Por Juan Hernández Ramírez
Para hablar de la Literatura Indígena Contemporánea, primero hay que reconocer que en el territorio nacional y estatal, vivieron y aun perviven grandes asentamientos de pueblos indígenas. Mas de 60 culturas y lenguas con sus respectivas variantes dialectales, se ubican en grandes zonas geográficas del territorio nacional, y mas de 12 culturas y lenguas coexisten en el estado de Veracruz.
Muchos de estos pueblos provienen de culturas que contaban con escritura propia, entre ellos, la etnia maya, los zapotecos, mixtecos y nahuas. Los nahuas, por ejemplo, tenían a su tlajkuilo, especialista de la escritura, quien mediante la pintura, hoy llamadas códices, narraban su historia, escribían el xochitlajtoli, palabra florida o la creación del mundo o el ueuejtlajtoli, palabra de los ancianos o la creación del mundo. Esta pintura-escritura, no era como la escritura que conocemos hoy, pero esto servía como idea para contar oralmente aquello que se quería transmitir. Sin embargo, la invasión española y posteriormente la colonia, trajo en uno de sus actos la persecución de los tlajkuilos y el exterminio en grandes hogueras de todo códice que encontraron porque creyeron, en su ignorancia, que eran cosas del demonio. Hoy en día, aun se conservan algunos códices, la mayoría en museos extranjeros, pero por estos sabemos que algunas culturas de nuestro país estaban desarrollando un tipo de escritura, y por ésta misma, sabemos mucho de la grandeza del pasado.
Todavía en la actualidad, allá en la región de la huasteca, las mujeres nahuas conservan en el diseño textil de sus blusas pintura-escritura tejida con hilos de colores, que el Consejo Veracruzano de Arte Popular ha estado tratando de rescatar para llevarla a la categoría de arte universal desde las manos de sus propios dueños, a fin de que se conzca en todo el mundo. En buena hora por este trabajo
La literatura indígena es una forma de pintar al mundo a través de la palabra oral o escrita. Esta palabra, es el pensamiento filosófico del pueblo, es la palabra de los ancianos, es la historia, los mitos, las leyendas, las costumbres, los rezos, los cantos, los símbolos cotidianos de la comida, vestuario, danza, música, sueños, la concepción de la belleza y la armonía de la naturaleza con el hombre.
Esa literatura – dice el poeta Juan Gregorio Regino – se diferencia de la literatura indianista, indigenista y la literatura en lenguas indígenas, pues cada una tiene sus propias características. La literatura indianista surge después del movimiento de independencia en el que existe la búsqueda de una identidad propia y se exacerba la pasión nacionalista. El esplendor del pasado prehispánico se enaltece y las culturas indígenas se convierten en símbolos de resistencia frente al colonialismo español, sin embargo, la valoración de lo indígena es sólo externa, pues los escritores de esta literatura no eran indígenas, sino portavoces de las culturas oprimidas que no podían levantar la voz. Entre los escritores destacados de esta corriente literaria figuran Mariano Meléndez muñoz , Eligio Ancona, Eulogio Palma y Palma, Irineo Paz y José Luis Tercero.
La literatura indigenista en México surge durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas. El indio, de Gregorio López y Fuentes, inaugura esta corriente en 1935. La literatura indigenista, particularmente la narrativa, tiene distintas tendencias desde su aparición. Un rasgo común que comparten es que la mayoría de las obras resaltan los aspectos sociales, siendo frecuentes los temas sobre la explotación, la pobreza, la marginación y el choque entre la cultura hispánica y las indígenas. Los escritores de esta literatura tratan de adentrarse al pensamiento indígena desde su perspectiva, pues no pertenecen a esta cultura. Otras obras importantes de esta época son: El resplandor de Mauricio Magdaleno, La rebelión de los colgados de Bruno Traven, El callado dolor de los Tzotziles de Ramón Rubín, El diosero de Francisco Rojas y otros. La narrativa indigenista de 1940 a 1960 fue una combinación de etnografía con testimonio, Juan Pérez Jolote de Ricardo Pozas es la obra más representativa de esta época. La narrativa indigenista de los años cincuenta trata de penetrar la cosmología indígena y los personajes indígenas son mas convincentes, se intenta mostrarlos en su contexto cultural. Eraclio Zepeda con Benzulul, Rosario Castellanos con Balún Canán, Ciudad Real y Oficio de Tinieblas y María Lombardo con La culebra tapó el río, cierran este ciclo.
