jueves, 14 de mayo de 2015

Editorial

Al MagisterioValorarlo en su justa dimensión

El profesor a diferencia de otros intelectuales, probablemente a excepción de comunicadores, sin constituirse en su pretensión, objetivo o misión –término actual proveniente de las ciencias administrativas y filosofía de la calidad-, más bien por la propia naturaleza de su trabajo, influye de manera determinante en la formación del individuo el establecer un diálogo permanente con el alumnado a través de los diferentes niveles educativos desprendiéndose enorme responsabilidad para él ante la cambiante realidad social, de ahí, se le impute las consecuencias de las diferentes problemáticas más allá del entorno educativo.
Sin soslayar tal responsabilidad, evidentemente compartida, urge reconocer al Magisterio desde el ámbito gubernamental, político, social y familiar. Esa actividad privilegiada, reclama el apoyo en diversos aspectos para el cumplimiento de su práctica docente: ser respetado y no utilizado –corrompiéndolo aprovechando su precaria situación económica; valorar en toda su dimensión su actividad considerando lo ya expuesto, o sea, la influencia en la formación del individuo; escucharle para el diseño del modelo educativo reclamado por las necesidades sociales, y; reconocerle económicamente para promover su formación profesional continua, esto entre otros apoyos.

Indudablemente la difícil responsabilidad en estos tiempos la comparte, además de los medios de comunicación y la sociedad en general, con los padres de familia, muy especialmente con las Madres a quienes este 10 de Mayo refrendamos merecido reconocimiento y quienes unidas con el Magisterio pueden hacer posible construir el país al que se aspira vivir, en consecuencia una nación más justa y equitativa.

A Tropezones


El Magisterio entre ladridos va pasando
no este 1º de mayo,
desde que se viene “reformando”

…deja que

Seductora humildad Franciscana



Marcelo Ramírez Ramírez

“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo”.                                           (Hechos 2; 46,47)

Por sus palabras, por sus actitudes poco convencionales, por su presencia entera, rodeada de un halo espiritual, el Papa francisco me recuerda a otro Francisco, el de Asís, que cambió la mesa del sibarita por los alimentos del asceta y los ropajes suntuosos por el sayal humilde. Ambos, cada uno a su manera y según su circunstancia, se encontraron frente a una crisis en la que el espíritu cristiano parecía sucumbir ante la frivolidad mundana y lo que Pablo de Tarso llamó los “designios de la carne”. Ambos, con estilo propio ven en la humildad y la caridad la esencia del cristianismo. Y es que éste, -se ha dicho muchas veces-, no es una doctrina, o no lo es en primer término. Reducido a concepto o a las expresiones del culto, el cristianismo se degrada. Como idea corre el riesgo de volverse abstracto, como culto está en peligro de sustituir el misterio por el ritual y los símbolos. El cristianismo no es una sabiduría y tampoco se resuelve en una práctica de tipo mágico. Ser cristiano es seguir a Cristo y Cristo es una persona. ¿Cómo conceptualizarlo? El cristianismo explicado en términos puramente racionales es el mayor contrasentido. La pretensión de juzgar su verdad trascendente con conceptos extraídos de la experiencia del mundo, es una empresa ilusoria si el mundo ha sido previamente despojado del aliento de la divinidad. El hombre no cree con una parte de su ser y menos aún, puede ser llevado a creer por su razón, porque en primera instancia la misión de ésta es comprender las realidades inmediatas en que el hombre vive y actúa. El creyente es el hombre entero, entregado al impulso que lo lleva a su creador. Ese impulso es previo a todo pensar o, mejor aún, está por encima del pensamiento; es un impulso amoroso que lo abre a la trascendencia. En lo más hondo de su corazón el hombre encuentra a Dios y percibe la íntima conexión de todo lo creado. El místico percibe esa unidad inefable que lo envuelve y lo rebasa. Justamente esto es lo que enseña Cristo, la verdad de nuestra procedencia y destino. Así, el cristianismo se expresa, ante todo, en la conducta del cristiano, superior a cualquier deber ético, porque nace del amor manifestado a través de la caridad y la justicia. Lo que Blondel llamó el espíritu del cristianismo es la invitación a participar en ese impulso amoroso que sostiene la creación y que supera todo egoísmo, toda división, toda fragmentación. La caridad no es una prescripción; simplemente el hombre ha de dejarla brotar del fondo de su ser. Por ello el Papa Francisco le pide a los cristianos y no cristianos practicarla cada día, con cada acto, con cada palabra, con cada gesto. En la cuaresma de este dos mil quince, el Papa nos ha invitado a recordar a Cristo imitándolo. Su ardid consiste en que no pide mucho -en apariencia-, aunque bien visto, los quince actos de caridad que propone bastarían para hacer mejor a un mundo cada día más alejado de la caridad e incluso de su versión laica, la solidaridad. Él sabe que un poco de caridad hará mucho bien porque la caridad es la virtud máxima y a quien la práctica lo demás le será dado por añadidura. Las recomendaciones del Papa Francisco han tenido la aceptación favorable de una inmensa mayoría de personas, lo cual prueba la sabia prudencia con que el Papa hace evidente la vigencia del mensaje cristiano en una época que más que negar a Dios, prefiere mantenerlo en el olvido. Francisco acentúa la misión pastoral de la Iglesia, la responsabilidad de enseñar el camino a los hombres. ¡Qué bueno sería que dentro de la Iglesia Católica cundiera su ejemplo! Cristo enseñó en el templo en momentos excepcionales; su enseñanza ocurrió por lo general en las calles, en las casas y en el campo, siendo Él, el que iba al encuentro de la gente. Citaré cinco perlas de la Joya Franciscana con que el Papa ha exhortado a los hombres de hoy: 1.- Sonreír, un cristiano siempre es alegre. 3.- Recordarle a los demás cuánto los amas. 5.- Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor. 6.- Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita. 11.- Corregir con amor, no callar por miedo.  
  


