jueves, 14 de mayo de 2015

Editorial

Al MagisterioValorarlo en su justa dimensión

El profesor a diferencia de otros intelectuales, probablemente a excepción de comunicadores, sin constituirse en su pretensión, objetivo o misión –término actual proveniente de las ciencias administrativas y filosofía de la calidad-, más bien por la propia naturaleza de su trabajo, influye de manera determinante en la formación del individuo el establecer un diálogo permanente con el alumnado a través de los diferentes niveles educativos desprendiéndose enorme responsabilidad para él ante la cambiante realidad social, de ahí, se le impute las consecuencias de las diferentes problemáticas más allá del entorno educativo.
Sin soslayar tal responsabilidad, evidentemente compartida, urge reconocer al Magisterio desde el ámbito gubernamental, político, social y familiar. Esa actividad privilegiada, reclama el apoyo en diversos aspectos para el cumplimiento de su práctica docente: ser respetado y no utilizado –corrompiéndolo aprovechando su precaria situación económica; valorar en toda su dimensión su actividad considerando lo ya expuesto, o sea, la influencia en la formación del individuo; escucharle para el diseño del modelo educativo reclamado por las necesidades sociales, y; reconocerle económicamente para promover su formación profesional continua, esto entre otros apoyos.

Indudablemente la difícil responsabilidad en estos tiempos la comparte, además de los medios de comunicación y la sociedad en general, con los padres de familia, muy especialmente con las Madres a quienes este 10 de Mayo refrendamos merecido reconocimiento y quienes unidas con el Magisterio pueden hacer posible construir el país al que se aspira vivir, en consecuencia una nación más justa y equitativa.

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