manos del cacique. Y aquello que está en manos de cacique, todo lo corrompe, todo lo fastidia. Afortunadamente no me comprobaron nada y me restituyeron lugar donde estaba como jefe de sector. De todo esto, hay un pasaje increíble sucedido en el mes de mayo de 1990. A mi esposa, unos compañeros que trabajaban conmigo y a mi, nos secuestraron por una 24 horas, manteniéndonos  encerrados en mi propia oficina, entre ellos Mario Cruz Josefa, que en paz descanse, y muchos otros de su grupo. Esa noche del secuestro, cerca de la media noche hicieron una misa negra digo yo, porque después me enteré que la habían hecho unos brujos de la región y otros de Catemaco. Prendieron velas, mataron animales y nos llenaron de humo de copal hasta tratar de ahogarnos con los olores que entraban por las ventanas.  Superstición o no, somos de una cultura milenaria y tenemos nuestras propias creencias y sucedió eso que me postró. El 29 de junio de ese mismo año, en un autobús de los de Barra Álamo, íbamos a una clausura y en una curva el autobús se volcó y ahí falleció mi esposa y otros dos compañeros que habían estado conmigo en la lucha. Dicen que mis contrarios bailaron de gusto, pero que comentaron que no querían a la señora sino a mí. Así fue el rencor que desperté por querer hacer las cosas de otra forma. Hoy todo está tranquilo. Las regiones atomizadas para mejor control.
Todas esas vicisitudes vinieron a destruir  todo lo que había pensado y planeado hacer para bien de los pueblos indígenas a la cual yo pertenezco. Las ganas que tenía de trabajar en las zonas indígenas llevando la educación según mis conocimientos se fueron acabando. Los deseos se deterioraron totalmente por la pérdida de mi compañera que he amado siempre, y regresar a trabajar, ya no fue lo mismo, nunca fue lo mismo. Así transcurrieron los días y los meses, y por otros problemas de tipo familiar, en 1992, me vine a Xalapa, porque me habían prometido que me iban a dar un lugar aquí en la Secretaría. Me vine sin mucha esperanza, incrédulo de todas las promesas que me habían hecho para que dejara las cosas como mis opositores querían en detrimento de la educación. Me prometieron muchas cosas, como siempre, en las políticas siempre prometen, pero nunca cumplen, pero bueno, al menos llegué al Departamento de Educación Indígena en aquel entonces. Me dieron una mesa para que invernara, supongo; allí me congelé. En ese lugar estuve rememorando toda mi vida, los hechos acaecidos, y ya después de no querer pensar lo mismo y de no tener otra cosa que hacer, me puse a escribir, ese fue el principio de la escritura,  a finales de1992.
Sobrepuesto y con nuevos bríos, Juan Hernández, prosigue:
Empecé escribiendo  en español  Eternidad de las hojas, que se publicó muy después. Yo tenía necesidad de salir de ese ambiente, de encierro físico al que estaba sometido, como si fuera una cárcel, un castigo, minimizado, reducido a un don nadie, y precisamente por eso empecé a escribir. Pero además, estaba yo en el Departamento de Educación Indígena, donde supuestamente los que estábamos asignados ahí teníamos que trabajar para la educación indígena y yo no estaba haciendo nada. Empecé a escribir, a escribir en mi lengua aborigen, y escribí Auatl iuan sitlalimej – Encinos y estrellas. Por cierto se publicó esa obra en un tiraje de 500 ejemplares, por el Gobierno del Estado, con el apoyo de la Antrop. Alicia Cerecedo. De la publicación del libro no queda ni uno solo, todos  los regalé. Seguí escribiendo, y mi idea era salir del anonimato, quería demostrar que no estaba derrotado y arrinconado como querían mis contrarios. Era sumamente difícil, porque en la Secretaría de Educación,  hay mucho talento, muchísimo talento, pero no es aprovechado como debe ser.  
Yo viví una rutina terrible, una rutina mortal, esa rutina traté de matarla escribiendo. Busqué el apoyo en CONACULTA, y en esa dependencia encontré respuestas. Solicité una beca de las que otorga y afortunadamente obtuve esa beca y con ese apoyo escribí Totomej intlajtol-La lengua de los pájaros, este libro tiene doble fortuna, es publicado por el Gobierno del Estado de Veracruz, y después es publicado por la SEP, para Rincones de lectura en un tiraje de 31300 ejemplares. Ahora es un libro de poemas que está en la biblioteca de los libros de lectura de secundarias, creo que en todas las secundarias está.