V Foro de Estadística Aplicada a la Economía, Geografía e Informática

Educación y Sociedad


Academia Mexicana de la Educación, AC.
Sección Veracruz
Jesús Jiménez Castillo
La estadística es una disciplina de origen muy antiguo, pero su desarrollo como disciplina afín a las matemáticas y con métodos propios, aplicados en la solución de una diversidad de problemas referentes a poblaciones o universos de toda índole, es relativamente reciente. La palabra estadística procede del concepto latino statisticum collegium, que quiere decir consejo de Estado, y que se relaciona con el término italiano statista, que significa hombre de Estado o político.
Los primeros pueblos, llamados civilizados, ya utilizaban herramientas estadísticas sencillas, haciendo representaciones gráficas en pieles, piedras, madera y cuevas para contar número de personas, animales u objetos. Los babilonios, habitantes de Mesopotamia -el actual Irak-, 3000 años A.C., usaban tablillas de arcilla para anotar datos sobre la producción agrícola y telas vendidas o cambiadas mediante trueque. Los egipcios –también pueblo milenario- recogían datos sobre la población y renta de su población tres milenios A.C., Lo mismo hicieron muchos otros pueblos de la antigüedad, como los de la actual China y Grecia, que utilizaban los datos estadísticos para el cobro de impuestos, entre otras aplicaciones. Pero fue el Imperio romano el primer gobierno que recopiló y sistematizó –con fines administrativos- datos sobre la población, superficie y renta de todos los territorios bajo su control. Desde entonces, la estadística ha tenido una evolución que la ha convertido en una herramienta muy útil para el estudio preciso de datos económicos, políticos, sociales, psicológicos, biológicos y físicos, entre otros.
El alemán Gottfried Achenwall, en 1749, utilizó la palabra statistik para referirse al análisis de datos estatales, relacionando las funciones de gobierno con los órganos administrativos. En la actualidad, además de su utilización en los procesos de planificación del desarrollo de muchos países, incluido el nuestro, se emplea para realizar estudios de datos y tomar decisiones, prácticamente sobre cualquier ámbito de la realidad. De esta manera emergió, como una derivación de sus múltiples usos, la denominada estadística aplicada, que se ocupa de inferir resultados sobre una población o universo a partir de una o varias muestras. Es una parte de la estadística que se aplica para el estudio de otros campos externo a ella, como: el sector gobierno, el mundo de la ciencia y la tecnología, empresas de negocios y el comercio, en el estudio de los fenómenos sociales y muchos otros ámbitos. Además de la estadística aplicada, existe un área en este campo denominada estadística matemática, que comprende las bases teóricas de la disciplina.
Por propia naturaleza la Estadística implica la utilización de una serie de instrumentos necesarios para su desarrollo. Es el caso de los llamados niveles de medición que los especialistas clasifican en cuatro grupos: intervalo, nominal, razón y ordinal; así como los estudios observacionales y las técnicas y métodos de análisis estadístico. En este último grupo, según los expertos, se deben incluir algunas herramientas muy importantes y conocidas en el campo de la estadística, como la frecuencia estadística, la gráfica estadística, el análisis de regresión, el análisis de varianza, la prueba t de Student o el análisis factorial confirmatorio.
En relación con la estadística aplicada, esta se ocupa en una de sus ramas llamada estadística descriptiva, al estudio de los métodos de recolección, descripción, visualización y resumen de los datos,  y pueden ser presentados con números o gráficos; y en su otra rama, denominada inferencia estadística, se aplica a la producción de modelos y predicciones sobre los fenómenos que son sujetos de estudio, y de los que se tiene en cuenta el aspecto aleatorio y la incertidumbre observados.
Durante el siglo XX los usos de la estadística recibieron un fuerte impulso para estudiar, con notable utilidad y precisión, problemas de salud pública: epidemiología, bioestadística, patologías endémicas o pandémicas, etc.; así como cuestiones económicas y sociales: empleo, desempleo, ingreso per cápita, producto interno bruto, distribución del ingreso, índices de pobreza, etc. Dichos usos favorecieron el desarrollo de la estadística como disciplina autónoma.
En esta época el uso de la estadística ha rebasado los límites que originalmente se reducían a prestar un servicio a las necesidades informativas de los gobiernos. Hoy, personas e instituciones usan la estadística para el estudio de datos y toma de decisiones sobre los fenómenos de nuestra realidad. El desarrollo de las nuevas tecnologías, el avance de la ciencia y el crecimiento de las necesidades sociales de información y su procesamiento en datos útiles, ha provocado el desarrollo de recursos metodológicos que facilitan su manejo. De esta manera hicieron su aparición los llamados paquetes estadísticos que favorecen la resolución de problemas o la realización de estudios estadísticos, con un ahorro considerable de tiempo. La enseñanza del manejo de estas herramientas, en ocasiones, se hace sin que los alumnos entiendan, ni tengan la necesidad de entender, como funcionan.
De todos estos temas se tratará en el V Foro de Estadística Aplicada a la Economía, Geografía e Informática, que se llevará a cabo, del 18 al 26 de mayo del presente año, en las instalaciones de las facultades de Estadística e Informática, y Economía y Geografía de la Universidad Veracruzana, en Xalapa, Veracruz. Dicho Foro contará con la contribución de destacados especialistas en diferentes campos de la estadística, impartiendo cursos, dictando conferencias magistrales y participando en mesas redondas, además de las aportaciones libres y exposición de posters con propuestas sobre estadística aplicada.
Este V Foro de Estadística, es una oportunidad muy valiosa para investigadores, profesores, estudiantes y toda persona interesada en el tema –el acceso es libre-, que deseen ampliar los conocimientos sobre una de las disciplinas de mayor uso en el estudio y comprensión del mundo en que vivimos. La organización y coordinación de dicho Foro, uno de los eventos más importantes de difusión y extensión que se realizan en la Universidad Veracruzana, han estado bajo la responsabilidad de los doctores: Aurora Montano Rivas Montano y Mario Miguel Ojeda Ramírez, profesores de la Facultad de Estadística e Informática de la UV. Así mismo, en esta importante tarea, se ha contado con el apoyo y participación de las instituciones convocantes: Facultad de Estadística e Informática, Maestría en Estadística Aplicada, Especialización en Métodos Estadísticos, Facultad de Economía y Geografía, Asociación Mexicana de Estadística y el Centro de Estudios de Opinión y Análisis.


