lunes, 12 de diciembre de 2011

Versión impresa

Editorial ¡Feliz año 2012!

A unos días de concluir el año surgen obligadamente dos ideas: el recuento de logros del periodo por concluir y, los propósitos para el candente año 2012. Tlanestli ha logrado llegar al ejemplar 16, gracias a la participación y colaboración de diversas personas en la producción del trabajo editorial. Debido al esfuerzo requerido para alcanzar tal logro y por la amistad que subyace con colaboradores de Tlanestli, reconocemos, felicitamos afectuosa y sinceramente a: Silvio Humberto Bibiano Ventura, Rodolfo Calderón Vivar, Benito Carmona Grajales, Talina Cuervo González, Yuriria Cuervo González, Romeo Cuervo Téllez, Othli L. Enríquez González, Lisardo Enriqez Luna, Olga Fernández Rodríguez, Marco Antonio Figueroa Quinto, Manuel Gámez Fernández, Daniel Mario Gómez Alvarado, Dante Octavio Hernández Guzmán, Juan Hernández Ramírez, Raúl Hernández Viveros, Abelardo Iparrea Salaia, Rafael Mario Islas Ojeda, Jesús Jiméez Castillo, Alberto Rafael León Ramos, Ariel López Álvarez, Ángel Rafael Martínez Alarcón, Héctor Martínez Domínguez, Luis Gerardo Martínez García, Juan Martínez María, Ana Lidia Martínez Martínez, Adriana Menassé, Daniel Méndez Vivanco, Pablo Alfonso Mora Morales, Gilberto Nieto Aguilar, Gilberto Nieto López, Samuel Nepomuceno Limón, Ricardo Ortega Santana, Javier Ortiz Aguilar, Marcelo Ramírez Ramírez, Miguel Roldán, Raúl Romero Ramírez, Aurora Ruiz Vásquez, Fernándo Sánchez Fernández, Wilfrido Sánchez Márquez, Alicia Soto Palomino, Manuel Zamora Casal, Elizabeth Vergara Zúñiga a Alfredo Villa Báez, y muy especialmente al responsable del diseño e imagen editorial: Juan Gutierrez Guzmán. A los lectores de Tlanestli, en su versión impresa y virtual, nuestro agradecimiento por el interés implícito y explícito expresado, al recibir mes a mes los ejemplares y/o al consultar el blog, convirtiéndose así en la razón de ser de ésta publicación. El propósito fundamental para el próximo 2012, es en consecuencia: satisfacer las expectativas de ustedes amables lectores, comprometiéndo a cada uno de los que hacemos posible la continuidad de este prtoyecto educativo cultural, a realizar el mejor de nuestro esfuerzo y contribuir, modestamente, a la promoción de la lectura y a la difusión de cultura, educación, literatura e historia. Cerramos esta edición y concluimos el año 2011, con los deseos más sinceros de que en el venidero reine la paz, el amor, la solidaridad; que en él se cristalicen, proyectos ilusiones y aquellos sanos ideales que redunde en una sociedad más equitativa y más humana. ¡Feliz año 2012!

Comentarios a las opiniones del sr. Manuel Rojo acerca de la Filosofía.

