martes, 11 de noviembre de 2014

Editorial


Conmemorar

De las muestras más representativas de nuestra cultura, tal vez, sean los festejos. Los motivos innumerables y la forma cotidiana  reuniones entre quienes coinciden en tiempo y espacio pero también con las causas de la celebración.
Un análisis y reflexión sobre el periodismo cultural reunió a unas cuarenta personas en el Paraninfo del Colegio Preparatorio de Xalapa el 14 de octubre de 2014. El pretexto: conmemorar el 4o Aniversario de Tlanestli. Los ponentes: Jesús Jiménez Castillo, Olga Fernández Alejandre y Raúl Hernández Viveros. El moderador, Javier Ortiz Aguilar.
Fue una Mesa redonda convocada por La Academia Mexicana de la Educación, Sección Veracruz, Centro Regional de Educación Superior Paulo Freire y Tlanestli. Realizarla, debe reconocerse, gracias al apoyo y disponibilidad del Director del Colegio Mtro. Francisco Javier Guiochín Hernández, Ing. Bernardo Orihuela, profesor Antonio Rivera y demás autoridades administrativas de la histórica institución. El entorno histórico enmarcó el diálogo.

De esa forma se festejó editar 48 ejemplares compartiéndose en páginas interiores dos contenidos vertidos esa tarde noche dejando pendiente el del escritor Raúl Hernández Viveros de publicación próxima.

PERIODISMO CULTURAL


Jesús Jiménez Castillo
‘Periodismo’ es una palabra de uso común en nuestra vida cotidiana, pues con ella hacemos alusión a los medios informativos y comunicativos que dan cuenta de los acontecimientos que ocurren en nuestro entorno inmediato, y también de otros ámbitos de carácter regional, nacional e internacional. El término periodismo deriva del latín periodicus que hacía alusión a las actividades que se realizaban de manera cíclica y con sentido. De esta manera, por extensión, dicho término se utilizó para referirse a las publicaciones que aparecen regularmente como fuentes de información, y en las que se incluyen los periódicos diarios, semanales, mensuales, semestrales y anuales.
El periodismo, como una forma de comunicación escrita, se remonta a tiempos muy lejanos que se pierden en la historia de las civilizaciones, y su aparición no es particular de una sola cultura. Primero, según los entendidos en el tema, aparece en el seno de las élites del poder político y económico, y después se va generalizando como un distintivo y una necesidad de las relaciones sociales y del interés por conocernos mejor como integrantes de una comunidad. En la historia de Occidente se señala que el primer diario que existió es aquel que Julio Cesar, el gran general y dictador romano, hizo publicar en el “Foro Romano” -principal espacio público de la antigua Roma-, y al que se denominó Acta diurna, o archivo diario, en el que se difundían los acontecimientos oficiales del gobierno o aquellos que eran de interés de la población.
A manera de curiosidad cultural, vale comentar que en los inicios del Renacimiento italiano, a mediados del siglo XV, comenzaron a aparecer los primeros periódicos-pago, llamados Notizie Scritte, que contenían avisos y noticias relativas a cuestiones comerciales y económicas que daban cuenta de la actividad laboral y cotidiana de los grandes centros urbanos. Por ejemplo, en la ciudad de Venecia circulaban hojas con información comercial que se vendían al precio de una “gazzeta” -moneda utilizada en esa ciudad y de la cual se deriva el nombre de las gacetas que conocemos actualmente. Dichas gacetas se extendieron por toda Europa, convirtiéndose en una forma de publicación periódica. A partir del siglo XVIII los políticos y empresarios se dieron cuenta de la importancia que tenían las publicaciones como medio de influencia en la población, lo que motivó su interés en ellas, dando así inicio a la era moderna del periodismo.
En el último tercio del siglo XIX, convertido el periódico en un medio importante de comunicación e información, y visto como un negocio redituable, aparecieron los periódicos tal como los conocemos hoy en día. La noticia periodística se volvió tan importante que a principios de ese mismo siglo decimonono hicieron su aparición las agencias comercializadoras de la información, principalmente la Agencia de Noticias de Francia, en 1944, y la Asociación de  Prensa de Nueva York, en 1848, mismas que aún perduran. La naturaleza del periódico ligada a la opinión pública y el consumo masivo, hizo que pronto se desarrollaran nuevas tecnologías para incrementar su tiraje, incorporando elementos de forma y contenido, como imágenes y nuevos géneros periodísticos, para hacerlos más atractivos al lector. Esa tendencia aún persiste, incluso, con mayor intensidad.
En esta época, más que en cualquiera otra en el pasado, los medios  periodísticos y comunicativos -con preponderancia de los electrónicos- dominan la vida social casi en su totalidad. La idea de una “Aldea global”, como la imaginó el filósofo y teórico de la comunicación, Marshall McLuhan, se ha cumplido casi de manera profética, pues las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han reducido las distancias entre los seres humanos a un punto tal, que lo que ocurre en cualquier parte del mundo se convierte inmediatamente en noticia para el resto, y más que eso, influye de manera significativa en la transformación de nuestra realidad, impulsando muchas veces cambios radicales que trascienden, incluso, las fronteras de los países. Baste mencionar los procesos revolucionarios que han ocurrido recientemente en el Medio Oriente.
La revolución tecnológica, principalmente en los medios periodísticos e informativos, ha implicado la emergencia de una nueva forma de visualizar el mundo, y en él, los productos de la cultura del hombre contemporáneo. Hemos ampliado el horizonte de la acción humana con una visión panorámica que nos permite escudriñar en lugares que antes eran inaccesibles, incluso, desconocidos para los habitantes del mundo respecto de sus congéneres antípodas o con habitación lejana a la nuestra. 
En este sentido, los cambios también han afectado a las profesiones vinculadas con la labor periodística. Quienes laboran en el medio han tenido que reciclar y adaptar sus saberes a los nuevos cambios: periodistas, difusores, investigadores, especialistas en determinado género, expertos en los diferentes campos del conocimiento, autores, creadores, artistas, militantes contraculturales, revolucionarios e ideólogos, críticos del género, críticos sociales, filósofos, etc., todos ellos tienen que inmiscuirse en una nueva realidad que está cambiando la perspectiva del mundo y de nuestra realidad inmediata.
Lo anterior implica la revisión y adecuación de normas de conducta, responsabilidad social y ética periodística. No sólo es el interés por la cultura como privilegio de unos cuantos afortunados. Quienes se dedican al periodismo, principalmente, deben tener una visión de la cultura como un bien común que a todos importa y compromete. Por consiguiente, también son de considerar los interese ocultos, de los cuales debemos cuidarnos, que en realidad son intereses contraculturales negativos, pues atentan contra los bienes de la colectividad en provecho de ambiciones particulares, sobre todo cuando hay estructuras de poder en juego o algún tipo de utilidad económica o política.
En esta época ha emergido una gran cantidad de periódicos en sus diferentes modalidades, entre ellos la revista, género periodístico que, al igual que los diarios, atiende y sirve a distintas audiencias: niños, jóvenes, mujeres, deportistas, sectores especializados y público en general. Su función, entre otras cuestiones, es informar, entretener, difundir y divulgar el conocimiento. Y hago alusión a las revistas, pues, precisamente, hoy celebramos el cuarto aniversario de Tlanestli, una publicación que para algunos es periódico y para otros revista, lo cierto es que es una forma diferente de hacer periodismo, particularmente periodismo cultural. Y celebramos  a Tlanestli, porque quienes participamos en su elaboración, consideramos que el cultivo y difusión de la cultura es también un reconocimiento a la vida humana; y que toma sentido, precisamente, a través de los logros que la inteligencia, el trabajo y la creatividad -tanto como manifestación del ser espiritual como de nuestra materialidad- convierten en distintivos de nuestra forma de vida concreta.
Por último, es conveniente insistir sobre los conceptos “periodismo” y “periodismo cultural”. Para quienes nos interesamos en el tema, en realidad no existe una diferencia sustancial entre ambos conceptos, pues todo periodismo que se precie de serlo es, por definición, periodismo cultural. No obstante, por usos y costumbres, e influencia de quienes ven a la cultura desde una perspectiva más reflexiva y trascendente, el periodismo cultural se asume como una actividad que se ocupa, principalmente, de la información y comunicación de los bienes de la cultura, en el sentido de creaciones artísticas, valores y tradiciones que le dan valor agregado a nuestra vida comunitaria.
Y estamos de acuerdo con esta apreciación sobre el periodismo cultural, sin desdeñar el sentido holístico del término ‘periodismo’ y su relación con la cultura. Particularmente vale la reflexión sobre el periodismo y su naturaleza cultural, cuando ocurren fenómenos sociales que nos afectan a todos y trastocan los valores fundamentales de nuestra vida y la transforman de manera angustiosa; principalmente ante la cauda de información que nos produce impotencia e indignación por no poder cambiar el estado de cosas. Es cuando vienen a nuestra mente las ideas en torno a lo que es cultural y lo que no lo es.
Que pensar de las noticias que dan cuenta del valor vida, que parece haber perdido todo sentido, tanto para quienes atentan contra ella, como quienes son víctimas y sufren en carne propia la pérdida de la misma.  Qué decir de un suceso o sucesos negativos, y radicales, que ponen en entredicho la cuestión cultural y afectan nuestras relaciones sociales, en muchos casos destruyendo para siempre vínculos que solamente la naturaleza puede proporcionar, o estados de indefensión e inseguridad que atemorizan y limitan la convivencia humana.
Qué significado tiene la compra de un avión que, según los medios informativos y periodísticos, tiene un costo superior a los siete mil millones de pesos, y que va a servir para que unas cuantas personas viajen con comodidades superfluas en un país de pobres, con necesidades extremas y vitales. Igualmente, qué podemos decir de las contradicciones absurdas que campean en nuestra forma de vida y su relación con los poderes fácticos y los establecidos.
Qué decir de la otorgación del Premio Nobel a una joven paquistaní –ella misma víctima de la intolerancia- de escasos diecisiete años, defensora de los derechos de todos los niños a la educación, y al activista hindú, Kailash, por su lucha contra la opresión de los niños y jóvenes. Esto y mucho más se puede decir en torno al periodismo cultural, pero el tiempo y lo grande del tema nos limitan en estos propósitos.
Termino con una cita del maestro Marcelo Ramírez, pensador veracruzano, que en una de sus publicaciones define de manera magistral la idea de periodismo cultural:

