martes, 11 de noviembre de 2014

El homo hiper-tecnologizado en la época digital: lectura en clave zubiriana


 Alberto Rafael León Ramos
Universidad Veracruzana, México
Facultad de Filosofía
Maestría en Filosofía

RESUMEN
A raíz de la explosión de la tecno-ciencia, la sociedad actual se desenvuelve de maneras diferentes; la forma de adquirir información, de apropiarse del conocimiento, así como las relaciones sociales han cambiado. Tanto la realidad como la vida humana se ven modificadas de manera precipitada. Y éstas son mediadas por un aluvión de aparatos, bienes y servicios, cacharros inteligentes, etc., que son en su mayoría proporcionados por la ciencia y la tecnología. ¿Qué características tiene esta sociedad? ¿Individuo y sociedad son afectados por la tecno-ciencia? ¿Hasta qué punto configura esa realidad tecnológica al hombre actual? Se tratará de describir y defender que la tecno-ciencia configura una persona diferente, es así que se llamará a ese tipo de sustantividad humana: homo hipertecnologizado. Para ello se utilizará como herramienta teórica la filosofía de Xavier Zubiri.
Palabras clave: realidad, hombre, época digital, homo hipertecnologizado.







1. La novedosa realidad llamada Época Digital
Con los avances tecnológicos y científicos en la sociedad se ha generado un conocimiento mayor sobre la realidad que nos rodea. El mundo no es aquello inhóspito y misterioso que había que explicar por medio de fábulas, mitos o leyendas. Se tiene más control sobre la naturaleza, se le explota asegurando así la supervivencia del hombre en la tierra. La vida humana, se puede decir, es más placentera gracias a todos los aparatos, medicinas, bienes y servicios, que proporciona la tecno-ciencia. Mejores viviendas, transportes, aparatos para almacenar alimentos, máquinas que ayudan a las labores del hogar, etc. También la comunicación entre los hombres es cada vez más rápida y eficaz. Las computadoras con acceso a la red son prueba de la magnitud del desarrollo tanto científico como tecnológico que la sociedad tiene actualmente. Hoy en día se puede enviar gran cantidad de información con tan sólo apretar un botón y casi al instante llega a cualquier parte del mundo.
La forma en que se va desarrollando la sociedad es interesante. Tanto las relaciones como la manera de ver el mundo que nos rodea van a estar permeadas por una visión tecnológica, suponiendo muchas veces que siempre ha sido así y que es la mejor forma de realidad. Las personas usan las computadoras con acceso a la red principalmente para trabajar o divertirse. Los Estados y las compañías privadas usan las tecnologías para hacer más fáciles los trámites burocráticos. Ahora se puede pagar los servicios básicos por medio de la red y de manera automática: la luz, el agua, el teléfono, entre otras cosas. Ya no es necesario que una persona brinde atención, porque la máquina cumple con esa función. Y casi todas las actividades que hacen las personas están relacionadas, de cierta forma, con algún dispositivo electrónico o mecánico. Desde las labores más sencillas como calentar la comida, hasta pagar un boleto de estacionamiento son intermediadas por alguna clase de máquina. Ésta es la realidad en la que le toca vivir al hombre del siglo XXI, es la llamada Época Digital (ED).
Con respecto a nuestro presente, ED, se abre una nueva forma de entender el mundo. ¿Qué caracteriza a la ED? Es la etapa de la humanidad en donde los avances científico-tecnológicos envuelven la mayor parte de la vida en sociedad. Educación, economía, información, comunicación, sociabilidad, son algunas de las circunstancias que son mediadas en relación con la sustantividad humana. La forma de entender y conocer el mundo ha cambiado en el presente.
Así la vida de la sustantividad humana se mueve en esta realidad novedosa. En donde ciencia y tecnología están por todos lados. Cuando se hable de realidad, en el presente trabajo se entenderá así: realidad, o para ser más fiel al pensamiento zubiriano, la Reidad, es aquello que es <de suyo> de lo sentido
Esta es la nueva formalidad: formalidad de reidad o realidad. Inmediatamente voy a dar razón de este neologismo <<reidad>>, que me he visto obligado a introducir en la descripción de la formalidad de la aprehensión humana. Dado el carácter completamente distinto que el término realidad pueda tener en el lenguaje vulgar y aun en el filosófico, a saber realidad allende toda aprehensión, el término reidad puede servir para evitar confusiones. Pero hecha esta aclaración, emplearé los dos términos indiscernidamente: reidad significa aquí simple realidad, simple ser <<de suyo>>[1]
Esto quiere decir que la reidad es algo sentido, es una formalidad[2] de alteridad. La reidad se siente en impresión de realidad y por lo tanto es formalidad del mismo <de suyo>, pero es sentida en la impresión de realidad por la sustantividad humana (el hombre) y sólo en impresión de realidad, ya que el puro sentir sólo se da en los animales. “Realidad es algo intelectivamente sentido en las cosas: es <<sentido>> y lo es <<en>> la cosa”[3]