Joel Hurtado Ramón I. Lo primero que se aprende en la escuela la primera vez que se reciben unas clases de Historia de la Filosofía es que Platón distinguía entre ideas y opiniones, entre doxa y episteme, así como entre apariencia y realidad. El señor Rojo aporta humildemente sus opiniones, solicitando el parecer de otros al respecto, y sin embargo, en lo que sigue, procuraré responderle no ya tanto con mis opiniones, sino también con algunas ideas, no adoctrinando a nadie, sino realizando un diagnóstico de un problema, una cartografía, un mapa imperfecto que podrá servir de orientación a quien no conozca directamente y mejor que la topografía presente los caminos que ésta traza; aun a sabiendas de que ningún mapa más que el que propiamente se trace tras familiarizarse con tal arte podrá ser de utilidad. Es un problema muy difícil y complejo el responder a la pregunta ¿qué es la filosofía? Proporcionar una respuesta teórica resulta una tarea titánica porque se trata de un asunto que se lleva discutiendo durante alrededor de dos mil quinientos años y no voy a abordarlo sino, colateralmente, en la presente ocasión. Porque si nos fijamos en su dimensión y delimitación ya no teorética sino pragmática, eso nos puede arrojar bastante luz. Al abordar el problema desde la pregunta ¿qué es filosofar?, y no ¿qué es la filosofía?, encontramos algo más que dificultades insoslayables. Esta pregunta colateral nos lleva, inmediatamente, a contestar que filosofar es aquello que hacen los filósofos, que filosofar es hacer filosofía y que filósofo es quien hace filosofía. Dimensión práctica tratada someramente por Wittgenstein y relacionada, como veremos, con la producción de conceptos o ideas: "Die Philosophie ist Keine Lehre, sondern eine Tätigkeit" (Tractatus Logico-Philosophicus 4.112). Si hacer filosofía es lo que, indudablemente, han hecho gentes como, por ejemplo: Platón[i][i], Aristóteles[ii][ii], Tomás de Aquino[iii][iii], Spinoza[iv][iv], Kant[v][v], Hegel[vi][vi], Husserl[vii][vii], Sartre[viii][viii], Wittgenstein[ix][ix] o Heidegger[x][x], por poner unos nombres de los que nadie discutiría el calificativo de "Filósofos", entonces quienes queramos "hacer filosofía", aun sin responder a la pregunta "¿qué es la filosofía?", lo que tendremos que hacer es tomar como modelos a los grandes filósofos y encaminarnos hasta llegar a hacer lo que ellos han hecho, hasta llegar a la filosofía pura y al manejo de conceptos al más alto grado de abstracción, que es el núcleo de lo que han hecho y sobre lo que gira el resto de su producción literaria. De ahí que la familiaridad con al menos un filósofo, el convertirse en especialista del mismo y, al tiempo, el hacerse su amigo tomándolo por maestro socrático, pueda ayudar a comprender cómo se hace la filosofía. Esto es, a partir de un modelo preclaro, junto a otros requisitos, podría llevarnos esa mímesis y ese empeño, con el tiempo, la disciplina y el esfuerzo, a convertirnos en filósofos nosotros mismos. A causa de que la frontera entre la filosofía y la literatura sea a veces confusa, (pues existe la literatura filosófica: Voltaire, Séneca, Sartre en sus obras literarias, Rousseau, etc, lo que Unamuno llamaba nivolas para distinguirlo de las novelas); y de que exista algún rudimento de filosofía en la mejor literatura, pues los mitos homéricos y hesíodeos contienen ya el germen de la filosofía. Y además, como en las distintas disciplinas científicas también se aprecia la configuración de un saber racionalmente ordenado, ya en la geometría, la física o la biología, pero también en la historiografía, la filología (o incluso la música y el deporte), parece, por todo ello, que todo es filosofía y que todo homo sapiens sapiens es filósofo. Pero no debemos confundir la cuestión de la génesis de la filosofía con la cuestión de la estructura y quehacer propiamente filosóficos, aunque responder a la pregunta ¿cómo se llega a ser filósofo? tiene algo que ver con responder a la pregunta ¿cómo surgió la filosofía? Como Platón y Aristóteles no tenían más filósofos anteriores a ellos que los presocráticos, tuvieron la suerte de no tener que estudiar demasiada historia de la filosofía. Ambos, mucho más el segundo, sin embargo, estaban familiarizados con todo el saber de su tiempo. Los griegos no padecieron hasta la época del helenismo la enfermedad histórica o vicio del eruditismo extremo, sin embargo, todos estaban familiarizados, al menos, con la poesía homérica y con las obras de teatro (épica, tragedia y comedia), lo cual les proporcionaba una sólida formación de base, unos cimientos nobles sobre los que asentar el edificio de la filosofía. El filósofo Friedrich Nietzsche nos puede orientar en nuestra disquisición actual, pues criticó duramente a la llamada filosofía académica o universitaria[xi][xi], que no es, en sentido estricto, más que la profesión de profesor e historiógrafo de las ideas filosóficas, aunque como cualquier otra profesión o circunstancia vital que lo permitan, es una profesión plenamente compatible con la posibilidad de llegar a hacer filosofía. No hay que olvidar que, respecto a las profesiones o circunstancias vitales y materiales, los filósofos no vivían del aire sino que eran: Platón y Aristóteles (terrateniente el primero y el segundo preceptor); Epicteto (esclavo); Marco Aurelio (emperador romano); San Agustín y Santo Tomás (eclesiásticos); Spinoza (pulidor de lentes); Descartes (mercenario); Maquiavelo (secretario de la cancillería de Florencia); Leibniz (diplomático); Bacon (canciller de Inglaterra); John Locke (médico); Rousseau (copista de música); Marx (pensionado de Engels y periodista), Stuart Mill (diputado del parlamento británico y comerciante), Nietzsche (profesor y rentista con una baja permanente por enfermedad proporcionada por el Estado prusiano), etcétera, etcétera. Aunque a partir de la modernidad, la profesión de profesor universitario se haya impuesto como la más frecuente en los filósofos, Schopenhauer, Kant, Fichte, Hegel, Heidegger, Habermas, Gadamer, Derrida, Foucault, Deleuze, etcétera; que en raras ocasiones logran dedicarse exclusivamente de la investigación, estudio, reflexión y producción de pensamiento. Como hemos visto con el ejemplo de Nietzsche, el filósofo condena al erudito y su febril detallismo historiográfico, pues la proximidad de los árboles le impiden a menudo ver el bosque, motivo por el cual Schopenhauer dijera que no le importaba morir y ser devorado por una miríada de gusanos, pero que le horrorizaba que cuando muriese una miríada de catedráticos de universidad se pusieran a roer su obra. Y desde luego que, de los aficionados no se preocupaba, pues no los consideraba capaces de hincarle el diente a su Die Welt als Wille und Vorstellung[xii][xii]. Pero si bien vemos que hay que tener cuidado con que la cercanía del árbol te impida ver el bosque, también habrá que tener cuidado también con lo contrario, con que la distancia del bosque no deje ver la fauna y la flora que lo habitan Pero el propio Nietzsche no sólo era un gran erudito en la filosofía clásica sino que se familiarizo enormemente con una serie de pensadores, con los que llegaría a dialogar y discutir: "Cuatro parejas de hombres no han rechazado mis sacrificios: Epicuro y Montaigne, Goethe y Spinoza, Platón y Rousseau, Pascal y Schopenhauer" (Nietzsche Humano demasiado humano II. Miscelánea de opiniones y sentencias, §408). II. Respecto a la Filosofía se puede ser autodidacta y lector procaz o tardío, erudito o/y profesional, especialista o generalista, e incluso Filósofo. En sí mismas todas esas formas de relacionarse con la filosofía nada tienen de indigno y mucho de meritorio. Un gran erudito como Werner Jaeger, escritor de la monumental Paideia, merece los más grandes respetos, elogios y agradecimientos, también el aficionado o el joven cuando se inician en la reflexión y se encaminan sinceramente hacia la filosofía, realizando entonces ejercicios que pueden compartir con los demás y que son como una antesala más de la filosofía, pero no creemos que nadie discuta que Platón, el filósofo, es más estimable que John Burnet, el gran especialista en Platón (aunque el segundo sea muy respetable también), que Hegel, el filósofo, es más estimable que Jean Hyppolite, el gran especialista en Hegel, o que Nietzsche, el filósofo, sea más estimable que Andrés Sánchez Pascual, el gran especialista en Nietzsche. Los especialistas en un autor suelen ser, además, traductores del mismo, como los citados con anterioridad, e incluso hay muchos casos en los que los trabajos de especialista y la condición de filósofo coexisten, ya que por poner un ejemplo clarísimo, el filósofo Heidegger era un especialista magnífico en el filósofo Nietzsche, aunque no lo leyera sólo como especialista sino también como pensador que dialoga con otro pensador para desarrollar su propio pensamiento. En España el filósofo Agustín García Calvo es, además o previamente, un gran erudito y filólogo, y vive de dar clases de latín en la Universidad. Por todo lo antedicho, vemos que el interés por decantar la reflexión de estilo filosófico del lado del amateur en contraposición a la fiebre erudita del profesional parece ser siempre, tan sólo, una necesidad psicológica de quien quiere hacer filosofía y nunca ha podido poner los medios formativos necesarios para su ejercicio. Pero en tales casos un estudio sistemático de alguno de los autores que les interesan a los aficionados o amateurs no estaría nada mal, para orientarse en el pensamiento y poder darse cuenta de que no todo es relacionable con todo, que Russell y Hesse apenas en ciertos aspectos políticos se podrían conjuntar, mientras que el autor de: ¿Por qué no soy cristiano?, no puede ser más que enemigo y antagonista, en la guerra (pólemos) no sangrienta pero también decisiva de las ideas, respecto del autor de Siddharta. Célebre autodidácta es, por ejemplo, el lucidísimo Rafael Sánchez Ferlosio, eso si entendemos por autodidácta quien nunca ha cursado unos estudios oficiales ni obtenido unos títulos académicos, pero el caso que mentamos no es en absoluto el de alguien que no haya pasado por la disciplina de la sistematicidad, erudición, rigor kantiano, de un modo mucho más firme que muchos académicos, simplemente lo ha pasado por su cuenta, transitando por otras vías los mismos caminos y adquiriendo por otros medios las mismas aptitudes y capacidades. Luego el señor mayor que nos interpela con su escritura tiene razón en que no es absolutamente imprescindible el paso por unos cursos y titulaciones, pero carece de ella cuando minusvalora o desprecia lo que unos estudios en regla pueden aportar, no mostrándose dispuesto a adquirirlo por otros medios, o lo que es peor, pensando que eso no tiene importancia. O que cualquiera que tenga mucho corazón y se ponga frente a un libro será capaz de entenderlo y cualquiera que se ponga frente a una página en blanco será capaz de escribir. Hace falta como mínimo estar alfabetizado para poder leer y escribir, pero mucho más que estar alfabetizado para poder leer y escribir filosofía. No es lo mismo leer el Marca que leer a Aristóteles y la diferencia entre ambos lectores estriba en que no todo lector del Marca puede entender a Aristóteles, mientras que todo lector de Aristóteles, no tendrá ninguna dificultad en entender el Marca. En fin, ¡qué gran ocasión nos brinda el sr.Rojo para el debate y la reflexión! (al menos en eso le tendremos que estar agradecidos). Respecto al texto que nos brinda Manuel Rojo el problema es que no ejemplifica lo que critica, como hace un texto de Séneca, aquél en el que el sabio estoico criticaba la erudición, pero demostrando dominarla y hallarse, por así decirlo, por encima de ella[xiii][xiii], (como hiciera Nietzsche en su juventud al criticar a los filólogos); pero el sr. Rojo no está por encima de lo que condena y su filosofía es mundana sin sobrepasar ni superar a la académica, con lo cual su crítica no viene desde arriba sino desde abajo y carece de fuerza, aunque tenga motivación e ilusión. M.Rojo dice que es aficionado a la filosofía como lo es a la Astronomía. Distingue entre aficionados y profesionales, pero no establece mayores distinciones. Aficionado a la astronomía soy yo, profesional, quien trabaja en el observatorio de Tenerife, pero astrónomo, astrónomo sólo lo son gentes como Copernico, Kepler y Galileo. Yo también soy aficionado a la astronomía, de pequeño me compré una carta celeste y un pequeño telescopio porque quería ser astrónomo, pero luego descubrí que para ser astrónomo había que aprender muchas matemáticas y, con el absurdo modelo de ciencias o letras (en lugar de ambas) me decanté finalmente por las humanidades, donde acabé aprendiendo que si para ser astrónomo hacen falta las matemáticas para ser filósofo hacen falta también algunas cosas especializadas, aunque no lo parezca, como conocimientos en ciertas lenguas, familiaridad con la historia de la filosofía, corrientes, autores y doctrinas, así como un largo ejercicio de las reglas del razonamiento lógico. A quien no haya tenido tiempo hasta el momento de adquirir tales medios sólo puede recomendársele que sin tardanza los adquiera, bien mediante unos estudios reglados, bien mediante otras vías más personalizadas, pero no podremos alentar el que se los desprecie por no poseerlos. En mi caso particular, respecto a lo de convertirme en filósofo, sólo puedo decir que sigo en ello (que mis estudios y escritos son ejercicios encaminados a convertirme en Filósofo) pero que, con todo ello, se puede convertir uno en un erudito, no en un filósofo; siendo cierto que precisamente eso mismo necesario para llegar a hacer filosofía puede llegar a ser lo que más la entorpezca, pero siendo igualmente cierto también, que sin ello, sin pasar por ello e intentar ir más allá de ello, no hay filosofía que valga. La visión del señor Rojo de la Filosofía es muy frecuente y está muy extendida y por eso es muy digna de atención. Da la pauta de un sentir general, en la línea de El Mundo de Sofía, aunque quedarse allí y no ir más allá no me motiva mucho, por más que pueda llegar a entender, si me esfuerzo un poco, su relevancia social y cultural como medio de divulgación. Esa visión es un signo, no obstante lo antedicho, de la lectura y el estudio encaminado a justificar nuestros propios prejuicios (creemos verdadero lo que nos place y falso lo que nos duele), en lugar de la lectura y el estudio encaminados a arrancar de raíz nuestros prejuicios. Spinoza insta a pensar sin dejarse influir por las pasiones, y lo cree posible; Nietzsche, sin embargo, considerará eso imposible y nos advertirá contra el embrujo hedonista del conocimiento, instándonos a buscar las verdades duras, dolorosas, como prueba de que no sea el placer el que nos influya en el asentimiento. Pero no basta sentir dolor (o placer) leyendo un libro de filosofía para ser filósofo, filosofar no es sentir, tampoco el sólo razonar (algo más amplio y que es propio de todos los seres racionales). Luego algo distinto a sentir y razonar ha de ser el filosofar. El título de la Carta: "Filosofía para una Nieta", es muy bonito, pero es el de aquel que se considera Filósofo (sin seguramente ser capaz de dar la referencia de las citas que pone, ni distinguir entre conceptos como los de sentir, razonar, filosofar: no es lo mismo comprender a Séneca que disfrutar leyendo a Séneca, (y no es lo mismo leerlo en español que leerlo en latín) pues muchas personas disfrutan leyendo la Biblia pero ¿la comprenden?), la Carta habría mejor que titularse: "Carta a una Nieta sobre la Filosofía", lo cual no daría lugar al equívoco de una concepción tan laxa de lo que es la filosofía y lo que es filosofar. Lo que Voltaire dijese de Platón siempre será irónico, como en su cuento Le songe de Platon, pero en la cita que se nos propone en la Carta da la impresión errónea de que Voltaire estaría de acuerdo con la inmortalidad del alma, cosa falsa, luego el abuelo engaña a la nieta si es que llega a sugerir tales cosas. Respecto a algunas recomendaciones a la Nieta, también dejan mucho que desear, al menos pedagógicamente, como la de que: "Tú tienes que estar siempre satisfecha de ti. Si no es así es que no actúas de acuerdo con tus deseos, y eso no debes hacerlo jamás". (Con razón luego en clase no se les puede enseñar nada, pues es "contra sus deseos"). Y que conste que ya no trabajo como profesor, sino como vigilante nocturno (mi profesión, de lo que me alimento y pago el alquiler) y que poca gente hay tan crítica como yo con las instituciones de enseñanza secundarias o terciarias[xiv][xiv]. Sin embargo, siempre he estado en contacto con esas instituciones y con quienes las frecuentan. ¿Por qué? Pues porque pese a todos sus defectos es en esas instituciones donde se puede encontrar a otros ciudadanos con los mismos intereses que los tocados por el afán de la reflexión. Porque pese a la corrupción de la universidad o la locura de la secundaria, en la primera se pueden llegar a adquirir unos conocimientos propedéuticos indispensables para la filosofía y en la segunda se puede llegar a enseñar el amor a una disciplina pese a lo aburrido y pesado que pueda ser el absorber sus rudimentos. Si Fidias es escultor y arquitecto y no albañil, Séneca es filósofo y no charlatán y Galileo es astrónomo y no contable, ya sabemos de algún modo lo que sería ser escultor, filósofo o astrónomo, sería ser como Fídias, como Séneca o como Galileo. Luego estoy de acuerdo con el sr. Rojo en que "la capacidad de expresar la belleza y la verdad son solo el privilegio de algunos", aunque bien pudiera ser el privilegio de muchos, o no ser siquiera un privilegio, sino un derecho y una necesidad social, explicación a mi juicio de lo que se ha llamado el milagro griego y que no tiene nada de milagroso, pues depende tan sólo del ocio, renta y formación con que cuenten los ciudadanos[xv][xv]. En lugar de la metafora griega de "ver" para conocer, el sr. Rojo emplea la semítica de "oir, escuchar", otorgando a su texto un aire más mesiánico que filosófico. Tras lo que sigue la minusvaloración propia: "Los demás no somos capaces de captar tanta grandiosidad como no sea a través de sus palabras". ¿Y entonces? ¿Para qué leer a Séneca si no es para convertirse en un Séneca? ¿Las palabras del sr. Rojo son incapaces? ¿Es falsa modestia? ¿A través de las suyas, qué pretende?. Ahora sí que ejemplifica lo que critica, pues así como Séneca ejemplificaba la virtud de la erudición al tiempo que la criticaba al haber llegado más allá, el señor Rojo ejemplifica el vicio del doctrinarismo al tiempo que condena todo adoctrinamiento. En su texto, como en toda aquella parte del estoicismo que alimentó al cristianismo, alienta la soteriología y el mesianismo salvífico. Pero su texto, pese a emular en el plano formal (Carta dirigida al lector) la escritura del príncipe del estoicismo, finalmente no está muy lejos del Más Platón y menos Prozack o de los manuales de autoayuda. Al final nos encontramos realizando una réplica al Sr. Rojo, cuyo único delito parece ser el de haber realizado una bonita carta para su pequeña nieta y hacer gala de una bondad que carece de espinas (Nieta que espero que se trate de alguien de ocho o diez años y no de dieciocho, porque si le habla en ese tono y le explica de esa manera a alguien de 18, el infantilismo crónico que puede provocar es de espanto). Pero la réplica nos viene exigida por su noción de Filosofía, su crítica al profesional y la pretensión contradictoria de emular a Séneca en forma y contenido (logrando la fácil forma pero no alcanzando el difícil contenido) mientras se mantiene, al mismo tiempo, que emular a Séneca no es posible, pues ya lo ha dicho todo. ¡No señor! Séneca no lo ha dicho todo, sus textos, como los de Voltaire y tantos otros son sin duda magníficos, pero nadie lo ha dicho ya todo y, es más, todos los textos son discutibles y criticables, al menos en alguna de sus partes. El seguir ciega y absolutamente a un autor u otro no es propio de quien reflexiona sino de quien se deja manipular, como el religioso, como quien necesita sacerdotes, directores espirituales, adoctrinadores. El buen brahmín podría enseñar a la vieja ignorante a dudar, pero para esa enseñanza no habría estado nada mal que le hiciese aprenderse lo de la duda metódica cartesiana o el significado de la palabra griega epoché en el escepticismo. Distinguimos por tanto, aquí, entre aficionado a la filosofía, profesional de la historia de la filosofía y filósofo. Pues ya decía Heráclito que: "Una gran erudición (polimathes) no enseña (didasko) la inteligencia (nous)" (22DK40). Pero como no todo está dicho allí, en el fragmento citado de Heráclito, habría que añadir: no, no la enseña, pero puede ayudar a desarrollarla. ¿O acaso se desarrolla por ciencia infusa o aparición del espíritu santo? Finalmente, respecto a este apartado, recomendar a todo aficionado que se especialice en cierta medida y se interdisciplinarice en lo posible, al menos lo suficiente como para poder subir la escalera que lleva del aficionado, pasando por el especialista polivalente, hasta llegar al maestro ya filósofo. Pues hay inevitable y generalmente que pasar del filo-sophos al mathematicus y de éste, al sophos. Aunque puedan haber excepciones de forma extraordinaria. III. Tonio Kröger, el escritor trasunto del propio Thomas Mann y reflejo biográfico de todo auténtico pensador, nos explica muy bien el problema cuyo diagnóstico intentamos aquí pronosticar. El artista, el creador, el filósofo, lo es en la medida en que su vida está primordialmente orientada hacia el arte, la creación y la filosofía. Su anomalía, su locura[xvi][xvi] le sitúa en una espantosa soledad, en un aislamiento insoportable que rompe cuando se integra entre las personas, en la normalidad, porque ¡también él es una persona!, aunque haya llegado a ser algo más terrible y extraño, un engendro al que ya no se le puede denominar persona. El filósofo se ha esforzado por quitarse las máscaras y lo ha logrado en mayor medida que los oi polloi, y, sobre todo, se ha quitado esa máscara de los muchos, si bien a veces descansa, al ponérsela, de la tensión de afrontar el viento con su cara desnuda. No se puede ser artista, creador o filósofo los fines de semana. No es un pasatiempo ni una cuestión al alcance inmediato de la mano. El sentimiento de las personas lleva, en el mejor de los casos, a la empalagosa, inoportuna y trivial filosofía, propia del aficionado: "Nosotros los artistas no desdeñamos a nadie tanto como al aficionado, al ser viviente que cree que por encima de todo puede llegar a ser ocasionalmente un artista. Le aseguro, Lisaveta, que esta clase de desdén corresponde a mi temperamento más íntimo. Me encuentro en una sociedad de gentes de buena familia; comemos, bebemos y conversamos; reina la máxima compenetración y me siento muy contento de poder pasar inadvertido durante un rato en medio de un grupo de personas sin importancia y completamente «normales» como si fuese uno de los suyos. De repente (esto ya me ha ocurrido más de una vez) se levanta un oficial del Ejército, un teniente, por ejemplo, un muchacho guapo y apuesto, al que nadie hubiera sospechado nunca capaz con su uniforme de proceder sin serenidad, y con palabras humildes solicita permiso para leernos unos cuantos versos que ha compuesto (…). Su trabajo trata de música y de amor; en una palabra, unas líneas tan profundamente sentidas cuanto desprovistas de interés (…). Lo primero que impresiona mi conciencia es sentirme partícipe en la responsabilidad que a todos nos atañe, por la perturbación que aquel joven poco reflexivo ha provocado en la reunión, y ¡qué duda cabe!, también en mí, puesto que ha osado tocar mi oficio con sus manos de chapucero para mejor atormentarme. Y lo segundo, que aquel hombre, ante cuya personalidad y ante cuya existencia yo sentía momentos antes el más profundo respeto, se hunde de repente ante mis ojos, se rebaja y se envilece. Me invade entonces cierta benevolencia compasiva. Me acerco a él, tal como lo hacen otros caballeros de buen corazón y harto complacientes, y le dirijo la palabra. . Y falta muy poco para que le dé unos golpecitos en el hombro (…). ¡Su culpa! Allí estaba (…) el error de suponer que está permitido coger una hojita, una sola hojita, del laurel del arte sin pagar por ella con toda su vida" (Thomas Mann Tonio Kröger. Editorial Plaza & Janés. Barcelona 1984, cap.IV, pp.174-176). Pero consagrar la vida entera al estudio no es, sin más, equivalente a consagrar la vida a la filosofía: "Un gran erudito y una gran cabeza vacía -son cosas que más fácilmente pueden encontrarse bajo un mismo sombrero" (Friedrich Nietzsche De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida. Cap.6). ¡Hace falta algo más que técnica! Lo cual puede constatarse muy claramente en el mundo de la música. Hay entre los músicos muy buenos ejecutantes, personas que dominan, por ejemplo, la técnica de tocar el piano al máximo nivel. Pero no son más que ejecutantes y de entre ellos, destaca un Horowitz, porque además de dominar también la técnica a la perfección tiene algo más, algo propio y de lo que carecen los otros, tiene estilo. La construcción del estilo es lo más difícil y surge siempre tras el dominio de la técnica, nunca antes. El gran estilo es lo propio de los creadores, artístas y filósofos, valgan aquí las redundancias. No vale nada el pintor que realiza arte abstracto por su incapacidad y falta de dominio del arte figurativo sino aquel que dominando a la perfección el arte figurativo experimenta las imposibilidades y limitaciones que tal medio de expresión conlleva, volcándose entonces sobre la transgresión de tales impedimentos y abriendo nuevos caminos. Por eso, en la filosofía igualmente, para pensar en filosofía contemporánea es imprescindible haber pasado por la filosofía clásica, no siendo el que quiere estar a la última y no lee ningún libro que no se acabe de publicar sino el seguidor de una moda. El erudito, el profesor, el doctor, el hombre cultivado o docto, es a menudo un hombre que parece sabio sin serlo, es un fraude y en realidad, un ser mediocre: "El docto tiene también, como es obvio, las enfermedades y defectos de una especie no aristocrática" (Nietzsche Más allá del bien y del mal, §206). ¿No es esquizoide la duplicidad filósofo y funcionario? ¡Si, claro que lo es! Como esquizoides son la mayoría de las circunstancias vitales de la sociedad moderna respecto a la realización de cualquier tarea artística o filosófica. La duplicidad trabajo asalariado vs. trabajo libre nos atrapa hoy a todos, estamos divididos, pero unas duplicidades pueden ser menos onerosas que otras, siendo la consecución del verdadero ocio, de las tres cuartas partes de la jornada para el trabajo activo, libre y en ningún modo perezoso, de la creación, una necesidad para poder llevar a cabo cualquier pensamiento que se pueda ganar tal nombre, más allá de la opinión. Se me dirá que no se ha tenido tiempo pero responderemos con Séneca que no vive más quien vive más largamente o con Epicuro que nunca es pronto ni tarde para hacerse con la filosofía. Pero cuidado con esas hojitas del arte de las que hablaba Kröger: "Mucho se ha conseguido cuando a la gran masa (a los superficiales, a los intestinos veloces de toda especie) se le ha infundido por fin el sentimiento de que a ella no le es lícito tocar todo; de que hay vivencias sagradas ante las cuales tiene que quitarse los zapatos y mantener alejada su sucia mano. A la inversa, respecto a los denominados hombres cultos, en los creyentes de las «ideas modernas», acaso ninguna otra cosa produzca tanta náusea como su falta de pudor, su cómoda insolencia de ojo y de mano, con la que tocan, lamen, palpan todo". (Nietzsche Más allá del bien y del mal, §263). El atrevimiento es necesario pero sin olvidar el pudor y la humildad. No ha de llevar la última al menosprecio ni el primero a la vanidad, sino que con respeto y arrojo al mismo tiempo hay que caminar sin descanso por las escarpadas sendas que conducen a la filosofía. Autor: Simón Royo siroyo[arroba]rocketmail.com ________________________________________ [i][i] Eminentemente en diálogos como La República; El Sofista; El Parménides; Las Leyes…. [ii][ii] Eminentemente en obras como su Metafísica; el De anima; la ética a Nicómaco…. [iii][iii] Eminentemente en la Summa Theologica… [iv][iv] Eminentemente en su Ethica demostrata more geometrico… [v][v] Eminentemente en sus tres críticas, destacando su Crítica de la razón pura… [vi][vi] Eminentemente en su Fenomenología del Espíritu; en la Ciencia de la Lógica; en su Lógica y en la Enciclopedia… [vii][vii] Eminentemente en sus Investigaciones Lógicas… [viii][viii] Eminentemente en su El Ser y la Nada, y en su Crítica de la razón dialéctica… [ix][ix] Eminentemente en el Tractatus y en las Investigaciones filosóficas… [x][x] Eminentemente en su obra Ser y Tiempo… [xi][xi] Cfr. Friedrich Nietzsche Nachgelassene Fragmente, 1873, 29 [56]. [xii][xii] Libro clásico del que sin embargo no contamos en español con una traducción aceptable. [xiii][xiii] Séneca Sobre la brevedad de la vida 13.1-7 (y cfr. ss) Trad. Diálogos. Editora Nacional: "13.1. Es largo enumerar uno por uno a aquellos cuya vida consumió el juego de los latrunculi, la pelota o el afán por tostar su cuerpo al sol. No son ociosos aquellos cuyos placeres suponen mucho trabajo. En efecto, nadie duda de que estén atareadísimos aquellos que se entregan al estudio inútil de las letras; éstos son ya ejército nutrido también entre los romanos. 2. Propia de los griegos fue esta enfermedad: investigar qué número de remeros tenía Ulises, si se escribió antes la Ilíada o la Odisea, y además si son del mismo autor; en fin, otras cosas de ese mismo tipo que, en caso de que se guarden para uno mismo, de nada sirven a un conocimiento interior, en caso de que las manifiestes, no pareces más sabio, sino más impertinente. 3. He aquí que también ha invadido a los romanos el afán por aprender cosas superfluas (*). Estos días he oído a una persona que contaba qué cosas había hecho por primera vez cada uno de los generales romanos: Duilio (**) el primero venció en una batalla naval, Curio Dentato el primero introdujo elefantes en una celebración de triunfo. y todavía estas cosas, aunque no tienden a una gloria verdadera, por lo menos, tratan de ejemplos de cuestiones cívicas. Una ciencia así no va a servir de nada, pero es tal que nos atrae con la vana apariencia de los hechos. 4. Por eso, dejemos en paz también a los que investigan quién convenció por primera vez a los romanos de que subieran a una nave (fue Claudio, llamado Caudex por la siguiente razón, porque la unión de varias tablas antiguamente se llamaba caudex, de ahí que las tablillas oficiales se llaman codices; ahora incluso, las naves que transportan mercancias por el Tíber se llaman codicarae) (***); 5. aceptemos que también esto es importante: que Valerio Corvino sometió el primero Mesana y el primero de la familia de los Valerios fue llamado Mesana por adoptar para él el nombre de la ciudad tomada y, poco a poco, al cambiar las letras el vulgo, se le dijo Mesala. 6. ¿acaso también permitirás a alguien que se preocupe de que L. Sila, el primero, ofreció en el circo leones sin atar (siendo así que en otros lugares se ofrecían atados) y que fueron enviados por el rey Boco flecheros para acabar con ellos?. Dejemos también pasar esto, ¿acaso también va a servir de algo bueno que Pompeyo, el primero, ofreciese en espectáculo en el circo la lucha de dieciocho elefantes contra hombres inocentes, siguiendo la costumbre de las batallas?. El hombre más destacado de la ciudad, y entre los más destacados de la Antigüedad, según cuenta la fama, consideró un tipo de espectáculo destinado a recordar su enorme bondad el acabar con los hombres por un sistema nuevo. ¿Luchan hasta el final? Es poco; ¿se desgarran? Es poco. Que sean aplastados bajo el inmenso cuerpo de los animales. 7. Mejor sería dar esto al olvido, para que ningún hombre poderoso aprendiera después y sintiera envidia ante acción tan poco humana. ¡Qué bruma arroja sobre nuestras inteligencias una gran felicidad! El creyó que estaba por encima de la naturaleza cuando podía arrojar montones de desdichados a fieras nacidas en otros lugares, cuando podía provocar una guerra entre animales tan distintos, cuando podía derramar abundante sangre en presencia del pueblo romano, él, que iba a obligar a derramar luego más. En cambio, él mismo, engañado después por la perfidia alejandrina se ofreció al último de los esclavos para que lo traspasara, dándose cuenta, al fin entonces de la estúpida jactancia de su nombre (****)". NOTAS DE LA NOTA: (*) A partir de aquí, con el pretexto de ejemplificar la vaciedad de algunos conocimientos, Séneca hace un verdadero alarde de poseerlos. Que tal pasión por dominar cuestiones futiles estaba de moda, nos lo confirma Suetonio refiriéndose a Tiberio (Tib. 70,3); también hablan de ello Juvenal (7,232 y ss.) Y Aulo Gelio (XIV 6). En este último un capítulo entero está dedicado a ejemplificar esa manía en un personaje concreto, amigo suyo. Al hablar de "si se escribió antes la Ilíada o la Odisea, y además si son del mismo autor" se está enunciando el tema denominado La cuestión homérica, que desde la antigüedad venía debatiéndose. En el siglo XIX surgirían las dos posturas aún vigentes respecto al problema, la de los analíticos y los unitarios, defendiendo el joven Nietzsche la segunda, en su disertación inaugural como catedrático de Basilea, desde unos postulados románticos y al estar contra la erudición (filológica e historiográfica); pero precisamente, al igual que Séneca, estando en contra de la erudición por haberla rebasado con mucho, y ejemplificando poseerla en cada momento de criticarla, (lo que se refleja también en la segunda de sus Consideraciones Intempestivas). Sobre la "cuestión homérica" cfr. Web Ideasapiens: Las fuentes escritas de Grecia. http://www.ideasapiens.com/antropologia/fuentesescritas_%20degrecia.htm (Diciembre de 2001). (**) Cesón Duilio Nepote fue efectivamente el primer general romano que venció en una batalla naval (Mylae) a loscartagineses, en el año 260 a. C. La columna rostral, llamada de Duilio, nos da cuenta precisamente de esa batalla (CIL 1225). Cicerón lo cita (Orator 153) a propósito de la transición fonética Duellium > Bellium. (***) Apio Claudio Caudice (cónsul 264 a. C.), hijo de Apio Claudio el Ciego. Venció a Hierón II ya los cartagineses en los inicios de la primera guerra pÚnica. La intervención tuvo como pretexto el acudir en ayuda de los mercenarios mamertinos que estaban bloqueados en Mesina por cartagineses y griegos, estos últimos al mando de Hierón II, rey de Siracusa. Suetonio (Tib. 2,1) lo cita como el primero que cruzó el estrecho con una flota y expulsó a los cartagineses de Sicilia. (****) Magno. [xiv][xiv] Educación contra mercado: La filosofía y la formación política de la ciudadanía. http://www.filosofia.net/materiales/num/num11/num11s1.htm [xv][xv] GLOBALIZACIÓN. Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura http://www.rcci.net/globalizacion/index.htm FEBRERO DE 2001: Comunidades de hombres frente a sociedades de mercancías: http://www.rcci.net/globalizacion/2001/fg160.htm [xvi][xvi] Platón Fedro 245a: "El tercer grado de locura y de posesión viene de las Musas, cuando se hacen con un alma tierna e implacable, despertándola y alentándola hacia cantos y toda clase de poesía, que al ensalzar mil hechos de los antiguos, educa a los que han de venir. Aquel, pues, que sin la locura de las Musas acude a las puertas de la poesía, persuadido de que, como por arte, va a hacerse un verdadero poeta, lo será imperfecto, y la obra que sea capaz de crear, estando en su sano juicio, quedará eclipsada por la de los inspirados y posesos".

