jueves, 5 de mayo de 2011

EDITORIAL



Por su propia naturaleza, la vida del ser humano está ligada al trabajo. No es posible concebir al hombre sin el trabajo. Pero bien sabemos que éste tuvo unas características en el pasado, las cuales cambiaron a partir de la Revolución Industrial.  Antes, la economía se basaba en el trabajo manual, y cuando aparecen las máquinas se ve reemplazada por la industria y la manufactura, donde los trabajadores, asalariados o proletarios ponen su fuerza de trabajo que es de lo único de lo que son dueños, aparte de que les pertenece, precisamente, “su prole”, la cual corre la misma suerte que ellos.
Con la industrialización se inicia también el desarrollo del capitalismo que, por ejemplo, a través de la organización del trabajo taylorista logra la reducción de costos de las fábricas, pero desatiende el salario y demás condiciones de trabajo de los obreros. Aparte de que los salarios eran miserables, no había protección alguna para ellos y las jornadas de trabajo eran de catorce o más horas diarias, incluyendo en éstas a hombres, mujeres y niños.
Aunque hay otros antecedentes de lucha de los obreros por la defensa de sus derechos, el movimiento que da origen a que se establezca lo que actualmente es el Día Internacional de los Trabajadores es el que se conoce como de Los Mártires de Chicago, que ocurrió en ese lugar de Norteamérica, iniciándose el primero de mayo de 1886. La Federación Estadounidense del Trabajo (American Federation of Labor), de orientación anarquista, aprobó en su congreso realizado el 17 de octubre de 1884 que se debería establecer la jornada de 8 horas a partir del 1 de mayo de 1886, y que de no reconocerse esta reivindicación se irían a la huelga, que fue lo que finalmente sucedió.
Al día siguiente de declarada la huelga hubo una manifestación de cincuenta mil personas que disolvió la policía. El día tres nuevamente hubo disturbios en los que seis personas murieron y varias decenas resultaron heridas. El día cuatro hubo una concentración de veinte mil personas en la Plaza de Haymarket, en donde un policía resultó muerto y varios más heridos al estallar un artefacto explosivo sobre ellos. La respuesta obvia fueron los disparos de la policía contra la multitud dejando una cantidad indeterminada de muertos entre los obreros y la detención de cientos de ellos, quienes fueron golpeados, torturados y acusados de haber dado muerte al policía.
El 21 de junio de 1886, mediante un juicio absurdo, 8 de los detenidos fueron declarados culpables, condenados cinco a la horca y tres a prisión. Los primeros fueron Georg Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons, August Vincent Theodore Spies y Louis Lingg, quienes fueron ejecutados el 11 de noviembre de 1887. Los segundos fueron Samuel Fielden y Michael Schwab a cadena perpetua, así como Oscar Neebe a quince años de trabajos forzados.
Como es del dominio público, la jornada de ocho horas fue otorgada en diferentes momentos, pero desde finales de mayo de 1886 cientos de miles de obreros la obtuvieron. En México, quienes por muchos años enarbolaron la bandera por la dignidad de los obreros fueron los militantes del Partido Liberal Mexicano encabezados por los hermanos Flores Magón, logrando la concreción de estos ideales en el Artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917.
El neoliberalismo de finales del siglo XX y comienzos del XXI, ha fomentado una regresión respecto a los avances que los trabajadores habían alcanzado. Es este uno de los problemas que afectan actualmente a la sociedad en su conjunto. En nuestro país tiene características muy específicas y delicadas, que van desde la compra de dirigentes a los que se les otorgan jugosas prebendas o se les deja hacer lo que les venga en gana, la persecución o desaparición de inconformes, hasta la supresión de organizaciones que deja sin empleo a todos sus agremiados. El gran capital, nacional y extranjero,  es el que tiene prácticamente todo a su favor.

ANÁLISIS DE TEXTOS México profundo, una civilización negada, de Guillermo Bonfil Batalla



(tercera parte, capítulo II)
Por Romeo Cuervo Tellez
Durante el desarrollo de trabajos realizados en la Academia Mexicana de la Educación, A.C., Sección Veracruz, sobre un seminario de análisis del libro de Guillermo Bonfil Batalla titulado México profundo, una civilización negada, correspondió a quien esto escribe analizar el capítulo II de la tercera y última parte de la obra mencionada, en la que el autor plantea tres alternativas para la viabilidad de un Proyecto de Desarrollo Nacional definido en términos culturales y civilizatorios, como resultado de una historia profunda de raíces prehispánicas. Dichas alternativas son la Sustitución, la Fusión y el Pluralismo.
En el primer párrafo de este capítulo, Bonfil Batalla acepta que México sigue siendo un país viable, porque cuenta con recursos diversos (territorio extenso, población numerosa, potencialidad productiva, y sobre todo recursos culturales que el pueblo ha sabido conservar), pero también dice que dicha viabilidad depende de que se construya un nuevo proyecto nacional, que de alguna manera tenemos que definir y echar a andar tomando en cuenta nuestra realidad, sin ignorar los procesos históricos y de civilización que están vigentes aquí, como resultado de una historia profunda. Y termina diciendo que dicho proyecto tiene que definirse en términos civilizatorios.
COMENTARIO. Si como creemos, el concepto “términos civilizatorios” alude a la consideración e inclusión de los valores culturales mesoamericanos, para la conformación de un proyecto nacional genuino, estaríamos de acuerdo en que nuestro país ciertamente sólo podrá ser viable en la medida en que-con auténtico realismo-sustente sus aspiraciones y anhelos de desarrollo en la asimilación de sus valores culturales históricos, desde sus raíces precolombinas hasta la época presente, que hagan posible definir su perfil ante el mundo y superen su condición de país “imaginario”.

PRIMERA ALTERNATIVA
Sustitución
Ningún proceso perdurable, ninguna paz duradera puede sustentarse en la negación del pasado. Coincidimos con Bonfil Batalla en que la alternativa de la sustitución cultural es inaceptable. Y lo es, porque limita y reduce las posibilidades de desarrollo integral de las naciones, bloqueando sus potencialidades y haciéndolas más vulnerables a la voluntad y a la opulencia de los grandes centros de poder económico y tecnológico con propósitos hegemónicos. Por otra parte, la personalidad y el vigor de los pueblos no pueden fundarse en modelos socioeconómicos y culturales por imitación y menos por imposición, en interés de minorías que conciben, desde su óptica no confrontada, el sentido de “bienestar y progreso” de la sociedad.
En México es necesario redefinir el concepto de país “avanzado o desarrollado” más allá del sentido material de la producción económica industrial y comercial y del desarrollo científico-técnico para el dominio y sometimiento de los pueblos débiles.
En nuestra civilización moderna, la “racionalidad” de las sociedades industriales avanzadas, las ha conducido a niveles muy elevados de consumo de bienes corpóreos (mercancías) y a la satisfacción-hasta el exceso-de sus necesidades de orden físico y material, mediante la explotación desmesurada de sus recursos naturales y las demás ventajas de su condición de poderío económico. Más a pesar de ello, dichas sociedades “modernas y avanzadas” viven compulsivamente en estado de insatisfacción permanente, con altos índices de suicidios y evidente degradación humana. Estas sociedades, sean occidentales u orientales, del norte o del sur, no pueden ser los modelos a seguir para los pueblos con aspiraciones de verdadero desarrollo humano. Un gran pensador ha expresado “La sociedad actual ya no piensa, compra”. Mas la trascendencia del hombre no puede cumplirse en los cada vez más altos niveles de consumo de bienes, sino en la asimilación y vivencia de los superiores valores del espíritu. No considerar lo anterior, podría llevarnos, como expresa Bonfil Batalla, a una sucesiva e indefinida quiebra de ilusiones.
SEGUNDA ALTERNATIVA
Fusión cultural
En cuanto a la fusión de culturas en nuestro país, como alternativa de proyecto nacional, Bonfil Batalla expresa que la integración de dos o más culturas distintas para formar una nueva, es un proceso posible pero de muy larga duración histórica, pues los factores que conducen a la cristalización de una nueva cultura son producto de amplios procesos sociales en los que intervienen varias generaciones; y que tras las iniciativas encaminadas a reforzar el proyecto de una cultura nacional mestiza, lo que hay es “el intento de aceitar la maquinaria de imposición y expansión del México imaginario”; y por otra parte, que el problema de la fusión cultural sigue siendo la incapacidad para reconocer y aceptar al otro, que en este caso, es la civilización mesoamericana. Sin el reconocimiento y la aceptación como pasos previos, dice Bonfil, no hay manera de hablar en serio de un proyecto de fusión o mestizaje cultural.
COMENTARIO. Consideramos que la fusión de las culturas fundamentales que coexisten en México (la hispana y la mesoamericana) no es que pueda ocurrir, según lo expresa nuestro autor, sino que hace ya cinco siglos que comenzó  y continúa ocurriendo, aunque aún siga siendo una fusión incompleta, lo cual no significa suspensión de continuidad. El mestizaje sociocultural se inicia con la conquista. El primer mestizo mexicano fue don Martín Cortés-el bastardo-hijo del capitán extremeño y la Malinche.
A partir de la Revolución Mexicana, el proceso de mestizaje cultural fue acentuándose. El proyecto nacional revolucionario fue un proyecto mestizo. Lo mexicano no es lo hispano, ni lo indio separados uno de otro y excluyentes, sino lo mestizo, lo simbiótico.
Las naciones hispanoamericanas somos en lo general naciones mestizas. Todo género de sincretismo es mestizaje.
La fusión cultural en México se ha venido realizando en forma natural y constante, por la simple coexistencia de las dos culturas fundamentales bajo la formalidad de una misma estructura jurídico-política y la imposición de sistemas económicos de los estratos sociales dominantes. En un principio (época colonial), el proceso de fusión o mestizaje cultural fue muy lento, porque la cultura vencedora se impone a la cultura vencida, negándola y relegándola. Sin embargo, no pudo sustraerse a su influencia ni dejo de influirla, tal vez más para su mal que para su bien, durante tres siglos de virreinato. Este proceso continuó durante el siguiente siglo.
Ahora bien, aunque en forma parcial y en proporción limitada y desigual, la aceptación y reconocimiento tácito o expreso de la presencia y el valor de la cultura mesoamericana, es un hecho innegable que en el presente siglo ha propiciado el avance del mestizaje cultural y la consecuente integración nacional. En las diversas expresiones del arte mexicano, en la producción artesanal y agroindustrial, en las formas de propiedad y explotación de la tierra en México, etc., está presente la fusión y el mestizaje cultural de nuestro país.
En países hermanos de Sudamérica como el Paraguay y Chile, el mestizaje cultural y racial ha sido completo, tal vez debido a factores geográficos más favorables y a realidades superestructurales más propicias.
Creemos, en consecuencia, que en México la fusión cultural puede darse y de hecho se ha venido dando en los últimos años, aún sin propósito deliberado, es más, nuestro proceso de desarrollo apunta hacia la concepción vasconceliana de la síntesis. Sin embargo, la alternativa de la fusión cultural bien puede enriquecer sus contenidos, sin que tenga que imponerse como la mejor o la única opción para un México unido y homogéneo, sino continuar su proceso de desarrollo coexistiendo con la tercera alternativa que se plantea como opción válida para un renovado proyecto nacional.