También se quiere hacer notar que la realidad no son entes, como se venía pensando en la historia de la filosofía. Ese modo de abordar la realidad lleva a un equívoco: pensar que la realidad se puede entificar para acceder a ella. “Lo primero de las cosas no es ser entes, sino ser  realidades”[4]. Mucho menos la realidad es algo que está allende a nosotros a lo cual hay que tratar de acceder.

La siguiente cita explica mejor todo estos puntos:

La realidad no es algo a lo que haya que ir, sino que es primariamente algo en que ya se está, y en que, como veremos, nunca se dejará de estar. Al aprehender sentientemente una cosa real estamos ya intelectivamente instalados en la realidad. Inteligir es estar aprehensivamente en la realidad, en lo que las cosas son de <<de suyo>>. Esta instalación tiene un doble carácter. Al inteligir una cosa real quedamos instalados en ella. Pero esta instalación es, un primer aspecto, muy fugaz en el fondo; inmediatamente sobreviene otra cosa real, y al inteligirla quedamos en otra cosa. Según este primer carácter, instalación es estar instalado en una cosa real. Pero esto no agota todo el carácter de la instalación. Porque como vimos, la impresión de realidad en que inteligimos cada cosa real es idénticamente y numéricamente la misma en todas las aprehensiones. La realidad reifica cuando adviene a lo real. El contenido de cada cosa real queda así inscrito, por así decirlo, en la misma impresión de realidad que nos dio la cosa real anterior. Es decir, como ya vimos en el capítulo IV, la impresión de realidad es transcendentalmente abierta. Lo cual significa que al inteligir una cosa real aquello en que estamos instalados no es solamente esta cosa real, sino que es también la pura y simple realidad. La cosa real tiene así dos funciones: una la de ser algo real, y otra la de ser pura y simple realidad.[5]

Aunado a eso el hombre, que está en la reidad, cuenta con una facultad que lo ayuda a orientarse. Esa facultad se llama inteligencia sentiente. ¿Qué es la inteligencia sentiente?  
Inteligencia sentiente consiste en que el inteligir mismo no es sino un momento de la impresión: el momento de la formalidad de su alteridad. Sentir algo real es formalmente estar sintiendo intelectivamente. La intelección no es intelección <<de>> lo sensible, sino que es intelección <<en>> el sentir mismo. Entonces, claro está, el sentir es inteligir: es sentir intelectivo.[6]
Ésta siente la reidad en impresión de realidad. La impresión de realidad es aquella en que se capta la reidad de dos formas. Una, primero por los sentidos, es el sentir, es la pura   aprehensión sensible. Mientras que la realidad es la nota <en propio> lo que es. Entonces el hombre a través de su Inteligencia sentiente puede captar la reidad como formalidad, <como de suyo>. Como lo que es. Sin necesidad de ir a un allende o de captar una idea platónica. Aquí se rompe radicalmente el dualismo metafísico sujeto-objeto dando pie a una nueva forma de entender la reidad y la inteligencia. Se parte de la reidad para poder analizar a la sustantividad humana: Lo primario es la realidad. Sólo hay ser porque hay realidad”[7]. Por lo tanto  realidad en el sentido zubiriano es el término que será de ayuda aquí. Explicado esto quiero dar un paso más. La sustantividad humana vive en una realidad llamada ED. En ella los avances científicos y tecnológicos configuran el presente.

Para proseguir es necesario explicar  tres conceptos, ciencia, tecnología, técnica. Ahora bien, ¿qué es ciencia?, ¿Qué es tecnología? El diccionario define ciencia como: “conocimiento exacto de las cosas por sus principios y causas // Cuerpo de doctrina ordenado y formado metódicamente, que constituye un ramo del saber humano”[8] y tecnología: “La tecnología tiene por objeto la aplicación de los nuevos conocimientos obtenidos por la ciencia al mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la producción”[9].
Esto en cuanto a su definición académica, pero ¿qué importancia tiene meditar sobre la diferencia entre esas palabras? Actualmente se vive en un mundo moldeado por la ciencia y la tecnología, eso es claramente visible en la realidad cotidiana. El hombre actual toma como algo ultra-obvio su relación con la ciencia y la tecnología[10], tanto así que pocas veces se detiene a reflexionar sobre su entorno que es en exceso tecnologizado, en ese sentido José Ortega y Gasset señala algo parecido pero en la relación que se gesta entre la técnica y el hombre.

Como al abrir los ojos a la existencia se encuentra el hombre rodeado de una cantidad fabulosa de objetos y procedimientos creados por la técnica, que forman un primer paisaje artificial tan tupido que oculta la naturaleza primaria tras él, tenderá a creer que, como esta, todo aquello está ahí por sí mismo: que el automóvil y la aspirina no son cosas que hay que fabricar, sino  cosas, como la piedra o la planta, que son dadas al hombre sin previo esfuerzo de este. Es decir, que puede llegar a perder la conciencia de la técnica [11]
La importancia de aclarar los términos ciencia, tecnología y técnica es significativa, ya que se pueden confundir. La ciencia indaga sobre el mundo que le rodea de manera ordenada y meticulosa, por esta razón obtiene resultados concisos. Esto es que la ciencia al indagar sobre el mundo busca un resultado: el conocimiento científico. ¿Quién hace ciencia? El hombre es quien la hace, ahora lo llamamos científico. En la técnica hay una necesidad de transformar la realidad, aunque se puede objetar que los animales también transforman la realidad, solamente el hombre puede hacerlo de manera racional, velando siempre por su interés y movido por su voluntad. El resultado de esa técnica  es un bien o servicio. La tecnología es la unión de la técnica con la ciencia, proceso por el cual se obtiene un resultado más efectivo; por lo que resulta más novedosa, llamativa e interesante para las personas, tanto por su forma de transformar la realidad como por los bienes o servicios que se derivan de ella.

Sintetizando podemos decir que la ciencia está asociada al deseo del hombre de conocer (conocer y comprender el mundo que lo rodea), mientras que la técnica y la tecnología se vinculan a la voluntad[12]

Para terminar este apartado es conveniente enfatizar lo siguiente: la realidad es la misma, en tanto que real, aunque actualmente el desarrollo y la presencia de la tecno-ciencia se manifiesta en casi todos los aspectos de la vida humana. Su importancia e injerencia, ¿casi vital?, en la vida de las personas repercute en muchos ámbitos. El hombre vive en ese mar tecnológico, lo que genera una relación inevitable con la tecno-ciencia. Tomando en consideración lo expuesto se puede emitir el siguiente juicio:  el hombre actual se encuentra por doquier con la tecnociencia. Por tanto se puede definir al hombre como un  homo hiper-tecnologizado. Si se me vale la expresión.