La literatura en lenguas indígenas es de reciente aparición, está escrita en las propias lenguas de los escritores y se aprovechan en ella las grafías del alfabeto castellano. A la fecha se han producido una variedad de textos que van del teatro, al ensayo, al relato, la canción, la poesía y la novela.
La escritura de las lenguas indígenas es relevante en sí, porque se escribe en la lengua tzeltal, nahuatl o maya, y en ella se recoge la tradición, pero, según Juan Gregorio Regino, no tiene formas literarias indígenas y no hay una reflexión porque se construye a partir del pensamiento castellano.
Con don Andrés Henestrosa y Los hombres que dispersó la danza, se inicia la literatura indígena contemporánea. Esta obra recrea las costumbres del pueblo zapoteco. Henestrosa escribe en castellano y en zapoteco, y según Carlos Montemayor, los zapotecos del Itsmo han forjado acaso la tradición literaria moderna más importante de las lenguas indígenas de méxico. Después de Rosendo Pineda, Adolfo Gurrión y Enrique Liektens Cerqueda, son Andrés Henestrosa, Pancho Nácar y Gabriel López Chiñas, quienes consolidaron una generación de escritores en lengua materna.
Hoy estamos viviendo el florecer del siglo XXI, y las lenguas indígenas han resistido a la discriminación, a la masacre de sus hablantes, las represiones y los despojos de sus tierras pero, a pesar de eso, por algo tan vital como el idioma, permanecen vivas las culturas de México.
En la literatura escrita está hoy la renovación de las culturas de México, ella constituye un paso en nuestra cotidiana resistencia y una forma de maravillarnos de nuestra riqueza cultural y del lenguaje, igual como lo hace esta nueva generación de escritores, de los cuales quiero anotar, a manera de ejemplo, algunos trabajos:
Presento un ejemplo de memoria oral de una ceremonia tradicional de Zongolica, Veracruz. Ofrecimiento de flores, donde el viejo sabio de la comunidad náhuatl amonesta al niño, en una recopilación de Natalio Hernández.
“que el Creador de todas las cosas te conceda fortaleza, permanencia y vida; que nada te entristezca. Crece, date a querer; el creador te envió a la tierra no únicamente a caminar, no únicamente a pasear. Has de ofrendar tus flores al Creador de todas las cosas. Mañana o pasado, conforme vayas creciendo, le darás una florecita. Ya estás creciendo. Crece, para esto te han enviado a la tierra. Has venido a ofrendar tus flores aquí en la tierra, en los pequeños pies del Creador. Crece, date a querer, que nada te entristezca, que nada te preocupe . Se te nombra: ofrendador de flores”.
Poesía escrita por poetas de la actualidad.
BRICEIDA CUEVAS COB
maya
Tu madre
Tu madre se puso contenta.
Desde lo mas profundo de sus ojos
brotó su amor.
La comadrona le dijo que sería hembra
cuando te vio colgante del viento panal de avispa de tu madre.
Tu madre se alegró.
En el borbolleo de su añoranza
revoloteó su silencio.
Ella renacerá con tu nacimiento.
VICTOR DE LA CRUZ
Zapoteco del itsmo
¿Quiénes somos?, ¿cuál es nuestro nombre?
Hablar, decir sí a la noche;
decir sí a la obscuridad.
¿Con quién hablar, qué decir
si no hay nadie en esta casa
y tan sólo oigo el gemir del grillo?
Si digo sí, si digo no,
¿a quién digo sí, a quién digo no?
¿De dónde salió este no y este sí
y con quién hablo en medio de esta obscuridad?
