miércoles, 28 de abril de 2021

Lo que empieza termina

 


Gilberto Nieto Aguilar

Por momentos parece que el SARS-CoV2 pierde vigencia como asunto político-económico-social-biológico. O al menos aparenta lo que quisiéramos: que está en retirada, en disminución o ha perdido parte de su capacidad de contagio. En otros países las noticias no son buenas. El vaivén que le dan algunos gobiernos provoca desconcierto, pero finalmente ha sido un virus políticamente muy oportuno, pues apareció en medio de graves críticas y protestas de diversas sociedades cansadas del estatus político y social que vivían.

Como muy bien lo dicen Roberto González, Lucía Rivera y Marcelino Guerra: “La pandemia aplanó una onda de resistencias diversas, complejas y extendidas en todo el mundo. La lucha de clases pareció suspenderse. Las banderas se guardaron. Las feministas entregaron los edificios. Los obreros postergaron sus demandas. Los ecologistas aplacaron sus denuncias. Los jóvenes se replegaron. Las calles se vaciaron. Todas a casa. Todos en casa. Hasta nuevo aviso.” (¡Seamos virus! Covid-19 y la urgencia de lo común, Ed. Fray Bartolomé de Las Casas, A.C., México, 2020).

La economía, la relación social y la salud sufrieron fuertes sacudidas. No así la política, que encontró espacios para acomodarse y aprovechar a su favor los vacíos que se produjeron. Entre la población, los “changarros” de la calle y las esquinas prosperaron. Quebraron muchos que se veían prósperos y hasta elegantes, pero que dependían de sus propias fuerzas. Las grandes empresas nacionales e internacionales han tenido la oportunidad de ganar lo que han querido.

Muchas familias y gran parte de la sociedad sufrieron de diferentes formas. El aislamiento afectó a las parejas pero, también por separado, al hombre, a la mujer, a los menores. El trabajo en casa, para los que pudieron, se convirtió en una actividad que desarrolló nuevas habilidades. Algunos alternaron dos o tres días de oficina y el resto en casa.

La creatividad permitió que desde el Internet se desarrollaran muchas actividades lucrativas, desde la venta de productos y servicios, la presentación novedosa de diversas oportunidades, hasta las estafas y los fraudes. Muchos otros se quedaron sin empleo al colapsar su fuente de trabajo. Los que se autoemplean, los que producen al día para comer, son los que más han sufrido.  

La vacuna se está aplicando. Con grandes odios, las elecciones están en marcha. Mucha gente transita por las calles sin precauciones (esto siempre ha ocurrido). Los contagiados prefieren curarse en casa que ir a un hospital (las cifras se extravían). El gobierno no quiere reportar más contagios y muchos menos más fallecimientos. Confundimos el estado actual de las cosas… No es que lo que empezó haya terminado: es que nosotros nos hemos perdido.

Hace apenas unos días el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, informó que “se necesitaron 9 meses para llegar a un millón de muertes, 4 meses para llegar a dos millones y 3 meses para llegar a tres millones”. ¿Entonces qué pasará en los siguientes dos meses? Señaló, además, que “las infecciones y hospitalizaciones entre personas de 25 a 59 años están aumentando a un ritmo alarmante”. Así que esto no ha terminado aún. No es el tiempo y no sabemos cuándo y cómo será el final.

gnietoa@hotmail.com

lunes, 12 de abril de 2021

La inspiración sentimental de José Luis Melgarejo Vivanco

 



Raúl Hernández Viveros

 

 

El Departamento de Arqueología, creado el 15 de mayo de 1943 por el gobierno del estado de Veracruz, fue dirigido por José García Payón. En 1950 se forma el Departamento de Antropología, dependiente de la Dirección General de Educación. Ha de recordarse que en 1947 surge la oficina de Antropología del estado de Veracruz, y que años después las investigaciones arqueológicas, etnográficas, etnohistóricas y lingüísticas continuaron en el local de Zamora 41, hasta que el 19 de enero de 1959 el gobernador Antonio M. Quirasco entrega el edificio del Instituto de Antropología. En el lugar donado por los ejidatarios de San Bruno, se instala también el Museo de Antropología, recinto depositario de las magistrales piezas descubiertas y trasladadas por los propios investigadores.

El 10 de abril de 1954, dan inicio las actividades de la Facultad de Pedagogía; posteriormente, el 1° de febrero de 1956, las de la Facultad de Filosofía y Letras, y en marzo del mismo año inicia sus actividades la Facultad de Arquitectura. En 1957, invitado por José Luis Melgarejo Vivanco, llegaría a la recto- ría de la Universidad Veracruzana, Gonzalo Aguirre Beltrán. A partir de esta etapa, la vida cultural tendría importantes realizaciones y espacios en la capital veracruzana. Se reestructuró la labor editorial, con Sergio Galindo Márquez al frente de este relevante proyecto intelectual. Sin duda alguna, uno de los más importantes, si no el que más, a nivel de universidades hispanoamericanas. Fue como un renacimiento en todos los aspectos de la difusión cultural.

Con toda certeza, uno de los pilares más importantes de la Universidad Veracruzana fue el rector Gonzalo Aguirre Beltrán, quien, en enero de 1957, respaldó la creación del Instituto de Antropología, la Escuela de Antropología, la Escuela de Historia y la de Letras. También tocó a él, como rector, impulsar el proyecto editorial de la revista La Palabra y el Hombre que fue la piedra miliar de la Editorial de la UV, dando su respaldo para la creación de importantes colecciones y series de libros. Precisamente en las páginas del pri- mer número de La Palabra y el Hombre se puede consultar el Plan de Estudios de la Escuela de Antropología, propuesto por Alfonso Medellín Zenil.

Para adquirir el grado de maestro en las especialidades de Antropología Social, Arqueología y Lingüística, se ofrecieron en el primer semestre las materias de Historia Antigua de México I y II, a cargo de José Luis Melgarejo Vivanco; Ecología Humana, impartida por Gonzalo Aguirre Beltrán; Pre- historia, a cargo de Waltraud Hangert; Antropología Física, impartido por Santiago Genovés Tarazaga; Inglés Superior I y II, por Manuel Lima Flores. En el segundo semestre, José García Payón ofreció el curso de Arqueología General; Antropología Cultural, por Roberto Williams García, y Lingüística General, a cargo, sucesivamente, de Juan A. Hasler. A partir de 1957, la Escuela de Antropología estuvo a cargo de Alfonso Medellín Zenil, Carlo Antonio Castro, Waltraud Hangert, Arturo Monzón Estrada, Alfonso Gor- bea Soto, Félix Báez Jorge, Francisco Beverido Pereau, Francisco Córdoba Olivares, David López Cardeña, Jorge Luis Solano Uscanga, Sergio Vázquez Zárate, Francisco Javier Kuri Camacho y Félix Darío Báez Galván. La presentación del libro Totonacapan, de Melgarejo Vivanco, fue realizada en 1943 en Xalapa, durante el Congreso Mexicano de Historia que organizó su X Sesión de Mesas Redondas de Antropología e Historia Veracruzanas, entre el 22 y el 29 de julio. José Luis Melgarejo Vivanco dirigía entonces el que más tarde se llamaría Departamento de Antropología del estado. En 1950, el gobierno del estado publicaría el primer tomo de su Historia de Veracruz (Época prehispánica).