Con modestia pero orgulloso de sobreponerse a los avatares de la vida, expresa:
Como dije, yo quería salir del anonimato, por ello estaba participando para el premio Netzahualcoyotl de literaturas indígenas.  Totomej intlajtol-La lengua de los pájaros, fue el primer volumen de poesía que envié para concursar, pero no obtuvo el premio, pero me dijeron que había ocupado un buen lugar en esta convocatoria, y seguí persistiendo, tenía grandes deseos, quería ganarme el premio Netzahualcoyotl, el premio más grande y jugoso de las letras indígenas. Yo sentía la necesidad de ganar, porque de esta forma iba yo a salir de ese lugar sin nombre, de ese lugar donde me habían colocado mis detractores. Esto, tal vez es un poco jactancioso, pero la verdad, ese fue mi impulso, talvez  sea sólo una idea, pero me sentía  sumamente perseguido, sumamente golpeado. Por mi trabajo, por  mi vida,  yo quería decirle al mundo de que las cosas no eran así como se habían dicho.
Solicité otra beca soportado con un buen proyecto y me la volvieron a dar. Creo que mis proyectos eran  buenos, por eso es que me dieron otra vez la beca. Eso creo. Con ese apoyo escribí Chikome xochitl-Siete flor. Siete flor por su traducción literal. Sabemos que para escribir una obra hay que apegarse a normas de escritura, según cada género, pero escribir en lengua indígena, es un tanto mas difícil, porque aún no se consolida la gramática del náhuatl en mi caso. Por otro lado no tuve escuela de náhuatl, he ido aprendiendo a través de la práctica de la escritura. Pienso hasta la fecha que no son las mismas normas de escritura del español junto a alguna lengua indígena. Los ritmos los silencios, no son los mismos. Hasta la fecha tengo esa idea, tal vez sea una idea falsa, pero… No escribí con métrica, no escribí con rima. Tenía  que rimar tanto en lengua indígena como en lengua castellana, esto es sumamente difícil. Se escribe en lengua indígena, pero se escribe también en castellano. Se traduce, pero palabras y significados son duros de alcanzar. Y bien, empecé a escribir Siete flor, pero no tenía  idea clara de lo que estaba escribiendo porque mi idea primera, era escribir Chikomexochitl-Siete flor, pensando en la Deidad Maíz, porque el maíz es nuestra deidad, compuesta por siete elementos que nos sirven de sustento para la vida.  Igualmente, el desarrollo total del maíz, tiene siete  momentos para su crecimiento total. Primero es Xinachtli o sea la semilla, después es la siembra, después es el brote de la planta, el crecimiento de la planta; la espiga, el jilote,  la cosecha. Son siete momentos que tiene el maíz. Yo pensaba escribir esos siete momentos de manera poética. Pero,  el tiempo me estaba comiendo y mejor dejé esa escritura de los siete momentos del crecimiento del maíz y retomé otra cuestión. Pensé mejor que me era más fácil escribir sobre siete flores de origen mexicano que se han dado a conocer en el mundo, que han conquistado al mundo. Pero. Escribir pensando en la filosofía Azteca, que la vida de alguna de forma es efímera pero a la vez hermosa. Que la vida se debe ver de manera circular. La vida no es lineal como se ve ahorita. Tiene un nacimiento, un crecimiento, una muerte y su retorno al polvo. Es enero, marzo, abril mayo, junio, julio, agosto… y diciembre, ya se terminó el año. Es lineal el tiempo. Ahorita son las nueve de la mañana, al rato son las diez, once, doce, y es totalmente lineal. Acá no, acá la visión de vida es circular: nace, crece, se reproduce y muere y otra vez volver a buscar el nacimiento, por eso el maíz tiene siete momentos, desde que es semilla, después, se deposita en el seno de la tierra, nace, crece, florece y otra vez vuelve a nancer como semilla. De este libro de poemas Siete flor, pensé que primer plano pondría una flor, la flor de la vida, ésta flor es la espiga de maíz o Miauaxochitl. ¿Porqué la espiga de maíz? Porque la espiga de maíz nos trae alegría, nos trae la vida a través del grano que nos sirve de alimento. La semilla  con la que vivimos. Se dice que la semilla es nuestra sangre, es nuestro cuerpo, nuestra existencia, nuestra vida total. Para mí ese fue el primer poema, el principio, y de ahí escribí el otro poema,  tlatokxochitl, Flor de siembra que es la flor que sirve como ofrenda para adorar a la deidad Maíz. Después tlilxochitl o flor de vainilla.  