Cierre

Samuel Nepomuceno Limón Al contemplar algunos objetos próximos entre sí por lo común se busca descubrir en ellos una cierta conformación. De ese modo podrían apreciarse disposiciones que recuerden cuadrados, triángulos, círculos, etcétera. De igual modo, al observar figuras geométricas inacabadas la imaginación busca verlas como si estuviesen terminadas. Dos puntos sobre una hoja en blanco sugieren una línea; tres, un triángulo, y una formación de garzas en el cielo podría ser vista como un ángulo aunque ninguno de los animales tenga contacto con su vecino ni constituyan en conjunto una línea continua. Un asunto de formas como las mencionadas, que forma parte del campo de estudio de la Gestalt, tendría su correspondencia en la percepción de los mensajes que recibimos en nuestra interacción con los demás. Un dato recibido, solo, aislado podría dar lugar a una tensión, la que sería satisfecha con otros datos con los que formaría una unidad lógica, con cierto sentido. Mientras los datos necesarios estén ausentes, la persona se muestra limitada para actuar, inclusive en una situación de emergencia. Por otra parte, hallarse en condiciones de definir una palabra significa estar preparado para señalar las características que son distintivas del objeto nombrado, o bien identificar un número suficiente de objetos que formarían parte del conjunto denominado por el término. En el aula, durante el proceso de aprendizaje de la lectura, a partir del momento en que al fin se da paso a un significado, la palabra que se intentaba leer queda al fin integrada, a partir de los elementos que va captando el sujeto. En cualquiera de los casos mencionados se busca una visión de conjunto. Sean configuraciones, sean significados, los sujetos que los perciben buscan contar con una idea completa, aquélla que proporcione unidad y sentido a lo que se capta. Algo similar podría observarse en el lenguaje coloquial. Si una persona platica con otra acerca de un suceso o el argumento de una película, por ejemplo, quien escucha se encuentra a la espera del momento en que la historia se cierra y termina. Si tal conclusión tardara en llegar, pregunta a su interlocutor “¿Y qué pasó?” o “¿En qué terminó el asunto?”. De lo contrario, se quedaría con una sensación molesta, de una tensión que se produjo y no resultó satisfecha, por lo que, de darse el caso, terminaría por desechar lo escuchado y tratar de olvidarlo. Incluso podría decirse que en toda conversación habría un relato, una historia, o al menos la descripción de un asunto, la que debiera contar con una lógica estructural interna: comienza, se desarrolla y termina por cerrarse. Esto nos recuerda los arcos de medio punto construidos durante épocas antiguas: hacia el centro, las paredes verticales parecían inclinarse, acercándose entre sí, piedra a piedra, y al final era introducida la piedra clave, la que cerraba la figura en el punto más elevado y daba consistencia al arco construido. Lo que aquí se está entendiendo por cierre sería observable si el sujeto que lo experimenta fuera capaz de nombrar un concepto con un sustantivo, una cualidad con un adjetivo o una acción con un verbo, o lo mismo expresiones equivalentes. Cuando es posible definir algo. Definirlo, en su sentido de distinguirlo, separarlo de un entorno por medio de su individualización o caracterización. Saber poner en palabras una situación permite observar, en quien las emplea, la presencia de la idea que se ha formado en relación con aquélla. Una manera de evaluar el logro de un concepto o noción es a través de las descripciones que sean capaces de hacer los sujetos utilizando sus propias palabras. En el aula, al presentarse la oportunidad, parece conveniente permitir que los alumnos expresen las ideas en estudio. Así, el docente estaría en condiciones de inferir de tal manejo el grado de comprensión de los asuntos que están siendo enseñados. Si tal actividad se realiza frecuentemente con los estudiantes lentos, al hacerlo, el profesor tendría una valoración de la comprensión alcanzada por el grupo que tiene a su cargo. La actividad anterior es inversa a la que se lleva a cabo al consultar un diccionario. En el caso que se describe hay que asignar palabras a un significado. Si tal asignación no se realiza con los términos aproximadamente equivalentes a los que constituyen la idea principal del tema, entonces hay todavía trabajo por hacer. Y siempre es conveniente hacerlo. No debieran quedar dudas abiertas. En el diccionario sucede al revés. Se asignan significados a un vocablo determinado. Saber poner una idea en palabras no debiera ser confundido con repetir las palabras empleadas al momento en que la idea fue expuesta por primera ocasión. Son cosas distintas. No es deseable que se dé tal repetición ya que ella por sí sola no demuestra que el asunto haya sido comprendido. Si varios estudiantes hicieran pública su propia concepción del asunto en discusión, los demás tendrían la oportunidad de escuchar en una y otra ocasión diversas explicaciones sobre el mismo tema. Ello pudiera contribuir a una mejor comprensión del asunto. Por otro lado, un problema no resuelto implica una situación en que un asunto permanece abierto, esto es, que no ha sido completado. El planteamiento del problema ofrece datos que son necesarios, aunque insuficientes, para la resolución. Dicha solución significaría el cierre del problema, con lo que la información quedaría integrada como una unidad. Quien intente resolverlo ha de buscar activamente los datos faltantes a fin de que la situación llegue al estado de integración. La integración no es privativa de los problemas aritméticos. En la historia de la química, por ejemplo, se observa el cierre de un problema al hacer referencia al momento en que Kekulé logró acomodar, después de un sueño, los átomos de carbono e hidrógeno en su célebre modelo hexagonal de la molécula de benceno. Tal diseño solucionó un problema que durante algún tiempo ocupó a los hombres de ciencia dada la complejidad de las propiedades de los elementos que intervienen en la fórmula. En el aula, el cierre de los temas que son motivo de exposición por parte del docente reviste una gran importancia, pues sin su logro los estudiantes no alcanzan la anhelada comprensión del asunto de la clase. En las sesiones de tipo activo el cierre de la comprensión ocurre en una forma que tiene algo de subterránea. En tales casos, una actividad ofrece múltiples oportunidades de experiencias adicionales al tema por motivo del cual se hubieran suscitado. Las oportunidades de ver, escuchar, manipular, experimentar, buscar información, procesar datos, probar posibilidades son valiosas en sí mismas, dada su importancia intrínseca, a la vez que contribuyen a la comprensión más rica del asunto que se trata. Por lo que hace al cierre en el autoaprendizaje se observa una cierta complejidad. En un texto cada párrafo está cerrado en sí mismo. Al leer o estudiar hay que integrar los datos que cada párrafo contiene, en un encadenamiento que permanece ahí, incompleto, al menos hasta que se llegue al final de la lectura, en el mejor de los casos. Con todo, no bastaría con leer solamente una vez el texto, sino que se hacen recomendables varias lecturas, acompañadas de la toma de notas, dibujo de diagramas diversos, así como la búsqueda y establecimiento de relaciones entre los elementos que van siendo captados, entre otras actividades. Lo que en una clase explicada hace el maestro (dosificar la información, desarrollarla ante los estudiantes, cuidar la comprensión del tema, percibir el grado de avance en la adquisición del conocimiento) en el autoaprendizaje tiene que desarrollarlo el estudiante por su cuenta. Si dispone de una buena guía de estudios o del asesoramiento de un tutor, su aventura por caminos desconocidos será fructífera. De lo contrario, enfrenta el riesgo de extravío, desperdicio de energía y la aparición de la falta de seguridad acerca de si ya comprendió el tema o aún no se da tal comprensión. Unas clases pensadas para el autoaprendizaje requieren de una cuidadosa planeación a fin de asegurar un desarrollo que conduzca hacia los objetivos esperados. En tales casos, siempre sería conveniente buscar oportunidades para hablar del asunto entre todos los participantes (maestro y estudiantes; en especial, estos últimos). En el autoaprendizaje los sujetos carecen de referencias visibles que les permitan juzgar si se ha dado la comprensión. El tema, como tal, no podría presentarse a sus ojos como una unidad dado que el estudiante tiene acceso a él por partes. Así, cada una de éstas funciona como unidad mientras no es ampliada con la información que al paso del estudio le van proporcionando nuevas lecturas. Es otra perspectiva de apreciación. Cuando hay un guía, como el profesor de grupo en una clase presencial, es éste quien tiene la visión de la unidad temática. Posee una idea más o menos concreta de todos los puntos que componen el tema. Sabe en cuál se halla situado en cada momento, con una visión de lo ya cubierto y del tramo restante por recorrer. Al considerar que ha completado el camino se detiene y vuelve la vista atrás para revisar lo andado. Evalúa, pregunta, repasa, estimula, castiga, fustiga, decide continuar o, por el contrario, permanecer con sus estudiantes en ese estadio hasta no verlo satisfactoriamente cubierto. Por el contrario, en el autoaprendizaje la concepción de la unidad temática recae sobre la guía de estudio, el orientador, el asesor o como se le denomine. Es decir, sobre el material que habría sido elaborado para conducir las actividades o sobre la persona que directamente se encuentra en contacto con el estudiante para indicarle el mejor camino para recorrer. Con el propósito de una economía de tiempo y esfuerzo siempre parece necesaria una mano que señale la ruta y la meta, el contexto epistemológico, los procedimientos de evaluación, entre otras cosas. …Si a un asunto que ha logrado el cierre se agrega nueva información, ello equivale a abrir nuevamente el tema, el cual, para su debida comprensión, habrá que volver a cerrar. Por lo general, los últimos minutos de la exhibición de una película o las páginas finales de una novela tienen como finalidad la cerradura del argumento. Ahí es donde se descubre al villano, se completa la historia, se brinda la información que faltaba a lo largo de la historia. Hay autores que, sin embargo, prefieren terminar la historia con una nueva circunstancia que sugiere la posibilidad de repetirse el relato o iniciar quizás otro, lo que quedaría a cargo de la imaginación del espectador o lector. En estos casos, queda a éste una sensación de inconformidad. Algo similar pudiera ocurrir en la enseñanza. En el estudio o en el trabajo constantemente nos hallamos buscando la manera de cerrar unos asuntos mientras abrimos otros o mantenemos algunos abiertos. Lo conveniente es ir cerrando uno a uno, lo cual significaría que se han resuelto las inquietudes que les dieron origen. Algo así ocurre en el aula, sólo que pasa desapercibido. Son tantos los temas que se manejan en clase que con frecuencia se están concluyendo unos mientras se continúa desarrollando otros. Los problemas son asuntos que debieran cerrarse, y cerrarse bien, con la respuesta adecuada o con la visión clara del camino que ha de seguirse para su solución.