“Todo el periodismo será cultural, en tanto sirva al cultivo de los lectores y, naturalmente, habrá un periodismo cultural que de manera específica, cumpla su tarea en el campo de la cultura, para difundir las obras del espíritu, para promover a nuestros valores, para reconocer y estimular a los creadores de cultura. Habrá un periodismo cultural que coopere a elevar la calidad de vida de nuestra gente, poniéndola en contacto, orientándola, preparándola para el disfrute de las creaciones de nuestra herencia cultural.”

¿QUÉ ES PERIODISMO CULTURAL?


Olga Fernández Alejandre

Intentar una definición  concreta de que es periodismo cultural, es quizá referirnos a la cultura misma; también el término cultura se ha analizado desde diferentes disciplinas, pero sobre todo de posturas ideológicas.
Edwar Taylor comenzó a desarrollar la noción de cultura allá por 1871, donde fundió el conocimiento, con creencias, moral, arte, leyes y hábitos del hombre en una sociedad.
Un buen número de estudiosos,  afirman que todo tipo de cultura nos lleva a la educación y formación que recibimos en nuestra casa, escuela, trabajo y hasta en la calle.
Para otros, está estrechamente ligada con manifestaciones artísticas, y solo llegan a un grupo  un tanto elitista. Incluso, hay quien dice,  que es una actividad que busca informar, interpretar, denunciar, criticar o reflexionar acerca de nosotros,
y de la sociedad abrevando de las letras, las humanidades, las ciencias y la cultura en general.
Igualmente  aseguran varios observadores, que el periodismo cultural es la rama del oficio  periodístico  cubriendo  todas las áreas  del vasto concepto  que abarca  el término cultura; dándose día a día, en una sociedad y aglutina el arte, teatro, cine, festividades y toda clase de manifestaciones  artísticas.
Pese a la amplia gama de  ideas sobre el periodismo  de cultura, varios investigadores han tratado de ofrecer una definición de ésta especialidad.
En 1995 Jorge Rivera investigador argentino, lo definió como: “ Una zona compleja y heterogénea de medios de géneros y productos que abordan con propósitos creativos , productivos o divulgatorios de las bellas artes, las corrientes del pensamiento, las ciencias sociales y humanas, la llamada cultura popular y muchos aspectos que tienen que ver con la circulación  y consumo de bienes simbólicos.”
En cambio para Iván Tubau lo define así: “Periodismo cultural es la forma de conocer y difundir los productos culturales de una sociedad a través de los medios masivos de comunicación.”
La periodista Silvia Barei nos dice: “cualquier aspecto de la cultura, se convierte en una unidad semántica, que los hombres van comunicando paulatinamente tanto más compleja, cuando más se complica a vida social”.
Esta dinámica nos lleva a considerar para su estudio a la “La teoría del Polisistema”, que plantea grandes rasgos de la cultura, como una estructura abierta y uno de sus aspectos es la eficacia  con que se trata.
La pregunta obligada es, ¿qué hay  detrás del periodismo cultural?, tenemos que precisar que  existen dos tipos de cultura:
1.-   La actividad desarrollada dentro de una sociedad, incluyendo conocimientos, creencias, moral, arte, leyes y  costumbres.
2.-   En cambio en esta corriente, corresponde más a la concepción de cultura letrada e ilustrada, y cae  dentro de las “Bellas artes” y  las “Bellas letras”.
En términos generales, las perspectivas anteriores, deberían tener en cuenta las prácticas significantes y la construcción social, ya que es un fenómeno dinámico que debe ser considerado   desde el panorama de las relaciones que se producen  en un momento histórico y dentro de una conformación social; donde el texto tiene una importancia fundamental. Porque las teorías de la comunicación, las literarias y la semiótica, (como símbolo evolutivo de una sociedad), hacen aportes muy significativos, junto con la contribución de la antropología social.
En toda América Latina como no hubo escuelas o facultades de periodismo sino hasta mediados del siglo XX,  los intelectuales eran quienes colaboraban con los periódicos para abordar temas culturales.
Con la llegada  de la radio y tiempo después la televisión, entró como medio masivo a todo tipo de público allá por los años 40-50 , las nuevas agencias informativas, por increíble que parezca nos; replantearon  una novedosa forma de aglutinar esquemas sociales inéditos como: Etnias minoritarias, hippies, ecologistas, feministas, gays, afrodecendientes, migrantes etc. Es otra forma de ver la cultura.
Desafortunadamente el periodismo cultural en la actualidad, enfrenta  dos problemas básicos; uno que se reduce a las bellas artes excluyendo la riqueza cultural de una sociedad.
La otra nos remite a la manera como los medios de comunicación en la sección cultural legitiman una aleación entre la farándula, eventos sociales y lo propiamente cultural, quedando reducido a la mínima expresión, porque no produce ganancias económicas
El hecho que la cultura ocupe un mínimo espacio dentro del periodismo  o cualquier medio de comunicación, replantea una reflexión , pues pasa por una etapa, un tanto difícil, ya que el periodismo cultural, de una u otra manera se ha visto marginado y hasta cierto punto, se ve con un poco de desprecio .
Muchas veces un autor si tiene algún mecenas o un patrocinador, corre el riesgo de perder su independencia. Ha esto, hay que añadir, la falta de especialistas con programas académicos, para capacitar a  alumnos de las facultades de comunicación en estos menesteres.
Aquí en México el sociólogo mexicano Jorge González lo concibe de la siguiente manera: “Un modo de organizar el movimiento constante de la vida mundana y cotidianamente.”
En nuestro país los temas culturales en los periódicos de mayor circulación, se dejan para suplementos semanales, asegurando dos formas de ver la cultura, fijar  una visión más mercantilista, ocupando el género de la noticia, crónica, reportaje, entrevista. Y otro, dirigido  a una minoría con más preparación y se basa en el ensayo, reportaje y entrevista de fondo;  expresando ideas, valores, creatividad artística;  ofreciendo además, información y análisis del presente y el pasado de la historia.
Desgraciadamente en nuestro país la cultura no vende y para muchos editores no vale la pena impulsarla.
Hay que ser objetivos, la cuestión económica es el fondo de todo, porque se supone en el periódico u otros medios de comunicación, simple y llanamente no es rentable. Poco a poco, tienden a desaparecer. Por lo que algunos tabloides ya no existe la sección cultural en sus publicaciones. Y cae dentro de la cultura de masas y la globalización.
Vende más el último chisme de alguna estrella famosa, o que si fulanito es novio de perenganita, o si alguien ya salió del closet,  e igualmente si se está filmando la cuarta entrega de Batman con Ben Afleck. En cuanto a la llamada sociedad, nos entregan una página completa de si la boda de Mariquita de los Cipreses fue la mejor del año, o sí  Cuquis Palomino tuvo los quince años más rumbosos de la temporada,  es muy importante que sepamos los pobres mortales que el pequeñín de los príncipes de Inglaterra, ya montó su primer pony o sí fue de paseo con sus papis. Hace muchos años hubo una publicación llamada Alarma completamente amarillista y sangrienta, tenía un tiraje semanal de 2,000 000.oo de revistas.
En fin esto es lo que vende; el grueso de los lectores está más interesado en este tipo de banalidades, que en artículos de fondo.
Afortunadamente en esta ciudad de Xalapa, contamos con un periódico que tiene una sección cultural. Otro con un suplemento semanal. Tampoco podemos negar que hay varias revistas culturales, que sacan con mucho esfuerzo  sus creadores, en torno a la cultura. Tenemos una revista que es Crónica de Xalapa que trata que conozcamos la historia de Xalapa igualmente sale con muchos esfuerzos.
Lo que sí, es muy loable, el que salga  un periódico netamente cultural, y me refiero a Tlanestli, pues es una delicia leer sus artículo .Dirigido por el Maestro Víctor Vázquez Gándara.
Por lo que decimos: con tesón, amor a la cultura y sin pensar en las ganancias, se puede llevar a cabo este tipo de publicaciones.
Paradójicamente, la cultura, se siente desplazada en el recinto del periodismo cultural, siendo que éste se sirvió para levantar los tabiques del mismo; pues nació de un mundo ilustrado, y creció a partir de la imprenta. Además se hizo a la sombra de grandes literatos y escritores.
Con el tiempo, fue decayendo su importancia, ante en el amarillismo, que impera hoy en día. Prevaleciendo los intereses de quien se anuncia, ya que los dueños de los tabloides, el radio y la televisión viven de la publicidad, lo que poco o nada tiene que ver con la cultura. Pero tampoco podemos criticar porque muchas veces es como sobreviven los editores.
Estamos conscientes que hoy más que nunca es necesario un periodismo especializado para tener más posibilidades de ser competitivo. Asimismo, podemos decir que cuando se hace este tipo de cultura, donde verdaderamente reside ese en la riqueza de los textos. Para eso hace falta muchas veces que el periodista, sepa leer y escribir con calidad.
Por eso hay algunos artículos que en este contexto han sido leídos y releídos muchas veces de verdaderos escritores, teniendo en México una gran raigambre como: Carlos Monsiváis, José Rafael Calva, Víctor Hugo Rascón Banda. Y en algunas épocas José Emilio Pacheco, Salvador Novo, Carlos Fuentes. En fin, no acabaría  de enumerarlos.
En cambio en la actualidad a las personas les gustan los chismes, la página roja o los comentarios de sociedad o los deportes.
Nos preguntamos para elevar la calidad de la cultura periodística, ¿qué se puede hacer? Muchos analistas opinan: Sería necesario encontrar fórmulas de categoría para que este tipo de periodismo llegue  a las masas. ¿O será necesario que el Estado intervenga con subsidios para aumentar la cultura por el interés social?
Muchos investigadores aseguran no ser difícil encontrar lectores, pues muchas veces estos se ríen de lo que supuestamente publica la Prensa Cultural y señalan fallos y erratas de las barbaridades que se escriben en este tipo de escritos.
Como conclusión, podemos afirmar que la cultura periodística se da en cualquier texto, siempre y cuando vaya bien escrita, y mejor cimentada.
Jamás será tarde para regresar al respeto que nos merece el lector y aumentar su conocimiento intelectual; por el simple hecho de que merece una buena y primordial información.






