lunes, 12 de diciembre de 2016

El Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018 y la Universidad Veracruzana


Juan Fernando Romero Fuentes

¿Quién debe, entonces, ocuparse de la política?: Todos.
Daniel Inneraty, 

La política en tiempos de indignación.
La ya famosa combinación de los caracteres chinos para el ideograma crisis formado por la unión de peligro y punto crucial, con gran claridad describe en el presente la situación del estado de Veracruz: el peligro está dado por la necesidad de superar la multiplicada adversidad en los órdenes económico, político y social; y; ¿el punto crucial?: el que presenta la colaboración entre la Universidad Veracruzana (UV) y la nueva administración gubernamental materializada en el Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018 (PVD).
Se trata de una colaboración institucional en extremo importante para la vida de Veracruz, pues ayuda a resarcir el tejido sociedad-gobierno, deshecho en muchas de sus partes por el comportamiento asocial de sus gobernantes sexenales. Esta rotura se ha traducido en un aislamiento dinámico de ambas partes. En contraste, al participar en esta experiencia, se refuerza el papel de la Universidad Veracruzana como articulador entre la sociedad civil y el gobierno, no sólo como auxiliar profesional de la planificación económica del Estado, sino como organizador de las propuestas de la ciudadanía: Se trata, en efecto, del ejercicio de una “responsabilidad inédita” como lo reconoció el Gobernador electo.
Se reconoce así que una universidad pública lo es no sólo por la admisión gratuita de sus estudiantes, sino porque está inserta en una sociedad a la cual se debe, y a la cual debe retribuir los conocimientos, la cultura, el arte, la ciencia, la luz. Esta es la compensación a los impuestos que han pagado los ciudadanos y que a la vez recrea y dignifica la autonomía, no por concesión o regalo de los gobiernos en turno, sino por la propia autonomía de la sociedad transferida a un órgano colegiado que se auto-organiza precisamente para socializar el conocimiento.
Para la UV el Plan Veracruzano de Desarrollo -como lo definió la Rectora Sara Ladrón de Guevara- es un documento que privilegia la libertad de expresión y respeta la inteligencia de los veracruzanos, y que así mismo refleja un compromiso institucional pleno de democracia al colaborar en un tema tanto estratégico para el desarrollo de Veracruz como para la Universidad Veracruzana, ya que genera la discusión, el debate sobre la realidad del Estado y las propuestas para su re-construcción. Debe tanto de recordarse la amplia experiencia de la UV en la elaboración de planes municipales de desarrollo como que las acciones públicas para serlo, se realizan en el ágora. El PVD mediante la participación ciudadana, articula al pueblo con su gobierno, y de esta forma la UV, como bisagra, analiza, sistematiza, integra de forma lógica y constructiva un proyecto de futuro para todos: sociedad, gobierno, universidad.
Esta labor de red que realizó la Universidad Veracruzana sólo puede ser instituida si se articula con la sociedad y con su gobierno, y qué mejor vínculo que el Plan Veracruzano de Desarrollo que relaciona a un futuro deseable con un presente incompleto, o peor aún, con el presente vacío.
El documento del PVD 2016-2018 es efectivamente una obra colectiva de participación ciudadana que se logró gracias a la coordinación de las cinco regiones (más la ciudad de Panuco) de la UV que colaboraron para integrar 2,313 propuestas (el 30 por ciento fueron de mujeres y un 70 por ciento de hombres) realizadas en los foros de participación ciudadana, una muestra significativa de la población veracruzana en términos estadísticos, pero aún más relevante porqué, como lo reconoció la Rectora Sara Ladrón de Guevara, mostró una participación ciudadana más nutrida que la que se ha dado en la Cd. de México a pesar de que allá se está elaborando su Constitución Política como estado federal.
El PVD logrado es algo más que un decálogo de buenas intenciones, es un documento realista con metas y objetivos mensurables para poder ser evaluado públicamente, se constituye así en un eje de corresponsabilidad gobierno-ciudadanos libres y la UV, más allá de la vociferante participación en manifestaciones, bloqueos, violencia callejera. Así lo propuso Miguel Angel Yunes Linares: un plan que no engañe, que permita reconstruir el tejido constitucional del estado.
El PVD no se limita a un listado de propuestas y su problemática, sino a la identificación de los principales factores que las originan, y procede así a un “análisis diagnóstico y prospectivo” no solo sectorial sino regional. El objetivo expreso es que sea útil para la elaboración de políticas públicas, estrategias y acciones de desarrollo económico social. Destaca la importancia de los “factores o ideas fuerza” que son precisamente los productores de ese desarrollo, lo cual, para ser posible, implica procesos de gestión, respaldo o respuesta de la función pública. Una de las ideas fundamentales es que los próximos programas del Gobierno del Estado se integran operativamente a los 19 factores de desarrollo propuestos, de los cuales 7 son transversales, es decir que intersectan a todos los demás y 12 verticales o secto­riales (que no se detallan por razones de espacio).