kamojxochiltl o dalia, la flor representativa de la mexicanidad. Flor de México por excelencia. Toloaxochitl, la flor de toloache, flor escondida, flor obscura, una flor que sirve para el amor, pero nadie habla abiertamente de ella, pero muchos la conocen, nadie la nombra seguido, pero muchos la utilizan para retener el amor. Después escribí la flor de Nochebuena. Es una flor mexicana que ya es de todo el mundo, pero es de origen mexicano. Su nombre en náhuatl,  kuetlaxochitl. Para terminar con las siete flores, escribí, Flor de Muerto, la flor amarilla, la flor que nos ilumina el camino hacia la muerte. Sempoalxochitl. ¿Y por qué escribí siete flores? Porque en la visión antigua, los puntos cardinales son siete; norte, sur, este y oeste, pero hay un quinto punto cardinal que es el lugar en donde estamos sentados o parados, pero hay otros puntos. Uno es el que está allá arriba, el cielo y el otro es el que está en el inframundo, allá abajo, sumando son siete. Escogí siete como un número simbólico, mágico. Los mexicanos somos adoradores, tanto de la muerte como adoradores de la flor y también de los números. Nos gustan tanto las flores, los colores de las flores, la variedad de las flores, como de la hermosura de las mujeres. Somos adoradores de esas bellezas. Por eso escogí siete flores, para mí,  simbólicas, todas de alguna manera sagradas. Siete flores. Escribí siete flores, por cada flor escribí siete poemas, por cada poema escribí siete versos. Son siete flores, siete poemas, siete versos y esto es  Chikomexochitl. Y con este libro de poemas obtuve en 2006, el Premio Netzahualcoyotl. Tal vez está muy bien estructurado. Tiene muchísimas imágenes, no se, pero a mi me gusta mucho. Tiene ritmo y una construcción arquitectónica que le da vida diría yo. Se maneja un número, un número sagrado que es el siete.
Después escribí Tlatlatok tetl, Piedra Incendiada. Con este poemario obtuve el Premio continental “Canto de América” de lenguas indígenas. Premio internacional. A título personal, yo no lo creía, pero estos premios me han traído bastantes, bastantes satisfacciones. Andaba yo totalmente quebrado por todos lados y  esto me vino a ayudar bastante, bastante para sacar a mis hijos adelante. Con esto los ayudé para que terminaran sus carreras. Actualmente tengo escritos con el apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte; porque ahora soy miembro de SNCA. He escrito Tlalxiktli-Ombligo de la tierra, un libro de poemas erótico-amoroso, que está inédito. He escrito un libro de cuentos, mitos y leyendas de mi tierra de origen, todo en náhuatl con su traducción al español. También está inédito y se llama la Ciudad de piedra Tealtepetl. Tengo un libro de poemas infantiles, tengo otro de Haikus, y Viaje al corazón del polvo,  escritos en español.
Casi para concluir, no por falta de tiempo sino por la infinidad de ideas que le surgen al poeta, comparte inquietudes:
Hace un poco más de tres años me jubilé como maestro de Educación Indígena, por eso hoy tengo más tiempo para escribir. Esto es a grandes mi historia.
Promover la escritura indígena es sumamente importante por su inminente desaparición de las lenguas por la falta de atención política y educativa. Promoverla a través de los medios de difusión, como ustedes lo hacen con el periódico tlanestli, que a mí me parece un periódico muy bueno por sus características y creo que es una buena manera de fomentar tanto la escritura como la lectura de todas las lenguas en el estado de Veracruz. Las editoriales del gobierno y de la U V, también deben tener ingerencia en la difusión de las lenguas a través de publicaciones, dándole valor e importancia a la diversidad de culturas en el estado. El estado de Veracruz tiene más de doce lenguas registradas, sin embargo estas lenguas siguen estando escondidas, invisibles para la mayor parte del público.