2. La configuración del Homo hiper-tecnologizado  
Aristóteles, San Agustín, Descartes, Hume, Kant, Comte, Heidegger, Martín Buber han hecho  antropología filosófica,   pero ninguno de esos  filósofos se esperaba que el hombre pudiera llegar a configurar un mundo del cual hoy todos somos partícipes, el de la ciencia y la tecnología. El siglo XXI es el tiempo que nos toca vivir pero sobre todo desde el cual filosofar.
Si se acepta que a partir de la ciencia y la tecnología  se configura un homo hipertecnologizado, se puede proseguir explicando el porqué llamarlo así.
El homo hipertecnologizado va a estar de un modo primordial en la reidad que se le presenta. Está entre las cosas del mundo, vive entre ellas, las siente, las capta como reales y es por eso que se puede decir  está <en> la realidad, que es ahora llamada ED. Y tiene que tomar una postura ante ellas, se hace cargo ante la realidad que se le   presenta. “Ejecutando acciones como agente, actor y autor de ellas, es como el hombre realiza su vida personal”[13]. Es así como el homo hiper-tecnologizado está implantado en la realidad de la ED, donde las tecnologías son el diario vivir. El homo-hipertecnologizado  está en la realidad y se enfrenta a ella ¿cómo? Encargándose de aquella con la facultad con que cuenta: la inteligencia sentiente. En ese encargarse configura su <suidad> de un modo peculiar, ya que la reidad a la que se enfrenta es la tecnologizada, lo que gesta una <suidad hipertecnologizada>.
Para aclarar el punto anterior es menester entra en otro tópico, el de la irrealidad. El hombre tiene la capacidad de forjar irrealidades. Y aunque parezca que la irrealidad no tiene importancia, aquí se le va a prestar atención a esto. Parece que por ser irrealidad no tiene injerencia en la vida del hombre, pero tiene más de la que aparenta. Se ha tomado la irrealidad como fantasía, como ficción, como inexistente y por lo tanto como tema que no tiene interés para la reflexión filosófica, cosa más errada.  “La ficción es posible como una construcción de cosas en el ámbito en que nos deja el momento de realidad físicamente real, en cierto modo suelto o libre del contenido específico con que cada caso se nos presenta[14]
Para Zubiri las irrealidades[15] que pueda forjar el hombre son parte importante en la realidad de la sustantividad humana, puesto que son un paso necesario para poder estar <en> la realidad. El hombre necesita, y así lo hace, la irrealidad para poder captar intelectivamente la realidad en que se encuentra. Hay que explicar detenidamente que es la irrealidad.
Se ha entendido que algo es irreal porque no existe. O algo es irreal porque carece de realidad, en ese sentido la irrealidad es una carencia, una falta. Un unicornio, un elefante blanco o una sirena, pueden ser ejemplos claros de ello. También se entiende como irreal algo que no es físico, lo cual es un error. Los números, las teorías, las matemáticas, son un ejemplo paradójico, ya que si bien son aceptados como universales no se puede decir que sean falsos por no tener constitución física, material. Entonces, ¿qué es lo irreal?
Para Zubiri el tema es de mucho interés y le pone especial cuidado. Responde: dejar en franquía a la realidad en punto de su contenido “no se irrealiza el carácter de lo real. Irrealizar no es dejar de ser o de no ser, sino dejar en franquía a la realidad en punto a su contenido: ése es formalmente el proceso de la irrealización”[16] Dice que: “la irrealidad se puede presentar al hombre en formas distintas”[17]. Principalmente en tres: espectro, ficción e idea.

1. El espectro. La realidad no se manifiesta en las propiedades que le competen de suyo, sino que se proyecta en otras, que no le afectan, y por consiguiente podemos decir que la envuelven, pero sin ser ella misma. La realidad está dentro del hueco de lo aparente. Es justamente la irrealización y en ella la oquedad de lo real.
2. En la ficción la realidad queda destituida de todas sus notas y se obtiene así, en la realidad en cuanto tal, el carácter de realidad como algo inagotable, que permite naturalmente alojar no sólo las cosas concretas que, efectivamente, son reales, sino aquellas que construye el hombre libremente.
3. En la idea la realidad queda abstractivamente delimitada según sus notas, que se elevan a visión exacta y definida.[18]

Pero la irrealidad no es algo que se presente por sí sola sino sobre una irrealización. Los tres tipos anteriores son irrealizaciones.

Ninguna irrealidad reposa sobre sí misma, sino que es resultado de un proceso de irrealización. En cambio, la realidad sí que reposa sobre sí misma. Ésta es la diferencia fundamental. Toda irrealización se apoya, pues, en una realidad.[19]

Solamente la realidad puede reposar sobre sí misma. La irrealidad no. La irrealidad no es tampoco algo que sea por sí solo, es un resultado de una irrealización que está apoyada en la realidad. ¿Por qué pasa eso? Porque es una necesidad del hombre, es decir, para poder estar en la realidad tiene que dar un <rodeo>, ir hacia una irrealidad y después hacerse cargo de la realidad en tanto que real. Eso es hacer su vida. Configurarla.
El hombre necesita forzosamente figurarse, es decir, forjar lo irreal precisamente para estar en la realidad; no solamente para comprenderla, sino para estar físicamente en la realidad, apoyarse en ella, para hacer su vida. Esta necesidad funcional hace que, justamente, lo irreal sea un intermediario, pero no entre las cosas y las ideas, sino justamente al revés, entre el puro estar en la realidad y las cosas concretas que están en la realidad.[20]
La tecno-ciencia configura al hombre. Una cita puede apoyar más esto:

De ahí que si el hombre tiene que apoyarse en estas cosas para poder hacer la figura de su ser, entonces el hombre, ante esas recurrencias, lo que tiene que hacer es <<figurarse>> cómo son las cosas. Justamente ahí está el momento de lo irreal pero, como quiera que sea, el hombre se figura. Y se figura en el sentido más medieval del vocablo. Se figura, porque tiene necesidad justamente de figurarse cómo son las cosas para poder apoyar su vida sobre ellas; pero, además, no solamente tiene necesidad de figurarse cómo son las cosas, sino de figurase en el sentido medieval del vocablo. <<Se>> figura, es decir, se autoconfigura. Figurarse es algo inexorable para ir fluentemente a las cosas, apoyándonos en ellas para hacer mi propio yo.[21]
¿Cómo? En el modo de la irrealización de la idea y ese precisamente de esa manera como también va configurando su <suidad>.

