lunes, 12 de mayo de 2014

Editorial


 

Día de la Madre y Día del Maestro


Dos conmemoraciones relevantes son motivo de reflexión, más allá del consumismo desenfrenado producto de la mercadotecnia: Día de la Madre y Día del Maestro. Sin mitificar, es evidente la influencia social de ambos actores constituyéndose en constructores en la formación del individuo, en consecuencia es obligado reconocer su labor pero también coadyuvar y aliarse a ellos con el objeto de lograr su encomienda tradicionalmente les fue asignada.

En lo plural, la sociedad, a través de sus diferentes instituciones públicas y privadas de carácter político, económico, religioso despliegan estrategias encaminadas a ideologizar y persuadir para alcanzar sus propios fines. Los medios de comunicación e información, a su vez, ahora apoyados en la tecnología –al igual que los primeros- sirven a intereses políticos y económicos olvidándose de su función de carácter social, han complicando y distorsionando el trabajo materno y del profesor.

Y no debe mitificarse la figura de estos dos actores sociales porque son humanos. Señalamiento de lo que adolecen y áreas de oportunidad son innumerables, basta mirara las temáticas relativas a la liberación femenina o Reforma educativa para constatar, sin embargo su presencia es reconocida a pesar de todo y hoy además de felicitarles y festejarles se debe unir el esfuerzo social, brindarles el apoyo necesario para lograr los fines conferidos a ellos: Felicidades a todas la Madres y al profesorado.

 

La irrupción del espacio


 

Silvestre Manuel Hernández

Coordinador del Consejo Editorial de Tlanestli. Amanecer.

Investigador de Ciencias Sociales y Humanidades,

UAM–I, Ciudad de México

silmanhermor@hotmail.com

 

Su mirada estaba allá, en el horizonte. La ventana era la puerta al pasado, vivo, con varias preguntas todavía y una solución. Ahí, en ese espacio, él,  jugando con la pistola a la ruleta rusa: el tiempo había convertido el hábito en deber. Ahora, el proceso era hacia atrás, sin detenerse en explicaciones. Un paso definiría todo, simple, sin queja. Renunciar a ello no podía, la dignidad lo era todo a ese nivel; no en vano se había desprendido de miserias y banalidades, y había hurgado el mundo tal cual, a su modo, sin encontrar un justificante para cambiar el rumbo. Se quedó quieto, sentado en la cama. Cerró los ojos, sostenía el revólver en la mano derecha. Su imagen era triste, agobiada por algo extraño. Su vista volvió a lo lejos, como buscando algo.  Se metió el arma en la cintura, cubriéndola con la chamarra. Un día más, las horas dolían. Giró la cabeza. Afuera, el viento, moviendo las cosas, a pausas. Salió al patio.

     Ya estaba harto del juego, no de él, sino de la vida. Pero cómo sacar de tajo tantos recuerdos, cómo deshacerse de esas palabras impresas en la piel. Cómo evitar decepciones, preguntas del por qué lo hizo. Cómo, por qué no haberlo hecho antes. Se decía, siguiendo el vaivén de la mecedora. Y el tiempo, a la espera de los actos.   

      Ahí, frente a él, entre la casa y el Espacio, Donald, su nieto, jugaba con una pelota. Adentro se oían las noticias. El abuelo puso atención. Los hechos no paraban, todo moviéndose en círculos, incansablemente; y en la periferia, los deseos, la vida tratando de ser.

     Unos minutos después, el niño fue a sentarse a su lado, en el suelo. El viejo hablaba, quedo, como rezando para sí. Sus ojos estaban allá, perdidos en el horizonte.

     Se quedó callado por un momento. Su nieto, apretando la pelota con  las manos, observaba su rostro quemado por los rayos del sol; las líneas de su cara semejaban los espacios entre surco y surco de los campos donde había trabajado tantos años, desde que cruzó ese Espacio a una edad temprana, echando a la suerte su existencia y dejando atrás a su padre, en medio de la noche. De entonces a la fecha, cada que podía y alguien se interesaba, solía contar su “paso a ciegas”, como le llamaba, y las cosas vividas en los primeros años en esa tierra fofa, agusanada, caprichosa, “meada por el Diablo” y bendecida con sangre ajena, como la mentaba; donde había tomado consciencia de su especie escindida a fuerza de sentir las cosas y tragarse el orgullo.

    Meses atrás, le había dado por sentarse todas las tardes, cuando el tiempo se acortaba y el hacer perdía importancia, a ver hacia el final del suroeste. Los recuerdos deambulaban en su mente; a veces, parecían basuras en medio de un remolino: la pobreza, el hambre, la muerte, la soledad, la confrontación entre una forma de vida y un patrón de comportamiento impuesto, el rechazo de aquello que lo rechazaba, cuántas veces la “mierda” le había llegado al cuello, la amargura de los días, y ya para cesar, él, ahí, con todo aquello que la vista ocultaba, pidiendo un final. Cómo explicarle a su nieto, qué derecho tenía él de expresar eso, para qué, se preguntaba. El callar muchas cosas ya era parte del respeto, sólo sentirlas. Acarició la pistola. Volteó a verlo, casi la misma edad de aquel tiempo, tan presente, tan dolido a pesar de la aparente ganancia.

__ ¿Ve hasta allá m´ijo? __ le preguntó tras el prolongado silencio __ Merito más allá en donde se junta la tierra con el cielo __ y señalaba con la mano __ hasta allá hay un Espacio… El Espacio, ¡ah!… Casi todos los que vivimos d´ste lado, pero somos de allá, lo tenemos aquí, insertado entre tripas e hígado porque, porque… Sí, nomás nos bebemos la bilis; muchas cosas duelen muy adentro, y con ellas cargamos pa´siempre.

     El niño, nacido en ese país, no entendía del todo el relato del viejo, ni podía sentir el abandono latente en las palabras. Sólo lo miraba extrañado. Esperó algo más del abuelo; como éste permanecía con la vista a lo lejos, preguntó:

__ ¿De qué espacio hablas?

 __ De aquel, de ese que te condena para siempre, lo pases o no lo pases; si lo primero… __ tragó saliva con dificultad __. Ya entenderás. Si lo segundo, tal vez te toque vivirlo, aunque ya no como yo, tu ya eres de otro lado, naciste aquí, ves las cosas de otra forma. Ese, es un espacio en blanco, como ausente, casi maldito, ni geográfico ni político, es algo vacío apropiado y reapropiado por intereses: siempre la ambición, cuándo no el uno por encima del otro. Eso en sí no es nada, un terreno usurpado y nada más, su único valor, si lo tiene, está en el significado que le demos, los de aquí y los de allá.

     Volvió a impulsarse con los pies, la mecedora rechinó en su vaivén. Apretó las manos en los descansabrazos y cerró los ojos. Su nieto lanzó la pelota sin ninguna dirección. Cogió la mano del viejo, sintió el temblor, la rudeza, la deformidad de los huesos; ligeramente la atrajo a sí a la altura del pecho. A continuación dijo:

__ ¿Por qué te gusta contar historias, qué es lo de allá?

    El abuelo abrió los ojos, miró a su nieto, después allá, ¿tenía respuesta esto? Regresó la vista. Apretó la mano de Donald, le acarició la mejilla.

__ Porque es la forma de mantenerme en este lugar, lejos de lo valioso para alguien como yo, separado de mis entrañas, de mi religión, de mis arrepentimientos, de las imágenes y sonidos de mi mente, de… Otra vez se sumergió en su pasado; en los gritos que sólo significaban para él; en los juegos sin juguetes; en esa realidad, atenta de las distracciones para después cobrar todo.

