lunes, 7 de marzo de 2016

Editorial


Esperanza, impulso en el andar

En septiembre de 2010 a manera de conmemorar activamente dos grandes hechos históricos nació Tlanestli, proyecto literario, educativo cultural para promover escritores y lectores. El recuerdo emerge al leer colaboraciones de Adriana Menassé y Wilfrido Sánchez Márquez críticos, entendida ésta como el cuestionamiento de la verdad, analistas de acontecimientos y sus actores que conducen o deben dirigir el camino, por ese andar cotidiano similar a remar, en ocasiones en aguas mansas, otras en turbulenta y a veces en contra de la corriente.
Independiente a la ideología política, religiosa profesada, esos sucesos y personajes motivan, mueven en toma de decisiones acordes al cambiante mundo experimentado en este inicio de milenio orientando a enfrentar desafíos actuales, pugnando en favor de ideales añejos pero siempre vigentes: justicia, paz, subyaciendo amor al prójimo.

La posibilidad de cambiar el rumbo del país inicia precisamente visualizándolo, desde una óptica de esperanza materializada en acciones en lo individual y grupal, proponiendo con el ejemplo, participando, haciendo propios proyectos ajenos independientemente, se reitera, de ideologías, privilegiando bienestar común principalmente de los más vulnerable, pugnando por mayor justicia, igualdad a través de la solidaridad

EL LUGAR DE LA ESPERANZA (Por qué nos importa la visita del Papa Francisco a México)

Adriana Menassé

El Papa Francisco vino y se fue. Vino a México cuando se había dicho que no iba a venir, vino a algo. Eligió los lugares a donde quería estar, la gente a la que quería dirigirse, las comunicaciones que quería ofrecer.  Sus detractores dicen que nada cambió, que nada cambia con su visita; critican el dinero que se gastó en su seguridad, la cantidad de policía en las calles, hablan de que hubiera sido mejor invertir ese dinero en escuelas o en medicinas. El problema es que entonces tendríamos que reprocharle al Estado financiar otros proyectos que también distraen recursos de las escuelas y los hospitales: museos cuya utilidad práctica no es clara, sinfónicas y filarmónicas, bandas y orquestas, compañías de teatro, escuelas de arte, de humanidades, y todas aquellas manifestaciones espirituales que esos mismos detractores (y la autora de esta nota) defienden como reserva impalpable y riqueza de este país. Sin duda todas estas precauciones eran necesarias en un país trastornado como el nuestro, y frente a un Papa que parece revolver como ningún otro en el pasado reciente las aguas de esa inmensa institución llamada Iglesia Católica, con sus múltiples corrientes y contradicciones internas.

No soy católica ni tengo interés alguno en hacer una apología del Papa Francisco, quien por otro lado junta seguidores y admiradores a su paso. También dicen sus críticos que se perdió el estado laico del que tantos mexicanos nos enorgullecemos, que el carácter ambiguo de la figura del Papa como jefe del Estado Vaticano y como líder espiritual de la cristiandad romana hacen difícil establecer una sana línea divisoria entre ellas. Otros Papas han venido a traer un mensaje cristiano a un país dominantemente cristiano, ¿cuál es la diferencia entonces con el Papa Francisco? Tampoco habló el Papa de pederastia ni pidió perdón en la tierra que protegió a Marcial Maciel, a ese infame fundador de los Legionarios de Cristo; no habló explícitamente de derechos humanos ni recibió a los padres de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa. Entonces, ¿por qué habría de importarnos su visita? ¿Cuál sería el sentido de su mensaje?

El Papa Francisco vino a hablar de la esperanza. Vino a hablarles a los jóvenes, quiso dirigirse a los reos, a las víctimas y a los victimarios del crimen, de los feminicidios, de la trata de personas, de esos “traficantes de la muerte”, según su fórmula. Vino a un país atravesado por asesinatos sin cuenta, por la imposibilidad del Estado de hacerle frente a ese crimen que se ha enseñoreado en este país y al que éste no puede o no quiere enfrentar ni controlar. A un país desquiciado por la falta de perspectivas, hundido en el miedo y en la resignación, en la impotencia. Resignación frente a la evidencia de que a pesar de los esfuerzos de la sociedad civil y de la misma retórica gubernamental, no se combate seriamente la corrupción de los poderosos, no hay consecuencias reales a los funcionarios que impunemente roban o están en connivencia con los grupos mafiosos. Un país sumido en la corrupción, la impunidad y el crimen; en la falta de perspectivas para los jóvenes, perspectivas educativas y de trabajo. Y perspectivas ideológicas, morales y espirituales para vivir una vida con sentido. Jóvenes sin perspectivas de educación y de trabajo digno arrojados a un mundo que lo que principalmente valora es el poder adquisitivo y el poder a secas. Poder de mandar, de imponer la voluntad propia aun a costa de entrar en el círculo perverso del asesinato y la muerte. Vivir bien quiere decir, para la omnipresente publicidad, poseer las marcas de prestigio y poder que da el dinero. Ningún otro horizonte a la vista. El Papa quiso ofrecerles a esos jóvenes otro horizonte. El horizonte de una vida orientada a la paz, a lo que ennoblece al ser humano, a lo que le permite considerarse un “ser racional” o, en la retórica bíblica, “semejanza de Dios”; una vida dedicada a construir esa paz a partir del compromiso que tenemos con los demás, con todos los demás y especialmente con los más pobres, con los menos favorecidos. En un lenguaje directo, cercano, íntimo, quiso invitar a los jóvenes amenazados por el discurso, por esa tentación que es el crimen, a estar advertidos contra la degradación y la muerte a la que los arroja. Invitarlos a sostener la confianza en vez de la desconfianza y el miedo; a revertir el ciclo del desaliento para entrar en el ciclo virtuoso que se juega por lo que le da sentido a la existencia humana.  A reconocer en su interior el deseo de mirarse en otros, de sentirse en otros, de llorar, incluso, con otros. Pues en tanto “seres humanos”, es decir, seres cuya vida se entiende solo en la huella de la confianza, la justicia  y la alegría, somos llamados no a alimentar el crimen sino a combatir la corrupción, no a enriquecernos a costa de cualquier cosa sino a colaborar con las circunstancias que nos permiten agradecer e incluso alabar, dar gracias por el amor, construir el amor, sostenerlo. “No se resignen”, le dice Francisco a los jóvenes tanto como a los religiosos, la resignación es una trampa del demonio.  La resignación, la impotencia y el miedo nos hunden en la desesperanza. La trampa del diablo es hacernos creer que nada puede cambiar. En su discurso a los religiosos y seminaristas dice: “¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos puede asediar? …¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? … Creo que podríamos resumir en una sola palabra: resignación. Y frente a esa realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. ¿Y qué le vas a hacer?, la vida es así.  Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino…Una resignación que no sólo nos impide proyectar sino que nos frena para arriesgar y transformar”.

Para Francisco, a diferencia de sus predecesores, esperanza quiere decir cambio, valor para luchar, para resistir la tentación, para resistir la indignidad de la pobreza y la explotación, para luchar contra la corrupción y la impunidad. Para cambiar las leyes, porque “es mentira, dice, que la única forma que tienen de vivir los jóvenes aquí es la pobreza, la marginación, en la marginación de oportunidades, en la marginación de espacios, en la marginación de la capacitación y educación, en la marginación de la esperanza. Es Jesucristo el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas”.   No habla solamente de la vida interior, de lo que ocurre con el alma; habla de las condiciones que degradan la vida y que han de ser resistidas afuera, en el mundo, porque es allí donde reside la esperanza de una vida digna, de una vida con otros, de una vida de alegría. Para Francisco la esperanza es la certeza, la fe, en la fuerza capaz de transformar, de resistir, de ennoblecer.

