jueves, 13 de octubre de 2011

La pobreza La problemática social en los albores de la segunda década del siglo XXI

Víctor Manuel Vásquez Gándara Con el objeto de ofrecer una ponencia respecto a cuáles pudiesen ser “Los fines de la educación en los albores de la segunda década del siglo XXI”, en este ensayo se expone de forma sucinta una visión de la pobreza como parte de la problemática social actual (2011), dirigida a pequeños grupos docentes, investigadores y autoridades educativas, con quienes a través de la práctica docente y las páginas de tlanestli existe comunicación. La ponencia aspira también a despertar el interés de los lectores y provocar la comunicación: acordar o discordar sobre el tema y quizá unidos por una preocupación común, determinar el rumbo a seguir desde estos entornos. Los fines de la educación deben estar encaminados a mejorar las condiciones de vida del individuo en los diferentes aspectos que la integran, en consecuencia, vinculados a la problemática social, sobresaliendo la pobreza entre los padecimientos de la ciudadanía, definida ésta por la Real Academia Española como “Escaso haber de la gente pobre”. La pobreza no es situación privativa de nuestro país y está presente en el escenario prevaleciente de diferentes estados. Las Naciones Unidas (ONU) en su Asamblea general celebrada el 31 de marzo de 1993, declararon el 17 de octubre como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza Dentro de esa contextualización, el profesor de la Maestría en Administración de la Universidad Autónoma de Guadalajara, Enrique Lazcano Espinoza , autor del libro: "Introducción a los problemas sociales de México. Visión Sintética", asegura en su investigación que la globalización y la continua pobreza, son los dos problemas que destacan en la actual sociedad. Organismos internacionales, como el Banco Mundial , han señalado respecto a la pobreza que: “En 2002, la mitad de la población de México vive en la pobreza y una quinta parte en pobreza extrema” Sobre el mismo tema, Conny Lotze del Fondo Monetario Internacional entrevistó a Nora Lustig –rectora por cuatro años de la Universidad de las Américas-, economista del desarrollo y partidaria inveterada de combatir la pobreza con políticas sociales, quien expresó que: “La reducción de la pobreza ocupa ahora el lugar más destacado de la agenda económica mundial. Según Lustig, hace apenas 15 años el tema no se tocaba ni siquiera tangencialmente en las cumbres del Grupo de los Siete. Ahora, la cúpula económica mundial analiza con vivo interés formas innovadoras de ayudar a los pobres, abordando temas muy familiares, como la inversión en el desarrollo de la primera infancia, la educación de la mujer y el fomento de las microfinanzas.” El incremento de la pobreza en México fue señalado también por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el capítulo I de su informe Panorama Social América Latina 2010, Pobreza, desigualdad y cliclos de vida. En el apartado “El Origen de la pobreza en Veracruz”, del libro La Economía Veracruzana, Retrovisión y Realidades, Hilario Barcelata Chávez, Doctor en Finanzas Públicas y docente en la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, entre otras actividades curriculares, asegura que: “En Veracruz, hay un rezago social que se evidencia al menos en tres aspectos centrales: a) Una profunda pobreza; b) una excesiva concentración del ingreso y la riqueza y; c) bajísimos niveles de consumo.” En el discurso de presentación del Nuevo proyecto de nación, Andrés Manuel López Obrador expresa, entre otros aspectos, lo siguiente: “Como es obvio, esta concentración desmedida de poder económico y político ha provocado el empobrecimiento del pueblo, la ruptura del pacto social…” Otro elemento importante lo constituye el comentario de Helí Herrera Hernández en su artículo sobre la pobreza, publicado en la Sección Editorial de Diario de Xalapa, en el cual menciona: “…más de 64 millones de pobres, o los más de 17 millones de miserables que hay en México…” Duarte de Ochoa, Gobernador de Veracruz, afirmó en el discurso de presentación del programa Adelante: “…el combate a la pobreza es una tarea compartida, en la que el