     El nieto vio cómo pasaba la saliva el viejo, haciendo esfuerzos por no botarla, cómo su mirada se perdía, no ya en lo lejano, sino en él, en sus ojos, en su cara, en sus años de vida, como si quisiera ver el adentro.

     El abuelo empieza a quedarse atrás, en esa su vida de años pasados, de cosas que nada más él siente y entiende. Los comentarios de sus hermanos, qué más. Cómo negar los hechos. Algo inquietaba a Donald.

    El viejo ya se perdió en ese mundo del “espacio”, de eso que él llama “condena”, pero ta´bueno, cada quien tiene su vida, sea de aquí o de allá, o de los dos lados al mismo tiempo, el chiste es echar historia, o al menos intentarlo. ¡Pue´qué carajo! ¡Va to´a la basura!

__ Ese Joaquín, ya véngase pa´dentro que va a comenzar a caer el sereno, y no quiero verlo enfermo. Lo de allá está muy allá, no puede regresar. Usted sigue aquí, con nosotros. Donald __ Gritó su nuera.

__ Ya vamos __ respondió el niño.

__ Ándale, hoy hay pastel, acuérdate de la fecha __ Le recordó al viejo. Donald se puso de pie y se fue corriendo.

   Joaquín Ramírez cerró los ojos, no había misterio o señal que develar. Un viento frío llegó a su cuerpo: las horas, el tiempo, el deber de hacerlo. Y esa historia bastarda que le había arrebatado a su esposa y a sus dos hijos. La primera, muerta por falta del sustento económico y por su condición de ilegal. Los otros dos, criados en la soledad y tragados por la ley del más fuerte y la injusticia a secas. Uno asesinado a los veinte años tras una discusión estúpida. El otro preso en la cárcel estatal “por defender el honor de su familia”.

    Allá, muy en el fondo de sus recuerdos, el viejo oyó que lo llamaban de nuevo. Cambiarse a otro lugar, hablar de algo, compartir la mesa y acordarse de la muerte de su padre, sin nadie a su lado. ¿Qué cambiaría? ¿Decir hasta mañana y tragarse todo aquello un día más, como desde hace diez años cuando apareció la enfermedad que tarde o temprano lo mataría? A falta de qué pretexto seguiría “ahí” __ Pensó, asqueado de sí mismo __ Cómo parar tantas cosas. Cómo sanar ambas partes sin una plegaria, sin cargar culpas a nadie, sólo apegándose a su convicción, esto era lo suyo, bueno o malo. Dudó un instante, no de sí, sino del entorno: tan cerca, tan inexpresivo, a veces hostil. No había más. Lo único que le quedaba era ese mundo extraño, perdido entre la inmensidad del espacio y la vulgaridad del vivir, del coexistir con “el otro” sin una razón, sin un sentido propio, fuera de su historia. La monotonía lo ahogaba, al parejo del tiempo y de aquello que lo impulsaba a jugar con la pistola. ¿Qué detendrían las balas? Las cosas fueron llegando tarde, la estabilidad económica gracias al negocio de comida, el patrimonio a nombre de su hijo preso, su nuera y sus nietos; como una forma de humillación o burla, por qué no acabar con eso. Se puso de pie, jaló aire por la nariz. Sintió la presión del coñón en la cintura. La fuerza aflojó lo del pecho y las flemas subieron a la garganta, retuvo aquello mientras veía cómo el sol se iba ocultando. La noche lo esperaba, como aquella vez: sólo que ahora el camino era de regreso, solo, tras la vida y la memoria, la recuperación del principio, del espacio, con un sólo golpe. Aventó el escupitajo y dio la vuelta. Empujó la mecedora y fue al encuentro.

 

Gabriel García Márquez y Emmanuel Carballo


 

 

Raúl Hernández Viveros

 

Entre los más importantes y memorables visitas a la capital    veracruzana, desde luego hay que mencionar y destacar a principios del siglo XX, la de Rubén Darío. En décadas recientes, los homenajes de la Universidad Veracruzana a Julio Cortázar, quien este año cumple 100 años de su nacimiento, o el  dedicado a Juan Carlos Onetti. Nada más recordarlo con sus fotografías en alguna parte  de la historia de Cultura de Veracruz, es trascendental.

No obstante, con el fallecimiento de Gabriel García Márquez, este jueves santo de abril de 2014, resulta fundamental distinguir que la Universidad Veracruzana ofreció la primera edición de su libro de cuentos Los funerales de la mamá grande, en la serie ficción, gracias a Sergio Galindo Márquez. Recuerdo la carta de Gabriel García Márquez, en donde agradecía a nuestra Máxima Casa de Estudios, el pago de mil dólares. En aquellas líneas apuntaba que con dicha cantidad iba a dedicarse de tiempo completo a terminar su obra cumbre Cien años de soledad; novela tan difundida que se ha perdido la cuenta porque lleva de acuerdo a estadísticas editoriales, más de 50 millones de ejemplares vendidos.

Años más tarde, con la intervención de Jorge Ruffinelli la Universidad Veracruzana participó con el patrocinio la filmación de “La viuda de Montiel”. Aparte también bajo el sello editorial universitario se hizo la edición de un hermoso libro  de fotografías, guión cinematográfico, que  estuvo al cuidado de Jorge Ruffinelli. Creo que en la Máxima Casa de Estudios de Veracruz no deberían   dejar  de resaltar   dichos acontecimientos culturales y principalmente rescatar las imágenes de estas visitas.

También hay que destacar la visita de Gabriel García Márquez, por invitación de Armando Rodríguez, a conocer  a Froylán Flores Cancela, en la dirección de Punto y Aparte. No hay que olvidar la entrevista que le hicieron y  se publicó en sus páginas, al autor de libros fundamentales, que fueron galardonados con el premio Nobel de Literatura.

El desarrollo de la imaginación y la escritura de Gabriel García Márquez, volaron hacia alturas universales con las historias fantásticas dignas de ser contadas; igual como lo fueron recogidas  oralmente y trazadas en nuestros libros sagrados de los pueblos antiguos prehispánicos. Versiones narradas y acumuladas por la historia de nuestros pueblos de América Latina. Siempre Gabriel García Márquez mantuvo su postura digna en defensa y promoción de los pueblos latinoamericanos. Además, destaca en forma sobresaliente su enorme respeto y admiración por la solitaria presencia de Cuba.

En el número 14 de Texto Crítico, Jorge Ruffinelli, su gran amigo y compañero, dio a conocer uno de los valiosos ensayos reflexivos de Gabriel García Márquez: “Fantasía y creación artística en América Latina y el Caribe”. En pocas páginas el autor colombiano,  y mexicano por arraigo fraternal con la cultura de México, advirtió: “los escritores de América Latina y el Caribe, tenemos que reconocer, con la mano en el corazón que la realidad es mejor escritor que nosotros. Nuestro destino, y tal vez nuestra gloria, es tratar de imitarla con humildad, y lo mejor que nos sea posible”. Estas palabras proféticas describen formidablemente en pocas líneas, la terrible y afligida situación que atraviesan los  pueblos latinoamericanos bajo la corrupción institucional, el tráfico de influencias, la pobreza, el saqueo de  recursos naturales,  la violencia y la crisis del Estado de Derecho.

 

Emmanuel Carballo: Investigador y editor literario

 

Durante estos días, mi oficio de escritor rinde luto a sus maestros, amigos y colegas. Tal vez lo mejor sería el silencio, pero cuando se tuvo la oportunidad de sentir los consejos interesantes de un mentor, el alumno desde su adolescencia debe saber escuchar y atender cualquier tipo de recomendaciones. Todavía es, totalmente fundamental, si logran señalarle a uno los errores antes de que otros lo reconozcan y aumenten, de acuerdo a su interés de impresionar o inquietar al atento discípulo.

