jueves, 14 de octubre de 2021

Reminiscencias, la virtud de la palabra vuelta obra

 


Silvestre Manuel Hernández

Investigador independiente en

Ciencias Sociales y Humanidades

silmanhermor@hotmail.com

 

A la manera del gran sistema pedagógico de la Grecia clásica, donde la educación, conformada por disciplinas humanísticas, científicas y artísticas, tenía la finalidad del engrandecimiento del ser humano y la potenciación de sus capacidades y virtudes,[1] el libro Reminiscencias 2010 – 2021,[2] comulga con ese espíritu que ha sustentado el quehacer intelectual en Occidente; pues, desde sus inicios, Tlanestli. Amanecer, alma mater de esta compilación de textos, ha conjuntado expresiones de las más diversas formas de entender el mundo y a quienes le damos sentido, valiéndonos de la literatura, la historia, la filosofía, la psicología, la medicina, la ciencia, la pedagogía, el arte y, en general, de eso que llamamos cultura. No en balde la publicación mensual hace suyo el epígrafe “Sólo entre todos sabemos todo”, y lo sustenta en tres instancias: misión, divulgar contenidos educativos, literarios y culturales que provoquen la reflexión y ésta incida en la búsqueda de soluciones a los problemas reales; visión, un espacio de discusión que lleve a nuevos conocimientos; valores, solidaridad, respeto y comunicación. Todo esto, tan necesario en el vivir de hombres y mujeres en sus espacios públicos y privados, de cuyas acciones y contextos (reales e imaginarios) se nutre el escritor y el articulista.

      En esta vertiente, en el editorial del número 132 de Tlanestli, correspondiente a agosto de 2021, Javier Ortiz Aguilar, nos recuerda en el primer párrafo:

Hace 11 años nace un sueño entre un grupo de educadores. Ese sueño los induce a la construcción de un medio de comunicación donde coexistan todas las expresiones culturales, sin importar las perspectivas teóricas, formación disciplinaria, intereses y compromisos políticos; donde converjan escritores reconocidos y escritores en proceso de formación, incluso aquellos que únicamente desean comunicar sus ideas. En otras palabras, crear un ámbito de encuentro entre las diferentes generaciones.[3]

     Y he aquí, uno más de los encuentros, celebrando la publicación del tercer libro compilatorio de trabajos editados en Tlanestli. Amanecer, ahora, bajo el título de Reminiscencias 2010 – 2021.[4] Pero, como abogado del Diablo, uno puede preguntarse por el motivo de la edición; es decir, ¿cuál es la finalidad de este libro, si cada texto ya cumplió su función en el periódico – revista, en su momento? Pero, también, se puede responder con el dicho de que “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”, esto es, la experiencia genera saber. Y aquí entra Víctor Manuel Vásquez Gándara, en tanto compilador y director de Tlanestli, y en cuanto portavoz de ese saber que no sólo atañe a diez u once años; no, sino a ese saber acumulado por lecturas, aprendizaje, pláticas, docencia, investigación, difusión cultural, y esa diabólica convicción se creer que se puede ser mejor ser humano si se comparte el conocimiento, si se vuelve a mostrar que hay un algo digno en tal o cual texto, en este o aquel poema o cuento, en aquella o en la otra reflexión sobre lo que somos o lo que anhelamos ser. Sí, se necesita ser un poco Diablo para romper esas normas no escritas, pero sabidas, de que la cultura, noblemente hecha y sin fines de lucro, “no deja”. Pero, nuevamente se escucha, a través de Reminiscencias, ese grito interno: ¡claro que deja, deja la satisfacción de ver materializado un proyecto polifónico y multiescritural, donde el objetivo común es presentar la manera en que cada colaborador contempla su pequeño–gran mundo, del cual participamos todos, en tanto seres pensantes y sensibles. Y es aquí donde el Diablo, que todos llevamos dentro, adquiere la nobleza y la virtud de la palabra vuelta obra, como lo dijo John L. Austin, How to do things with words (1962). Y cada colaborador lo ha sabido y demostrado durante los once años de difusión. Exacto, la palabra transforma, independientemente si la argüimos o decodificamos en el plano lingüístico o en su esfera cotidiana; para el caso de Reminiscencias, tiene la intención de transformar, al menos en la forma de ver las cosas, a quien se acerque a sus venas y se dé cuenta del discurso interno, orquestador de los textos, de las voces, de los sentidos.

     Además, como nos dice Adriana Menassé en su prólogo, retomando a Aristóteles, “la verdadera amistad ocurre entre seres generosos que desean el bien y la prosperidad de aquellos a quienes aman”, siendo la amistad la base para la construcción de un mundo benevolente, cordial y justo. Sí, lo aceptamos, compartir el conocimiento devela un alto grado de amistad y compromiso ético y humano con el otro, quien posibilita el entendimiento y la consciencia de uno mismo (si rememoramos a Jean–Paul Sartre, en una parte de su obra L’être et le néan: Essai d’ontologie phénoménologique, 1943).

     Ahora bien, el libro no está dividido en bloques, donde cada uno conjunte ciertos trabajos que abordan una problemática específica, su corpus es como un río, un constante fluir de ideas, lo dice Itzel Amor García Gutiérrez en su poema “La página del mar”, versos 12 y 13, “Letras que se conjugan en medio de ráfagas / elocuentes de ideas”. Pues, sin conceptualización previa, la lectura va de un poema (“Voces de la noche”, “Desnuda tu voz”) a un personaje histórico (“La mexicanidad gloriosa de José Martí”), de éste a un tema educativo (“Gramsci en la sociología de la educación”), para continuar con un recuerdo – aprendizaje ( “Raúl Hernández Viveros: alma mater de la mayoría de los escritores veracruzanos jóvenes, actuales), seguir con un relato (“Trago para dos”) y dar paso a una reseña (“El nuevo espíritu de la educación: la búsqueda de un humanismo contemporáneo”); y así, ponderar la variedad de prosas y versos con sus respectivos asuntos y formas. Propiciando esos “cuadros mentales”, que el lector estructura de acuerdo con su capital simbólico y bagaje cultural.