TERCERA ALTERNATIVA
La pluralidad
Al parecer no existe problema en admitir que lo que los nuevos tiempos plantean para nuestros pueblos “débiles” no es la unidad en la uniformidad, sino en la diversidad. La uniformidad es empobrecedora mientras que la diversidad enriquece.
Las naciones con personalidad y vigor y con estructuras menos propicias a la dependencia y al coloniaje, son las que pueden unirse orgánicamente en lo interno, integrándose con sus sectores diferentes pero no desiguales y excluyentes, para poder coexistir y conducirse por sí mismas en el marco de la unidad de un estado federal auténticamente democrático, en torno al cual pueden compartir y realizar intereses y propósitos comunes en congruencia con sus legítimas aspiraciones.
Dice Bonfil Batalla que el país sería un México que reivindicara su condición pluriétnica. Sería un país en el que todas las potencialidades culturales existentes tendrían la oportunidad de desarrollarse y probar su vigencia; es decir, un país con mayor número de alternativas; sería una sociedad nacional que no renunciaría a ningún segmento de los recursos que ha creado a lo largo de su historia, Sería, en fin, una nación que vive una democracia real, consecuente con su naturaleza cultural ricamente diversificada, y sería un país capaz, por eso, de actuar en el escenario internacional desde una posición propia y auténtica: no es lo mismo asumirse como país inferior, subdesarrollado en términos de una escala de desarrollo impuesta, a saberse un país diferente, que sostiene y afirma sus propias metas derivadas de su historia propia.
Damos pues nuestro voto por la pluralidad que no menoscaba sino, por el contrario, enriquece, enaltece y proyecta la dignidad y el decoro nacional, y al mismo tiempo fortalece y hace viable la solidaridad internacional en la paz, en la justicia y en la libertad.
CONCLUSIONES
La pluralidad no implica renunciar al pasado ni negar las culturas y civilizaciones fundamentales que sustentan el rostro humano de los pueblos.
En “Nuestra América”, como llamó Martí a las naciones hispanoamericanas o indoamericanas, cometimos el error histórico de renunciar a nuestro pasado para poder realizar nuestro futuro; y sin duda, nuestras desdichas provienen de aquella infortunada concepción de origen, al iniciarse la “vida independiente” de nuestras naciones y convertirnos en pueblos “libres” sin autoconocimiento y sin autovaloración.
Rechazamos y repudiamos nuestro pasado español, porque para nosotros representaba servidumbre, fanatismo y opresión; pero no apreciamos sus valores. Igualmente ignoramos y relegamos al olvido nuestro pasado indígena, al que aún no conocemos a cabalidad. Ello significó desde un principio, negarnos a ser lo que éramos para ser algo distinto, mediante imitaciones y trasplantes de ideas y de sistemas provenientes del mundo occidental. Así fue como nuestros pueblos nacieron en la orfandad y desnutridos culturalmente, ignorando su Ser y su entorno, para ir creciendo con dificultad, con deformaciones y contrahechuras, a las que se han aplicado recetas diferentes, que en lo general sólo han sido paliativos o curaciones parciales de nuestro cuerpo social enclenque, sin alcanzar el vigor y la salud integral de nuestras Repúblicas.
Pero toda concepción de alternativas para el futuro, sólo puede darse como fruto universal de la cultura y ha llegado la hora de las rectificaciones.



CONCIERTO N° 1 PARA VIOLIN Y MARRO



Por Ariel López Álvarez


En la fotografía se aprecia una joven de tez morena que toca un violín, vestida de negro y suéter verde oscuro; calzando anchos zapatos brunos, con suela gruesa y opaca; su rostro, de bellos rasgos, apenas se advierten por el fleco rojo que deja caer hasta sus mejillas. Atrás, un señor entrado en años viste de poliéster en colores claros, y se posa en cuclillas para picar el pavimento a marro y cincel. Ella, bajo la sombra de un árbol de una amplia banqueta, y él, a menos de diez metros de distancia, se halla más iluminado por el sol de la ciudad de México.
                                                                               Primera parte

Ambos compartían el espacio para una foto. Ellos en el prisma de nosotros: el que de manera brillante grabó el instante y después, yo, el truhán que no ha dejado de incomodarse por la inteligencia del fotógrafo urbano. Creo que el artista es aquél que tiene capacidad de sorprender o incomodarnos.
−¡¡Es que no entiendes de arte fotográfico, Ariel!! ¿Acaso no has visto las hermosas fotos de niños negros en posición fetal que, andrajosos, tirados a suelo raso, son asiento de decenas de moscas posadas en sus carnes, en aquellos cueros que dejan contar el número de costillas? ¿No te parece que son bien merecidos los premios a la recreación de la tragedia? Ahí tienes a Sófocles en sus ironías trágicas de otros, como la de Edipo Rey. Y a Homero, que hace sufrir a Odiseo en su periplo donde llora siempre, porque has de saber que el hombre más valiente imaginado debe aprender a inclinar la cabeza ante los dioses. O qué, ¿no eso quiere decir humus-hombre, es decir, el ser que mira desde el suelo?
−¿Punzas con ironía, tú, Conciencia?, ¿la atenazada? Sábete que el recrear exige sobretodo al que imagina; demanda al que puede proyectar ideas a partir de la contemplación de una escena, y que ahora ha de esforzarse por describir la foto del Concierto Nº 1 para violín y marro, sin importarle adentrarse al infinito mar de subjetividades que el arte provoca.
−Ah, sí, las fotos de los güeros africanos, de los muertos en vida, de los que con su piel pigmentada ya no se sabe si tienen alma humana, de aquellos que con sus ojos desorbitados han muerto antes de morir, de los hueros, de los “sin alma”.
−No, Conciencia, la foto de la joven y el trabajador. Ese contraste de voluntades e intenciones que se advierten en una misma imagen. Mírala, aparecen ellos y las luces en dos planos. Ella, con el serafín candor de una joven que al esforzarse por sacar la belleza de una nota pareciera buscar identidad con otros de singulares vestimentas; y él, que entrado en años viste modestamente formal. Ella, que…
−Te equivocas Ariel, ahí está la hermosa, la de una probable tragedia interna; la que de seguro es un torrente de ilusiones artísticas mancilladas por el instante; y la que al vencer su vergüenza por conseguir unos pesos en la calle no abandona sus delirios y ensueños. Y el otro, pobre, es el que trabaja con la cabeza en otras cosas, lejos de su cincel y más próximo a la congoja. Sí, ella, la de oscuro vestir y esplendentes ilusiones artísticas; y él, el que para la casualidad ha venido vestido de ropas claras.
−¡A que te gano!, Conciencia. A que mi creatividad puede llamar más la atención del lector que tus miserias.
”Conciencia, ¿estás ahí? ¿Eh?
”¡Ah!, te has ido…

