Johan
Israel Ferrer Bernabé
Cuando
escuchamos que se habla de discriminación y desigualdad, estamos acostumbrados
a pensar que son conceptos que sufren, principalmente, las mujeres, las
personas con distinta orientación sexual, la “población más vulnerable” (la más
pobre), personas con alguna discapacidad o por su origen racial. Ahora bien,
hay un pequeño sector de la población nacional, que no por ser menor en cuanto
a número de integrantes, deja de ser importante: la comunidad afromexicana.
Esta es una comunidad que, si bien puede ser pequeña, es parte importante de la
historia nacional y, además, ha contribuido en gran medida en el desarrollo de
nuestra cultura. No obstante, ha sido una comunidad que se ha visto casi en el
olvido, un sector cuyos integrantes sufren una discriminación y una desigualdad
que bien puede ser mayor frente a otros grupos (como los que se mencionaron al
principio). Por ello, en este trabajo me propongo recabar y analizar algunos
datos que nos permitan entender un poco el por qué de esta situación y, a la
vez, que éstos nos sirvan como punto de reflexión para que así se puedan dejar
a un lado los prejuicios hacia este grupo y, para darles el reconocimiento
social que merecen.
Hablar
de la historia de esta comunidad, es remitirnos a una historia de esclavitud,
en la que las personas de origen africano eran comercializadas por todo el
mundo, así, sin derecho alguno. “Los africanos eran traídos como esclavos y
vendidos en América para ser utilizados
posteriormente como cosas o mercancías –no como personas- en diversas tareas,
tanto domésticas como en las minas o en el trabajo agrícola y ganadero”
(Cárdenas, 2012). En la Nueva España no fueron la excepción, y se empleaban,
principalmente, en las labores mencionadas en la cita, siendo así que ocupaban
uno de los lugares más bajos dentro de las castas establecidas en ese momento.
Y ante este hecho, sería normal que el trato que recibieran fuera
menospreciable, pues, además de que eran originarios de un país de esclavos, habían
llegado a un país donde había culturas establecidas que, por tanto, se podrían
considerar como natales: los africanos tampoco gozaban de esto.
No
obstante, si bien no son una raza originaria, lo cierto es que han formado
parte de la historia (han contribuido a su desarrollo) desde que esto era la
Nueva España, y cuando México se abrió paso como nación independiente.
La
herencia colonial, el clasismo, la misoginia, y un temor general hacia el otro
son algunos de los factores sociales y culturales que han impedido la
construcción de una sociedad igualitaria e incluyente, donde la pluralidad se
valore y no sólo se tolere como mal menor o signo de los tiempos (Melgar, 2012,
pág. 7).
Bien
es cierto que, aunque pueda parecer algo irracional, el hecho de que cuando
nosotros vemos a una persona que es distinta a nosotros nos genera un “estigma”,
esto es, propiciamos cierto prejuicio hacia alguien, y esto nos hace juzgarlo
sin tener más fundamento que una simple opinión (Rodríguez Zepeda, 2007:
325–354). La discriminación a los afromexicanos se basa en ello, pues el simple
hecho de que sean de descendencia africana, nos hace catalogarlos como “los
negros”; comunidad que, al tener menos oportunidades, no se le puede ver como
igual y, en otro caso más grave, lleva a emitir mensajes raciales: y esto no
sólo se remite a un plano individual, sino que atañe a toda la comunidad,
fenómeno reflejado a lo largo de su historia.
“Actualmente,
la región en la que se concentran estas poblaciones es la denominada Costa
Chica de Guerrero y en la región de la costa de Oaxaca […]. En México de
acuerdo con datos del INEGI, el 1.16% de la población nacional se identifica
como afromexicana” (Cultura, 2019). Como se mencionaba al principio, esta
comunidad es pequeña en cuanto a número de integrantes, pues apenas alcanzan el
millón 381 mil, 853 personas, y están concentrados, en su mayoría, en los
estados de Guerrero, Oaxaca y Veracruz.
El
que estén distribuidos en esta zona del país (pues son pequeñas comunidades que
están casi internadas en la costa) es el factor principal que hace que estén
más lejos de las zonas más habitadas y, por tanto, no cuenten con los
principales servicios públicos, como lo son: ayuntamientos, escuelas, centros
de salud o instituciones de seguridad. Hecho que marca un cierto retroceso,
porque no pueden acceder de manera tan fácil a los bienes garantizados a la
población.
