Mario Jesús Hernández
Pérez
Cuando el currículo
toma forma, éste será utilizado para desarrollar un programa educativo dentro
de una escuela, pero obviamente que el currículo tiene diversos factores que lo
vincularán a aspectos pedagógicos, psicológicos, sociales, pero también
ideológicos y actitudinales.
El currículo va
dirigido a los estudiantes. Los docentes serán los que lo apliquen dentro de la
escuela, con influencia social: el entorno, la familia, el estado.
Pero a pesar que son
muchos los actores que entran en el proceso curricular, son los docentes y los
alumnos, los dos agentes que tienen una mayor
presencia en el mismo, a pesar que tanto docentes como estudiantes
tienen diferentes características “…los profesores difieren en personalidad, en
su concepto de sí mismos y en su visión del papel que desempeñan en la práctica
profesional. Los alumnos son asimismo diferentes y normalmente representan una
diversidad de orígenes sociales”. (Brennan, K. W. 1988; pp. 11).
Por esta razón, el
currículo se convierte en una propuesta formal establecida por el sistema
político, adaptada y aplicada por el docente con la intención de que los
alumnos adquieran saberes. Generalmente las propuestas pedagógicas son
diseñadas por el grupo hegemónico en el poder, entonces el currículo hace al
individuo codependiente de situaciones de tipo emocional.
Entramos en el ámbito
de conocer como se desenvuelve el currículo, que de alguna manera se relaciona
también con la manera de determinarlo y desarrollarlo, y es cuando hablamos de
la existencia del currículo formal: que se refiere a lo establecido, a como su
nombre lo indica: lo formal; el currículo real: que generalmente tiene que ver
con la manera o forma como el docente aplica el currículo; y el currículo
oculto: que es la manifestación que tiene que ver con la ideología del docente,
del alumno y del contexto social.
Así, Ornelas (1995),
nos dice que el currículo formal informa, reproduce conocimientos, es formado
como una relación social, por lo tanto forma; ”por medio de él se producen y
reproducen valores, ideología y rasgos de la personalidad en los sujetos del
proceso educativo…contiene finalidades y metas precisas de lo que se debe
aprender y cómo se debe aprender, al igual que establece tiempos y ritmos de
aprendizaje”. (Ornelas, C., 1995; pp. 148). Considera Ornelas también al
currículo formal como “currículo tradicional”, y asegura que a pesar de estar
en decadencia sobre todo en las profesiones, aún tiene vitalidad.
Con ello nos damos
cuenta, que los currículos formales, parten de la esfera más alta de las
determinaciones curriculares, en nuestro país, el currículo existe como un
currículo único, pero que se vuelve flexible y se adapta a situaciones
concretas. Se sustenta en la Constitución Política en el Artículo 3°, fracción
III, que expresa “Para dar pleno cumplimiento a lo dispuesto en el segundo
párrafo y en la fracción II, el Ejecutivo Federal determinará los planes y
programas de estudio de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal
para toda la República. Para tales efectos, el Ejecutivo Federal considerará la
opinión de los gobiernos de los Estados y del Distrito Federal, así como de los
diversos sectores sociales involucrados en la educación, los maestros y los
padres de familia en los términos que la ley señale”.
Por su parte, el
currículo real es el que lleva a cabo en el aula el docente, ya que es adecuado
a sus necesidades, más que a la de los alumnos,
es definido de la siguiente manera, “Michael W. Apple, pone de
manifiesto que el currículo real no puede entenderse sin las referencias del
contexto social, político, económico e histórico amplio en que las escuelas
desarrollan su tarea” (Palladino, E., 1998; pp. 20).