Segunda parte
Tanto se ha dicho del arte que poco puedo abonar para que se entienda mejor. Tanto se ha intentado en su nombre que su concepto ha abandonado toda posibilidad de aprehenderlo en definiciones simples. Tal vez el arte…
−Ariel, ¿puedes explicar qué es el arte después de ver algunas esculturas de José Luis Cuevas? ¿Por qué puede ser arte todo lo que el artista crea? ¿En nombre del arte se pueden enmascarar las ausencias de inspiración?
¡No me interrumpas!, Conciencia...
Me quedé en que tal vez el arte esté ahí, inmanente, pero ahí, y nosotros lo desvelamos; algo así como si estuviéramos bajo un árbol de frutas y nuestra apreciación artística se revelara a cada fruto que pudiéramos bajar. Sin embargo, por desgracia también he llegado a pensar lo contrario, he llegado a pensar a veces que el arte no sería arte sino hasta que se nos ocurriera que es arte, hasta que le encontráramos algo que cautivara nuestros sentidos. Es decir, a veces pienso que el arte “es” y a veces pienso que el arte “se da hasta que nosotros le otorgamos esa existencia subjetiva”. Pongo un ejemplo,…
−¿Y los experimentos de las formas son arte? ¿Por qué hay momentos en que los artistas no se atreven a tirar lo que a su juicio no vale la pena, aun cuando le haya significado tiempo de creación? ¿Cómo saber en cuáles obras los artistas han de haber quedado satisfechos con su trabajo?
Conciencia, déjame continuar con el ejemplo:
Pudiéramos pasar con frecuencia por un corredor donde nadie percibía belleza alguna en un tornillo sarroso hasta que alguien, al verlo, encontrara algo que le cautivara y, por ello, consideraría que posee un algo que lo hace merecedor de la recreación de pintores o fotógrafos. Surgiría la pregunta, ¿ahí estaría el arte para desvelarse o se le ocurrirá al individuo?
Otro ejemplo: me parece que había un artista al que se le venían en mente cosas como la de colocar una lata abierta y vacía de sopa Campbells en una sala amplia de un museo. Bueno, tal pareciera que ya todo puede ser arte después de atrevimientos como ése, y podría pensarse que tal vez el artista sugería a los espectadores la idea de que nosotros no vivos en este mundo, sino que “nosotros vivos en este arte”. En lo personal me he negado a pensar que todo ha de ser arte, desde lo sublime hasta la agonía, como aquel famoso video de una joven, grabado mientras respiraba con dificultad en los últimos instantes de su vida, y cuya inanición la llevaría inexorablemente a la fosa común.
−Pero toleras la taxidermia. ¿Acaso no es el matar para crear una obra de arte?
¡Exageras, Conciencia, exageras! No te seguiré el juego cruel.
Lo cierto es que, para apreciarse, el arte necesita del compartirse, o del llegar a un espíritu receptivo para eclosionar. Y si el arte necesita receptor también necesita luz, aunque el receptor es indispensable, y la luz, no. Vidas complejas como la de la pequeña Helen Keller han sido aleccionadoras, ¿verdad, conciencia?
−Ay, Ariel, no me cabe la menor duda: tú no tienes la altura que demandan los problemas de este mundo. Te pierdes en minucias.
¡¡La foto, la foto. No se me debe olvidar describir la foto!!

Tercera parte
¿No empiezas a dudar de tu texto, Ariel? ¿Por qué no lo rompes como todo bodrio? ¿No quisieras parar, dejar de escribir, apaciguar el ánimo? Uno debe esforzarse por crear, pero también aceptar el fracaso de no llevar a buen puerto la intención, ¿acaso tu interés creativo resulta limitado por mí, ésta tu Conciencia?... Ah, sí, la foto, ampárate en la foto, pues trasegar las razones de la voluntad no interesa a nadie.
La foto es genial, y el más exigente de los críticos por lo menos debe reconocer que el fotógrafo fue oportuno. El genio de mi amigo Luis Juan Zamudio se manifiesta por el solo instante capturado. Luis Juan juntó dos voluntades contrastantes e hizo que se nos figuren respirar al unísono en el grabado de sus vidas. Ambos protagonistas se están ganando el día: la bella, tratando de halagar el oído, y el otro, trabajando sin inmutarse de que su tarea percute de manera involuntaria. Cada uno produce sus propios sonidos. Por supuesto que lo sublime que podía tener la melodía era contaminado por los estruendos. En un santiamén los dos tuvieron un mismo público: mi amigo Zamudio, el que encontró el Concierto N° 1 para violín y marro.
Este es un buen ejemplo de que el buen fotógrafo a veces no piensa la imagen: la encuentra. Tal vez Luis Juan divisaba que en el contraste de intereses algo tenían en común, y no perdió la ocasión para fotografiarlos; o tal vez reparaba en el detalle de que ambos tenían que bailar al son que les toca la vida.
−Bueno, Ariel, son millones los mexicanos que padecen la incertidumbre de la subsistencia; los de la foto, quizás mañana y pasado mañana saldrán de nuevo a las calles a juntar dinero para comprar qué comer.
¿Y qué tiene que ver eso con la foto? Dime, Conciencia, la foto te produce desasosiegos, ¿verdad?
−Sí, Ariel, hay imágenes que me desasosiegan; sobre todo, aquellas cuyos signos evidencian la pobreza o las que representan el dolor. Tener conciencia de un mundo sin oportunidades para muchos, o de un mundo donde la mayoría vivirá para padecer penas y amarguras, en un eterno encuentro con esas mismas penas y amarguras, en mi opinión, socava los cimientos sobre los que pudiera sostenerse cualquier arte sublime, y derrumba al arte sublime tras violentos navajazos del que brotan pesadas sangres que lo empañan, con pestilencias sociales y con injusticias divinas.
Entonces, ¿qué es para ti el arte, Conciencia?
−El arte es esa especial visión que para algunos se desvela y para otros se crea, y en la que debería estar ausente la conciencia, ese gusanito que se remueve inquieto, e inquieta a la gente frente a lo cruel, lo inhumano, lo grotesco. Por eso, para valorar las creaciones artísticas que exaltan las injusticias y el dolor hay que verlas con el corazón; dejar brotar plenos los sentimientos que despiertan, pero nunca la conciencia que demerite la obra.
Ay, Conciencia, ahora me toca decírtelo, y no me cabe la menor duda: tú, en lo particular, eres la entidad que no es digna del arte; pues tus juicios duros se dan en una de las tantas subjetividades que puede detonar el arte mismo. Más aún, aceptar que la conciencia deba estar ausente para una mejor apreciación del arte nos conduciría a arrebatarle algo preciado al arte mismo, nada menos que su libertad; la misma libertad que es base de la creatividad de todo artista.
−¡Ja!, de la libertad no se debe hablar tan a la ligera. Sábete que bajo el manto de la libertad que algunos grupos y naciones han enarbolado también han germinado los horrores de las sinrazones. La libertad ha estado en boca de aquellos que han actuado sin justicia y a medida de su voluntad; y la libertad ha estado en boca de los que han vejado y humillado a otros pueblos, e incluso a sus mismos hermanos. De la libertad de limitar o condicionar la libertad de los demás se puede escribir tanto que… En fin, hasta luego, Ariel, hasta luego.



ESCUELAS CORRUPTAS, UNIVERSIDADES CORRUPTAS: ¿QUÉ HACER?


Dr. Fernando Sánchez Fernández.