reto es elevar productivamente el nivel de vida de los veracruzanos. “Nadie hará por nosotros lo que no estemos dispuestos a hacer nosotros mismos. Hagamos lo que nos corresponde y más…” El reconocimiento de la pobreza como uno de los males sociales se aprecia en la escasa información recogida hasta aquí, y baste de sustento de la premisa inicial relativa a definir de los fines de la educación. Si bien es cierta la aceptación y reconocimiento de la pobreza como un problema social –expuesto en los diversos ámbitos-, también lo es su antigüedad e incremento de generación en generación, interpretándose quizá que la educación no ha funcionado como uno de los canales de solución, a pesar de haber evolucionado en sus objetivos, plasmados en la Carta Magna, como política de Estado. En consecuencia, no es suficiente, aunque sí necesario, comprender, entender, compadecerse, desde el ámbito educativo y social de la génesis de la pobreza, menos aún será válido acostumbrarse a esa cotidianeidad. Cuestionarse sobre cuáles son las necesidades de ese gran conglomerado que integra la gente pobre en esta era de la tecnología, de la información y comunicación, del conocimiento, y qué alternativas de solución puede ofrecérseles, es el desafío latente. El origen de la pobreza está, entre otras causas, en la ignorancia. Por la ignorancia se es víctima del engaño, del abuso, de la arbitrariedad, de la injusticia. La educación implica formación en conocimiento pero también en valores. En contraposición a este principio fundamental, un mayor conocimiento académico ha propiciado proporcionalmente inverso, menor solidaridad social, tanto entre países altamente desarrollados como entre los individuos: amplias brechas en la desigualdad son las consecuencias. Es inaudito, inconcebible, el que haya una idea de que la educación debe satisfacer la necesidad de miembros de comunidades desvalidas –indígenas en su mayoría y cinturones de miseria en las grandes ciudades-con objeto de formarlos para servir “eficaz y eficientemente” a dueños de los grandes capitales, o para defender sus derechos no sólo laborales, sino los más elementales como es el caso de los derechos humanos: la problemática rebasa aulas. Utópicamente, esos no deberían ser los fines de la educación; en teoría, ello corresponde al ámbito del derecho y específicamente al Estado: velar por una equidad en la distribución de la riqueza y el respeto a las garantías individuales en su concepción más amplia. La educación tiene que aspirar a ir más allá. Formar individuos conscientes de una realidad injusta pero con posibilidades de cambio. Abatir la ignorancia es tarea complicada, debido a su presencia en los diversos estratos sociales, no únicamente en las clases económicamente más desprotegidas. Sin embargo, en éstas es más urgente. Se reconoce el esfuerzo y el avance en materia educativa. La alfabetización, por ejemplo, es prueba fehaciente. Aún existe analfabetismo, pero en menor grado, ahora está presente el analfabetismo funcional, pero eso es otro tema por discutir. A pesar de ello, alfabetizar es sólo el principio de esa gran empresa que constituye la educación. La tarea social, entre ellas la de la educación, conlleva no condolerse exclusivamente sino hacer suyo el problema, solidarizarse, formar en valores y conocimiento desde los sectores públicos y privados: los tres niveles de gobierno sin importar siglas partidistas; medios de comunicación e información; escuelas públicas y privadas, y; sociedad civil. Expuesta la situación sobre diferentes aspectos de la problemática surgen entre otras, las siguientes preguntas: ¿Ante el problema mundial de la pobreza qué debe hacer el Estado como autoridad reguladora? ¿En México la desigualdad económica es creciente. Es funcional el neoliberalismo como modelo económico? ¿Qué política educativa debe implementar el Estado mexicano para que la educación coadyuve en el abatimiento de la pobreza? ¿Cómo formar en valores ante la realidad social prevaleciente de injustica y ausencia de solidaridad? ¿Cuáles deben ser los fines de la educación para coadyuvar en el abatimiento de la pobreza?

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