Por lo que siento, la necesidad de continuar con los obituarios sobre los que parten antes que nosotros hacia la eternidad, que es la nada. En este caso, se trata de dejar algunas condolencias por la muerte de Emmanuel Carballo. Aunque resulte preocupante la exactitud con que brotan las alabanzas espontáneas, como se escucharon con las declaraciones oficialistas de políticos ineptos que no son capaces de leer siquiera un pequeño texto literario, y que nunca  expresaron el reconocimiento en vida del ahora ausente.     Sin embargo, el atrevimiento mío tiene relación contundente con aquella época de la juventud; durante la cual se tuvo la fortuna de invitarlo a ofrecer conferencias en la Faculta de Letras de la Universidad Veracruzana. Representaron experiencias vitales en la construcción de mi carrera hacia la literatura. La primera vez que contacté con Emmanuel Carballo fue luego de una inolvidable disertación académica; tuvo lugar en una velada literaria en casa de Lorenzo Arduengo Pineda, situada en una calle colonial de  la capital veracruzana. Entonces Emmanuel Carballo colaboraba con su Diario Público, en el suplemento cultural Diorama del periódico  Excélsior.

            A su regreso al Distrito Federal, escribió varias cuartillas sobre dicha reunión; en donde participaron, entre tantos personajes, mis amigos Mario Muñoz y Jaime Turrent. El articulo lleno de emoción; describía a una Xalapa de profundo ambiente intelectual, comparada a  los mejores encuentros literarios de París, Nueva York o Roma. De un nivel prodigioso tan superior a la medianía de las reuniones que llevaban a cabo los grupos de las mafias intelectuales de aquella época, en la capital azteca. Una la encabezaba Octavio Paz, y la que tenía mayor difusión fue la de Carlos Fuentes. En la primera terminaban los participantes entonando el coro de: “Allá en las fuentes, había un chorrito se hacía chiquito y luego grandote”. En la segunda cantaban el estribillo de: “¿A dónde vas Octavio Paz, con el surrealismo colgado atrás?”

            Por supuesto, algunas buenas consciencias provincianas pegaron el grito en el cielo y echaron las campanas al vuelo, al enterarse de la existencia de un movimiento literario que significaba la continuación de otros anteriores, como lo fue el Movimiento Estridentista, o bien la presencia interesante  del grupo de la Espiga Amotinada. También  algunos moralistas fueron sorprendidos con la lectura de la novela La comparsa de Sergio Galindo, en donde se describían los días del último carnaval en Xalapa. Por lo que los comentarios publicados por Emmanuel Carballo funcionaron bajo las duras voces tradicionales que lanzaron acusaciones contra el libertinaje de la vida intelectual provinciana.

            Todo esto fue la primera relación para mí con Emmanuel Carballo. Al poco tiempo, lo visité en su casa próxima a las instalaciones de la UNAM. Me regaló una colección de las obras publicadas por  la Editorial Diógenes; posteriormente lanzó una convocatoria para promover un premio de novela. En aquellos años fue a Cuba y logró obtener inéditos de novelistas. Por ejemplo, publicó la primera edición, en 1969, de El mundo alucinante, de Reinaldo Arenas; manuscrito que pudo esconder en su maleta cuando volvió a México. Esta novela marcó el descubrimiento y lanzamiento de     este enorme autor cubano que narraba en su obra las peripecias y andanzas de Fray Servando Teresa de Mier, el sacerdote que cometió la herejía de rechazar y cuestionar el mito de la aparición de la Virgen de Guadalupe.

            Fue  reconocida  la notoria vinculación de Emmanuel Carballo con la divulgación en México, de la novela Paradiso, de José Lezama Lima; la revisión correspondió a Julio Cortázar acompañado de la asesoría de Carlos Monsiváis. Se debe recordar al promotor literario porque, Emmanuel Carballo colaboró en el proyecto de Empresas Editoriales, en donde se publicaron sus extraordinarias investigaciones sobre autores y entrevistas con los protagonistas de las letras mexicanas.

            Resulta trascendental la lectura de los pequeños libros que forman parte de la colección Nuevos Escritores Mexicanos del Siglo XX presentados por sí mismos. Cada prólogo forma parte de un estudio mayor sobre los entonces escritores que ahora son reconocidos a nivel internacional, como es el caso de Sergio Pitol. Hasta nuestros días son consultadas las investigaciones literarias de Emmanuel Carballo. Además son demasiado imprescindibles sus investigaciones sobre el cuento y la poesía en México.

En 1996 corrigió y aumentó el valioso libro de sus encuentros vitales con los Protagonistas de la literatura mexicana. Hace algunos años, lo encontré en el centro de Xalapa; llevaba un ejemplar reciente de la obra mencionada y en plena luz del día me reconoció. Le di un fuerte abrazo y al despedirme me obsequió un ejemplar de sus formidables entrevistas con José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, entre otros fuertes pilares de la literatura mexicana. Desde estas líneas va mi profunda solidaridad con Beatriz Espejo,  una de las más valiosas escritoras de Veracruz y México. Con su puño y letra agregó a la dedicatoria impresa: “y para Raúl Hernández Viveros, a quien conozco y admiro desde sus años de aprendizaje”. Emmanuel.

            En la Revista de la Universidad de México, Emmanuel Carballo dio a conocer sus textos de despedida. Incluyó un fragmento de su diario “De políticas y letras”, en el número 83, enero 2011. Escribió que: “A lo largo de mi vida como crítico me las he visto negras. (Este color me ha traído más satisfacciones que desagrados. Amo quizás el infortunio). Un ejemplo, cuando me separe de la Mafia quedé solo”, y perdió la amistad de Fuentes y Paz.     

            En la década de los 70’s del siglo pasado cuando trabajaba yo en Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana, promoví el ciclo de presentaciones “Aproximación a la poesía mexicana”. Participaron con sus lecturas y conferencias los principales poetas de aquellos años; se distinguieron Carlos Pellicer, Rubén Bonifaz Nuño, Juan Bañuelos, Marco Antonio Campos, y José Emilio Pacheco entre otros asistentes.

            Desde luego, entonces invité a Octavio Paz. Fui hasta sus oficinas cuando era director de la Revista Plural, en las instalaciones del periódico Excelsior. Me recibió bastante entusiasmado con la invitación de viajar hasta la capital veracruzana. Sin embargo, al preguntarme a quiénes había solicitado su intervención, cuando entre otros poetas mencioné el nombre de Emmanuel Carballo, me contestó en forma contundente que él no iría a participar en un evento literario en el que estaría un pillo que lo había desprestigiado por toda América Latina, y principalmente en Argentina.

             De esta manera, me despedí con la recomendación de organizar  un acontecimiento en donde nada más estuviera Octavio Paz. Más tarde, le comenté a  Emmanuel Carballo y no lo podía creer, y pasamos varias horas conversando sobre la historia de la literatura en México. Después pasaron los años y nunca volvimos a mencionar esta anécdota que se perdió en la oscuridad lejana del pasado.  

 

La sangre del cordero, hilos de sangre


 

Aurora Ruiz Vásquez

 

Leer La sangre del cordero de Mandiargues, es vivir la realidad envuelta en lo inimaginable, que despierta sentimientos y emociones fuertes, impregnados de poesía. Esta novela corta incluye una introducción de la hija de su autor, Sibylle de Mandiargues titulada Recuerdo de familia, en la cual analiza la dualidad padre–escritor en forma objetiva y también poética, que vale la pena detenerse en ella a para reflexionar.

