miércoles, 20 de octubre de 2021

El último abrazo


Fernando Hernández Flores / Tepetototl

 

Caía la tarde, Aruma despedía con un fuerte abrazo a su amiga Itzae. Habían platicado como unas dos horas en el Restaurante Yalit, en cuanto fueron bebiendo café en unas pequeñas tazas de porcelana. Al salir del lugar, Itzae tomó el taxi con placa número 888. Aruma tomó nota del mismo y le comentó que le avisara cuando estuviera en su casa. En unos minutos más llegó en su coche azul marino Yalit, la mamá de Aru, esa es la manera como le dicen con cariño sus familiares y sus seres más queridos.

Pasaron varios minutos y no recibió ninguna llamada ni mensaje de su amiga Itzae. Tomó el teléfono de la sala e intentó hablar a la casa de su amiga. Sonaba un poco y se cortaba la línea, nadie respondía en aquel hogar. Las horas fueron pasando rápidamente y no se sabía nada de su amiga, ni de sus familiares. Aru le platicó a su mamá que se encontraba preocupada por su amiga y su madre le respondió que ha de estar ocupada con su familia, que mañana la irían a ver, mientras cena algo antes de dormir. En un vaso de cristal bebió agua de sandía que sacó del refrigerador, y por lo tanto estaba bien fría. Si se comió tres galletas, fue demasiado.

En un lapso de treinta y cinco minutos fue a su cuarto, se puso una playera blanca y un pants, tomó una pastilla y se fue a dormir. Entre sueños, viajó a través del tiempo y vio cuando conoció a Itzae, era una pequeña de escasos siete años que la trajeron sus padres a vivir a la ciudad, era su nueva vecina y además la metieron a estudiar en la misma escuela primaria donde asistía Aruma. Por lo que con el tiempo, hacían las tareas juntas y tenías espacio para jugar. Como a la edad de los quince años, se separaron. El papá de Itzae se fue a trabajar al extranjero y su mamá junto con ella, rento un departamento en una colonia más retirada. Por lo que, poco a poco se veían menos y se platicaban sobre sus enamorados, de los chicos que les atraían y de quienes también no les gustaban.

Terminaron la escuela primaria juntas. En la secundaria y la preparatoria estudiaron en distintas escuelas. A las dos les atrajo la carrera de turismo, así que eligieron estudiar en la misma universidad. Sus padres estuvieron de acuerdo y así volvieron a estar juntas, de vez en cuando. De pronto, volvió a soñar y logró ver que su amiga Itzae se alejaba y no podía escuchar su voz. Ella sudaba y se angustiaba. Y de pronto, despertó llorando sin saber por qué. Había olvidado esa parte del sueño.

A la mañana siguiente, Aru desayuno con sus papás y les pidió que por favor la llevaran a saludar a su amiga. Su papá respondió que sí. Él la trasladaría en su camioneta de llantas enormes y de color plateada. Llegaron al hogar de Itzae y no se encontraron a nadie. La casa estaba cerrada. Salió un vecino y esa persona les avisó, que ayer en la tarde había pasado un accidente automovilístico y la hija de los señores estaba muy grave en el hospital de los cielos.

Inmediatamente se fueron al hospital, el padre con su hija. Cuando llegaron y se encontraron a la mamá de Itzae llorando y totalmente destrozada. Les comentó que su hija tan pronto llegó a hospital falleció y los médicos no pudieron salvar su vida. Su esposo estaba arreglando los documentos para que les dieran el cuerpo. Aru recordó el último abrazo que le dio Itzae y también lloró. Ese mismo día la incineraron, le hicieron varias oraciones y al tercer día la llevaron a un panteón para que ahí descansara la joven universitaria que en vida se llamó Itzae.

 

(*) Escritor veracruzano de un rincón del Totonacapan. Correo: venandiz@hotmail.com Twiter: @tepetototl

Aprender ¿para qué?

 


Gilberto Nieto Aguilar

“Sólo la verdad los hará libres”. En la búsqueda de esa añorada verdad, el hombre ha escrito su historia. Ha vivido muchos testimonios increíbles y se han escrito innumerables volúmenes, desde los textos manuscritos antes de Gutenberg hasta los libros digitales de hoy. Una verdad que puede ser gradual, sujeta al tiempo, al espacio, a la persona. En esa búsqueda se ha comprometido el empeño humano para dar sustento y estabilidad a una concepción del mundo y de la vida que dé validez a sus creencias. Compara, elije o resume lo que mira, lo que piensa, lo que siente, lo que conoce, lo que aprende.