Aunque históricamente la educación representa un valor imprescindible en la formación de capital humano y en la transmisión de la cultura, es necesario propiciar una discusión pública en torno a las expresiones de corrupción que existen dentro de los sistemas e instituciones educativas y en el entorno de éstas.
En el año 2001, el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIEP), puso en marcha el proyecto internacional “Ética y corrupción en la educación”. En este ejercicio se perseguían dos objetivos: 1) generar metodologías para detectar, medir y, en lo posible, reducir la corrupción en la educación y con ello fomentar su gobernanza; 2) señalar que la corrupción no es privativa de los países en vías de desarrollo, sino que también se da en las potencias económicas. Es así como aparece el libro Escuelas corruptas, Universidades corruptas: ¿qué hacer? (UNESCO, 2010), escrito por Jacques Hallak y Muriel Poison.
            El libro está estructurado en nueve capítulos y tras su lectura es posible extraer cuatro líneas de análisis: 1) la descripción de los factores internos y externos que posibilitan la corrupción en la educación, como la opacidad de procedimientos administrativos, la falta de voluntad política, el declive en los valores éticos, el monopolio y poder discrecional, los bajos salarios, y la poca información pública; 2) la creación de un marco conceptual de la gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas en la educación como mecanismos de observación, regulación y control; 3) el conocimiento de estudios comparativos y experiencias exitosas de políticas que han logrado reducir la corrupción en la educación; y 4) la exhibición de enfoques y metodologías tales como las técnicas de seguimiento, el diagnóstico participativo, la identificación de “señales de alarma”, la valoración participativa, las auditorías y encuestas de seguimiento del gasto público en educación, que según los especialistas, permiten valorar el estado que guardan las instituciones escolares en todos los niveles.
Hallak y Poison (2010) definen la corrupción en la educación como “el uso sistemático del cargo público en beneficio privado, con un impacto notorio en la disponibilidad y la calidad de los bienes y servicios educativos y, por consiguiente, en el acceso a la educación y en su calidad y equidad”, de tal forma que, al ser la educación un espacio en el que convergen actores, proyectos e intereses, es factible la inadecuada utilización de los recursos financieros, materiales y humanos, en casos –señalan los autores- como el financiamiento; en la licitación para la construcción, mantenimiento y reparación de edificios escolares, o en la distribución de equipos, mobiliario y materiales, en la publicación de libros de texto; en el nombramiento, gestión, pago y capacitación del profesorado; y en el soborno. Esto provoca, entre otras cosas, que haya menos recursos económicos, limita el acceso de la población a la educación, deteriora la calidad y genera desigualdades.
En diferentes sectores se ha vuelto un lugar común señalar que la corrupción “facilita” la solución de los problemas, aunque su práctica afecta a corto y largo plazo a los ciudadanos. En el caso de las universidades, se genera el desprestigio de la institución, lo que lleva a que determinadas empresas eviten dar empleo a sus egresados; sucede lo mismo con el despilfarro para la autopromoción de los funcionarios o la asignación de becas de manera discrecional; otro ejemplo lo encontramos en el otorgamiento de títulos que se brindan a cambio de los beneficios económicos de las colegiaturas; no olvidemos, de igual forma, el control y poder que los sindicatos ejercen en las tomas de decisiones e igualmente los beneficios económicos, y así sucesivamente, crece la red de complicidades e ilegalidades.
Por último, es importante remarcar lo dicho por los escritores del libro: cada país tiene una forma distinta de ejercer la corrupción, además, los cambios requieren de la participación general. Habrá pues que educar contra la corrupción, que  “no es enseñar a las personas [a] que sean buenas, sino enseñarles la forma de respetar determinadas normas de conducta” (Palicarsky, 2006).














Historia de la masonería en México, una obra imprescindible



Por Héctor Martínez Domínguez
Al recibir el libro del maestro Wenceslao Vargas Márquez, inmediatamente me di a la tarea de realizar una revisión de los principales puntos clave del documento: cuarta de forros, índice pormenorizado y los títulos de cada uno de los capítulos. De esta primera ojeada a vuela pluma quedé asombrado de tres aspectos: la argumentación acerca de la pertenencia de Miguel Hidalgo a la masonería, el capítulo dedicado a ese enorme pensador mexicano nacido en Guelatao, Oaxaca, y la erudición cronológica-historiográfica con la que está sustentada la estructura de esta magna obra.
Sin duda, todos estos descubrimientos me llenaron de regocijo porque comprendí cómo el tiempo, la paciencia y la disciplina, son los mejores aliados en la construcción de una obra que explique, justifique y difunda uno de los grandes movimientos intelectuales que-si bien es cierto heredado de Europa-tuvo en México un gran impacto durante el siglo XIX y el siglo XX. Durante este periodo, podríamos afirmarlo sin mayores pretensiones, las Leyes de Reforma dictadas por Benito Juárez desde el Puerto de Veracruz el 19 de julio de 1859, tuvieron una clara y definitiva influencia debido a los principios liberales que enarbolaba desde sus orígenes la masonería.
Estos datos son muy importantes para conocer los diferentes orígenes ideológicos que contribuyeron en la configuración de la República Mexicana, sobre todo en estos momentos, porque a pesar de la gran diversidad de medios de información-donde predominan los recursos mediáticos-poco se sabe de la masonería, y menos aún se conoce acerca de sus orígenes en nuestro país. En tal sentido, debemos acudir a los antecedentes históricos europeos donde se inicia esta hermandad. Por lo que en este libro, así como en otros, habremos de encontrar datos extraordinarios, ejemplo de ello es lo que varios autores suponen en relación a la fundación de esta institución. Se dice que data del siglo XIII, cuando algunos grupos de albañiles (en francés macons) querían emanciparse de la tutela de los frailes, en especial de los benedictinos, y constituyeron gremios que llegaron a monopolizar la construcción. En estos gremios se distinguieron 3 grados: aprendices, compañeros y maestros; y para conservar secretas las técnicas del gótico, implantaron ceremonias de iniciación, probación y fidelidad. Todos eran libres y se reunían en logias, templos o talleres. A principios del siglo XIV algunos maestros alemanes fueron a Inglaterra a construir catedrales; pero los aprendices ingleses que trabajaban con ellos pronto organizaron talleres propios y de este modo aparecieron la primera Constitución de York y la Orden Fraternidad de los Libres Masones. Cien años más tarde, se importó a las islas británicas el estilo renacentista italiano, por cuya causa los talleres masónicos dedicados exclusivamente al gótico estuvieron a punto de desintegrarse. Deseosos, sin embargo, de conservar su organización, estos grupos admitieron gente rica e influyente bajo la denominación de hermanos patronos, por lo cual la masonería se llamó Fraternidad de los Masones Libres y Aceptados. Ya en el siglo XVIII, varios intelectuales y científicos crearon una orden identificada por una rosa y una cruz (los rosacruces), que incorporaron a su código principios del agnosticismo, el judaísmo y el maniqueísmo; popularizaron los símbolos de la escuadra y el compás, y la serpiente mordiéndose la cola (la humanidad sin principio ni fin), y practicaron la alquimia y la teosofía. El 24 de junio de 1717 se fusionaron las 4 logias de la Fraternidad con la Sociedad de Alquimistas y Rosacrucianos. Al conjunto se le denominó Gran Logia de Inglaterra, y se adoptó el nombre de francmasonería (de franc, libre). Con estos datos se entiende que la francmasonería (sociedad de libres constructores o constructores libres), además de ser una sociedad mutualista, era en esencia una sociedad del conocimiento, pero de un conocimiento complejo donde confluían una diversidad de saberes.
Se tiene registrado que para el solsticio de verano de 1791 se inició en la Nueva España la formación de la fraternidad, pues la Inquisición detuvo a Juan Laussel, cocinero del virrey, quien en sus confesiones afirmó que en la relojería de Juan Estrada Laroche había conocido al doctor Durrey y a los peluqueros Lulie y Du Roy, quienes participarían en estas primeras reuniones secretas. Sin embargo, se supone que coincidiendo con el gobierno del virrey segundo conde de Revillagigedo, llegaron a la Nueva España muchos súbditos franceses, algunos huyendo de la represión contra los jacobinos. Y muchos de estos nuevos residentes habían estado previamente en Inglaterra en contacto con las logias.
A pesar de la estricta vigilancia de la Inquisición novohispana, los miembros de la fraternidad avanzaban con celeridad en los preparativos para sentar las bases de la logia, siendo de esta manera como se tiene registrado que la primera logia formal en México la fundó Enrique Muñiz en la casa número 5 de la Calle de las Ratas (ahora 73 de Bolívar), en la Ciudad de México, domicilio del Regidor Manuel Luyando. José María Mateos afirma que a ella pertenecieron, entre otros, Miguel Domínguez, esposo de Josefa Ortiz de Domínguez), Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio Allende; pero Luis J. Zalce, el otro tratadista de la masonería en México, niega que tal aseveración pueda ser cierta. Agustín de la Rosa, a su vez, supone que Hidalgo y Allende pudieron haber sido iniciados por el agente Octaviano D´Alvimar, fundándose en las visitas que hizo a éstos, en sus casas de Dolores y San Miguel, un misterioso visitante francés que además de pintor, se sospechaba que espiaba al gobierno novohispano para su país de origen. Sea lo que fuere, resulta obvio que en el ideario de Miguel Hidalgo se observa una influencia del pensamiento generado en la francmasonería.

Otro dato de suma importancia, es que en la capital veracruzana se fundó la primera logia de provincia en 1812 con el nombre de <<Caballeros Racionales>>, presidida por Ramón Cardeña y Gallardo. Y, posteriormente, en 1823, Guadalupe Victoria fundó en Jalapa la <<Gran Legión del Águila Negra>>, junto con el cubano Simón de Chávez.
Muchos son los datos que nos aporta el maestro Wenceslao Vargas Márquez en su libro que goza de un estupendo rigor histórico, entrando, además, a la polémica con José María Mateos, Luis J. Zalce y Agustín de la Rosa, acerca de si participó o no Miguel Hidalgo en la logia fraternal, con .lo cual contribuye a conocer las fuentes ideológicas del cura Hidalgo y por ende de la Independencia de México.
Sin duda, este libro propicia un acercamiento a las bases casi ocultas del movimiento de Independencia, así como de los correspondientes a la Reforma, a la Revolución Mexicana, e incluso del México Contemporáneo. Esperamos sea difundido con amplitud, para que las nuevas generaciones de mexicanos conozcan los orígenes de estos movimientos sin mutilaciones ni omisiones perniciosas. Enhorabuena, maestro, o como decían en la <<Gran Legión del Águila Negra>> en Jalapa, enhorabuena Varón Fuerte.  


