Jesús
Jiménez Castillo
Academia
Mexicana de la Educación, AC, Sección Veracruz
La
celebración del día del maestro, este 15 de mayo, es una buena oportunidad para
reflexionar sobre el quehacer de los docentes, sus virtudes y problemas que
viven diariamente en su labor educativa. La palabra maestro, en sentido
genérico, significa el mejor, el más preparado para realizar una actividad. La
sociedad mexicana así lo ha idealizado. Gracias a él, se han tenido muchos
logros en los avances de nuestra sociedad, aunque poco se le reconozca. Con el
tiempo, en nuestro país, el término ´maestro´ se hizo equivalente al de
profesor: el que habla en público, tal como lo hace un docente ante sus
alumnos. Por consiguiente, los conceptos relativos a maestro, profesor o docente
se utilizan indistintamente para designar a los practicantes de esta noble tarea.
Precisamente,
por la función que cumple como factor central del fenómeno educativo, el
trabajo del magisterio está sujeto a muchas críticas, algunas de reconocimiento
y otras, las menos, de censura y descalificación. No obstante, esta gran
profesión se debe ponderar en su real dimensión, pues constituye una labor y
esfuerzo notables que, con las excepciones de siempre, se alza como una de las
actividades profesionales más dignas, humanas y honorables; pues implica
sacrificio y renuncia a una vida cómoda, aunque muy satisfactoria, pues su
finalidad es el servicio a la comunidad. Un docente auténtico, de cualquier
nivel educativo, pero principalmente de educación básica, sabe que sus
posibilidades de hacer fortuna económica son muy limitadas, pues se depende de
un salario modesto que paga el gobierno o el sector privado. Un viejo maestro
decía: “el trabajo del profesor da para comer, pero no para engordar”,
aludiendo a otro tipo de actividades que son muy lucrativas y privilegiadas, y que
no requieren de una dedicación y esfuerzo tan exigentes como el que realizan
todos los días los educadores.
La
profesión de maestro implica la realización de muchas funciones y la
adquisición de grandes responsabilidades. Su principal cometido es formar seres
humanos, que no es cualquier cosa. Así, además de su trabajo como educador,
está el quehacer -dentro de sus posibilidades- como psicólogo, sociólogo,
médico, promotor, organizador, y otras más que le demanda su compromiso como
formador y guía de niños y jóvenes. Antiguamente la palabra ´alumno´ significaba
“crío”, el que necesita ser alimentado. En la actualidad se trata de alimentar
su mente, su espíritu y sus conocimientos. El maestro es, al igual que todas
las personas, un ser humano que requiere satisfacer muchas necesidades personales
y profesionales. Por ello, es necesario reivindicar su trabajo y darle un
sustento digno para que cumpla su encomienda con calidad.
El maestro, por
definición, es un ser ético; es decir, posee valores, los practica y los enseña
con el ejemplo, al menos así debería ser. Así mismo, debe tener los
conocimientos pedagógicos y didácticos apropiados para su desempeño como
educador, que le permitan transmitir su bagaje de conocimiento de manera
adecuada a sus alumnos. Debe aplicar y sustentar su labor en principios
fundamentales para la formación de los estudiantes. Por ejemplo: no se puede
enseñar lo que no se sabe; enseñar valores con el ejemplo y practicándolos
diariamente; enseñar sólo aquello que va a ser útil en la vida. Lo contrario,
no tiene sentido, y sobran ejemplos. También debe atender, de manera
preferencial, la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación que dominan actualmente, y lo harán de manera más intensa en el
futuro, la vida de los seres humanos. Sin duda, el futuro es la educación y el
trabajo del maestro.
Felicidades a todos los maestros
No hay comentarios:
Publicar un comentario