LA DE F. NIETZSCHE A LA FILOSOFÍA


THE <BITE> OF F. NIETZSCHE TO PHILOSOPHY


Alberto Rafael León Ramos
albertoleon@crespf.com.mx

Resumen
El presente trabajo se abordará a F. Nietzsche – primero la genealogía para después pasar con la retórica-  y la manera en que <muerde>  a la filosofía. Los problemas que enfrenta la filosofía al hablar επιστήμη  son de gran magnitud, ya que se ha pensado que sólo en ella  el conocimiento está fundado a través de sus conceptos. Pero desde la retórica nietzschena se da un giro a este supuesto atacándolo de una manera especial: “El lenguaje es retórica”. La δοχα es la que impera en la filosofía, afirma Nietzsche; entendiéndola desde los conceptos metafísicos. Hay que liberarla de estos  dando paso a un lenguaje creador, ahí es donde entra la retórica y la  μεταϕορα (metáfora). Para complementar el texto se comentaran algunos puntos desde la postura de Xavier Zubiri.

Indicadores: F. Nietzsche, retórica, lenguaje, metáfora, realidad.

Abstract
This paper tackles F. Nietzsche – first genealogy and then going through rhetoric and Language- and the way he <bites> philosophy. The problems that philosophy faces when talking about επιστήμη are enormous, since it has been thought that knowledge it is funded through its concepts only on her. Nevertheless, from nietzschean rhetoric a twist has been given to this supposition attacking it in a special way: “Language is rhetoric”. The δοχα reigns in philosophy, Nietzsche states, understanding it form the metaphysical concepts. We must release her from them giving a chance to a creative language; here is where rhetoric and μεταϕορα (metaphor) fit. To complete the work some points are commented from Xavier Zubiri’s position.
Keywords: F. Nietzsche, rhetoric, language, metaphor, reality.

El cuestionamiento de F. Nietzsche a  la filosofía.

El filósofo que a continuación se tratará es casi un referente en una época donde surgieron grandes crisis existenciales, económicas, sociales e intelectuales; su nombre es Frederich Nietzsche[1], el filósofo del martillo.

Estudioso e interesado en los griegos y las cuestiones relativas al conocimiento, la ética, la música, las letras, la retórica entre otras cosas, es un parte aguas en la historia de la filosofía.  Nietzsche a  partir de su gran interés por la cultura clásica griega, se empieza a interesar por problemas filosóficos como los fueron los relativos al lenguaje, ontología, conocimiento, etc.

No contento con las grandes explicaciones tanto metafísicas como empíricas del conocimiento, se empieza a cuestionar sobre éste. Los pensadores anteriores a su tiempo se afanaron por buscar la respuesta satisfactoria a la gran pregunta del conocer, ¿cómo se conoce? ¿Cómo se consolida lo que llamamos conocimiento? ¿Las verdades realmente son eso? ¿Cómo se justifica un conocimiento? Éstas y demás cuitas son las que trata el filósofo alemán en varios de sus textos.

La tradición había concebido la verdad como aquella correspondencia entre el sujeto y el objeto, pero que generaba muchos problemas. Se apelaba también a los grandes construcciones epistemológicas metafísicas que trataban de explicar toda la realidad desde sus trincheras, sacando presupuestos y haciéndolos pasar por verdaderos sin someterlos a un examen riguroso, o como trataría R. Descartes a una duda metódica. Nietzsche se da cuenta que desde los arcanos de la historia, los pensadores habían tratado de consolidar un edificio epistemológico sólido para dar cuenta del mundo. Aunque con muchos problemas.

