lunes, 12 de diciembre de 2016







Año nuevo vida nueva


 Editorial
Los últimos tres sexenios gubernamentales se han distinguido por una ten­dencia al anarquismo estructura política social contradictoria al estado de derecho, a la democracia y hasta las buenas costumbres, en perjuicio de las mayorías principalmente de clases más vulnerables. Anarquismo ejercido, promovido con el ejemplo, solapado, todo eso por grupos de poder político, eco­nómico, social, intelectual dejando en estado de indefensión a los que aún creen en legalidad, justicia y hasta lo ético moral.
Lo anterior ha tenido como consecuencia: incremento en corrupción, delin­cuencia, deshonestidad, alcoholismo, prostitución, abuso de poder político, económico, religioso... resumiendo, aceleramiento de la descomposición social.
Lo anterior de ninguna forma es irreversible, en cambio detener esa forma de  pensar y actuar, si constituye ambición generalizada por su racionalidad debido al revestimiento de consecuencias en aquellos que han contribuido en acciones y omisiones. No únicamente por el factor Trump, sino que históricamente el pueblo mexicano ha luchado por su bienestar, son tiempos de solidaridad y que el liderazgo se ejerza y sea apoyado en todos los niveles de los sistemas y subsiste­mas políticos, económicos, académicos, periodísticos, incluida la célula familiar.

Iniciará 2017, comienza nueva administración gubernamental estatal, relaciones con Estados Unidos de Norteamérica, qué mejor oportunidad, momento de principiar haciendo un poco más de lo que corresponde en lo individual y así con el ejemplo impulsar en el colectivo: Señor Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, los veracruzanos confiamos en Usted en su equipo de trabajo, como también en el Poder legislativo y Judicial y sean directrices; en la ciudadanía y su participación, en padres de familia la esperanza para lograr el cambio hacia una recuperación económica, axiológica y estado de derecho

El Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018 y la Universidad Veracruzana