El poeta concluye:
Se le tiene que dar atención a la escritura de las lenguas indígenas. Por ejemplo, si se publica un libro de lenguas indígenas, el tiraje es totalmente pequeño; 500 ejemplares ¿a cuántas gente podría llegar? Por otra parte, tenemos una Universidad que su prestigio lo vive a través de las literaturas clásicas. Reconocemos que ha publicado muchísima obra, claro, ha publicado obras de autores de alto reconocimiento, pero, ¿y para las lenguas indígenas dónde está la universalidad de la universidad? Yo no sé. Creo que universidad habla del universo y el universo no nada más es el castellano. El universo literario también es el de las lenguas indígenas y hasta ahora, yo no veo que la universidad haya publicado alguna obra en lengua indígena actual, una lengua viva. Apenas acaba de publicar Chopancuicatl, lengua nahuatl, pero es un náhuatl clásico, dirigido sólo para especialistas. Por ahora, se necesita una literatura  para el pueblo.
Antes de despedirnos, le agradecemos al Poeta Náhuatl, compartir para Usted lector de Tlanestli, parte de sus vivencias, aquello que dio origen a su obra: vicisitudes inherentes a su creatividad literaria.

El Perfume, pasión y seducción

Por  Olga Fernández Alejandre*

La palabra perfume; trae en su mismo nombre
el olor de un efluvio y la magia de un aroma
reminiscencias evocadoras de fragancias
de un misterio muchas veces olvidado
en la rima voluptuosa que estremece
encadenada a la esencia viva del ayer perdido
(Olga Fernández Alejandre)
      Las maderas olorosas y las resinas fueron utilizadas por el hombre desde que camina sobre la tierra. Las incineraban para agradar a los dioses y rendirles culto. El humo que subía fue llamado (per fumun) de donde deriva la palabra perfume.
      El perfume es un líquido volátil de composición muy compleja y muy apreciado por su fragancia; que llega a los sentidos, dejando una agradable sensación.
      Los perfumes se preparan en una inmensa variedad de olores tanto florales, como cítricos, maderas, pieles y también en la actualidad inventada por los químicos; llamados sintéticos. La gran mayoría tiene esencias florales.
      La fragancia de las flores se debe a su metabolismo que se encuentra en sus pétalos llamado aceite esencial y está, en mínima porción. Estos aromas son en estado libre en la rosa y la lavanda, en forma de glucósidos  (pequeñas partes dulces) en el jazmín y el nardo, en algunos cítricos como: Naranja, limón y mandarina. Se encuentra este aceite esencial además de las flores, en los tallos, hojas y hasta raíces.
      El aceite es sumamente volátil y a mayor concentración en las flores o las maderas tienen mayor olor. Tampoco podemos descartar incluso las especias que también se usan en perfumería.
      La industria del perfume descubrió desde hace mucho, para que la fragancia se quedara más tiempo adherida a la piel de quien se lo pone, necesitaba un fijador animal para que el aroma fuera más perdurable, seductor y delicado. Así, descubrió que el almizcle, el civeto, el ámbar gris y el castóreo, son sustancias grasosas de olor sumamente desagradable. En el proceso químico hasta la botella pierden el olor y mientras más fijador lleve el perfume, es más fino y caro.
      El almizcle se saca de una secreción acumulada en una bolsa, entre los órganos sexuales y el ombligo del cabrito almizclero. El civeto de un animal llamado civeta o gato de algalia. El ámbar gris de unas sustancias grasosas de los intestinos del cachalote. El castóreo de las glándulas sebáceas del castor, se encuentran entre la piel y el pelo del animal.
      Después de un proceso para depurar estos fijadores animales y quitarles los olores fétidos, estos llegan a tener un color casi ambarino y quedan prácticamente inodoros.
      Con el tiempo no solo trató de complacer a los dioses, sino también trató de tapar su olor físico por todos los medios posibles e inventó; pócimas, ungüentos y fragancias.
      No fue sino hasta los egipcios cuando los perfumes se usaron para uso corporal, no como se utilizan en la actualidad, pero sí en forma de cosméticos o para curar heridas.