Se da cuenta de que no existe un criterio último que determine una verdad objetiva. El hombre se inventa ilusiones[2] para hacer más llevadera la vida y poder comprender en el caos donde vive[3]. El hombre por ser finito y tener capacidades intelectuales limitadas no puede alcanzar a comprender toda  la realidad en su absolutes, sino que capta una porción muy pequeña pero confusa, que lo ofusca y lleva a buscar δοχα, lo importante para él es estar de acuerdo con el mundo así que se le hace necesario organizarlo de tal modo, mediante conceptos –causas, efectos, noumeno, fenómenos, armonía preestablecida, cogito…- , leyes, axiomas, etc., e inventado mentiras-verdaderas, de tal modo que pueda ser un mundo más ordenado, perfecto, que no le cause problemas.
Nietzsche estaba viviendo en un mundo donde los proyectos filosóficos aceleraban el fracaso de la razón humana. Los mitos no se disolvían en aras de una racionalidad tan ponderada, se engendro también una exacerbada devoción por el conocimiento científico, siendo éste como el último gran recurso de la humanidad para comprender su realidad.  Al fin y al cabo todo este llevo a una época donde se generaron corrientes tanto escépticas como pesimistas de la tyche del hombre.
El pensador de Röcken critica fuertemente la concepción metafísica de la realidad que se venía manejando por considerarla falsaria y además insuficiente para explicar el conocimiento así como el modo de acercarnos a ella, piensa que toda esta explicación parte de supuestos que no están fundados correctamente. Y en algunos de sus textos trata de  desenmascarar las pretensiones edificantes de los sistemas filosóficos metafísicos[4].
Ataca enérgicamente toda dogmatica filosófica, supersticiosa que guarda relación con el <<Yo>>, <<el alma>>, <<Dios>>, <<motor inmóvil>>, lo que quiere erradicar es el idealismo que tanto estragó a la filosofía; y ser “fieles al sentido de la tierra”. ¿Y cómo va lograr esto? Para esto tiene un método radicalmente nuevo, la genealogía.
            Esta es un método interpretativo traspuesto en parte de la filología a la filosofía que busca el sentido etimológico de los conceptos que están involucrados en la cuestión a dirimir. Pero esto no se queda ahí, el filósofo del martillo le da un giro radical; ahora la genealogía va servir para descubrir el fondo y trasfondo en los cuales se esconde el sentido de nuestras evaluaciones. No es sólo evaluar el sentido etimológico, ni analizar la verdad o falsedad de ciertas preposiciones.
Ahora hay que desocultar el engaño, sospechar (por algo se dirá después que F. Nietzsche será uno de los maestros de la sospecha) de aquello que se ofrece como verdadero y preguntar por los valores o formas de vida que laten detrás de tales propuestas. En especial se centra sobre el cristianismo. Esto le dará paso a analizar las ideas modernas que corresponden al conocimiento verdadero y al ideal de progreso que se había venido manejando.
Para iniciar parte de dos cosas: primero que nada, trata todo problema ontológico como un problema axiológico. Y segundo, es lo que llama la transmutación de los valores occidentales. Lo primero que trata de decir es que, cuando pensamos sobre el ser[5], lo hacemos a partir de una creencia  en ciertos valores. De ahí que entrar hasta el fondo cuestionando la existencia y necesidad de la moral, en especial, como ya se dijo, la cristiana.
La reflexión filosófica se juega en diferenciar lo que vale en sí y lo  que vale para todos. I. Kant, sólo hace un inventario de los valores suponiendo una existencia de diferencia entre el bien y el mal. Ahora la transmutación es la crítica al idealismo –trascendental metafísico, el sistema kantiano, cartesiano, platónico…- construyendo un mundo aparente.
Estas filosofías, al crear ese mundo más perfecto, divino y mejor; devalúa al hombre convirtiéndolo en un harapo, algo finito, imperfecto, es decir lo desgarra. Lo que se necesita es sustituir los valores decadentes de occidente por valores que afirmen la voluntad de poder y el sentido de la tierra. Ya que esas filosofías lo que hacen es crear apariencia en el mundo caótico para hacerlo más llevadero y supuestamente avanzado, ordenado y cognoscible. La metafísica ha estragado al hombre, su mundo y su existencia con los “valores establecidos” (que se han tomado como verdaderos y nunca puesto en tela de juicio), lo que trata Nietzsche es sospechar esos valores “establecidos” y luchar por la creación de nuevos. Más adelante se verá como desde la retórica también se lanza un ataque contra esto.
Detrás de los términos metafísicos y de la metafísica misma, lo que hay son ilusiones humanas que le sirven de soporte en su mundo. El alemán, criticará la concepción de verdad que subyace en el pensamiento metafísico racionalista y sustancialista, como ya se apunto anteriormente. Este tipo de pensamiento sólo ha creado confusión e incertidumbre en el hombre, según Nietzsche, hay que erradicarlo. 
Buscando donde se generó esta concepción, se da cuenta  que en los griegos ya se apostaba por este modo de ver la realidad; acusa directamente a Sócrates y en los griegos ve el obstáculo, la negación de la vida, supresión del instinto y la ponderación de lo teórico, el hombre teórico, aquel que busca <<causas primeras y principios, a la sustancia como fundamento de lo real>> negando así la vida.
 Para Sócrates, lo importante son las definiciones, la realidad debe ser entendida toda por definiciones. Aquello que no dé cuenta por una definición será rechazado.  Y el pensador del martillo ataca esto frontalmente; el supuesto conocimiento objetivo y universal.  Lo que piensa Nietzsche es que no hay  conocimiento absoluto ni objetivo.
Nietzsche rechaza la actitud filosófica racionalista y objetivista[6] que caracteriza a la metafísica, al considerarla deshonesta. Dice que esta metafísica, es una ilusión que no lleva a nada.
            Por tanto, si la metafísica es fatua, se debe buscar un nuevo camino, una nueva Aurora del pensamiento. Para esto se necesitan filósofos que se atrevan a hacer esta tarea ardua. Las categorías de la metafísica son falsaciones útiles para ordenar y configurar el mundo. Es necesario un cambio, librarse de esos fardos.
El hombre ahora no busca los fines fuera sino  dentro de sí, en su vida, su existencia, en la vida. Es tiempo de liberarse y no buscar redentores ni salvadores de la humanidad. El nuevo filósofo es aquel que corre el riesgo, independiente, critico. Se puede pensar que es una vía negativa (nihilismo) pero es todo lo opuesto, es afirmativa, es la creación y esperanza de una nueva meta. Algo que surja de la negación del pasado. Nietzsche da énfasis al sentido, instinto, a la creación, estos había sido marginados (Descartes, Platón) por considerarlos poco confiables para propósitos filosóficos.
Lo que le preocupa a Nietzsche es que los lenguajes y conceptos tratados anteriormente por las otras filosofías no habían dado cuenta realmente lo que era la realidad[7], este los sobrepasaba. El lenguaje no tiene correspondencia directa con la realidad, no puede tenerla, no le alcanza. Lo que hace el filósofo del martillo es que el lenguaje se vuelva estético, se convierta en metáfora.
 Lo que le molesta es que se crea que el lenguaje que venía usando la filosofía era el adecuado para conocer la realidad y llegar al conocimiento,  en su texto “sobre verdad y mentira en sentido extramoral” da cuenta de esto, ¿cómo sabemos realmente que una verdad es tal? Llegando a la concepción que realmente no sabemos que es la verdad, estas son mentiras que con el tiempo se llegaron a convertir en verdades aceptadas, en creencias que no se cuestionan y por tanto no son fiables ni un ápice.
Por eso tanta insistencia en su método genealógico. Lo que hace es dar cuenta y señalar que el pensamiento conceptual se basa en operaciones falsarias, en operaciones que no corresponden con la realidad.  Nietzsche rechaza de manera categoría que  tanto la ciencia[8] sea garante de la verdad y que la metafísica sea el único fundamento de la realidad. Esto lo lleva a afirmar un perspectivismo[9], esto es que la verdad no puede estar aislada de una concepción del conocimiento y de la realidad en general.  El alemán afirma  la imposibilidad del conocimiento “en sí” y denuncia la hipostatización que se hace de la realidad cuando hablamos de sustancias, o cuando hemos denunciado algo como verdadero, de manera convencional
Lo que debe hacer el conocimiento es estar al servicio de la vida (sentimiento de la tierra) y crear aquellas formas que permitan la manifestación de nuevas formas vitales. El conocimiento no es más que una continua elaboración de perspectivas.
Por tanto F. Nietzsche aporta a la  filosofía y no sólo destruye, es decir, cuestiona radicalmente las concepciones anteriores de conocimiento como conceptuales (verdad por correspondencia entre lenguaje y realidad),  y la concepción científica (explicación de la realidad, sus causas y fenómenos naturales)  considerándolas fatuas, descontextualizada y además de desfigurar la realidad, tratar de remitir todo a sus linderos, lo que realmente son explicaciones de creencias.
Por último los grandes sistemas metafísicos (que tratan de ser los garantes de la verdad, del conocimiento y del mundo, con sus categorías y jerarquizaciones, llevan explicaciones del mundo real a otro mundo, al supraterrenal, celeste y por eso se paga un alto precio, el desprecio a la vida)  ven en la genealogía y el perspectivismo nietzscheano un gran martillo que los derriba de sus presupuestos metafísicos remitiendo todos estos sistemas que se presumían los justificadores  de toda la realidad y el conocimiento.
Pero no se queda en eso, ahora desde otro punto va abordar el problema tanto epistemológico como metafísico. Desde la retórica y le dará una mordida letal  a la φιλοσορία  entendida como la fundante de la επιστήμη.