El Papa Francisco trae al mundo el aire fresco de una teología de esperanza y de vida. Una doctrina, dicen los especialistas, atravesada por la teología latinoamericana de la liberación. Una teología que no se concentra en el sacrificio, la culpa y el pecado sino en las orientaciones que conducen a una vida vivida humanamente, vivida de cara al Infinito, de cara a los otros, de cara a Dios. “La gloria de Dios es la vida de los hombres”, dice Francisco citando a San Ireneo.

Sí, hubiera sido bueno también escucharle condenar a los pederastas y decir sin tapujos que los investigará y meterá a la cárcel; que, como dice Lydia Cacho, en tanto jefe de Estado y líder espiritual aprovechara para predicar con el ejemplo, con un ejemplo.

No sé cuántos jóvenes escucharon su mensaje. No sé cuántos de los jóvenes, de las personas jóvenes o no tanto a quienes iba dirigido este mensaje pastoral; no sé cuántos de los funcionarios en el poder, cuántas víctimas del crimen, cuántos victimarios, cuántos de los que no ven salida a la aciaga situación que vivimos hoy en México, cuántos de los que buscan alternativas individualistas y solitarias entendieron, escucharon siquiera, esta comunicación filosófica, esta orientación hondamente espiritual dirigida a un mundo—ya no sólo a la realidad mexicana—que busca a tientas o a manotazos formas nuevas y sin embargo reconocibles de dar sentido a nuestro paso por la tierra. Este es el valor de la visita del Papa Francisco. No un mensaje de esperanza ilusorio y vacío, sino un llamado a la conciencia, a la acción, a la resistencia, a la apuesta por la vida, a lo que hace que sea digna de ser vivida.  Quiso colaborar, junto con otros y en a medida de sus posibilidades, a verter aire limpio, a clarificar la atmósfera que respiramos y en la que hoy tantos se asfixian; a decir que la solidaridad y  la chispa de candor que nos hace sensibles, solidarios y justos no es sólo palabrería muerta: que es la sustancia que nos conforma, el propósito que nos ciñe y la estructura en que discurre nuestra libertad. No es poca cosa, nos parece, ojalá que fuera audible para todos. 

Algunas Efemérides del mes de marzo

Wilfrido Sánchez Márquez

En este mes acaecieron acontecimientos importantes que determinaron en gran medida el devenir histórico de nuestro país; algunos de ellos son conocidos y celebrados, otros no obstante su importancia y trascendencia son ignorados por la gran mayoría de nuestros compatriotas.
Esta aportación para los lectores de Tlanestli presenta algunos escritos selectos, documentos históricos información actualizada y comentarios sobre hechos, personajes y fechas memorables que han influido de manera decisiva en el pasado y el presente de nuestra querida patria.
13 de marzo de 1325.- Fundación de la ciudad de México. Tenochtitlan.
14 de marzo de 1565.- Murió en Uruapan, Michoacan don Vasco de Quiroga.
18 de marzo de 1938.- Expropiación petrolera.
21 de marzo. (cada año) Equinoccio de primavera.
21 de marzo de 1806.- En San Pedro Guelatao, Oax., nación el Lic. Benito Juárez García.


Vasco de Quiroga uno de los iniciadores de la educación funcional de adultos en México.

En estos tiempos de neoliberalismo a ultranza, es un pecado sociocultural discurrir sobre temas históricos, ya que para los autodenominados “modernistas”, la historia, por ser un estorbo, debiera restársele importancia en los planes y programas de estudio de la educación básica. No obstante dicho criterio neoliberal, me voy a tomar el atrevimiento a riesgo de caer en la obsolescencia, de abordar el tema: “antecedentes de la educación de adultos en México” con la convicción, compartida con muchos de mis contemporáneos, de que la historia es memoria y maestra de la humanidad y que sus luces nos hacen comprender mejor el presente y prever con mayor claridad el porvenir.
La educación de los adultos es tan antigua como la humanidad misma, para los propósitos de este escrito, me voy a ubicar, como momento de partida, en la primera mitad del siglo XVI, periodo en el que se inició la conquista de México.
Como acertadamente dicen los historiadores, las durezas inhumanas empleadas por los españoles en la conquista material, se hicieron extensivas a la intelectual y cultural.
En vista de que los conquistadores no pudieron transmitir de un golpe su civilización y sustituir con la suya las culturas aborígenes, una vez que advirtieron el fracaso de sus procedimientos, buscaron otros medios de penetración en el pensamiento, los sentimientos,  la voluntad de los pueblos subyugados, a fin de lograr los cambios que ellos deseaban.
Para el objeto, consideraron que “el único camino capaz de trasladar la cultura europea hasta aquellos hombres extraños de color cobrizo y que adoraban al sol y al lucero de la tarde, era la evangelización por medio de la educación”.
“Por este medio, el mejor ejército que tuvieron los conquistadores en esta cruzada, fue el de los misioneros que en vez de la espada, empuñaron la cruz y el alfabeto, logrando de este modo, una conquista más efectiva que la realizada con la fuerza de las armas”.
En esta fase histórica denominada “La Conquista Espiritual de México”, destacaron por su ardua y tesonera labor tres órdenes religiosas: la franciscana, la dominica y la agustina; los jesuitas vinieron después.
Entre los notables bienhechores que iniciaron el proceso de aculturación de los pueblos nativos: por la grandeza, profundidad, trascendencia y ejemplaridad de su obra social y educativa, me voy a referir en particular a dos de ellos: Pedro de Gante y Vasco de Quiroga.
Según Robert Ricard, “Fue Pedro de Gante quien tuvo la iniciativa de introducir en la escuela situada junto a la capilla de San José de los Naturales, la enseñanza de artes y oficios. Reunia en ellos indios ya adultos y los transformaba en herreros, carpinteros, albañiles, sastres, zapateros; había instalado allí todo un equipo de pintores, escultores, aurífices, que trabajaban haciendo estatuas y retablos para las iglesias y forjaban toda clase de ornamentos, tales como candeleros, cruces, vasos sagrados, etc.”.
Para el maestro Ezequiel A. Chávez, “lo más admirable es que Fray Pedro supo enseñar a los niños como niños, a los adolescentes como adolescentes y a los adultos como adultos”.
Don Vasco de Quiroga, misionero extraordinario, primero en Santa Fe del Distrito Federal y después en el estado de Michoacán, desarrolló una labor hasta ahora inigualada tanto en la educación en general como en la de adultos en particular.
En apoyo a la apreciación de la obra educativa de Don Vasco, valoremos el siguiente testimonio de uno de sus contemporáneos: “Luego que se vio en su obispado, trató de reducir a civilidad a sus amados indios, …les procuró que se hiciesen útiles recíprocamente y al público, haciendo que aprendiesen las artes y oficios; …les introdujo muchos de estos que no conocían; y finalmente, para mantener el comercio de unos lugares con otros, les formó un plan maravilloso, en el que todos eran recíprocamente necesarios. Ordenó que en sólo uno se traficase en cortar maderas (Capula), que en sólo otro se labrasen y pintasen (Cocupao). Otros sólo entendían en curtir pieles y hacer toda obra con ellas (Teremendo), otros solo en hacer utensilios de barro (Tzintzuntzan y Patamban), finalmente, otros en hacer obras de hierro”.
“Tata Vasco” como lo llamaron los indígenas purépechas fue el primero en nuestro país en promover y fomentar el desarrollo integral de las comunidades mediante el trabajo colectivo y situando a la educación de niños, jóvenes y adultos como uno de los principales componentes del desarrollo social.
La magnífica estrategia de transformar la cultura partiendo de la atención de las necesidades primarias de cada grupo social, vuelve a ser aplicada a principios del siglo XIX por un cura párroco llamado Miguel Hidalgo y Costilla, de quien el Gral. Ernesto Higuera, uno de sus biógrafos relata: “Hidalgo establece en su casa una escuela nocturna para formar artesanos. Construye en terrenos de la iglesia, altos muros de setenta y ocho varas de frente por setenta de fondo: ocho piezas para obreros especializados en alfarería, carpintería, herrería, curtiduría; monta un telar en el que se elaboran telas de lana y seda. Los muebles que se fabrican, las pieles que se curten, los artefactos de hierro que se hacen, son vendidos por comerciantes que Hidalgo refacciona con créditos a corto plazo, sin cobrarles intereses usurarios. Ensaya el cultivo de la morera, plantando los primeros árboles, … Hace traer abejas de la Habana, y emprende la apicultura en gran escala, produciendo cera y miel en abundancia”.
“Por la noche se reúne en la escuela con los obreros a quienes instruye en las materias de su ramo para que vayan superando sus recursos técnicos en la fabricación de la loza talaverana, que llegan a producir con decorados primorosos y coloridos perfectos; los artículos de talabartería, de factura irreprochable; aperos de labranza, sillas de montar, picas y azadas, y acuña moneda para facilitar las transacciones comerciales”.