POEMÍNIMOS


Aurora Ruiz Vásquez

Encuentro
En vueltas
Y vueltas
Después de
Cien años
Encuentras a
Revueltas

Posición
Cuando todos
Estaban arriba
Leí
“Los de abajo”

Ánimo
Dormida o muerta
 Me creí llegó
Tlanestli y desperté


Edad
Ni uno más
Ni uno menos
Noventa más dos
 No los niego
Pero al centenar
No  llego

Ser
El día de hoy
No soy
Lo que ayer fui
Lo que pude
Ser hoy
No lo soy
Pero sí más viejo
Que ayer estoy

Lo dicho
 Dicho esta
Yal que no
Le guste
Oídos sordos


Tiempo
No hay
Tiempo
De ocuparse
De la risa
Por tanta
Prisa

Elección
De fiesta en fiesta
Prefiero
De siesta en siesta

Edad
Antaño
No tenía canas
Hogaño con
Profusión
   Un tinte lo
   Resuelve todo
  Para darle al
 Danzón

Ambición
No tengo voz
 en el entierro
Pero sí quiero
Saber
Qué me dejó
 Mi abuelo

Valor
A  un perro
Callejero
Le pusieron
Etiqueta y precio
Enseguida
Lo vendieron

Cuentos
Los cuentos
 Que Cuentas
 Son puro Cuento
¿Cuántas cuentas
Hay en los cuentos
Que cuentas?
Ruidos
Ruidos
La noche
En cortejo
De silencio

Escucha el sordo

TRES CUENTOS



Truman Capote
 ¡HA LLEGADO LA ÉPOCA NAVIDEÑA!


Aurora Ruiz Vásquez
El libro Tres cuentos, de Truman Capote, encierran en sus ciento quince páginas tres piezas literarias, tres cuentos separados, relacionados entre sí, que se refieren  a los recuerdos que dejan en la infancia del autor, las Fiestas Navideñas. Los temas que se desarrollan son: el amor, la amistad, la soledad y la inocencia en contraste con la maldad, la indiferencia y el desamor. Recuerdos de reuniones familiares con motivo de la navidad en una historia creativa apasionante, sentimental, sin llegar al  sentimentalismo: Un recuerdo navideño, Una Navidad y El invitado el día de Acción de Gracias.

En el primer cuento Capote recuerda que estando en Alabama  tenía siete años, lo llaman Buddy,  describe la cocina de la casa y a su “amiga” (Miss SooK) inseparable, de sesenta años, que anuncia la tarea de hacer tartas, pues ha llegado la época navideña. Al cabo de  cuatro días terminan treinta y una tartas que reparten, una al Presidente Roousbelt, otra al afilador. al chofer y a otros amigos.. Incansables, van en busca del árbol navideño para decorarlo y hacer los regalos.

En el segundo cuento, Buddy viaja a Nueva Orleans para encontrarse con su padre que apenas conoce. ”Así lo quiere Dios”-dice su “amiga”.

En el último cuento hay un invitado a la cena no deseado por Buddy, considerado su enemigo, pero Sook lo persuade y lo induce al perdón por lo tanto, lo debe invitar.
 En los cuentos de Capote  se refleja la pureza de la amistad, la inocencia, la maldad. el amor y la solidaridad en un lenguaje directo, fluido, suave, impregnado de concisión y precisión, en una prosa exquisita.

 La soledad y faltos de amor en que dentro de una misma familia viven dos seres, los une para hacerlos fuertes y vivir contentos. Leer los tres cuentos de Truman Capote nos hace saborear los sentimientos más dulces, se desborda la ternura al ver actuar a la mujer, como una chiquilla al lado de Buddy para conseguir sus propósitos con sus propios recursos.

La emoción más grande que experimenté, fue cuando cuentan el dinero de su monedero, el que han ido guardando durante un año, producto de su trabajo en pequeñas tareas, para hacer las tartas navideñas que han de regalar. Así surgen otros momentos en que la pluma de Capote transforma lo cotidiano en obra de arte sutil. Me parecen cuentos tristes por la condición de sus protagonistas que bien podrían figurar en la Antología del cuento triste de Augusto Monterroso y Bárbara Jacobs.

Los personajes son fuera de lo común, bien caracterizados, aparecen en los tres cuentos siendo la protagonista Miss Sook. La historia está contada en primera persona, tiempo pasado. Su estructura es semejante al cuento Agua Quemada de Carlos Fuentes. Truman Capote es un autor polivalente, ya que puede escribir con ternura,  o en otra forma, como en A sangre fría.

Truman Capote,- (1924-1984) escritor norteamericano, tomó su apellido Capote del segundo esposo de su madre. A los diecisiete años era ya un periodista consumado y a los veintiuno la crítica lo aplaude sin reservas. Su novela más famosa es  a sangre fría en 1966 que narra el asesinato de cuatro miembros de una familia. Fue llevada al cine. Fue uno de los novelistas más leído de la posguerra. Incursionó en novela, ensayo, teatro y cine. Sus obras más famosas son: la novela corta Desayuno en tuffany´s publicada en 1958 y A Sangre fría, entre otras.

Capote,Truman  Tres cuentos  Anagrama, Barcelona, 1998 Colección compactos

                                                                



PAÍS DE MUERTOS



Pobre de aquel que viviendo
en un país sin justicia tenga razón.
Quevedo
Lucio Gómez Pazos

Ha sentenciado con acierto George Steiner que antes del nazismo el infierno era sólo un lugar imaginario, en efecto, la devastación que este hecho dejó con la lamentable pérdida de vidas humanas así lo confirma. El infierno en la tierra sin cortapisas.
En México, específicamente en aquellas regiones con el sicariato como telón de fondo, se vive una situación también infernal porque se mata a mansalva, sin miramientos, a sabiendas que la connivencia y la impunidad terminarán por emitir su irrevocable veredicto. Este es el manto que cubre a los muertos y a las familias que han caído en desgracia. En tal sentido, Edgardo Buscaglia ha dicho: es una vergüenza que sean los periodistas quienes investiguen los casos de violencia en México en lugar de las autoridades que han sido designadas para tal fin.
Por eso, es una de las mayores desgracias saber que a más de un mes de la muerte de  3 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y de la desaparición de otros 43, las diversas instancias gubernamentales  hayan hecho poco o nada para esclarecer a cabalidad estos lamentables hechos, en cambio se han encontrado  más cadáveres cuya identidad se desconoce aún. Por eso, también, es de llamar la atención que varios intelectuales y académicos, nacionales y extranjeros, interroguen con vehemencia en los siguientes términos: ¿De qué tamaño son las fosas en México, cuántos más caben en ellas?
Asimismo, quienes asesinan en este país tal parece que han perdido todo vestigio humano, se asemejan a ese otro monstruo villista llamado Rodolfo Fierro y al que hace alusión Martín Luis Guzmán en el cuento La fiesta de las balas, quien en un arranque de crueldad infinita asesinó sin aspavientos a trescientos Colorados, soldados del bando contrario, es decir orozquistas, para después “entregarse a la dulzura de un suave masaje” de la mano que empuñó el arma inmisericordemente.
¿Por qué tanta saña enquistada en el país? ¿Por qué tanta barbarie en este otro tren de la Muerte que amenaza con llamarse México? ¿Cómo ponernos a salvo de los abismos? ¿Pueden la cultura y las artes atenuar este estado de cosas? ¿Por qué no apelar a esta u otras opciones por sensatas o modestas que parezcan?