Pero es obvio, que dentro
del inciso III del Artículo 3°, se da la pauta para el desarrollo de currículos
regionales, estatales o municipales, en los cuales las instancias educativas
juegan un papel importante, sobre todo los docentes que son los que llevan a la
práctica esta actividad, que por lo regular, se adecua más a los aspectos de
los métodos de enseñanza y las teorías de aprendizaje, pues es fundamental las
características del alumnado que aprende, “los objetivos del currículo ya no se
consiguen únicamente a través de la enseñanza formalizada del conocimiento
académico. Puede ser más importante para el desarrollo personal y social cómo
se transmite el conocimiento y cómo aprenden los alumnos. Por tanto, el método
de enseñanza cobra importancia en relación con los objetivos y las necesidades
que han de ser especificadas en el currículo”. (Brennan, K.W., 1988; pp. 3).
Ahora debemos conocer
el currículo oculto, porque tiene una gran carga ideológica, y en muchos casos
es reproductor implícito de las necesidades del Estado, pero también de las
necesidades de los docentes, alumnos, la escuela y el entorno social. A pesar
de ello “el currículo oculto no formaliza sus propósitos, pero la asimilación
de lo que enseña es más efectiva en los rasgos de la personalidad…lo que el
currículo oculto reproduce: valores, conductas y cualidades personales, se debe
más a esos arreglos institucionales que a la disposición expresa del
currículum”. (Ornelas, C., 1995; pp. 148).
También, Brennan (1988)
asegura que el currículo no actúa en el vacío ya que “es influido, a menudo de
manera sutil e indirecta, por las presiones de la sociedad a la que se trata de
comprender…las presiones en la escuela están sujetas, pues, a presiones no sólo
sobre la escuela sino también dentro de ella…con la importante puntualización
de que la influencia más sutil puede ejercerse a través del currículo oculto de
la escuela”. (Brennan, K. W., 1988; pp. 6, 12).
Por su parte Palladino
(1998) remite el currículo oculto al conjunto de aprendizajes no previstos que
se dan de forma asistemática y no intencional en el medio escolar. “El análisis
del currículo oculto pone de manifiesto que se desarrollan aprendizajes y
destrezas relacionadas con la obediencia y la sumisión a la autoridad”.
(Palladino, E., 1998; pp.18).
Debido a lo anterior,
Palladino (1998) manifiesta que existen diversas peculiaridades que se suceden
en el aula, que de alguna manera caracterizarán al currículo oculto, entre las
que destacan la multidimensionalidad, ya que en el aula suceden gran cantidad
de acontecimientos; la simultaneidad: en el aula suceden muchas cosas al mismo
tiempo; la inmediatez: las acciones de los integrantes de una clase se
desarrollan a un ritmo muy rápido; la imprevisibilidad: en una clase suceden
acontecimientos no previstos; la publicidad: ya que hay que reconocer que una
clase es pública; y la historia, ya que una clase implica la acumulación de
experiencias, rutinas, normas.
Por lo tanto, “el
currículo oculto se debería analizar desde una doble perspectiva: los cambios
internos en los alumnos y buscar el efecto social, político y económico”.
(Palladino, E., 1998; pp. 19). Todo esto porque el mismo Palladino considera la
existencia de un “currículo manifiesto”, que equivaldría al currículo formal
pero además acota la existencia de un currículo que denomina “nulo”, el cuál se
centra en “atender a lo que las escuelas ocultan y no enseña a los alumnos”.
(Palladino, E., 1998; pp. 19).
De estos conceptos “el
currículum oculto reproduce un conjunto de valores y creencias que se asocian
más directamente al capitalismo contemporáneo y que la tendencia neoliberal tal
vez quiera enfatizar”. (Ornelas, C., 1995; pp. 163).
Bibliografía:
1. Brennan, K. Wilfred, (1988). “El currículo en
la educación” en El currículo para niños con necesidades especiales,
Siglo XXI, México, pp. 1-12.
2. Ornelas, Carlos (1995). “El conocimiento en
la transición del Sistema Educativo Mexicano. Más allá del Currículum Oculto”
en El Sistema Educativo Mexicano, Editorial Centro de Investigación y
Docencia, FCE, México, pp. 127-167.
3.
Palladino,
Enrique (1998) “Diseños Curriculares” en Diseños Curriculares y Calidad
Educativa, Espacio Editorial, Argentina, pp. 10-37.
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