Mandiargues, fue un poeta y escritor francés (1909-1991), recibió el premio Concour en 1967 con El margen. Combina en sus obras el surrealismo, existencialismo, impresionismo y el erotismo. Tuvo  vínculos con André Bretón y produjo  poesías, cuentos, novelas y novelas cortas como: La sangre del cordero El museo negro, Sal de lobos, Fuego de brisa, La marea, La sonrisa, El libro de mar, la motocicleta, El margen y otras. Es una pena que sus obras no se hallan reeditado, y sean difíciles de conseguir en la actualidad, siendo que sus temas siguen siendo modernos y la poesía no muere.

La sangre del cordero es una novela corta de 36 páginas que podrían leerse en pocos minutos, sin embargo, hay que detenerse para reflexionar sobre su profundidad. Es una obra ubicada en una costa del Mediterraneo cargada de oscuro erotismo y religión. Su estilo poético es maravilloso, donde se tratan temas como: el amor, la injusticia, la inocencia, y la perversidad.

Se trata de una niña –catorce años- Marceline Cain, escasa de cariño o mejor dicho, carente de él, que vive con sus padres y la sirvienta llamada Floka en una gran mansión. Tiene como mascota un conejo Souci al que adora, juega con él, le platica y se tira en el pasto del bosquecillo lejano a revolcarse y abrazarse con su amado Souci, acaricia su pelambre amarillo sedoso, “que hacía temblar sus senos en flor” causándole gran placer, lo besa en el hocico, lame sus dientes amarillos y es feliz satisfaciendo su incipiente sexualidad. El padre, el ingeniero Raphaél Caín, un hombre taciturno de mal carácter         siempre está enojado, no tiene ninguna comunicación con su hija “cachorro indómito” y menos la señora Caín, que si habla es para ordenar o regañar cuando el conejo ensucia la casa, por lo que lo mantienen en una jaula de mimbre al aire libre.

 En esta paz aparente, sucede algo insólito: la criada, el papá y la madre conspiran y deciden matar al conejo, y lo peor, guisarlo sin que Marceline se entere y dárselo a comer. Cuando regresa con su madre de un día de compras, pregunta por su conejo y le dicen que ya está encerrado; llegan a cenar conejo bien guisado. Después de comer, el padre anuncia que han sacrificado al conejo pues causaba muchas molestias  Esperan la reacción dramática llantos pataleos, desmayos, protestas por la canallada, pero Marceline comprende las miradas y risas cómplices y por no complacerlos, se traga el tremendo “desgarrón que se estaba produciendo en la intimidad de esa niña muda.” Llena de ira y de odio que la lleva como sonámbula a alejarse de la casa, al encuentro de su primigenia experiencia de dolor lacerante y sangre.

Se desencadenan hechos de suicidio y asesinatos no explícitos pero que se deducen por las pruebas encontradas. Es un relato dramático apasionante lleno de metáforas y de poesía, donde la inocencia se transforma en maldad y  crimen.

“Hacia arriba de los mataderos, veíase el cabaret Corne de Cerf, una casa grande” con luces deslumbrantes donde se reunían los pastores para beber y bailar como locos y donde penetró Marceline en su carrera sin rumbo, huyendo como autómata de la maldad de sus propios padres. Cuando aquella orquesta infernal empezó a tocar, “la voz de pavo real” del negro se escucha, entre  bailes y acrobacias espectaculares, cuando su vista se encuentra con Marceline, salta hacia ella y la arrastra al abismo, la lleva al matadero donde las ovejas y corderos esperan ser degollados dejándole hilos de sangre entre las piernas. El negro, sintiendo la culpa de su acción, pasa la cuerda con nudo flojo por su cabeza y se arroja al vacío. Marceline  piensa que es una acrobacia más, él tira el cuchillo, ella no siente miedo, nota al negro “menos negro” y débil pero le da la espalda a todo lo sucedido y regresa por el mismo camino, llega al jardín de su casa al amanecer, las ventanas están un poco abiertas y sigilosa entra a la habitación de sus padres, donde más tarde se encuentra el cuchillo del negro tirado en el suelo por lo que fue fácil identificar al asesino.

En La sangre del cordero se transgrede la inocencia en maldad. El negro carnicero Petrus con su cuchillo de matarife representa la fuerza bruta que después se trastoca en débil y la otra fuerza que era débil, ahora es  la dueña del poder.

El estilo de la novela atrapa por completo y halaga el oído, por su ritmo cadencioso y poético que asombra.

El tema que trata es fuerte y muestra la metamorfosis de la niña en mujer. El amor sin reservas que puede inspirar un animal cuando no hay humanos de por medio, expresa el odio y la venganza hasta sus últimas consecuencias. Un drama humano que no pocas veces se presenta.

Según opinión de Octavio Paz, André Pieyre de Mandiargres  “es uno de los escritores en verdad originales… dueño a un  tiempo de un lenguaje y un mundo” 

 

MANDIARGUES de Pieyre André (1995) La sangre del cordero  México: Toledo

 

 

 

 

Como en un sueño...


  

Jaime Pasquel


Hoy de noche, cómodamente instalado en mi estudio, veo a través de la ventana hacia afuera, en el jardín, la lluvia fría y el clima de invierno.


La temperatura bajando cada vez más, todo se encuentra cubierto de niebla, de esa neblina cómplice de los enamorados, que los invita a amarse más.


Te escribo, imaginándote, hablando de pié, muy cerca de mi, casi tocando tu suave y acariciable cuerpo, percibo la fragancia cual perfume exquisito que despide tu cuerpo, perfume innato.


Deseo inmensamente besar tus labios carnositos,  húmedos, Puedo ver tu dentadura blanca como tallada en la nieve del Citlaltepetl, que es el volcán más, alto de mi país, y tantas cosas más, tanta ternura, romance y amor sublime que destila de tu cuerpo y tu mirada. ¡DIOS MÌO!


Así esculpiéndote, tallando tu imagen imborrable, voy navegando por las esencias del ensueño, sin yo esperarlo, te vi, tu imagen apareció ante mi, sonriendo.


Te contemplo, me enamoro de tus maravillosos ojos y  tu mirada entre tierna y melancólica me atrapa.


Me siento como en un sueño que me habla de la posibilidad de volver a amar, de reencontrar ese sentimiento perdido entre las cicatrices del tiempo, de resucitar esos instantes muertos en la rutina de mi vida.


Ahora siento la necesidad de desnudar mi vida una vez más, sin los prejuicios que se van acomodando, sin sentirlos...


Noche a noche, día a día, tu recuerdo me persigue por todos los rincones de mi vida.


Se que sólo fueron unos instantes en que te vi, pero bastaron para impresionarme eternamente.


Hoy en la distancia sólo sé que caí, que naufragué en la profundidad  cálida de tus ojos, y, ahora, nostalgicote ti, enciendo el radio y al azar, me llega una melodía, es la voz exquisita de Tania Libertad, que canta,  " Cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré..."

Maquiavelo, aprendiz de brujo


 

(I de II)


Juan Fernando Romero Fuentes

Los ojos se abren a la vida y a la muerte: Los sentidos todos despiertan; lo primero es observar, todo está renaciendo. Hay que des-cubrir, oír, oler, gustar,  investigar, encontrar, registrar, detallar y … razonar. El descubrimiento del camino a las Indias es solo parte del gran descubrimiento de un auténtico nuevo mundo.