  


De la trillada crisis de valores


Yver M. Trinidad Gabriel


Hoy día en cualquier conversación que cada uno de nosotros tiene sobre lo que nos toca observar, reflexionar, pero sobre todo vivir se cuela la siguiente frase: ¡Ya no existen los valores! Frase que se ha convertido en máxima; misma  que, sin duda alguna, acarrea consigo un sentimiento de conformismo pesimista. ¿A qué me refiero con ese sentimiento? A ese momento o lugar donde  las personas que lo pronuncian y aquellos que  escuchan  susodicha frase lo perciben como un diagnóstico de alguna enfermedad terminal. La reacción que sigue es la de aceptación pasiva, dado que, pareciera que todo está perdido, que no existe una luz de esperanza o remedio para revertir el diagnóstico. Se conforma con lo que tiene y a su vez aniquila todo intento no sólo de saber sino también de actuar, de ahí que digamos que es un conformismo pesimista.
Dicha actitud se convierte en perniciosa porqué  tal pareciera que ese conformismo pesimista nos impide actuar, incluso  para saber la razón o el por qué de nuestra circunstancia actual.  La filosofía  que en su médula ósea lleva marcada la  tarea de buscar la verdad nos puede  orientar en la faena que se torna ineludible ante lo delicado e importante que resulta atender nuestro presente para ofrecer mejores condiciones de vida en el futuro y, por supuesto, para nuestro presente. Sin duda alguna, el futuro que será en un tiempo nuestro presente estará marcado por lo que se realiza hoy y que en esa proyección será nuestro pasado.
Para curarnos de esa máxima que versa: “Quién no conozca su historia está condenado a repetirla”, es pues, necesario ahondar en el trasfondo de la frase que hemos señalado en la tercera línea de este escrito para que una vez expuesto el por qué  ofrecer alternativas a dicha realidad que provoca ese sentimiento que hemos identificado como conformismo pesimista. Con el análisis filosófico que se realice se procura  reconocer tal sentimiento para que en la medida de lo posible poder modificar nuestra conducta y con ello lograr conocernos mejor. Ello nos permitirá  potencializar los cambios que pueden ocurrir en nuestro entorno y así dejar ver claramente cuáles son los proyectos que se construyen a fin de mejorar las condiciones en las que hoy se está dando la vida. Sin nada más que agregar damos paso a nuestro análisis.


Del génesis valorativo
En primer lugar cabe ubicar el origen de los valores, dado que eso nos  permitirá observar lo que ha motivado al hombre a ponerlos en el horizonte de su máxima realización no sólo personal sino colectiva. Los valores son varios y en mi opinión, no considero que exista una jerarquía, más bien, considero que se encuentran  entrelazados formando una red circular que nos impide visualizar en donde está el inicio y donde el final. Valorar si uno es más importante que el otro es restar importancia a su esencia y perder el tiempo en vaguedades, ya que, la honestidad tiene el mismo peso que la justicia.
 No se podría ser justo si no existe la honestidad para decirlo, pero sobre todo para actuar conforme justicia. Porque bien podríamos saber si existe una justicia con referente a un hecho y bien no actuar conforme lo dicta la justicia, por ello no puedo decir que uno sea más importante que otro. Aquí resulta sumamente provechoso detenernos a reflexionar sobre la forma en cómo ha venido mostrándose el hombre a lo largo de la historia. Me ha tocado escuchar la pregunta de qué han hecho los intelectuales, sabios para cambiar la forma en cómo se ve el mundo, profundizando un poco más con la pregunta podemos enunciarla de la siguiente forma: ¿De qué nos ha servido el conocimiento, si nos encontramos con que hasta ahora no hemos podido vivir en condiciones dignas (y aquí no sólo me refiero a nuestro país sino a todo el planeta)?
Existen dos modos en los que la educación, en un sentido muy general, se ha dado. La primera refiere a la tradición oral. En ella encontramos no sólo una descripción del mundo sino también una valorización de él. Dentro de la valorización se pondera una idea de hombre con elementos teológicos. Baste recordar que las primeras culturas practicaban el politeísmo y que a partir de esta creencia dotaban de sentido al mundo y su hacer. Las figuras de autoridad que aparecieron fueron los magos, los sacerdotes y los poetas.
 La segunda refiere a la tradición escrita, afortunadamente encontramos pluralidad de escritos desde diferentes latitudes. Desde los sumerios pasando por los egipcios  hasta los griegos. En ellos se puede encontrar las primeras formas de trascender el tiempo y que éstos sirvieran para dejar más que un recuento de su época una herencia. Dentro de los primeros libros encontramos relatos que tienen que ver con el derecho, la autoridad y los relatos de cómo fue surgiendo el mundo. Por nombrar algunos existe la epopeya de Gilgamesh y el libro de Hammurabi de donde se extrae  la muy conocida “ley del Talión”. Con respecto al paso de la tradición oral a la escrita existe un pasaje bíblico que nos puede resultar de referencia, donde se narra la petición de Moisés para que Dios mandase las leyes que servirán de guía para el pueblo liberado.
La tradición oral apareció en un primer momento, antes que las culturas desarrollaran la escritura, aunque incluso no todas las personas sabían leer y escribir. Esto también ocurría en el Medioevo, donde  la tradición oral era propia de algunos pueblos e incluso en estos tiempos el analfabetismo no se ha podido erradicar del todo. Esto no quiere decir que las personas no participen de la tradición escrita pero ponderan sobre todo los discursos que se emiten bajo herramientas como la radio y la televisión.
 ¿Qué tiene que  ver esto con lo que venimos desarrollando? Primero que nada, que en las dos formas en las que el hombre se ha servido para trasmitir valores y conocimientos han existido personajes con autoridad que han conferido un saber a los demás. Los ancianos son los que ocupan la palabra para dirigirse a los demás en algunos grupos en otros es el mago, el sacerdote y el poeta. Y dentro de la tradición escrita están desde los pensadores libres y los filósofos. En cada uno de ellos se centra la preponderancia de mejorar el estado en el que vive. En este sentido podemos dar respuesta a la pregunta de la faena social que han hecho los intelectuales. No es que no hayan aportado nada, es el hecho de que muchas veces no se les toma en consideración para pensar su circunstancia y preocuparse por ellos mismos.
Sócrates es un personaje central en esto que venimos reflexionando, dado que este personaje pasa a la historia del pensamiento no sólo filosófico sino universal, dado que, su ethos o forma de ser  tiene que ver con el conocimiento de sí mismo a partir del diálogo que sostiene con sus conciudadanos. Tomando en cuenta la referencia platónica en el diálogo que lleva por nombre La Apología, el héroe intelectual  personificado por el mismísimo Sócrates sostiene ante sus acusadores y aquellos de quién depende la condena que su misión no ha sido otras que la impuesta por los Dioses, la de incitar a los demás a conocerse a sí mismos. Haciendo valer la sabiduría délfica que miles de griegos encontraban en su viaje de búsqueda y oración. ¿Qién es Sócrates? No es otra persona que el que se preocupa por que los demás se preocupen por sí mismos y en su faena el encuentra la sabiduría del saber parco, casi nulo ¿a qué saber se refiere? Al saber que no sabe nada.
Y aquí podemos cerrar este pequeño apartado tomando como referencia este punto del saber que no se sabe. Partir de este punto no tendría que entenderse negativamente sino todo lo contrario, es la ignorancia la que nos debe permitir  la búsqueda del saber. Si no reconocemos nuestra ignorancia nunca tendremos por nuestra propia cuenta las razones de porque las cosas son así, siempre dejaremos que los demás se encarguen de informarnos. Paralelo a esto, mucho tiempo después Kant en su ensayo ¿Qué es la ilustración? hará la exhortación a sus conciudadanos a valerse de su propia razón, es decir, a atreverse a pensar por sí mismos, a liberarse de la tutela de sus antecesores para conseguir la autonomía. Cuando Sócrates interpelaba para conocer la justicia, la belleza, lo bueno no era simplemente por el hecho de conocerlas sino para que en la inclinación de éstas poder ver lo que es el hombre.
Las fuentes de los valores
Lo valores se originan en el momento en que la convivencia humana trasciende la inmediata sobrevivencia y empieza a vislumbrarse otro tipo de organización dentro de la estirpe. Cuando el hombre ha superado el modo en cómo sobrevive surge el ocio y en él el espacio para poder pensar sobre los modos idóneos de la convivencia humana. El ocio es el espacio donde el hombre no se ve forzado a preocuparse por las cosas, sino que lo hace desinteresadamente. En ese desinterés puede reconocer las cosas tal y como son. ¿Cómo explicamos esto? En la cotidianidad las cosas adquieren un valor en tanto que las ocupamos para algo, son utensilios que nos ayudan a lograr lo que pretendemos realizar, entonces las cosas se traducen en su valor de uso. Y es en el ocio donde las cosas se muestran como lo que son: cosas. Y el hombre se sirve de ese espacio para inquirir sobre las cosas, no ya en su utilidad, sino en lo que verdaderamente son.
Con lo anterior, no solamente nos referimos a las cosas sino a todo lo que suscita una preocupación del hombre. Si al hombre en un momento le preocupa la convivencia humana y las formas, el ocio le permite indagar sobre los modos idóneos de convivencia que rinde sus frutos tanto en la tradición oral y escrita que hemos señalado.
Un elemento histórico que nos permite observar este hecho es la literatura universal. En la obras de Homero, Hesiodo y Esopo podemos encontrar los elementos propicios para enfatizar el modelo de conducta que proponía el hombre de aquella época. La Biblia en el relato de Moisés hace evidente la necesidad de una orientación sobre el comportamiento de un pueblo, así los mandamientos son entregados al hombre. Así mismo en los poemas de Nezahualcoyotl podemos encontrar elementos que pueden considerarse parte de la educación que transmite valores a las presentes y próximas generaciones.
Estos tres ejemplos que, por supuesto, no son los únicos  sirven como guías de orientación para dejar ver que los valores no es algo que esté de moda sino que es una tarea que se ha dado el hombre realizar para el mejoramiento de la convivencia humana y todavía a algo más profundo aún: la persona. En segundo lugar, podemos decir que los valores no los crean personas ajenas a la comunidad sino que son las mismas personas implicadas en la convivencia las que gracias a la reflexión han dado con los valores como quien escarba en una mina ha dado con un metal preciado. Aquí se puede destacar la labor del filósofo, del poeta, del mago que abstrayéndose del ir y venir de las cosas ocupa su tiempo en escarbar en el fondo de las cosas para sacar a flote lo mejor  del asunto. Así resultan los valores, un esfuerzo intelectual que nos permite observar que el hombre puede pulir su especie a partir no sólo del conocimiento de los valores sino del hábito de ellos.
Se dice comúnmente que existen tres escuelas que son: la casa, la escuela y la calle, que bien podemos nombrarlas como familia, formación y sociedad. Pues bien, alguien dirá que aquí si es posible establecer una jerarquía. Lamento desilusionar tal pretensión, dado que, las tres escuelas o esferas de la vida están íntimamente ligadas entre sí, la familia no es si no se encuentra en relación con otras formando -incluso en el nivel más básico de convivencia que es el compartir una ubicación geográfica - una comunidad o sociedad. Así mismo la escuela no tendría razón de ser si no existieran familias que educar en pos de realizarse en una sociedad que finca sus esfuerzos por procurar individuos que se dedique a tal tarea.
Hay otra frase que se escucha en el mismo tono que la primera y es la siguiente: “En la casa se enseñan los valores” Responsabilizar a la familia de todos los malestares de la sociedad no es el principal móvil para dar cuenta de todos nuestros problemas ni tampoco habría que hacer de la familia el chivo expiatorio. Lo anterior resulta hasta ridículo dado que la familia se alimenta de ella misma pero también del contacto que tiene con las otras dos esferas mencionadas. La escuela que no siempre ha estado ahí,  no habría que verla como la única forma que ha tenido el individuo de encontrar una realización, ha estado también cumpliendo esa tarea la iglesia, otros cultos, el arte, el teatro, la música, las leyes y hasta las mismas formas de gobierno que se han dado históricamente.
La familia se encuentra interrelacionada y ella no es sin las otras dos. Los mismos individuos que forman parte de la esfera familiar son los mismos que conforman las otras dos esferas. La historia como gran maestra de nuestro caminar nos permite observar que en la antigüedad el griego no hacía una distinción entre individuo y ciudad, ya que, la ciudad era el reflejo de los ciudadanos. Era por ello que se preocupaban por la educación y  la política. Ejemplos de tal enmienda la encontramos en los personajes de Sócrates y Platón.  Como la ciudad era la morada de los individuos se procura que los ciudadanos que la habitan cumplan con sus funciones para perpetuarla. Existía una conexión íntima entre ciudadano y ciudad. Como acontecimiento histórico cabe mencionar el de Sócrates. Cuando él fue condenado a beber la cicuta sus amigos le ofrecieron fugarse e irse al extranjero. Sócrates rechaza tal propuesta señalando magistralmente que él se considera un amante de su ciudad y, por tanto, de sus leyes. Y que si sus leyes lo habían juzgado lo único que tendría que hacer es aceptar el castigo que imponen sus leyes.
En los tiempos que corren existe una separación entre individuo y sociedad. Hoy día se protege la intimidad que cada familia tiene derecho a tener. Se puede ser un buen ciudadano de cualquier lugar si se paga los impuestos, si no se corrompe ninguna ley, pero ello no quiere decir que se participa en lo que la sociedad es. Lo anterior no es así de simple. Cualquiera podrá decir que si quiero o no participo, por dar un ejemplo, de los honores patrios. Quizá por profesar un culto religioso o simplemente por no encontrar en ellos una relevancia a su persona. Pero, sucede algo en ese ejemplo que es importante señalar y es el siguiente: si no se participa de los valores civiles que se han señalado cabe preguntarse si esa persona no ha hecho un esfuerzo mínimo por preguntarse qué es lo que hace posible que el pueda gozar de un nombre, de una vivienda, de una nacionalidad entre otras cosas. ¿Acaso no sería la misma pertenencia a una nacionalidad lo que le permite nacer con derechos? Así pues no nacemos libres en un sentido absoluto, lo hacemos bajo el amparo de leyes que nos señalan como individuos cargados de una tradición. Decir entonces que no participo de lo que los demás hacen es ir nadando en contracorriente, dado que, el bien colectivo se hace pensando, también, en el bien personal.