En plena efervescencia intelectual, José Luis Melgarejo Vivanco tuvo diversos cargos políticos a nivel estatal y federal. De alguna manera respondió a la propuesta que hace Octavio Paz en El laberinto de la soledad: A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El conocimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable transparente muralla: la de nuestra consciencia.

 Para Alfonso Medellín Zenil, la Escuela de Antropología significó: “La ingente necesidad de que el hombre tenga de sí mismo un conocimiento cada vez más amplio y preciso, y de que este conocimiento sea empleado para estructurar una obra integral y adecuadamente planeada que beneficie a los grupos humanos y sobre todo a los que padecen las peores condiciones económicas y culturales, impulsan a la Universidad Veracruzana a crear este nuevo centro de enseñanza superior” Facultad de Antropología. Materiales para su Historia, de G. Casimir y Á. Brizuela.

Tal es la importancia de esa escuela en la preparación de antropólogos, arqueólogos y lingüistas. La enorme visión académica de Gonzalo Aguirre Beltrán continúa vigente hasta el presente. David Ramírez Lavoignet escribió el prólogo al libro La enseñanza lancasteriana, de José Luis Melgarejo Vivanco; su lectura permite recuperar y conocer fragmentos biográficos de la trayectoria de este importante historiador veracruzano. El autor de Totonacapan reconoció que: “Habríamos querido redactar un trabajo frío; reconocemos el pecado de nuestra sangre nativa, justamente indignada frente a la tragedia inmisericorde que ha sufrido una raza portentosa, pero mientras la historia la escriban los hombres, la imparcialidad será muy relativa. Nosotros la buscamos ansiosos de la mayor serenidad y justicia, para cumplir el imperativo deber del investigador y ante la imparcialidad sacrificamos cuanto humanamente fue posible.”

En plena juventud, José Luis Melgarejo Vivanco escribió un puñado de canciones que siempre se dieron a conocer en recitales con la Orquesta Típica de la capital veracruzana. Una muestra de su inspiración corresponde a los versos de “Aquel rapaz”: “Trepaba por el abra; / terca, resueltamente. / Una nube se alejó presurosa; / pero el viento bajó de los picachos, /   jadeante, / y no supo qué hacer. Él seguía trepando por el abra. / Unos pedruscos rodaron sacudiendo el abismo. El río escupió con violencia…”

Roberto Williams García, que estudió en la Escuela Normal Veracruzana y conoció a José Luis Melgarejo Vivanco, Octaviano Corro y Carlos Cruz Palma, dejó anotado: “En 1943, el año del Congreso de Historia en Xalapa, el catedrático José Luis Melgarejo me invitó para que le acompañara en su viaje a la sierra de Soteapan. Mi hogar se encontraba en Coatzacoalcos de manera que el viaje sería por mi rumbo. Ya Melgarejo era famoso, pues en ese año, en septiembre, había presentado en el Congreso de Historia en Xalapa, su libro Totonacapan. Pasamos por Minatitlán, donde residía Octavio Corro, profesor destacado por haber fundado la Escuela Secundaria Minatitlán en el año de 1937.”

Sin duda alguna es aún notable la falta investigaciones que profundicen sobre los valiosos egresados de la Escuela Normal Veracruzana que asombraron en el espacio de la literatura nacional. Pero en este aspecto resulta trascendental la lectura de Historia de la Escuela Normal Veracruzana (1961) de Juan Zilli, y La creación literaria en Veracruz (1977) de Miguel Bustos Cerecedo. Entre los egresados, Edmundo H. Fentanes cultivó estampas costumbristas; Justino Sarmiento asombró a los críticos literarios con su novela Las perras; Francisco Rojas Tenorio, con sus significativas páginas sobre el paisaje; Atenógenes Pérez y Soto creó cuentos y sonetos; Adolfo Contreras se distinguió como poeta y estudioso de la métrica castellana; Ángel J. Hermida Ruiz, como historiador de la educación en Veracruz; Miguel Bustos Cerecedo dedicó una parte de su vida al estudio de las letras veracruzanas. La lista sería interminable pero los mencionados merecen el justo reconocimiento de haber señalado y acompañado el camino hacia la creación literaria de José Luis Melgarejo Vivanco, y en particular las lecciones de su maestro José Mancisidor.

 Fue director de la revista Didacta de la Escuela Normal Veracruzana. Como compositor, varias de sus canciones fueron populares, interpretadas por artistas de la época en varias partes de México; entre ellas se puede citar “Normalista” y “Adiós”. En 1942, ofreció a los lectores su colección de corridos Juan Pirulero; en la dedicatoria escribió: “A los héroes anónimos que luchan por librar a México de la esclavitud espiritual”. Lema que resulta actual por la desapego respecto del discurso institucional que imponía dogmáticos discursos triunfalistas, frente al lenguaje popular del México marginado en muchas partes del territorio nacional.

En 1944, apareció Jimbaña, donde José Luis Melgarejo Vivanco rindió sincero reconocimiento a su lugar de origen; él siempre decía que había nacido “en un lugar de la Mancha”, como ferviente admiración a Don Quijote, y porque siempre tuvo presentes sus recuerdos infantiles, impregnados por el paisaje veracruzano en la región de Palmas de Abajo, junto de la Laguna de La Mancha y muy cerca de Quiahuiztlan. En sus escritos frecuentemente reflexionó sobre la llegada de los conquistadores hispanos; destacó siempre nuestra riqueza arqueológica y cultural totonaca, entregándose a descifrar algunos de los misterios de la belleza de El Tajín. Su libro Metrópoli apareció con una viñeta de Ramón Alva de la Canal, en él se dedicada a describir aspectos notables de la ciudad de México. Asimismo dedicó canciones a lugares, calles y avenidas del centro histórico de la capital del país. Describió con sentimiento lírico sus recorridos por los alrededores naturales de Chapultepec. Entre sus canciones inspiradas por la capital mexicana, está “Alameda Central”: “La fuente dice una canción, tan limpia / como la risa de los niños. /  El sol juega en el agua / y en el prado los lirios. / De la verde arboleda un trino baja / y se queda prendido en una gota. /  Ella pregunta: / ¿dónde oí esta nota? Y nadie le contesta ni la pálida luna / ni la rosa escarlata. / Es tan fina la noche / como el alma de la vieja serenata.”

En 1964 José Luis Melgarejo Vivanco acababa de celebrar sus 50 años de vida, y un grupo de amigos y colegas festejaron su aniversario con la edición de su obra Vieja Rima, y después también recogieron: “Declaración de Amor a Veracruz”. Recuerdo algunos rasgos de su fisonomía. Era una persona de mediana estatura, moreno, de ojos oscuros, brillantes, demasiado vivos; a través de la mirada revisaba y analizaba todo lo interesante de la vida que estaba a su alrededor. Dialogaba mediante un lenguaje pausado y el estilo didáctico del profesor normalista, del docente que imparte el conocimiento, de una forma amena en búsqueda de la empatía y el deseo de aprender juntos el maestro y el discípulo sobre la realidad que nos rodea.

En aquellos años colaboró con la Revista Momento y publicó su conferencia Historia Antigua de Coatepec y La Provincia de Tzicoac, también Toponimia de los Municipios Veracruzanos. Dichas obras me fueron obsequiadas durante mis encuentros con él. No puedo olvidar que en alguna de las reuniones con Froylán Flores Cancela, cuando colaboraba con nuestro amigo periodista, recibí de sus manos En torno a la mexicanidad.