     A su vez, un aspecto propio de cada libro es su estética implícita, es decir, lo literario que uno a uno de los escritos engloba. Así, la experiencia literaria que tenemos al leer Reminiscencias, nos brinda momentos de introspección, al adentrarnos en el proceso ficticio – argumentativo – sensible – propositivo, que el autor forjó, a través de un lenguaje directo, metafórico o poético, de acuerdo con el género plasmado: poema, ensayo, biografía, relato o artículo.

     Por ende, es de todos sabido que la realidad conforma “el mundo” desde el cual el escritor, el poeta, el ensayista o el articulista, materializa su sentir y pensar en una obra; y, también, todos compartimos el ideal de que después de leer ciertos textos nuestra visión de la realidad o del mundo, cambia. Esto, va implícito en Reminiscencias. Por ello, continuemos apoyando proyectos como el de Tlanestli. Amanecer, donde conviven lo educativo, lo literario, lo histórico–social y lo cultural, amén de una intención de transformar constantemente las percepciones del lector y de éste hacia su realidad.

     Desde un punto de vista crítico, Reminiscencias opera como un canal por el cual se puede expresar lo real detrás de una proyección imaginaria o constatable, pues, en varios niveles, se alcanza la dramatización simbólica de lo que está sucediendo en el presente, y una eufemización de los conflictos sociales y de las épocas; así como una revaloración de las vidas que no terminan de irse: por fortuna, cuando han legado a la cultura un quehacer ennoblecido por la escritura y la enseñanza.

[En Dante Octavio], su gusto por la literatura y la investigación le llevan a escribir poesía, cuento y ensayo histórico. Así como sus libros sobre educación e historia de Orizaba.

Dante Octavio fue promotor incansable en diversas actividades de promoción de la cultura regional, […], tales como coloquios, presentación de libros y conferencias.[5]

   De acuerdo con lo anterior, la virtud, como nos muestra la filosofía y nos lo evidencia el devenir de la cultura, es una cualidad adquirida por la repetición, por la constancia; y, en este sentido, puedo aludir a la virtud desarrollada por varios de los colaboradores de Tlanestli – Reminiscencias, pues sus textos traslucen el empeño de encontrar el término idóneo para comunicar el objetivo deseado.[6] Y, desde luego, hay una virtud exaltada en quienes hicieron posible la edición de la obra que se presenta.

       En conclusión, Reminiscencias 2010–2021 – Tlanestli ennoblece la cultura no sólo de Xalapa, sino de ese espacio simbólico que cada lector lleva consigo y le da un “suelo ontológico”, parafraseando a Martin Heidegger (Sein und Zeit, 1927); y, a la vez, lo compromete (“L’engagement” de Jean–Paul Sartre, Situations, 1947) con su entorno, con su sentir, y con la digna virtud de pensar y, en su momento, escribir.

Bibliografía

Barbedette, D., Ética o filosofía moral, trad. de Salvador Abascal, Tradición, México, 1984.

Jaeger, Werner, Paideia: los ideales de la cultura griega, trad. de Joaquín Xirau y Wenceslao Roces, Fondo de Cultura Económica, México, 1987.

Tlanestli. Amanecer, No. 132, Xalapa, Veracruz, México, 2021.

Vásquez Gándara, Víctor Manuel, compilador, Tlanestli. Diálogo entre docentes, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, México, 2012.

____, Testimonios de periodismo cultural, Universidad de Xalapa, Xalapa, Veracruz, México, 2019.

____, Reminiscencias 2010 – 2021, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, México, 2021.

 



[1] Sobre este ámbito, véase “Posición de los griegos en la historia de la educación humana”, de Werner Jaeger, donde se contempla la importancia de la educación en el desarrollo intelectual y espiritual de la Humanidad, pues gracias a ella los sujetos propagan y conservan su especificidad social, existencial y cognitiva. A la vez, construyen un sentido de su entorno, a través de la voluntad consciente, ética, estética y razonable del por qué de las cosas y los seres.

[2] Víctor Manuel Vásquez Gándara, compilador, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, 2021.

[3] Véase la página 2.

[4]  Los anteriores fueron: Tlanestli. Diálogo entre docentes (2012), y Testimonios de periodismo cultural (2019), ambos compilados por Víctor Manuel Vásquez Gándara; libros no “institucionalizados” por política, economía o academia alguna, sino libres en sus objetivos: la creación auténtica y la voz del saber refractada en las distintas voces del quehacer social, científico y artístico. En ellos, si bien hay un título que estructura gran parte de los trabajos, artículos y ensayos sobre educación y fenómenos de la cultura, el espectro de las obras irradia en el relato, el poema y la semblanza biográfica que, vistos a profundidad, conllevan una enseñanza y una proporcionalidad en la cultura.

[5]  Véase Reminiscencias, págs. 244 – 246.

[6]  La virtud es una cualidad del alma que lleva a obrar bien y a no obrar ningún mal; es un hábito, una fortaleza interna del hombre devenida voluntad hacia el bien, permanente en el punto medio de los extremos (vicios), conciliadora de ellos. Dividida en: sabiduría, inteligencia, ciencia, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Véase D. Barbedette, Ética o filosofía moral, Tradición, México, 1974, pp. 127 – 132.

No hay comentarios: