jueves, 8 de agosto de 2013

PROBLEMAS DE LA EDUCACIÓN BÁSICA EN VERACRUZ


Carlos Jorge Aguilar
Desde mi percepción, a pesar de los esfuerzos realizados, cuatro son los problemas que afronta el sistema educativo veracruzano en la educación básica en esta primera década del siglo (caracterizado por la modernidad y por una sociedad que presume de estar utilizando para su beneficio las tecnologías de la comunicación y la informática),  los cuales  son: la política compensatoria desigual, el insuficiente financiamiento de la educación básica, la inconclusa federalización de la educación y la poca o nula participación social en las escuelas.
El primero se caracteriza por su inequidad, que se refleja en marcadas diferencias en la calidad de la oferta educativa y en las fuertes desigualdades, entre las escuelas que se encuentran en zonas rurales e indígenas y las urbanas, en el acceso, la permanencia, el aprovechamiento y el egreso oportuno de los educandos.
Se observa que la educación básica no ha logrado, a pesar de los programas que tiene, brindar educación de calidad  en las localidades con menores recursos económicos, focalizadas en, al menos, 79 municipios  del estado. Los niños que viven en estos estratos socialmente desfavorecidos, no están logrando adquirir las competencias necesarias y suficientes para poder tener acceso a una vida digna.
El sistema educativo no  ha conseguido inscribir al total de la población demandante en el primer grado de primaria, ni de secundaria.
Además no ha alcanzado retener a los niños en la escuela (índice de eficiencia terminal).Existe un considerable porcentaje de niños reprobados y otro tanto que desertan de la primaria y/o la secundaria, lo que ha provocado un alto rezago educativo.
La justicia social, en las comunidades con menor índice de desarrollo humano, de acuerdo con Latapí  “obliga a las autoridades educativas de los estados a diseñar estrategias de superación de las terribles desigualdades educativas”.
El segundo se refleja en la insuficiente inversión en educación básica, el cual es un factor  que tiene que ver con la baja calidad educativa. El sistema educativo no ha asegurado que todos los alumnos adquieran los conocimientos, desarrollen las destrezas e interioricen los valores que son necesarios para un adecuado desempeño en los grados escolares subsecuentes.
 No basta con reiterar que se requiere un incremento real y sustancial en este renglón fundamental del gasto público, que en educación de hecho representa una inversión. Es necesario revalorar el papel de la educación. Se requiere más dinero para equipar escuelas, formar a los docentes y hacer, entre otros aspectos,  investigación educativa, cuyos resultados permitan proponer a las autoridades en turno, soluciones a estos y otros problemas que afectan la calidad de la educación.
El tercero es el inconcluso proceso de la federalización, iniciado en 1994, donde se ha observado un conjunto de problemas en su operación.  Este punto aún no es una realidad. Si bien se ha procurado acercar la toma de decisiones en materia educativa a los sitios en que tiene lugar el hecho educativo, es decir  a la escuela, se mantiene un centralismo  en aspectos sustantivos en asuntos tales como contenidos programáticos, actualización docente y sistemas de evaluación.
Ahora el estado tiene facultades sobre los recursos humanos (personal directivo, docente, administrativo y manual), materiales (edificios escolares y bienes muebles) y financieros (partidas presupuestales).  Sin embargo, la formación de docentes, los planes y programas de estudio, los libros de texto gratuitos, entre otras políticas, siguen conservando su carácter nacional, lo cual impacta o condiciona el logro de la relevancia.

En  un balance de los aspectos principales del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica  (ANMEB), Schmelkes  señala que “la descentralización educativa …no ha pasado de una simple descarga de problemas para los estados. No hay federalismo educativo como tal, sino una descentralización administrativa imperfecta. Hasta ahora la Secretaría de Educación Pública ha mantenido en secreto el volumen de recursos destinado a cada uno de los estados, los cuales pueden canalizarlos no necesariamente a la educación, ya que no existen los mecanismos de fiscalización…”
También se ha incumplido la rezonificación económica  para eliminar los tres tabuladores salariales de sobresueldo por zona de vida cara de los profesores (100%, 60% y 40%).  El gobierno federal dijo que gradualmente desaparecerían los dos últimos, para que se quedara solamente el del cien por ciento, cosa que hasta la fecha no ha ocurrido. Los maestros siguen esperando que pronto se haga realidad este pendiente.
Por otro lado, en materia de formación de profesores, existe un desfasamiento entre los planes de formación y actualización de los docentes y los cambios de los planes y programas de estudio de preescolar, primaria y secundaria. Igualmente la Universidad Pedagógica Nacional, la Universidad Pedagógica Veracruzana, las Escuelas Normales y los Centros Estatales de Actualización del Magisterio, marchan cada cual por su lado en la formación y capacitación de los profesores.
El último problema es la urgente y necesaria participación de la sociedad en la educación de los niños. Latapí propone que una manera de elevar la calidad de la educación desde la escuela, es “con la participación voluntaria y solidaria de la sociedad  en las comunidades, municipios y las entidades federativas, quienes estarían proponiendo al sector educativo formas o maneras de mejorar la educación que reciben los niños y adolescentes”, directamente en las escuelas.
Tanto los profesores como las escuelas están en tela de juicio, sobre todo por el descontento de la sociedad al constatar que las últimas reformas no han resuelto las dificultades de la enseñanza-aprendizaje, pero sin pretender debatir acerca de estos problemas pedagógicas, las escuelas de educación básica enfrentan ahora desafíos y problemas que resultan peculiarmente contemporáneos y que justifican una nueva estimación de sus fines básicos y de su rendimiento
En este contexto la educación básica tiene como desafío, elevar su calidad,  entendida  a partir de los criterios de relevancia, eficacia, equidad y eficiencia. Se trata de lograr la dignificación del magisterio, la descentralización de fondo, del sistema de educación básica; la participación de la comunidad y de la sociedad en el quehacer educativo y la renovación curricular.
Se deberá establecer una política compensatoria de tipo integrador, que considere la diversidad y a todos los actores e instancias del proceso educativo, conduciendo al diseño de apoyos de atención en educación significativamente hasta alcanzar, las mínimas recomendadas por UNESCO.
Los mayores esfuerzos de inversión deberán orientarse a atenuar las desigualdades educativas existentes en las diferentes regiones y municipios más marginados, canalizando recursos para atender los problemas y contrarrestar las causas que provocan el rezago educativo.
Son áreas de especial cuidado y énfasis en este milenio; el currículo valoral, la lectoescritura, las matemáticas, la educación científica y tecnológica, la vinculación de la educación con el sector productivo. Son áreas a diversificar con equidad, la educación indígena y la educación rural.
En síntesis se requiere de una educación abierta a todos los que la necesitan y gratuita en todos los niveles. Vinculada a la sociedad y a sus formas de recreación cultural y económica. 
Una educación que integre y respete la pluralidad ideológica, étnica,   y cultural del país, que promueva la equidad de género. Una educación que forme niños y jóvenes responsables de su entorno.
Una educación generadora de dinámicas económicas, políticas, culturales, científicas, tecnológicas y sociales que contribuyan a insertar  al país en el mundo de manera plena, sin subordinaciones, en el contexto de la lucha por una globalización civilizada, es decir humanista.
El  maestro, actualmente con un rol limitado y condicionado por  las políticas institucionales (sindicales y oficiales); en este escenario, es un personaje central, por lo que se requiere que la sociedad revalore su práctica docente.  Se necesita que se convierta  en un verdadero educador y un agente de cambio social, al servicio de la niñez y la patria.

Carlos_jorge27@hotmail.com










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