En otra ocasión, tuvo lugar en el Auditorio “Alberto Beltrán” la presentación de mi libro Memoria, pensamiento y escritura; una parte la dediqué a sus trabajos publicados en La Palabra y el Hombre. En las páginas de esta revista pueden consultarse algunos de ellos, los cuales contribuyeron al desarrollo de la cultura en Veracruz y México. Estas colaboraciones se plantearon como una empresa educativa, una tarea de vinculación en diversos aspectos de la investigación universitaria. Básicamente los servicios educativos para alcanzar los más elevados y universales valores del conocimiento. Desde esta perspectiva, me resultó interesante llevar a cabo un seguimiento del material bibliográfico de José Luis Melgarejo Vivanco. Sus trabajos y poemas evidencian el empeño de un autor involucrado en proyectar su existencia para dejarnos testimonio de su paso por Veracruz. Las fuentes de que disponen los investigadores de su obra están en su bibliografía directa, por ejemplo en el libro Los Jarochos anota que en Xalapa vivió en 1945, Paul Kirchhoff: “Fue grata convivencia devenida en fraternal amistad. En las interminables pláticas, una tarde arropada de neblina, brotó la pregunta: ¿Son los jarochos una realidad antropológica?, y a la contestación afirmativa se desataron las otras: ¿Podrían caracterizarse físicamente?, ¿hay en su habla elementos distintivos?, si además tiene su propia geografía, ¿se puede marcar esa unidad en un mapa? Y a los dibujos en la servilleta del café, siguió el trabajo intenso para delimitar el territorio jarocho. Concluido el primer esbozo, Kirchhoff volvió a la carga: ¿Y sus colindantes?”

Así, de pregunta en pregunta, se organizó la idea del mapa etnográfico de Veracruz. Los Jarochos apareció en 1979 publicado por la Editora de Gobierno del Estado de Veracruz. Al final de su Liminar, su autor apunta: “Este libro, tal vez el último de una vida en ofrenda del terruño, escrito fue con el mismo fervor de aquel Totonacapan, empedernido pecador de la técnica pero sin pedir ni dar cuartel en la defensa de su pueblo, y habrá de ser trillado parto de los montes o incitación a la censura. Si por esta brecha en la etnografía, mañana transitaran sus correctores, el ideal habría sido alcanzado; quede mientras en ofertorio rústico, aun cuando vivo, el estertor del sediento, con las pupilas alargadas hacia el azuzul del llano.”

En 1953, al conmemorarse el centenario del nacimiento de Rafael Delgado, se convocó a los concursos internacional e interior de literatura en la Escuela Secundaria y de Bachilleres de Xalapa. Aquel mismo año tomó posesión Ezequiel Couliño, como rector en lugar de su antecesor Arturo Llorente González, lo que permitió la edición de las Obras Completas de Rafael Delgado. La participación estudiantil tuvo los primeros lugares con los trabajos literarios de Edmundo Sánchez, María del Carmen Cristiani y Dionisio Pérez Jácome; las menciones de  Raúl Olivares  Vionet, Enrique Eguía, bajo el jurado calificador de José Luis Melgarejo Vivanco, Gabriel Garzón Cossa, Fernando García Barna, Adolfo Contreras y Guillermo MacKinley.

La Universidad Veracruzana le publicó en 1966 Calendarios de Cempoala. En 1970, Petróleos Mexicanos patrocinó la edición de Los lienzos de Tuxpam; en ese mismo año, Santiago Andrade dio a conocer la revista Joyel, de Antropología e Historia, con materiales valiosos: “La palabra creadora representada por el joyel del viento” de José Corona Núñez, “El tonalpohualli” de José Luis Melgarejo Vivanco, y “La misteriosa cultura olmeca” de Rafael Girar. David Ramírez Lavoignet, en la introducción a Relación de Misantla (Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras, 1962), menciona que: “José Luis Melgarejo Vivanco adquirió de la […] Universidad de Austin una copia fotostática de la misma [Relación de Misantla], acompañada del plano correspondiente”. Este material es revisado y comentado en las páginas del libro. En 1985, también David Ramírez Lavoignet destacó la participación de José Luis Melgarejo Vivanco para hacer posible que en 1945 Adolfo Ruiz Cortines impulsara la elaboración de la Historia de Veracruz, a cargo de Manuel B. Trens, misma que se concluyó en el gobierno de Ángel Carvajal. Roberto Williams García comenta que “En 1947 aparece el primer gordo volumen de Manuel B, Trens que corresponde a lo colonial y tiene 639 páginas y 105 ilustraciones. En Junio de 1950 viene el de la época prehispánica, grueso volumen de 547 páginas a cargo de Melgarejo Vivanco”.

En 1960, apareció en la colección Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, su Breve Historia de Veracruz, que fue reconocida como una investigación realizada en los archivos nacionales y estatales, desprendida de las exploraciones arqueológicas llevadas a cabo en las tres áreas trascendentales de Veracruz, la huasteca, la totonaca y la olmeca. Como se lo propuso su autor, constituye un panorama del acontecer histórico de los grupos huma- nos del estado de Veracruz, en un libro ameno de lectura fácil, sin notas de pie de página ni citas bibliográficas.

En 1947 Pedro Henríquez Ureña había publicado su Historia de la Cultura en la América Hispánica; esta obra sin citas de pie de página ni referencias bibliográficas le sirvió de modelo. Su Breve Historia de Veracruz resultó un resumen de publicaciones suyas anteriores. Con el profundo conocimiento que tenía de su tierra natal y su capacidad de síntesis, presenta ahí un panorama completo de los grupos humanos establecidos en el territorio veracruzano. Ofrece una historia del arte y la cultura, un análisis crítico del horizonte histórico, enfocando aspectos extraordinarios de las culturas prehispánicas que tuvieron su asentamiento a orillas del Golfo de México. Hasta nuestros días, sus trabajos de historia, antropología, arqueología y etnografía constituyen una amplia síntesis de las más relevantes fuentes bibliográficas.

Fue gran impulsor contemporáneo de los informes sobre el estudio de Quiahuiztlan, “Cerro de los Metates”. En 1950, en la revista Uni­Ver, José García Payón fue invitado por José Luis Melgarejo Vivanco a conocer ese sitio; después publicó sus investigaciones. De 1951 a 1953, Alfonso Medellín Zenil tuvo a su cargo la investigación con la ayuda de Manuel Torres Guzmán y Adán Oviedo, y apareció el libro del Instituto de Antropología: Cerámicas del Totonacapan, donde señaló: “Este libro intenta una síntesis de lo más importante que hemos podido conocer en la exploración del área totonaca del estado de Veracruz, a través de unos 10 años. Han sido registradas aproximadamente unas 500 zonas arqueo- lógicas que se localizan entre la cuenca del Papaloapan por el sur y de la costa a la zona frigo-serrana.”