Para
ejemplificar esto, con base en un mini documental realizado por la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, se da el testimonio de Bertoldo
Godofredo Narváez Mariano, activista habitante de Santiago Tapextla, Oaxaca, en
el que hace mención a esa desigualdad en la que viven los afromexicanos:
El
indígena tiene una Procuraduría indígena, es la defensa de la raza indígena. En
una ocasión vivía una pareja indígena acá, de la cual se iba a aliviar la
señora: llega la unidad médica y la ven, ya se iba a aliviar, pero estaba mal;
la vinieron a traer en helicóptero y se la llevaron a Jamiltepec al hospital
grande. En cambio, se enferma una negra y la tuvimos que llevar (porque estaba
el agua fría, honda) a Cuajinicuilapa para que la atendieran. Entonces no se
preocupan por los afromestizos. (UAM-Iztapalapa, 2017, 8:20).
Éste
testimonio nos hace ver dos cosas; la primera, en efecto, los afromexicanos no
cuentan con los servicios públicos más indispensables en los lugares en los que
viven, y esto los hace trasladarse a otras localidades para que puedan ser
atendidos; la segunda, de hecho, incluso hay una mayor preferencia por los
indígenas que por los afromexicanos. Pues, aunque la población indígena también
se encuentre en circunstancias marginales, la comunidad afromexicana está peor,
porque su lucha apenas está comenzando, para que se les brinde el trato
igualitario que merece cualquier persona.
Y,
si bien ya se ha trabajado en la reforma al Artículo 2 de la Constitución,
donde se reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas (Cámara de
Diputados , 2019), es claro que no basta con hacer mención de que se les ha
reconocido constitucionalmente, si en la realidad vemos que esta comunidad
sigue viviendo bajo las mismas condiciones de desigualdad que las ha mantenido
marginadas, y que no les ha permitido siquiera disfrutar de los servicios a los
que todos los individuos deberían tener derecho, como lo son: la educación, la
salud y su bienestar.
Así
pues, se puede llegar a la conclusión de que, a pesar de que ya han pasado casi
500 años de la llegada de los primeros africanos a estas tierras, en la
actualidad, los descendientes de esos esclavos siguen viviendo bajo condiciones
(si bien ya no de una esclavitud) de marginalidad, reflejo del olvido en que se
les tiene.
Asimismo,
también es claro que cada individuo debe dejar de lado cada uno de sus prejuicios
sobre esta comunidad, pues, aunque haga falta mucho por trabajar en el aspecto
infraestructural, es cierto que desde el plano individual se puede hacer
bastante para ir generando un cambio como sociedad en la que todos, al menos en
lo que se refiere en tanto a personas, nos demos cuenta que por muchas
diferencias físicas que podamos tener, todos somos iguales en nuestra
naturaleza de seres humanos.
Fuentes de información
Cámara
de Diputados . (20 de junio de 2019). Cámara
de Diputados . Obtenido de Cámara de Diputados: http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boletines/2019/Junio/28/1888-La-Camara-de-Diputados-reconoce-a-los-pueblos-y-comunidades-afromexicanas
Cárdenas,
J. (26 de abril de 2012). MEXICO NEGRO
A.C. Obtenido de MEXICO NEGRO A.C.: http://mexiconegroac.blogspot.com/2012/04/la-mascara-de-la-historia-los-pueblos.html
Cultura,
S. d. (29 de mayo de 2019). GOBIERNO DE
MÉXICO . Obtenido de GOBIERNO DE MÉXICO:
https://www.gob.mx/cultura/articulos/los-pueblos-afromexicanos-y-el-reconocimiento-de-su-diversidad
Melgar,
L. (2012). Discriminación sobre
discriminación: una mirada desde la perspectiva de género. Suprema Corte de
Justicia de la Nación; Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación;
Instituto Electoral del Distrito Federal, México.
Rodríguez Zepeda, J. (2007).
“Igualdad y no discriminación: dilemas conceptuales de la acción afirmativa”.
En J. Rendón Alarcón (Coord.), Filosofía
política: sus clásicos y sus problemas actuales, Universidad Autónoma
Metropolitana, Iztapalapa, México, pp. 325 – 354.
UAM-Iztapalapa
(UAMVIDEOS), (11 de julio de 2017). “Somos afromexicanos” [archivo de video].
Recuperad https://www.youtube.com/watch?v=OHlWGA0zfiY
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