Juan Fernando Romero Fuentes

¿Quién debe, entonces, ocuparse de la política?: Todos.
Daniel Inneraty, 

La política en tiempos de indignación.
La ya famosa combinación de los caracteres chinos para el ideograma crisis formado por la unión de peligro y punto crucial, con gran claridad describe en el presente la situación del estado de Veracruz: el peligro está dado por la necesidad de superar la multiplicada adversidad en los órdenes económico, político y social; y; ¿el punto crucial?: el que presenta la colaboración entre la Universidad Veracruzana (UV) y la nueva administración gubernamental materializada en el Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018 (PVD).
Se trata de una colaboración institucional en extremo importante para la vida de Veracruz, pues ayuda a resarcir el tejido sociedad-gobierno, deshecho en muchas de sus partes por el comportamiento asocial de sus gobernantes sexenales. Esta rotura se ha traducido en un aislamiento dinámico de ambas partes. En contraste, al participar en esta experiencia, se refuerza el papel de la Universidad Veracruzana como articulador entre la sociedad civil y el gobierno, no sólo como auxiliar profesional de la planificación económica del Estado, sino como organizador de las propuestas de la ciudadanía: Se trata, en efecto, del ejercicio de una “responsabilidad inédita” como lo reconoció el Gobernador electo.
Se reconoce así que una universidad pública lo es no sólo por la admisión gratuita de sus estudiantes, sino porque está inserta en una sociedad a la cual se debe, y a la cual debe retribuir los conocimientos, la cultura, el arte, la ciencia, la luz. Esta es la compensación a los impuestos que han pagado los ciudadanos y que a la vez recrea y dignifica la autonomía, no por concesión o regalo de los gobiernos en turno, sino por la propia autonomía de la sociedad transferida a un órgano colegiado que se auto-organiza precisamente para socializar el conocimiento.
Para la UV el Plan Veracruzano de Desarrollo -como lo definió la Rectora Sara Ladrón de Guevara- es un documento que privilegia la libertad de expresión y respeta la inteligencia de los veracruzanos, y que así mismo refleja un compromiso institucional pleno de democracia al colaborar en un tema tanto estratégico para el desarrollo de Veracruz como para la Universidad Veracruzana, ya que genera la discusión, el debate sobre la realidad del Estado y las propuestas para su re-construcción. Debe tanto de recordarse la amplia experiencia de la UV en la elaboración de planes municipales de desarrollo como que las acciones públicas para serlo, se realizan en el ágora. El PVD mediante la participación ciudadana, articula al pueblo con su gobierno, y de esta forma la UV, como bisagra, analiza, sistematiza, integra de forma lógica y constructiva un proyecto de futuro para todos: sociedad, gobierno, universidad.
Esta labor de red que realizó la Universidad Veracruzana sólo puede ser instituida si se articula con la sociedad y con su gobierno, y qué mejor vínculo que el Plan Veracruzano de Desarrollo que relaciona a un futuro deseable con un presente incompleto, o peor aún, con el presente vacío.
El documento del PVD 2016-2018 es efectivamente una obra colectiva de participación ciudadana que se logró gracias a la coordinación de las cinco regiones (más la ciudad de Panuco) de la UV que colaboraron para integrar 2,313 propuestas (el 30 por ciento fueron de mujeres y un 70 por ciento de hombres) realizadas en los foros de participación ciudadana, una muestra significativa de la población veracruzana en términos estadísticos, pero aún más relevante porqué, como lo reconoció la Rectora Sara Ladrón de Guevara, mostró una participación ciudadana más nutrida que la que se ha dado en la Cd. de México a pesar de que allá se está elaborando su Constitución Política como estado federal.
El PVD logrado es algo más que un decálogo de buenas intenciones, es un documento realista con metas y objetivos mensurables para poder ser evaluado públicamente, se constituye así en un eje de corresponsabilidad gobierno-ciudadanos libres y la UV, más allá de la vociferante participación en manifestaciones, bloqueos, violencia callejera. Así lo propuso Miguel Angel Yunes Linares: un plan que no engañe, que permita reconstruir el tejido constitucional del estado.
El PVD no se limita a un listado de propuestas y su problemática, sino a la identificación de los principales factores que las originan, y procede así a un “análisis diagnóstico y prospectivo” no solo sectorial sino regional. El objetivo expreso es que sea útil para la elaboración de políticas públicas, estrategias y acciones de desarrollo económico social. Destaca la importancia de los “factores o ideas fuerza” que son precisamente los productores de ese desarrollo, lo cual, para ser posible, implica procesos de gestión, respaldo o respuesta de la función pública. Una de las ideas fundamentales es que los próximos programas del Gobierno del Estado se integran operativamente a los 19 factores de desarrollo propuestos, de los cuales 7 son transversales, es decir que intersectan a todos los demás y 12 verticales o secto­riales (que no se detallan por razones de espacio).
Los siete factores de desarrollo transversales del PVD pasan por todas las regiones, es decir, por todo el estado, afectando a los 12 ejes verticales: son los referentes para lograr una sociedad equitativa: Renovar la gobernanza, reforzar el Estado de Derecho, reorganizar las finanzas públicas, redefinir la comunicación social, reforzar la equidad de género, renovar la participación ciudadana, regenerar la competitividad gubernamental. La interac­ción de estos factores en una matriz dará como produc­to resultante el desarrollo socioeconómico de Veracruz.
Si se define al desarrollo económico social como una cualidad que surge de la organización, el equipo pro­fesional de la Universidad Veracruzana que elaboró el PVD distingue el esquema de las interacciones eco­nómico sociales que son significativas para lograr ese desarrollo, son los factores que entran en juego (más allá de la tradicional “actividades sectoriales”). Estos 12 factores se reconocen como un grupo de acciones in­terdependientes que constituyen las bases del desarrollo económico social y que, en conjunto con los factores verticales, definen la matriz de interrelaciones que a su vez descansa en la filosofía de lograr la cooperación entre la población como acción coordinada del propio PVD: Por lo tanto, uno de los retos de la sociedad civil será el consolidar una solidaridad entre extraños, funda­mentada por un nuevo concepto de ciudadanía.
Para el gobierno, el PVD significa un reconocimiento al valor de la UV como institución expresada en su capa­cidad profesional de estructurar la voz ciudadana en un medio de análisis, consulta, reflexión sobre un conjunto de propuestas que se expresan –gracias precisamente al trabajo de la UV- no de forma aislada, sino estructurada­mente organizada por especialistas, líderes de proyecto, que participaron en el diseño instrumental del Plan a lo largo y ancho de las cinco regiones de la UV, mismas que ahora sirven de base para regionalizar socioeconomica­mente a nuestro estado con una sólida lógica geográfica, política, histórica y económica. Se aprecia así, mediante esta decisión, a la Universidad como depositaria del mé­todo científico, es decir, una institución por definición objetiva, imparcial, transparente en sus aulas, talleres y laboratorios, sin el peso del interés político.
Hemos vivido años de sordera pública donde la voz de los ciudadanos no se ha escuchado a través de sus repre­sentantes y menos aún se escucha la de los ciudadanos sin-partido. Durante los foros de consulta el goberna­dor electo reconoció en su discurso una débil credibi­lidad ciudadana en la política, causada, agregamos, por el menoscabo de la representación pública fallida. Por ello el gobernador electo examinó la necesidad de ha­cer del Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2918 una hoja de ruta para la toma de decisiones políticas de los programas ideológicos de la -así lo expresó- democracia cristiana y la socialdemocracia. Se trata, desde su pun­to de vista, de lograr en un documento humanista, no tecnocrático: la “carta de navegación” de la transición democrática en Veracruz. Mediante esta declaración se reconoce que la democracia para poder considerarse como tal, requiere de un constante intercambio de ideas.
La metodología aplicada en el PVD es tanto novedosa como racional y práctica al integrar conceptos no tradi­cionales, como por ejemplo: los indicadores de competi­tividad gubernamental, las zonas económicas especiales, los polos de desarrollo para las cadenas agroindustriales y el sistema agroalimentario veracruzano, así como la idea sobre un “verdadero sistema de ciudades”, los distritos industriales y las economías de aglomeración, Todo esto está complementado con un análisis del contexto socioe­conómico de cada una de las regiones para así poder dar curso al desarrollo en un horizonte doble de temporali­dad: dos años y a largo plazo, con indicadores y metas por supuesto en el mismo orden temporal Contamos, por lo tanto, con un Plan que no sólo quiere identificar las prio­ridades desde la sociedad, sino de dotarlas de consistencia a través de objetivos, metas cuantitativas y cualitativas y recursos, y consciente de que las políticas públicas afectan a la gente, por lo que se debe enfatizar la participación ciudadana en la toma de decisiones, todo ello en el marco de la restricción nacional y mundial que vivimos.
Frente a la excelente calidad del propio PVD 2016- 2018, sorprende el escaso tiempo (alrededor de tres meses) de que dispuso la UV para coordinar un enor­me esfuerzo colectivo de participación ciudadana en el proceso de consulta pública documentada y jerar­quizada, analizada y estructurada en la citada matriz, para elaborar posteriormente el documento final (44 volúmenes) que ya fue presentado por el Ejecutivo a la LXIII Legislatura la semana pasada.
Añadimos, para finalizar, que es clave la dotación de herra­mientas teóricas en este tipo de trabajos colectivos, por lo que resalta también el fondo teórico del trabajo realizado que se constituye en una red conceptual del PVD 2016- 2018 que va de Edgar Morin a Norberto Bovio, pasando por Wassily Leontieff y Michael Porter, entre otros. Nos encontramos frente la complejidad en pleno: el cruce de la economía, la política, la sociedad y el hombre de la calle como realidades que requieren de la intervención trans­disciplinaria de las ciencias para explorar, comprender y trascender esa misma realidad, las ciencias del hombre, y un nuevo humanismo basado en la tecnología del futu­ro, es decir, la de hoy.
Xalapa, Ver. 21 de Noviembre del 2016

LA ESCUELA COMO ESCENARIO VIVENCIAL DE VALORES


                                                 José Vitelio García

  En el análisis de la educación relacionada con el cambio social, encontramos la importancia que en ella    tienen los valores políticos considerados como valores referentes al poder.
  La escuela, de hecho, propicia una formación que determina en el ciudadano su posición ante los poderes estatales. Puede fomentar la sumisión, la aceptación, el conformismo  o puede estimular actitudes de participación, de revisión, de crítica, de inconformismo. “ Puede preparar para ejercer el poder o para padecerlo”.
  Obviamente, una escuela orientada hacia la formación de ciudadanos para una sociedad auténticamente humana, deberá formar para juzgar el poder y ejercerlo en su caso, con justicia, con criterios determinados por valores como la libertad, la paz, la concordia y la solidaridad.
  Por ello, es conveniente considerar que la formación en valores es un proceso normativo que articula dos supuestos contradictorios: la subordinación y la elección voluntaria.
  Sabido es que cada norma tiene un contenido específico determinado por la esfera del comportamiento que regula. En este contenido resaltan las referencias axiológicas que orientan y explican las conductas resultantes.
  Así, la norma como obligación externa se convierte en vehículo de valores a través de su función y no por el carácter obligatorio de su observancia. Siempre existe la posibilidad de que en el ejercicio de la norma como obligación externa, el valor, finalmente se interiorice y se convierta en motivación personal.
  La práctica reiterada configura un comportamiento individual específico que propicia por su reiteración hacer propio el valor que implica, de manera consciente, no aleatoria. Este proceso de elección se manifiesta por determinadas preferencias en donde cada individuo recupera y sintetiza las tendencias de la dinámica social y las referencias de una historia familiar e individual.
  Conviene tener presente la premisa de que los valores vigentes expresan necesidades que van de acuerdo con las condiciones de existencia en que cada grupo social produce y distribuye su acervo cultural, social y económico.
  En este campo, cualquier alumno en todo plantel escolar, transita desde la dependencia hasta la autonomía. El hacer por obligación deviene en hacer por convencimiento, del cumplimiento de la norma pasa a la elección y vivencia de valores.
  Casi siempre en un contexto normativo el alumno se forma en valores dentro de ámbito escolar al confrontar la referencia familiar y social más próxima a él, con los valores que la escuela propicia vivencialmente.
  La escuela así, deviene en un espacio social donde el individuo reformula su propia jerarquización de valores. Al cambiarla, cuestiona, agrega y fortalece.



Aquí una última reflexión: ¿ estarán conscientes

nuestros profesores  de educación básica, de la gran

responsabilidad que tienen al desempeñarse como

tales?

  Don Manuel C. Tello,  decía en su cátedra de Pedagogía Fundamental, que los errores del maestro no son como los de otros profesionistas, que  se olvidan o se disculpan, sino que por el contrario, con el tiempo  se acrecientan, adquieren resonancia y se multiplican entre las diversas generaciones de la sociedad.


La tumba: retrato de una época.



A Roberto Escudero,
dirigente estudiantil de 1968
Toda una vida de lucha.

Javier Ortiz Aguilar

La tumba[i] es la primera novela de José Agustín, Esta obra de sólo 129 páginas, publicada cuando apenas alcanzaba los 17 años y adquiere una significación especial en la historia de la literatura mexicana.
          José Agustín Ramírez Gómez, el autor, nace el 19 de agosto de 1944 en la ciudad de Guadalajara, Jal. Estudia letras clásicas, dirección cinematográfica y composición dramática, Participa en el taller literario de Juan José Arreola. Tiene en su haber novela, cuento, guiones cinematográficos, obras de teatro, ensayos,
               Forma parte del cuerpo de profesores de la Universidad de Denver e ingresa en el Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa; conduce y produce programas culturales de radio y televisión; coordina diversos talleres literarios.
Como muchos intelectuales y artistas latinoamericanos se une al proyecto de la Revolución Cubana. Su solidaridad consiste en sumarse a las brigadas de alfabetización en Cuba. Ahí inicia una gran amistad con Roque Dalton y Gabriel García Márquez, comparte en 1968 la celda en el Palacio de Lecumberri con José Revueltas.
Este es el autor de la obra que despertó en mí una nostalgia dormida de una época que me tocó vivir desde la periferia, geográfica, social, y culturalmente.
 Esta novela con una narración sin concesiones, señala los efectos en la juventud estudiosa sensible de la irracionalidad cotidiana del sistema capitalista. La crisis de la familia tradicional, la pérdida de la comunicación real, la soledad, y un nuevo lenguaje que revela con una creatividad poco común, la soledad y el aburrimiento de la vida enajenada y enajenante, que solo el alcohol y el sexo la hacen soportable. La ficción paradójicamente no oculta sino denuncia un malestar que a los pocos años explotará con alcances planetarios.  Juan Rulfo de manera contundente pronostica: “La Tumba es una de las obras que liquidarán el pasado”[ii]

1.     los modernos asentamientos humanos.

          Para encontrar la ruptura histórica en el proceso de la creación literaria, es preciso ubicar la novela en su ámbito. Evidentemente la obra  tiene como contexto el cambio de la estructura demográfica, producto del apresurado proceso de industrialización. Este fenómeno acelera el crecimiento de la población urbano y un decrecimiento de los asentamientos rurales del país. La información arrojada por los censos de 1950, 1960 y 1970 muestran este cambio estructural.
          En el censo de población y vivienda levantado en 1950, el número de habitantes en México alcanza la cifra 25 791 017. De esa cantidad, el 42.6%, en otras palabras, 10 986973 personas viven en las nacientes ciudades de este país.
          Diez años después, según el censo, la población nacional sufre un incremento del 35.40%, logrando así la cifra de 34 823 123 habitantes. La distribución de la población sigue la misma tendencia, la población rural asciende al 50.7%, es decir, 17 655 323 habitantes. Las ciudades mexicanas adquieren desde entonces una importancia en todos los sentidos.
          El censo de 1970 viene a confirmar la tendencia del crecimiento de la población y la hegemonía del mundo urbano. La población mexicana crece un 38.08% de tal manera que alcanza la cifra de 48 225 235 personas. Por lo tanto, la población urbana llega al 58%, en números 27 970 636 personas.
          El fenómeno demográfico no sólo es una manifestación cuantitativa, sino que expresa el fortalecimiento de las percepciones de la realidad, las concepciones seculares, las conductas y formas de vida de la modernidad, que solo se dan en las grandes urbes. La modernidad irrumpe desde estos espacios en todos los aspectos de la vida nacional.