Por tanto, aunque cada familia pueda hacer lo que le plazca en su intimidad no podemos aislarla de lo que nos incumbe como comunidad. Si nosotros procuramos familias aisladas crearemos personas indiferentes a los que nos pasa. Decir que los demás están mal es de las formas más  fáciles y sencillas de dar respuesta a lo que nos acontece. Lo que resulta más complicado es observar nuestro propio desenvolvimiento en la sociedad y la forma en cómo actuamos. Párrafos arriba mencionaba que son los mismos grupos de familia lo que dan vida a nuestra sociedad, si damos cuenta de que no existen valores entonces daremos con qué la familia no cuenta con valores. Ahora bien, una cosa es que los integrantes de la sociedad procedan de las familias que existen y otra muy distinta la forma en cómo nos educamos como familia.
 Anteriormente se mencionaba que han existido varios modos en los cuales la familia ha podido encontrar una orientación para su desarrollo. Ahora en la actualidad siguen existiendo esos modos pero ahora que la sociedad ha venido gestándose bajo el amparo de instituciones, tenemos, pues, que dar con la necesidad misma de esos órganos que no es otra cosa que dar cuenta de su por qué. En otras palabras tenemos que averiguar el por qué de tales instituciones. Podemos mencionar al DIF, SEDESOL, CNDH y algunas instancias jurídicas que velan por la seguridad del menor, de la mujer, así como otras ONGs, AC, etc. Estás instituciones que no son las únicas dan respaldo legal a las personas para que puedan hacer valer sus derechos, y gozar su dignidad. Cabe agregar que no sólo es el respaldo legal sino que mediante la aplicación de programas apoyan e informan a las familias de modos idóneos de convivencia e integración bajo el ideal democrático. La SEP es otra institución que funge con esta tarea tan importante. A nivel internacional podemos mencionar la UNESCO.
Existen todavía comunidades que el acceso a este tipo de instituciones es casi nulo debido a muchas condiciones que no profundizaremos, pero espero que en los próximos años el acceso a este tipo de institucionalice pueda ser factible para que las familias participen de lo que hoy como institución la familia haga valer sus derechos que como seres humanos se han garantizado.
Reflexiones finales
El asunto de la educación familiar no es una cosa sencilla, es menester ocuparnos en esa tarea con el firme compromiso de que lo que queremos para nosotros lo que queremos para los demás, por ello debemos cavilar lo que es la justicia, lo bueno y demás valores que pueden sostener los pilares –recordemos- no sólo de la familia sino de la sociedad. Debe entenderse que no es nostalgia el hecho de voltear hacia los griegos sino que pretendemos que en esta búsqueda los griegos nos interpelan en tanto, que sirven como experiencias vitales que han permitido y nos siguen permitiendo indagar sobre las formas idóneas de convivencia humana.
Este ensayo, por sí mismo, no es conclusivo sino que intenta aproximarse a un fenómeno del que parece ser que sólo pueden ocuparse psicológos y juristas. El fenómeno familia tiene que ver primariamente con el primer contacto que tenemos con el mundo, pues, nacemos en una familia –en el mejor de los casos- que profesa un culto, cuenta con una identidad (nacionalidad, género, apellido) y tiene proyectos, por tanto, la familia nos envuelve en una esfera desde la que observamos a las distintas formas que se desenvuelven en un espacio geográfico. Hoy día que la información fluye y casi no conoce de límites podemos darnos cuenta de otras formas de organización que guardan conceptos como lo es el de la familia que no solamente sirve para encontrar la sobrevivencia sino la convivencia misma.
Indagar sobre lo que nos puede resultar más provechoso es lo que procura este humilde ensayo, porque yo mismo me he encontrado en la situación de querer formar una familia que haga valer lo que se ha pensado para contar con las herramientas que permitan colaborar para que la justicia, lo bueno y lo bello formen parte del habito familiar. Así pues, esto es una invitación para que llevemos al terreno del pensamiento y la reflexión una de las cosas que nos hacen ser lo que somos como especie: la humanidad.


