jueves, 13 de octubre de 2011
Primeros Impresores en México Siglo XVI
Dante Octavio Hernández Guzmán*
En el siglo XVI, se toma como referencia que Juan Pablos originario de Brecia, Italia fue el primer impresor en México, por ende de América; por contrato establecido, desde 1536 hasta 1546 los libros aparecieron bajo el nombre de Cromberger y en 1548 se menciona por primera vez “En casa de Juan Pablos”, cláusula que usó hasta su muerte.
Juan Cromberger, trabajó primero en el taller de su padre y a partir de 1528 trabajo en su propio taller. Su padre al morir dejó una considerable herencia en la cual según Valton, tenía una hacienda en Yucatán “que en la mayor parte pertenecía a su yerno”. Juan murió, “según se deduce del acta de aceptación de herencia otorgada en Sevilla, por ante Pedro de Coronado, por su viuda, Brígida Maldonado e hijos, ocho días después”
De la primera etapa de la primera imprenta con denominación “en casa de Cromberger” se pueden mencionar las siguientes obras: Breve y más compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana que contiene las cosas necesarias de nuestra santa fe católica para el aprovechamiento de los indios naturales y salvación de sus ánimas, Manual de Adultos que se cree fue la primera obra impresa en México por las tres últimas páginas procedentes de la biblioteca Provisional de Toledo, España; este fue editado en diciembre de 1540 y mandado hacer por la junta eclesiástica de 1539.
Uno de los impresos más notables de Juan Pablos fue la “Relación del espantable terremoto que agora nuevamente ha acontecido en la ciudad de Guatemala” en 1541, el cual es considerado como un antecedente del periodismo en Nueva España. Los trabajos de Juan Pablos fueron pulcros y cuidados aunque los tipos no eran de muy buena calidad.
Juan Pablos (como mencionamos en párrafos anteriores) fue quien estableció la primera imprenta en México, con un oficial traído de España de nombre Gil Barbero, y un ayudante, estableciéndose en la llamada “Casa de las Campanas”, que se encontraba en lo que es la esquina de las actuales calles de Moneda y Lic. Primo Verdad, llegó a la Nueva España como representante de Juan Cromberger, un impresor de origen alemán radicado en Sevilla. Cromberger que había obtenido el privilegio y la merced de Carlos V de ser el único autorizado para imprimir y vender libros en estas tierras. El 12 de junio de 1539 Juan Pablos firmó un contrato , con Juan Cromberger para trabajar la imprenta, el cual establecía, entre otras cosas, que las ediciones salidas de las prensas establecidas en la Nueva España ostentarían la leyenda “en casa de Juan Cromberger” durante diez años, lo que explica la ausencia del nombre de Juan Pablos en sus primeras ediciones y, sólo hasta 1546, ya muerto Crombeger (1540), tras varias gestiones, estampa su nombre en los libros que edita. Concluido su contrato con Cromberger, Juan Pablos solicitó y obtuvo del Virrey de Mendoza el privilegio exclusivo para imprimir en la Nueva España.
Históricamente, corresponde a Juan Pablos el honor de ser el primer impresor de México y de América. Como menciona el investigador Olaguíbel: Débese, pues, reputar como primer impresor del Nuevo Mundo, á Juan Pablos de Brecia, cuyo verdadero nombre fue probablemente, Giovani Paoli. “(sic). …”Habiendo sida traída de España la primera imprenta que funcionó en México, era natural que nuestras primeras ediciones tuviesen mucha semejanza con las que en la misma época salían de las prensas de la Península; así en efecto; pero hay algunas que forman la admiración de los bibliófilos más exquisitos. Entre éstas debe considerarse el Misal impreso por Antonio de Espinosa -1561-1 vol. In folio, que tal vez sea el mejor trabajo tipográfico de México en el siglo XVI. Los Sres. D. Bernardo Couto, D. Fernando Ramírez y D. Joaquín García Iazbalceta, han elogiado mucho esta impresión.” (sic). …
Con la muerte de Juan Cromberger la existencia del taller se debilitó, ya que sus herederos no proporcionaban papel, tinta y otros requerimientos, como lo estipulaba el contrato; sin embargo, Juan Pablos, lograr refortalecerlo y mejorar la calidad de las ediciones, para lo cual no sólo compró nuevos materiales, sino que contrató a tres oficiales y un ayudante: Tomé Rico como tirador o prensista, Juan Muñoz como componedor o cajista, Antonio Espinosa como fundidor y cortador de letras y Diego Montoya como auxiliar, los cuales se contratarían a partir de su desembarco en Veracruz, otorgándoles los costos de pasaje y alimentos para el viaje en el océano y una cabalgadura para su traslado a la Ciudad de México