Aún con la paciencia de las largas horas medievales como parte inherente de los actos cotidianos, Leonardo Da Vinci observa y registra; dibuja y describe al detalle; compara y descubre: la anatomía de Galeno aún vigente, prejuiciada y acientífica, está llena de errores y falsas apreciaciones. Leonardo disecciona cadáveres de caballos y –en secreto- de humanos: observa, descubre un mundo nuevo. Y con los  rudimentos de las futuras ciencias, con pasmosa objetividad, sienta las bases de la anatomía descriptiva en sus dibujos y notas, y establece –sin saberlo- las líneas generales que posteriormente permitirán el desarrollo – entre otras muchos- del concepto de evolución.

“Abril 2, 1482. Que el todopoderoso me ayude a estudiar la naturaleza de los hombres, sus usos y costumbres, estudio la estructura misma de los cuerpos”, escribía Leonardo mientras su amigo Messere[i] Niccoló observaba los cuerpos en su acción política, pues quería corregir los caprichos de la “cortesana fortuna” y para ello estudiaba la naturaleza de los grandes cuerpos llamados monarquías y repúblicas, sin elogios y sin censura, como un matemático estudia las cifras, un anatómico la estructura de los cuerpos, los astrónomos y navegantes el curso de las estrellas. Con su cabeza de pájaro y en actitud de acecho, Niccoló observa y con su delicado bisturí mental disecciona el cuerpo social y deja a la posteridad la conclusión de sus experiencias y estudios, la descripción objetiva de la anatomía y la fisiología políticas.

El hombre del Renacimiento no inventa, descubre; no crea, recrea. Los lineamientos de la percepción son revisados; la descripción del mundo tiene que ser reescrita (para poder ser rehecha): sus textos nos hablan de una manera natural de percibir el mundo que no está cubierta por el manto de la religión, de la creencia y del dogma. La curiosidad alimenta esas mentes  al acecho de las vivas transformaciones de su medio que despiertan su capacidad de admiración, observación y experimentación (aún no metódicas). El velo que cubre el rostro del monje medieval es lentamente despojado. La infancia de la humanidad está terminando.

El Renacimiento crea sus propios mandatos: los ojos y oídos de esa humanidad adolescente no dejan de asombrarse y de representar artísticamente en cada momento lo que perciben con la mente imitadora del clásico griego: una nueva luz ha entrado en la caverna de Platón y su reflejo crea inevitablemente la reflexión mental: mira, oye, ¡despierta!, ¡apunta, dibuja, esculpe, pinta, escribe!

Y Niccoló registra. Sus sentidos están abiertos s la experiencia social. Su vocación de estadista puede realizarse en un campo fértil a su desarrollo: el mundo político italiano está en ebullición. El papa Alejandro VI ejerce su autoridad no precisamente espiritual con mano dura, los Sforza pelean contra los Medici. Niccoló defiende apasionadamente a su República Florentina; Cesar Borgia, el hijo del Papa, en el intento desesperado de realizar sus  ambiciones personales, conduce las acciones despiadadas que más tarde servirán para delinear el retrato del príncipe.

La gran Florencia es más que una ciudad, es una riquísima región que compite con la de Venecia en importancia comercial y financiera: las mercancías internacionales llegan del lejano Oriente y forman fortunas que prosperan enormemente  -y se convierten en Mecenas de un arte inmortal- o desaparecen por un golpe. Los dos “estados” compiten con Roma y su poder político expresado en un papado muy terrenal.

Niccoló Maquiavello, prototipo del hombre del Renacimiento, fue un autodidacta que aprendió de la historia y de su época. En 1500 se habrá ordenado la ejecución de Savonarola, el monje asceta que trató de imponer reformas extremistas para la política y la religión de la República Florentina. En el triunfo de la exposición se encontraba Maquiavelo como segundo canciller. Su amor por su patria y su experiencia como hombre de estado tanto en la diplomacia como en la guerra de una Italia convulsionada por luchas internas y amagada permanentemente por el exterior, lo inducen a buscar y reflexionar sobre  las características que requeriría un gobierno fuerte para subsanar las desesperadas enfermedades de una República en formación.

Maquiavelo recurrió a las fuentes de los clásicos y de la historia romana para fundamental sus observaciones políticas y su estrategia militar, y de hecho le dio al “estado” florentino su primer ejercito reclutado de sus propios hombres, no ya mercenarios. Sus observaciones son también intuitivas y fundamentan hipótesis de orden general, son categorías del ser, no del deber ser.

La reputación de Maquiavelo es fatal. Sirvió a su Florencia durante más de quince años, con tal pasión y patriotismo que constituye una contradicción trágica su fama de hombre cínico, cauteloso, escéptico. Defendió a su patria contra Luis XII, contra los españoles, contra Julio II y aún contra el mismo César Borgia. Fue educado en la libertad y sucumbió con ella, al morir pobre y olvidado.

En sus principales obras. “Discurso sobre la Primera Década de Tito Livio” y “El Príncipe”, Maquiavelo describe el ejercicio del poder y no su moral, .escribe –o mejor dicho - describe- a César Borgia de Francia, Duque de Romanía, Príncipe de Andría. Soberano de Piombino, …Por la Gracia de Dios Portaestandarte y Primer Capitán de la Santa Iglesia Romana, y lo hace siguiendo a Lisandro, Filipo y Alejandro, Rómulo, Tarquino, Julio César y Bruto, Nerón, Carlo Magno, Hugo Capeto y Luis XI, entre otros, y concluye que “el mundo siempre ha sido habitado por hombres que siempre han sentido las mismas pasiones; todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciaría a la opresión si pudiera ejercerla; el temor y la fuerza tienen mayor imperio que la razón”. Según el Tratado del Príncipe, la política no tiene que ver con la moral, la fuerza es la negación del derecho, las cosas son buenas o malas en función de su fin y de su utilización, el fin justifica los medios. En resumen- observa. Sin el despotismo y los gobiernos absolutos, la civilización europea no se hubiera desarrollado.

El afecto de Maquiavelo pertenecía a la República y sus teorías estaban dirigidas a su mejoramiento, sólo que la corrupción de la época, la debilidad  de los divididos estados italianos y las amenazas continúas del enemigo exterior, lo llevaron a ese Príncipe que podría dar realidad al sueño de redención de Italia. No podían escogerse muchos medios para lograr eses fines en esa época. Maquiavelo intentó hacer compatibles las condiciones de su tiempo con la naturaleza humana. Aún la religión -en él, un hombre religioso-  quedaba supeditada al Estado. Los instrumentos del poder se subordinan al principio desarrollado por Maquiavelo. “Ragione di stato”, razón de estado.

 La enigmática sonrisa de ….¿un aprendiz de brujo? Está más allá de la moralidad. Su estilo lapidario debe leerse en el contexto del objetivo que lo inspiraba: su generoso, ardiente, apasionado amor por Florencia. Su compilación de fórmulas y reglas cuasi-científicas logradas a partir de la reducción de acciones humanas comprendidas como motivos universales expresan un arte alejado de los escrúpulos morales: la política.

Es además, Maquiavelo, sin duda, uno de los fundadores de la filosofía de la historia, para entonces “un camino aún no trillado por el hombre”. Adelantándose a Vico, fue uno de los primeros que propuso los ciclos de la historia, basado en su principio de que la naturaleza humana no cambia.

Tal parece que las verdades que des-cubrió Maquiavelo fueron su mala estrella: en vida soportó la pobreza, la cárcel y la tortura; ya muerto se le atribuye la fundación de una doctrina que de manera evidente es anterior a él y que en realidad nada enseña a quienes llegaron después: el maquiavelismo.

¡Todo está permitido al que quiere y puede reinar!

Juan Fernando Romero Fuentes, Xalapa, Ver. 5 de mayo del 2014.



[i] Messere: título honorífico de jueces y jurisconsultos, aplicado también a personas ilustres.

¿Es posible la Filosofía y filosofar en la era digital?