En esta tercera década del siglo XXI, el hombre necesita más claridad y fundamento en sus ideas para ayudarse a sí mismo y ofrecer un consuelo a la incertidumbre general, construyendo un mundo mejor, con respeto a los demás, a la naturaleza, a formas de gobierno más humanitarias, con tolerancia a las diferencias, mesura entre las naciones, en la búsqueda perenne de encontrar un sentido a la existencia personal y social. El hombre y la mujer no nada más buscan conocimientos (propio de los espíritus profundos y fuertes), sino un asidero que les ayuda a interpretar su vida y lograr una razón para vivirla.

El hombre necesita cultivar su mundo físico, cognitivo, mental y emocional. Necesita certezas próximas, en el entorno en que habita, para descifrar las intimidantes confusiones y contradicciones de sociedades envejecidas por los cambios vertiginosos y no asimilados. Esa verdad huidiza, personal y colectiva, la busca el hombre desde distintas corrientes filosóficas, desde diferentes puntos de vista, algunos anárquicos o cargados de escepticismo, frente a la razón final de la existencia.

Manifiesta Bertrand Russell en “Los problemas de la filosofía” que «la filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre…» El hombre, entonces, necesita conocer, pensar, reflexionar y hacer; y en esa interacción, aprende y enseña.

El niño comienza a adquirir conciencia de sí mismo, de los demás, de su entorno. A medida que amplía su poder de captación y de respuesta al mundo exterior, el proceso se hace transitivo. Sus intereses salen de la esfera vital y biológica y comprenden el concepto y la dinámica de existir y el diálogo eterno del hombre con el hombre. La motivación mueve a pensar, sentir, actuar, dialogar con uno mismo y el entorno. Y a aprender el manejo constructivo del conflicto (Ana Ma. González Garza, “El niño y la educación”).

Gracias a la escritura, el ser humano transmite mensajes que perduran en el tiempo. En el paso de ese tiempo, aprendió que puede aprender. Que todo él es objeto y sujeto de aprendizaje inagotable. De hacerse y rehacerse. El reto actual ya no es sólo aprender nuevos conocimientos; es autogestionar cómo comprender la realidad, qué hago con los conocimientos, cómo selecciono los que son de utilidad para mí, cómo los incorporo a mi persona, cómo hago para no extraviarme en la Era de la Información [excesiva], cómo penetro en la diversidad universal del conocimiento de las cosas tangibles e intangibles.

gnietoa@hotmail.com

jueves, 14 de octubre de 2021

Reminiscencias, la virtud de la palabra vuelta obra

 


Silvestre Manuel Hernández

Investigador independiente en

Ciencias Sociales y Humanidades

silmanhermor@hotmail.com

 

A la manera del gran sistema pedagógico de la Grecia clásica, donde la educación, conformada por disciplinas humanísticas, científicas y artísticas, tenía la finalidad del engrandecimiento del ser humano y la potenciación de sus capacidades y virtudes,[1] el libro Reminiscencias 2010 – 2021,[2] comulga con ese espíritu que ha sustentado el quehacer intelectual en Occidente; pues, desde sus inicios, Tlanestli. Amanecer, alma mater de esta compilación de textos, ha conjuntado expresiones de las más diversas formas de entender el mundo y a quienes le damos sentido, valiéndonos de la literatura, la historia, la filosofía, la psicología, la medicina, la ciencia, la pedagogía, el arte y, en general, de eso que llamamos cultura. No en balde la publicación mensual hace suyo el epígrafe “Sólo entre todos sabemos todo”, y lo sustenta en tres instancias: misión, divulgar contenidos educativos, literarios y culturales que provoquen la reflexión y ésta incida en la búsqueda de soluciones a los problemas reales; visión, un espacio de discusión que lleve a nuevos conocimientos; valores, solidaridad, respeto y comunicación. Todo esto, tan necesario en el vivir de hombres y mujeres en sus espacios públicos y privados, de cuyas acciones y contextos (reales e imaginarios) se nutre el escritor y el articulista.

      En esta vertiente, en el editorial del número 132 de Tlanestli, correspondiente a agosto de 2021, Javier Ortiz Aguilar, nos recuerda en el primer párrafo:

Hace 11 años nace un sueño entre un grupo de educadores. Ese sueño los induce a la construcción de un medio de comunicación donde coexistan todas las expresiones culturales, sin importar las perspectivas teóricas, formación disciplinaria, intereses y compromisos políticos; donde converjan escritores reconocidos y escritores en proceso de formación, incluso aquellos que únicamente desean comunicar sus ideas. En otras palabras, crear un ámbito de encuentro entre las diferentes generaciones.[3]

     Y he aquí, uno más de los encuentros, celebrando la publicación del tercer libro compilatorio de trabajos editados en Tlanestli. Amanecer, ahora, bajo el título de Reminiscencias 2010 – 2021.[4] Pero, como abogado del Diablo, uno puede preguntarse por el motivo de la edición; es decir, ¿cuál es la finalidad de este libro, si cada texto ya cumplió su función en el periódico – revista, en su momento? Pero, también, se puede responder con el dicho de que “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”, esto es, la experiencia genera saber. Y aquí entra Víctor Manuel Vásquez Gándara, en tanto compilador y director de Tlanestli, y en cuanto portavoz de ese saber que no sólo atañe a diez u once años; no, sino a ese saber acumulado por lecturas, aprendizaje, pláticas, docencia, investigación, difusión cultural, y esa diabólica convicción se creer que se puede ser mejor ser humano si se comparte el conocimiento, si se vuelve a mostrar que hay un algo digno en tal o cual texto, en este o aquel poema o cuento, en aquella o en la otra reflexión sobre lo que somos o lo que anhelamos ser. Sí, se necesita ser un poco Diablo para romper esas normas no escritas, pero sabidas, de que la cultura, noblemente hecha y sin fines de lucro, “no deja”. Pero, nuevamente se escucha, a través de Reminiscencias, ese grito interno: ¡claro que deja, deja la satisfacción de ver materializado un proyecto polifónico y multiescritural, donde el objetivo común es presentar la manera en que cada colaborador contempla su pequeño–gran mundo, del cual participamos todos, en tanto seres pensantes y sensibles. Y es aquí donde el Diablo, que todos llevamos dentro, adquiere la nobleza y la virtud de la palabra vuelta obra, como lo dijo John L. Austin, How to do things with words (1962). Y cada colaborador lo ha sabido y demostrado durante los once años de difusión. Exacto, la palabra transforma, independientemente si la argüimos o decodificamos en el plano lingüístico o en su esfera cotidiana; para el caso de Reminiscencias, tiene la intención de transformar, al menos en la forma de ver las cosas, a quien se acerque a sus venas y se dé cuenta del discurso interno, orquestador de los textos, de las voces, de los sentidos.

     Además, como nos dice Adriana Menassé en su prólogo, retomando a Aristóteles, “la verdadera amistad ocurre entre seres generosos que desean el bien y la prosperidad de aquellos a quienes aman”, siendo la amistad la base para la construcción de un mundo benevolente, cordial y justo. Sí, lo aceptamos, compartir el conocimiento devela un alto grado de amistad y compromiso ético y humano con el otro, quien posibilita el entendimiento y la consciencia de uno mismo (si rememoramos a Jean–Paul Sartre, en una parte de su obra L’être et le néan: Essai d’ontologie phénoménologique, 1943).

     Ahora bien, el libro no está dividido en bloques, donde cada uno conjunte ciertos trabajos que abordan una problemática específica, su corpus es como un río, un constante fluir de ideas, lo dice Itzel Amor García Gutiérrez en su poema “La página del mar”, versos 12 y 13, “Letras que se conjugan en medio de ráfagas / elocuentes de ideas”. Pues, sin conceptualización previa, la lectura va de un poema (“Voces de la noche”, “Desnuda tu voz”) a un personaje histórico (“La mexicanidad gloriosa de José Martí”), de éste a un tema educativo (“Gramsci en la sociología de la educación”), para continuar con un recuerdo – aprendizaje ( “Raúl Hernández Viveros: alma mater de la mayoría de los escritores veracruzanos jóvenes, actuales), seguir con un relato (“Trago para dos”) y dar paso a una reseña (“El nuevo espíritu de la educación: la búsqueda de un humanismo contemporáneo”); y así, ponderar la variedad de prosas y versos con sus respectivos asuntos y formas. Propiciando esos “cuadros mentales”, que el lector estructura de acuerdo con su capital simbólico y bagaje cultural.

     A su vez, un aspecto propio de cada libro es su estética implícita, es decir, lo literario que uno a uno de los escritos engloba. Así, la experiencia literaria que tenemos al leer Reminiscencias, nos brinda momentos de introspección, al adentrarnos en el proceso ficticio – argumentativo – sensible – propositivo, que el autor forjó, a través de un lenguaje directo, metafórico o poético, de acuerdo con el género plasmado: poema, ensayo, biografía, relato o artículo.