Ha sido motivo de polémica entre bibliógrafos e historiadores, que sostienen que el impresor Esteban Martín, en 1536, imprimió en su pequeño taller La Escala Espiritual para llegar al cielo de San Juan Clímaco, traducido del latín al castellano por fray Juan de la Magdalena. Este libro, aseguran que fue el primero en América, por más que hasta la fecha nadie lo haya visto, y cuya impresión sitúan en 1536 . Pero nuevas investigaciones dan a conocer que el primer libro editado fue la Breve y más compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana que contiene las cosas necesarias de nuestra santa fe católica para el aprovechamiento de los indios naturales y salvación de sus ánimas, salida de las prensas de Juan Pablos en el año mismo en que comenzaba a funcionar su taller (1539). No se conoce ningún ejemplar, esta información se encuentra registrada por el historiador y cronista dominico Dávila Padilla, en un documento incluido enlas Cartas de Indias . El cronista e investigador don Manuel de Olaguíbel en su libro Impresiones Célebres y Libros raros menciona:
“Sabido es que el primer virrey de México, D. Antonio de Mendoza, trajo a nuestra patria la primera imprenta, que fue también la primera de todo el Nuevo mundo, habiéndose esto verificado el año de 1535” (sic)… “Lo que ignorábamos hasta hace muy poco tiempo, es el participio que tuvo el Sr. Zumárraga en la introducción de la imprenta, en lo que antes se llamó Nueva España”. …”Sabido es, por el testimonio de Dávila Padilla, Alonso Fernandez y Gonzalez Dávila, que el primer libro impreso en México es la “Escala Espiritual” de San Juan Clímaco, traducida por Fr. Juan de Estrada, así como que Juan Pablos fue el primer impresor de la Nueva España.” (sic)…”El Sr. García Icazbalceta, después de citar á los anteriores cronistas, asigna á la “Escala” la fecha de 1536 ”. …”El Sr, Pellicer, en su excelente Biblioteca de traductores, nos da algunos datos sobre Fr. Juan de Estrada de la Magdalena, de los cuales tomaremos lo más importante advirtiendo que el mismo Pellicer cita a los cronistas ya nominados ”(sic)…”Fue nuestro traductor natural de Ciudad – Real de la Mancha é hijo de Alonso de Estrada, tesorero y gobernador de Nueva España. Estudió en España con los frailes dominicos, tomó el hábito de Santo Domingo en el convento de Tepetlaoztoc y profesó en México, tomando el nombre de Fr. Juan de la Magdalena. Aprendió con perfección el idioma mexicano, y fue vicario de Coyoacan y de otras casas de su Provincia. Se trasladó á España y murió en la Villa de Picon, de la cual era Señor su hermano Luis Alonso de Estrada. Hizo la traducción citada para los novicios, siéndolo él mismo.”(sic). .
El segundo impresor fue Antonio de Espinosa en el año de 1551, el cual fue contratado tres años por Juan Pablos quien integró tipos romanos y cursivos así como nuevos grabados de madera; estas innovaciones hicieron prosperar el negocio de Juan Pablos. Posteriormente en 1559 estableció su propio taller. Antonio Espinosa es considerado el mejor tipógrafo del siglo XVI . Menciona el Sr. Olaguíbel: “Antonio de Espinosa imprimió también el Vocabulario de Molina en 1555, y posteriormente en 1571. Esta última es la edición más conocida, aunque bastante rara.” (sic)…”Espinosa es el único impresor de México, en su época, que usara signo para sus ediciones. Consistía éste en una calavera de toro atravesada por un ancla; en la parte inferior las iniciales A E., y todo rodeado de esta leyenda:
Virus in infirmitate perficitur.”(sic)
En 1562 Pedro Ocharte, se casó con la hija de Juan Pablos y pasa a ser el tercer impresor mexicano que resultó ser un hábil comerciante el cual se asoció con Espinosa, aunque más tarde fue procesado, multado y desterrado, por la inquisición, por un grabado de la Virgen con una leyenda que no agradó a los inquisidores. Otro impresor fue Pedro Balli de origen francés quien llegó a México en 1569; le siguen Antonio Ricardo, Melchor y Luis Ocharte, Enrico Martínez, quines imprimieron no sólo libros religiosos sino que de de sus prensas salieron textos de medicina, leyes, música, libros de estudio para la Universidad y otros colegios a donde acudían estudiantes criollos .
Pedro Ocharte, era originario de Rouen, en Francia. Ocharte llegó a la ciudad de México en la Nueva España alrededor de 1549. Se casó con María de Figueroa, la hija –como ya se mencionó- de Juan Pablos y en 1563 se hizo cargo de la operación de prensa de su suegro. Su hijo Melchor Ocharte también fue impresor. Pedro murió alrededor de 1592
Los libros que se conocen fueron impresos por él, son: Psalterium Dhorale (1563), Doctrina Christiana breve compendio y por medio de un diálogo entre un maestro y un discípulo, sacada en lengua castellana y mexicana (1565) por Domingo de la Anunciación, Cartilla para enseñar a leer (1569), Arte de la lenga mexicana y castellana (1571) de Alonso de Molina, Doctrina Christiana en lengua guasteca (1571) de Juan de la Cruz, Arte en lenga zapoteca (1578) por Juan de Córdoba, Coloquios de la Paz y tranquilidad Christiana en lengua mexicana (1582), Diálogos militares (1583) por Diego García de Palacio, Salterio, Sanctorale Psalmis Antiphonarium Cum & Hymnis (1584), Nauthica instrucion (1587) por Diego García de Palacio, Problemas y secretos maravillosos de las Indias (1591) de Juan de Cárdenas, Tractado breve de mediciana y de todas las enfermedades (1592) de Agustín Farfán.
Un caso especial como impresor lo fue Enrico Martínez, cuyo nombre fue castellanizado de Heinrich Martin de Hamburgo, Alemania, nacido entre 1550 y 1560, es considerado, dentro de la historia de la ciencia mexicana, como el primer científico representativo de la multidisciplinariedad. Desarrolló diversas actividades científicas como: el cargo de cosmógrafo real, ingeniero hidráulico, cartógrafo e impresor –está última actividad es la que nos lleva a desarrollar su biografía-. Autor de una de las primeras obras impresas en la Ciudad de México a principios del XVII, 1606, en la que se combinan la Astrología y la Medicina, el Repertorio de los Tiempos e Historia Natural de Nueva España. Es tan profundo en sus análisis socio-geográficos, históricos y antopológicos que en su principal obra, Enrico Martínez trata de diferentes temas que incluyen interesantes descripciones geográficas y antropológicas de la naturaleza y pobladores de la Nueva España. El aspecto fundamental del libro es la consideración del aspecto astrológico, contiene numerosos lunarios, arreglados al meridiano de México para los años de 1586 a 1604. Estos lunarios estaban enfocados a la agricultura, navegación y aspectos metereológicos, constituyeron en su época la novedad científica de carácter de divulgación y sus autores lograban con su elaboración, buenas ganancias pecuniarias. Además de su obra científica, Martínez se desempeñó como uno de los primeros técnicos de la Nueva España, muy especialmente por su importante participación en las obras del desague de la Ciudad de México. Fue director técnico y científico de dicha obra durante varios años, su actuación se inició en 1607 y concluyó hasta poco antes de su muerte en 1635. El desempeño de su trabajo técnico se vio continuamente sometido a numerosas dificultades y sobresaltos, intrigas y envidias, aspectos que le llevaron a la murte. A la obra cartográfica de Enrico Martínez se debe el conocimiento de 32 mapas de la costa occidental del Pacífico mexicano, desde Acapulco hasta el Cabo Mendocino en la Alta California. Los mapas proceden de las observaciones de la expedición de Sebastián Vizcaíno. Se le atribuye tambien, pero sin absoluta seguridad, un mapa de la expedición de Juan de Oñate el Nuevo México.
Por otra parte, debemos asentar que en el desarrollo y evolución de la imprenta, la Iglesia jugó un papel muy importante y a la vez contradictorio pues mientras a través de la Inquisición se prohibía la circulación de determinadas obras, obispos y misionereos promovían la introducción de la imprenta en el Nuevo Mundo y la edicion de libros para evangelizar a los indios, como biblias, misales y otros textos religiosos . Incluyendo la traída de documentos prohibidos de España a México, como el caso de los libros de caballería que no estaban permitidos introducir a la América Indiana. En este caso, los principales transportadores de libros eran los frailes por lo que encontramos que en el caso de los que habían hecho votos de pobreza (franciscanos) ya que escribe Silvia Salgado Ruelas:
“La celebración diaria de los oficios divinos y los votos de pobreza son dos de los pilares de la Orden (franciscana); sin embargo, la declaración del Papa Nicolás III sobre pobreza franciscana y la posibilicad de poseer algo, aclara que ciertos libros, como los breviarios, podía ser usados, más no poseídos, por los regulares, ya que servían al cumplimiento del rito: “porque dice la regla, que los clérigos hagan el oficio divino, del cual podrán haber Breviarios. De aquí se demuestra manifiestamente, que sus frayles habían de hacer uso del Breviario, o de los libros que fuesen convenientes al divino oficio”
A mediadios del siglo XVI, los franciscanos se congregaron en diversas ocasiones como respuesta al Concilio de Trento (Salgado Ruelas), donde establecieron sus normas que plasmaron en sus estatutos y constituciones, que da una idea de cómo manejaron los libros de liturgia en esa época.
Ya en el año de 1600, se efectúo otro capítulo general en Roma, en el Convento de Sancta María de Aracoeli, donde se revisaron los estatutos y se crearon y modificaron algunos, siendo uno de ellos el que a letra dice:
“Todos los frayles que pasan a las Indias, sean obligados a dar cuenta al Vice Comisario de las Indias, que residen en San Francisco de Sevilla, de todas las cosas que llevan para dar el servicio y culto divino (como ornamentos, imágines, libros escolásticos, y libros de coro” .
“En la colección Mexicana de la Biblioteca Nacional de México se conservan seis ejemplares de los estatutos generales de Barcelona que se reformaron en el Capítulo general intermedio de Toledo del año 1583, estos regulaban la vida conventual de la familaia franciscana cismontana, a la que estaban adscritos los frailes hispanos y los de las Indias Occidentales; fueron impresos en 1585 por Pedro Ocharte, en la Ciudad de México, lo que significa que es el impreso novohispano del siglo XVI con mayor número de copias que ahí se resguarda” .
También repartidos en la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional de Virreinato y la Catedral Metropolitana, se resguardan veinte códices corales que se copiaron e iluminaros por artesanos y artistas del libro en Sevilla. Está compuesta la colección poe catorce cantores catedralicios y seis libros conventuales elaborados a fines del siglo XVI y el inicio del XVII.
En la Biblioteca Novohispana del Archivo Municipal de Orizaba, también encontramos libros escolásticos traídos durante los primeros años de la colonia a México, algunos pasaron por varios conventos hasta llega al de San José de Gracia, de donde proceden la mayoría de los existentes en esta biblioteca (el más antiguo data de 1536).
Por todo lo expuesto anteriormente, se puede observar, los frailes que introdujeron a la Nueva España de todos los elementos litúrgicos, libros, ornamentos y obras de arte usados en el rito religioso, tenían que pasar por revisión y la mayor concentración se efectuaba en el Convento de San Francisco en Sevilla, lugar donde se hospedaban los frailes antes de partir a Ultramar y efectuaban el registro de todos los bienes que traerían a América . Por otra parte, encontramos como dice el Sr. Olaguíbel que el tipo de impresión en la Nueva España en el siglo XVI, fue de carácter religioso, según encontramos:
“La imprenta Mexicana en el siglo XVI, se ocupó principalmente de obras místicas, la mayor parte de teología catequística, escritas para la instrucción de los indios”. .
Otras razones poderosas para introducir la imprenta en el México fueron la necesidad de imprimir trabajos burocráticos de la colonia española así como impresos educacionales .
Estos acontecimientos ayudan, a entender y explicar el fenómeno de la imposición de los valores hispánicos sobre la población indígena y la transculturación europea, lo cual aclara el proceso formativo de la cultura en México.
Por lo antes expuesto vemos que la mayoría de los libros salidos de sus prensas fueron de carácter religioso; misales, doctrinas, confesionarios, graduales, sermonarios, catecismos y diccionarios en lenguas indígenas. Esto se debió a que la principal función de las instituciones religiosas novohispanas era el proceso de castellanización y con ello la creación de los vocabularios de Antonio Espinosa, las Ordenanzas del virrey Mendoza, los tratados de medicina de Pedro Ocharte, la Física speculatio de fray Alonso de la Veracruz, el Tratado de aritmética de Juan Díez, el Tratado de arte militar y náutica Antonio de Palacios, Fray Alonso de Molina fue autor del primer diccionario de una lengua de América, el Vocabulario de la lengua castellana y mexicana, editado en 1555. Este texto marca el comienzo de la lexicografía del Nuevo Mundo. En la misma década en 1553, inició sus cursos la Real y Pontificia Universidad de México, a su vez primera del continente, para la cual fueron impresos, a partir del año siguiente, 1554, los primeros libros universitarios americanos, mismos que poco más tarde fueron reimpresos y utilizados en universidades europeas. Los títulos editados durante el siglo XVI fueron verdaderas piedras militares en el conocimiento de lenguas vernáculas americanas y, también, instrumentos que facilitaron el intercambio de culturas en otros campos .
La inestabilidad de las grafias, fue una de las características de estos impresos del siglo XVI, otra fue el momento de fijación del idioma lo que revela la vacilación en el uso de la ortografía, variaciones reflejadas en la distinta grafia de una misma palabra en un mismo texto; el uso de arcaísmos Sant y san; mill y mil, de dobles consonantes Las Cassas, vacilación en el uso de la c por z, de b por v, castellanización de nombres propios, traducción de apellidos extranjeros: Ricciardi por Ricardo; Balli por Valli, Ocharte por Ochart .
Existía el monopolia en la labor tipográfica, concedido por privilegio a la “Casa de Juan Cromberger” que operaba en la Nueva España, el cual comenzó a debilitarse cuando el propio Juan Pablos compró el taller en 1550, y consiguió de las autoridades virreinales se le extendiera esta concesión, y concluyó cuando Antonio de Espinosa obtuvo una cédua real, firmada en Valladolid el 7 de septiembre de 1558. La cédula fue presentada en México el 3 de agosto de 1559 y obedecida, así como otras dos cédulas reales en las cuales Espinosa se favorecía con la libertad de ejercer oficios y cargos de acuerdo a la calidad de su persona así como de tierras para labranza y para la fabricación de su casa . Hecho importante para la historia de las artes gráficas en México, ya que aseguró la libertad de trabajo a los impresores y favoreció la proliferación de imprentas.
El papel utilizado en la confección de los libros se importaba de Europa; mas las dificultades de aprovisionamiento provocaron el establecimiento de molinos de papel en México. Se tienen noticias de que Juan Cornejo y Hernán Sánchez de Muñón fundaron la primera fabrica en 1575 (no debemos olvidar que fr. Juan de Zumárraga había solicitado al rey la cédula de autorización para tener un molina de papel en 1533 y se supone que existió aunque no hay datos en donde se puso), así como de la existencia de la fábrica de Culhuacán, y para que tener una producción aceptable, utilizaron materiales del que usaban los indígenas en sus códices y telas, para su elaboración .
Los tamaños de los libros fueron los comunes de folio, cuarto y octavo españos; rara vez se encuentran mayores. Los caracteres góticos se usaron en las primeras ediciones. Incluso se usaron textos únicos en hoja de tela preferentemente en seda.
El texto se presentaba a veces a dos columnas, especialmente en las obras bilingues o a plena página. Frecuentemente se encontraba en un mismo libro la combinación de distintos tipo de caracteres. Suelen utilizarse iniciales historiadas enmarcadas en un cuadrado y también pequeños grabaditos accesorios cuyo uso era frecuente en los textos destinados a los indígenas por el interés y atracción que ejercían sobre ellos. Posteriormente se alternaron caracteres góticos con los romanos y cursivos que se introdujeron con Espinosa en 1554, cuando éste aún trabajaba para Juan Pablos como fundidor y cortador de letras; cabe señalar que Espinosa es considerado como el mejor impresor del siglo y que fue el único que usó escudo o marca de editor en sus impresos. La impresión se hizo por lo general en tinta negra y ocasionalmente se hicieron impresiones a dos tintas; bellos ejemplos de esta última técnica son el Misal romano, de 1561 y el Gradual dominical, editado por Espinosa . Con relación al número de ediciones del siglo XVI menciona Olaguíbel:
“El número de ediciones hechas en el siglo XVI, es relativamente reducido, pues según los apuntes del Sr. García, llega sólo al número de 94, á pesar de que durante ese tiempo, había ya siete impresores en la ciudad (México), que, siguiendo el órden de la época enque trabajaron, son los siguientes: Juan Cromberger, Juan Pablos, Antonio Espinosa, Pedro Ocharte, Pedro Balli, Antonio Ricardos y Melchor Ocharte”(sic). .
*Autor del libro:
La prensa y los libros de la colonia y su influencia en la cultura de Orizaba.
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