El cuestionamiento de la retórica a la filosofía.   

Como se ha venido tratando Nietzsche cuestiona fuertemente a la filosofía. Y no por un afán de desarticularla, sino por el entendido de hacerla ver que no se basa en conceptos “racionales”. Por qué al cuestionar severamente todo el aparato epistemológico sobre el que se venía sustentando la deja en una posición  débil.
Ahora es momento de pasar a otro punto importante en el pensamiento de Nietzsche, poco estudiado y profundizado. Es la retórica[10].  El hombre antiguo  pensaba que un ciudadano bien formado tenía que  manejar muy bien la retórica. Para conducirse correctamente en la πολις era asunto importantísimo ser un buen orador.  El hombre  político necesitaba forjar una  αρετή πολιτική.
A Platón le desagradaba la retórica considerándola solamente una habilidad. Mientras que Aristóteles la consideraba una dinamis  la cual podía ser elevada a τεκνή.  Nietzsche, la considera de otra manera. Para él va ser aquella  arma contra  las pretensiones metafísicas y epistemológicas, pero de una manera singular.
La metafísica se había enfrascado en disputas sobre la realidad, tratándola de explicar sobre conceptos e imágenes, cosa que traía muchos problemas más que soluciones. El pensador alemán ve claramente esto entrando al asunto desde otro ángulo.  Va entrar desde el lado del lenguaje, afirmando, que lenguaje es retórica ¿qué significa esto? Que cualquier expresión lingüística puede ser disminuida hasta sus más ínfimas bases retoricas, puesto que lenguaje y retórica utilizan  similares mecanismos para hacerse una retrato del mundo.
Primero que va entender la retórica de  forma diferente a Platón o Aristóteles. Ya que para él retórica es como se dijo: lenguaje, hay una relación estrecha entre estos dos elementos. Por un lado porque con el lenguaje entendemos el mundo, la realidad. Por otro porque en la retórica se da el elemento mínimo para entenderla, que es el lenguaje.  

Ya que con el lenguaje mismo  accedemos a los más mínimo, desde la comprensión de la realidad hasta las fantasías más geniales. El hombre así se conduce.  Y también se da cuenta que la filosofía no está exento de ello.  Ya que ella ha estado tratando el problema de la realidad a través de conceptos que poco le son de utilidad, pero no ha resbalado en que lo primero que se utiliza para llevar a cabo esta actividad es lenguaje.
Para empezar entiende que en el lenguaje se dan τροπος. Estos son de tres formas: metáfora, metonimia, sinécdoque. Dándole a la primera la mayor importancia.  La metáfora va ser aquella que “des-enmascare” a los conceptos formados por representaciones falsas de la realidad, el mundo, o la filosofía.  “El hombre que configura el lenguaje no percibe cosas o eventos, sino impulsos (Reize): él no transmite sensaciones sino sólo copias de sensaciones”[11] Esto es un ataque frontal de la retórica a la filosofía tanto a nivel epistemológico como ontológico.
Cuando los filósofos hablan de que los conceptos “representan” la realidad, tanto desde una metafísica y una epistemología, hay un craso error, según Nietzsche.  “Nunca se capta la esencia plena de las cosas”[12] Casos como Kant, cuando habla que sólo se puede conocer el fenómeno, pero no así el noúmeno. Esta afirmando que la realidad se puede representar en un concepto: fenómeno. Pero que sólo podemos conocer aquel y que la realidad entendida como es, “como en sí”, está más allá de nuestro alcance aunque existe verdaderamente.
O cuando se dice que la “res cogitans” puede acceder a la realidad. El concepto mismo que se usa para tratar de entender el acceso a la realidad es difuso, por un lado está la “cogitans” y por otro la “extensa”. Cuando la primera logra efectivamente llegar a la extensa por medio de la duda metódica y sin fin de pasos donde se pone entre dicho la cosa. Cuando se tiene la certeza de ideas claras y distintas sólo en ese momento se puede acceder a la realidad.  Y decir que se capta la realidad tal como es. Pero esto es un error grande para Nietzsche. No se puede captar la realidad tal como es desde la filosofía, ni con sus conceptos ni con las grandes teorías metafísicas. Y desde los conceptos abstractos tampoco se puede captar la realidad de las cosas mismas, ya que es transposición de una transposición, es decir, tautología.
Puesto que los conceptos no tienen referencia con la realidad se genera un problema más grande a solucionar por parte de la filosofía, ese modo de pensar que se gestó desde los primeros filósofos. Identificar lenguaje con la realidad. “No hay expresiones “propias” ni conocimiento propio sin metáforas”.  Ni Kant, Descartes, D. Hume u otro pudieron sortear el inconveniente y cayeron en los mismos problemas.