2.      La cultura urbana y la producción literaria.

La urbanización del siglo XX modifica las contradicciones del proceso de aculturación: la lucha entre los americanistas (apologistas de la tradición mesoamericana) y los hispanistas (apologistas de la colonización española) se abandona para ocuparse de las nuevas formas de intervención y explotación instauradas por el imperialismo norteamericano y la existencia de la guerra fría, que ponía en peligro la existencia humana. Por otra parte, el desplazamiento de la contradicción social es evidente. La clase obrera va perdiendo importancia en el conflicto social y va cediéndolo a los sectores medios de la sociedad: la huelga ferrocarrilera fue sin duda el canto del cisne del movimiento de emancipación del proletariado. Después de la derrota, el encarcelamiento de los dirigentes y un juicio completamente amañado y del alevoso asesinato del líder agrario Rubén Jaramillo y toda su familia en Morelos, los movimientos de los médicos, y los estudiantes de educación pública superior encarnan la figura del sujeto revolucionario.
Si en los albores del siglo XX el campo mexicano es el escenario donde se construye el futuro del país. En la mitad de ese siglo es la ciudad el ámbito donde emerge el futuro del país. Ahí surge una nueva cultura, el imaginario es urbano y el proyecto, en consecuencia, se construye en la ciudad.
La atención del escritor se aleja de la problemática de los medios rurales, de las visiones bucólicas. Incluso la cinematografía da un giro para tratar los temas urbanos, la música de mariachi y la folclórica va sustituyéndose por los ritmos extranjeros. La ciudad del siglo veinte trae formas de vida que alteran las normas de la tradición de la organización social, desde las relaciones familiares, hasta las relaciones entre ciudadanos y entre los instrumentos de control social y las relaciones entre ciudadanos y el estado.
Así la novela de la Revolución Mexicana y la novela indigenista van abandonándose; nuevos temas y nuevos tratamientos surgen. En los años cincuenta y sesenta nuevos novelistas aparecen en el mundo literario alejados completamente de los temas rurales con novedosos proyectos sociales y personales. No obstante, la revolución en la revolución está en un nuevo sector de la sociedad urbana: la juventud universitaria procedente de la burguesía de la capital mexicana. Una juventud con una tradición de alta cultura, con valores de independencia, dominio de idiomas occidentales, individualistas. Este es sector social que atrae la atención y que comparten vicios y virtudes los escritores de la llamada “literatura de la onda”
A esta forma de percibir y recrear la realidad pertenece la obra de José Agustín. La literatura de la onda es la descripción de la rebeldía de la juventud, pero no desde afuera, donde el intelectual ve al joven como objeto de estudio, como un mal que se cura con los años, ni la reflexión abstracta de conductas inapropiadas; sino como autoconciencia desventurada en un lenguaje. Margo Glantz la define: como la relación del joven con el mundo mediante un lenguaje propio salpicado de una anécdota no definida para expresar sus problemas internos y externos.”
Ese nuevo y fresco lenguaje que identifica a los lectores esconde entre la crítica y la ironía a las instituciones inmediatas como la familia hasta las políticas los valores trascendentes negados en la práctica por una sociedad oculta en la hipocresía

3.     La literatura de la onda.

Parménides García Saldaña encuentra la genealogía de la cultura de la onda y con ello el contexto de una literatura en el movimiento hippie de los Estados Unidos. Con un estilo propio de su generación escribe que Charlie, Carlitos, (se refiere por supuesto a Marx, entonces un pensador respetado) diría que este movimiento marginal de la sociedad norteamericana es una de tantas revoluciones burguesas con avances deslumbrantes que se atropellan en el mismo proceso, sin ser comprendidas en su totalidad, hasta mucho tiempo después.
El tiempo ha quitado el velo que oculta el carácter burgués que se inicia en la metrópoli del continente americano. Pues a pesar de los fanáticos que integran los grupos, su dirigencia está conformada por rocanroleros ingleses y norteamericanos. Ellos imponen símbolos de una compleja cultura forjada en una comunidad marginal. Es decir, no solo es la expresión de una demanda aparentemente ingenua: “amor y paz”
          Precisamente en la comunidad hippie se desarrolla y se transforma el blues, música afro norteamericana, en rock and roll atravesado por un culto a la violencia mitificado en el movimiento beatnik. Por supuesto existe el proceso de institucionalización del conflicto mediante el establecimiento de los “símbolos” de la cultura marginal, a través de las figuras de Elvis Presley, el rey criollo, Chuck Berry: “Una paradoja de los Estados Unidos: el negro provocando amor en la blanca con su alma, bellas canciones y música tierna; mientras el blanco haciendo movimientos compulsivos al borde de la obscenidad para que la blanca se diera cuenta que el también tenía cuerpo (…) ¿Esquizofrenia?[iii].El mito cinematográfico James Dean, el rebelde sin causa, concluye dramáticamente con el accidente automovilístico que termina con su vida.
          Este intento por contener la rebeldía en una posibilidad del “mundo libre” queda desenmascarado en el concierto de los Rolling Stones ofrecido gratis a sus seguidores en Altamont en diciembre de 1969. En este acto un joven negro intenta subir al escenario y uno de los integrantes de la banda Los Andeles del Infierno intenta detenerlo, el negro se resiste y el rocanrolero lo mata. El juez por considerar que el asesino actuó en legítima defensa le otorga la libertad. Posteriormente se sabe que el financiamiento y la promoción corrió a cuenta de The Shark trust Co., y los Rolling Stones pagaron menos impuestos al fisco.[iv]
          Si bien el proceso de institucionalización del conflicto muestra sus recursos, no fracasa, pero surge una nueva alternativa de la protesta de los marginados, que la expresa en la música de Bob Dylan, un lector de filosofía, que combina la tradición musical negra y la folklórica norteamericana atendiendo problemas como la discriminación racial, la invasión a Cuba, la enajenación del pueblo norteamericano.
Esta mentalidad y los nuevos mitos de la violencia crean la cultura de la onda. En ella hay un lenguaje, una música y una relación con los demás. Esta cultura que se expresa en una literatura invade a México.
La onda no es una moda, sino un estado de conciencia que subyace en el proceso de la historia. La onda, según Parménides, requiere de un desgaste anormal de energía de energía; si no, no es onda. (…) Cuando la onda asciende hasta el nivel de lo trascendente viajero ha llegado al misticismo.”[v]

4.     La tumba ¿Inicio en de la ruta de la onda?


México está en su proceso acelerado de crecimiento industrial, que los apologistas del sistema llamaron “el milagro mexicano”. En ese tiempo el producto interno bruto alcanza un 6.7%, se estabiliza la paridad del peso frente al dólar y la inflación se reduce al mínimo. Pero también las conductas juveniles tienden a relajarse.Independientemente de las bondades del crecimiento y las desigualdades sociales se acentúan. En esas condiciones la nueva cultura irrumpe en los polos de desarrollo de la metrópoli capitalina.
Los precursores de la literatura de la onda en México, que Raymond L. Williams y Blanca Rodríguez, denominan posmoderna, son José Agustín con su novela La tumba (1964) y Gustavo Sáinz con Gazapo (1965)[vi]
          Margo Glantz es contundente: “La tumba es una novela de gran importancia ya que marca el inicio de la literatura de la Onda en América Latina”[vii]. Sus razones: una nueva narrativa construida con el lenguaje creativo. juvenil y coloquial, una sensibilidad diferente, carencia de censura, crítica a la autoridad inmediata, (padres, a los maestros), sensación de vaciedad de la vida. Todo ello inmerso en un ambiente de alta cultura totalmente cosmopolita.
          En una vida que daba todo lo que puede ofrecer el sistema de confort, tener todo y de calidad: casa, educación y cultura, conocimiento y práctica de idiomas, círculos de lectura y de producción y sin embargo la vida y la muerte parecen carecer de sentido. Desde las primeras páginas de la novela hay un accidente (¿accidente?) que no afecta para nada la fiesta de los jóvenes que reunidos disfrutan sus tiempos libres (¿disfrutan?). Relaciones vacías entre jóvenes que los conducen a la más angustiosa soledad. La novela describe sin autocensura, como afirma Vicente Leñero, la experiencia frustrante de una adolescencia en búsqueda. La mayor evidencia es la expresión de Gabriel Guía, personaje central de la historia:“No sentía deseos de nada. Me odiaba en serio. Nada era imposible, No tenía ganas de levantarme, ni de permanecer en la cama”[viii]
5.     A manera de conclusión.