HISTORIA, LEYENDA Y LITERATURA La tierra del Faisán y del venado




Por Lisardo Enríquez L.
 El tema de este texto se refiere a una obra de autor mexicano que es historia, leyenda y literatura. Rescata una parte esencial de nuestras raíces con una creatividad  extraordinaria. Nos sumerge en el mundo del misterio y de la magia, porque mucho de eso hay en esta historia. La historia de los mayas que es magia y misterio. Empiezo por presentar al autor, quien dirá cómo escribió este libro y más adelante nos llevará por el encantamiento de aquella tierra y de aquellos seres del pasado.
Antonio Mediz Bolio
México ha dado al mundo a través de su historia muchos y grandes escritores. Yucatán, una entidad de la federación mexicana rica en cultura y en historia, ha aportado una cuota importante en este aspecto. Uno de sus más notables escritores fue sin duda Antonio Mediz Bolio, quien nació en la Ciudad de Mérida en el año de 1884 y murió en la Ciudad de México en 1957. Destacó como periodista, historiador y poeta, así como en estudios de la lengua maya, la que dominaba y de la que hizo traducciones al español tanto como de éste al maya. Estudió la carrera de leyes e incursionó en política.
A su talento se deben poemas como Manelich y Mater Admirábilis, que innumerables niños y jóvenes aprendieron durante muchos años en las escuelas de nuestro país. A él se deben también esos hermosos poemas que Guty Cárdenas musicalizó: Caminante del Mayab, Yukalpetén y Campanitas de mi tierra. Escribió más poesía, ensayos, guiones de películas y textos en prosa.
La tierra del faisán y del venado
Es una obra de prosa poética considerada como la más importante de este autor, con prólogo de Don Alfonso Reyes e ilustrada por Diego Rivera en su primera edición, la cual se publicó en Buenos Aires, República de la Argentina, en el año de 1922. Es un libro del  que se han hecho numerosas ediciones, y el cual se ha traducido a seis idiomas. Editorial Dante, S.A., “La Editorial del Mundo Maya”, de Mérida, Yucatán, ha hecho edición popular y edición de lujo. En la edición popular de 1990, Ermilo Abreu Gómez dice que esta obra es “un ejemplo y una lección para la literatura de América”, y que en ella “se alcanza la verdad hermética del maya”1.
En su prólogo, Alfonso Reyes transcribe unas palabras que el autor de este libro le escribió diciéndole: “He pretendido hacer una estilización del espíritu maya, del concepto que tienen todavía los indios-filtrado desde millares de años-de sus orígenes, de su grandeza pasada, de la vida, de la divinidad, de la naturaleza, de la guerra, del amor, todo dicho con la mayor aproximación posible al genio de su idioma y al estado de su ánimo en el presente. Le repito, para explicarme, que he pensado el libro en maya y lo he escrito en castellano. He hecho como un poeta indio que viviera en la actualidad y sintiera, a su manera peculiar, todas esas cosas suyas. Los temas están sacados de la tradición, de huellas de los antiguos libros, del alma misma de los indios, de sus danzas, de sus actuales supersticiones (restos vagos de las grandes religiones caídas) y, más que nada, de lo que yo mismo he visto, oído, sentido y podido penetrar en mi primera juventud, pasada en medio de esas cosas y de esos hombres”2.
En la primera página de la obra, Soy la tierra del Mayab, está escrito: “Lelí é lá, ú lúumil cutz, ú lúumil ceh, Mayab ú kabá. Ésta es la tierra del faisán y del venado, y el Mayab es su nombre”3. Se explica que Mayab viene de ma, no; y yaab, mucho; es decir, la tierra de los pocos, la tierra de los escogidos. También se le nombra Yucalpetén, que significa perla de la garganta de la tierra. Así es que esos son los tres nombres con los que se conoce o identifica también a Yucatán con su rico pasado histórico.
La estructura de la obra consta de Siete libros, que en este caso son los capítulos, con un Antes de los Siete Libros que se titula: Se dice del indio del Mayab, y un Después de los Siete Libros que dice: Se canta el vuelo del faisán y el salto del venado. El Antes está dividido en cuatro partes, de donde transcribo la parte I, por su belleza y trascendencia. Dice así:
Sin que nadie se las haya dicho, el indio sabe muchas cosas. El indio lee con sus ojos tristes lo que escriben las estrellas que pasan volando, lo que está escondido en el agua muerta del fondo de las grutas, lo que está grabado sobre el polvo húmedo de la sabana en el dibujo de la pezuña del ciervo fugitivo.
El oído del indio escucha lo que dicen los pájaros sabios cuando se apaga el sol, y oye hablar a los árboles en el silencio de la noche, y a las piedras doradas por la luz del amanecer.
Nadie le ha enseñado a ver ni a oír ni a entender estas cosas misteriosas y grandes, pero él sabe. Sabe, y no dice nada.
El indio habla solamente con las sombras. Cuando el indio duerme su fatiga, está hablando con aquellos que le escuchan y está escuchando a aquellos que le hablan.
Cuando despierta, sabe más que antes y calla más que antes”4.
Como dice Abreu Gómez sin mayores explicaciones, este libro nos habla de las verdades  secretas de los mayas. Verdades o revelaciones que han pasado de generación en generación;  que se volvieron mito y leyenda a través del tiempo, pero en las cuales hay un conocimiento profundo del mundo y de la vida. La historia y la leyenda de la grandeza de una cultura. Revelaciones primeras a las que seguirán otras que permanecen hoy en el misterio. Los investigadores siguen descubriendo todavía lo que hicieron nuestros antepasados prehispánicos, entre ellos los mayas. Y queda mucho aún por descubrir, por conocer, por comprender. Pero esta es una llave.
Los siete libros de la Tierra del faisán y del venado relatan con bellas  y simbólicas palabras el origen y declinación de los grandes pueblos del Mayab. En el principio es Itzmal (hoy Izamal), considerado de lo más antiguo; luego Chichén Itzá y la princesa Sac Nicté; después Zacquí y el príncipe Nazul; más adelante Uxmal y el rey Enano; a continuación el Libro de las Siete Danzas; posteriormente el caminante y la X’Tabay; y finalmente El Libro de Maní, Que quiere decir que “todo pasó.”  
El Libro Primero habla así de la fundación de Itzmal: “Delante de los Itzás, que eran los hombres limpios, de lo muy antiguo, llegó el señor Zamná, después de caminar siete y otros siete días, desde el mar por adentro de la tierra, y vio un lugar bueno sobre la llanura.
Allí se detuvo y dijo a los sacerdotes y aprendices y a la multitud de hombres y mujeres, que debían hacer un templo, y alrededor del templo una ciudad. Él se sentó sobre una piedra y vio lo que hacían.
La santa Itzmal se alzó así, en un día del tiempo de atrás, del que no se lleva cuenta”5.
En el Libro Cuarto, apartado III, se lee: “Dicen los que lo saben, que en el tiempo antiguo se profetizó que la grande Uxmal aparecería sobre el lugar que así era nombrado, y que el rey que habitaba en la pequeña casa blanca sería destronado entonces, y habría de venir otro rey que dominaría el Mayab entero.
Y así estaba dicho en profecía: “Cuando sea llegado el tiempo, vendrá el rey de Uxmal, de donde nadie sabe”6.
El Libro Sexto, del Caminante y La X’Tabay, dice: “El indio va solo y en silencio por lo espeso de los montes, muy adentro de la noche, y oye lo que no ve. Porque de la tierra salen voces que le hablan. Llena está la noche para el caminante de buen sosiego y de frescura cuando sabe ver y oír, y siente el poder de la tierra. Santa es la tierra del Mayab”7.
El Libro Séptimo sentencia: “Hijos de los hijos del Mayab, hijos de los hijos ciegos y sordos de la gran sabiduría, vosotros, los que habéis de venir en el día que se acerca, naceréis con ojos para ver y oídos para oír y con luz dentro de vosotros para comprender.
Vosotros, que habréis vuelto de lo hondo del tiempo a pisar la tierra sagrada del Mayab, oiréis todos sus enigmas y los explicaréis al mundo”8.
Además de los pasajes literarios y literales entresacados de esta obra, que el lector podrá dimensionar con su buen juicio en cuanto a los mensajes de la palabra antigua y oculta, Mediz Bolio refiere un simbolismo que atribuye a la sabiduría de los Mayas, tales como los siguientes: los libros son siete; el señor Zamná caminó siete y otros siete días; el príncipe Canek, señor de Chichén Itzá, cuando tenía siete años, cuando tenía dos veces siete años y cuando tuvo tres veces siete años; el príncipe Nazul fue a Chichén. . . subió al gran templo del Sol, y allí pasó siete días en meditación y soledad; los siete templos de Uxmal;  Chichén Itzá, en donde están los siete templos de la luz y la casa de los hombres del espíritu gigante; Labná, donde está labrado el Arco de los Siete Capitanes. En el Libro Séptimo de Maní, que quiere decir que “todo pasó”, leemos: “Siete viejos están en una cueva oculta y velan, sin cerrar los ojos de noche ni de día, sobre las siete cosas sagradas que nadie puede ver  ni nadie entiende”9.  
Ya vimos que Mayab es la tierra de los pocos, de los escogidos. Visto así, y de acuerdo con el desarrollo de toda la obra de Mediz Bolio, los mayas eran esotéricos, como todas las grandes culturas antiguas, que por esto son “los de dentro, los iniciados”. Lo anterior nos remite, entre otras, a las enseñanzas de Pitágoras, para cuya escuela el Número no era considerado únicamente como una cantidad abstracta, sino como la virtud del UNO supremo que es Dios, fuente de la armonía universal. Schure dice “Con los principales maestros de la ciencia esotérica, Pitágoras concedía una gran importancia al número siete y al número diez. Siete, siendo el compuesto de tres y cuatro, significa la unión del hombre con la divinidad. Es la cifra de los adeptos, de los grandes iniciados, y como explica la realización completa de toda cosa por siete grados, representa la ley de la evolución. . .”10.
En las últimas páginas de La tierra del faisán y del venado se encuentra una similitud con la cultura de los aztecas, según lo dejó dicho Don Antonio Caso, respecto a que la serpiente es el símbolo terrestre del hombre y el águila aquello que lo eleva al cosmos. Antonio, el de Yucatán, dice: “El venado era el cuerpo del Mayab y el faisán era su espíritu”11.
Nota: Algunos fragmentos de este libro se utilizan en el espectáculo de Luz y Sonido de Uxmal.