 

LXXVIII Aniversario de la Expropiación petrolera

Han transcurrido 78 años desde aquel glorioso 18 de Marzo de 1938. Los hechos acaecidos en esa fecha y en los días inmediatos, son inolvidables, aleccionadores e intensamente formativos de la personalidad social de muchos compatriotas, particularmente de quienes tuvimos la fortuna de haberlos vivido y de haber sido, en cierta mediad, coparticipantes y testigos presenciales de aquellos acontecimientos importantísimos para el devenir histórico de nuestra Patria.
Los alcances de aquel documento histórico y el llamado del entonces presidente de la republica Gral. Lázaro Cárdenas del Rio para que pueblo y gobierno juntos enfrentaran las amenazas y las insolencias de las poderosas compañías inglesas, holandesas y norteamericanas, desencadenaron en toda la nación reacciones jubilosas y unánimes de apoyo al primer mandatorio por su valiente y patriótica determinación de rescatar, para el bien de México, el control de la explotación y el usufructo de los yacimientos petrolíferos.
Las respuestas del pueblo al llamado presidencial fueron de tal naturaleza y magnitud que aun en la actualidad constituyen ejemplos vivos e imperecederos de civismo, de unidad nacional, de mexicanidad y patriotismo auténticos, de confianza mutua entre el pueblo y sus gobernantes, de ejercicio pleno de nuestra soberanía nacional, de dignidad, de autodeterminación y de rechazo a los intentos de injerencia e intromisión extranjera en asuntos de la competencia exclusiva del estado mexicano.
Continúan siendo admirables y dignos de encomio: el desempeño consciente, responsable y organizado de los miembros del sindicato de trabajadores petroleros antes y después del acto expropiatorio, la participación entusiasta del pueblo en la gigantesca y vibrante manifestación de unidad nación en torno al gobierno de la república, efectuada el 23 de marzo en la plaza de Constitución y las espontaneas y conmovedoras aportaciones de dinero y en especie entregadas por niños, jóvenes y adultos de todos los estratos sociales, como contribución voluntaria para el pago de la llamada “deuda petrolera”.
A tres cuartos de siglo, el proceso de independencia económica iniciado por el general Lázaro Cárdenas y continuado por el licenciado Adolfo López Mateos, prácticamente se ha estancado y revertido; parece que los ideales históricos de redención nacional ya no tienen vigencia. Ahora las cosas suceden al revés y los acontecimientos apuntan hacia el retroceso. En la actualidad, somos económica y administrativamente más dependientes del exterior; se imponen al pueblo sacrificios económicos inauditos para pagar deudas que no son suyas y también se encubre y protege a funcionarios corruptos, a banqueros, empresarios y especuladores voraces, causantes directos del desastre nacional; se fomenta la cultura de la mentira; se hipotecan las utilidades futuras de la industria petrolera nacionalizada; priva un ambiente de desconfianza entre gobernadores y gobernados; el proyecto histórico de país por el que lucharon Hidalgo, Morelos, Juárez, Zapata, y Cárdenas y se inmolaron millones de compatriotas ha sido suplantado por un proyecto neoliberal, amañado y paradójicamente denominado: “reforma energética”.
El estado de crisis económica, social, política y moral en el que estamos inmersos, nos induce hacia el ingrato destino de ser protagonistas de la antihistoria positiva del pueblo mexicano.
Sr. Presidente de la república, C.C. Gobernadores, señores Senadores y Diputados, los bienes de México y de cualquier estado soberano no se negocian ni se venden.

Primavera

Gabriela Mistral


Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.

Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?

¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?

De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.

Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:

Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.

El lenguaje de las flores

(fragmentos)

Federico García Lorca

Madre, llévame a los campos
con la luz de la mañana
 a ver abrirse las flores
a ver abrirse las flores
cuando se mecen las ramas.
Mil flores dicen mil cosas
para mil enamoradas,
y la fuente está contando
lo que el ruiseñor se calla.

Abierta estaba la rosa
con la luz de la mañana;
tan roja de sangre tierna,
que el rocío se alejaba;
tan caliente sobre el tallo,
que la brisa se quemaba;
¡tan alta!
¡cómo reluce!
¡Abierta estaba!

Sólo en ti pongo mis ojos
-el heliotropo expresaba-
«No te querré mientras viva»,
dice la flor de la albahaca.
«Soy tímida», la violeta.
«Soy fría», la rosa blanca.
Dice el jazmín: «Seré fiel»,
y el clavel: « ¡Apasionada! ».

El jacinto es la amargura;
el dolor, la pasionaria;
SOLTERONA I.a
el jaramago, el desprecio
y los lirios, la esperanza.

Dice el nardo: «Soy tu amigo»,
«Creo en ti», la pasionaria.
La madreselva te mece,
la siempreviva te mata.

Siempreviva de la muerte,
flor de las manos cruzadas;
¡qué bien estás cuando el aire
llora sobre tu guirnalda!

Abierta estaba la rosa,
pero la tarde llegaba,
y un rumor de nieve triste
le fue pesando las ramas;
cuando la sombra volvía,
cuando el ruiseñor cantaba,
como una muerta de pena
se puso transida y blanca;
y cuando la noche, grande
cuerno de metal sonaba
y los vientos enlazados
dormían en la montaña,
se deshojó suspirando
por los cristales del alba.

Sobre tu largo cabello
gimen las flores cortadas.
Unas llevan puñalitos,
otras fuego y otras agua.

Las flores tienen su lengua
para las enamoradas.

Son celos el carambuco;
desdén esquivo la dalia;
suspiros de amor el nardo,
risa la gala de Francia.
Las amarillas son odio;
el furor, las encarnadas;
las blancas son casamiento
y las azules, mortaja.

Madre, llévame a los campos
con la luz de la mañana
a ver abrirse las flores
cuando se mecen las ramas.

LA RAZA DE BRONCE

(Fragmento)

Amado Nervo

EN HONOR DE JUÁREZ

ISeñor, deja que diga la gloria de tu raza,
la gloria de los hombres de bronce, cuya maza
melló de tantos yelmos y escudos la osadía:
!oh caballeros tigres!, oh caballeros leones!,
!oh! caballeros águilas!, os traigo mis canciones;
!oh enorme raza muerta!, te traigo mi elegía.

II
Aquella tarde, en el Poniente augusto,
el crepúsculo audaz era en una pira
como de algún atrida o de algún justo;
llamarada de luz o de mentira
que incendiaba el espacio, y parecía
que el sol al estrellar sobre la cumbre
su mole vibradora de centellas,
se trocaba en mil átomos de lumbre,
y esos átomos eran las estrellas.