El homo hiper-tecnologizado en la época digital: lectura en clave zubiriana


 Alberto Rafael León Ramos
Universidad Veracruzana, México
Facultad de Filosofía
Maestría en Filosofía

RESUMEN
A raíz de la explosión de la tecno-ciencia, la sociedad actual se desenvuelve de maneras diferentes; la forma de adquirir información, de apropiarse del conocimiento, así como las relaciones sociales han cambiado. Tanto la realidad como la vida humana se ven modificadas de manera precipitada. Y éstas son mediadas por un aluvión de aparatos, bienes y servicios, cacharros inteligentes, etc., que son en su mayoría proporcionados por la ciencia y la tecnología. ¿Qué características tiene esta sociedad? ¿Individuo y sociedad son afectados por la tecno-ciencia? ¿Hasta qué punto configura esa realidad tecnológica al hombre actual? Se tratará de describir y defender que la tecno-ciencia configura una persona diferente, es así que se llamará a ese tipo de sustantividad humana: homo hipertecnologizado. Para ello se utilizará como herramienta teórica la filosofía de Xavier Zubiri.
Palabras clave: realidad, hombre, época digital, homo hipertecnologizado.







1. La novedosa realidad llamada Época Digital
Con los avances tecnológicos y científicos en la sociedad se ha generado un conocimiento mayor sobre la realidad que nos rodea. El mundo no es aquello inhóspito y misterioso que había que explicar por medio de fábulas, mitos o leyendas. Se tiene más control sobre la naturaleza, se le explota asegurando así la supervivencia del hombre en la tierra. La vida humana, se puede decir, es más placentera gracias a todos los aparatos, medicinas, bienes y servicios, que proporciona la tecno-ciencia. Mejores viviendas, transportes, aparatos para almacenar alimentos, máquinas que ayudan a las labores del hogar, etc. También la comunicación entre los hombres es cada vez más rápida y eficaz. Las computadoras con acceso a la red son prueba de la magnitud del desarrollo tanto científico como tecnológico que la sociedad tiene actualmente. Hoy en día se puede enviar gran cantidad de información con tan sólo apretar un botón y casi al instante llega a cualquier parte del mundo.
La forma en que se va desarrollando la sociedad es interesante. Tanto las relaciones como la manera de ver el mundo que nos rodea van a estar permeadas por una visión tecnológica, suponiendo muchas veces que siempre ha sido así y que es la mejor forma de realidad. Las personas usan las computadoras con acceso a la red principalmente para trabajar o divertirse. Los Estados y las compañías privadas usan las tecnologías para hacer más fáciles los trámites burocráticos. Ahora se puede pagar los servicios básicos por medio de la red y de manera automática: la luz, el agua, el teléfono, entre otras cosas. Ya no es necesario que una persona brinde atención, porque la máquina cumple con esa función. Y casi todas las actividades que hacen las personas están relacionadas, de cierta forma, con algún dispositivo electrónico o mecánico. Desde las labores más sencillas como calentar la comida, hasta pagar un boleto de estacionamiento son intermediadas por alguna clase de máquina. Ésta es la realidad en la que le toca vivir al hombre del siglo XXI, es la llamada Época Digital (ED).
Con respecto a nuestro presente, ED, se abre una nueva forma de entender el mundo. ¿Qué caracteriza a la ED? Es la etapa de la humanidad en donde los avances científico-tecnológicos envuelven la mayor parte de la vida en sociedad. Educación, economía, información, comunicación, sociabilidad, son algunas de las circunstancias que son mediadas en relación con la sustantividad humana. La forma de entender y conocer el mundo ha cambiado en el presente.
Así la vida de la sustantividad humana se mueve en esta realidad novedosa. En donde ciencia y tecnología están por todos lados. Cuando se hable de realidad, en el presente trabajo se entenderá así: realidad, o para ser más fiel al pensamiento zubiriano, la Reidad, es aquello que es <de suyo> de lo sentido
Esta es la nueva formalidad: formalidad de reidad o realidad. Inmediatamente voy a dar razón de este neologismo <<reidad>>, que me he visto obligado a introducir en la descripción de la formalidad de la aprehensión humana. Dado el carácter completamente distinto que el término realidad pueda tener en el lenguaje vulgar y aun en el filosófico, a saber realidad allende toda aprehensión, el término reidad puede servir para evitar confusiones. Pero hecha esta aclaración, emplearé los dos términos indiscernidamente: reidad significa aquí simple realidad, simple ser <<de suyo>>[1]
Esto quiere decir que la reidad es algo sentido, es una formalidad[2] de alteridad. La reidad se siente en impresión de realidad y por lo tanto es formalidad del mismo <de suyo>, pero es sentida en la impresión de realidad por la sustantividad humana (el hombre) y sólo en impresión de realidad, ya que el puro sentir sólo se da en los animales. “Realidad es algo intelectivamente sentido en las cosas: es <<sentido>> y lo es <<en>> la cosa”[3]

También se quiere hacer notar que la realidad no son entes, como se venía pensando en la historia de la filosofía. Ese modo de abordar la realidad lleva a un equívoco: pensar que la realidad se puede entificar para acceder a ella. “Lo primero de las cosas no es ser entes, sino ser  realidades”[4]. Mucho menos la realidad es algo que está allende a nosotros a lo cual hay que tratar de acceder.

La siguiente cita explica mejor todo estos puntos:

La realidad no es algo a lo que haya que ir, sino que es primariamente algo en que ya se está, y en que, como veremos, nunca se dejará de estar. Al aprehender sentientemente una cosa real estamos ya intelectivamente instalados en la realidad. Inteligir es estar aprehensivamente en la realidad, en lo que las cosas son de <<de suyo>>. Esta instalación tiene un doble carácter. Al inteligir una cosa real quedamos instalados en ella. Pero esta instalación es, un primer aspecto, muy fugaz en el fondo; inmediatamente sobreviene otra cosa real, y al inteligirla quedamos en otra cosa. Según este primer carácter, instalación es estar instalado en una cosa real. Pero esto no agota todo el carácter de la instalación. Porque como vimos, la impresión de realidad en que inteligimos cada cosa real es idénticamente y numéricamente la misma en todas las aprehensiones. La realidad reifica cuando adviene a lo real. El contenido de cada cosa real queda así inscrito, por así decirlo, en la misma impresión de realidad que nos dio la cosa real anterior. Es decir, como ya vimos en el capítulo IV, la impresión de realidad es transcendentalmente abierta. Lo cual significa que al inteligir una cosa real aquello en que estamos instalados no es solamente esta cosa real, sino que es también la pura y simple realidad. La cosa real tiene así dos funciones: una la de ser algo real, y otra la de ser pura y simple realidad.[5]

Aunado a eso el hombre, que está en la reidad, cuenta con una facultad que lo ayuda a orientarse. Esa facultad se llama inteligencia sentiente. ¿Qué es la inteligencia sentiente?  
Inteligencia sentiente consiste en que el inteligir mismo no es sino un momento de la impresión: el momento de la formalidad de su alteridad. Sentir algo real es formalmente estar sintiendo intelectivamente. La intelección no es intelección <<de>> lo sensible, sino que es intelección <<en>> el sentir mismo. Entonces, claro está, el sentir es inteligir: es sentir intelectivo.[6]
Ésta siente la reidad en impresión de realidad. La impresión de realidad es aquella en que se capta la reidad de dos formas. Una, primero por los sentidos, es el sentir, es la pura   aprehensión sensible. Mientras que la realidad es la nota <en propio> lo que es. Entonces el hombre a través de su Inteligencia sentiente puede captar la reidad como formalidad, <como de suyo>. Como lo que es. Sin necesidad de ir a un allende o de captar una idea platónica. Aquí se rompe radicalmente el dualismo metafísico sujeto-objeto dando pie a una nueva forma de entender la reidad y la inteligencia. Se parte de la reidad para poder analizar a la sustantividad humana: Lo primario es la realidad. Sólo hay ser porque hay realidad”[7]. Por lo tanto  realidad en el sentido zubiriano es el término que será de ayuda aquí. Explicado esto quiero dar un paso más. La sustantividad humana vive en una realidad llamada ED. En ella los avances científicos y tecnológicos configuran el presente.