La conciencia de la vida y la muerte sin sentido, es el fondo del aburrimiento que llega al límite. Esta situación conduce al sector más sensible a la  decisión de pensar en un cambio radical, en un cambio de raíz, en otras palabras, en decidirse por emancipar al hombre, recuperar su libertad enajenada. Esta es la voluntad que subyace en los movimientos estudiantiles en la década de los sesenta:esta idea vive en cada huelga, en cada manifestación. No solo en México sino en muchos países, desarrollados, subdesarrollados, capitalistas y los llamados socialistas. Católicos y protestantes. El objetivo es el mismo: “tomar el cielo por asalto”, como lo soñó Marx, o formar al “hombre nuevo” como se pensó el Comandante en Jefe que asaltó el cuartel Moncada pensando que la Historia lo absolvería. Así son las convicciones que dominan las épocas históricas, o el pasado, que estudian los historiadores, pero que algunos piensan que estará de otra manera en otro proyecto, ”igul pero no lo mismo” como lo decía una canción de la trova cubana
La tumba permitió comprender después de más de medio siglo, una época que viví con sus altibajos una generación; ´por elloprovocó innegables nostalgias.



[i]José Agustín. La tumba. México, Debolsillo; 2011
[ii]Ibídem. contraportada
[iii]García Saldaña, Parménides. En ruta de la onda. México, Editorial Jus,; 2014, 46-7
[iv]Ibídem 18 y 24
[v]Ibídem28
[vi]Williams, Raymond et al. La narrativa postmoderna en México. Xalapa, Universidad Veracruzana; 2002 (Biblioteca) 84
[vii]Glantz, Margo.  Onda y escritura: jóvenes de 20 a 33. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/onda-y-escritura-jovenes-de-20-a-33--0/html/c6a83f9b-dd2a-4036-9f90-127d008e44f4_5.html
[viii]José Agustín ob, cit, 41

MODELO EDUCATIVO NACIONAL


Jesús Jiménez Castillo
La llamada Reforma Educativa, sustentada básicamente en un marco jurídico, desde el cual se pretenden lograr objetivos importantes para el sector, adolece de un sinnúmero de carencias que conducen a un sinsentido, es decir, la han convertido en un verdadero galimatías de tipo legaloide, sin contenido académico. La aparición misma del modelo educativo propuesto por la SEP, es un reconocimiento tácito de que dicha reforma se inició al revés y sin ideas claras en torno a los fines que debe perseguir un proyecto educativo nacional.  Sin duda la educación es el eje más importante para el desarrollo de una sociedad; por consiguiente, es un proceso permanente que debe ser evaluado, diagnosticado, corregido, perfeccionado y adecuado a los tiempos que marcan los cambios y transformaciones de la sociedad contemporánea. Sobre todo, en los campos del saber y el conocimiento que se van definiendo de acuerdo con los acelerados avances de la ciencia, la tecnología, el arte y las humanidades, entre otros aspectos que forman parte de la vida del hombre del siglo XXI.
En las ideas que ha expuesto la SEP sobre un prototipo a seguir, se debe considerar que la palabra “modelo” sugiere una forma de representación de un aspecto de la realidad o una propuesta de cómo querríamos que esta fuera; por consiguiente, el concepto “modelo educativo” es una alusión a una parte de la realidad educativa llamada Sistema Educativo Nacional y a las formas de su funcionamiento o cómo estas debieran ser. En este sentido, el diseño de un modelo debe contener o abarcar todos los componentes que conforman al sistema educativo mexicano y que influyen en él, de manera directa o indirecta.  Un modelo educativo nacional requiere de una integración de todos los diferentes niveles de enseñanza: preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y educación superior, incluidos los subsistemas de carreras terminales técnicas y de capacitación, entre otras.
El primer paso en la configuración de un modelo, es un marco jurídico apropiado-no en el sentido que se le dio al marco legal de la mencionada Reforma Educativa- que dé sustento a los fines de la educación nacional, pues el que existe ha probado su ineficacia. En segundo lugar, se tendrían que ponderar y evaluar los factores que influyen en el sistema educativo y que son esenciales para su funcionamiento; esto es, todos los elementos que conforman el contexto donde se va a producir el fenómeno educativo: política, sociedad, economía, administración, infraestructura y, principalmente, las situaciones de vida de los grupos humanos y sus posibilidades de acceso a la alimentación, vivienda, vestido, educación y seguridad, entre otros; considerando, adicionalmente, pero en el mismo nivel de importancia, la diversidad y pluralidad culturales que forman parte importante de nuestra vida comunitaria.
Un modelo educativo se debe basar en las necesidades educativas que requiere satisfacer el Estado mexicano paracontribuir al desarrollo de un proyecto de nación que, todavía a estas alturas de nuestra historia, es una quimera.Esto implica definircon la mayor precisión posible, fines, métodos y contenidos, que permitan establecer las metas y objetivos que requiere alcanzar el sistema educativo mexicano para formar a los diferentes actores que van a participar en nuestra vida social. Ello supone, en primerísimo lugar, sustentar el proceso de enseñanza aprendizaje, de todos los mexicanos, en el cultivo de conocimientos y experiencias educativas que les sean útiles en algún momento de su vida. Es de todos sabido que gran parte de los contenidos de los libros de texto actuales, en los diferentes niveles educativos, no cumplen con este propósito. El resultado es una situación compleja, llena de contradicciones, donde conviven formas de enseñanza propias del siglo XIX con ambientes producidos por la modernidad subsumida en la llamada sociedad del conocimiento.
Dentro de este contexto, existe una cuestión para todos muy obvia, pero importante por la trascendencia que tiene para la educación nacional en todos sus niveles, y es la relativa a los programas de estudio. Esta herramienta, que debiera ser un medio de apoyo al trabajo de los docentes, ha terminado por convertirse en el fin de la tarea de los mentores. La tendencia, muy marcada, de privilegiar a los programas sobre el proceso de enseñanza aprendizaje y fines de la educación, ha producido un efecto exactamente al revés del pretendido. El cúmulo de tareas que deben realizar los escolares para cumplir con lo programado, principalmente en su casa, involucrando directamente a los padres de familia en su realización, terminan por volver triviales e intrascendentes los conocimientos y experiencias de aprendizaje, pues lo importante es cumplir con el trabajo solicitado. Un programa, a pesar de su utilidad,es solo una herramienta que debe servir para orientar a los docentes en su labor. A ellos les corresponde seleccionar y organizar los contenidos de aprendizaje que requieren sus alumnos para enfrentar los retos que les depara el futuro en cada etapa de su vida.
La enseñanza aprendizaje debe partir del presupuesto -básico en la teoría educativa-de que lo que se enseñe va a ser útilpara las personas, y les servirá alguna vez en su vida; de no ser así, entonces no tiene sentido ocuparse de ello, pues sólo se convierte en pérdida de tiempo. En esta época la enseñanza, no obstante, los avances del conocimiento en todos sus aspectos, aún contiene resabios deformas queestuvieron vigentes en el siglo XIX, como el autoritarismo:la falacia del magister dixi,que impone la voluntad de los docentes a las iniciativas, ideas y creatividad de los alumnos.En la visión de un modelo educativo nacional se deben tomar muy en cuenta los valores y tradiciones que dan cohesión a la vida social, así como la utilidad didáctica que ofrecen las nuevas tecnologías, como la informáticay la Internet.
Como dijimos al principio, la reforma de un sistema educativo y su correspondiente modelo, son procesos permanentes que requieren del concurso de todo los que participan en ellos. Esto quiere decir que, independientemente de que sean acciones necesarias, no pueden depender de decisiones unilaterales de quienes creen tener esa facultad. No se pueden excluir a los que verdaderamente conocen la realidad educativa del país: docentes, investigadores y estudiosos de este fenómeno. La evaluación, por mencionar solo un aspecto de la reforma, tal como se pretende implantarno muestra ninguna utilidad, pues está desconectada de todos los procesos que alimentan al Sistema Educativo Nacional. Antes de aplicar una evaluación acorde con los principios de la teoría educativa -no de corte punitivo, parcial e indeseable como la que se aplica a los maestros- es primordial poner en marcha acciones racionales y mecanismos que contribuyan al perfeccionamiento de las condiciones de trabajo de los docentes y estudiantes, no antes. Si queremos de verdad impulsar el desarrollo del país, se debenestablecer como sus ejes centrales la educación y el desarrollo científico y tecnológico, principalmente la educación de los niños y jóvenes, pues en ellos descansa el potencial de un futuro cambio y transformación de México.