Los siete factores de desarrollo transversales del PVD pasan por todas las regiones, es decir, por todo el estado, afectando a los 12 ejes verticales: son los referentes para lograr una sociedad equitativa: Renovar la gobernanza, reforzar el Estado de Derecho, reorganizar las finanzas públicas, redefinir la comunicación social, reforzar la equidad de género, renovar la participación ciudadana, regenerar la competitividad gubernamental. La interac­ción de estos factores en una matriz dará como produc­to resultante el desarrollo socioeconómico de Veracruz.
Si se define al desarrollo económico social como una cualidad que surge de la organización, el equipo pro­fesional de la Universidad Veracruzana que elaboró el PVD distingue el esquema de las interacciones eco­nómico sociales que son significativas para lograr ese desarrollo, son los factores que entran en juego (más allá de la tradicional “actividades sectoriales”). Estos 12 factores se reconocen como un grupo de acciones in­terdependientes que constituyen las bases del desarrollo económico social y que, en conjunto con los factores verticales, definen la matriz de interrelaciones que a su vez descansa en la filosofía de lograr la cooperación entre la población como acción coordinada del propio PVD: Por lo tanto, uno de los retos de la sociedad civil será el consolidar una solidaridad entre extraños, funda­mentada por un nuevo concepto de ciudadanía.
Para el gobierno, el PVD significa un reconocimiento al valor de la UV como institución expresada en su capa­cidad profesional de estructurar la voz ciudadana en un medio de análisis, consulta, reflexión sobre un conjunto de propuestas que se expresan –gracias precisamente al trabajo de la UV- no de forma aislada, sino estructurada­mente organizada por especialistas, líderes de proyecto, que participaron en el diseño instrumental del Plan a lo largo y ancho de las cinco regiones de la UV, mismas que ahora sirven de base para regionalizar socioeconomica­mente a nuestro estado con una sólida lógica geográfica, política, histórica y económica. Se aprecia así, mediante esta decisión, a la Universidad como depositaria del mé­todo científico, es decir, una institución por definición objetiva, imparcial, transparente en sus aulas, talleres y laboratorios, sin el peso del interés político.
Hemos vivido años de sordera pública donde la voz de los ciudadanos no se ha escuchado a través de sus repre­sentantes y menos aún se escucha la de los ciudadanos sin-partido. Durante los foros de consulta el goberna­dor electo reconoció en su discurso una débil credibi­lidad ciudadana en la política, causada, agregamos, por el menoscabo de la representación pública fallida. Por ello el gobernador electo examinó la necesidad de ha­cer del Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2918 una hoja de ruta para la toma de decisiones políticas de los programas ideológicos de la -así lo expresó- democracia cristiana y la socialdemocracia. Se trata, desde su pun­to de vista, de lograr en un documento humanista, no tecnocrático: la “carta de navegación” de la transición democrática en Veracruz. Mediante esta declaración se reconoce que la democracia para poder considerarse como tal, requiere de un constante intercambio de ideas.
La metodología aplicada en el PVD es tanto novedosa como racional y práctica al integrar conceptos no tradi­cionales, como por ejemplo: los indicadores de competi­tividad gubernamental, las zonas económicas especiales, los polos de desarrollo para las cadenas agroindustriales y el sistema agroalimentario veracruzano, así como la idea sobre un “verdadero sistema de ciudades”, los distritos industriales y las economías de aglomeración, Todo esto está complementado con un análisis del contexto socioe­conómico de cada una de las regiones para así poder dar curso al desarrollo en un horizonte doble de temporali­dad: dos años y a largo plazo, con indicadores y metas por supuesto en el mismo orden temporal Contamos, por lo tanto, con un Plan que no sólo quiere identificar las prio­ridades desde la sociedad, sino de dotarlas de consistencia a través de objetivos, metas cuantitativas y cualitativas y recursos, y consciente de que las políticas públicas afectan a la gente, por lo que se debe enfatizar la participación ciudadana en la toma de decisiones, todo ello en el marco de la restricción nacional y mundial que vivimos.
Frente a la excelente calidad del propio PVD 2016- 2018, sorprende el escaso tiempo (alrededor de tres meses) de que dispuso la UV para coordinar un enor­me esfuerzo colectivo de participación ciudadana en el proceso de consulta pública documentada y jerar­quizada, analizada y estructurada en la citada matriz, para elaborar posteriormente el documento final (44 volúmenes) que ya fue presentado por el Ejecutivo a la LXIII Legislatura la semana pasada.
Añadimos, para finalizar, que es clave la dotación de herra­mientas teóricas en este tipo de trabajos colectivos, por lo que resalta también el fondo teórico del trabajo realizado que se constituye en una red conceptual del PVD 2016- 2018 que va de Edgar Morin a Norberto Bovio, pasando por Wassily Leontieff y Michael Porter, entre otros. Nos encontramos frente la complejidad en pleno: el cruce de la economía, la política, la sociedad y el hombre de la calle como realidades que requieren de la intervención trans­disciplinaria de las ciencias para explorar, comprender y trascender esa misma realidad, las ciencias del hombre, y un nuevo humanismo basado en la tecnología del futu­ro, es decir, la de hoy.
Xalapa, Ver. 21 de Noviembre del 2016

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