¿Quién puso estas palabras sobre el papel?
¿Por qué se escribe sobre papel
en vez de escribir sobre la tierra?,
ella es grande,
es ancha, es larga.
¿Por qué no escribimos bajo la superficie del cielo
todo lo que dicen nuestras mentes,
lo que nace en nuestros corazones?
¿Por qué no escribimos sobre las verdes hojas,
sobre las nubes, sobre el agua,
en la palma de la mano?
¿Por qué sobre el papel?
¿Dónde nació el papel,
que nació blanco
y aprisiona la palabra nuestra:
la palabra que esculpieron nuestros abuelos sobre
las piedras,
la que cantaron en la noche
cuando hicieron su danza,
la que usaron para decorar sus casas,
dentro de sus santuarios,
de sus palacios reales?
Quien trajo la segunda lengua
vino a matarnos y también a nuestra palabra,
vino a pisotear a la gente del pueblo,
como si fuéramos gusanos
caídos del árbol, tirados en la tierra.
¿Quiénes somos, cuál es nuestro nombre?
NATALIA TOLEDO
Zapoteca del itsmo
Templo
En el templo, la luz,
Ojo en el centro del triángulo
de un Dios que a nadie mira.
La mano de Minerva golpea mi brazo,
largo y delgado como serpiente de agua.
Pulso convulsionado,
coágulo de vida.
Una voz tiene el ojo:
en qué pantano dejaste tu cuerpo cobarde.
Estremece la albahaca.
La espina de mi piel cae.
MARIO MOLINA CRUZ
Zapoteco de la sierra
La molienda
Amanece
y te encuentro bañando el metate;
mientras el humo azul cosquillea las tejas,
el corazón rojo del encino se descubre.
Al mismo tiempo,
sobre los bagazos de caña,
tus rodillas desnudas se estriban.
Se oye
el ir y venir de la mano del metate
y de vez en cuando debajo la voz de la masa.
El olor
a tortilla caliente llama,
la jarra mixe de café
perfuma el nuevo día,
el fuego silba... cruje,
canto del que vive el fogón.
Mientras tanto, en silencio,
te contemplo satisfecho.
Antes del crepúsculo
regreso a casa
y de nuevo
te hallo de rodillas,
impulsando con cadencia
tu noble fuerza sobre la piedra,
entonces...
mis ojos te bañan de cariño.
Mas tarde,
cuando la obscuridad se adueña del pueblo
y el fuego va muriendo,
cuando sólo retrata siluetas discontinuas,
me acerco a ti,
levanto tu metate
y al tocar tus rodillas morenas
tan ásperas como mis manos
siento que un tizón se clava en mí
para luego astillar mi voz.
Cuando las cenizas del fogón enfrién
sobaré tus ofendidas rodillas,
mi pecho se encenderá
y sin alumbrar el silencio
y sin lastimar la noche
te pediré sofocar la llama.
NATALIO HERNANDEZ
Náhuatl del norte de Veracruz
No quiero morir
No quiero morir,
quiero ser partícipe del nuevo día
y del nuevo amanecer.
No quiero morir,
quiero disfrutar los nuevos cantos floridos,
los nuevos cantos del pueblo.
No quiero morir,
anhelo leer los nuevos libros
y admirar el surgimiento
de la nueva sabiduría.
No quiero morir,
quiero que sea vigorosa mi propia vida,
ansío recuperar mis raíces:
no deseo abandonar mi vida en la tierra.
JUAN TIBURCIO
Tutunakú
Bendiciones
Bendíceme en totonaco, Dios mío,
porque en español me maldicen.
Ilumíname con el sol totonaco,
porque me opacan en español.
Dame sabiduría totonaca, Dios mío,
porque en español me llaman tonto.
Dame letras en totonaco,
porque las letras españolas mienten.
Cántame en totonaco,
porque en español me ofenden.
Háblame en totonaco,
porque en español me gritan.
1 comentario:
gracias por todo pero no me ayudo
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