JAVIER ORTIZ AGUILAR EL AMIGO, EL MAESTRO, EL LECTOR

Lisardo Enríquez L. El Programa de Salas de Lectura promovido desde hace ya varios años por el Lic. Marco Antonio Figueroa Quinto llega con ésta que hoy se inaugura a 99. Desde el inicio ha tenido como norma asignar a cada una el nombre de una persona que esté viva, que ame la lectura, y que desempeñe alguna labor en bien de la comunidad. Esas son las razones principales por las cuales esta Sala de Lectura se llama “Javier Ortiz Aguilar”. El maestro Javier Ortiz nació el 18 de abril de 1943 en Altotonga, Veracruz, pero la Ciudad en la que ha vivido la mayor parte del tiempo es Xalapa. En sus recuerdos está el Colegio Preparatorio, más conocido por todos nosotros como Preparatoria Juárez, en donde realizó sus estudios de bachillerato. Su recuerdo está asociado en particular a quien en aquellas fechas era el director de ese Colegio, el Lic. Librado Basilio, un hombre íntegro, culto, humilde y maestro en toda la extensión de la palabra; ejemplo vivo para quienes estuvieron en esas aulas. Eso es lo que el maestro Javier ha tenido muy presente: el ejemplo de un gran maestro. Estudió la carrera de historia, se convirtió en maestro de bachillerato, maestro en la facultad de historia de la Universidad Veracruzana, y posteriormente maestro en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa. Primero como estudiante y después como maestro, abrazó las corrientes de pensamiento y la acción política de orientación marxista. Una faceta importante de la personalidad del maestro Javier Ortiz es su entrega a la amistad, esa amistad en la cual siempre está presente el maestro, el hombre que maneja ideas, que contagia con sus comentarios sobre las lecturas que realiza de manera permanente; que también escucha a sus interlocutores, pero que no deja de explicar, comentar, cuestionar. Conversar con él es como ver en sus ojos las ideas que expone. Su cerebro está en continuas reflexiones sobre los pensadores y sus propuestas. Es un amigo para interactuar en las ideas. Y se trata de una persona que no es común ver con enojo, tal vez porque no tiene tiempo para eso. Por obvias razones, no es un maestro tradicional, sino innovador, considerando como dijo Du Roy de Fernand Braudel, que “ha dedicado buena parte de su vida a turbar a la gente y a cuestionar las ideas comúnmente admitidas”. El maestro Javier ha sido un maestro comprometido; piensa en sus alumnos, trabaja con ellos en el aula, induce, como dijo precisamente Braudel, a “que las mentes se desarrollen”. Sin embargo, nunca se ha quedado en eso, forma pequeños grupos y estudia con ellos fuera del aula. Otra vez, como el mismo Braudel, el maestro Javier podría decir: “He tenido un gran número de alumnos, los quiero mucho, he discutido con ellos y seguiré discutiendo si hace falta”. El maestro Javier Ortiz es un lector de tiempo completo, un lector analítico y crítico que comparte lo que descubre, lo que aprende. El conocimiento es uno de los motivos fundamentales de su existencia. El conocimiento que se desmenuza, que se puede separar y armar de nueva cuenta. El conocimiento que se va descubriendo poco a poco en la soledad del estudio y la lectura individual, pero también en la lectura colectiva y en el debate con otros, con sus alumnos, con sus amigos, con quienes tienen ese mismo interés. Los libros son sus compañeros inseparables. Cuando lo encontramos va o está por lo menos con un libro. Su amena conversación gira generalmente alrededor de un autor, de un libro, de una idea esencial sobre el conocimiento y sobre los problemas sociales, políticos y económicos. Admiro personalmente en el maestro Javier su capacidad para abstraer las ideas que presenta un autor en un libro, y el manejo de ideas que puede hacer al escribir sus propios textos. Escribir es fácil, o parece fácil. Escribir bien no es realmente fácil. Y expresar ideas bien articuladas requiere ciertas cualidades que no todos tenemos o que no hemos logrado desarrollar. El maestro Javier escribe con ideas. Esta Sala de Lectura de la Escuela Telesecundaria de la Colonia Carolino Anaya de la Ciudad de Xalapa, con mucho orgullo adopta el nombre de un maestro inteligente y comprometido, que al mismo tiempo es un hombre sencillo y solidario con los demás. 25 de noviembre de 2011.

Historia de la Fundación Mier y Pesado

Por Dante Octavio Hernández Guzmán. La Fundación Mier y Pesado fue creada el 2 de Julio de 1917, por voluntad expresa de Doña Isabel Pesado De la Llave, Duquesa de Mier. Doña Isabel nace en la ciudad de Orizaba. Ver., el 31 de Enero de 1832, siendo hija de Don José Joaquín Pesado y de Doña María de la Luz de la Llave y Segura, hermana mayor del Prócer Orizabeño General José Ignacio Cesáreo de la Luz de la Llave y Segura. La mayor parte de su infancia la transcurrió entre la ciudad de México, Orizaba y una hacienda que tenía su padre en el estado de Puebla. Fue a la edad de 36 años que contrae nupcias con Don Antonio de Mier y Celis. Obtienen el Ducado por parte de la iglesia católica, convirtiéndose en Duque y Duquesa de Mier a los esposos Mier y de la Llave. El matrimonio vivió algún tiempo en la ciudad de México en su finca de Tacubaya, radicando posteriormente y ya en forma definitiva en París, Francia, por los cargos diplomáticos que desempeñó Don Antonio en diversas ciudades de Europa, misiones en las que Doña Isabel acompañó a su esposo, representando a la mujer mexicana con señorío. Gran poetisa, heredera del talento de su padre, escribió a manera de prosa algunas obras, primordialmente de sus viajes por toda Europa. Don Antonio falleció el 13 de Diciembre de 1899, en París. Sus restos reposan en una de las criptas que se encuentran debajo del altar mayor de la antigua Basílica de Guadalupe. Doña Isabel fallece el 31 de Enero de 1913 en la ciudad de París, a los 81 años de edad, y sus restos, por deseos de ella, reposan también en la misma cripta de la antigua Basílica de Guadalupe, junto a los de su esposo. Se instituye la Fundación Mier y Pesado Doña Isabel ordena crear esta obra de asistencia social en memoria de su difunto esposo y del único hijo del matrimonio, quien murió a los pocos días de haber nacido. La institución llevaría el nombre de Fundación Mier y Pesado. Así con el legado que heredó de su finado esposo y con el de ella, dispone dejar todo para ayudar a los niños y los ancianos, dando instrucciones precisas a su hermana Doña Trinidad Pesado de Rubín, a quien nombra su albacea, para que se de fiel cumplimiento a sus disposiciones testamentarias y dar vida a las 2 Escuelas: Instituto Mier y Pesado para niñas y Escuela Mier y Pesado para niños, donde se les imparte educación que actualmente va desde Preescolar a Preparatoria, así como las 2 Residencias para personas de la tercera edad: Casa de Salud Mier y Pesado y Casa Hogar Mier y Pesado, que integran el objetivo asistencial de la Fundación Mier y Pesado desde hace más de 90 años (1917). A través de todos estos años de fructífera labor social de la Fundación, se han educado en sus aulas miles de niñas y niños, hoy profesionistas, así como cientos de ancianitos que se han acogido al amparo de la Institución para pasar en un lugar digno sus últimos años de vida. Bajo el lema de unidos al servicio de los demás, cumple la Fundación Mier y Pesado cabalmente con los deseos de esa gran dama orizabeña como lo fue Doña Isabel Pesado De la Llave, Duquesa de Mier, quien nunca se imaginó los alcances de la obra asistencial que ella concibió y que ha atendido y seguirá atendiendo a la población que tanto necesita de sus servicios. Patronato La Fundación Mier y Pesado es regida por un Patronato, cuya integración y funciones se establecen claramente en las disposiciones testamentarias de la Fundadora, Doña Isabel Pesado De la Llave de Mier. Los miembros del Patronato han sido siempre personas prominentes del medio social y económico de México. El Patronato es el órgano rector de la Institución, quien con apego a los Estatutos que la rigen, y a la Ley de Instituciones de Asistencia Privada para el Distrito Federal, en forma directa y a través de la Administración General y Direcciones subalternas, tiene a su cargo la representación legal y el operativo asistencial que lleva a cabo la Fundación en beneficio de la población de escasos recursos en sus cuatro Dependencias. Fiel intérprete del espíritu de caridad y servicio a sus semejantes que inspiraron a la Fundadora , el Patronato ha tenido y tiene especial empeño en servir a los niños y ancianos que le fueron encomendados para procurarles educación a los primeros y cuidados y protección a los segundos, siempre con el firme propósito de ampliar los servicios de asistencia de la Fundación a un número cada vez mayor de personas carentes de recursos suficientes y necesitan del apoyo que les brinda la Institución , como lo ha venido haciendo a través de los 87 años y seguirá fijándose metas cada vez más altas para más beneficiados. Casa hogar “Asilo Mier y Pesado” de Orizaba Esta ubicada en la ciudad natal de Doña Isabel, en las calles de Av. Oriente 6 No. 1653, Orizaba Ver. Fue construida ex profeso e inaugurada en Junio de 1944. Desde el año de 1936 se inició el proyecto para el establecimiento de dicha fundación en Orizaba, para lo que vendieron algunos terrenos que habían sido propiedad de la familia Pesado, que se habían integrado dentro del patrimonio de la Fundación Mier y Pesado como lo constatamos con parte del Acta de Cabildo siguiente: “Orizaba, Veracruz 5 de marzo de 1940, sala de cabildos del palacio municipal los miembros del H. concejo Municipal lic., Rafael Murillo Vidal, Severo Matilla Toledano, ramón Calzada, Armando Martínez Acosta, Roberto Alegre y Carlos Gris. Sesión reglamentaria. …Oficio del comité Pro-colonia del Maestro, solicitando que al ser liquidada la segunda quincena de febrero último, se descuente la cantidad de $22.25 a cada uno de los señores siguientes: Albino Zamudio, profesores Bonifacio Vázquez, Juan E. Pacheco, Celia Velázquez, Enriqueta Galicia, Domingo Merino, María Garnica, Rosa C. Flores, José Santos González, Elías Fernández, Concepción Valdivia , maría de Jesús Pérez, Pedro Calderón, Catalina Bolaños Toledo e Ignacio Martínez O. y que el total sean $511.75 ,lo conserve la tesorería municipal hasta que pase la comisión respectiva a recogerla y hacen l a exhibición correspondiente a la fundación Mier y Pesado vendedora del terreno de dicha colonia –Acuerdo – como lo piden- comuníquese…” Desde su fundación fue dedicado al cuidado de los adultos mayores, principalmente mujeres de edad avanzada. Al igual que en las instalaciones de Tacubaya, aquí se brindan los mismos cuidados y servicios a nuestros huéspedes, proporcionados también por las hermanas “Hijas Inmaculadas de Guadalupe”, la construcción cuenta con un total de cien habitaciones individuales, capilla, comedor y amplios jardines. La otra casa que se fundó en México D. F. esta ubicada en la calle de Antonio Maceo No.38, Col. Tacubaya, inicio sus servicios en 1917 instalándose en la casa de descanso de los señores Mier, la cual fue demolida en 1962 para dar paso a la construcción de la actual Residencia, que fue inaugurada en 1964. En sus Inicios albergo a 33 personas mayores y ofreció servicio hospitalario para atender a la población de escasos recursos. Arquitectura de la Fundación Mier y Pesado en Orizaba Es un edificio construido entre la tercera y cuarta década del siglo XX (de 1936 a 1944), bajo un diseño moderno ecléctico de influencia local, evidentemente en la corriente racionalista, funcionalista moderna con tópicos Déco, tiene una nave central con cuatro alas diagonales a los lados, su aspecto exterior es de un castillo con torreones, en las partes posteriores en la unión de las alas con el cuerpo central se encuentran unas pequeñas terrazas, su forma total con vista superior, es semejante a una cruz de Lorena o también a la cruz de Caravaca, con los brazos distendidos hacia atrás (podríamos ubicarlo en forma de avión). Su cuerpo es de tres plantas, la planta baja fue construida con piedra de cantera, con arcos de medio punto (arco romano) en la base del edificio simétricamente colocados en todo el entorno del edificio, en el segundo cuerpo se encuentran distribuidas diferentes formas de ventanas en (cuanto a su tamaño), unas de forma rectangular y las demás arqueadas, todos los arcos de las ventanas son aparejados con dovelas a monta caballo, algunas ventanas y la puerta principal son de arco elíptico rebajado y las ventanas más angostas son de arco elíptico peraltado. Su segundo cuerpo es de piedra labrada, para su construcción se aprovechó el declive natural del terreno para darle mayor sobriedad y elegancia a la entrada. Su techo es clásico inglés, inclinado y elaborado con concreto y revestido con teja lomuda (teja árabe) en toda su superficie. Sus jardines bien cuidados son amplios con un espejo de agua en el camino principal, jardines que han sido cuidados y hermoseados con arreglos en las plantas con figuras morfológicas que los hacen únicos como paseo. Erróneamente algunas personas dicen que es una copia del Castillo de Windsor de Inglaterra, cosa por demás falsa, ya que tuvo diseños propios, tal vez semejantes a algún castillo de Europa, pero con características propias. “Es una construcción colosal y única en el Estado de Veracruz por su forma y dimensión, su hermosura la hace ser una de las principales obras del siglo XX en Orizaba, por lo que debe considerarse un patrimonio de los orizabeños y del Estado de Veracruz”.