Para proseguir es necesario explicar  tres conceptos, ciencia, tecnología, técnica. Ahora bien, ¿qué es ciencia?, ¿Qué es tecnología? El diccionario define ciencia como: “conocimiento exacto de las cosas por sus principios y causas // Cuerpo de doctrina ordenado y formado metódicamente, que constituye un ramo del saber humano”[8] y tecnología: “La tecnología tiene por objeto la aplicación de los nuevos conocimientos obtenidos por la ciencia al mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la producción”[9].
Esto en cuanto a su definición académica, pero ¿qué importancia tiene meditar sobre la diferencia entre esas palabras? Actualmente se vive en un mundo moldeado por la ciencia y la tecnología, eso es claramente visible en la realidad cotidiana. El hombre actual toma como algo ultra-obvio su relación con la ciencia y la tecnología[10], tanto así que pocas veces se detiene a reflexionar sobre su entorno que es en exceso tecnologizado, en ese sentido José Ortega y Gasset señala algo parecido pero en la relación que se gesta entre la técnica y el hombre.

Como al abrir los ojos a la existencia se encuentra el hombre rodeado de una cantidad fabulosa de objetos y procedimientos creados por la técnica, que forman un primer paisaje artificial tan tupido que oculta la naturaleza primaria tras él, tenderá a creer que, como esta, todo aquello está ahí por sí mismo: que el automóvil y la aspirina no son cosas que hay que fabricar, sino  cosas, como la piedra o la planta, que son dadas al hombre sin previo esfuerzo de este. Es decir, que puede llegar a perder la conciencia de la técnica [11]
La importancia de aclarar los términos ciencia, tecnología y técnica es significativa, ya que se pueden confundir. La ciencia indaga sobre el mundo que le rodea de manera ordenada y meticulosa, por esta razón obtiene resultados concisos. Esto es que la ciencia al indagar sobre el mundo busca un resultado: el conocimiento científico. ¿Quién hace ciencia? El hombre es quien la hace, ahora lo llamamos científico. En la técnica hay una necesidad de transformar la realidad, aunque se puede objetar que los animales también transforman la realidad, solamente el hombre puede hacerlo de manera racional, velando siempre por su interés y movido por su voluntad. El resultado de esa técnica  es un bien o servicio. La tecnología es la unión de la técnica con la ciencia, proceso por el cual se obtiene un resultado más efectivo; por lo que resulta más novedosa, llamativa e interesante para las personas, tanto por su forma de transformar la realidad como por los bienes o servicios que se derivan de ella.

Sintetizando podemos decir que la ciencia está asociada al deseo del hombre de conocer (conocer y comprender el mundo que lo rodea), mientras que la técnica y la tecnología se vinculan a la voluntad[12]

Para terminar este apartado es conveniente enfatizar lo siguiente: la realidad es la misma, en tanto que real, aunque actualmente el desarrollo y la presencia de la tecno-ciencia se manifiesta en casi todos los aspectos de la vida humana. Su importancia e injerencia, ¿casi vital?, en la vida de las personas repercute en muchos ámbitos. El hombre vive en ese mar tecnológico, lo que genera una relación inevitable con la tecno-ciencia. Tomando en consideración lo expuesto se puede emitir el siguiente juicio:  el hombre actual se encuentra por doquier con la tecnociencia. Por tanto se puede definir al hombre como un  homo hiper-tecnologizado. Si se me vale la expresión.


2. La configuración del Homo hiper-tecnologizado  
Aristóteles, San Agustín, Descartes, Hume, Kant, Comte, Heidegger, Martín Buber han hecho  antropología filosófica,   pero ninguno de esos  filósofos se esperaba que el hombre pudiera llegar a configurar un mundo del cual hoy todos somos partícipes, el de la ciencia y la tecnología. El siglo XXI es el tiempo que nos toca vivir pero sobre todo desde el cual filosofar.
Si se acepta que a partir de la ciencia y la tecnología  se configura un homo hipertecnologizado, se puede proseguir explicando el porqué llamarlo así.
El homo hipertecnologizado va a estar de un modo primordial en la reidad que se le presenta. Está entre las cosas del mundo, vive entre ellas, las siente, las capta como reales y es por eso que se puede decir  está <en> la realidad, que es ahora llamada ED. Y tiene que tomar una postura ante ellas, se hace cargo ante la realidad que se le   presenta. “Ejecutando acciones como agente, actor y autor de ellas, es como el hombre realiza su vida personal”[13]. Es así como el homo hiper-tecnologizado está implantado en la realidad de la ED, donde las tecnologías son el diario vivir. El homo-hipertecnologizado  está en la realidad y se enfrenta a ella ¿cómo? Encargándose de aquella con la facultad con que cuenta: la inteligencia sentiente. En ese encargarse configura su <suidad> de un modo peculiar, ya que la reidad a la que se enfrenta es la tecnologizada, lo que gesta una <suidad hipertecnologizada>.
Para aclarar el punto anterior es menester entra en otro tópico, el de la irrealidad. El hombre tiene la capacidad de forjar irrealidades. Y aunque parezca que la irrealidad no tiene importancia, aquí se le va a prestar atención a esto. Parece que por ser irrealidad no tiene injerencia en la vida del hombre, pero tiene más de la que aparenta. Se ha tomado la irrealidad como fantasía, como ficción, como inexistente y por lo tanto como tema que no tiene interés para la reflexión filosófica, cosa más errada.  “La ficción es posible como una construcción de cosas en el ámbito en que nos deja el momento de realidad físicamente real, en cierto modo suelto o libre del contenido específico con que cada caso se nos presenta[14]
Para Zubiri las irrealidades[15] que pueda forjar el hombre son parte importante en la realidad de la sustantividad humana, puesto que son un paso necesario para poder estar <en> la realidad. El hombre necesita, y así lo hace, la irrealidad para poder captar intelectivamente la realidad en que se encuentra. Hay que explicar detenidamente que es la irrealidad.
Se ha entendido que algo es irreal porque no existe. O algo es irreal porque carece de realidad, en ese sentido la irrealidad es una carencia, una falta. Un unicornio, un elefante blanco o una sirena, pueden ser ejemplos claros de ello. También se entiende como irreal algo que no es físico, lo cual es un error. Los números, las teorías, las matemáticas, son un ejemplo paradójico, ya que si bien son aceptados como universales no se puede decir que sean falsos por no tener constitución física, material. Entonces, ¿qué es lo irreal?
Para Zubiri el tema es de mucho interés y le pone especial cuidado. Responde: dejar en franquía a la realidad en punto de su contenido “no se irrealiza el carácter de lo real. Irrealizar no es dejar de ser o de no ser, sino dejar en franquía a la realidad en punto a su contenido: ése es formalmente el proceso de la irrealización”[16] Dice que: “la irrealidad se puede presentar al hombre en formas distintas”[17]. Principalmente en tres: espectro, ficción e idea.

1. El espectro. La realidad no se manifiesta en las propiedades que le competen de suyo, sino que se proyecta en otras, que no le afectan, y por consiguiente podemos decir que la envuelven, pero sin ser ella misma. La realidad está dentro del hueco de lo aparente. Es justamente la irrealización y en ella la oquedad de lo real.
2. En la ficción la realidad queda destituida de todas sus notas y se obtiene así, en la realidad en cuanto tal, el carácter de realidad como algo inagotable, que permite naturalmente alojar no sólo las cosas concretas que, efectivamente, son reales, sino aquellas que construye el hombre libremente.
3. En la idea la realidad queda abstractivamente delimitada según sus notas, que se elevan a visión exacta y definida.[18]

Pero la irrealidad no es algo que se presente por sí sola sino sobre una irrealización. Los tres tipos anteriores son irrealizaciones.

Ninguna irrealidad reposa sobre sí misma, sino que es resultado de un proceso de irrealización. En cambio, la realidad sí que reposa sobre sí misma. Ésta es la diferencia fundamental. Toda irrealización se apoya, pues, en una realidad.[19]

Solamente la realidad puede reposar sobre sí misma. La irrealidad no. La irrealidad no es tampoco algo que sea por sí solo, es un resultado de una irrealización que está apoyada en la realidad. ¿Por qué pasa eso? Porque es una necesidad del hombre, es decir, para poder estar en la realidad tiene que dar un <rodeo>, ir hacia una irrealidad y después hacerse cargo de la realidad en tanto que real. Eso es hacer su vida. Configurarla.
El hombre necesita forzosamente figurarse, es decir, forjar lo irreal precisamente para estar en la realidad; no solamente para comprenderla, sino para estar físicamente en la realidad, apoyarse en ella, para hacer su vida. Esta necesidad funcional hace que, justamente, lo irreal sea un intermediario, pero no entre las cosas y las ideas, sino justamente al revés, entre el puro estar en la realidad y las cosas concretas que están en la realidad.[20]
La tecno-ciencia configura al hombre. Una cita puede apoyar más esto:

De ahí que si el hombre tiene que apoyarse en estas cosas para poder hacer la figura de su ser, entonces el hombre, ante esas recurrencias, lo que tiene que hacer es <<figurarse>> cómo son las cosas. Justamente ahí está el momento de lo irreal pero, como quiera que sea, el hombre se figura. Y se figura en el sentido más medieval del vocablo. Se figura, porque tiene necesidad justamente de figurarse cómo son las cosas para poder apoyar su vida sobre ellas; pero, además, no solamente tiene necesidad de figurarse cómo son las cosas, sino de figurase en el sentido medieval del vocablo. <<Se>> figura, es decir, se autoconfigura. Figurarse es algo inexorable para ir fluentemente a las cosas, apoyándonos en ellas para hacer mi propio yo.[21]
¿Cómo? En el modo de la irrealización de la idea y ese precisamente de esa manera como también va configurando su <suidad>.