El triunfo de Donald Trump. La realidad no percibida.



Marcelo Ramírez Ramírez

          La larga jornada electoral del 8 de noviembre en Estados Unidos culminó con el triunfo inobjetable de Donald Trump, para sorpresa de muchos y la decepción amarga de los simpatizantes del bando de los demócratas. Según las reglas del sistema electoral del vecino país del norte, la legalidad de la victoria del magnate republicano es evidente, aunque los números hablen de un electorado dividido y confrontado a partir de dos visiones opuestas de los valores y objetivos que sustentan la democracia norteamericana. Para Trump y sus seguidores, lo acontecido fue la confirmación de que su idea del “sueño americano” fraguado en el molde conservador con su dosis de predestinación y elevada autoestima de la población blanca y cristiana, se corresponde plenamente con la percepción de millones de electores que hacen la voluntad de la nación. La señal de la predilección divina es el éxito material. Así lo entiende el protestantismo que alimentó el nacimiento de Norteamérica. Trump se ve a si mismo como un triunfador y quiere que los verdaderos hijos de Norteamérica sean triunfadores. Lo mismo vale para los Estados Unidos: la hegemonía es para ellos vocación y destino. Así pues, con Donald Trump, una ideología conservadora profundamente arraigada en ciertos estratos de la sociedad norteamericana busca reasumir el liderazgo de la nación.

          Se suma a lo anterior que el programa de los demócratas tal como lo entendió Barack Obama y como proyectaba continuarlo Hillary Clinton, se había agotado o, si no agotado, al menos había dejado de ser un incentivo y causa de confianza en el futuro. El rechazo y el pesimismo sustituyeron, en la conciencia de millones de ciudadanos, el optimismo con que inició la presidencia de Obama en enero de 2009. Pero esto no fue visible ni para los analistas profesionales de la política y aún menos para quienes desde fuera veíamos el acontecer político de nuestros vecinos, incluidos politólogos y comentaristas bien informados. Aclaremos: bien informados en lo referente a datos y cifras, pero no en lo concerniente a la dimensión subjetiva de los fenómenos políticos. Ahí, en la subjetividad oculta a la mirada, se fraguó el cambio: Estados Unidos recibió el mandato de las urnas de entregar el poder al señor Trump, para iniciar un nuevo capítulo de la historia. Trump, según la palabra usada por el virtual Vicepresidente Mike Pence, será el adalid, el guía que retorne a su pueblo a sus mejores momentos de hegemonía. Es válido, sin embargo, preguntarse si la política instrumentada por Trump desde la Casa Blanca seguirá fielmente el programa enunciado por él durante su campaña. Gobernar es un acto complejo y lo es más todavía cuando, como en el caso presente, la responsabilidad política se relaciona con un gran poder económico y militar confrontado con otros centros importantes de poder, algunos ya consolidados y que continuarán su ascenso, como es el caso de Rusia, de China y, en alguna medida también, de la India y Corea, para citar los países que vienen luchando por posicionarse con ventaja en el mapa político del mundo. El riesgo que Trump representa, es el de asumirse como una especie de cruzado; alguien que considera posible imponer a los demás su idea de lo que debe ser el orden mundial. La personalidad de quien pronto tomará las riendas del poder, parecen justificar este temor. Ojalá estemos equivocados y el realismo político modere su radicalismo y le imponga el diálogo y la negociación para la gestión de los complejos problemas internos y externos que deberá afrontar. Nadie desea un mesianismo a la escala de una nación que se encuentra en el punto más delicado de su historia, con grandes recursos materiales, técnicos y militares, pero con signos de decadencia que la vuelven vulnerable a los extremismos ideológicos. Sería muy grave ver desplazada la tradición libertaria de la cultura política norteamericana, justo ahora cuando esa tradición es la mayor fortaleza de los Estados Unidos y la única capaz de alimentar el diálogo y la comprensión con el mundo exterior. Esto dicho con realismo, aceptando que en su esencia la política es conflicto y confrontación. Pero por ello mismo está compelida a encontrar los consensos esenciales.