HAIKUS

Por: Juan Hernández Ramírez Anturio blanco, nívea quietud en vuelo. Alas de luz. Orquidea negra, beso del colibrí. Fragante vaina. Pájaro Espiga, grano maduro, tu voz. Música al viento. La nochebuena, pétalos de roja luz. Fuego de invierno. El viejo roble, calendario del tiempo. Piel de mi padre. Deidad de piedra, emplumada serpiente. Regio plumaje. Ligera, frágil mariposa amarilla, pétalo de sol. Mariposa azul, mi estera de palma. Llora tu ausencia. La tierra seca, duerme soñando rosas plenas de rocío. Negro murciélago, su cobijo en la noche. Sueño desnudo. Niña morena, en tu negro cabello duerme la noche. Cascada negra pende sobre tu espalda. Noche de la mar. Lirio de estero, aroma del rocío. Suspiro de abril. Pájaro música, tu garganta de plata, es fuente de luz. La mosca negra de alas de seda sucia, ama la muerte. Destello lunar, mariposa verde azul; sueño contigo. Sauz, verde piedra, es tu casa el silencio. Dormido estero. Crujen las ramas, el viento busca nido. Tormenta segura. El naranjo en flor, se adorna con un pensil. Colibrí azul. La abeja zumba, la flor ofrenda su miel. Dulce aguijón. La flor de muerto, pétalos incendiados. Luz del camino. Un arco tenso, el cuerno entre bejucos. Siervo sagrado. Verde bambú, canta contigo el viento. La primavera. Tejen la noche las alas del murciélago. Obscura luz. Obscura luna, el tecolote canta. Noche embrujada. Las bugambilias pintan verano guindas. Plumas al viento. Rosa dorada, cargas sobre tus pétalos, un rayo de sol. Pétalos de abril, secas hojas mañana, juegos del tiempo. Pétalo de oro, mariposa monarca… y de obsidiana. Árbol de sombras, cobijo de silencios. La luna duerme. Está el otoño atado al viejo tronco. Nudo del tiempo. Claro manantial, arrulla la libélula. Alas de plata. Negro murciélago, en tu vuelo nocturno, escribes la noche. Morena niña, tienes el sol de bronce pintado en tu piel. Sendero y polvo, cincelan pies desnudos e indios de tierra. Espiga de maíz, vino y cuerpo del hombre. México nuestro.

La Suave Patria

Por Raúl Hernández Viveros La literatura representa la expresión más bella de los pueblos y el proceso evolutivo de la civilización. El empleo y desarrollo de la imaginación para trasmitir mitos y leyendas, tradiciones, usos y costumbres. Octavio Paz advirtió que la literatura inventa y la historia colecciona datos, hechos y acontecimientos. Por lo tanto, en la literatura se crean y recrean los sueños fantásticos de los seres humanos que al superar los límites de la realidad, se introducen dentro de las posibilidades de alcanzar la eternidad del hombre infinito, omnipresente, e inventor hasta de otras dimensiones. Aquella dimensión exacta del tiempo vivido. Desde los albores del encuentro de mundos opuestos y diferentes, en Mesoamérica existía y se explicaba la expresión literaria en forma oral. Nuestros antepasados no conocieron la escritura. Igual que el mito, las historias eran las palabras y el principio de las cosas. Casi al mismo tiempo los chinos dibujaban el humo que salía de la boca para señalar la forma de las palabras. También se encuentra en la gráfica de la virgula que pintaban los tlacuilos sobre las hojas de amate de los códices. Esa misteriosa burbuja de aire que brotaba de la boca, fue el concepto de la fuerza expansiva de los sonidos, y la forma de comunicación. El estudio de todas las cosas funcionaba en el conocimiento de la naturaleza, y en la invención de sus dioses, o bien en la trasmisión oral de su memoria histórica. La religión se transformó en la búsqueda de otra vida en el más allá. La adoración hacia la muerte registró la aparición de los sacrificios humanos. Al mismo tiempo que se impusieron las reflexiones filosóficas, y brotó la magia de la poesía. Entre la danza, la arquitectura y la poesía, hubo la necesidad de los mitos, leyendas y héroes que narraban sus hazañas y derrotas. Prosigue en nuestros días el estudio y la interpretación de los textos sagrados. El Popul Vuh, el Chilam Balam, entre otros libros mágicos y extraordinarios que hicieron los antiguos hombres de estas latitudes. Otro filón de oro, fueron los cantares, oraciones y discursos triunfalistas. Detrás de la idolatría se impuso otra más que fue la religión católica y el colonialismo del castellano. Frente a la belleza de la naturaleza, se negaba la expresión de las imágenes eróticas, pero Angel María Garibay Kino ubicó algunos cantares de amor e inquietudes por el poder de las relaciones sexuales. Cabe mencionar que en algunas bodegas del Museo Nacional de Antropología se encuentras figuras alusivas al poderío sexual, y en la huasteca existió el culto fálico a los personajes mejor dotados; precisamente como homenaje a los hombres maduros que continuaban con su bastón de mando. La cultura indígena, fue la tradición oral, que comunicó mitos guerreros y religiosos. La inmortalidad de los Poemas de Netzahualcoyotl, por ejemplo: “Poneos de pie / Amigos míos, poneos de pie! / Desamparados están los príncipes, / Yo soy Nezahualcóyotl, / Soy el cantor, / Soy papagayo de gran cabeza. / Toma ya tus flores y tu abanico / ¡Con ellos ponte a bailar! / Tú eres mi hijo, / Tú eres Yoyontzin. / Toma ya tu cacao, / La flor del cacao, / ¡que sea ya bebida! / ¡Hágase el baile, / No es aquí nuestra casa, / No viviremos aquí / Tú de igual modo tendrás que marcharte.” Los indígenas mexicanos fueron la base del imperio que construyeron los españoles. Actualmente, el país cuenta con más de 15 millones de indígenas, y todavía hasta nuestros días sobreviven cerca de 60 dialectos, con sus usos, costumbres, tradiciones y dioses. La civilización olmeca (1200 A.C.-200 A.C), construyó un calendario, aparecieron las bases de las tradiciones religiosas, arquitectónicas y artísticas de grupos posteriores. Los Mayas (1200 A.C.-1400 D.C), impusieron un sistema matemático, su dominio de la astrología, y por la construcción de numerosos centros urbanos y su arquitectura. Los Mixteco-Zapotecas (900 A.C.-1400 A.C.), edificaron ciudades, templos y cementerios. Los Toltecas (950 D.C.-1300 D.C.), poderosos guerreros y consumados artesanos. Los Aztecas (1345 D.C.-1521 D.C.), su patrimonio lingüístico, religioso, artístico, arquitectónico, todavía se conserva en las zonas arqueológicas. Después de la caída de Tenochtitlán, se inició el período de colonialismo. España y la Iglesia Católica impusieron su autoridad y sus costumbres tanto sociales como religiosas. En la época colonial (1521-1800) destacó el humanismo, la cultura europea y nacimiento de la literatura, con sus máximas expresiones en las obras de Sor Juana Inés de a Cruz, Sigüenza y Góngora y Juan Luis de Alarcón. La época independiente (1800-1840) representó el nacimiento de la literatura mestiza, y la fortaleza de la conciencia nacional. En el periodo del Romanticismo inició la descripción del habla mexicana, principalmente con la narrativa de Fernández de Lizardi, y las reflexiones sobre el sincretismo por parte de Fray Servando Teresa de Mier. En la actualidad resultan proféticos sus señalamientos: “En una palabra: militares peleando sin un cuerpo civil o nacional que los autorice, en el mar se llaman piratas, en tierra, asesinos, salteadores, facciosos y rebeldes, aunque en verdad no lo sean.” O bien: “No basta que una cosa sea justa, es necesario que los parezca y revestirla de ciertas formas para que llame la atención de los hombres, y se vean obligados a respertarla por respeto a la opinión general, que al cabo todo lo avasalla.” La Independencia e insurrección (1810-1860), tuvo influencia de las revoluciones francesa y americana y los conflictos entre criollos (hijos de españoles nacidos en México), mestizos (hijos de padre español y madre indígena) y los peninsulares (españoles residentes en México), comenzaron el alejamiento con el dominio español. Los líderes criollos buscaban mayor autonomía. En 1810 se inició una revuelta que duró 11 años y se cobró más de 600.000 vidas. El caos político prevaleció en esta época. En 1847, los EEUU invadieron el país y México, con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, fue obligado a entregar más de la mitad de su territorio por poco más de 6 dólares por kilómetro cuadrado. Los intelectuales que impulsaron la Reforma. (1840-1880), el Nacionalismo. Liberalismo. Costumbrismo, fueron Guillermo Prieto, Ignacio Altamirano, Manuel Payno, José T. de Cuellar. En 1860, se promulgaron las Leyes de Reforma, cuyo objetivo era controlar el poder que ejercía el clero. Los conservadores, aristócratas que buscaban un mayor poder eclesiástico y autoritarismo político, solicitaron el apoyo de sus aliados europeos. En 1861 las tropas francesas invadieron el país para reforzar el gobierno imperial del archiduque Maximiliano de Habsburgo. Su labor fue poco eficaz y acabó siendo fusilado en 1867. Benito Juárez, originario de Oaxaca de origen zapoteca, impulsó las Leyes de Reforma, asumió la presidencia durante cuatro años. En este periodo, llevó a cabo profundas reformas agrarias y disminuyó significativamente el poder de la Iglesia. En 1874, Porfirio Díaz, también originario de Oaxaca, comenzó su periodo, que duró 34 años, y estuvo marcado por un importante progreso en la minería, la agricultura o la inversión extranjera, pero también por las marcadas diferencias entre las clases sociales mexicanas. Entonces se vislumbró la etapa de un intento por industrializar México, y se impuso la copia del positivismo. Posteriormente la época moderna (1880-1920) se reflejó la admiración por la cultura francesa. Al poco tiempo, Rubén Darío dio a conocer el Modernismo hispanoamericano, y visitó la capital veracruzana, con la intención de conocer a sus colegas Amado Nervo, Salvador Díaz Mirón, y Ramón López Velarde. El autor de “La Suave Patria” escribió en forma lírica nuestra grandeza: “Cuauhtémoc / Joven abuelo: escúchame loarte, / único héroe a la altura del arte. / Anacrónicamente, absurdamente, / a tu nopal inclínase el rosal; / al idioma del blanco, tú lo imantas / y es surtidor de católica fuente / que de responsos llena el victorial / zócalo de cenizas de tus plantas. / No como a César el rubor patricio / te cubre el rostro en medio del suplicio; / tu cabeza desnuda se nos queda, / hemisféricamente de moneda. / Moneda espiritual en que se fragua / todo lo que sufriste: la piragua / prisionera, al azoro de tus crías, / el sollozar de tus mitologías, / la Malinche, los ídolos a nado, / y por encima, haberte desatado / del pecho curvo de la emperatriz / como del pecho de una codorniz.” Como una contestación a la búsqueda de nuestras raíces indígenas que en las profundidades de la eternidad y en aquel tiempo vivido, quedaron para siempre sus constantes lamentos vertidos al castellano por Ángel María Garibay Kino: “¿Sólo he de irme semejante a las flores que fueron pereciendo? / ¿Nada mi gloria será alguna vez? /¿Nada mi fama será en la tierra? / ¡Siquiera flores, siquiera cantos! / Ay, ¿qué hará mi corazón? / ¡En vano venimos a pasar sobre la tierra!” La exposición descriptiva tiene una ventaja, la rapidez en transmitir contenidos, su uso debe restringirse a partes del temario de gran importancia o de cierta dificultad en su aprendizaje. Por lo cual corresponde a la alternativa de enseñar literatura, o mejor de aprenderla. Hay que proponer al lector como gestor directo de su proceso de aprendizaje, potenciando una actitud reflexiva de lo que aprende y la capacidad que manifiesta para aplicar ese conocimiento. Con el proceso de la lectura se puede lograr la significatividad de la retroalimentación que permita la evaluación de nuestra riqueza literaria que facilite la autoevaluación entre los lectores. Cuando lo que aprende le sirve y utiliza porque es valorado como fundamental en la memoria histórica de México. Lo reconocido tiene sentido y razón de ser, y estar: se aprende a aprender, a partir de sus conocimientos previos y de los adquiridos recientemente para lograr la trasmisión de los valores. Sin embargo, hay que volver a plantear el ¿qué?, ¿cómo?, y ¿para qué leer? Frente a los problemas del México actual de crisis, violencia y corrupción. Hay que continuar a impulsar la lectura. Comenzar por volver a enseñar s a leer y llegar a comprender algunos libros, y destacar los niveles del proceso de lectura. Los cuales permiten observar la realidad, y analizar la comprensión de los fenómenos y hechos sociales e históricos. Frente a la historia oficial, todavía no se dispone de la capacidad en el planteamiento de fomentar el placer por la lectura.