     Por ende, es de todos sabido que la realidad conforma “el mundo” desde el cual el escritor, el poeta, el ensayista o el articulista, materializa su sentir y pensar en una obra; y, también, todos compartimos el ideal de que después de leer ciertos textos nuestra visión de la realidad o del mundo, cambia. Esto, va implícito en Reminiscencias. Por ello, continuemos apoyando proyectos como el de Tlanestli. Amanecer, donde conviven lo educativo, lo literario, lo histórico–social y lo cultural, amén de una intención de transformar constantemente las percepciones del lector y de éste hacia su realidad.

     Desde un punto de vista crítico, Reminiscencias opera como un canal por el cual se puede expresar lo real detrás de una proyección imaginaria o constatable, pues, en varios niveles, se alcanza la dramatización simbólica de lo que está sucediendo en el presente, y una eufemización de los conflictos sociales y de las épocas; así como una revaloración de las vidas que no terminan de irse: por fortuna, cuando han legado a la cultura un quehacer ennoblecido por la escritura y la enseñanza.

[En Dante Octavio], su gusto por la literatura y la investigación le llevan a escribir poesía, cuento y ensayo histórico. Así como sus libros sobre educación e historia de Orizaba.

Dante Octavio fue promotor incansable en diversas actividades de promoción de la cultura regional, […], tales como coloquios, presentación de libros y conferencias.[5]

   De acuerdo con lo anterior, la virtud, como nos muestra la filosofía y nos lo evidencia el devenir de la cultura, es una cualidad adquirida por la repetición, por la constancia; y, en este sentido, puedo aludir a la virtud desarrollada por varios de los colaboradores de Tlanestli – Reminiscencias, pues sus textos traslucen el empeño de encontrar el término idóneo para comunicar el objetivo deseado.[6] Y, desde luego, hay una virtud exaltada en quienes hicieron posible la edición de la obra que se presenta.

       En conclusión, Reminiscencias 2010–2021 – Tlanestli ennoblece la cultura no sólo de Xalapa, sino de ese espacio simbólico que cada lector lleva consigo y le da un “suelo ontológico”, parafraseando a Martin Heidegger (Sein und Zeit, 1927); y, a la vez, lo compromete (“L’engagement” de Jean–Paul Sartre, Situations, 1947) con su entorno, con su sentir, y con la digna virtud de pensar y, en su momento, escribir.

Bibliografía

Barbedette, D., Ética o filosofía moral, trad. de Salvador Abascal, Tradición, México, 1984.

Jaeger, Werner, Paideia: los ideales de la cultura griega, trad. de Joaquín Xirau y Wenceslao Roces, Fondo de Cultura Económica, México, 1987.

Tlanestli. Amanecer, No. 132, Xalapa, Veracruz, México, 2021.

Vásquez Gándara, Víctor Manuel, compilador, Tlanestli. Diálogo entre docentes, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, México, 2012.

____, Testimonios de periodismo cultural, Universidad de Xalapa, Xalapa, Veracruz, México, 2019.

____, Reminiscencias 2010 – 2021, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, México, 2021.

 



[1] Sobre este ámbito, véase “Posición de los griegos en la historia de la educación humana”, de Werner Jaeger, donde se contempla la importancia de la educación en el desarrollo intelectual y espiritual de la Humanidad, pues gracias a ella los sujetos propagan y conservan su especificidad social, existencial y cognitiva. A la vez, construyen un sentido de su entorno, a través de la voluntad consciente, ética, estética y razonable del por qué de las cosas y los seres.

[2] Víctor Manuel Vásquez Gándara, compilador, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, 2021.

[3] Véase la página 2.

[4]  Los anteriores fueron: Tlanestli. Diálogo entre docentes (2012), y Testimonios de periodismo cultural (2019), ambos compilados por Víctor Manuel Vásquez Gándara; libros no “institucionalizados” por política, economía o academia alguna, sino libres en sus objetivos: la creación auténtica y la voz del saber refractada en las distintas voces del quehacer social, científico y artístico. En ellos, si bien hay un título que estructura gran parte de los trabajos, artículos y ensayos sobre educación y fenómenos de la cultura, el espectro de las obras irradia en el relato, el poema y la semblanza biográfica que, vistos a profundidad, conllevan una enseñanza y una proporcionalidad en la cultura.

[5]  Véase Reminiscencias, págs. 244 – 246.

[6]  La virtud es una cualidad del alma que lleva a obrar bien y a no obrar ningún mal; es un hábito, una fortaleza interna del hombre devenida voluntad hacia el bien, permanente en el punto medio de los extremos (vicios), conciliadora de ellos. Dividida en: sabiduría, inteligencia, ciencia, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Véase D. Barbedette, Ética o filosofía moral, Tradición, México, 1974, pp. 127 – 132.

Homenaje al historiador veracruzano Enrique Florescano

 


Ángel Rafael Martínez Alarcón

El pasado lunes 13 de septiembre del año en curso 2021, el Centro de Estudios de Historia de México de la Fundación Carlos Slim. Convocó a un modesto homenaje al historiador natural de San Juan Coscomatepec de Bravo, Veracruz, el doctor Enrique Florescano, algunos y algunas publicaciones le incluyen en apellido Mayet. En el  marco del día nacional del historiador. Que en realidad es la celebración de la fundación de la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente a la Real Academia de Historia  en Madrid.

         En el caso de la Universidad Veracruzana, a finales de la década de los sesenta del pasado siglo XX, habían  designado  el 20 de noviembre, como el día del historiador; era  estudiantes  vinculados al Partido Revolucionario Institucional.

         Hoy gracias a las transmisiones virtuales; en la plataforma virtual de telmex, nos permitió a más de 105 personas conectadas para escuchar y ver la transmisión del homenaje al historiador nacido en San Juan Coscomatepec de Bravo en 1937, Enrique Florescano Mayet.

         Con la coordinación del doctor Manuel Ramos Medina, director del  Centro de Estudios de Historia de México- Fundación Carlos Slim, y de la doctora Clara García Ayluardo. El homenaje tuvo un formato de una reunión de entrañables amigos y colegas de profesión, que algún momento de la vida tuvieron juntos en docenas de proyectos encabezados por Florescano Mayet.

         Con intervenciones testimoniales de la Dra. Johanna Broda, Dr. Javier Garciadiegos, Dr. Rodrigo Martínez Barasca. Por problemas propios de las nuevas tecnologías, el Dr. Jean Meyer, no puedo conectarse. Cada una de las intervenciones reconocieron la gran calidad humana del veracruzano homenajeado.  Cada uno de los participantes rememoran sus encuentros con el historiador, en  la academia o la función pública en algún organismo cultural, en los últimos 50 años. Enrique Florescano, con una profunda vocación al servicio público en el área de la historia, sin dejar a un lado su vocación de académico que siempre los ha caracterizado.

En cierto sentido, Gonzalo Aguirre Beltrán, (1908-1996), rector de la Universidad Veracruzana, cuando el joven Enrique, inicia sus estudios universitarios en la ciudad Xalapa, ambas trayectorias  tienen un paralelismo impresionante. 

         Cabe destacar la intervención de la Dra.Clara García Ayluardo, quién intervinó desde el corazón, para agradecer  el apoyo recibido a la largo de su formación profesional, por parte de Florescano Mayet. 

         Enrique Florecano, en un par de intervenciones, agradeció a cada unos de sus amigos participantes en el homenaje virtual. En casi una hora de duración del evento organizado en honor del historiador originario de San Juan Coscomatepec.

         Dr. Javier Garciadiegos,  tuvo a bien recordar esa gran polémica de hace casi 30 años, cuando un grupo de destacados historiadores organizados por Florescano, intentaron dar una visión más objetivos en los libros de historia de nivel de la educación básica.

         Enrique Florescano,  estuvo acompañado por su familia, la Dra. Alejandra Moreno Toscano, y sus hijas, quienes también emocionadas agradecieron dicho homenaje.

El  17 de septiembre de 2017, Xalapa  se realizó el homenaje nacional con motivo de los 50 años de historiador y 80 de vida del Dr. Enrique Florescano Mayet. Homenaje que fue promovido por la Universidad Veracruzana, alma mater del homenajeado. Entre los participantes estuvieron Carlos Marichal, Clara García Ayluardo, Pablo Escalante Gonzalbo, Manuel Ramos Medina, Virginia Acosta y Javier Garciadiego, todos ellos representantes de las instituciones académicas más importantes del país. 