El hombre vive, siente e intelige sentientemente[22] la nueva reidad que se le presenta. A eso se le puede agregar que el hombre se enfrenta con esa reidad de un modo muy particular, como realidades en tanto que reales y es así que a eso se puede llamar habitud.[23] La habitud primordial es aquella que se da en modo de impresión de realidades, es decir, la inteligencia sentiente[24]. De esta forma el hombre se enfrenta con la realidad; pero no solamente eso sino que es <su> realidad y con ello llega un modo particular de <autoposesión> que configura su realidad. Es una actualización de <su> realidad y la convierte en una realidad propia lo que es <suidad>, es decir, se cae en cuenta de que hay una realidad pero ahora esa realidad es personal <suya, suidad> con lo que la realidad queda formalmente impresa de un modo particular, en un Yo. Esta realidad soy yo. Es así que en la realidad tecnologizada el hombre hiperctenologizado no sólo se configura como sustantividad humana sino también a su suidad.

Como se viene explicando, el hombre está rodeado por un aluvión de tecno-ciencia en todas sus variantes, ello configura su vida misma. Cambiando un poco la frase de Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo” en el presente que se vive quedaría “yo soy yo, hipertecnologizado, y mi circunstancia tecno-científica”. La ciencia y la tecnología han dado un gran avance a la conformación del hombre así como de la sociedad. Gracias a ello las personas viven más, se cuenta con hospitales que pueden atender casi cualquier enfermedad con pastillas o tratamientos novedosos, productos de la ciencia y la tecnología, por lo cual la mayoría de las personas están de acuerdo en que es benefactora para la vida humana. Eso no está en tela de juicio aquí, porque está bien claro que sin aquellos avances la sociedad en que nos desarrollamos no podría existir.
A lo que dirijo la mirada específicamente es cómo aquella tecno-ciencia está configurando al hombre. Y lo de configurando ya se explicó también. Es ella la que me preocupa.  El homo hipertecnologizado se encuentra viviendo en la reidad tecnologizada, que ahora se llama época digital.

El preguntar sobre la realidad del hombre es una preocupación personal muy fuerte. Aquí quisiera recuperar a dos filósofos que no están alejados de nuestro tiempo y que se preguntan  de otra manera por la realidad que nos toca vivir:

Por eso estos años en que vivimos, los más intensamente técnicos que ha habido en la historia humana, son lo más vacíos[25]

Asistimos a un cansancio cultural en lo que concierne al interrogarse sobre la realidad. Sociológicamente no interesa ningún planteamiento metafísico. Lo que mueve es el éxito más inmediato posible, la eficacia, el bienestar, el pasarlo bien, la satisfacción inmediata del tener, acaparar, poseer y dominar. Poco importa el ser, la realidad y la verdad[26]

Para terminar quiero preguntar ¿sirve de algo seguir filosofando? ¿Tiene algo que aportar la actividad filosófica o es que ciertamente está en el crepúsculo del pensamiento?
“El filósofo, indudablemente, se dedica a pensar, pero no se dedica a pensar un pensamiento inane, estéril, lanzado al vacío de lo fabuloso o de lo juguetonamente especulativo. El filósofo se dedica a pensar un pensamiento en acción”[27]
Xavier Zubiri afirma:

La filosofía nace de la extrañeza, comienza con ver claro en la extrañeza; pero no es plenamente filosofía más que con la madurez de la θεωρία. La dificultad de la filosofía está en poder permanecer en esa interna violencia por la que nos acostumbramos a mirar a las cosas mirando al horizonte total de todo. Por eso decía Aristóteles que la filosofía es έξις, habito; παθος; pathos lo llamaba Platón, pero un pathos que no tiene nada de patético. El hábito de que Aristóteles nos habla no es una simple costumbre: es una de esas disposiciones radicales humanas que no busca nada distinto de sí misma. Por eso, la teoría, θεωρια, es una práctica, πράξις, esto es, una acción que no busca nada sino a la acción misma. El filósofo ve θεωρίας ένεχα, por ver. El filósofo existe en esta actitud: no se limita a alumbrarla. Por eso, su teoría es un βίος θεώϱητιχος, una existencia teorética.[28]
 Es la actividad filosófica la pertinente para pensar la situación del presente sea desde los temas políticos, sociales, culturales o del conocimiento, ya que desde esa trinchera se puede, como siempre se ha buscado, encontrar respuestas a las grandes interrogantes que la humanidad se ha planteado desde los inicios de los tiempos ¡en aquella lejana y oscura edad sin teléfonos inteligentes!, puesto que por su carácter de inquisidora, buscadora, amante de la verdad, del conocimiento, la filosofía se ha plantado radicalmente tanto en la sociedad como en el individuo, siendo sus resultados prolíficos. Y en este caso no puede ser la excepción, que la filosofía sea una espectadora, ya que no está en ella el germen de la pereza mental.












Bibliografía
·       Hernanz Moral, José Antonio, (2012), Guía de orientación en el presente. Hitos para la comprensión de la tecnociencia en la sociedad del conocimiento, México.
·       Zubiri, Xavier, (2006), El Hombre y Dios,  España,  Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier, (2006), Inteligencia y realidad,  España,  Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier (1994),  El Hombre lo Real y lo Irreal, España, Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier (1986),  Sobre el hombre, España, Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier (2002),  Sobre el problema de la filosofía, España, Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·        
·       Zubiri, Xavier, (1995), Los problemas fundamentales de la metafísica occidental, España, Alianza- fundación Xavier Zubiri, España.
·       Conill, Jesús (2010), El crepúsculo de la metafísica, Taurus. España.
·       Gay, Aquiles en “La ciencia, la técnica y la tecnología” tomado de Tecno Red Educativa http://www.frrg.utn.edu.ar/
·       Ortega, José, (1977)  Meditación de la técnica, El arquero.
·       Gran Diccionario Enciclopédico Visual ( 1993). Edimusa.









Para citar los libros de Zubiri se usa el siguiente sistema de siglas:

·       Zubiri, Xavier, (2006), El Hombre y Dios (HD)
·       Zubiri, Xavier, (2006), Inteligencia y realidad (IR)
·       Zubiri, Xavier (1994),  El Hombre lo Real y lo Irreal (HRI)
·       Zubiri, Xavier (1986),  Sobre el hombre (SH)
·       Zubiri, Xavier (2002),  Sobre el problema de la filosofía (SPF)
·       Zubiri, Xavier, (1995), Los problemas fundamentales de la metafísica occidental ( SPFM)





[1] Zubiri, IR, pág., 57.
[2] Formalidad se va entender como quedar. El quedar no es acción.
[3] Zubiri, IR.,  194.
[4] Ibid., pág., 35.
[5] Ibid., pág., 251.
[6] Ibid., pág., 84.
[7] Zubiri, SH, pág., 55.
[8] Gran Diccionario Enciclopédico Visual, 1993, pág., 271.
[9] Ibid., pág., 1158.
[10] Para escudriñar más en el tema el artículo “Ciencia y filosofía” de Diego Gracia es muy clarificador no sólo porque retoma la difícil relación entre ciencia y filosofía, sino porque explica la postura de Zubiri ante esos dos tópicos.
[11] Ortega, Meditación de la técnica, pág., 106-107
[12] Gay, Aquiles en “La ciencia, la técnica y la tecnología” tomado de Tecno Red Educativa http://www.frrg.utn.edu.ar/

[13] Zubiri, SH, pág., 64-65
[14] Zubiri, HRI, pág., 30.
[15] Espectro, idea y ficción.
[16] Zubiri, HRI, pág., 62.
[17]  Ibid., pág., 15.
[18] Ibid., pág., 61.
[19] Ibid., pág., 61.

[20] Ibid., pág., 129.
[21] Ibid., pág., 125.
[22] Zubiri, HD, pág., 39.
[23] Habitud: es el modo de habérselas con las cosas de todo viviente, básicamente es enfrentamiento con las cosas reales.
[24] Inteligencia sentiente:  El sentir es en sí mismo un modo de inteligir, y el inteligir  es en sí mismo un modo de sentir. La realidad es aprehendida , pues, en impresión de realidad. Es la inteligencia sentiente.
[25] Ortega y Gasset, Meditación de la técnica, pág.,103.
[26] Conill, Jesús, El crepúsculo de la metafísica, pág., 12.
[27] Hernanz Moral, José Antonio, Guía de orientación en el presente. Hitos para la comprensión de la tecnociencia en la sociedad del conocimiento, pág., 31. 
[28] Zubiri, SPF, pág.,  22.