HACIA UNA NUEVA CULTURA O ALTERNATIVA DE SALUD

Benito Carmona Grajales Si tuviéramos a la mano las estadísticas sobre causas de incapacidad, ausentismo laboral, y muerte de personas adultas, nos daríamos cuenta de lo alarmante que resulta la realidad en que vivimos. La salud, pese a que es “el mayor tesoro”, según decimos todos, es la parte de nuestra existencia que más descuidamos. La obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, son las principales causas de muerte en los países occidentales. Estados Unidos y México son el más claro ejemplo. Para muestra basta mencionar que entre ambos se compite por el primer lugar en obesidad a nivel mundial. El creciente aumento de otros padecimientos como Alzheimer, Parkinson, gota o exceso de acido úrico, lupus y otras enfermedades que antes eran poco conocidas, nos ponen a pensar que cada día crece la posibilidad de que cada uno de nosotros caiga presa de alguno de esos males. Pero, lo que más debiera alarmarnos, no es en sí la existencia de esas enfermedades, sino la poca preocupación de las personas por detenerlas, aun cuando saben del peligro al que estamos expuestos. Cuando vemos el mal en los demás pensamos que a nosotros nunca nos llegará. Nos pasa como cuando vemos que alguien se accidentó y yace grave en un hospital; sentimos que eso no es para nosotros. La falta de atención ante los peligros nos pone en una situación desfavorable; cuando enfermamos de gravedad, queremos cambiar el mundo en unas cuantas horas, cuando debimos haberlo prevenido: No tenemos la cultura de la prevención. No cuidamos la alimentación y, aunque ya estemos obesos, pensamos que el infarto es un peligro para el vecino, mas no para nosotros. Al respecto, mucho se debe a la ignorancia. La cultura adquirida deja bastante qué desear: No faltan especialistas de la alimentación o nutriólogos que ignorando el daño que puedan producir algunos productos, los recomiendan en sus dietas. Hemos encontrado en las listas de alimentos recomendados en libros, por ejemplo, a la margarina, cuando sabemos el daño que puede producir el consumo de estas grasas hidrogenadas. Si queremos estar sanos debemos vivir alertas frente a lo que adquirimos en las tiendas: podríamos ser víctimas de la publicidad que nos invita a comprar carbohidratos en exceso, grasas no recomendables o productos con exceso de sal; independientemente de los alimentos basura o de los que contienen conservadores, colorantes, saborizantes artificiales y otras sustancias químicas de dudosos efectos. Nuestros textos pretenden ser una guía sencilla para mantener o adquirir la salud. aquí encontrarás una verdadera alternativa para lograr el bienestar que tanto se anhela. Partimos de una filosofía práctica y de fácil entendimiento, sin detrimento de tu libertad. Sus principios son accesibles, con un mínimo de disciplina. Para nosotros lo que importa es una actitud abierta a cambios paulatinos que no alteren tu vida actual. Se trata de una cultura progresiva, de pequeños actos que a la larga sean una verdadera y sorprendente transformación. No se trata de sacrificios, sino de una nueva visión que te haga feliz desde los pequeños logros hasta alcanzar metas superiores. Además, disfrutarás el placer de ampliar tu horizonte cultural que podrás compartir con tus amigos, quienes, al igual que tú, encontrarán sus propias alternativas de bienestar. Lo que aquí exponemos puede ser tan antiguo como la humanidad; pero también contiene el sustento de algunos descubrimientos recientes y estudios pocos difundidos todavía. Por lo tanto, pudiera ser que algunos conocimientos aún no sean dictados en algunas universidades. Las fuentes van desde prácticas de salud de la tradición de los pueblos, hasta los últimos libros de investigadores cualificados; lo cierto es que te encontrarás con verdaderas sorpresas en la innovación de la cultura de la salud y con un panorama de amplia experiencia científica. Estos conocimientos nos han convencido de sus bondades al ponerlos en práctica y han hecho de nuestras vidas un remanso saludable y de mejores expectativas. Ahora podemos coadyuvar con la labor de nuestros médicos, si es que lo permiten, en sus tratamientos. Ellos seguirán salvando vidas y compensarán nuestros descuidos cuando estos ocurran, porque no somos perfectos. Sin embargo, si aplicas los principios de estos textos, te ahorrarás horas de quirófanos, medicaciones y trámites engorrosos. La comunidad te lo agradecerá porque hay carestía de medicamentos y le harás justicia a la naturaleza que pide a gritos que vuelvas a ella para hacerte feliz. Por último, independientemente de la fe que practiques y cuáles sean tus creencias, recuerda que existe una magna energía que lo armoniza todo. Hay una mente universal que espera que tu mente trabaje en un nuevo y eterno ideal de salud y bienestar. Se avizora un puerto al que debemos de arribar mientras navegamos en este hermoso mar de esperanzas. Prepara tus remos, porque tu cerebro y tus brazos tendrán la fuerza que necesitas. No te pierdas la oportunidad de leer los artículos que este periódico te ofrecerá para adoptar una mueva cultura de la salud. Hasta la próxima. Fraternalmente: Benito Carmona Grajales

ALGO MÁS QUE UNA CARTA A MI HIJO

Por: José Romeo Cuervo Téllez Miembro de la Academia Mexicana de la Educación A.C. Sección Veracruz Querido hijo: Prometí escribirte una carta cuando alcanzaras tu mayoría de edad. Es ésta, sé que la esperas con interés porque intuyes que algo muy importante y significativo puedo decirte con ese motivo y creo que tienes razón, escucha: Eres ya un joven, has arribado a la edad hermosa de la vida, en la que las emociones y sensaciones más intensas, y los más altos ideales se manifiestan plenamente, todo lo cual le da sentido positivo a nuestro vivir. Sin embargo, es conveniente tomar en cuenta que el ser joven, implica también asumir múltiples responsabilidades ciudadanas y hacer frente a diversas situaciones complejas propias de la edad, “problemas de juventud” que es necesario superar. Mira y escucha bien, la juventud es la edad del constante peligro y del continuo riesgo, porque es la edad de la audacia, del arrojo y de la valentía. Afrontar estas situaciones es un imperativo natural del hombre, pero ¡cuidado! Tendrás que ser previsor y precavido, has de escuchar consejo y orientación, beberás contar con información suficiente y atender referencias de experiencia, a fin de que tus ímpetus juveniles no te impulsen a realizar acciones irracionales, a los vicios, y en los casos extremos, a la autodestrucción necia y a la aniquilación. Tú sabes bien –lo hemos comentado- que vivimos tiempos muy difíciles y de gran contrariedad. Nos ha tocado vivir el apogeo de una época de proliferación y exaltación de las cosas materiales, pero de clara mengua y escasez de valores morales y espirituales. Un pensador ha expresado: “la sociedad moderna ya no piensa, compra”. Sí, la actual sociedad es consumista y hedonista y se afana por “tener” y por “placer”, desatendiendo su SER y su VALER, qué pena… más a pesar de todo no cabe la desesperanza. Por otra parte, ¡qué dicha tan grande, qué divino tesoro encierra la juventud! Y en esta virtud yo te aconsejaría que vivieras tu vida de joven plenamente, que la disfrutaras intensamente y a cambio, sólo te pediría que no olvidaras jamás que la hermosa vida de juventud no es la única y total razón de nuestro existir, sino que es tan sólo una etapa en la dimensión existencial humana; y en este sentido, es también oportunidad magnífica para el conocimiento general de las cosas y la toma de conciencia de nuestra realidad social, tan necesaria para la afirmación del criterio propio, con el que debemos asumir y cumplir nuestras ineludibles responsabilidades de adultos. Oye bien y trata de comprender lo que ahora te digo: He podido observar en tu comportamiento algunos rasgos de generosidad, de inteligencia y de carácter, todo lo cual se abona a favor de tu personalidad; pero debo ser sincero y decirte que también he observado indolencia, descuido y confusión en tus actos, juicios y apreciaciones, que en ocasiones se traducen en desaciertos y contradicción de tus actitudes que dejan mucho que desear, pues deberían ser más positivas. Mas no debes preocuparte mucho por ello, ya que lo observado sólo refleja la naturalidad y “normalidad” de tus acciones y omisiones juveniles, que como estados psicológicos transitorios, se irán superando con el paso del tiempo, pues son los efectos de factores ambientales diversos como la tradición, los usos y costumbres familiares, etc. que en un momento dado son confrontados –sin que nos percatemos de ello- con las distintas formas de la “información y comunicación” del mundo de hoy y las más diversas formas de vida del medio ambiente social en el que vamos viviendo. Por lo anterior expuesto y por muchísimo más, quisiera entrañable hijo mío, que a manera de señalamiento de un rumbo en tu vida, tomaras en consideración lo siguiente: Que trates –por encima de toda necesidad material- de enaltecer y fortalecer tu espíritu, viviendo en y para los valores morales supremos. Son éstos: la libertad, el amor, la verdad, la justicia y el bien; que acendres tu patriotismo en el mejor sentido del término, conociendo a fondo el sentido y el valor de la mexicanidad, ello te hará sentir orgulloso de tu identidad nacional y al mismo tiempo corresponsable ante el destino de México y del Mundo. Que procures honrar y respetar siempre a tus mayores y a tus buenos maestros; éstos (son pocos) en lo general son sembradores de IDEALES, trata de ser consecuente con sus enseñanzas; que seas siempre leal con tus amigos; que nunca desdeñes a los humildes ni abuses de los débiles; antes bien, en lo posible deberás defenderlos y protegerlos; que trabajes sin cesar, con rectitud y sentido de responsabilidad; que no ensucies ni dañes tu cuerpo, que embellezcas tu alma; que seas siempre veraz contigo mismo y con tus semejantes y no olvides jamás que no debes apartar de tu mente la idea de superación y perfección humana, tanto en lo personal como en lo social, agradeciendo a Dios y a la vida lo mucho que te ha dado. Cualesquiera que sean tus ideales, siempre que sean dignos, nobles y generosos trata de alcanzarlos; si lo logras, aleja de ti toda soberbia y prepotencia y llegarás a SER alguien; pero si así no fuera, de cualquier manera el esfuerzo en sí mismo será significativo y valioso. Recuerda en este punto la expresión atribuida al gran genio Leonardo Da Vinci: “quiere lo que puedes y puede lo que quieres”. Piensa también que nuestros mejores afanes han de consistir, no tanto en llegar a tener y en poder, sino en SER y en VALER. Si vales no vivirás en vano y ganarás reconocimiento y estimación; tal vez despiertes la envidia, o la incomodidad de algunos, pero eso no deberá importarte; caminarás tranquilo, seguro y a gusto contigo mismo, pues sabrás que eres útil a los demás, sentirás que eres justo y tendrás por ello satisfacciones, alegría en tu corazón y la paz de Dios en ti. Es claro hijo querido, que para alcanzar tales alturas se requiere de un gran corazón para amar el bien y arrostrar las dificultades que ello implica; además de mucha disciplina para templar el carácter y así poder enfrentar para vencer tanto los pequeños como los grandes obstáculos. Se necesita valor…Sí, aquí y ahora recuerdo una frase que en una carta me escribió tu tío, mi apreciado y siempre recordado hermano Rolando (q.e.p.d) cuando yo era estudiante de preparatoria, que dice así: “los valientes ocupan los obstáculos como peldaños para escalar”. Cabe pues la reflexión y la acción en consecuencia. Finalmente, quiero decirte conforme a mi concepción de las cosas, que todo cuanto puedas realizar en tu vida, en congruencia con estos lineamientos, estará constituyendo de alguna manera, la realización de la más eminente y por ende, más difícil de todas las profesiones: la de ser HOMBRE. Recibe un fuerte y cálido abrazo de tu padre.