          Los derechos de la Carta democrática fueron sostenidos por los Estados unidos en la Primera y la Segunda Guerras Mundiales. De ellas emergió el país de las barras y las estrellas como potencia mundial, subordinando a sus socios europeos y al Japón al servicio de sus intereses. Han sido, por décadas, el “policía del mundo”; papel que justificaron como defensores de los valores de la democracia. Esa justificación en buena medida real frente al fascismo, ha perdido fuerza. El modelo norteamericano no puede exportarse, sin más, a otras latitudes. Si alguna virtud tiene la democracia es el pragmatismo con que se adapta a las necesidades y requerimientos concretos de los pueblos. Estos, por otro lado, pueden mantener sus convicciones más profundas, donde descansa su identidad moral y espiritual. Por ello, la democracia norteamericana puede inspirar, en tanto experiencia histórica, la búsqueda de caminos de pueblos que vienen de un pasado autoritario, pero, insistimos, no puede imponerse por la vía de la presión política o económica, según se viene haciendo, por ejemplo, condicionando los préstamos del Banco Mundial y otros organismos internacionales, bajo clara influencia norteamericana. En el mundo plural la mayor riqueza está en las diferencias y el mayor logro político en construir puentes y consensos favorables a la consecución de objetivos comunes. Para ese mundo debe estar preparado Donald Trump y, seguramente, contará con un equipo competente de asesores que lo ayuden a discernir el punto de equilibrio entre los intereses de su país y los intereses de los países del mundo, entre los cuales México es quizá el más cercano por la geografía y la historia.




Política en la periferia

Educación y Sociedad
Política en la periferia

Academia Mexicana de la Educación, A. C.

Sección Veracruz

Víctor Manuel Vásquez Gándara
"¿Por qué Política en la periferia? La respuesta es simple estamos en la periferia del mundo desarrollado, en esta parte del planeta situado en el sur, donde luchan por posicionarse, aceptando los términos de una competencia desigual e injusta, los países latinoamericanos a cuya comunidad pertenecemos. Además, porque Veracruz forma parte de otra periferia, a donde llegan las decisiones políticas centrales que marcan su destino. Ésta es nuestra situación geopolítica y desde ella ofrezco mi perspectiva.", cita en la introducción de obra el maestro Marcelo Ramírez Ramírez a presentarse el sábado tres de diciembre de 2016 en el auditorio del Centro Regional de Educación Superior Paulo Freire a las 12:00 horas en el vecino Rafael Lucio, Ver., antes San Miguel del soldado.
Entre otros aspectos el autor de Política en la periferia el debate de las ideas, resalta un inusitado incremento de la participación ciudadana en los procesos electorales en busca de la soberanía democrática y en contra de la corrupción que ha contaminado, en las ultimas décadas, a la mayoría de los actores políticos y, a nivel internacional, el incremento de la violencia que altera la tradicional convivencia pacífica entre naciones.
Los 23 textos que integran el libro son una invitación a la reflexión, en la que según el autor, descansa siempre una conducta políticamente responsable, si bien el acto reflexivo debe ir acompañado, además, de un claro sentido del bien. Así la política y la ética convergen en compromiso que cada hombre o mujer han de asumir en la vida personal y en la vida política.
El lector hallará temas vinculados estrechamente a circunstancias concretas, cuya realidad es rebasada constantemente por la marcha acelerada de los acontecimientos, es lo propiamente histórico del contenido. Encontrará, también reflexiones que, más allá de la coyuntura de la cual nacieron, puedan ser de alguna utilidad para dimensionar lo que sigue ocurriendo en los ámbitos de la vida pública especialmente en nuestro país y en nuestro estado. La problemática política actual es esencialmente semejante desde el arribo de la llamada tecnocracia al poder, que podemos ubicar cronológicamente en México con el régimen de Miguel de la Madrid y el incontenible avance de la globalización. Sin duda, hay entre ámbos fenómenos, tecnocracia y globalización, un nexo estructural.

La obra escrita del actual rector del CRES se encuentra plasmada básicamente en artículos y ensayos que dan testimonio de su interés en los temas de la educación y la política que el maestro Ramírez Ramírez ve íntimamente vinculados.

Presenta Facultad de Derecho de la U V


LEY NACIONAL DE MECANISMOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS EN MATERIA PENAL - COMENTADA -

Carlos García Méndez*


La Universidad de Xalapa, a través de su Instituto Interdisciplinario de Investigaciones, ha generado vínculos con instituciones de educación superior, dependencias gubernamentales y asociaciones civiles, con el fin de coadyuvar con la ardua labor de generar más y mejor conocimiento que permita a los estudiantes, profesionistas, actores jurídicos, funcionarios públicos y en general a toda la sociedad, estar a la vanguardia en educación continua, para enfrentar los retos que cada día son mayores y exigen mejores cuadros que sean capaces de afrontar las trasformaciones en las diversas áreas del conocimiento. En el caso de la ciencia jurídica, con la reforma del 18 de junio de 2008, se implementó en la república mexicana, el sistema penal acusatorio adversarial, mismo que trajo consigo una trasformación extraordinaria en la manera de impartir justicia penal, transitando de un arcaico sistema inquisitivo mixto a uno de corte acusatorio, pero entre los aspectos más destacables de la reforma, se puede hacer hincapié en uno que, sin lugar a dudas, representa un aliciente para despresurizar la carga jurisdiccional de los tribunales de juicio oral y a su vez, impedir que el nuevo sistema de justicia penal se colapse. Esto es, la justicia alternativa, que se traduce en los medios alternativos para la solución de conflictos, los cuales típicamente se vislumbran como la mediación y la conciliación. En este sentido, el 29 de diciembre de 2014, se publica en el Diario Oficial de la Federación, la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias en Materia Penal, misma que tiene como finalidad, entre otros aspectos, el de despresurizar la saturada carga de asuntos penales, generando arreglo entre las partes que se adolecen de un conflicto de índole penal, que, por su naturaleza, pueda ser mediable o conciliable, sin perder de vista la función punitiva del Estado. Por lo anterior, el Dr. Carlos Antonio Vásquez Gándara, como investigador del Instituto Interdisciplinario de Investigaciones de la Universidad de Xalapa, se dio a la tarea de congregar a investigadores y académicos del propio referido instituto, así como del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana, de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, de la Universidad del Valle de México, de la Universidad del Atlántico campus Matamoros, del Municipio de Tlanepantla de Baz, de la Fiscalía General del Estado de Veracruz, de la Secretaria Técnica del Consejo Consultivo para la implementación del Sistema de Justicia Penal en Veracruz, del Centro Estatal de Justicia Alternativa del Estado de Veracruz, de la Asociación de Mediadores, Conciliadores del Estado de México A. C., del Centro de Mediación Comunitaria Valle de Chalco Solidaridad, con el fin de comentar a profundidad la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias en Materia Penal, para otorgar a toda la comunidad de actores jurídicos inmersos en el nuevo sistema de justicia penal, una comprensión más profunda del referido ordenamiento jurídico y con ello, propiciar mejores resultados en la impartición de la justicia alternativa.
*Rector de la Universidad de Xalapa

