Silvestre Manuel Hernández
Investigador independiente en
Ciencias Sociales y
Humanidades
silmanhermor@hotmail.com
A la manera del gran sistema
pedagógico de la Grecia clásica, donde la educación, conformada por disciplinas
humanísticas, científicas y artísticas, tenía la finalidad del engrandecimiento
del ser humano y la potenciación de sus capacidades y virtudes,[1] el
libro Reminiscencias
2010 – 2021,[2]
comulga con ese espíritu que ha sustentado el quehacer intelectual en
Occidente; pues, desde sus inicios, Tlanestli.
Amanecer,
alma mater de esta compilación de textos, ha conjuntado expresiones de las más
diversas formas de entender el mundo y a quienes le damos sentido, valiéndonos
de la literatura, la historia, la filosofía, la psicología, la medicina, la
ciencia, la pedagogía, el arte y, en general, de eso que llamamos cultura. No
en balde la publicación mensual hace suyo el epígrafe “Sólo entre todos sabemos
todo”, y lo sustenta en tres instancias: misión, divulgar contenidos
educativos, literarios y culturales que provoquen la reflexión y ésta incida en
la búsqueda de soluciones a los problemas reales; visión, un espacio de
discusión que lleve a nuevos conocimientos; valores, solidaridad, respeto y
comunicación. Todo esto, tan necesario en el vivir de hombres y mujeres en sus
espacios públicos y privados, de cuyas acciones y contextos (reales e
imaginarios) se nutre el escritor y el articulista.
En esta vertiente, en el editorial del número
132 de Tlanestli, correspondiente a agosto de
2021, Javier Ortiz Aguilar, nos recuerda en el primer párrafo:
Hace 11 años nace un sueño
entre un grupo de educadores. Ese sueño los induce a la construcción de un
medio de comunicación donde coexistan todas las expresiones culturales, sin importar
las perspectivas teóricas, formación disciplinaria, intereses y compromisos
políticos; donde converjan escritores reconocidos y escritores en proceso de
formación, incluso aquellos que únicamente desean comunicar sus ideas. En otras
palabras, crear un ámbito de encuentro entre las diferentes generaciones.[3]
Y he aquí, uno más de los encuentros,
celebrando la publicación del tercer libro compilatorio de trabajos editados en
Tlanestli. Amanecer, ahora, bajo el título de Reminiscencias 2010 – 2021.[4]
Pero, como abogado del Diablo, uno puede preguntarse por el motivo de la
edición; es decir, ¿cuál es la finalidad de este libro, si cada texto ya
cumplió su función en el periódico – revista, en su momento? Pero, también, se
puede responder con el dicho de que “más sabe el Diablo por viejo que por
Diablo”, esto es, la experiencia genera saber. Y aquí entra Víctor Manuel Vásquez
Gándara, en tanto compilador y director de Tlanestli, y en cuanto portavoz de ese
saber que no sólo atañe a diez u once años; no, sino a ese saber acumulado por
lecturas, aprendizaje, pláticas, docencia, investigación, difusión cultural, y
esa diabólica convicción se creer que se puede ser mejor ser humano si se
comparte el conocimiento, si se vuelve a mostrar que hay un algo digno en tal o
cual texto, en este o aquel poema o cuento, en aquella o en la otra reflexión
sobre lo que somos o lo que anhelamos ser. Sí, se necesita ser un poco Diablo
para romper esas normas no escritas, pero sabidas, de que la cultura,
noblemente hecha y sin fines de lucro, “no deja”. Pero, nuevamente se escucha,
a través de Reminiscencias, ese grito interno: ¡claro
que deja, deja la satisfacción de ver materializado un proyecto polifónico y
multiescritural, donde el objetivo común es presentar la manera en que cada
colaborador contempla su pequeño–gran mundo, del cual participamos todos, en
tanto seres pensantes y sensibles. Y es aquí donde el Diablo, que todos
llevamos dentro, adquiere la nobleza y la virtud de la palabra vuelta obra,
como lo dijo John L. Austin, How to do things with
words (1962). Y cada colaborador lo
ha sabido y demostrado durante los once años de difusión. Exacto, la palabra
transforma, independientemente si la argüimos o decodificamos en el plano lingüístico
o en su esfera cotidiana; para el caso de Reminiscencias, tiene la intención de
transformar, al menos en la forma de ver las cosas, a quien se acerque a sus
venas y se dé cuenta del discurso interno, orquestador de los textos, de las
voces, de los sentidos.