Yo estaba solo en la quietud divina
del Valle. ¿Solo? ¡No! La estatua fiera
del héroe Cuauhtémoc, la que culmina
disparando su dardo a la pradera,
bajo del palio de pompa vespertina
era mi hermana y mi custodio era.

Cuando vino la noche misteriosa
—jardín azul de margaritas de oro—
y calló todo ser y toda cosa,
cuatro sombras llegaron a mí en coro;
cuando vino la noche misteriosa
—jardín azul de margaritas de oro—.

Llevaban una túnica espledente,
y eran tan luminosamente bellas
sus carnes, y tan fúlgida su frente,
que prolongaban para mí el Poniente
y eclipsaban la luz de las estrellas.

Eran cuatro fantasmas, todos hechos
de firmeza, y los cuatro eran colosos
y fingían estatuas, y sus pechos
radiaban como bronces luminosos.

Y los cuatro entonaron almo coro...
Callaba todo ser y toda cosa;
y arriba era la noche misteriosa
jardín azul de margaritas de oro.

III
—¿Qué abismo os engendró? ¿De qué funesto
limbo surgís? ¿Sois seres, humo vano?
Tuve valor para decirles esto;
mas mi espada temblaba entre mi mano.

IV
Y un espectro de aquéllos, con asombros
vi que vino hacia mí, lento y sin ira,
y llevaba una piel sobre los hombros
y en las pálidas manos una lira;
y me dijo con voces resonantes
y en una lengua rítmica que entonces
comprendí: —«¿Que quiénes somos? Los gigantes
de una raza magnífica de bronce.

»Yo me llamé Netzahualcóyotl y era
rey de Texcoco; tras de lid artera,
fui despojado de mi reino un día,
y en las selvas erré como alimaña,
y el barranco y la cueva y la montaña
me enseñaron su augusta poesía.

V
Y otro espectro acercóse; en su derecha
levaba una macana, y una fina
saeta en su carcaje, de ónix hecha;
coronaban su testa plumas bellas,
y me dijo: —«Yo soy Huilicamina,
sagitario del éter, y mi flecha
traspasa el corazón de las estrellas.

VI
Y otro espectro me dijo: —«En nuestros cielos
las águilas y yo fuimos gemelos:
¡Soy Cuauhtémoc!  Luchando sin desmayo
caí... ¡porque Dios quiso que cayera!
Mas caí como águila altanera:
viendo al sol, y apedreada por el rayo.

VII
Y el fantasma postrer llegó a mi lado:
no venía del fondo del pasado
como los otros; mas del bronce mismo
era su pecho, y en sus negros ojos
fulguraba, en vez de ímpetus y arrojos,
la tranquila frialdad del heroísmo.

Y parecióme que aquel hombre era
sereno como el cielo en primavera
y glacial como cima que acoraza
la nieve, y que su sino fue, en la Historia,
tender puentes de bronce entre la gloria
de la raza de ayer y nuestra raza.

Miróme con su límpida mirada,
y yo le vi sin preguntarle nada.
Todo estaba en su enorme frente escrito:
la hermosa obstinación de los castores,
la paciencia divina de las flores
y la heroica dureza del granito...

¡Eras tú, mi Señor; tú que soñando
estás en el panteón de San Fernando
bajo el dórico abrigo en que reposas;
eras tú, que en tu sueño peregrino,
ves marchar a la Patria en su camino
rimando risas y regando rosas!

Eras tú, y a tus pies cayendo al verte:
—Padre, te murmuré, quiero ser fuerte:
dame tu fe, tu obstinación extraña;
quiero ser como tú, firme y sereno;
quiero ser como tú, paciente y bueno;
quiero ser como tú, nieve y montaña.

Soy una chispa; ¡enséñame a ser lumbre!
Soy un gujarro; ¡enséñame a ser cumbre!
Soy una linfa: ¡enséñame a ser río!
Soy un harapo: ¡enséñame a ser gala!
Soy una pluma: ¡enséñame a ser ala,
y que Dios te bendiga, padre mío!.

VIII
Y hablaron tus labios, tus labios benditos,
y así respondieron a todos mis gritos,
a todas mis ansias: —«No hay nada pequeño,
ni el mar ni el guijarro, ni el sol ni la rosa,
con tal de que el sueño, visión misteriosa,
le preste sus nimbos, ¡y tu eres el sueño!

»Amar, ¡eso es todo!; querer, ¡todo es eso!
Los mundos brotaron el eco de un beso,
y un beso es el astro, y un beso es el rayo,
y un beso la tarde, y un beso la aurora,
y un beso los trinos del ave canora
que glosa las fiestas divinas de Mayo.

»Yo quise a la Patria por débil y mustia,
la Patria me quiso con toda su angustia,
y entonces nos dimos los dos un gran beso;
los besos de amores son siempre fecundos;
un beso de amores ha creado los mundos;
amar... ¡eso es todo!; querer... ¡todo es eso!»

Así me dijeron tus labios benditos,
así respondieron a todos mis gritos,
a todas mis ansias y eternos anhelos.
Después, los fantasmas volaron en coro,
y arriba los astros —poetas de oro—
pulsaban la lira de azur de los cielos.

IX
Mas al irte, Señor, hacia el ribazo
donde moran las sombras, un gran lazo
dejabas, que te unía con los tuyos,
un lazo entre la tierra y el arcano,
y ese lazo era otro indio: Altamirano;
bronce también, mas bronce con arrullos.

Nos le diste en herencia, y luego, Juárez,
te arropaste en las noches tutelares
con tus amigos pálidos; entonces,
comprendiendo lo eterno de tu ausencia,
repitieron mi labio y mi conciencia:
—Señor, alma de luz, cuerpo de bronce.

Soy una chispa; ¡enséñame a ser lumbre!
Soy un gujarro; ¡enséñame a ser cumbre!
Soy una linfa: ¡enséñame a ser río!
Soy un harapo: ¡enséñame a ser gala!
Soy una pluma: ¡enséñame a ser ala,
y que Dios te bendiga, padre mío!.

Tú escuchaste mi grito, sonreíste
y en la sombra infinita te perdiste
cantando con los otros almo coro.

Callaba todo ser y toda cosa;
y arriba era la noche misteriosa
jardín azul de margaritas de oro...

HÉROES REALES


Ana Marcela Montero Aldana
En el mundo del cine los superhéroes son figuras de gran valentía y proeza, siempre con súper poderes que les ayudan a derrotar el mal, el mundo se vuelve loco de admiración y para los niños son un gran ejemplo de valentía y fortaleza. Si bien eso sucede en la fantasía del cine o los comics; el mundo real no se encuentra tan alejado de dichos héroes, la mayor parte del tiempo vivimos cerca de ellos o incluso somos ellos.
Cada día que suena nuestra alarma y sobresaltados la interrumpimos para levantarnos enérgicamente, los trabajos, los niños a la escuela, los servicios que pagar, la despensa que surtir y lo peor, la delincuencia que sortear; todo esto ha hecho que nos volvamos superhéroes; no de ahora sino también de antes, nuestros padres y abuelos ellos también han fungido como héroes, siempre tratando de cumplir con las necesidades de la familia, preocupados de sobremanera por llevar sustento a casa, siempre agobiados por trasmitir los valores de familia, la moral y el respeto.
Tanto esfuerzo a cada instante, tanto trabajar para darnos educación; decía mi abuela en paz descanse. “Que tengan lo que yo no he podido disfrutar” la oí decir una tarde hace años, preocupada hasta por los nietos.
Mis padres; que decir de ellos, se han pasado la vida cuidando de mis hermanos y de mí. Papá caminaba 3 horas con los zapatos en la mano, enlodado hasta la pantorrilla para asistir a dar clases a una primaria rural y mi madre hace poco miré una foto en la que ella embarazada de mí, daba clases a niños de preescolar. Incluso mis hermanos vendían cuanta chuchería hacía mi madre para apoyar a mi papá, que no únicamente sostenía a su familia sino también algunos estudios de sus hermanos. Los años siguen transcurriendo siguen dándonos los mejor de ellos y ahora veo a mis hermanos son el ejemplo de mis padres en versión actual, pero claro no menos importante ya que el presente está lleno de retos y vicisitudes.