      Como se desconocía la destilación del alcohol, se usaron con grasas animales y vegetales, para que se pudieran impregnar de dichos olores. Estos se envasaron en redomas y vasijas; conforme los egipcios se hicieron más sofisticados, fueron conservados en vasos de alabastro (en la actualidad son muy valiosos) o en ánforas de cerámica o barro.
      Al principio estas fragancias se usaron con fines religiosos y para embalsamar a las momias de los faraones. Al abrir la tumba de Tutankhamon se encontraron unos recipientes, después de 3000 mil años aun conservaban su fragancia. Con el tiempo dejaron de ser de uso exclusivo de los dioses y pasaron a las personas.
      Los hebreos usaban los perfumes solo en ritos religiosos y funerarios. Esto lo señala la Biblia, libro de los Proverbios. Las aromas más comunes eran: La canela, sándalo, alcanfor, clavo y nuez moscada.
      El pasaje bíblico cuando a Jesús se le unge los pies con aceites aromáticos y perfumes, tuvo fuertes críticas: Para Judas era un verdadero derroche de dinero, y lo que habría podido hacer con él. Para los asistentes a esa casa, unos dudan de Jesús y otros critican al dueño de la casa pues siendo fariseo, conocía perfectamente las leyes hebreas con respecto al perfume.
      Grecia retomó la costumbre de perfumarse de los egipcios y estos desarrollaron  los perfumes no solamente para aromatizar el cuerpo, sino también las estancias.
      Homero en uno de sus relatos dejó asentado que la diosa Venus, cuidaba del cadáver de Héctor derramando perfumes.
      De los griegos pasa la costumbre a los romanos, haciendo del perfume una práctica sibarita, sobre todo en los ya famosos baños en donde los utilizaban diluidos con leche y miel. Los romanos llevaron hasta la exageración al poner perfume a todo, pues las célebres águilas romanas eran perfumadas en un ritual antes de cada batalla y si vencían también las perfumaban.
      Pero el que batió todos los excesos fue el emperador Nerón, en las exequias de su esposa Popea a la que asesinó brutalmente. Hipócritamente y llorando a lágrima viva, mandó quemar en su honor tal cantidad de incienso y perfume que se dijo que era más de lo que se producía en Arabia durante un año.
      Con el transcurso del tiempo el arte de la perfumería sufrió muchos cambios y transformaciones hasta llegar a la producción industrial, que en la actualidad deja millones de dólares o de euros, convirtiéndose en un aditamento de lujo y seducción.
      Uno de los descubrimientos claves para la perfumería fue el descubrimiento árabe del alcohol en el siglo VIII. Así, aceites y resinas al diluirse expanden en toda su plenitud el aroma, dando origen con el tiempo a perfumes mucho más finos.
      Para los pueblos árabes la rosa fue utilizada como base para muchas de sus aromas. Tanto, que es considerada como emblema de la pureza y sabiduría de Alá.
      Se cree que un alquimista llamado Avicena en el siglo V fue el descubridor de la destilación y quien introdujo en el mundo musulmán el agua de rosas. Utilizada para perfumar casas, mezquitas y personas. Otro de los aromas son el ámbar y el almizcle, que aún en nuestros días sigue siendo base para los llamados perfumes con notas orientales.
      Cuando los árabes llegaron a España la historia del perfume recorrió un nuevo camino. Sevilla y Granada se convirtieron en centros perfumistas iguales a los de Bagdad y Damasco. Además introdujeron el alambique y un nuevo aroma; el jazmín.
Cuando los árabes fueron expulsados de España, solo se salvaron los perfumistas, pues como era muy grande el comercio de estos productos, se hubieran ido con ellos las fórmulas y secretos de fabricar fragancias.
      De aquí se introdujo a Francia, un país que sí, supo capitalizar e industrializar las diferentes aromas, y fue hasta 1700 que el perfume tomó auge en Europa, debido a que no se bañaban y podían disimular los olores del cuerpo y la absoluta falta de higiene.
      De todas las fragancias de la actualidad la más antigua es el agua de colonia, y su olor es más suave y delicado que un perfume, data de 1796. Fue utilizada por hombres y mujeres siendo la primera fragancia unisex, usándola tanto Napoleón como Josefina.