El hombre vive, siente e intelige sentientemente[22] la nueva reidad que se le presenta. A eso se le puede agregar que el hombre se enfrenta con esa reidad de un modo muy particular, como realidades en tanto que reales y es así que a eso se puede llamar habitud.[23] La habitud primordial es aquella que se da en modo de impresión de realidades, es decir, la inteligencia sentiente[24]. De esta forma el hombre se enfrenta con la realidad; pero no solamente eso sino que es <su> realidad y con ello llega un modo particular de <autoposesión> que configura su realidad. Es una actualización de <su> realidad y la convierte en una realidad propia lo que es <suidad>, es decir, se cae en cuenta de que hay una realidad pero ahora esa realidad es personal <suya, suidad> con lo que la realidad queda formalmente impresa de un modo particular, en un Yo. Esta realidad soy yo. Es así que en la realidad tecnologizada el hombre hiperctenologizado no sólo se configura como sustantividad humana sino también a su suidad.

Como se viene explicando, el hombre está rodeado por un aluvión de tecno-ciencia en todas sus variantes, ello configura su vida misma. Cambiando un poco la frase de Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo” en el presente que se vive quedaría “yo soy yo, hipertecnologizado, y mi circunstancia tecno-científica”. La ciencia y la tecnología han dado un gran avance a la conformación del hombre así como de la sociedad. Gracias a ello las personas viven más, se cuenta con hospitales que pueden atender casi cualquier enfermedad con pastillas o tratamientos novedosos, productos de la ciencia y la tecnología, por lo cual la mayoría de las personas están de acuerdo en que es benefactora para la vida humana. Eso no está en tela de juicio aquí, porque está bien claro que sin aquellos avances la sociedad en que nos desarrollamos no podría existir.
A lo que dirijo la mirada específicamente es cómo aquella tecno-ciencia está configurando al hombre. Y lo de configurando ya se explicó también. Es ella la que me preocupa.  El homo hipertecnologizado se encuentra viviendo en la reidad tecnologizada, que ahora se llama época digital.

El preguntar sobre la realidad del hombre es una preocupación personal muy fuerte. Aquí quisiera recuperar a dos filósofos que no están alejados de nuestro tiempo y que se preguntan  de otra manera por la realidad que nos toca vivir:

Por eso estos años en que vivimos, los más intensamente técnicos que ha habido en la historia humana, son lo más vacíos[25]

Asistimos a un cansancio cultural en lo que concierne al interrogarse sobre la realidad. Sociológicamente no interesa ningún planteamiento metafísico. Lo que mueve es el éxito más inmediato posible, la eficacia, el bienestar, el pasarlo bien, la satisfacción inmediata del tener, acaparar, poseer y dominar. Poco importa el ser, la realidad y la verdad[26]

Para terminar quiero preguntar ¿sirve de algo seguir filosofando? ¿Tiene algo que aportar la actividad filosófica o es que ciertamente está en el crepúsculo del pensamiento?
“El filósofo, indudablemente, se dedica a pensar, pero no se dedica a pensar un pensamiento inane, estéril, lanzado al vacío de lo fabuloso o de lo juguetonamente especulativo. El filósofo se dedica a pensar un pensamiento en acción”[27]
Xavier Zubiri afirma:

La filosofía nace de la extrañeza, comienza con ver claro en la extrañeza; pero no es plenamente filosofía más que con la madurez de la θεωρία. La dificultad de la filosofía está en poder permanecer en esa interna violencia por la que nos acostumbramos a mirar a las cosas mirando al horizonte total de todo. Por eso decía Aristóteles que la filosofía es έξις, habito; παθος; pathos lo llamaba Platón, pero un pathos que no tiene nada de patético. El hábito de que Aristóteles nos habla no es una simple costumbre: es una de esas disposiciones radicales humanas que no busca nada distinto de sí misma. Por eso, la teoría, θεωρια, es una práctica, πράξις, esto es, una acción que no busca nada sino a la acción misma. El filósofo ve θεωρίας ένεχα, por ver. El filósofo existe en esta actitud: no se limita a alumbrarla. Por eso, su teoría es un βίος θεώϱητιχος, una existencia teorética.[28]
 Es la actividad filosófica la pertinente para pensar la situación del presente sea desde los temas políticos, sociales, culturales o del conocimiento, ya que desde esa trinchera se puede, como siempre se ha buscado, encontrar respuestas a las grandes interrogantes que la humanidad se ha planteado desde los inicios de los tiempos ¡en aquella lejana y oscura edad sin teléfonos inteligentes!, puesto que por su carácter de inquisidora, buscadora, amante de la verdad, del conocimiento, la filosofía se ha plantado radicalmente tanto en la sociedad como en el individuo, siendo sus resultados prolíficos. Y en este caso no puede ser la excepción, que la filosofía sea una espectadora, ya que no está en ella el germen de la pereza mental.