Referencias bibliográficas.
1. Mediz, Bolio Antonio. La tierra del faisán y del venado. Producción Editorial Dante, S.A. de C.V. Mérida, Yucatán, México, 1990.pp.17-18.
2. Mediz, Bolio Antonio. La tierra del faisán y del venado. Editorial Dante, S.A. de C.V. 1ª. Edición (de lujo), 2008.pp.8-9.
3. Ibídem, p.13.
4. Ibídem, p.15.
5. Ibídem, p.25.
6. Ibídem, p.56.
7. Ibídem, p.81.
8. Ibídem, p.99.
9. Ibídem, p.96.
10. Schure, Eduardo. Los grandes iniciados. Grupo Editorial Tomo, S.A. de C.V. 1ª. Edición, junio de 1998. p.303.
11. Mediz, Bolio Antonio, op. cit. 2008, p.102.





 











Relaciones y complejidad



Samuel Nepomuceno Limón

En un primer momento del aprendizaje los niños adquieren información sobre los objetos poniendo atención en sus características y usos y buscando contar con una visión que los describa y los distinga de los demás. En una operación aparentemente tan sencilla se encuentra ya presente el pensamiento lógico. La distinción entre dos objetos tiene lugar con apoyo en la comparación, es decir, en la contrastación entre las abstracciones de las características propias del uno y del otro.
   Los estudios de J. Piaget hallaron que la etapa que él llamaría del pensamiento lógico se ubica prácticamente en la pubertad. En ese estadio tienen lugar las operaciones lógicas que permiten comprender algunas de las relaciones matemáticas y del razonamiento mismo. El investigador ginebrino hablaba de la lógica que aparecía ya en las operaciones de clasificación y seriación que realizan los pequeños desde los primeros años de vida y que alcanza su organización alrededor de los once años de edad de los sujetos.
   Los niños, en su interacción al interior del aula con sus condiscípulos, con el docente y con las materias de enseñanza empiezan a descubrir y establecer relaciones entre los objetos y entre los fenómenos, las cuales se van asociando con las denominaciones correspondientes. Por ejemplo, la palabra ‘tío’ hace alusión a una relación; tiene en consecuencia un contenido abstracto, el nexo que se establece entre el hermano del padre o la madre (otra relación) con el hijo de éstos. Hay aquí, aunque simple, una relación entre relaciones.
   Por otra parte, saber distinguir la intención de un texto o un discurso implica la presencia de una habilidad para establecer relaciones comparativas entre lo que conoce el niño por una interpretación ‘correcta’ y la que pudiera estar orientada en otra dirección, digamos sarcástica (‘burlona’), de crítica o irónica. Así, el manejo de conceptos, la discusión sobre características y semejanzas, la observación y la experimentación, los ensayos, aciertos y errores, sumados a las propias reflexiones, favorecen en el sujeto, de un modo creciente, el desarrollo de la habilidad para descubrir y establecer relaciones.
   Varias veces la relación de antecedencia (antes-después) es confundida con la relación causa-efecto. De dos acontecimientos dados, la circunstancia de que uno tenga lugar con anterioridad al otro puede hacer suponer a quien los contemple que el primero da lugar al segundo. Esta confusión se da con frecuencia en los niños y en no pocos adultos. Para estar en condiciones de juzgar si un fenómeno es causa de otro ha de entrar en juego la consideración de una serie de circunstancias que permita seguir el flujo de la acción en las fases principales de su proceso. En ocasiones, no es sencillo. Por ejemplo, ¿qué ocurre al interior de la crisálida para dar origen a una mariposa? ¿Qué parte de la oruga se metamorfosea en las alas? ¿Cómo se transforman las numerosas patas de la oruga en las seis de la mariposa, al igual que los segmentos del cuerpo de una en los de la otra? De lo que no hay duda es que la crisálida constituye una fase anterior al lepidóptero. ¿Es su causa? Lo más probable es que cada parte del insecto volador tenga su causa en una trasformación de otra parte del insecto rastrero.
   En el establecimiento de la relación causa-efecto tiene gran participación la experiencia de la persona que observa. Sus juicios son, en buena parte, empíricos, avalados por la racionalidad. El seguimiento de fenómenos es más observable en la naturaleza y aplicable a lo que ocurre en la sociedad. Frecuentemente una consecuencia lo es de más de una causa. En especial, los fenómenos sociales son multifactoriales. En ocasiones, para describir un acontecimiento en forma económica, éste es atribuido a una sola razón, lo que limita la posibilidad de tomar en cuenta la existencia de otros factores.  No es raro que una enfermedad sea atribuida a la mirada airada de otra persona; un acontecimiento feliz a un sueño, o un tipo de vida a la fecha de nacimiento. Por un momento, explicaciones como éstas dejan satisfechas a algunas personas, que establecen relaciones sobre lo más aparente y superficial. Una mente cultivada va más lejos. Una de las misiones del trabajo en el aula es el desarrollo de la capacidad de comprensión de la realidad, y el establecimiento de relaciones puede ser considerado como uno de los primeros escalones a ascender.
   El manejo de la relación causa-efecto permite también la previsión, la predicción. Un sujeto puede adquirir y desarrollar la habilidad para anticiparse a los acontecimientos y tomar las medidas a que haya lugar basado en la experiencia y los conocimientos relativos. Prever las consecuencias de un fenómeno o de una acción podría favorecer en un momento dado un acontecimiento o, por contrario, tender a su evitación, o en una tercera vía, si fuera inevitable, considerar las nuevas necesidades y adaptaciones que el caso originaría.
   En la previsión está presente la lógica. Aquélla es resultado de un razonamiento. Para que tal razonamiento sea válido ha de partir de premisas verdaderas y seguir un proceso válido.
   Hay relaciones sencillas, como madre-hijo, hijo-madre, nubes-probabilidad de lluvia, noche-oscuridad, cerca-lejos, claro-oscuro. Otras, más complejas, como cuando dos o más relaciones se conectan entre sí. Ya habíamos mencionado una, la de tío-sobrino. Hay otras en el seno familiar: abuela-nieto, nieto-abuela… El asunto admite el juego: ¿Quién es el hijo de mi papá y mi mamá que no es mi hermano? ¿Quién es la hija de mi abuelito que no es mi tía?
   En matemáticas y español se presentan bastantes relaciones: comparativas y operativas en la primera asignatura. Y en la segunda, entre las sílabas y la acentuación, verbos y adverbios, artículos y géneros y números gramaticales, ortografía y significados, conjugación de los verbos y tiempos de ocurrencia de las acciones, conjugación y regularidad e irregularidad de los verbos; la sintaxis y el orden de las palabras, sílabas o letras, entre otras.
   La naturaleza es compleja. Sumamente compleja. Todo está intrincado con todo. En los fenómenos no se da una causa única y todo es multifactorial. Varios pensadores hacen hincapié en esta circunstancia y señalan que las ciencias parcelan la realidad artificiosamente, creando cuerpos separados donde todo es un todo. Es innegable que tienen razón. Probablemente debido a las limitaciones sensoriales del ser humano la naturaleza es aprehendida por partes. Y fíjese usted lo que son las cosas: un recién nacido percibe la realidad como lo que es, compleja, indiferenciada. No hay distinción entre lo que ve, siente y escucha. Su percepción es completa. En el primer instante nada distingue y ve todo. Por lo tanto, nada mira. Conforme el niño empieza a diferenciar formas, a manera de bultos, luces y sombras, o sonidos y silencios, tiene lugar una selección de estímulos. Con el paso del tiempo, y merced a la maduración del aparato sensorial en la corteza cerebral, el ser humano va construyendo la realidad. Mejor dicho, construyendo una imagen de ella. Imagen que se prolonga en los distintos campos científicos que ha desarrollado la humanidad. Así, las diversas ciencias devienen en percepciones de la realidad, desde diferentes puntos de vista. Con todo, los conocimientos, la experiencia, las habilidades, las actitudes del ser humano van posibilitando el establecimiento de relaciones entre asuntos que pertenecerían a distintos campos del conocimiento. El trabajo escolar, en su afán de responder a la necesidad de ir enriqueciendo la aprehensión del mundo, favorece esa relación transversal. En el campo profesional, la excesiva especialización podría resultar limitativa para una comprensión holística de la naturaleza. Entre más especializada esté una persona más reducido es su campo de visión y estudio. Hay médicos que se excusan en los tecnicismos de su profesión para justificar sus limitaciones expresivas, o profesores de matemáticas que ven natural no saber nada de botánica o de artes, y así.
   Entre más relaciones se encuentren entre las generalidades más amplias de un campo de estudio o de un conjunto de eventos o sistemas se estará en mejores condiciones de percibir la complejidad. Una complejidad organizada, no caótica; en funcionamiento, no estática.
   El aula auxilia a los niños para acercarse más a una realidad, de la que ellos, quizá sin percibirlo, forman parte activa. Los lleva de la mano para que desarrollen sus propias habilidades para empezar a descubrirla, conocerla, y así recrearla poco a poco a través del conocimiento. Entre mejor la conozcan, mayor será su potencialidad para apropiarse de ella, rehacerla en su interior.
   Lo valioso no está en ofrecer a los estudiantes las relaciones ya hechas, pues no serían percibidas como tales sino como contenidos dados, es decir, sólo una manera de ver un tema. Sería más recomendable enseñarlos a buscar por sí mismos esas relaciones, lo que es posible hacer con los distintos asuntos tratados en las clases. Relaciones con sus experiencias, con otros conocimientos, con sus creencias, con su imaginación. Así, las relaciones serían, con una expresión tomada de Ortega y Gasset, un que-hacer, una aventura, búsqueda, acción; una actividad en vez de sólo recibir. Es probable que, con el paso del tiempo, el estudio y la reflexión, los estudiantes asciendan desde las relaciones simples hacia la posesión de un pensamiento complejo, que tengan una idea acerca de las prolíficas relaciones e interacciones entre diferentes parcelas del conocimiento para construir una visión unificada hasta donde sea posible.
   Mientras tanto, los estudios en las escuelas parecen ir en un sentido que se opone al de la comprensión de la complejidad, pues tienden hacia una especialización, atención al detalle, a los subsistemas, estructuras, elementos… ¿Una contradicción? Dos direcciones divergentes: una hacia la más amplia generalización; la otra, encaminada a la alta especialidad. Sin embargo, no son mutuamente excluyentes.  La generalización más extensa puede ser congruente con lo común que comparten los fenómenos de la vida, sea vegetal, animal, intermedia o viral. La especialización, a su vez, podría convivir con una perspectiva holística en la que se inscribiría su desarrollo.
   Edgar Morin tiene bibliografía que nos acerca al pensamiento complejo.
   Sí, la complejidad es una visión madura, una adultez de la perspectiva relacional.