Con todo el corazón amemos a nuestras familias porque vivimos con héroes reales de carne y hueso, que sufren o enferman, que ríen y que lloran…
Apreciemos tener a nuestros héroes porque no serán para siempre.


De “Calle abajo”


La soledad surca esta colección de cuentos: Lule González

María de Lourdes Lule González

Buenas tardes. Es para mí un honor que el escritor Adalberto Santamaría me haya invitado a participar en la presentación de su colección de cuentos Calle Abajo. Que mi amigo Adalberto haya tenido hacia mí esta deferencia me llena de orgullo y satisfacción por el aprecio y alta estima que le tengo,  pero también representa para mí un gran compromiso porque el análisis literario no forma parte de mis competencias y está muy alejado de mi formación académica. Mi único vínculo con la literatura es el de una lectora aficionada que se maravilla con las historias que sólo son capaces de crear, de la nada o por experiencias de vida, esos seres especiales que son los escritores.

El escritor Haruki Murakami, en el prólogo de su libro de cuentos Sauce ciego, mujer dormida, propone un símil entre el mundo de las letras y la botánica: plantar una letra para fundar historias y enarbolar nuevas aventuras: “Para mí escribir novelas es un reto, escribir cuentos es un placer” escribió el japonés. “Si escribir novelas es como plantar un bosque, entonces escribir cuentos se parece más a plantar un jardín. Los dos procesos se complementan y crean un paisaje completo que atesoro. El follaje verde de los árboles proyecta una sombra agradable sobre la tierra, y el viento hace crujir las hojas, que a veces están teñidas de oro brillante. Mientras tanto, en el jardín aparecen yemas en las flores y los pétalos de colores atraen a las abejas y a las mariposas, y ello nos recuerda la sutil transición de una estación a la siguiente”. Es ése el reto de escribir cuentos, cuidar cada espacio, cada frase, cada palabra como si se estuviera podando día a día un bonsái.

No debe  de ser nada fácil crear mundos de la nada, plasmarlos y acercarlos a lectores que viven experiencias como si fuesen verdades. Pequeños instantes que recorremos con los ojos apresurados hasta hacernos parte de la historia, casi como si fueran un recuerdo.
En cada relato Adalberto Santamaría observa un momento y lo describe; lo describe minuciosamente tratando de que hasta la más recóndita esquina sea visible. Es difícil encontrar los detalles en su literatura, porque incluso lo más diminuto puede merecer en su narración largas líneas. ¿Qué hay detrás de un segundo? Santamaría lo responde deshilvanándolo hasta componer párrafos que pretenden llamar la atención del lector. Con la exaltación que hace de las situaciones y los hechos que parecen insignificantes, intenta hacernos recuperar la capacidad  de asombro que poco a poco hemos ido perdiendo.

Pero por encima de esa escritura a la vez fina y perturbadora, creo descubrir un concepto que surca esta colección de cuentos: la soledad. Ya sea en historias mezcladas con personajes que viven de sueños, que están abandonados en paradas de autobuses, que caminan entre la vida y la muerte, o que se ensimisman en pensamientos que abruman, se destaca de manera importante al individuo alejado de cualquier comportamiento colectivo.

La narración de varios de los cuentos está hecha en segunda persona, una obligada implicación de la existencia de una compañía artificial. No existe el narrador omnisciente y ajeno que observa a un grupo que convive; es el narrador inquisidor que te hace sentir solo. Estás ahí, piensas algo y te mueves según yo te indico. Te observo y relato todo, no te dejo siquiera un secreto. Estás descubierto… y no hay peor soledad que la de quien es fríamente estudiado. O es acaso la voz interna del personaje mismo, que vive refugiado en su realidad mental, borrando la existencia del resto del mundo, haciéndose preguntas y dándose respuestas. En el cuento que da título al libro –Calle abajo– el personaje (o su voz interior) se pregunta y se responde: “¿Cuántas formas tiene la soledad? Pareciera que tantas como pensamientos hay en ti. En esa vorágine procaz que te ha invadido desde entonces, en las sensaciones, en los deseos mezclados con la bruma de la aberración, en tu complicidad con la noche. Dolor. Silencio. Tus manos arañando los recuerdos para tratar de desgarrarlos, luchando con el oculto deseo de retenerlos. ¿Cuántas bestias? ¿Cuántos relámpagos? Para ti nunca cesó la lluvia y la tormenta.”

La soledad puede producir dolor, autoflagelación, todas las suertes de recriminación y una cruel locura que rebota en los mismos pensamientos reincidentes. Sin embargo, puede ser también el mejor momento para encontrar a la única persona que siempre te va a acompañar, la tranquilidad más completa y la música de nuestras propias palabras. Nadie sabe mejor que es lo que cada quien desea escuchar. Es la semilla de los sueños, sobre todo de aquéllos que nos invaden despiertos, y que son una especie de anhelos que no necesariamente tengan que ser ambiciones condenadas al fracaso.   

“La realidad es un asunto difícil” dice Santamaría, y tiene razón. La realidad es la pregunta eterna y la obsesión de muchas personas que proponen que ésta no es la única ¿La realidad que todos vemos y compartimos es más válida que la que nos imponemos para soportar la vida? No lo creo. Es tan válido cuando un hombre “Hoy sueña; se mira reluciente”, como cuando está sentado en la cotidianeidad o sigue los pasos de la redundante vida social.

Esta colección de cuentos, “Calle abajo” de mi amigo Adalberto Santamaría, es una propuesta literaria que al mismo tiempo es un esfuerzo personal de alguien que quiere decir más de lo que ya es obvio. Él mira y trata de resolver lo que, supongo, toda su vida ha sido una fuerte interrogante.

Debo confesar que en ocasiones no alcancé a descifrar las figuras que plasmó en sus cuentos. Tal vez es parte de historias abiertas que de pronto van en busca de la cooperación del lector, a aquél que puede completar la idea con la interpretación. Ya lo decía Tito Monterroso, no hay cuento que termine sin la participación activa del leyente.

En otros momentos, me encontré con metáforas sumamente afortunadas que embonan maravillosamente, como ésa del cuento Federico Roa donde el personaje narrador se exprime el corazón viajando hacia el oscuro dolor por la muerte de su propio padre, donde el rito, la convención y las fórmulas delante de la defunción, se caen porque el alma está destrozada: “El cordero del rito se desbarrancaba escaleras abajo, vomitando dolor y sangre, odio, rencor, rabia desbordada”.

Sólo me queda algo por comentar. Yo creo que “Calle abajo” es un amigable acercamiento a una lectura diferente, y que su autor es un esmerado escritor que muestra, a todas luces, su interés por el reconocimiento de los sentimientos puros, casi instintivos del ser humano. Adalberto Santamaría, según me ha contado él mismo,  ha sido a lo largo de su vida, como muchos de nosotros, un amante de la literatura y de otras expresiones artísticas, pero a diferencia de la mayoría, su amor por la literatura ha ido acompañado de una poderosa necesidad de crear o recrear personajes y situaciones, y de transmitir sentimientos. También me dijo: “No sabría decirte si lo que escribo pueda tener un verdadero valor literario, eso no lo sé. Pero de lo que sí estoy seguro es que tienen para mí un valor humano”. Si ustedes me lo permiten, los invito a que lo lean.