La filosofía (que es lenguaje), dice Nietzsche, no expresa en ningún momento επιστήμη puesto que sólo se basa en cosas fútiles, lo único que sale de ella son δοχα  “el lenguaje es retórica, pues sólo pretende transmitir una doxa”[13] Ya que los conceptos sobre los que se basa la επιστήμη son simplemente imágenes que tiene un origen sensible. Tanto  filosofía y filósofos pasaron por alto esta distinción.  Los conceptos son solo transposición (Übertragung)  de las imágenes que captamos de la realidad, que poco a poco fueron tomando fuerza y siendo “mentiras hechas verdades a base de repetirlas”. Es decir, el lenguaje en sus inicios fue de imagen en imagen, así fue como se configura hasta que se llega a tomar como cierto. Aunque en el fondo todo es metafórico.
Nietzsche en su libro, “Escritos sobre retórica” hace un compendio de los personajes más importantes que ha tenido la retórica. Por un lado primero le interesa abordar la relación de la retórica con la consolidación de la democracia, exponiendo algunos puntos de vistas de personajes famosos. Nombres como: Tisias, Corax, Isocrates,  Aristóteles,  Ciceron, Quintiliano, etc. Haciendo alarde de su erudición como filólogo presenta  párrafos en griego como en latín, para probar la noción que tenían aquellos  sobre la retórica, además de los puntos de vista que sostenían.   Mientras que en la segunda parte del libro nos habla del “compendio de la historia de la elocuencia” es de cierta manera una ampliación de la retórica para apoyarla más. En donde se pone atención al ήϴος oratorio y a su compromiso social y político. Se presenta a la retorica como un instrumento de batalla por un lado y por otro como de educación.
Lo que quiere hacer Nietzsche en ese texto es darnos cuenta de que la retórica no es solo el arte de hablar bien, no sólo es un arte bello al que debía aspirar todo buen ciudadano, es algo más. Es arma  poderosa que puede, y así lo hace, cimbrar las bases mismas de la actividad filosófica.


Entonces, ¿Qué le queda a la filosofía por hacer?  Pareciera que no mucho, ya que Nietzsche ataca fuertemente sus bases.  Aunque para él la retórica seria una salida. Con ella se puede abrir nuevas formas de entender el lenguaje, no encasillándola en conceptos como lo  hace la filosofía.  Ya que metaforizar es una actividad artística y creadora sobre la que el hombre debería probar camino. “La metáfora aparece como una libre creación artística”[14]


La mordedura F. Nietzsche  a la filosofía: consideraciones finales.
    
Se ha visto la postura de F. Nietzsche tanto desde una genealogía que ataca  fuertemente ciertos aspectos hasta la retórica como lenguaje, agregándole un componente importante como lo es la metáfora.   
Se da cuenta de que los problemas  de la filosofía que se van gestando tanto en nivel epistemológico como ontológico tienen que ver con el lenguaje, algunos filósofos lo vieron pero no pudieron sortear el problema. Otros tantos quisieron tapar el sol con el dedo y seguir en las explicaciones metafísicas para ver si así podían salir del problema con el que se enfrentaban.
Desde la postura Nietzscheana el asunto es tratado de otra manera. Por un lado desde la genealogía rumiando los conceptos más añejos para convertirlos en tiro al blanco de sus más fuertes ataques. Por otro, atacando  a la filosofía desde su base más primordial, la episteme. Con la retórica se da ese paso, de dejar de entender a los conceptos como aquello intocable e ideal que no se puede cuestionar para dar paso a la metáfora como una mordedura de cobra que inyecta el veneno hasta lo más profundo de los sistemas metafísicos.  Con la retórica, Nietzsche abre una crítica anti-metafísica ante el conocimiento y el lenguaje conceptual.
También le  sirve para desconstruir[15]  las pretensiones epistemológicas tradicionales sobre las que se funda la metafísica y para potenciar el lenguaje mediante la metáfora.
Ahora bien, con si Nietzsche ataca la metafísica y la filosofía por considerarlas de cierto modo falsas, o que no pueden aportar nada al conocimiento ni mucho menos hablar del acceso a la realidad, con Xavier Zubiri esta visión ante la filosofía es similar. Porque si bien es sabido que el español es metafísico no puede ser entendida su metafísica desde la postura que nos habla Nietzsche.
Para él la metafísica va ser eminentemente realista, es decir, va a  partir del análisis de la realidad para fundar todo su edificio filosófico en donde entraran en juego nuevos conceptos tales como: sustantividad, reidad, notas, sistema constitutivo, actuidad, actualidad y demás. Que le ayudarán a sortear el problema que el filósofo alemán ya había planteado, la dificultad que desde la filosofía se pueda acceder al conocimiento real de la pura y simple realidad. Pero desde la inteligencia concipiente (metafísica tradicional) no se puede acceder, para eso hay que pensar de manera diferente, desde la metafísica de la inteligencia sentiente.
En “Sobre la esencia” analiza el concepto de esencia de Aristóteles, Heidegger y Husserl, haciendo ver que están en un error, tomando a la esencia o como concepto, o como correlato de la definición o como sustrato del ente.
 En “Inteligencia y realidad” propone su forma de entender la <reidad>  como de <suyo> en su <talidad> ya es posible que no se tropiece otra vez con los problemas de la metafísica tradicional (Aristóteles, Kant, Descartes), al entender que la inteligencia sentiente capta la realidad en aprehensión de realidad se rompe con todo dualismo tanto epistemológico como ontológico, problema que le había causado muchos estragos a la filosofía. Ahora se entiende que el acceso o  más bien, la realidad simpliciter (realidad nula o simple realidad) es la que  capta el hombre a través de su facultad sentiente.
 Estos términos no son para extrañarse, simplemente es un resumen somero de la forma en que Zubiri entiende  el problema de la tradición filosófica (que es metafísica) y la manera en que trata de aportar algo al asunto del acceso a la realidad. Con esto se quiere hacer notar que también Zubiri tiene una propuesta para ese óbice que tanto le hizo pensar a Nietzsche. Claro que él opto por otra vía, la de la retorica y la genealogía. El arte inconsciente y la mordedura de los conceptos añejos.
Nietzsche dirá que los conceptos que se tiene en la tradición filosófica son transposiciones de imágenes, que no pueden  informarnos nada respecto al mundo real. Zubiri dirá que esos mismos conceptos están equívocos porque se ha empezado a filosofar de manera errónea, ya que se empezó a hablar del ser, del ente, de sustancia, sin caer en cuenta que lo primero y más diáfano para filosofar es lo que se nos presenta  primero: la realidad o reidad. “Porque primero la realidad y luego el ser”.  
Lo que puedo rescatar es la forma interesante en que F. Nietzsche aborda el problema de la filosofía en tanto conceptos. Los lleva a un extremo peculiar, porque desde la retorica, no tomándola como sólo aquella que sirve para hablar bien u adornar el discurso, sino como aquella que realmente puede crear. “Sin embargo, no hay expresiones <<propias>>, ni conocimientos propio sin metáforas”[16]   Es una forma diferente de pensar la retórica y darle un giro “retorico” al asunto de los conceptos.  Y desde la genealogía tanto como la retórica se le da una mordedura a la filosofía.
En Zubiri se piensa más por la realidad (reidad) para tomar más en cuenta su pensamiento, como forma de “enderezar” el camino de la filosofía y así ayudar a que se vuelva a <filosofar> ya que ella misma es Bios Teoretikós, por lo que la actividad filosófica no se puede dejar de lado. Siendo también que la propia definición de filosofía que nos proporciona él es “la metafísica es la definición formal de la filosofía”.