La vida de un americano que amó a México: Vicente Rocafuerte y Bejarano


Lo que la historia no cuenta…
Por Dante Octavio Hernández Guzmán
            Nuestro personaje nació en Guayaquil, Ecuador, el 1 de mayo de 1783, el mismo año en que nacieran dos hombres de América: Simón Bolívar y Agustín de Iturbide, siendo su pensar del primero admirador y del segundo detractor. Los años de su infancia los pasó en su natal Guayaquil y posteriormente en su juventud pasó a Francia para realizar sus estudios superiores en el colegio de Sant Germain, situado a un poco más de cinco kilómetros de París; en Sant Germain era conocido entre sus compañeros como El Americano, ya que constantemente hablaba de los sueños libertarios de los pueblos de América; según Andrés Henestrosa: “Rocafuerte vivía entregado al estudio, firme en la idea de que no se puede servir a los pueblos si se desconoce su historia, si se ignora la historia de los pueblos. La lucha por la independencia de América estaba vecina; en todo estaba manifiesta, aún imprecisa, todavía sueños y aspiraciones, pero punzante y cotidiana. No de otra cosa hablaba Rocafuerte con amigos que de la libertad de América. En otra cosa no soñaba. Nada que no fuera eso le quitaba el sueño…”. Era tal su idealismo que decía que quería ser un verdadero americano para servir a toda América. Cuando Rocafuerte abandona Francia, recorre Inglaterra, Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia haciendo anotaciones de sus observaciones y guardando en su privilegiada memoria las formas de vida de los pueblos visitados, su evolución, su bienestar, su desarrollo cultural,  su civilización y sociedad, con la intención de reproducir más adelante las formas en un gobierno de Ecuador encabezado por él; gobernar a su patria, era su sueño y su pasión, pero sus sueños se equilibran con su racionalidad, ya que acumula experiencias para el futuro. Después de convivir y tratar con los mejores intelectuales de su tiempo en las Cortes de Cádiz, regresa a Guayaquil en 1807, es joven aún ya que cuenta con 24 años. En 1812 sale electo para diputado en las Cortes de España, lo que no logra ejercer debido a que sus ideales libertarios han llegado a la Madre Patria y existe una orden de aprehensión en su contra, por lo que de inmediato a días de haber llegado a España sale rumbo a Francia para poder regresar a la América que tanto desea él verla libre.
            Para 1819 lo encontramos en Estados Unidos, en esa época el único país libre de América, donde se refugian todos lo disidentes, idealistas, libertarios y proclives a una América Libre. Entre 1819 y 1824 se le ve inquieto y viviendo con una rapidez inusitada; tan pronto está en Philadelphia, como a pocos días se sabe de él en la Habana, son días de gran agitación intelectual y Rocafuerte no está eximido de ella. Por fin, en 1824 viaja a México y pronto se siente como un mexicano más; tanto ha oído hablar de México que aún antes de vivir en él siente un inmenso cariño por esta patria que al paso de los días la considera su segundo hogar, no puede quedarse fuera de las corrientes ideológicas de la reciente nación y como americano toma una postura que le dicta su deseo libertario y de reformista, por lo que pronto se deja leer en opúsculos, panfletos, libros y periódicos de publicación en la Ciudad de México, muchas veces como ocurre con la mayoría de los escritores (Fernández de Lizardi, Juan José Fernández de Lara, etc.) usando seudónimo principalmente en los panfletos, esto debido a dos motivos: el primero la forma de enmascarar la escritura y proteger al escritor de la reacción del gobierno y la segunda por ser extranjero. Haciendo un paréntesis, ya que Rocafuerte fue un panfletista muy agudo y racional, podemos decir con relación al panfletismo: Los panfletistas están situados en un segmento intermedio entre el pueblo y los notables”.  Pertenecen a lo que Lorenzo de Zavala, un político de la época muy vinculado a ellos – “organizador de la canalla”  le llamó Lucas Alamán – identificó como “la baja democracia”, o sea, un segmento que presiona por “establecer la igualdad absoluta, a pesar de las diferencias de civilización”.1 Los políticos notables, como José María Luis Mora, Miguel Ramos Arizpe, José María Bocanegra, Francisco Molinos del Campo, Lucas Alamán y otros, desprecian a los escritores vulgares y no se apoyan entre ellos para orientar las fuerzas sociales en su favor. En cambio, los caudillos como Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Antonio López de Santa Anna, Nicolás Bravo o José María Lobato, y algún político radical, como Lorenzo de Zavala o José María Tornel, sí los usan para aglutinar grupos populares de presión política.  Sin embargo, las clases humildes no se dejan asimilar plenamente por los panfletistas porque éstos les resultan muy sofisticados cultural y políticamente.  Además, los panfletistas, como buenos ilustrados y hombres de “espíritu moderno”, critican los usos y costumbres populares, la superstición, el fanatismo y la ignorancia de la “leperuza”.
            Aunque entre 1821 y 1829 se empieza a vislumbrar la idea del “espacio público”2 donde empiezan a incidir las ideas de los diferentes grupos político-sociales, se va tratando de ingresar en el pensamiento del pueblo bajo donde no se había tratado de actuar, por ello, son los panfletistas los primeros que actúan y bajan sus publicaciones a ellos, a pesar de que no son considerados de ningún grupo y usados por los que quieren incidir en las clases populares. Así el panfletista está colocado al margen de todos los mundos y es rechazado por todos los grupos. Su localización cultural y política corresponde a esas “clases peligrosas”, cuya emergencia, como señala Torcuato S. Di Tella, se da en el momento de la articulación de las nuevas elites nacionales3. Pero aún dentro de ese amplio sector de las “clases peligrosas” que se resiste a la recomposición oligárquica de la Independencia, el panfletista se constituye como un sujeto marginal.  Los caudillos lo rechazan  por su  informalidad e indisciplina y por la volubilidad de sus lealtades políticas.
            Los letrados por su amorfa cultura; los notables por su indecencia y su entendimiento con el vulgo; los curas por su laicismo; y el pueblo por sus frases heréticas, su instrucción media y la inutilidad de su oficio.  Esta difícil postura intermedia lo hace víctima de una marginación múltiple pero le reserva  una condición única e insustituible que asegura su funcionalidad. Los nuevos mecanismos de opinión pública y de sociabilidad política que se forman a partir de 1822 requieren de este personaje funcional.