Adalberto: tú sabes que en la vida de todo ser humano, el primer paso es el más difícil, y tú ya lo has dado. Estoy segura de que no vas a detener tu camino por las letras, y que pronto nos darás muchos más relatos.

También sabes que por no haberte quedado en el confortable rincón del amante lector y haber aceptado esta difícil empresa, habrás de recibir aplausos y críticas, y tendrás momentos de dicha y de tristeza.

Recibe mi felicitación y mi reconocimiento: ¡Enhorabuena Adalberto!

 Muchas gracias por su atención.



Presenta la AMEAC Calle debajo de Adalberto Santamaría


Víctor Manuel Vázquez Reyes
La puntualidad distinguió al evento. Autor del libro, comentaristas y anfitriones se dieron cita tiempo previo suficiente en el auditorio Gonzalo Aguirre Beltrán de la Casa de la Educación Ramón G. Bonfil recinto de la Academia Mexicana de la Educación, Sección Veracruz y presentarse la obra Calle abajo de Adalberto Santamaría García.
Miembros de la AMEAC: Javier Ortiz Aguilar, Mariano Ortiz Galván, Carlos Jorge Aguilar Aguilar, Wilfrido Sánchez Márquez, Rafael Mario Islas Ojeda y Víctor Manuel Vásquez Gándara se constituyeron en anfitriones del evento acompañados de amigos e invitados entre los que se recuerda a: Brenda Cárdenas Tourrent, Benito Carmona Grajales, Yolanda Salazar, Juan Salcido, Juan del Ángel Herrera, Salvador Hernández Mejía, Rodolfo Calderón Vivar, Víctor Manuel Vázquez Reyes, Alberto Rafael León Ramos, Esteban Zamora Peredo, jefe de Servicios Docentes del COBAEV, Elisa Saad Dayan de la facultad de Psicología de la UNAM, Rogelio Rodríguez Flores, Josué Zapata Rivera de COBAEV, Biólogas Beatriz Ruelas Inzunza y Susana Trinidad Morales Hernández, Ma. de los Ángeles Herrera, Margarita Santamaría, García, Virginia Santamaría, Carlos Santamaría Saad.

Integraron el presidium Adalberto Santamaría García autor del libro, Rafael Mario Islas Ojeda moderador de la mesa, Raúl Hernández Viveros  y María de Lourdes Lule González comentaristas. Posterior a la bienvenida por parte del Presidente de la AMEAC Víctor Manuel Vásquez Gándara se vertieron comentarios iniciando Raúl Hernández Viveros, posteriormente Ma. de Lourdes Lule González finalizando Adalberto bajo la conducción de Rafael Mario Islas Ojeda. En la sesión de preguntas y respuestas la participación del público fue numerosa producto del interés suscitado en él. Se concluyó con entrega de reconocimientos a los participantes y un brindis de honor ofrecido por la familia Santamaría

EL GINKGO BILOBA,


PLANTA  CON PODEROSOS EFECTOS CURATIVOS.

Benito Carmona Grajales.

Numerosos estudios científicos comprueban su eficacia contra enfermedades del corazón y del cerebro.

El ginkgo es una de las plantas más buscadas en el mundo. Estudios científicos han comprobado su efectividad en  la memoria, la función mental, la circulación sanguínea, alergias, el asma y la visión; así como la angina de pecho, la enfermedad arterial, la depresión, degeneración macular, el desempeño sexual, la agregación plaquetaria, el vértigo y la hipertensión, gracias a su poder antioxidante. En China su uso medicinal lleva más de cinco mil años.
     Willmar Schwabe y otros investigadores descubrieron poderosos antioxidantes en esta planta: Los glicósidos de flavona, que combaten los radicales libres  evitando que dañen el ADN lo que provoca enfermedades degenerativas como el cáncer y envejecimiento prematuro. Los glicósidos de flavona que consisten en tres compuestos bioflavonoides: quercetina, campferol e isoramnetina que, además de su función antioxidante, trabajan junto con la vitamina C, evitando el daño producido por la oxidación.
     Las lactonas de terpeno protegen a los tejidos cerebrales de los dañinos efectos de la hipoxia (flujo deteriorado de oxígeno al cerebro); al impulsar la producción de trifosfato de adenosina, aumentan el metabolismo cerebral y la energía corporal. También reduce la coagulación sanguínea; por eso, previene trombosis, apoplejía y enfermedad vascular periférica y la enfermedad cardiaca.  
     El Ginkgo tiene un gran poder para las funciones cerebrales. Nuestros pensamientos,  conceptos, opiniones, creencias y emociones se derivan de los millones de reacciones químicas y eléctricas del cerebro. Para esto, se requiere de una gran cantidad de reservas de energía en forma de oxígeno y glucosa. Gracias a la insulina, el hígado convierte los carbohidratos en glucosa. Estudios en Alemania han comprobado buenos resultados para el tratamiento de insuficiencia cerebral.  Se comprobó un aumento del 57 % en el flujo de sangre a través de los capilares en un plazo de 60 minutos.
      Alzheimer es una enfermedad asociada con una proteína llamada amiloid. Ésta se acumula formando placas inusuales en el cerebro que provocan demencia. El ginkgo restaura parte de la elasticidad de las venas y arterias que se va perdiendo con la edad. Por eso es que también contrarresta el aumento del tamaño del corazón, que es una señal conocida de la presión sanguínea alta sostenida. El ginkgo aumenta el flujo de sangre al cerebro, esto hace que una persona esté más consciente y más centrada. Un estudio en enfermos de Alzheimer que duró 27 semanas dio como resultados una clara mejoría en facultades perdidas.
     Cuando el músculo del corazón no obtiene  el oxígeno y la sangre suficientes para contraerse adecuadamente y seguir bombeando sangre al resto del cuerpo, resulta la isquemia (falta de oxígeno en el corazón) pudiendo originar angina de pecho o un ataque fatal. El ginkgo protege la pared del corazón después de una interrupción en la entrega de oxígeno, ayuda a relajar la constricción de las arterias, mejora la circulación y elimina la aterosclerosis.
     La enfermedad arterial de oclusión periférica (Aterosclerosis obliterans) produce calambres en las piernas. Algunos le llaman claudicación intermitente. Esto puede aliviarse con el ginkgo, que ayuda a aumentar el flujo de sangre; lo que ha sido aprobado por la OMS.  
     En circunstancias normales el cuerpo responde liberando una cascada de sustancias químicas. En los hombres, esto favorece un flujo de sangre que se dirige a un par de bolsas llamadas cuerpo cavernoso que provoca agrandamiento y endurecimiento del pene. Este congestionamiento lo provoca un neurotransmisor llamado óxido nítrico que, a su vez, estimula la producción de la enzima llamada monofostato cíclico de guanosina. Esta enzima hace que las arterias del pene se relajen permitiendo que la sangre fluya. Estudios clínicos demostraron que con 60 mg de extracto de Ginkgo, durante seis meses, hombres con marcadas señales de impotencia, obtuvieron una mejoría sexual. El ginkgo estimula la liberación de óxido nítrico.
     Las cataratas, el glaucoma, la degeneración macular y la retinopatía diabética son las principales causas de pérdida de visión. El ginkgo ayuda en estos problemas de la vista al prevenir el daño causado por la actividad de los radicales libres y al mejorar el flujo de sangre y oxígeno hacia la retina reparando sus tejidos. La retina es una estructura delicada que es altamente vulnerable al daño oxidativo. Los tejidos de la retina también son ricos en ácidos grasos poliinsaturados que son particularmente atractivos a los radicales libres. Científicos alemanes encontraron que 160 mg diarios del extracto mejoraron la visión en cuatro semanas de tratamiento, reduciendo los daños de la retinopatía. También encontraron mejorías en la degeneración macular.
     El glaucoma es el daño en los nervios ópticos que consiste en una elevada presión dentro del ojo. Millones de personas en el mundo padecen mala visión por glaucoma. Los principales síntomas son pérdida de visión periférica, dificultad de enfoques cercanos, halos alrededor de las luces y pérdida paulatina de la visión.  El extracto de ginkgo puede aumentar la circulación de sangre a los ojos pudiendo reducir la presión intraocular.
     En las cataratas tiene mucho que ver la radiación ultravioleta. Éstas son reflejadas en superficies brillantes como la arena, la nieve y el agua o las paredes de los edificios y las calles. El ginkgo es un protector que reduce el daño de los radicales libres causados por la exposición al sol.
     El ginkgo es otra alternativa de salud. Nada se pierde con probar lo que ya los científicos han comprobado.
Benitocarmona52@hotmail,com
Diplomado por el Centro para la Cultura y el Conocimiento de Madrid