Mi primer encuentro con Enrique Florescano, hace más de  40 años, cuando leí la obra de Historia General de México, en dos tomos, editada por el Colegio de México;  con un capítulo sobre el virreinato novohispano. Como estudiante de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana,  varios de mis  maestros había sido compañeros del Florescano, y en algunos seminarios con Margarita Urías Hermosillo (1944-2002), trabajaba con su obra. Con  mi compañero de  generación Ernesto Viveros Lascano (1970-2021) organizamos el XIX Encuentro Nacional de  Estudiantes de Historia, en noviembre de 1991, logramos invitar al Dr. Florescano, para nuestra gran sorpresa tuvo toda la disposición en dictar la conferencia magistral.  También influyó conocer más su obra, gracias al historiador Sergio Florescano Mayet, hermano del homenajeado, y académico de la Universidad Veracruzana. Ya como egresado de la Facultad de Historia y becario del Gonzalo Aguirre Beltrán, me dió la gran oportunidad  de conversar con el historiador más destacado nacido en estas tierras del golfo de México.

Desde Xalapa, Veracruz, me sumo al homenaje al Dr. Enrique Florescano Mayet.

Xalapa,Ver; y 18 de septiembre del MMXI 

 

 

BRITSELL BALDERAS

 


Carlos Romero Bernal

 

Para  Britsell

 

Que es genial

Yo como Luis Miguel, no necesito apellidos

Papa Francisco

         La mayoría de los mexicanos tienen una extraña relación extraña con su apellido materno, el cual por diferentes motivos o razones, casi nunca lo pronuncian.

         De esta manera, hasta de la gente importante o famosa, resulta un verdadero logro o hallazgo; descubrir o encontrar el nombre completo de estas personas.

         Con toda la sabiduría que la caracteriza: La Maestra Lolita, dice que el “Mexicano promedio”, no pronuncia su apellido materno por comodidad o flojera.

          Britsell Balderas también decía un solo apellido cuando se presentaba ante los demás; siempre y cuando no se tratara de un trámite oficial o académico.

           De esta manera si uno entraba en contacto con ella por Twitter, además de encontrarse con su genial y bonita foto de perfil, los demás sólo sabían que se llamaba:

           Britsell Balderas

sin apellido materno.

          Un día uno de sus mejores amigos de la Red, con la que compartía una gran admiración por la eternamente bella Irán Castillo Pinzón, se autonombraba:

           El “Cazador de apellidos maternos”

           Le escribió en Twitter:

           “¿Me podrías decir tu apellido materno?”

            Tres minutos después, recibió la respuesta:

           “Balderas”

            Sin entender;  le volvió a escribir:

            “¿Si me puedes decir Balderas qué?

             Yo soy: Alberto Manríquez Blanquet”

             La respuesta que llegó desde el “Pajarito azul” lo desconcertó por completo:

             Mi nombre es Britsell Badillo Balderas

 

              Pero por comodidad:

              Me quito el apellido paterno"

La Casa de Las Lunas

22:00 – 23:00

25/IX/2021

 

 

 

La comunidad afromexicana: desafíos del ayer y hoy


Johan Israel Ferrer Bernabé

Cuando escuchamos que se habla de discriminación y desigualdad, estamos acostumbrados a pensar que son conceptos que sufren, principalmente, las mujeres, las personas con distinta orientación sexual, la “población más vulnerable” (la más pobre), personas con alguna discapacidad o por su origen racial. Ahora bien, hay un pequeño sector de la población nacional, que no por ser menor en cuanto a número de integrantes, deja de ser importante: la comunidad afromexicana. Esta es una comunidad que, si bien puede ser pequeña, es parte importante de la historia nacional y, además, ha contribuido en gran medida en el desarrollo de nuestra cultura. No obstante, ha sido una comunidad que se ha visto casi en el olvido, un sector cuyos integrantes sufren una discriminación y una desigualdad que bien puede ser mayor frente a otros grupos (como los que se mencionaron al principio). Por ello, en este trabajo me propongo recabar y analizar algunos datos que nos permitan entender un poco el por qué de esta situación y, a la vez, que éstos nos sirvan como punto de reflexión para que así se puedan dejar a un lado los prejuicios hacia este grupo y, para darles el reconocimiento social que merecen.

Hablar de la historia de esta comunidad, es remitirnos a una historia de esclavitud, en la que las personas de origen africano eran comercializadas por todo el mundo, así, sin derecho alguno. “Los africanos eran traídos como esclavos y vendidos en América  para ser utilizados posteriormente como cosas o mercancías –no como personas- en diversas tareas, tanto domésticas como en las minas o en el trabajo agrícola y ganadero” (Cárdenas, 2012). En la Nueva España no fueron la excepción, y se empleaban, principalmente, en las labores mencionadas en la cita, siendo así que ocupaban uno de los lugares más bajos dentro de las castas establecidas en ese momento. Y ante este hecho, sería normal que el trato que recibieran fuera menospreciable, pues, además de que eran originarios de un país de esclavos, habían llegado a un país donde había culturas establecidas que, por tanto, se podrían considerar como natales: los africanos tampoco gozaban de esto.