Bibliografía:
·        Luján, Enrique, Perspectivismo y genealogía. Un ensayo sobre Nietzsche, editorial Universidad Autonoma de Aguascalientes, México.
  • Lyotard, J. F., La condición posmoderna, Cátedra, 2006, España.
·        Marías, Julián, Historia de la filosofía, editorial Aguilar, España.
·        Nietzsche, F, Escritos sobre retórica, traducción de Luis Enrique Santiago guervós, editorial Trotta, España.
  • Zubiri, Xavier, Sobre el hombre, Fundación Xavier Zubiri/Alianza, España.



[1] (Röcken, actual Alemania, 1844-Weimar, id., 1900)

[2] Xavier Zubiri, tomará esto analizándolo de una manera especial. Para él, las ilusiones o ficciones son de tres tipos: figuración, espectro e idea, con ellas el hombre hace un rodeo a la realidad para justificar su estancia en la realidad misma, o reidad para ser más fieles al concepto zubiriano. Es interesante que se analice algo que pareciera ser de poca importancia en la filosofía, la irrealidad. Pero en Zubiri es importante porque es una forma en que el hombre, la sustantividad humana se planta en la reidad como <de suyo>.
[3] M. Buber dirá  que el hombre en unas épocas está a la intemperie, que es cuando no se tiene una orientación clara a donde se dirige lo que detona las preguntas filosóficas. Y otras épocas en donde se tiene  un refugio por lo cual no surgen las preguntas filosóficas. Xavier Zubiri nos apunta que la filosofía es una forma de orientarse en la realidad.
[4] Sobre verdad y mentira en sentido extra-moral, La genealogía de la moral, El ocaso de los ídolos. Por mencionar algunos.
[5] Para la metafísica tradicional el Ser va ser un problema fundamental. Sobre el cual van a girar sin fin de argumentos y problemas. Con Xavier Zubiri, desde la inteligencia sentiente el Ser, va ser realmente físico. Es decir, no se va entender más por un allende o algo general, sino Ser va ser en su talidad, tal como es la cosa. No habrá problema por entenderlo sólo va ser necesario captarlo con la inteligencia sentiente.
[6] Nietzsche va atacar esta tipo de conocimiento al considerarlo falso desde sus mismos conceptos, ya que estos solo son “transposición” de imágenes, en lo cual no se puede fundar el conocimiento verdadero. Xavier Zubiri atacará esta noción desde otro ángulo, para él la metafísica de la tradición es solo conceptualista. Es decir, se ha manejado desde una  inteligencia concipiente, esto es que la inteligencia sólo se dedica a hacer conceptos que le son dados por los sentidos, una manera muy errónea de concebir tanto la realidad como el conocimiento. Para superar esto hay que pensar desde la inteligencia sentiente que capta en aprehensión de reidad todo, en <el de suyo> con lo cual se rompe la dualidad cartesiana sujeto – objeto y también el problema epistemológico de la verdad por correspondencia.
[7] En este problema también había caído en cuenta Xavier Zubiri. La filosofía metafísica, la de inteligencia concipiente tiene ese problema. No poder dar cuenta efectiva de la realidad. Primero se da el asunto de la verdad por correspondencia con ciertos  problemas, luego la división cartesiana de dos mundos y su imposible comunicabilidad. El filósofo español trata el problema no desde la tradición filosófica, del ser o del ente. Para superar esto empieza a construir una nueva metafísica, que va ser ante todo realista. Esto es decir, se va a encargar de empezar por lo más diáfano del hombre, la realidad misma. Partiendo de ahí para poder sustentar después a la sustantividad humana (antropología metafísica) con la cual va poder explicar el estar en el mundo del mismo, por eso su filosofía es por un lado metafísica realista (reidad) y por otro lado, intramundana (las cosas del mundo como físicas) con la cuál se salva de cierta manera los problemas de las anteriores filosofías y da paso a una nueva forma de hacer filosofía metafísica.
[8] Lyotard también criticara fuertemente la validez de la ciencia ante el conocimiento, su pretensión de validez en <La condición posmoderna> edit. Catédra.
[9] Nietzsche piensa que no hay orden en el mundo y que intelecto es el que lo ordena, entonces lo que hay que hacer es quitar esta idea.  Tanto la verdad por correspondencia como el querer ordenar el mundo categorialmente es una ilusión, es algo que la metafísica ha enseñado a hacer de manera cotidiana. Hay que erradicar esto. X. Zubiri va llamar a esta  forma de pensar, la metafísica concipiente. Que es aquella que entiende que solo el intelecto se encarga de hacer conceptos dados por los sentidos, lo cual es un problema  que en toda la historia de la filosofía no se ha podido superar. Aunque en la propuesta de Zubiri  de la Inteligencia Sentiente se supera eso.
[10] Estudios como los de P. de Man, A.D. Schrift, A. Meijers, M. Stingelin han dilucidado sobre la retórica en Nietzsche con lo cual ha cobrado importancia.