La danza de las mariposas

Xitlalli Domed


Spring, sí, la primavera ha llegado
Y con ella comienzan a revolotear en mi interior las  mariposas del amor,
Danzan en mi interior esos corazones rotos que el invierno congelo.
Marzo,
El mes donde comienzan a florecer la esperanza y el perdón
 Ese poder infinito que el cielo nos concedió.
Ya no existe espacio para la duda y el dolor,
Hoy nuestra madre tierra todo renovó…
Con este equinoccio de primavera que a mi nicho llegó.











Las caricias de mi Musa


Inspiración, amada mía,
Ven  a poseerme como antes,
Entra en mi alma sin tocar la puerta
Y desata mi locura

Déjame acariciarte con cada una de mis letras,
Quiero recorrer tu corazón
Y escribir en el
Mi más profunda pasión.












León de fuego


Tenaz, fuerte, imponente,
Así se mira desde lejos,
Así lo percibo desde aquel cristal.

Como un fuego que se quiere liberar;
¿Qué será, lo que a su corazón dolerá?,
¿Qué será lo que te lleva a explotar?,
¿Qué es lo que tu alma quiere encontrar?,

Quisiera que nada de eso te llegara a consumir,
Mucho menos a derrotar,
Quisiera que poco a poco lo podamos apaciguar,
Que solo dejes la flama necesaria para amar.

León de fuego
No permitas que en cenizas
Tu corazón
Pueda terminar.

MUJER QUE LLAMO “MADRE”

Eliana Cervantes Castillo

Mujer de mirada cálida,
Mujer con fuerza de acero,
Mujer que crea vida
Y da futuro a sus retoños
Tú la mujer que sacrificó años,
Llanto, desvelos y sonrisas
Por dar amor al ser que te
Llama “madre”.
Que emoción la mía
De llamarte con ese título
vale más que los de una corona
Tú mujer de fragancia a rosas
Tú la mujer que yo amo
y deseo
Seas eterna.
Para:
Elizabeth Castillo López
Juana López Viveros
María Merino López
Daría Gutiérrez Lucero
Francisca Castillo López


































































VIENTOS QUE LLEVAN OLVIDO


Ataduras de
Una piel olvidada…
Que se deja llevar
Por los vientos de la
Vida a donde estos
Lleguen, pues nadie
La extraña ya nadie
La recuerda.



Si la fe mueve montañas
Esa misma fe es la que
Necesito que haga
Que vuelvas conmigo.

La filosofía como materialmente idéntica a la metafísica


Alberto Rafael León Ramos
albertoleon@crespf.com.mx

La filosofía es una actividad que se forjó en la antigua Grecia como respuesta a las grandes interrogantes del hombre: ¿qué es el ser? ¿qué es la realidad? ¿existe el mundo?, ¿por qué hay algo y no precisamente nada?, ¿qué es la substancia?, entre otras preguntas fundamentales.  Estas interrogaciones son eminentemente metafísicas.
“La metafísica es materialmente idéntica a lo que entendemos por filosofía. E insisto en la palabra materialmente. Puede decirse que la metafísica es una parte de la filosofía, además de la lógica, la ética, la filosofía de la naturaleza. Ciertamente; pero todo esto en definitiva es metafísica; la lógica es la metafísica de conocimiento, como la ética es la metafísica de la vida, como la filosofía de la naturaleza es la metafísica de la naturaleza. En este sentido, la metafísica no es una parte de la filosofía, sino que es materialmente idéntica a la filosofía misma.” (Zubiri, 1933)
Siguiendo a Xavier Zubiri se puede afirmar que filosofía y metafísica son idénticas, esto quiere decir, que la propia filosofía es en esencia metafísica ¿por qué? Porque las preguntas que guían su reflexión son tan profundas que no es posible responderlas de una manera simple. La respuesta a ese tipo de preguntas siempre lleva al hombre a reflexiones muy peculiares, profundas además de interesantes.  En seguida podemos ejemplificar. Si retomamos la pregunta de Aristóteles ¿qué es la substancia? entenderemos que la respuesta no puede ser tan sencilla, es decir, no se puede dar una definición llana y demarcada.
El filósofo griego tuvo que gestar una ingente reflexión sobre aquella sencilla pregunta, para ello empezó a escribir sus respuestas en un libro que hoy conocemos como Metafísica[1], aunque él propiamente no lo llamó así, sino que nombró a ésta actividad como Sabiduría Primera[2], en donde desarrolló ampliamente una respuesta para llegar a concluir que la substancia es el sentido fundamental del ser. En ese sentido Metafísica es ciencia de la substancia.  En síntesis, la substancia es uno de los modos en que el ser aparece, ya que puede “acontecer” en otros sentidos, pero todo en relación a un único principio, el ente.
“En todas las formas del ser está presente la substancia, y, por tanto, esta no es algo distinto del ente en cuento tal y de Dios, sino que el ente como ente encuentra su unidad en la substancia. se trata, pues, de una única filosofía primera o metafísica en su triple raíz.” (Marías, 1997)
Hasta aquí de manera somera la respuesta que Aristóteles nos da en torno a la pregunta ¿qué es la substancia? En el libro antes mencionado - La Metafísica- la explicación se extiende por catorce capítulos, cada uno de ellos infestado de ejemplos, terminología y reflexiones filosóficas de gran envergadura. Explicar cada uno sería tema para un buen trabajo de investigación doctoral y aquí sólo se quiere mostrar algunos ápices de la filosofía como reflexión metafísica.
Retornando a Xavier Zubiri en su afirmación “La metafísica es materialmente idéntica a lo que entendemos por filosofía” y para hacerla más evidente es menester proporcionar un segundo ejemplo.  Vayamos al conocido dictum de René Descartes “cogito ergo sum”, se puede traducir como <<pienso, luego existo>>. La conocida frase es mencionada en su libro “Meditaciones Metafísicas[3]” en donde va exponiendo de manera cuidadosa su pensamiento, a la vez que construye un edificio epistemológico que no tenga fisura alguna. El filósofo francés desea con toda su alma una filosofía exenta de errores y para ello usa un método ¿cuál?; es la llamada <<duda metódica>>, que le proporciona ir paso por paso hasta llegar a lo que él llama <<verdades claras y distintas>>, y aplica la fórmula en todo su libro. 
Descartes llega a través de su método, de su razonamiento  y apoyado con reflexiones metafísicas a enunciar las <<verdades más claras y distintas>>, estas son: yo (res cogitans) y Dios. Para después inferir por medio del argumento del genio maligno[4]  la existencia del mundo (res extensa), es decir, de la realidad. Con esto el filósofo puede empezar a explicar de qué manera el hombre está en el mundo y cómo es que puede llegar a conocer tanto el mundo como a sí mismo. Asimismo, opinan los expertos, se inicia la filosofía subjetiva que estará presente en la mayoría de las discusiones filosóficas futuras. Aunque aquí simplemente se quiere evidenciar que en René Descartes existe también una relación intrínseca entre la filosofía y la metafísica.
Si retomamos las filosofías expuestas anteriormente podemos interpretar que las dos tienen temas peculiares y poco comunes, es decir, las respuestas a los problemas planteados por cada uno de los filósofos antes mencionados no se pueden catalogar en la región de la simplicidad, sino al contrario, en la región de la pura reflexión filosófica metafísica. Entendiendo metafísica como aquella disciplina que se enfoca en tratar los temas del ser, la substancia, el yo, la existencia del mundo, etcétera.
Expuesto lo anterior se puede inferir que la actividad metafísica es precisamente la misma filosofía, si parafraseamos las palabras de Xavier Zubiri, dado que tanto Aristóteles como Descartes están reflexionando y usando tópicos que tienen un carácter de universal[5], fundante y último. Por último, deseo hacer la invitación a ti, amable lector, a incursionar en la metafísica, para ello te menciono algunos autores: Leibniz, Plotino, B. Spinoza, Hegel o más actuales como Xavier Zubiri o Eduardo Nicol.
Bibliografía.
Descartes, René, (2004), Meditaciones Metafísicas, editorial Aguilar. España.
Marías, Julián, (1997), Historia de la filosofía, editorial Alianza, Madrid.
Zubiri, Xavier, (1933) Sobre el problema de la filosofía, editorial Fundación Xavier Zubiri, España.





