martes, 15 de mayo de 2018

- La deuda de Veracruz - ¿Herencia de 36 años?




N-P-431/MAY.018/.


Columna 33



Por Carlos Lucio Acosta


        
                   VERACRUZ (México-EUM).- El candidato que llegue a la presidencia de la república o al gobierno de Veracruz, enfrentará los mismos problemas.
                   Lo que sucede al país y al estado no es cuestión de nombres, de apellidos, de nivel educativo, de filiación política, de posición económica, de clase social, de práctica religiosa, de preferencia sexual o estilo de vida.
                   El el fondo del asunto destaca con mayúscula la falta de productividad, el desempleo, la migración, la inseguridad,  el narcotráfico, el abuso de poder, el desvío de recursos, la impunidad, el endeudamiento, la descarada complicidad bajo las sábanas, la corrupción institucional y los elevados índices del crimen.
                   El tema central es de carácter político y económico con amplia repercusión social.
                   Los problemas del país y del estado no se resolverán por arte de magia o conjuros divinos, sino que requieren tiempo, voluntad, conciencia, transparencia y sobre todo honradez, mucha honestidad, abundante rectitud.
                   Los que dicen saber de estas cosas aseguran que si hay continuidad en el proyecto de enderezar el curso del país y el del estado, se llevaría algo así como unos seis sexenios, lo que se traduce en 36 años de intensa actividad constructiva.
                   En el tramo comprendido del 2018 al 2054, habrán situaciones que beneficien o perjudiquen en lo político, en lo económico y social no sólo al país sino sustancialmente al estado.
                   El cambio de ruta en la manera de pensar y actuar del gobierno en turno puede alterar el hasta hoy cacareado proyecto de mejorar las condiciones de vida de la población.
                   No se descarta en lo mínimo ni en lo medio o en lo máximo –del partido que sea – recurran a la contratación de más deuda con instituciones de las bancas comercial o de desarrollo.
                   Tampoco tiran a la basura la posibilidad de que en uno de esos momentos de conexión divina, influyan en el presidente de la república del momento con la firme intención de que reduzca o condone las líneas crediticias contraídas con la banca de desarrollo.
                   Todavía hay tela de dónde cortar.
                   El arte de pedir prestado es una de las normas más recurrentes de que han echado mano los gobiernos estatal y federal, para solventar demandas más personales que de carácter colectivo.
                   El futuro económico se antoja incierto, lleno de dudas, de inseguridad administrativa y de políticas financieras tambaleantes que pueden romper con la cada vez más escasa tranquilidad social y presunta bonanza monetaria.
                   El presidente Enrique Peña Nieto, deja el país con una deuda estimada en un poco más de los diez billones 58 mil 800 millones de pesos, monto 4.1 por ciento superior al primer trimestre del 2017, de acuerdo al informe de Finanzas Públicas de la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
         El compromiso de Peña Nieto, arrastra documentos contables de los periódos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, mientras que el de Yunes Linares comprende los sexenios de Javier Duarte de Ochoa, Fidel Herrara Beltrán, Miguel Alemán Velasco y Patricio Chirinos Calero.
                   La situación es clara, tanto el nuevo presidente como el nuevo gobernador, tendrán que contar con la aprobación de sus respectivos congresos para el trámite de líneas de crédito con las bancas comercial y de desarrollo, durante el primer semestre de sus mandatos constitucionales.
                   El cambio convocado todavía está demasiado lejos como el suponer que la pacificación del país y del estado se obtendrá en el primer año de gobierno.
                   El panorama no se percibe nada fácil. Y si cuenta con muchas aristas de conflictos a corto, mediano y largo plazo.
                   Leamos.
                   El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, deja el estado con una deuda estimada en un poco más de los 115 mil millones de pesos, contraída con empresas, prestadores de servicios y por burzatilizar el impuesto de la tenencia vehicular, de acuerdo a pronósticos del Observatorio de las Finanzas Públicas de la Universidad Veracruzana (OFPUV).
                   La realidad económica del país y del estado no es como la describen en el boletín de prensa o como la pronuncian en el discurso político.
                   Echemos una ojeada al texto.
                   El gobierno mexicano pagó 125 mil 673 millones de pesos por concepto de comisiones e intereses de la deuda en el primer trimestre del 2018, mientras el gobierno veracruzano paga mensualmente la cantidad de veinte millones de pesos por comisiones e intereses, comprometiendo las participaciones federales de los próximos 30 años.
                   El candidato que logre la presidencia de la república o el gobierno de la entidad, enfrentará los mismos problemas. De eso no existe la menor duda. Piense.
                  
                  
                   Sólo para tus ojos . . .


                   El candidato a la presidencia de la república de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés, integrada por los partidos Acción Nacional )PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (PMC), es sobrino del expresidente Carlos Salinas de Gortari, ¿cómo la lee, usted?

carlos.lucioacosta@rocketmail.com
                  
                  
                  

                  



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