 

Alberto Rafael León Ramos

leon.ramos.rafael@gmail.com

Introducción

En la vida hay muchos oficios. Algunos son mecánicos, otros panaderos, algunos son boleros, aquellas pocas costureras,  entre otros tantos. A todos estos parece dársele poca importancia  en la realidad en que vivimos, pero cuando  por azares de la vida necesitamos de  los servicios proporcionados por aquellas  sustantividades humanas  es cuando  se valora   la labor  que desempeñan.

Algo similar pasa en la sociedad que habitamos.  Para que una casa sea bien construida se puede acudir a un ingeniero o a un arquitecto.  Para decorar el interior de aquella vivienda nos dirigimos a un diseñador de interiores.  Cuando se pretende tener en orden legal todos los papeles del hogar nos dirigimos a un licenciado en derecho. Y cuando al final del año se tiene la necesidad de pagar impuestos se  contrata los servicios de un contador público.  Para casi todas las  necesidades que nos va generando vivir en sociedad hay un profesionista al cual acudir. Pero, ¿qué pasa cuando aquella sustantividad humana decidió inmiscuirse por el área de humanidades?, ¿quién lo va consultar  cuando tenga un problema?, ¿quién va solicitar sus servicios?, ¿de qué va a trabajar?; porque es bien claro que aquella persona también tiene necesidades  básicas que solventarse. Es la pregunta que muchas veces nos han hecho a los que decidimos estudiar una de “esas carreras que  no ayudan a vivir decentemente”, como bien decía mi abuela.

El asunto no es para tomarse a broma, sino al contrario es para analizar del por qué de esas estimaciones en contra de las carreras humanísticas.  Con la división de los saberes en la conocida dualidad, las ciencias del espíritu y las ciencias de la naturaleza, se da un primer  paso para que la visión en torno a  ellas diera un corte radical.   En las primeras se encajan aquellas que nada tiene que ver con  el método, reglas, cuantificación, verificación, instrumentación y lo más importante de todo, ¡resultados reales! 

Mientras que en la segundas se enfoca al “saber duro”, especifico, práctico, con resultados concretos que se pueden traducir en aplicaciones tecnológicas. A las cuales se les imputa una importancia mayor, por ese simple hecho. ¿Por qué esa fascinación por estas?, ¿acaso las disciplinas humanísticas no tiene ese rigor?, ¿es que en las humanidades no aportamos nada a la sociedad?

Pienso que la aportación de las disciplinas humanísticas, así como de quienes decidieron enrolares en ellas es de igual importancia pero de otra índole. Es claro que en el periódico no se encuentra muy a menudo un anuncio que diga: “empresa internacional y de prestigio busca filósofo; excelente sueldo y todas las prestaciones”, con esta ironía no quiero decir que los estudiantes de filosofía[1] no sirvan para nada, o tacharlos de hablar de sutilezas conceptuales como se podría pensar, ¡eso jamás!  Aquellos tienen una importancia tanto en la vida intelectual de nuestra sociedad como  en el desenvolvimiento de muchos campos de ella, por mencionar algunos como: política, educación, cultura,  etc.

Y aquí empieza el trabajo filosófico, porque la cuita que encabeza el texto no se puede responder simplemente con un sí o un no. Se necesita reflexionar en torno a ella viendo las posibles aristas que se tienen. Es menester primero dirimir sobre qué es la filosofía y después cuál es  la actividad del filósofo. Siguiendo estos pasos se puede contestar la pregunta de una forma más acertada.

Dirimir el  significado de Φιλοςοφία, primer paso

 La Φιλοςοφία  nace en Grecia como reflexión sobre la φύσις, sobre las cosas que nos acompañan en el universo. Las primeras reflexiones apuntaban a dar una explicación sobre el arje de las cosas. Aquellos primigenios interrogadores del mundo se denominaron filósofos de la naturaleza: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes.  Es con Platón y Aristóteles que la filosofía se lleva a un plano mucho más riguroso, el sistema. Con ellos se establece la estructura  en que la filosofía se desenvolvería por miles de años. Empezando con el diálogo platónico hasta llegar al sistema  filosófico del absoluto hegeliano.

Tanto en el Liceo como La Academia se trataba de enseñar a pensar, a reflexionar, a hacer filosofía. Se podría decir que era una παιδεια, paideia, incipiente. La filosofía se estaba desarrollando como  formación y educación. En el Protréptico Aristóteles se preguntaba sobre si era necesario una orientación filosófica o no para la vida, demostrando que sí era necesario  y aunque aquel que estuviera en desacuerdo al tratar de demostrar lo contrario ya estaba filosofando.

 

Ahora bien, al escuchar la palabra filosofía muchas sustantividades humanas piensan en una materia tanto abstrusa como aburrida, que estudiaron en la preparatoria o en la universidad. A otros se les viene a la mente una persona alejada de la realidad ¡y en el peor de los casos a un ser que está abandonado a sus pensamientos! Tanto la palabra filosofía como su función llevan en sí un desconocimiento de ella misma, aunque muchas veces se use para referirse cuando alguien tiene una idea interesante o habla de manera que deja, como se dice coloquialmente, con “la boca abierta y pensando”. O se hable en las empresas, clubes u organizaciones de “filosofía” por los valores que los guían. Cosa más errada.  Entonces la pregunta obligada es ¡¿qué es filosofía?!

La clásica definición es: “amor por la sabiduría”. Ésta se aprende en las escuelas casi de manera autómata. Pero, deteniéndose  un poco a pensar en ello: ¿qué tipo de amor es ese? ¿el que tienen los amorosos? ¿será del tipo de una madre a un hijo? ¿ tal vez sea al que se le tiene a la mascota? No es para reírse puesto que se habla de amor, algo importantísimo en la mayoría de las vidas humanas, ¿pero de qué tipo de amor?

Y ahora bien,  se dice: “a la sabiduría”, entonces ¿qué es saber? ¿Es el saber que transmitieron los abuelos por vía oral? ¿O es el saber escrito en los libros? ¿O quizás el saber hacer algo manualmente o intelectualmente?  Estimado lector, ¡mira cuantas preguntas han salido de una afirmación que se toma por cierta e incuestionable!  Espero no hayas dejado de leer hasta aquí por pensar que sólo quiero hacer un juego de palabras para confundir. La paciencia es un fruto dulce pero de raíces amargas.

Platón afirma, que filosofía es un tipo de amor, es echar de menos lo que no se tiene es un buscar lo que se desconoce, es un Eros (ερως). Por lo cual el que va buscar lo que no tiene  no va ser ni el sabio,  ni el ignorante, el buscador va ser el que esta intermedio metaxy (μέταξι) de aquellos dos. El filósofo.  Por tanto, buscará la  sabiduría puesto que no la tiene en demasía ni tampoco carece totalmente de ella, por eso su búsqueda va ser constante.

Aristóteles va decir que la filosofía es también un tipo de amor,  es una φιλία (filia o amistad)  por eso afirma en su libro denominado Metafísica <<Todos los hombres desean por naturaleza  saber>>[2]. Con esto apunta a un tipo especial de saber, el cual se va a referir al intelectual que él va denominar έπίϛτήμη (Episteme).  Para llegar a ese último grado de saber se tiene que pasar por varios momentos, el primero se llama εμπείρία (experiencia), después vendrá  la τέκνη (técnica) que es un saber hacer, pero sin saber su causa, por lo que se necesita el νούς (nous -  inteligencia) con ello se puede acceder a la ςοφια (sabiduría) y la ciencia suprema va ser la filosofía en forma de episteme. Pero el verdadero saber total es del θεός (theos) ya que el filósofo sólo va poder tener una amistad con ella en forma de filosofía  y para hacerla hay que tener un hábito έξις (exis). Y esto es lo que es un verdadero problema. Así es como entiende el estagirita lo que sea amor a la sabiduría.

Un filósofo  más cercano a nuestro tiempo llamado Xavier Zubiri, nos dice que la filosofía más que amor a la sabiduría es un estar en ella como forma de vida, como un βίος θεωρητίκος (bios teoretikós) o lo que se puede traducir como existencia teorética.

Por esto, la teoría, θεωϱία,  es una  práctica, ϱπαξις, esto es, una acción que no busca nada sino la acción misma. El filósofo ve θεωϱίας έυεχα, por ver. El filósofo existe en esta actitud: no se limita a alumbrarla. Por eso, su teoría es un βίος θεωρητίκος, una existencia teorética. El filósofo, decía, tiene la familiaridad de la extrañeza; por ella vive extrañado ante todo y es habitante del Cosmos.[3]

Esto quiere decir que no es pura erudición en libros, autores, teorías, corrientes filosóficas, ni saber enciclopédico, sino que es una forma de vida que ayuda a orientarse en el mundo, en la realidad.  Aunando a eso la sustantividad humana vive en una realidad que lo impele a actuar en determinadas formas. “Vivir es poseerse… la vida no es aquello  por lo que estamos en realidad, sino que justamente al revés: es el estar en realidad lo que, primero nos fuerza a vivir, y segundo, nos fuerza a vivir como vivimos[4]

El que vive en la realidad forzándose a vivir filosóficamente es una sustantividad que habita su mundo de manera disímil, eso es indudable. Ya que el que hace filosofía habita ya en ella misma, puesto que el filósofo no hace a la filosofía sino la filosofía lo hace a él, puesto que lo habita. 

La filosofía como amor a la sabiduría en forma de eros, filia o bios teoretikós es muy idealista si solamente se lee y nos deja que pensar por unos pocos minutos. Yo pienso que entender Φιλοςοφία como βίος θεωρητίκος deja un buen asidero tanto intelectual como actitudinal para enfrentarnos a esta realidad de la era digital. Pero al cabo como se preguntan muchos ¿para qué sirve?  Es momento de continuar.

 

 

 

La incomprensión de la actividad del filósofo en la actualidad, segundo paso

La filosofía para los que estamos inmersos en ella es una actividad importante. Aunque  se puede perder en un  amor a la erudición lo cual podría llevar a caer en un saber de archivo solamente. Tener cuidado con estas actitudes es uno de los muchos problemas con que se debe de enfrentar el que estudia filosofía. No es que se piense sea malo el saberse todo el libro de Historia de la Filosofía con toda y referencias a pie de página. Sino que no es eso la esencia de la praxis filosófica.

Como también no hay que perderse en apuntar que filosofía y filosofar solamente son problemas o pseudo-problemas que no llevan a ningún lado, esto lo apuntó B. Russell al decir que la metafísica solo trataba pseudo-problemas y que por tanto no se  le debía prestar atención a ese “juego de niños”.

Para los  que estudiamos filosofía desde el ámbito formal, es decir la escuela, sea desde la enseñanza-aprendizaje se tiene que cuidar de tropezar con estos óbices. Célida Godina nos expone su forma de ver la filosofía desde la enseñanza. Comenta que no es solamente repetición de ideas, autores, teorías, sino va más allá. Es un enseñar a pensar, reflexionar y adquirir las capacidades críticas.

La formación debe enseñarnos a reflexionar y comprender, no a repetir. Podemos proponer, por ejemplo, que la enseñanza de la filosofía se plantee como disciplina ligada a nuestra vida, que ésta nos apoye en la formación de una concepción del mundo”[5]

Porque la educación en México se ha enfocado solamente a formar sustantividades que se limitan a captar los contenidos dados en los cursos, a contestar exámenes de manera autómata,  dejando de lado el tratar de forjar una actitud crítica tanto hacia los contenidos que se les son dados como a las formas en que estos pueden ser aplicados en la vida cotidiana.

Como podemos ver en Célida Godina hay algo muy importante que se quiere rescatar. “Que esta nos apoye en la formación de una concepción del mundo”. Es interesante que la autora nos diga que la filosofía debería estar ligada  con el mundo. Ya que es de entender generalizado que la filosofía no tiene una injerencia sobre la conformación del mundo en las personas. Aunque remitiendo a Xavier Zubiri no es así, “La persona, pues, está fundamentada en lo real”[6]

La incomprensión de la filosofía se debe a diversas situaciones.

a)      el confundir erudición con la filosofía.

b)      pensar que la filosofía sólo es plantearse problemas sin resolución.

c)      Socialmente, la falta de interés de los ciudadanos.

d)     por último, el Estado no toma en serio sus aportaciones a la sociedad.

Como bien apunta  Gabriel Vargas Lozano:

En nuestro país existe una grave incomprensión sobre el significado y función de la filosofía. Las reflexiones en torno a la comunidad filosófica nacional parecen no interesar a nadie. Su repercusión en los medios culturales es escasa. Los canales culturales de televisión del Estado (22 y 11) no le otorgan ningún espacio[7]

En ese tenor, actualmente es de preocupar que se quiera quitar[8] la filosofía de la educación, esto es comprensible (desde la visión de los grandes monopolios) porque se ha vuelto común hacer solamente sujetos técnicos que no tengan nada que ver con las cosas culturales, se quiere una persona productiva más que reflexiva.  El Estado por su parte recorta el gasto a la educación formal lo que genera un estancamiento en cuanto a toda la educación en el país.

Ante la tecnificación del mundo el papel y función de la filosofía es la de contrarrestar los efectos nocivos de esa postura. Esto se logra a través de la educación formal. Martín Heidegger en su libro “Introducción a la filosofía” nos dice que la tarea de la filosofía está en su enseñanza. Y esto acotado con lo que  Célida Godina nos comenta, sobre que la filosofía debe estar ligada a la formación de una concepción del mundo, se puede entrar  en la acción ante estos problemas, por un lado de indiferencia de la sociedad para con el filósofo y la filosofía, por otro lado la fuerte resistencia al cambio en un mundo tecnificado y dominado por las novedades tecnológicas. La era digital.

“La filosofía no es para una élite complacida en su torre de marfil. La filosofía es un beneficio público que debe ser enseñada a los niños, los adolescentes y los adultos; en las universidades, en el espacio público y en el ámbito privado[9]

Aunque parece que al Estado no le interesa  formar personas críticas y reflexivas, eso lo podemos atisbar en la forma que ejerce su política educativa. Ese tema queda en el aire  pues sería tópico de análisis para otro trabajo.

Filosofía sirve para orientarse en el mundo que se interroga. De esto ya han hablado Platón, Aristóteles, I. Kant, Martín Buber, Ortega. Ella trata de dar respuestas a las preguntas que cuestionan tanto la vida, la sociedad en que se vive, la forma de pensar de cierta época, las creencias de las sustantividades humanas y al hombre mismo con lo cual trata de develar siempre  la verdad, o como ya se vio es un amor a la sabiduría.

Es en ese sentido:

La filosofía nos ayuda  a tomar conciencia del mundo en que nos encontramos interrogándonos acerca de él; nos permite conocer nuestra realidad desde una perspectiva universal y compleja, y propone vías para resolver  los graves problemas que nos aqueja. La filosofía es indispensable para encontrar caminos a los grandes problemas de la existencia, para escapar del mundo de la pseudoconcreción, distanciarnos de la irracionalidad, ejercer la capacidad de diálogo y construir un mundo más justo y digno de vivirse[10]

Y  la más importante es una παιδεια , paideia, (educación) que no  riñe ni compite con la ciencia ni la tecnología. Lo que trata de hacer es formar una mente crítica, racional y libre para que pueda ejercer todas las capacidades con que están dotados los homos sapiens.

El papel de la filosofía es acción.  Se dirá en ¿qué sentido? Puesto que ella misma al entrar en la vida como  radical cambio y transformadora de la visión así como de la noción de las personas ayuda a formar un mejor país. A través de la θεωϱία en forma de βίος θεωρητίκος.   Pero hay que cuidar el no caer en los óbices que se han descrito anteriormente lo que lleva a la incomprensión de la actividad filosófica.

A pesar de que vivimos en un mundo en donde parece que los valores no interesan, y la <era del vació> como apunta G. Lipovestky ha llegado para quedarse, la filosofía y la enseñanza de ésta como  aliciente puede generar un cambio en la sociedad mexicana. La filosofía, como hemos escrito, tiene los instrumentos idóneos para formar a un ciudadano preparado y organizado mentalmente[11]

Posibilidad de filosofía y filosofar en la era digital,  tercer paso.

Llegados a este punto es menester dar el último paso. Lo cual dará como resultado responder la pregunta que encabeza el trabajo. Para llegar a eso, se tiene que explicar lo que es la era digital.  La era digital es una etapa de la humanidad en donde los avances científicos-tecnológicos cobran importancia en la realidad de las sustantividad humanas. Ésta invade todos los rincones del mundo contemporáneo. Los cacharros inteligentes se hacen presentes por todos lados. Desde que te levantas en la mañana para ir a trabajar o a la escuela, se encuentra un reloj con su alarma chillante o puede ser también uno de esos teléfonos con miles de funciones que te avisan desde donde puedes ir a comer, del tráfico, o de la ruta más corta para llegar a un lugar.

 Luego si vas a la cocina te encuentras con el refrigerador; que  hoy en día tiene más funciones que una calculadora. Si quieres calentar tu comida <rápida por su puesto> esta el maravilloso horno de micro-ondas.  Después de asearte te subes a tu auto  o camión. Supongamos es un automóvil particular, esos ahora tienen tantos micro-chips que hasta para las funciones  más insignificantes se les instala un procesador.  Al final llegas a tu trabajo o escuela, te instalas en tu puesto y empiezas a realizar tus funciones. Esto es de manera general una descripción de un acontecimiento tan incipiente como lo  es  la “rutina diaria” o “cotidianidad”. Esa, que en lo personal a mi me sorprende cada vez que descubro que mi vida esta mediada por un sinfín de cacharros o cacharritos inteligentes, ayudándome o asistiéndome en mi vida privada.  Esa es la era digital. Esa es nuestra realidad.

Hay diversos autores que hablan sobre la era digital, aquí comentaré sucintamente sobre tres. Para Alejandro Pisticelli, la era digital es una etapa que se debe aprovechar al máximo, siendo ella la que genera nuevas cogniciones así como formas de entender la realidad en que se vive. Nicolás Negroponte, analiza las relaciones que se gestan por los aparatos que son mediadores de las nuevas relaciones sociales, afectivas o culturales de las sustantividad humanas. Mientras que para  Lee Siegel, es una forma de hacer cultura y generar riqueza con apoyo de las tecnologías, el punto es saber cómo participar en ello.  Es pues, que el tópico se vuelve interesante tanto porque se analizan las diferentes formas en que esta novedosa realidad, que tiene contacto, más que nunca, con  casi todas las sustantividades humanas en el planeta. No se pretende centrar en un análisis minucioso  de la era digital, solamente es hacer δεῖξις , deixis,  puesto que aquella realidad está muy presente en nuestra vida, que poca o nula atención se le presta a ello.  

A la pregunta: <<¿es posible filosofía  y filosofar en la era digital?>> que en inicio parecía una pregunta sencilla de responder con un sí o no, se ha desglosado en otras tantas a saber.  Por un lado entender lo que sea filosofía, ya se vio que no  es simplemente un <amor a la sabiduría> como se define corrientemente; sino que es βίος θεωρητίκος, es decir, una existencia teorética lo que lleva a la θεωϱία. 

En lo que respecta a la incomprensión de la actividad del filósofo en la sociedad, es de hacer  notar que hay malentendidos dentro de ella misma, así como en la sociedad que no le presta atención a su práctica. Es pues, se apuntó que la filosofía no es sutilezas conceptuales, sino que es  βίος θεωρητίκος, y que se centra en la enseñanza, παιδεια, como cambio radical y transformador tanto de la sustantividad humana como de la sociedad en que se habita. En este caso la mexicana.

Por tanto, la posibilidad de filosofía y el filosofar están en <actualidad> en la era digital.

Bibliografía

·         Godina, Célida, “La necesidad de la enseñanza y lección de filosofía”, tomado en Lámpara de Diógenes, pp. 82 – 86    http://www.ldiogenes.buap.mx/

·         Marías, Julián, Historia de la filosofía, séptima reimpresión, editorial Alianza, España 1997.

·         Vargas Lozano, Gabriel, ¿Filosofía para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo XXI, editorial UAM Itaca,  México, 2012.

·         Xavier, Zubiri, Sobre el hombre, editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 1986.

·         Zubiri, Xavier, El hombre y la verdad (segunda reimpresión), editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 2006.

·         Zubiri, Xavier, El hombre: lo real y lo irreal, editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 2005.

·         Zubiri, Xavier, Sobre el problema de la filosofía, editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 2003.

 



[1] Filósofos que aportaron al conocimiento se pueden mencionar muchos; R. Descartes, Aristóteles, D. Hume, I. Kant, Rorty, F. Nietzsche.
[2] Aristóteles, Métafísica, 1 980ª.
[3] Zubiri, Xavier, Sobre el problema de la filosofía, pág.,22.
[4] Zubiri, Xavier,  El hombre lo real y lo irreal, pág., 102.
[5] Godina, Célida, La necesidad de enseñar filosofía,  en Revista  Lámpara de Diógenes, pág., 82-86.
[6] Xavier, Zubiri, Sobre el Hombre, pág.,84.
[7] Vargas Lozano, Gabriel, “La filosofía en México ¿para qué?” Tomado en La jornada edición digital. Domingo 23 de noviembre 2008. Núm. 716
[8] En México hay organizaciones y personas interesadas en hacer de la filosofía un arma no sólo de reflexión sino que sea presente en los ámbitos tanto académicos como sociales, tratando de generar así una concepción diferente del mundo. Prueba de ello es la Asociación Filosófica de México (AFM) que organiza congresos, coloquios, mesas temáticas, presentaciones de libros en donde se está teniendo presencia en la sociedad mexicana.   También es de hacer notar la presencia del Observatorio Filosófico Mexicano (OFM) que actualmente está luchando porque la filosofía no desaparezca de la educación media superior y superior. Con la enérgica protesta ante la Secretaria de Educación Pública la OFM extendió un comunicado a las autoridades competentes para solicitar que las materias tales como, ética, filosofía, valores, etc., sean insertadas de nuevo en los planes de estudio, ya que a alguna persona le pareció que estas debían desaparecer porque no tiene gran “influencia o no aportan nada a los alumnos”. Se logró que las materias relacionadas con la filosofía no fueran sacadas de los planes de estudio y con ello se abrió un nuevo camino para que ella esté presente en la sociedad mexicana.
[9] Vargas Lozano, Gabriel, Ibid.
[10] Vargas Lozano, Gabriel, ¿Filosofía para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo XXI, editorial UAM Itaca, pág., 30
[11] Vargas Lozano, Gabril, Ibid.