No obstante, si bien no son una raza originaria, lo cierto es que han formado parte de la historia (han contribuido a su desarrollo) desde que esto era la Nueva España, y cuando México se abrió paso como nación independiente.

La herencia colonial, el clasismo, la misoginia, y un temor general hacia el otro son algunos de los factores sociales y culturales que han impedido la construcción de una sociedad igualitaria e incluyente, donde la pluralidad se valore y no sólo se tolere como mal menor o signo de los tiempos (Melgar, 2012, pág. 7).

Bien es cierto que, aunque pueda parecer algo irracional, el hecho de que cuando nosotros vemos a una persona que es distinta a nosotros nos genera un “estigma”, esto es, propiciamos cierto prejuicio hacia alguien, y esto nos hace juzgarlo sin tener más fundamento que una simple opinión (Rodríguez Zepeda, 2007: 325–354). La discriminación a los afromexicanos se basa en ello, pues el simple hecho de que sean de descendencia africana, nos hace catalogarlos como “los negros”; comunidad que, al tener menos oportunidades, no se le puede ver como igual y, en otro caso más grave, lleva a emitir mensajes raciales: y esto no sólo se remite a un plano individual, sino que atañe a toda la comunidad, fenómeno reflejado a lo largo de su historia.

“Actualmente, la región en la que se concentran estas poblaciones es la denominada Costa Chica de Guerrero y en la región de la costa de Oaxaca […]. En México de acuerdo con datos del INEGI, el 1.16% de la población nacional se identifica como afromexicana” (Cultura, 2019). Como se mencionaba al principio, esta comunidad es pequeña en cuanto a número de integrantes, pues apenas alcanzan el millón 381 mil, 853 personas, y están concentrados, en su mayoría, en los estados de Guerrero, Oaxaca y Veracruz.

El que estén distribuidos en esta zona del país (pues son pequeñas comunidades que están casi internadas en la costa) es el factor principal que hace que estén más lejos de las zonas más habitadas y, por tanto, no cuenten con los principales servicios públicos, como lo son: ayuntamientos, escuelas, centros de salud o instituciones de seguridad. Hecho que marca un cierto retroceso, porque no pueden acceder de manera tan fácil a los bienes garantizados a la población.

Para ejemplificar esto, con base en un mini documental realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, se da el testimonio de Bertoldo Godofredo Narváez Mariano, activista habitante de Santiago Tapextla, Oaxaca, en el que hace mención a esa desigualdad en la que viven los afromexicanos:

El indígena tiene una Procuraduría indígena, es la defensa de la raza indígena. En una ocasión vivía una pareja indígena acá, de la cual se iba a aliviar la señora: llega la unidad médica y la ven, ya se iba a aliviar, pero estaba mal; la vinieron a traer en helicóptero y se la llevaron a Jamiltepec al hospital grande. En cambio, se enferma una negra y la tuvimos que llevar (porque estaba el agua fría, honda) a Cuajinicuilapa para que la atendieran. Entonces no se preocupan por los afromestizos. (UAM-Iztapalapa, 2017,  8:20).

Éste testimonio nos hace ver dos cosas; la primera, en efecto, los afromexicanos no cuentan con los servicios públicos más indispensables en los lugares en los que viven, y esto los hace trasladarse a otras localidades para que puedan ser atendidos; la segunda, de hecho, incluso hay una mayor preferencia por los indígenas que por los afromexicanos. Pues, aunque la población indígena también se encuentre en circunstancias marginales, la comunidad afromexicana está peor, porque su lucha apenas está comenzando, para que se les brinde el trato igualitario que merece cualquier persona.

Y, si bien ya se ha trabajado en la reforma al Artículo 2 de la Constitución, donde se reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas (Cámara de Diputados , 2019), es claro que no basta con hacer mención de que se les ha reconocido constitucionalmente, si en la realidad vemos que esta comunidad sigue viviendo bajo las mismas condiciones de desigualdad que las ha mantenido marginadas, y que no les ha permitido siquiera disfrutar de los servicios a los que todos los individuos deberían tener derecho, como lo son: la educación, la salud y su bienestar.

Así pues, se puede llegar a la conclusión de que, a pesar de que ya han pasado casi 500 años de la llegada de los primeros africanos a estas tierras, en la actualidad, los descendientes de esos esclavos siguen viviendo bajo condiciones (si bien ya no de una esclavitud) de marginalidad, reflejo del olvido en que se les tiene.