Sociedad y familia educadoras

Gilberto Nieto Aguilar En un intento de esbozar una definición aproximada de “educación”, diremos que se deriva del latín “educare” que significa crear, nutrir o alimentar; pero también de “exducere” que significa sacar, llevar o conducir desde dentro hacia fuera y que se puede entender como un proceso de crecimiento estimulado desde el exterior de la persona (concepción tradicionalista) o como el proceso de facilitar el desarrollo de las facultades que existen en el sujeto que se educa, en un concepto más dinámico, constructivista, de desarrollo permanente de competencias y habilidades para aprender por sí mismo. Entre otros muchos conceptos, educación también puede entenderse como conocimiento y acatamiento de las costumbres y buenos modales de la sociedad en que se vive y, en una acepción más amplia, toda la actividad humana que se centra en hacer posible la transmisión y apropiación del saberes acumulados por las generaciones pasadas, para el uso y enriquecimiento de las generaciones presentes. Los grandes pedagogos tienen sus definiciones. Paulo Freire afirma en “La educación como práctica de la libertad” que la educación verdadera es práctica de vida, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo. En su “Pedagogía del oprimido” deja claro que en las sociedades cuya dinámica estructural lleva a la dominación de las conciencias, “la pedagogía que prevalece es la pedagogía de las clases dominantes” que lamentablemente no pueden servir para la liberación del oprimido. El punto de vista de Freire es el de los “condenados de la Tierra”, el de los excluidos. En el libro “Pedagogía de la autonomía”, se muestra convencido de la naturaleza ética de la práctica educativa puesto que, “por otro lado, nos hallamos de tal manera sometidos a la perversidad de la ética del mercado, en el nivel mundial... que me parece ser poco todo lo que hagamos en la defensa y en la práctica de la ética universal del ser humano. No podemos asumirnos como sujetos de la búsqueda, de la decisión, de la ruptura, de la opción, como sujetos histórico, transformadores, a no ser que nos asumamos como sujetos éticos”. Edgar Morin hace una contribución a la UNESCO titulada “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, en cuyo prólogo escrito por Federico Mayor, a la sazón Secretario General de la ONU, contempla la incertidumbre con la que vemos “lo que será el mundo de nuestros hijos, de nuestros nietos... ( ) Si queremos que la Tierra pueda satisfacer las necesidades de los seres humanos que la habitan, entonces la sociedad humana deberá transformarse”. En esa contribución sobre una educación para un futuro sostenible, Morin expone problemas centrales y fundamentales que generalmente se ignoran u olvidan en la educación actual, como es el error y la ilusión de los conocimientos, la pertinencia de los conocimientos, enseñar la condición humana, enseñar la identidad terrenal, enfrentar las incertidumbres, educar para la comprensión y la ética del género humano. Edgar Morin y otros en “Educar en la era planetaria” menciona que “el principal objetivo de la educación en la era planetaria es educar para el despertar de una sociedad-mundo”, con el inconveniente de que debe existir una civilización planetaria y una ciudadanía cosmopolita, con personas que se sientan parte del planeta Tierra, con la idea del mundo como patria común. En México, estas significaciones todavía no forman parte de la filosofía común por obvias razones, pero son nociones que no podemos dejar de lado puesto que tarde o temprano tendremos que incorporar a nuestra concepción cultural. Una sociedad es educadora para poder perpetuarse, pero también para mejorar a su especie; una sociedad es educadora para perfeccionar su acervo de saberes y su tecnología, pero también para renovar la cultura de la humanidad. Así, una sociedad tiene que ser educadora por necesidad, aun cuando haya muchas formas, estilos, concepciones, enfoques, didácticas y filosofías. Generalmente los pueblos son amantes y preservadores de su cultura y sus tradiciones. Son ejemplos extremos Egipto, que duró miles de años sin sufrir modificaciones en sus estructuras sociales, políticas y educativas; y China, que se encerró culturalmente para no recibir influencias externas seguros de que su cultura se había desarrollado lo suficiente como para no necesitar de los demás, pero tras una amarga experiencia comprendió de golpe su error hace poco más de un siglo. Las sociedades diversas de distintas latitudes y diferentes épocas han cuidado los saberes y la cultura objetos de su actividad formativa y educadora, pero desde hace ya algún tiempo esta importante actividad se viene contaminando hasta los límites en que hoy, que vivimos en la era del conocimiento y la información, jamás se había sentido el conocimiento tan disperso, tan especializado, tan difícil de aprehender, tan confuso en cuanto a los valores de la persona se refiere. En un mismo país y hasta en una misma región conviven culturas y estilos de vida diversos que los medios se han encargado de difundir y acercar. Una región remota está al alcance de cualquiera, con voces dobladas al idioma del oyente, por ejemplo. No es extraño hacer recorridos por lugares exóticos y ciudades lejanas y compartir en la pantalla grande o chica filosofías y concepciones distintas a las nuestras. Pero poco hemos aprendido a discernir, inferir, reflexionar, diferenciar y discriminar, analizar ideas y concepciones de vida dentro de diferentes contextos. Esto enriquece, pero también contrasta, contrapone, crea el conflicto de valores dentro del cual se debe crecer, o se corre el peligro del desarraigo, de despojarse de la propia identidad. Una sociedad educadora se preocupa por la colectividad que es y la que viene, y además de la escuela formal, se ocupa de los accesos públicos donde la individualidad y la familia se educan y se recrean. Nos quejamos de los maestros de las escuelas, pero no nos quejamos de lo que nuestros hijos ven el la televisión, el cine, los video juegos, el internet, las revistas y lo que hacen con sus celulares. Muchos tampoco nos preocupamos por dar buenos ejemplos como padres, por saber lo que hacen en sus ratos libres y con quiénes conviven, ni en crear hábitos de reflexión para que los jóvenes sepan cuidarse e interpretar el mundo por sí mismos. Es hora de analizar estas cuestiones y afrontar las responsabilidades que se deriven del hecho de ser padres o madres —y de ser maestros—. El futuro que se reserva a los hijos depende mucho de unas sólidas bases en lo afectivo, lo emocional y en los valores que se le inspiren a través de la palabra y los hechos desde el seno sagrado del hogar. gnietoa@hotmail.com

Congreso Internacional de Sistemas Computacionales Administrativos 2011

Víctor Manuel Vásquez Reyes La comunidad académica universitaria –docentes, alumnos y personal administrativo- en su quehacer cotidiano de producir, transmitir conocimientos y aprendizajes acordes al reclamo social, político y económico de la nación, se ha visto obligada a establecer vínculos más allá del ambiente áulico. La web se ha constituido, como tecnología de comunicación e información, en herramienta invaluable y revolucionaria –inimaginable vivir sin ella en la actualidad- y, sin embargo el contacto humano continúa siendo requerido en la trasmisión de emociones, sentimientos y actitudes del proceso de socializador educativo. Con este, y otros objetivos más, la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Veracruzana, a través del Cuerpo Académico Tecnología de la Información y las Organizaciones Inteligentes en la Sociedad del Conocimiento se dieron a la tarea de organizar y realizar el Congreso Internacional de Sistemas Computacionales Administrativos (CONSCA 2011) Los talleres, ponencias y conferencias ofrecidas los días 9, 10 y 11 de noviembre captaron la atención de la comunidad universitaria de las cuatro facultades involucradas, superando las expectativas creadas debido al prestigio profesional en la investigación y ejercicio profesional de ponentes y conferenciantes. Destaca de igual manera el intercambio intelectual y de conocimiento al reunirse, académicos de diferentes instituciones de educación superior del país. La problemática abordada incluyó aspectos relativos a: Nuevas tecnologías en internet; Investigación en bio-informática; Gestión de proyectos en TICs; Tendencias en redes inalámbricas, y sus variantes, visulaizadas desde diferentes ópticas. Sería muy limitativo resumir las aportaciones del evento y sólo se destacan tres de ellos a nuestro jucicio: a) El proceso enseñanza aprendizaje se vio enriquecido, al trascender de la teoría transmitida en los planes y programas de estudio vigentes, a las vivencias generadas en la investigación expuesta por ponentes, nacionales y extrajeros. b) Se corroboró la necesidad e importancia de la vinculación interuniversidades e intercultural: la diversidad de pensamiento ante problemáticas iguales pero en diferentes magnitudes permitió a docentes y alumnos, asomarse a la ventana del mundo científico abriéndose posibilidades al intercambio. c) La comunidad académica de la Universidad Veracruzana, y específicamente de la Facultad de Contaduría y Administración alcanzó su objetivo: mostrar a la sociedad que la formación profesional universitaria desemboca, además de la producción de conocimiento en alternativas de solución a problemás sociales, políticos y económicos actuales. Mención especial merecen, además de las organizaciones patrocinadoras, el grupo directivo de la institución: Rafael Olvera Carrascosa, Rubén A. González Benites, Patricia Acosta Melgarejo, Luis Humberto Bibiano Báez, Héctor Guzmán Coutiño, Alma Delia Otero Escobar, Elsa Suárez Jasso, Jorge Iván Ramírez Sandoval, Enriqueta Sarabia Ramírez, Lorena Hernández Trejo, Octavio Castillo Reyes, Ricardo M. Murrieta Torralba, Raúl de la Fuente Izaguirre, Maira Minerva Méndez Anota, Daniel Antonio López Lunagómez, José Vicente Díaz Martínez, Alejandro Valdéz y Jessica Garizurieta Bernabé.

Nicanor Parra: Premio Cervantes 2011

Poeta, cuentista y ensayista chileno nacido en San Fabián de Alico, en 1914. Perteneció a una sencilla familia campesina, heredandó de sus padres una gran sensibilidad artística. Desde 1937 incursionó en el cuento y el ensayo, manteniendo viva su vocación poética de tono evocativo y sentimental, como se puede observar en «Cancionero sin nombre» de 1937. Con el paso de los años adoptó una línea que él mismo denominó "antipoesía", cuya muestra más sorprendente se observa en «Poemas y antipoemas» de 1954. En 1969 recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile, por «Obra gruesa». En 1991 fue galardonado por segunda vez en su país y luego obtuvo el Premio Internacional Juan Rulfo. Es olvido Juro que no recuerdo ni su nombre, mas moriré llamándola María, no por simple capricho de poeta: por su aspecto de plaza de provincia. ¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros, ella una joven pálida y sombría. Al volver una tarde del Liceo supe de la su muerte inmerecida, nueva que me causó tal desengaño que derramé una lágrima al oírla. Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!, y eso que soy persona de energía. Si he de conceder crédito a lo dicho por la gente que trajo la noticia debo creer, sin vacilar un punto, que murió con mi nombre en las pupilas, hecho que me sorprende, porque nunca fue para mí otra cosa que una amiga. Nunca tuve con ella más que simples relaciones de estricta cortesía, nada más que palabras y palabras y una que otra mención de golondrinas. La conocí en mi pueblo (de mi pueblo sólo queda un puñado de cenizas), pero jamás vi en ella otro destino que el de una joven triste y pensativa. Tanto fue así que hasta llegué a tratarla con el celeste nombre de María, circunstancia que prueba claramente la exactitud central de mi doctrina. Puede ser que una vez la haya besado, ¡quién es el que no besa a sus amigas!, pero tened presente que lo hice sin darme cuenta bien de lo que hacía. No negaré, eso sí, que me gustaba su inmaterial y vaga compañía que era como el espíritu sereno que a las flores domésticas anima. Yo no puedo ocultar de ningún modo la importancia que tuvo su sonrisa ni desvirtuar el favorable influjo que hasta en las mismas piedras ejercía. Agreguemos, aún, que de la noche fueron sus ojos fuente fidedigna. Mas, a pesar de todo, es necesario que comprendan que yo no la quería sino con ese vago sentimiento con que a un pariente enfermo se designa. Sin embargo sucede, sin embargo, lo que a esta fecha aún me maravilla, ese inaudito y singular ejemplo de morir con mi nombre en las pupilas, ella, múltiple rosa inmaculada, ella que era una lámpara legítima. Tiene razón, mucha razón, la gente que se pasa quejando noche y día de que el mundo traidor en que vivimos vale menos que rueda detenida: mucho más honorable es una tumba, vale más una hoja enmohecida, nada es verdad, aquí nada perdura, ni el color del cristal con que se mira. Hoy es un día azul de primavera, creo que moriré de poesía, de esa famosa joven melancólica no recuerdo ni el nombre que tenía. Sólo sé que pasó por este mundo como una paloma fugitiva: la olvidé sin quererlo, lentamente, como todas las cosas de la vida.