Además, como nos dice Adriana Menassé en
su prólogo, retomando a Aristóteles, “la verdadera amistad ocurre entre seres
generosos que desean el bien y la prosperidad de aquellos a quienes aman”,
siendo la amistad la base para la construcción de un mundo benevolente, cordial
y justo. Sí, lo aceptamos, compartir el conocimiento devela un alto grado de
amistad y compromiso ético y humano con el otro, quien posibilita el
entendimiento y la consciencia de uno mismo (si rememoramos a Jean–Paul Sartre,
en una parte de su obra L’être et le néan:
Essai d’ontologie phénoménologique, 1943).
Ahora bien, el libro no está dividido en
bloques, donde cada uno conjunte ciertos trabajos que abordan una problemática
específica, su corpus es como un río, un constante fluir de ideas, lo dice
Itzel Amor García Gutiérrez en su poema “La página del mar”, versos 12 y 13,
“Letras que se conjugan en medio de ráfagas / elocuentes de ideas”. Pues, sin
conceptualización previa, la lectura va de un poema (“Voces de la noche”,
“Desnuda tu voz”) a un personaje histórico (“La mexicanidad gloriosa de José
Martí”), de éste a un tema educativo (“Gramsci en la sociología de la
educación”), para continuar con un recuerdo – aprendizaje ( “Raúl Hernández
Viveros: alma mater de la mayoría de los escritores veracruzanos jóvenes,
actuales), seguir con un relato (“Trago para dos”) y dar paso a una reseña (“El
nuevo espíritu de la educación: la búsqueda de un humanismo contemporáneo”); y
así, ponderar la variedad de prosas y versos con sus respectivos asuntos y
formas. Propiciando esos “cuadros mentales”, que el lector estructura de
acuerdo con su capital simbólico y bagaje cultural.
A su vez, un aspecto propio de cada libro
es su estética implícita, es decir, lo literario que uno a uno de los escritos
engloba. Así, la experiencia literaria que tenemos al leer Reminiscencias, nos brinda momentos de introspección, al adentrarnos en
el proceso ficticio – argumentativo – sensible – propositivo, que el autor
forjó, a través de un lenguaje directo, metafórico o poético, de acuerdo con el
género plasmado: poema, ensayo, biografía, relato o artículo.
Por ende, es de todos sabido que la
realidad conforma “el mundo” desde el cual el escritor, el poeta, el ensayista
o el articulista, materializa su sentir y pensar en una obra; y, también, todos
compartimos el ideal de que después de leer ciertos textos nuestra visión de la
realidad o del mundo, cambia. Esto, va implícito en Reminiscencias. Por ello, continuemos
apoyando proyectos como el de Tlanestli.
Amanecer,
donde conviven lo educativo, lo literario, lo histórico–social y lo cultural,
amén de una intención de transformar constantemente las percepciones del lector
y de éste hacia su realidad.
Desde
un punto de vista crítico, Reminiscencias opera como un canal por el
cual se puede expresar lo real detrás de una proyección imaginaria o
constatable, pues, en varios niveles, se alcanza la dramatización simbólica de
lo que está sucediendo en el presente, y una eufemización de los conflictos
sociales y de las épocas; así como una revaloración de las vidas que no
terminan de irse: por fortuna, cuando han legado a la cultura un quehacer
ennoblecido por la escritura y la enseñanza.