Asimismo, también es claro que cada individuo debe dejar de lado cada uno de sus prejuicios sobre esta comunidad, pues, aunque haga falta mucho por trabajar en el aspecto infraestructural, es cierto que desde el plano individual se puede hacer bastante para ir generando un cambio como sociedad en la que todos, al menos en lo que se refiere en tanto a personas, nos demos cuenta que por muchas diferencias físicas que podamos tener, todos somos iguales en nuestra naturaleza de seres humanos.

Fuentes de información

Cámara de Diputados . (20 de junio de 2019). Cámara de Diputados . Obtenido de Cámara de Diputados:    http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boletines/2019/Junio/28/1888-La-Camara-de-Diputados-reconoce-a-los-pueblos-y-comunidades-afromexicanas

Cárdenas, J. (26 de abril de 2012). MEXICO NEGRO A.C. Obtenido de MEXICO NEGRO A.C.: http://mexiconegroac.blogspot.com/2012/04/la-mascara-de-la-historia-los-pueblos.html

Cultura, S. d. (29 de mayo de 2019). GOBIERNO DE MÉXICO . Obtenido de GOBIERNO DE MÉXICO: https://www.gob.mx/cultura/articulos/los-pueblos-afromexicanos-y-el-reconocimiento-de-su-diversidad

Melgar, L. (2012). Discriminación sobre discriminación: una mirada desde la perspectiva de género. Suprema Corte de Justicia de la Nación; Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; Instituto Electoral del Distrito Federal, México.

Rodríguez Zepeda, J. (2007). “Igualdad y no discriminación: dilemas conceptuales de la acción afirmativa”. En J. Rendón Alarcón (Coord.), Filosofía política: sus clásicos y sus problemas actuales, Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, México, pp. 325 – 354.

 UAM-Iztapalapa (UAMVIDEOS), (11 de julio de 2017). “Somos afromexicanos” [archivo de video]. Recuperad https://www.youtube.com/watch?v=OHlWGA0zfiY

                                                  


Nuestra pequeña historia

 


Manuel Gámez Fernández

 

Cada uno tiene su propia historia, es cierto

Doblando los años como las hojas de un libro transcurrimos

Nos miramos en un sinfín de espejos

Y Alucinamos o simplemente soñamos despiertos

También sacamos a relucir tendidos al sol nuestros recuerdos

Tú y Yo

Unimos el ayer con el hoy platicando

Nos recreamos mirándonos los ojos, imaginando el alma

Porque el romanticismo inicia por las manos abrasadas, quemándose

Y dos equivalentes del amor miran el cielo o la calle desbocada

Solo porque atardece y la tarde soleada de rojo, es la tarde

Solo por estar juntos en medio de un bosque iniciamos el canto

Dos anillos de sal y de corales rojos nos unieron

Las voces inciertas de aves multicolores y extrañas parloteaban

Éramos diferentes, tú y yo, diferentes en todo

Excepto en el sentirnos unidos por un hilo de sangre

Un hilo de savia transparente y dulce que circulaba dentro

Una emoción ilimitada de mirarnos los ojos

De tocarnos

De inundarnos como dos olas que chocan y se funden en una marejada

Lluvias de labios rojos y perplejos nos mojaron

Nos quedamos dormidos y abrazados en una playa de arenas tibias que cantaban

Desde entonces amamos el mar y sus oleadas

Quien predijo un amor desesperado de veinte noches repletas de estrellas

Quien predijo el encuentro de dos amorosos apretando el deseo

Quien predijo una “piedra de sol “brillando en lo profundo del amor

Fue el poeta que suspira en cada cuerpo viviente, el que nos mira de frente

No fue oscuro el mensaje de marisma en nuestras almas

Vimos nacer esa planta de aromas desconocidos como vapor de miel

Y la anhelamos, la apretamos sin dejarla escapar

La hicimos parte de nuestra piel y de nuestra mirada

Nada contuvo ese alud de sensaciones inusitadas, fuera del tiempo

Más allá de del pensamiento y la memoria, nos amamos

Como se aman las flores silvestres en el campo, el viento nos movía

Y sabíamos que una raíz de piedras preciosas nos estaba atando al pozo

Nos unía hasta lo más profundo de esta tierra, hasta encontrar la soledad y la nada

Y un destino por demás infinito y humano que se alojaba en nuestros sentimientos

Y nos revelaba nuestra pequeña Historia

Por siempre en nuestras almas cincelada...