      El novelista Alejandro Dumas (hijo) aseguraba: “Por esa época todo el mundo se bañaba en perfume, excepto los eruditos para distinguirse por su mal olor, aunque algunos se rindieron ante la tentación de usarlos”.
      Para finales del siglo XIX la industria francesa de la perfumería acapara en sus fábricas más de veinte mil personas, las divisas por este concepto eran la tercera parte de sus exportaciones. Lo cierto fue que los franceses vinieron a revolucionar la industria del perfume. Aparte de la fragancia, los grandes vidrieros crearon verdaderas obras de arte y se presentaron las botellas en (baccarat, lalique y cristal cortado). Los talentosos grafistas decoraron los envases de cristal.
      Una de las uniones más productivas francesas se debió al binomio entre el perfumista Francois Coty y el vidriero René Lalique, que a principios del siglo XX fueron un verdadero Boom. El vidriero pronto tuvo pedidos de otros perfumistas como: Orsay, Guerlain, Piver, Roger y Gallet etcétera. Varios vidrieros siguieron su ejemplo. El vidriero Baccarat hizo creaciones para Guerlain. En fragancias como: Mitsouko, Shalimar, Coque d’or. Cinco generaciones con el apellido Guerlain han conservado su seña personal que se ha mantenido en la familia a través de los años y hace que sus perfumes se identifiquen con el sello olfativo de la casa llamado “Guerlinade”. Las fórmulas se guardan bajo siete llaves en el libro negro de sus creaciones.
      Jean Paul Guerlain afirmaba. “El perfume es la forma más intensa del recuerdo”.
      Lalique hizo para Carón el insuperable Narcisse Noir. Y las vidrieras Brosse, al fabricar en los años veinte, el envase que albergaría la mítica fragancia No. 5 de Chanel. Produciendo un frasco con una presentación soberbia, sobria y elegante. Convirtiéndose en un icono de la perfumería.
      El primero que usó además de fragancias florales fue Coty que asoció aromas naturales hechas artificialmente. Pero su gran creación fue Chipre que se convertiría en una familia de fragancias en 1905, y lo hizo con el musgo de encino, láudano, patchoulit y bergamota.
      Varios perfumeros comenzaron a experimentar nuevas fragancias y a incorporar olores de América, usando la vainilla y chocolate; dulces y exquisitos.
      Para 1911 una nueva categoría de perfumes revolucionaría la industria perfumera esto lo idearon los modistos, para realzar sus creaciones.
      Poiret que a principios de siglo era ya famoso, pues desechó el molesto corsé del vestuario femenino y fue el primero en tener la idea de hacer un perfume de acuerdo con sus diseños. Les puso por nombre “Les parfums de Rosine” en honor a su hija. Pero si él asoció la idea de la alta costura con las fragancias, lo de Gabrielle Chanel, fue asombroso, e hizo una fragancia que llevara su apellido, esto fue un golpe comercial y maestro, pues el No. 5 de Chanel acaso, esta legendaria fragancia sea la más vendida en el mundo, y por siempre se asociará a la increíble mujer que revolucionó el vestido femenino e hizo del perfume una creación.
      Hay una anécdota de la actriz norteamericana Marilyn Monroe. Un reportero le preguntó: Miss Monroe, ¿qué usa usted para dormir?, ella contestó la célebre frase que dio la vuelta al mundo, “cinco gotas de Chanel”.
      Los aromas florales van evolucionando con fragancias de Worth como Je reviens, de Carón con Fleurs de Rocaille. Después de la segunda guerra mundial, vino una nueva  evolución con Femme de Rochas; en 1944, también Miss Dior del modisto Dior, L’ Air du Temps de Nina Ricci etcétera. Para los años cincuenta la perfumería francesa estaba en la cima de la perfumería. Balmain, Patou, Lavin, Poiret, Givenchy, Lacoste etcétera. Estaban avocados a la producción de fragancias.
      Después vendría una nueva revolución con Edmond Roudnitska con el empleo de un fijador como la hedionda en perfumes para caballeros, haciendo una verdadera creación masculina con “Eua Sauvage”, así, logran alcanzar la cúspide los perfumes para hombres.
      Sin embargo esto no se hubiera logrado sin la extraordinaria participación de los narices (olfatos). Estos perfumistas comienzan sus creaciones cual si fuera una sinfonía.
      Al igual que un acorde musical, un acorde de fragancias consiste en una mezcla de esencias de modo que se vaya fundiendo cada una de sus personalidades en un todo armonioso. En cada acorde de olor hay una nota que domina, aquí los narices tienen que tener el olfato sensible y exquisito para saber cuando las demás notas fragantes armonizan. Son tan increíbles estos perfumeros y desarrollan tantos acordes que estos pueden ser infinitos, ya que  hacen fragancias únicas.
      De todas partes del planeta llegan al laboratorio del nariz decenas de esencias. Es un artista que consigue contratos millonarios y exclusivos. Las fórmulas son secretas.
      Grasse es un pequeño pueblo al sur de Francia a 12 kilómetros de Cannes, donde está la capital mundial del perfume. Es ahí donde se cotizan las fragancias en muchos millones de euros; en el se apuesta al más mundano y frívolo juego de poder… ¡la seducción! Y se destilan las mejores fórmulas guardadas celosamente.
      Además en Grasse se encuentra un museo único en el mundo, el del perfume, tiene envases desde el siglo XV hasta los más revolucionados de diseñadores contemporáneos. Se puede también ver la creatividad en las etiquetas que han diseñado los grafistas a través del tiempo y al mismo tiempo se puede uno dar una orgía y un verdadero festín de olores.
      Hay otros países como Estados Unidos con perfumistas como: Carolina Herrera, Oscar de la Renta, Victoria’s Secreet y dos de las grandes firmas que revolucionaron la industria del perfume por medio de catálogos para que llegaran a las masas. Son emblemáticas y tal vez las más representativas sean: Avon y Fuller. Costando millones de dólares. En España una de las conocidas sean Maja e Intermezzo. En Italia destaca indudablemente Dolce & Gabbana, con una fragancia netamente masculina, Dolce & Gabbana Pour Homme, alcanzando en 1994 el premio a la mejor fragancia masculina.
      Un perfume puede tener desde una docena hasta un centenar de esencias ya sean animales o vegetales. Aquí pasa lo mismo que con el vino. Una mala cosecha de flores es fatal para la industria perfumera.
      En Francia se ha hecho una pasión y cultura de los olores, que se paga muy cara. Siendo el país perfumero por excelencia, un litro de perfume puro en el mercado bursátil puede superar los 20,000 euros y para que suceda, hace falta contar con una tonelada de flor y una hectárea de terreno, de ahí, que a menos concentración de esencia cuesta menos euros.
      Actualmente el marketing olfativo de los aromas se basan en la publicidad y buscan atraer nuevos clientes por medio de la seducción olfativa, incluso se hacen fragancias personalizadas. Los grandes consorcios no solo se limitan a fabricar esencias para perfumes sino que en la actualidad, se ponen olores como el del pan recién orneado, aromas que recuerdan la campiña, se hacen ambientadores para estancias, coches, estaciones de autobuses, baños, aeropuertos, fragancias a jabones, cremas y hasta embutidos etcétera. Las fragancias son infinitas y producen millones de dólares al año.
      Sin embargo el perfume no solo es vanidad también es medicina llamada aromaterapia, es una arma de la medicina alternativa. Desde hace siglos se sabe que las plantas tienen poderes curativos.
      Asimismo el perfume es poesía y literatura: Patrick Süskind escribió allá por los años ochenta una novela que posteriormente fue llevada al cine con el mismo título “El Perfume”, (historia de un asesino). Esta novela te hace entrar en un mundo surrealista, cayendo en el género fantástico y de ciencia ficción, sobre todo al final. En ella, describe al detalle un taller de perfumería y a un joven, que anhela hacer la fragancia perfecta, pero al mismo tiempo es capaz de reconocer miles de olores, mientras el no tiene olor. Se da cuenta que el olor que exhala una joven virginal es maravilloso y trata de atraparlo en una esencia. Es tal su obsesión, que comienza a asesinar a jóvenes vírgenes y a quitarles la grasa.
      Por eso podemos decir que la esencia de un perfume transita hacia la sensualidad, la pasión y seducción que da personalidad a quien lo porta.
titama43@hotmail.com
                                                                                                                                               *colaboradora