Bibliografía
·       Hernanz Moral, José Antonio, (2012), Guía de orientación en el presente. Hitos para la comprensión de la tecnociencia en la sociedad del conocimiento, México.
·       Zubiri, Xavier, (2006), El Hombre y Dios,  España,  Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier, (2006), Inteligencia y realidad,  España,  Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier (1994),  El Hombre lo Real y lo Irreal, España, Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier (1986),  Sobre el hombre, España, Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·       Zubiri, Xavier (2002),  Sobre el problema de la filosofía, España, Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España.
·        
·       Zubiri, Xavier, (1995), Los problemas fundamentales de la metafísica occidental, España, Alianza- fundación Xavier Zubiri, España.
·       Conill, Jesús (2010), El crepúsculo de la metafísica, Taurus. España.
·       Gay, Aquiles en “La ciencia, la técnica y la tecnología” tomado de Tecno Red Educativa http://www.frrg.utn.edu.ar/
·       Ortega, José, (1977)  Meditación de la técnica, El arquero.
·       Gran Diccionario Enciclopédico Visual ( 1993). Edimusa.









Para citar los libros de Zubiri se usa el siguiente sistema de siglas:

·       Zubiri, Xavier, (2006), El Hombre y Dios (HD)
·       Zubiri, Xavier, (2006), Inteligencia y realidad (IR)
·       Zubiri, Xavier (1994),  El Hombre lo Real y lo Irreal (HRI)
·       Zubiri, Xavier (1986),  Sobre el hombre (SH)
·       Zubiri, Xavier (2002),  Sobre el problema de la filosofía (SPF)
·       Zubiri, Xavier, (1995), Los problemas fundamentales de la metafísica occidental ( SPFM)





[1] Zubiri, IR, pág., 57.
[2] Formalidad se va entender como quedar. El quedar no es acción.
[3] Zubiri, IR.,  194.
[4] Ibid., pág., 35.
[5] Ibid., pág., 251.
[6] Ibid., pág., 84.
[7] Zubiri, SH, pág., 55.
[8] Gran Diccionario Enciclopédico Visual, 1993, pág., 271.
[9] Ibid., pág., 1158.
[10] Para escudriñar más en el tema el artículo “Ciencia y filosofía” de Diego Gracia es muy clarificador no sólo porque retoma la difícil relación entre ciencia y filosofía, sino porque explica la postura de Zubiri ante esos dos tópicos.
[11] Ortega, Meditación de la técnica, pág., 106-107
[12] Gay, Aquiles en “La ciencia, la técnica y la tecnología” tomado de Tecno Red Educativa http://www.frrg.utn.edu.ar/

[13] Zubiri, SH, pág., 64-65
[14] Zubiri, HRI, pág., 30.
[15] Espectro, idea y ficción.
[16] Zubiri, HRI, pág., 62.
[17]  Ibid., pág., 15.
[18] Ibid., pág., 61.
[19] Ibid., pág., 61.

[20] Ibid., pág., 129.
[21] Ibid., pág., 125.
[22] Zubiri, HD, pág., 39.
[23] Habitud: es el modo de habérselas con las cosas de todo viviente, básicamente es enfrentamiento con las cosas reales.
[24] Inteligencia sentiente:  El sentir es en sí mismo un modo de inteligir, y el inteligir  es en sí mismo un modo de sentir. La realidad es aprehendida , pues, en impresión de realidad. Es la inteligencia sentiente.
[25] Ortega y Gasset, Meditación de la técnica, pág.,103.
[26] Conill, Jesús, El crepúsculo de la metafísica, pág., 12.
[27] Hernanz Moral, José Antonio, Guía de orientación en el presente. Hitos para la comprensión de la tecnociencia en la sociedad del conocimiento, pág., 31. 
[28] Zubiri, SPF, pág.,  22. 

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