[En Dante Octavio], su gusto
por la literatura y la investigación le llevan a escribir poesía, cuento y
ensayo histórico. Así como sus libros sobre educación e historia de Orizaba.
Dante Octavio fue promotor
incansable en diversas actividades de promoción de la cultura regional, […],
tales como coloquios, presentación de libros y conferencias.[5]
De acuerdo con lo anterior, la virtud, como
nos muestra la filosofía y nos lo evidencia el devenir de la cultura, es una
cualidad adquirida por la repetición, por la constancia; y, en este sentido,
puedo aludir a la virtud desarrollada por varios de los colaboradores de Tlanestli – Reminiscencias, pues sus textos traslucen el
empeño de encontrar el término idóneo para comunicar el objetivo deseado.[6] Y,
desde luego, hay una virtud exaltada en quienes hicieron posible la edición de
la obra que se presenta.
En conclusión, Reminiscencias 2010–2021 – Tlanestli ennoblece la cultura no sólo
de Xalapa, sino de ese espacio simbólico que cada lector lleva consigo y le da
un “suelo ontológico”, parafraseando a Martin Heidegger (Sein und Zeit, 1927); y, a la vez, lo compromete (“L’engagement” de Jean–Paul Sartre, Situations, 1947) con su entorno, con su sentir, y con la digna
virtud de pensar y, en su momento, escribir.
Bibliografía
Barbedette, D., Ética o filosofía moral, trad. de Salvador Abascal,
Tradición, México, 1984.
Jaeger, Werner, Paideia: los ideales de la cultura griega, trad. de Joaquín Xirau y
Wenceslao Roces, Fondo de Cultura Económica, México, 1987.
Tlanestli. Amanecer, No. 132, Xalapa, Veracruz,
México, 2021.
Vásquez Gándara, Víctor
Manuel, compilador, Tlanestli. Diálogo
entre docentes, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, México, 2012.
____, Testimonios de periodismo cultural, Universidad de Xalapa,
Xalapa, Veracruz, México, 2019.
____, Reminiscencias 2010 – 2021, Foro Fiscal, Xalapa,
Veracruz, México, 2021.
[1] Sobre este
ámbito, véase “Posición de los griegos en la historia de la educación humana”,
de Werner Jaeger, donde se contempla la importancia de la educación en el
desarrollo intelectual y espiritual de la Humanidad, pues gracias a ella los
sujetos propagan y conservan su especificidad social, existencial y cognitiva.
A la vez, construyen un sentido de su
entorno, a través de la voluntad consciente, ética, estética y razonable del
por qué de las cosas y los seres.
[2] Víctor Manuel
Vásquez Gándara, compilador, Foro Fiscal, Xalapa, Veracruz, 2021.
[3] Véase la
página 2.
[4] Los anteriores fueron: Tlanestli. Diálogo entre docentes (2012), y Testimonios de periodismo cultural (2019), ambos compilados por Víctor
Manuel Vásquez Gándara; libros no “institucionalizados” por política, economía
o academia alguna, sino libres en sus objetivos: la creación auténtica y la voz
del saber refractada en las distintas voces del quehacer social, científico y
artístico. En ellos, si bien hay un título que estructura gran parte de los
trabajos, artículos y ensayos sobre educación y fenómenos de la cultura, el
espectro de las obras irradia en el relato, el poema y la semblanza biográfica
que, vistos a profundidad, conllevan una enseñanza y una proporcionalidad en la
cultura.
[5] Véase Reminiscencias,
págs. 244 – 246.
[6] La virtud es una cualidad del alma que lleva a
obrar bien y a no obrar ningún mal; es un hábito, una fortaleza interna del
hombre devenida voluntad hacia el bien, permanente en el punto medio de los
extremos (vicios), conciliadora de ellos. Dividida en: sabiduría, inteligencia,
ciencia, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Véase D. Barbedette, Ética o filosofía moral, Tradición,
México, 1974, pp. 127 – 132.
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