            Al aplicarse en México el Reglamento sobre la libertad de imprenta, redactado por las Cortes de Cádiz, los periódicos, concentrados en la información sobre temas políticos, científicos y culturales, y fundamentalmente en la crónica de los debates parlamentarios del Congreso Federal, no podían transmitir el estado de la opinión popular sobre esos temas. Tampoco podían, en tanto órganos oficiales de ciertas alianzas oligárquicas, exponer libremente las intrigas palaciegas, los celos entre caudillos y los escándalos políticos. De ahí que el panfleto apareciera como un medio de traducción al lenguaje popular de los proyectos políticos que se confrontaban al nivel de las élites liberales y conservadoras, yorkinas y escocesas, republicanas y monarquistas, iturbidistas y borbonistas, federales y unitarias.
            Volviendo a Rocafuerte, dada la diversidad de seudónimos usados, aún existe cierta confusión y polémica en los escritos que se le atribuyen, pero dada la forma de escritura y sus tendencias libertarias, podemos asegurar la aceptación de la mayoría de los escritos a él atribuidos.
            Él se justifica en el prólogo que escribe para Atala: “Puede algún lector vituperarme al guardar el anónimo, y atribuir a sentimiento poco decoroso el silencio de mi nombre. Si por un instante reflexiona que tengo en la capital de México parientes, amigos relacionados, y compañeros a quienes podía perjudicar mi nombre, no sólo excusará, sino aprobará la justicia que me asiste, conociendo que cumplo con los deberes que la amistad exige de la verdadera delicadeza”4.
            Mientras México se agita, las turbulencias provocadas por la traición de Iturbide a la Independencia y su consecuente destierro, hacen que los grupos y facciones, las logias, los progresistas y los acomodaticios luchen por el control y el poder de la incipiente nación. Por un lado están los que desean continuar con los ideales de una nación independiente, progresista, y por otro, los que desean por intereses propios seguir unidos a la maternidad de España, dando principio a lo que sería una división que duraría hasta los años setenta del siglo decimonono: liberales y conservadores. Incluso los mismos héroes de la Independencia buscando sus propios beneficios, se dividen y se encuentran en bandos contrarios, traiciones y crímenes se gestan en nombre de la patria. Entre esta vorágine de intereses, Rocafuerte toma el bando de los republicanos, de los verdaderos héroes, de aquellos antiguos insurgentes que siguen creyendo en los principios de la Constitución de Apatzingán, de los sacrificios de Morelos, Hidalgo, Allende, Matamoros, el cura Tapia y otros tantos; en su agitada vida mexicana, hace lo que sabe y bien, escribe con asiduidad y diversidad, con un solo objetivo: defender la causa de la revolución en México. Dice Andrés Henestrosa: “No cesa de escribir. Todo lo que considera que afirma la independencia, la asegura, la promueve va saliendo de su pluma, nunca ociosa. Se enfrenta a Lucas Alamán, el más acérrimo y brillante enemigo de aquella causa: da y recibe golpes; da, pero no pide cuartel. De todas las banderías recibe ataques, ya claros, ya velados; hasta en sus propias filas encuentra discrepancias, diferencias, manifestaciones de malos entendidos, que él sabe contestar y poner en su sitio.”.  Dentro de todo este maremagnum escribe su libro más famoso: “Bosquejo Ligerísimo de la Revolución de Méjico, desde el Grito de Iguala hasta la proclamación imperial de Iturbide”.
            En 1822 es enviado por los republicanos de México –acota Neftalí Zúñiga- en cumplimiento de una misión diplomática ante el gobierno de Washington, y como menciona en sus notas biográficas escritas en Lima en 1844, en franca oposición a Iturbide 5.
            Cuando llegó a México en febrero de 1824, fue nombrado por Guadalupe Victoria Secretario de la Legación que partía a Londres, ciudad donde radicó hasta 1830; en el inter fue encargado de Negocios en ausencia de José María Michelena, y con el veracruzano Sebastián Camacho regresa a ser Secretario, hasta que entrega la Legación a Manuel Eduardo de Gorostiza en 1829, después de una espera de meses debido a que a quien debía entregar era al recién nombrado Cónsul de México don Francisco de Borja Migoni, pero debido a la negativa de éste de llevar los negocios de México, Rocafuerte tuvo que mantenerse en la Legación. No deja de viajar a América por diversas situaciones, tanto de Estado como particulares; tuvo muchos aciertos en su encomienda y un gran error, el haber abusado de su puesto y amistad con el Presidente Victoria y efectuar un préstamo a Colombia por trescientos mil pesos plata, dinero que proporcionó por medio del Ministro de Colombia en Londres don José Hurtado y creándose un conflicto con el Presidente Victoria que si bien no le ocasionó menoscabo en su amistad personal si fue un problema de gobierno6.
            En 1833 regresó a su patria Ecuador; fue diputado, jefe supremo en rebeldía contra el primer presidente de Ecuador general Juan José Flores y presidente de la república de 1835 a 1839, muriendo en su ciudad natal el 16 de mayo de 1847.
            A Vicente Rocafuerte y Bejarano, México lo consideró un preclaro hijo adoptivo, por su defensa de los principios independentistas y su actitud de servicio republicano sin tacha.
            En su epitafio, está escrita una quinteta atribuida al poeta Joaquín de Olmedo que reza:
Tus reliquias, Vicente Rocafuerte,
Aquí guardó la muerte;
Pero queda tu nombre para gloria
Del pueblo ecuatoriano, y para ejemplo
De cívicas virtudes tu memoria.

1.- Lira, Andrés, Espejos de discordias. Lorenzo Zavala, José María Luis Mora, México, SEP, 1984: p. 19; Zavala, Lorenzo de, Ensayo crítico de las revoluciones de México, México, Editorial Porrúa, 1969:p. 405.
2.- La noción de “espacio público” fue ideada por Jürgen Habermas a principios de los años sesenta del siglo XX. Por ella, se entiende un territorio de la sociedad civil donde aparecen y se enfrentan opiniones que no son sólo políticas, sino morales, estéticas, raciales, místicas, económicas, etc. Ver: El cambio estructural de lo público, Habermas, Jürgen, 1987: pp. 63-67.
3.- Di Tella, Torcuato S. Política nacional y popular en México 1820-1847, México, FCE, 1994.
4.- Andrés Henestrosa en: Rocafuerte: Un verdadero Americano. En: Un Verdadero Americano: Dos estudios sobre Vicente Rocafuerte.- Editor Miguel Ángel Porrúa. México, 1998.
5.- Expresa Rocafuerte su sentir y habla de las sociedades masónicas de México: yorkinas y escocesas, antes de que ellas se formaran. Las divisiones estaban por la pugna al poder entre corrientes emanadas de la firma de la Independencia de México, ver: Ensayo Histórico de la Revoluciones de México, dese 1808 hasta 1830, Lorenzo de Zavala, 3ª. Edición, Oficina Impresora de Hacienda, Departamento Editorial, T. I, p. 256. México, Facsimilar: México, ICH/FCE, 1985.
6.- Joaquín Ramírez Cabañas.- El Empréstito de México a Colombia.- Recopilación de documentos.- Publicaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores, México 1930.- Archivo Histórico Diplomático de México.
Para saber más, ver: Bosquejo ligerísimo de la Revolución de Méjico, desde el Grito de Iguala hasta la proclamación imperial de Iturbide, su autor Vicente Rocafuerte un verdadero americano, con prólogo de Horacio Labastida Muñoz, Edición de Luz María y Miguel Ángel Porrúa, México, 1984.