 

En 1943 José Luis Melgarejo Vivanco encabezó un recorrido por Quiahuizt- lan, acompañado de Roberto Williams García y Alfonso Medellín Zenil, realizando allí varias fotografías. Roberto Williams García escribió: “En 1943 había ascendido hasta la punta del cerro en compañía del maestro Melgarejo y de Alfonso Medellín Zenil, quien seguramente en esta ocasión decidió su vocación al palpar, al imantarse de las tumbas prehispánicas que 17 años después describió en un capítulo de su libro Cerámicas del Totonacapan (1960, UV), donde puede abrevar quien quiera profundizar en torno a Quiahuiztlan. Hace varias décadas  el maestro Melgarejo nos había llevado a los terrenos de su entorno familiar, pues había nacido dentro del escenario de una historia singular descrita entre Cempoala y Quiahuiztlan.” El 17 de marzo de 1994, ese comentario de Roberto Williams García fue publicado, junto a una fotografía, en Punto y Aparte. En 2008, la Secretaría de Educación de Veracruz hizo la edición del libro Selección de ensayos y poemas. En sus páginas se recogió la segunda versión de mi investigación “Textos de José Luis Melgarejo Vivanco en La Palabra y el Hombre”. De su “En torno a la mexicanidad”, destaco: “porque jamás quedará integrado el todo si falta una de las partes, y entre lo mucho urgido de meditación, existen los conceptos de indígena, español, indiano, criollo, mestizo, referidos a hombres concretos de un territorio material, y no a invenciones flotando en los paraísos artificiales del idealismo”.

El Códice Vindobonensis fue revisado e interpretado por José Luis Melgarejo Vivanco, publicándose en 1980. La Palabra y el Hombre en cada aniversario de nuestra Universidad Veracruzana editaban números con- memorativos. En 1984 se incluyó el texto “En el fondo sellado de un plato”; en 1987 se publicó su reflexión “Honshu”. De manera permanente colaboró con aportaciones bibliográficas. El rector Salvador Valencia Car- mona propuso que la revista La Palabra y el Hombre volviera a salir con el formato original de su Primera Época, en tamaño medio oficio. Fue un reconocimiento al periodo cuando este órgano logró prestigio académico internacional. Desde un principio, Salvador Valencia Carmona sostuvo que debería, de nuevo, abrir sus páginas, esencialmente, a la divulgación de los resultados de las investigaciones del personal académico universitario.

Hay que insistir sobre este respaldo a los productos de investigación, porque en esta etapa La Palabra y el Hombre ofreció números monográficos. Por ejemplo, el coordinado por José Velasco Toro sobre Religión popular, identidad y etnociencia. En algunas entregas, Feliz Báez Jorge ofrecía adelantos de sus obras de próxima aparición. Participaron también con sus colaboraciones Gonzalo Aguirre Beltrán, José Luis Melgarejo Vivanco, Roberto Williams García, Carlo Antonio Castro, Francisco Beverido Pereau, Carmen Blázquez Domínguez, Soledad García Morales, Ricardo Corzo, Sergio Florescano Mayet, Abel Juárez Martínez, entre otros académicos que dieron a la luz pública parte de sus investigaciones.

Durante este periodo, Aureliano Hernández Palacios ofreció la edición de sus libros Testimonios de la Universidad Veracruzana y Las voces de los rectores. Por su parte, Salvador Valencia Carmona publicó su Manual de derecho constitucional general y comparado. José Luis Melgarejo Vivanco dio a conocer Raíces del municipio mexicano. Gilberto Bermúdez Gorrochotegui ofreció su investigación El mayorazgo de la Higuera. Se hizo un homenaje para Alfonso Medellín Zenil, al aparecer su investigación Nopiloa.

 

 

En la revista emblemática de la UV, ofreció sus poemas: “Lumumba” y “Prometeo”. En otro, dedicado a Xalapa, y titulado así, muestra su amor por la capital veracruzana. Hay en estos versos referencias casi etnográficas:  “…estoy debiéndote un poema / que tenga tu novicia blancura de azucena, / por más que andan rondando unos versos / con mi nombre y el dejo / de cuando era un chiquillo pilguanejo. / La gente de Naolinco / dice que te fundaron cuando dieron un brinco / y por aquí vinieron a caer. / Lo cierto es que tu jeroglífico y el sitio / marcan agua y arena con tesitura de mujer. / Tu mes- tiza calleja / es la vereda vieja / donde trotó el indígena cargando su huacal, / y porque don Hernando / dejó olvidado un potrillo / sin la cuenta de Bernal Díaz del Castillo / en las noches oímos un triste relinchar. / Cuando fuiste Xalapa de la Feria, / cambiaste tu liquidámbar / y la raíz de Tlanehuayocan / por canela y alcanfor, / o algunas baratijas que traían: / la f lota de ultramar/ y el filipino galeón. / Entre los mil y un cuartelazos / he leído tu nombre a la cabeza de un plan / que repercutió a la metrópoli / como en Manga de Clavo y Puente Nacional. / Cómo me habría gustado conocer / en la Venta del Len- cero, / a su Alteza Serenísima con su poema imperial a madame de la Barca con el barón / de Humbolt, o al archiduque liberal. / Si monseñor Pagaza se hubiera figurado / arcadiana zagalilla, / se habría casado contigo sin que le importaran sotana y coronilla / desde que la calandria que lleva en el pecho / don Rafael Delgado y el olímpico rayo / del vate Díaz Mirón / atronaron los ámbitos y la Normal / de Rébsamen / anduvo en sus barbechos / haciendo germinar la cimiente de la Revolución, / tú fuiste Atenas de Veracruz y Méxi- co / dormida en los laureles / como en una canción…

Como historiador, en La enseñanza lancasteriana (1975), reconoció que: “Se- guir a la tarea educativa en las páginas de la historiografía, es una opción tan obligada cuanto riesgosa, porque la historia escrita es una parte mínima de la historia vulgarmente degenerada en historiomanía y cháchara de copistas a más de que la historia se ha escrito para servir a un grupo dominante…”.

La revista Xalapa nació en 1953. En agosto de 1954 publicó su poema: “Bucólica”. De sus líneas finales: “Pradera xalapeña, te venero tendiéndome a la sombra de tu encina frente a un libro de versos. Más divina conjunción no imagino, y me disuelvo entero en la fragancia de tu suelo fértil y en el piadoso manto de tu cielo.”

En el número 115 de la misma publicación, Adolfo Contreras reseñó un opúsculo literario de José Luis Melgarejo; señala: “Carece de prólogo este ramillete de versos. No lo presenta nadie. Se presenta solo, haciendo honor a la idiosincrasia del poeta quien ha sido siempre –cual jinete solitario– un tipo agrario amante de las campiñas veracruzanas ‘Del Trueno Viejo’, de la salmodia de los mares, de los encajes de las olas, del céfiro blando; y emotivo cantor de las miserias del campesino y del acervo dolor de nuestra raza preterida, la cual tan sólo nos ha dejado huellas que sigue la ansiedad antropológica de los investigadores.

La revista Nóema, número 34, mayo 1962, que dirigía Aristeo Rivas Andrade, ofreció los versos de “Mahabharata”, casi líneas infantiles que describieron ensoñaciones: “Se fueron las hadas / con su cantinela / los cuentos pasaron / y murió el poema.” En “Parva”, se añoró el tiempo vivido: “Para pintar el arcoíris, / ¿el sol tiene crayolas? / Hija, / las tiene todas.” En el “Cuento”, la brevedad de sus versos destacan estas líneas: “La blanca espuma, en ansia de infinito, / siguió volando y garza se volvió; / la luna, sorprendida, no sabía / si la higuera, por fin tuvo su flor”.

Jorge Luis Borges afirmó: “Puede que yo aceptara aquellos libros porque los acogí como poesía, como sugerencia o insinuación, a través de la música de la poesía, y no con razonamientos”, en su discurso sobre “La metáfora”. El ritmo en los versos de José Luis Melgarejo Vivanco señala la presencia y la dimensión del paisaje veracruzano. La nostalgia por su lugar de origen y los recorridos hacia las profundidades del habla popular y vital de la gente que lo acompañó desde su infancia hasta la enriquecedora adolescencia, bajo la vigilancia protectora e imperecedera de sus maestros de la Escuela Normal Veracruzana.

En el panorama que pinta de la costa veracruzana se mezclaron las reflexiones sentimentales que logran transmitir las características de la belleza natural de las playas y los acantilados frente al golfo de México, casi como una extraordinaria valoración de la riqueza de que debemos estar orgullosos en nuestra tierra. El ritmo de los sonidos de cada verso de José Luis Melgarejo Vivanco entraña y deja percibir el transcurrir del tiempo vivido. Cada palabra trasluce el amor por el paisaje en cada una de sus palpitaciones. Sus versos tienen la lucidez y el encanto de las canciones populares y el sentido de los rimadores de antaño, que gustan de las descripciones de nuestros sentimientos y de la naturaleza.

Desde 1978 comenzó el rescate de nuestras tradiciones, principalmente el de la celebración de Todos Santos. Dio a conocer “Un aspecto del Todos Santos indígena” y definió: “Para el antiguo indígena, el Todos Santos era la fiesta de la cosecha; no en la veintena de Ochpaniztli, del 20 de agosto al 17 de septiembre, cuando ciertamente granaba el maíz, aun cuando todavía no estaba de cosecha sino en Quecholli, de 28 de octubre al 16 de noviembre. Sahagún, en su libro monumental, describió la fecha que hacían 4 días después, equivalente al primero de noviembre y hoy “festividad de todos los santos”, en el momento en que ponían “las cuatro teas y las cuatro saetas”; ofrecíanlas sobre dos sepulcros de los muertos; ponían también juntamente con las saetas y teas dos tamales. Estaba todo esto un día entero sobre la sepultura y a la noche lo quemaban, y hacían otras muchas ceremonias por los difuntos en esta misma fiesta.

Vale la pena mencionar otro ejemplo del lirismo de José Luis Melgarejo Vivanco. En su artículo “Huracán”, de octubre de 1993, escribió: “La temporada veracruzana de ciclones tiene calendario exacto entre campesinos, a la par con los calendarios desde las márgenes del Nilo, el Tigris, el Éufrates, el Indo y La Meca es el mismo. Para usar el santoral católico (24 de agosto) rompe sus amarras huracán, y solamente logran atarlo de nuevo, el día de San Francisco, 4 de octubre. Su furia puede ser devastadora cada 7 días con los efectos de la luna; el veracruzano lo sabe y lucha bravamente; su milpa estaba en agonía; la canícula, sin piedad, la secaba; sólo el Dios huracán sería capaz de hacer llover; y sólo huracán hace llover en el norte de México, estepario, desértico.”

José Luis Melgarejo Vivanco realizó una interpretación de las pinturas de Las Higueras, en Vega de la Torre, donde ubicó un movimiento de traslación y rotación cada 11 años. En carta del 7 de febrero de 2000 a su amigo doctor Miguel José Yacamán, escribe: “Recibí la imagen del Mural de Las Higueras, tan gentilmente remitido por Ud.; lo agradezco infinito y ya lo pongo en manos del Director del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana. En cuanto a mi opinión, felicito a todos quienes lograron tan vívidos colores, con la maestría tecno- lógica moderna; pero, la explicación de su significado, faltándole partes a lo conservado, es audacia en intento:  “Se llamó Acocalco la hoy Zona Arqueológica de las Higueras, en el municipio de Vega de Alatorre, Ver. (náhuatl: ocalli, canoa; co, en; lugar de canoa). Formaba parte de Totonacapam. Su exploración arqueológica constató el apogeo entre los años del 600 al 900 de la era hoy vigente, coetánea del también ocurrido en El Tajín.”

Para Las Higueras, el panorama general hace pensar un predominio de pesca y agricultura, invocando a deidades relacionadas con el agua, carente o excesiva. El año 1979, la publicación del Arqueólogo Alfonso Medellín Zenil, en torno al Horizonte Clásico Tardío del Centro de Veracruz, reprodujo, a colores, uno de los murales, e identificó: “el tocado de este personaje y la olla volcando su contenido sobre la tierra, coincide con esa deidad de la lámina 74 del Códice Desdre, en que Ixchel inunda la tierra”; igualmente, “a una planta de maíz con la flor masculina para fecundar a la femenina”, connubio canicular. En otras partes de las pinturas, los investigadores han identificado peces, incluso tiburones y datos para Huracán (quiché) o el Tezcatlipoca Negro. Aquí, en el fragmento enviado por Ud., se principia con la escena terminadora del Juego de Pelota, preparando el cuchillo para cercenar la cabeza del jugador ofrendado. El gran tamaño de la pelota de hule, pudo ser un recurso destacador de su importancia en el tlochtli (cancha), cuyo resultado equivalió a la vox de oráculo; pero, el triunfador, era decapitado acelerando su destino a la corte del Sol.

El arqueólogo Ramón Arellano Melgarejo, director de la exploración en Las Higueras, informó, que las pinturas murales eran cubiertas por nueva capa del estuco, en la cual ejecutaban otra decoración, habiendo constatado hasta 29 capas con pinturas que a la especialidad cronológica resultó fácil y confiable considerar el periodo de seis xiuhmolpillis (atadura de 52 años) que sumaba 312 años, impresionantes en Kobah, o básicos en El Tajín; además, los ritos a Huracán en 29 ocasiones muy destacadas hablan de 11 años entre una y otra, cuando la furia del dios era mayor, o cual todavía lo conservan algu- nos menesterosos herederos culturales, cuando los años concluían en dígitos idénticos; ejemplos de ahora: 1944, grande inundación en las cuencas del río Papaloapan, gobernando Miguel Ávila Camacho; 1955, el Jeanne, cuando el presidente Adolfo Ruiz Cortines; el llamado Gilberto en 1988, y el reciente de 1999. ¿Con las manchas solares cada cinco años? A esto puede darle el uso que guste. Un abrazo.

De esta forma, José Luis Melgarejo Vivanco señaló que: “El territorio del Totonacapan solo tiene ocupada la parte sur con estas obras (en relación a la zona arqueológica y sus esculturas artísticas que advierten de la esencia artística de nuestros antiguos veracruzanos); por eso quiérase o no, deberá considerarse al cruzamiento de totonacos y olmecas, es decir, a los jarochos como generadores de alegría, de musicalidad un tanto en contraposición al ‘indio triste’, o por lo menos, muy digno, muy sonriente frente a una vida sin alegrías; también por eso resulta dolorosa la tragedia, ese pueblo fue silenciado; ya no volvió a reír.”

El presente ensayo busca rescatar informaciones y textos casi desconocidos de José Luis Melgarejo Vivanco. Forma parte de mis estudios sobre los protagonistas de la antropología del Golfo de México, reflexiones y primeras contribuciones a una antropología en el estado de Veracruz. En nuestros días, no obstante el tiempo transcurrido, los trabajos literarios y de investigación de José Luis Melgarejo Vivanco son de importancia capital y se identifican entre las más relevantes aportaciones del humanismo.

 

Islas Marìas: del confinamiento enajenante a centro de humanización del hombre.

 


Javier Ortiz Aguilar.

 

Todo sistema civilizatorio divide, afirma Michel Foucault, la conducta en dos tipos: la normal y la anormal. Los hombres que responden positivamente a la norma, que induce a la reproducción del sistema, ocupan el espacio de la libertad, el mundo del bien, y aquellos que la violentan son reducidos al espacio del mal, que significa separarlos bruscamente de la sociedad. Y precisamente, su juicio legal no atiende el acto cometido, sino la naturaleza anormal del individuo. Esa es la función del juez, el psiquiatra y el médico. Son ellos los que dictan a quien recluyen en los espacios que reciben a los hombres invadidos por la maldad.

          El espacio que trata esta nota son las cárceles, desde la perspectiva del teórico francés citado, extraída de sus obra Vigilar y castigar y Microfísica del poder, Esta institución penal surge con la Revolución Francesa. Antes de este espacio era un lugar público, con el fin de que la población percibiera directamente  el costo de la pena. Con la descripción de un atentado al Rey inicia su esta reminiscencia histórica: el acusado es sometido a un descuartizamiento tirado de sus cuatro extremidades por cuatro caballos, No obstante el castigo se logra en varios intentos. El espectáculo lejos de cumplir su objetivo, genera empatía por el condenado y repudio al poder despótico de la época. Temiendo las consecuencias el moderno estado nacional, crea un sistema penitenciario segregado de la sociedad, donde el individuo recluido, parece un parasito de los impuestos ciudadanos, cuya única obligación es no hacer nada.

          Independientemente de los delitos comunes que pugnan la población carcelaria, existen loa llamados presos por conciencia, porque sus ideas o prácticas ponen en peligro la estabilidad social. Estas acusaciones son vagas, según los especialistas en Derecho, y aún contradicen los principios de las   constituciones políticas modernas; no obstante existen en los países de diversas tendencias ideológicas los centros para los disidentes, llámense centros de concentración, Gulags, reservaciones, o cárceles donde conviven con los presos comunes.

En México no es la excepción, las prisiones son lugares donde se alojan todos los héroes que promovieron el progreso en todos los órdenes de la vida social.

La persecución a los disidentes  políticos se inicia con los precursores de la independencia, continua en la guerra civil entre centralistas y federalistas, y finalmente liberales y conservadores. Adquiere la reclusión formas más radicales en la dictadura de Porfirio Díaz y en la época posrevolucionaria.

          Tres son los espacios de reclusión en Veracruz: San Juan de Ulloa, antecedente del sistema de reclusión política en México: el Palacio de Lecumberri en la ciudad de México, y las Islas Marías en Nayarit.

Precisamente estos lugares, y en este orden van transformándose en centros de la menoría histórica y de difusión cultural.

 

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Juan  de Grijalva descubre San Juan de Ulúa el 24 de junio de 1518. “l nombre le es dado porque este día se celebra a San Juan Bautista. En abril de 1519, Hernán Cortez recorre el islote muy cercano a las costas veracruzanas

          Muy pronto los conquistadores advierten la importancia estrategia para el comercio con Europa y también para la defensa de las regiones que pretenden conquistar. Por ello empiezan las construcciones con estos fines.

          Realizada la conquista, en 1861 nombran al ingeniero Jaime Franck, para construir una fortaleza. El proyecto lo autoriza Melchor Antonio Portocarrero y Laso de la Vega, virrey de la Nueva España en 1689. En 1710 ya tiene la región un sistema de defensa militar con baluartes y torres que protegen la entrada al virreinato español,

          Las luchas por la independencia y la Reforma obligan a al gobierno conservadora sumar a la fortaleza un espacio para recluir a los insurgentes y liberales, un buen ejemplo son: Francisco Xavier Clavijero, como consecuencia de la expulsión de los jesuitas,  Fray Servando Teresa de Mier,  Benito Juárez, Melchor Ocampo. Durante el régimen de Porfirio Díaz, también lo ocupan Félix Díaz, sobrino del dictador y huelguistas obreros y representantes de inquilinos

          Al triunfo de la Revolución Constitucionalista, Venustiano Carranza ordena la desaparición del presido por ser un símbolo de la dictadura. Parte del edificio se ocupa para la residencia provisional del Poder Ejecutivo Federal y para la vigilancia.

          Dos años después de la clausura de la cárcel política  en la Isla de Pinos y la fundación de la Isla de la Juventud, destinada a la creación y recreación de la cultura en Cuba, Adolfo López Mateos entrega al Instituto Nacional de Antropología e Historia. Gracias a esta decisión, San Juan de Ulúa, no solo es  una fuente de información de la historia, sino un impulso al turismo internacional y local y a la vez un apoyo a la comercialización de la artesanía veracruzana.  

 

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          El estado nacional, desde su consolidación. Institucionaliza el sistema penal; que obviamente no puede existir sin instituciones de castigo. Por tanto, las cárceles forman parte estructural del proyecto modernizador del régimen porfirista. Es importante subrayar que  no es solo su estructura física sino también la concepción del delincuente. Consecuente con la teoría positivista, adaptan las ideas del Dr. Cesar Lombroso. Bien podría resumirse su teoría del delincuente es producto de definir su potencialidad criminal en todo lo medible: cultura colonizada por culturas occidentales y rasgos físicos  Con estos criterios se construyen y funcionan los penales emblemáticos de la dictadura sean el Palacio de Lecumberri y las Islas Marías.

          La característica fundamental del sistema carcelario de esta época, consiste en dar un espacio a los presos de conciencia, que por ley no son delincuentes. Ese distintivo  persiste en la época posrevolucionaria. Los presos ferrocarrileros de las huelgas de 1958 y 1959, generan la principal demanda de los estudiantes universitarios en la década de los sesenta. El pliego de peticiones del movimiento estudiantil de 1968, inicia con la demanda; libertad a los presos políticos. Como todo mundo sabe, después de la derrota es el Estado concede la libertad a los ferrocarrileros.

          El palacio de Lecumberri, llamado por el pueblo Palacio Negro de Lecumberri, inicia su construcción el 9 de mayo de 1985 y se inaugura el 29 se septiembre de 1910: El arquitecto e ingeniero responsable de la obra son el Lorenzo de la Hidalga, Antonio Torres Torrija, Antonio María Anza y Miguel Quintana y Miguel Quintana.

          Tal vez el acontecimiento más importante fue el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suarez. Los dirigentes médicos, y ferrocarrileros. Entre los luchadores que me acuerdo que convivieron en este penal, están el Gral. Francisco Villa, sometido por órdenes de Victoriano Huerta, Valentín Campa y Demetrio Vallejo, legendarios dirigentes sindicales, David Alfaro Siqueiros, figura central del muralismo mexicano y luchador por la libertad de los ferrocarrileros presos, Álvaro Mutis, poeta colombiano, opositor de la dictadura colombiana, José Agustín, escritor, Manuel Marcué Pardiñas, precursor del periodismo de izquierda radical, los líderes estudiantiles Pablo Gómez, Luis González de Alba, López Ozuna, Tomas Cabeza de Vaca, Ana Ignacia Rodríguez, la Nacha, Roberta Avendaño, la Tita; dirigentes del Comité Pro libertades Democráticas, Heberto Castillo, Elí de Gortari, José Revueltas   estudiantil de 1968,, la presidenta de la Sociedad de Padres de Familia de la UNAM, Adela Salazar., entre otros.

          Este centro penitenciario es suprimido y el edificio se destina a guardar y consultar la riqueza informativa del Archivo General de la Nación, como lo ordena el decreto presidencial, que suscribe el 26 de agosto de 1976. El peso del AGN, muestra su peso en la investigación histórica profesional y escolar en el país.

Las Islas Marías es un archipiélago muy cercano a las costas del estado de Nayarit. Este conjunto está formado por las islas María Madre. María Magdalena, María Cleofas y el islote San Juanito.  El descubrimiento de las islas genera una disputa, según Martin Luis Guzmán en su libro Islas Marías, Islas Marías entre Hernán Cortez  y Nuño de Guzmán, en su intento por demostrar quién fue el primero que llegó a ese lugar. La polémica no es simplemente un reconocimiento, sino también recibir la posesión y el derecho a explotar la región descubierta. No obstante, durante  el dominio español no es atractivo para el poder virreinal  la posesión de las islas.

En el siglo XIX, gracias a la institucionalización de la propiedad privada, surgen particulares atraídos en la explotación del territorio insular. Así entre contratos incumplidos, y una compra realizada por José López Uranga  en 1857, Con la derrota del Imperio de Maximiliano, el gobierno expropia esta propiedad, debido a que el comprador colaboró con el gobierno usurpador. No obstante José López la recupera gracias a la ley de amnistía promulgada en 1878.

Posteriormente,  su viuda vende las islas a Porfirio Díaz,, quien las compra para construir en la isla María Madre; una prisión emblemática de la dictadura. La colonia se inicia con 160 reos y un profesor,

Durante la etapa posrevolucionaria se legisla sobre la finalidad, derecho y obligaciones de internos y funcionarios. Diego Pulido Esteva hace una relación puntual de leyes y reglamentos que operan en el reclusorio en su texto Las islas Marías. Historia de una colonia penal.

Precisamente en este periodo surgen dos movimientos importantes llamados: la cristiada y las luchas románticas de la izquierda mexicana. Por esta razón los dirigentes de las dos luchas, de formas y objetivos distintos, son recluidos estas islas emblemáticas.

Aquí estuvieron el Chamaco Revueltas, el adolecente, donde manifiesta sus experiencias en la novela Muros de Agua, publicada en 1941, y también la religiosa Concepción Acevedo, mejor conocida como la  Madre Conchita.

 

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          No es posible negar que hubiera avances en los derechos humanos y respeto a la dignidad de los presos comunes y de conflictos; sin soslayar las críticas contemporáneas al sistema penitenciario. Hay avances pero no suficientes.

          En  el sexenio actual, de acuerdo a su proyecto de transformación, iniciando por los excluidos del proceso civilizatorio, el Presidente del Poder Ejecutivo, `Lic. Andrés Manuel López Obrador, decreta la extinción del penal de las Islas Marías, fechado el 18 de febrero de 2019.[i]

          El Decreto está fincado los principios constitucionales que le otorgan este poder al Presidente de la Republica para tomar esta decisión, y los Decretos y reformas al penal publicados en el Diario Oficial de la Federación, desde 1905 hasta el 5 de octubre de 2016.

          Las acciones son las siguientes:

1.     Se desincorporan del Sistema Federal Penitenciario los centros federales del Complejo Penitenciario  de las Islas Marías.

2.     Ese proceso estará a cargo de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana en coordinación con el Órgano Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social.

3.     El traslado de los presos  se hará con respeto a los derechos humanos.

4.     El personal será reincorporado a otros centros, sin lesionar su categoría ni derecho laboral.

5.     La Secretaría del Medio Ambiente dirigirá las acciones para preservar el ecosistema regional.

 

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          El cambio histórico, aun cuando no sea radical, trae como consecuencia la modificación de los subsistemas. Por ello, los expertos en ciencias sociales descubren la sensibilidad de los subsistemas penal  y educativo ante los cambios sociales y políticos. No obstante es la primera vez que se trata de vincular explícitamente se puede interpretar la asociación las tres instituciones penitenciarias. Este acontecimiento manifiesta el viraje del neoliberalismo que puede llevarnos a otro destino. Existe una tendencia histórica: San Juan de Ulúa es suprimida en 1961. Lecumberri, consecuencia de las organizaciones civiles internacionales y los movimientos democráticos en nuestro país, desparece en 1976. En el siglo XXI, el tiempo de la globalización y  la nueva correlación de fuerzas presencia de movilizaciones por democracia participativa, desaparece el último bastión del porfirismo en el sistema penitenciario.

          En el proyecto presentado está de manera explícita la diferencia específica con las otras reformas de las instituciones encargadas de la reinserción social. El fundamento aparece en una frase: “menos cárceles y más escuelas”. En otras palabras, el castigo no es la solución, sino la universalización del sistema educativo y la capacidad social y económica de recibir este servicio que humaniza al hombre.

          El Centro Muros de Agua. José Revueltas está bajo  Proyecto Integral Islas Marías. No es una actividad exclusivamente estética sino un proyecto de educación integral de las nuevas generaciones, Este proyecto tiene tres ejes autosustentable, la preservación del ambiente y desarrollo regional.

          Esto permitirá el desarrollo total de las nuevas generaciones, ruptura con el paternalismo y apoyo en su formación, desarrollo de la bioética y promover el desarrollo para disminuir la brecha entre las regiones ricas y regiones pobres

          Es ingenuo suponer que los resultados totales serán inmediatos, pues no se espera un milagro, sino una actitud colectiva que nos impulse a ese ideal. “la utopía señala Galeano “sirve para caminar”

 

 

 

Pasajes de la revolución agraria

 


 

Por Fernando Hernández Flores

TEPETOTOTL

 

La revolución agraria que emprendió Emiliano Zapata inició desde su pueblo natal Anenecuilco, Morelos. Desde niño y en su juventud le atrajeron los caballos, el idioma náhuatl y la charrería. Su espíritu guerrero lo afianzó y fortaleció al convivir con las mujeres y los hombres trabajadores del campo. Allá en la siembra del maíz y en las juntas donde asistió Zapata como representante de la defensa de las tierras de su pueblo. El movimiento que inició Pancho Villa en el norte, tiene cierta similitud, uno que otro personaje han dicho que es el Robín Hood de los mexicanos, el que le quita a los ricos para darles a los más pobres. Por eso, cuando sus nombres fueron creciendo de estado a estado hasta ser escuchados en el territorio mexicano, ambos decidieron reunirse y uno de ellos quiso sentir el poder al sentarse en la silla presidencial.

 

 

 

Cuentan los abuelos que ellos ni se enteraron que hubo una revolución mexicana. Quizá tengan razón porque no había medios electrónicos avanzados, ni televisores en los hogares de las familias rurales de aquellos tiempos. Si el perro ladraba es que por ahí acababa de pasar un fuereño. Si de momento llegaba un grupo de señores con sus fusiles y entraban como locos en los hogares, saqueando los alimentos de las familias que con mucho esfuerzo lograban producir en las tierras, eran motivo de espanto y más peligroso si se llevaban a las mujeres y a los hombres, o los mataban o se los llevaban en la bola. Mucha injusticia y pobreza, marginación y hambruna por aquellos años.

El 6 de enero del año de 1915 se proclamó la Ley Agraria, en Veracruz por Venustiano Carranza. En 1917, se reformó la constitución política siendo la más actualizada y re evolucionada de aquella época, este acontecimiento también sucedió en el estado de Veracruz, siendo gobernador Cándido Aguilar, yerno de Carranza. En el artículo 27 se planteaban los derechos de los campesinos para recibir tierras. Esos documentos legislativos fue el sostén jurídico de los mexicanos, sobre todos de las mujeres y hombres del campo y pueblos indígenas. Sin embargo, no contaban con abogados, por lo que surgieron los defensores de las tierras, líderes naturales de cada región. 

Quisieron callar a Zapata y a Villa asesinándolos, pero encendieron más la llama de la revolución agraria. Infinidad de héroes anónimos participaron en estos movimientos de defensas de las tierras. Algunos lograron ver su sueño realizado al constituirse legalmente su ejido o pequeña propiedad, otros lamentablemente no vieron, pero los que cosecharon fueron sus hijos y sus nietos el esfuerzo de ese gran trabajo a favor de las causas justas. Por la década de los treintas se veía rolar el dinero, sobre todo en tiempos de cosechas de determinados productos.

Con el pasar de los años, la lucha agraria sigue y hay muchos pendientes por resolver. Los ideales zapatistas, villistas y flores magonistas están vigentes, el país requiere un relanzamiento para el crecimiento de la productividad, la revaloración de lo que se produce en el campo y el fortaleciendo de la soberanía alimentaria. Estamos en riesgo cada día más al haber hambruna, escases en la economía y pobreza extrema.

(*) Escritor veracruzano de un rincón del Totonacapan. 

     Correo: venandiz@hotmail.com Twitter @tepetototl

Mis recuerdos con Manuel Martínez Morales (Mané)

 



Por Rafael Mario Islas Ojeda.

Nos conocimos allá por el año de 1985 en un curso de redacción y por mutuas aficiones literarias y científicas pronto iniciamos una buena amistad, que comenzó a afianzarse cuando Manuel fue nombrado Director de Investigaciones en la Dirección de Investigación y Posgrado U.V. y formé parte del equipo de trabajo como Coordinador de Investigaciones en la misma Dirección, y así comenzaron mis colaboraciones en el Diario Gráfico de Xalapa, donde se editaba, y publicaba una plana mensual titulada “Tinta Indeleble, en la Ciencia”, auspiciada por la Dirección General de Investigaciones y coordinada por Julio César Martínez.(+) Si bien ese encargo fue corto, tanto por la duración de la publicación, como por  haberme nombrado el Rector Carlos M. Aguirre, primero como Director de Bibliotecas y luego como Delegado de la U.V. en la región Orizaba-Córdoba, a mi retorno a Xalapa la relación profesional se extendió en la amistad.

Podría mencionar aquí muchos atributos sobre la personalidad de Manuel, pero solo quiero mencionar aquellos que siempre sentí que más realzaban su personalidad y humanismo. En primer lugar, su gran disposición para emprender tareas que ayudaran a la comprensión de la dimensión social de la ciencia y las tecnologías; de ahí su frase favorita convertida en apotegma en muchos de sus colaboraciones de difusión “Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.”

Es justo resaltar también en segundo lugar, la gran capacidad de Manuel Martínez para sustentar la innovación y creatividad en aquella labor a la que más dedicó sus esfuerzos, como fue la difusión y divulgación del quehacer científico, tanto el propio como el ajeno, ya fueran investigadores locales como académicos de otros ámbitos. Ejemplo del anterior aserto fueron las paginas ya mencionadas de Tinta Indeleble, en la Ciencia”, u otras más recientes como “El Jarocho Cuántico” suplemento del Diario “La Jornada” en Veracruz, que ha adquirido prestigio y amplia difusión, en cerca de 12 años de experiencia.

Originario de la ciudad de Torreón Coah. (1951) Fue en San Luis Potosí, donde se Licenció en Física, con dos maestrías, en Ciencias de la Computación y Estadística, con Doctorado en Matemáticas por la Texas Tech University; ya en tierras veracruzanas Manuel se desempeñó como investigador y docente en el Departamento de Inteligencia Artificial en la U.V. Contando en su haber con más de 500 publicaciones, ponencias y conferencias, que conformaban su producción académica.

Escribió y publicó por más de treinta años una columna de divulgación y crítica de la ciencia en varios medios locales: La Ciencia desde el Macuiltepetl, misma que se puede encontrar en diversos medios de comunicación como el Diario de Xalapa y La Jornada Veracruz. En 1997 publicó el libro “La Ciencia desde el Macuiltépetl”, producto de sus múltiples artículos con ése nombre, editado por la U.V. y en 2007 el libro “Causas y Azares”, en la Colección Atarazanas del IVEC, ambos con trabajos de divulgación de la ciencia. En el Diario también impulsó el mencionado “El Jarocho Cuántico” suplemento que ha adquirido al paso del tiempo prestigio y amplia difusión.

Bajo la consigna de “poetizar la vida y socializar la poesía” Manuel Martínez destacó también por su vena poética como un “adicto a la poesía”, ya fuera por su gusto por escribir y leer poemas, para darle ritmo y significados especiales a su pensamiento, como por su pertenencia al colectivo de ese nombre, (Adictos a la Poesía) fundado junto con su compañera de vida Mirna Valdés Viveros (Mina) con cuya complicidad desarrolló múltiples y exitosas actividades culturales. Con particular afecto recuerdo también las sesiones de “La Ciencia en el Bar” con investigadores formales en donde se rompía el acartonamiento de las presentaciones ritualistas de la academia y gracias a lo cual conocí algunas de las cantinas más tradicionales de Xalapa.

Dentro de la Universidad Veracruzana ocupó cargos tales como, director del Instituto de Ciencias Básicas, director de las facultades de Estadística e Informática y de Física e Inteligencia Artificial. Además del ya mencionado de Director General de Investigaciones. En la actualidad, a la fecha de su deceso, se desempeñaba como Director de Comunicación de la Ciencia en la UV y bajo su iniciativa se publica desde enero de 2014 en el Diario de Xalapa, “Ciencia y Luz”, página única en su tipo en la prensa nacional, que difunde y promueve las actividades científicas de la Universidad Veracruzana y de otras colaboraciones.

Aunque inactivo en años recientes. Manuel Martínez también destacó como miembro de número (222) del capítulo Veracruz, de la Academia Mexicana de Educación A.C. Aprendí de él, en nuestras conversaciones, a ver con ojos diferentes la dialéctica correcta del Marxismo, filosofía con la que enfocaba críticas a las políticas ambiental, educativa o científica, de los gobiernos nacionales. Nuestros amenos desayunos mensuales con otro amigo Raúl Cortes García (+), se convertían así en un evento esperado.

Muchos serían los calificativos con los que podría definirse a Mané: Investigador, maestro, científico, comunicador, activista, me quedo solo con el entrañable calificativo humanista de amigo. Partió Manuel, de este plano material, a las 6.30 a.m. del pasado día 19 de marzo de 2021, le sobreviven Mirna y sus dos bellas e inteligentes hijas Carolina y Valentina. Se le extrañará en la academia, en la poesía, la comunicación y los desayunos que compartimos. Su partida deja un vacío vivencial dentro de la riqueza de su paso por este mundo,