Xalapa, Veracruz, México Diciembre de 2015

Mensaje a los supervisores


Gilberto Nieto Aguilar
El miércoles 16 de noviembre pasado se celebró la entrega de diplomas a quienes cursaron el diplomado para supervisores federales y estatales, tercera generación, de todos los niveles y modalidades, en el Hotel Gamma Fiesta Americana con la presencia de las autoridades educativas de la SEV. Me tocó el uso de la palabra y esto fue lo que dije:
Hace más de un año iniciamos este Diplomado con la idea tradicional del Jefe fiscalizador que juzga el trabajo de las escuelas e inspecciona el cumplimiento escolar desde un enfoque administrativo. Apenas en julio pasado, terminamos el diplomado con una visión diferente: la de un supervisor que asesora, acompaña, monitorea y evalúa el trabajo complejo de las escuelasjunto con los directores, y comprende las necesidades de los colectivos docentes respecto a la actualización pedagógica, estrategias de aprendizaje y problemática particular de la comunidad escolar.
Este Diplomado fue un excelente espacio de reflexión, de actualización, de desarrollo profesional, que incrementó nuestros acervos culturales y pedagógicos. Además, nos brindó la oportunidad de intercambiar experiencias con todos los supervisores de los distintos niveles y modalidades, y comprender juntos nuevas formas de atender y resolver problemas, lo cual resultó un ejercicio verdaderamente gratificante.
Durante el desarrollo de los diez módulos del presente Diplomado, muy bien llamado “Una supervisión efectiva para la mejora del aprendizaje de nuestros alumnos”, se procuró fortalecer las competencias de los supervisores participantes, orientadas a la asesoría, acompañamiento y evaluación de las escuelas y los colectivos docentes, para contribuir a la mejora del aprendizaje de los alumnos.
Desde el módulo 1 y hasta el módulo 10, recibimos elementos para reconocer los factores que constituyen y alteran la creación de un clima escolar en las escuelas, para desde allí promover lacalidad, equidad e inclusión en los resultados educativos.
El Plan de estudios 2011 es muy enfático al pedir «que el educador logre que las niñas y los niños aprendan más de lo que saben acerca del mundo y sean personas cada vez más seguras, autónomas, creativas y participativas; ello se logra mediante el diseño de situaciones didácticasque les impliquen desafíos: [es decir] que piensen, se expresen por distintos medios, propongan, distingan, expliquen, cuestionen, comparen, trabajen en colaboración, manifiesten actitudes favorables hacia el trabajo y la convivencia…»
En el texto y en el discurso suena muy bien, no hay objeciones, es atractivo e interesante, pero en el momento de trasladarse a la acción debe traducirse en planeaciones de clase, en diseño de situaciones de aprendizaje, en prácticas docentes, porque el maestro debe ser un diseñador de sus estrategias, debe apropiarse del cómo, de la metodología, con base en su experiencia.
Dada las características de estos tiempos, los maestros deben buscar métodos de motivación para el estudio y de búsqueda de expectativas para la vida; estrategias y técnicas para atender a grupos diversos y de atención dispersa, a niños y niñas multitareas, “nativos digitales” que desarrollan habilidades simultáneas, que tienen el dominio instrumental de la tecnología.
Para ello se propone el trabajo entre pares, el análisis en las sesiones del Consejo Técnico Escolar, que en los mejores casos puede devenir en comunidades de aprendizaje que faciliten compartir experiencias e intercambiar estrategias didácticas, técnicas de enseñanza y maneras de abordar problemas específicos de las escuelas.
En el ejercicio de la supervisión, es importante cultivar los rasgos personales que conduzcan a un ambiente de confianza, de apoyo, de comprensión, pero también de respeto y de trabajo individual y colaborativo. El supervisor debe saber escuchar, consensuar, ser propositivo, seguro y claro en las indicaciones, cultivar la empatía y la firmeza en la toma de decisiones para que los directores y maestros puedan sentirse seguros.
En este Diplomado nos quedó bien claro que el supervisor, junto con su equipo de trabajo, encabeza la instancia que representa a la Secretaría de Educación ante la comunidad escolar. Desde esta perspectiva, una supervisión escolar de calidad es aquella que es capaz de contribuir a que la escuela cumpla con su misión institucional, tal y como aparece asentado en el Artículo Tercero Constitucional y la Ley General de Educación.
Se ha hecho costumbre referirnos al director escolar como líder académico. Sin embargo, está claro que el supervisor tiene que ser el líder que impulsa a los líderes de las escuelas, esto es, a los directores. Su rol es más amplio, y no debe temer  a los tropiezos y resistencias que pudiera encontrar.
Para hacer esto realidad, en el módulo 4 analizamos algunas funciones genéricas y específicas que fortalecen la tarea supervisora, y estudiamos que hay funciones genéricas de Control y monitoreo; otras, de Enlace; y las más interesantes, que van con la imagen moderna del supervisor, las funciones de Apoyo, asesoría y orientación, dentro de las que se distinguen 18 funciones específicas que abarcan los ámbitos del aula, la escuela, los alumnos, el colectivo docente y la comunidad escolar.
Aunque es bien cierto que la “responsabilidad por el quehacer del aula y su efectividad es del maestro, lo mismo que la gestión de la escuela es responsabilidad ineludible del director del plantel”, es el supervisor quien apoya, brinda o gestiona asesoría; quien realiza el acompañamiento; quien visita, observa, registra, y actúa de preferencia de forma preventiva en cualquier deficiencia o problema que detecte en las escuelas.
Tambiénreflexionamos, desde la teoría y la experiencia de cada quien, algunos aspectos para mejorar nuestro desempeño como supervisores, en relación con el diagnóstico y la planeación, para evitar emitir juicios sobre las necesidades de la escuela, no dejarse llevar por intuiciones, sospechas o impresiones subjetivas, y elaborar planes de mejora congruentes con los resultados y las conclusiones informadas a las que se llegue.
Por último, en este fructífero recorrido, hay que prestar atención a las fases de implementación,acompañamiento, seguimiento y evaluación que nos permiten ver, desde lo que estamos haciendo, todas aquellas actividades que no estamos haciendo.
El intercambio entre pares, este tipo de Diplomados, cursos bien fundados académica y metodológicamente, tal vez especialidades y posgrados, necesitamos los supervisores para realizar mejor nuestro trabajo. Los cursos son chispazos que nos dejan entrever cosas valiosas. De nosotros depende aumentar los conocimientos, profundizar, y eso lo haremos leyendo, leyendo bastante para transferir a la práctica las ideas de muchos a través de uno. 

gilnieto2012@gmail.com