[1] Como recomendación la mejor traducción, hasta el momento, es la de Valentín G. Yebra en editorial Gredos. Por si existe un curioso en ingresar a estos tópicos.
[2] Para Aristóteles existen filosofías segundas las cuales tratan de temas de menor importancia, entre ellas se pueden mencionar: astrología, física, biología, etc.
[3] Una buena traducción de las Meditaciones Metafísicas está en editorial Aguilar.
[4] Descartes afirma, como hipótesis, que existe un genio maligno (Dios) el cual desea que nos equivoquemos y por tanto no lleguemos a la verdad, con lo cual el hombre no puede llegar jamás a conocer la realidad, el mundo y mucho menos albergar conocimiento alguno. Después de analizar exhaustivamente la hipótesis llega a concluir que éste genio maligno no puede existir ya que no está en su naturaleza mentir, dado que lo asemeja con Dios. Es pues, que la hipótesis del genio maligno es un recurso para afirmar por vía negativa la bondad y cualidades de la divinidad que desea que el hombre se acerque a él y también construya su propio conocimiento. Para mayor entendimiento del argumento consultar Margaret Dauler “Descartes”.
[5] Para Aristóteles la Metafísica se entiende como el estudio de las causas y principios más universales, es decir, del ente, del ser, de la substancia y de Dios.

PAISAJES


Dios nunca muere, si es blanco

Muere el sol en los montes
Con la luz que agoniza
Pues la vida en su prisa
Nos conduce a morir
Macedonio Alcalá

Juan Fernando Romero Fuentes
The Revenant (dirigida por Alejandro González Iñárritu), con obvios tintes bíblicos, es desde luego también una crítica a la depredación del hombre blanco, sumido en la economía del despojo, que muy de paso nos da una lección de teoría económica: 300 dólares eran una fortuna en el siglo XIX que se guardaba en caja fuerte (claro que si los traen ahora México, lo mismo los guardaríamos).
Hugh Glass, alias el renacido, (Leonardo Dicaprio), es redimido por su amor a una indígena, condición que lo hace menos malo –pero más sufridor- que su antagonista, Fitzgerald (Tom Hardy). El blanco bueno tiene el alma buena y se convierte en un Ulises gringo que repta por la hermosa tierra con dos únicos fines: la venganza y la justicia divina; ambas le son concedidas (Dicaprio, asesorado por Joyce y Nietzsche, afirmó que no se trata de venganza, sino de la lucha interior de un hombre, así hablaba Zaratustra).
Fitzgerald, como además de malvado es analfabeta, no leyó ni la Biblia ni a Esopo, así es que se la pasa bien en el mismo periplo: la belleza de los bosques y los ríos de Norteamérica son un escenario más cinematográfico que el Viejo Oeste, y la extraordinaria fotografía realizada por Emmanuel Lubezki, es digna del Oscar; y quizá también lo merezca la inarticulada expresión del políglota Glass, quien incapaz de hablar inglés, francés o sioux, tiene que emitir sonidos guturales que quizá le enseñó la mamá osa cuando jugaba con él -ya que nunca intentó matarlo, por cierto, en escenas muy bien logradas con CGI-. Glass aprende este sistema expresivo rudimentario y aprende también en su primera resurrección que los animales son muy calientitos, cuando la osa muere encima de él, pero, a pesar  del peso,  él no osa morir. Esta lección le permite más tarde desollar al caballo que naturalmente muere al caer del precipicio, pero, míticamente, el semidios Glass seguirá sobreviviendo a pesar no de dormir desnudo, pero sí de despertar desnudo en temperaturas muy por debajo del cero y a pesar del mal olor que ni siquiera le produce el menor gesto de asco; y en este milagroso despertar y -gracias a plancha express- tener su ropa limpia al lado del amigable y útil caballito.
No sé quien no se decide, pero me inclino a pensar que esta coproducción mexicano-gringa tuvo varios puntos de discusión, pues hay una ambigüedad latente y manifiesta entre el mestizo Iñárritu que celebra la mezcla, y el estadounidense co-guionista  Mark. L. Smith respecto a los indios pieles roja roba caballos, justos, buenos y muy buenos: el hijo Hawk, y el que encuentra desfalleciente a Glass y  le da de comer, lo cura, lo protege inteligentemente de la nieve –no lo entierra- lo abraza como un hermano en el sueño de recuperación; son indios sabios, como lo demuestra el único pensamiento de la mujer de Glass que se repite una y otra vez; y, finalmente, tontos: y los blancos, sucios, mentirosos, débiles del alma, corruptos, podridos –la piel blanca de Glass está podrida- malvados, borrachos, violadores, y, finalmente, justos.     
Habrá que abonarle a Inárritu el mensaje de crudeza y ambición de los colonizadores angloamericanos y habrá que restarle a Dicaprio el mensaje melodramático que nos enfrenta a una película hollywoodense, no a una tragedia.
A los árboles, como al indio Juárez, el viento no les hace nada; a los osos se les roba la piel para irse a vivir a un lugar que aún no existe: Texas, pero que recuerda a México, el delicioso sur  que los gringos, cansados de comer salmón crudo, huyen al cálido amor que proporcionan los hombres y las mujeres indígenas.
Quizá si hubieran hecho un circunloquio hacia el futuro, donde la inteligencia del hombre blanco (expresada en la tecnología) hubiera permitido vencer el problema del calentamiento global, sólo que, sin querer, se les pasó la mano, y enfriaron un poco de más la tierra, y entonces tienen que aprender a sobrevivir en ese hipotético futuro y así encontrar en los indios nativos americanos a sus maestros, que ya sabían convivir con la madre tierra. En esta parábola, los blancos seguirían siendo crueles y muy tontos, y el sistema económico depredador no tendría cambios, pero los verdaderos sabios serían los indígenas que sobrevivieron en y con sus reservas, amando nuestro hermoso planeta.
Xalapa. Ver. 21 de febrero del 2015