[11] F. Nietzsche, Escritos sobre retórica, traducción de Luis Enrique Santiago guervós, editorial Trotta, España, pág. 91
[12] Ibid., pág. 91
[13] Ibid., pág., 92
[14] Ibid., pág., 107
[15] En la posmodernidad el concepto desconstruir, va estar muy presente. Ya que se va tener cierta retinencia a los grandes metarrelatos, por un lado se va atacar a la metafísica filosófica y por otro a los metarrelatos que la ciencia pretende construir y hacer pasar por objetivos-universales.
[16] Ibid., pág., 221

UNA HISTORIA DE MUCHO COLMILLO


David Nepomuceno Limón

El sitio donde sucedió lo que aquí se relata es pequeño, y la mayor parte de sus oficinas y negocios se encontraba en el centro. La actividad de la población giraba alrededor de ese punto nervioso.
   Era un viernes, un fin de semana muy prometedor, debido principalmente al descanso de un largo puente laboral. Ese día era el indicado para una cita con el dentista. En otras palabras, había llegado el momento para sufrir una angustia tremenda.
   Caminaba con cierta indecisión rumbo a la clínica. Cuando inicié el ascenso de los escalones, mis piernas empezaban a flaquear. La mente casi me ordenaba dar media vuelta, pero no lo hice; mis neuronas seguían en su lugar.
   Llegué al área de consultorios y me dirigí al fondo del pasillo, donde termina el acceso al público. No sé por qué el consultorio dental es el más pequeño y sin señalamiento alguno. Cuatro personas ya estaban formadas. Me habían citado a las dos de la tarde; era la una cuarenta y cinco y yo me preguntaba si llegaría el doctor, deseando en mis adentros que no lo hiciera.
   Yo observaba que en nosotros todos los matices de la psique humana, en sus más sutiles formas de expresión, estaban presentes.
   Ya llevaba más de quince minutos sentado. Nadie había salido ni entrado del consultorio; seguíamos esperando. Eran las dos de la tarde, ¿llegará el doctor? De pronto se abrió la puerta: ahí estaba el médico. Salió una familia completa. Los padres y tres hijos, sonrientes, se despidieron. Mi nerviosismo se incrementó. Sólo había que esperar.
   El mundo giraba, y yo empezaba a despedazarme de nervios. Era un suplicio sin ancla, buscando tierra firme sin hallarla. Me encontraba en un mar de movimientos involuntarios y trataba de que pasaran desapercibidos. No podía compartir eso con nadie.
   Una de las enfermeras salió de medicina preventiva con una paciente hacia el módulo de maternidad. Pasado un rato, salieron ambas de vuelta al consultorio. El rostro de la mujer reflejaba angustia, mientras que la enfermera la envolvía en sus felicitaciones. Mientras esperaba con indecisión mi consulta, me dedicaba a observar el entorno.
   El primer paciente del dentista ya había entrado al consultorio. En la fila de bancos donde estábamos sentados quedó vacío el primer asiento. Nos corrimos de lugar para dejar el último espacio disponible para el próximo paciente que llegara. Yo trataba de mantener el pensamiento vivo, intransmisible; quizá, sin reflexiones. Me integraba con silenciosa adopción a mis puntos de vista relacionados con los pacientes que esperaban al igual que yo. ¿Existirá una fórmula mágica que al pasar con el dentista permitiera a uno permanecer en calma? No lo sé.
    Seguía nervioso al pensar que me enfrentaría a una aventura llena de desafíos y cambios complicados. Pero mi decisión era acertada, ya que la existencia no es lo bastante larga como para permitirnos ignorar nuestros problemas de salud.
   El segundo paciente ya se encontraba adentro. Busqué en mis bolsillos el pañuelo que sería indispensable para cuando llegara el momento. Las manos empezaban a sudarme y trataba de distraerme mirando a la gente. Observaba que había más acompañantes que pacientes, mientras enfermeros y recepcionistas iban de un sitio a otro cumpliendo sus tareas. ¿A dónde iré para que el nerviosismo no me alcance? La respuesta era una austeridad completa de socialización, pero no podía dar marcha atrás. Conforme avanzaba el tiempo, aumentaba mi creencia de que mi cordura se había quedado en la puerta de la clínica.
   Me pareció sentir ganas de acudir al mingitorio. Tendría que levantarme despacio, tranquilo, para no despertar sospechas acerca de mi nerviosismo.
   La gente seguía esperando su turno. No me animaba a ir a los baños, pero acudir parecía necesario. Era la primera vez que me ocurría esto. Tendré que conocer la sala de baños de la clínica. Mientras, me sentía como el mar, que esconde el tormento de sus olas.
   Ya salió un paciente y entró otro. Seguiré yo, en unos minutos. ¿Qué haré? ¿Iré al baño o mejor me espero? Eran instantes angustiosos, que definían el tiempo de espera. Ir al baño era un compromiso con mi organismo, imposible de romper.
   La decisión fue instantánea. Me levanté y me dirigí a los baños. Al llegar, jalé la puerta y no se abrió. Volví a tirar de ella…, y nada. ¿Pero a quién se le ocurre lavarlos en horas de consulta? Me dirigí de vuelva a mi sitio en la fila, desconfiando hasta de mis propias costumbres y tradiciones.
   Entonces, se abrió la puerta del consultorio del dentista. La enfermera, al salir, se dirigió a mí diciéndome que el médico tardará unos momentos más, y sugiriendo que pasara a medicina preventiva para recibir las vacunas que me faltaran.
   Fue una inyección en cada brazo. Cuando me disponía a salir, se escuchó un fuerte estruendo y el ruido de cristales que caían. La gente salió a la puerta que daba a la calle. Un auto había chocado contra el poste de la esquina. Yo trataba de pensar en otra c osa distinta de mis dientes, pero sólo me encontraba con un vacío.
   Aproveché la ocasión para ir al baño. Tiré de la puerta, pero tampoco se abrió. Con los brazos doloridos por las vacunas y los nervios vibrando a lo máximo, me dirigí a mi lugar en el área de espera del consultorio. A poco, salió el paciente, y tras él, la enfermera con el médico. Éste nos comunicó que no había energía eléctrica debido al choque; así no podían seguir trabajando: los aparatos no funcionaban. Nos sugirió pedir nueva cita para la próxima semana. Fue una noticia sorpresiva por su excelencia, que a punto estuve de brincar y dar gracias gritando hasta que estallaran mis pulmones. La magia de mi existencia había retornado a su sitio de honor.
   La recepcionista del área de citas nos atendió de inmediato. Le di las gracias y avancé hacia la salida. Entonces vi a un hombre joven dirigirse al baño. Tomó el picaporte y, en lugar de jalar la puerta, la empujó y ésta se abrió. No podía yo creerlo. Tuve la impresión de haber sido, por un momento, un sujeto digno de estudio frente a mi nerviosismo, que a punto estuvo de que provocara una inocultable contrariedad. Después de tomar en consideración lo anterior, me dispuse a disfrutar una libertad sin fronteras, como un ave migratoria, y sin la presión de todo un rosario de preguntas.