jueves, 14 de octubre de 2021

Nuestra pequeña historia

 


Manuel Gámez Fernández

 

Cada uno tiene su propia historia, es cierto

Doblando los años como las hojas de un libro transcurrimos

Nos miramos en un sinfín de espejos

Y Alucinamos o simplemente soñamos despiertos

También sacamos a relucir tendidos al sol nuestros recuerdos

Tú y Yo

Unimos el ayer con el hoy platicando

Nos recreamos mirándonos los ojos, imaginando el alma

Porque el romanticismo inicia por las manos abrasadas, quemándose

Y dos equivalentes del amor miran el cielo o la calle desbocada

Solo porque atardece y la tarde soleada de rojo, es la tarde

Solo por estar juntos en medio de un bosque iniciamos el canto

Dos anillos de sal y de corales rojos nos unieron

Las voces inciertas de aves multicolores y extrañas parloteaban

Éramos diferentes, tú y yo, diferentes en todo

Excepto en el sentirnos unidos por un hilo de sangre

Un hilo de savia transparente y dulce que circulaba dentro

Una emoción ilimitada de mirarnos los ojos

De tocarnos

De inundarnos como dos olas que chocan y se funden en una marejada

Lluvias de labios rojos y perplejos nos mojaron

Nos quedamos dormidos y abrazados en una playa de arenas tibias que cantaban

Desde entonces amamos el mar y sus oleadas

Quien predijo un amor desesperado de veinte noches repletas de estrellas

Quien predijo el encuentro de dos amorosos apretando el deseo

Quien predijo una “piedra de sol “brillando en lo profundo del amor

Fue el poeta que suspira en cada cuerpo viviente, el que nos mira de frente

No fue oscuro el mensaje de marisma en nuestras almas

Vimos nacer esa planta de aromas desconocidos como vapor de miel

Y la anhelamos, la apretamos sin dejarla escapar

La hicimos parte de nuestra piel y de nuestra mirada

Nada contuvo ese alud de sensaciones inusitadas, fuera del tiempo

Más allá de del pensamiento y la memoria, nos amamos

Como se aman las flores silvestres en el campo, el viento nos movía

Y sabíamos que una raíz de piedras preciosas nos estaba atando al pozo

Nos unía hasta lo más profundo de esta tierra, hasta encontrar la soledad y la nada

Y un destino por demás infinito y humano que se alojaba en nuestros sentimientos

Y nos revelaba nuestra pequeña Historia

Por siempre en nuestras almas cincelada...

 

 

 

 

 

 

 

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