martes, 15 de mayo de 2018

El sueño de Etnad



Por Jufra Gave

Prologo
 El guion  teatral El sueño de Etnad  está basado  en el parágrafo 125 de la Gaya ciencia de Federico Nietzsche. En tal parágrafo   se aborda  el tema la muerte de Dios,  el asunto no es discutido  en un espacio académico  o  en algún tribunal de teólogos eclesiásticos, el autor de la Gaya ciencia  presenta el hecho   en un espacio cotidiano en donde Dios anda de boca en boca, lugar  donde se discuten los grandes temas y se conversan   las noticias cotidianas.
El autor de El sueño de Etnad  nombra a aquellos que en el parágrafo 125 solo son llamados “los científicos”. Con este guion el creador   busca interpretar  a ese hombre que advirtió que todo es una interpretación, que no hay hechos; en este ejercicio  el creador de la obra juega  con la idea del sueño dantesco, la muerte nietzscheana de Dios y el inicio   de una serie  donde  el sarcasmo hace gala  para plantear  la loca aventura  de que algún día seres de otro planeta convivirán   con el mundo terrestre. La conjunción de estos elementos   hacen de esta obra  un material que además de interpretar  divulga  breves pensamientos  que la Filosofía ha generado en distintas épocas,  en espacios diferentes  y  con ideologías diversas.

La noche en que lo soñé
Cuando ya caía la oscuridad y mi cuerpo  empezaba a manifestar  agotamiento y ansiedad por el descanso, mi mente  se encontraba muy inquieta, tal  pareciera que no estaba dispuesta a cumplir con los reclamos de mi cuerpo.  Muchas preguntas se habían acumulado,  infinidad de enigmas me habían atormentado  desde siempre, pero en especial aquel día esas preguntas me inquietaron más. Aquella noche la acompañaban  además de mis ideas y mi desguance un conjunto de libros, una taza de amarga sustancia y una compilación de papeles mal  organizados  que reflejaban  el ánimo de mi espíritu por todas las inquietudes; pero  de aquella noche no había ningún recuerdo más, deduzco que mi cuerpo se desvaneció y fue atrapado por el tanatos nocturno, mi psique  aun despierta  proyectó en el descanso las imágenes  que había guardado desde hace mucho tiempo pero que ese día se hicieron más agudas-
Narrador: (exclama)¿se han enterado de lo que ocurrió aquel medio día en la plaza? cuando un conjunto de hombres  haciendo sus quehaceres diarios,  vendiendo, investigando, escribiendo,  conversando, sopesando ideas, discutiendo resoluciones o simplemente meditando.
        Se cuenta  que desde cuadras atrás se escuchaba  la voz  de un hombre que para el momento tenía un aspecto extraño: raros libros  se le notaban en su talega, objetos extraños advirtiendo que su vestidura  además de sucia  y un poco vieja  parecía de otra época, las mangas sobrepasaban sus manos, el cuello redondo, un cíngulo  rodeaba su cintura, las sandalias las traía al revés, su cabello entrecano y blanco, aparentemente de edad madura. Olvidaba decir  la voz grave, la que hace de aquel evento  algo  verdaderamente memorable, ya que  su grito  resonaba  y hacia retumbar la conciencia de los presentes  de aquel día en la plaza.
Cínico: ¡Busco a Dios!
            - ¡Muchas leguas he recorrido   buscándolo!
            - ¡En el camino me advirtieron  que por estos lugares   me darían razones sobre él!

Narrador: los reunidos  en el centro de la plaza,  en las inmediaciones  voltearon a ver a aquel hombre, de repente  el bullicio se silenció, los que traían cargando algo lo detuvieron a la altura de su cintura.  Se generó un ambiente de perplejidad, más que por el aspecto, por el grito que escucharon  de aquel cínico frenético.  De distintos puntos de la plaza  un conjunto de hombres y mujeres  se acercaron  a unos metros del loco, frenético, cínico en una especie de media luna. Estos que a aquel se acercaron antes de dirigirle la palabra  dejaron escuchar  una estruendosa carcajada y uno a uno  se mofaron de él.
Personajes:
1.     ¿acaso se ha perdido?
2.     ¿Se ha extraviado como un niño?
3.     ¿O es que se ha escondido?
4.     ¿Nos tiene miedo?
5.     ¿Se ha hecho a la mar en un barco?
6.     ¿Ha emigrado?
Narrador: todos lo que lo increparon  exclamaron “pobre hombre, busca a Dios, tal parece que no ha visto las noticias, no consulta los diarios, no sabe de la buena nueva. Tal pareciera que hace un tiempo  saliera de este mundo  y hoy que regresa  hay que ponerlo al tanto de lo acontecido”.
Acotación <<aquel hombre  irritado, ofendido se precipitó  ante aquellos hombres  interrogándolos>>
Cínico: díganme pronto que ocurrió, no guarden más silencio,  me está dando asco su rostro burlón, ¿Qué ocurrió con Dios? Lo que haya pasado díganmelo pronto.
Acotación <<los hombres y mujeres  que se le apersonaron al cínico se miraron entre sí, de entre sus ropas sacaron  algunos escritos que venían  guardados  en  bolsas  de piel  como si en ellas vinieran objetos valiosos, uno de ellos    encaró a aquel hombre tomándolo por los brazos, le mira>>
Giordano Bruno: ¡Dios ha muerto y nosotros somos  los ejecutores, ellos  los de allá, los de antes, nosotros en su conjunto  lo hemos  matado! Nuestros cuchillos aun gotean sangre de Dios, las manos de nosotros aún siguen marcadas por este hecho; ¿más cómo lo hicimos? Uno a uno te lo contará, pero debo decirte que gracias a tal gesta   hoy el hombre ya no conoce arriba y abajo, ni día ni noche, ni un lado ni al otro, ni bien ni mal. Escucha con atención como ocurrió esto.
       -Yo dije contra aquella idea centrista que era falsa, que ni Dios ni la tierra eran el centro del universo, que el sol era una estrella como todas las demás y que en torno a estas estrellas o soles giraban  otros planetas, en donde sería un desperdicio cósmico que no hubiera vida; pero antes de mi hubo alguien y sé que en esta ocasión  no se retractará.
Galileo: a mis 68 años fui llevado  ante las instancias de Dios a responder preguntas, solo me acompañaron  mis ideas y mi telescopio. Me enfrenté ante el dogma bíblico y ante el mito de Josué, yo solo quería que se asomaran a los lentes de mi telescopio y que ellos vieran lo que yo, pero ellos no estaban dispuestos a dejar de creer en Josué 10:12-14, a pesar que yo les demostraba  que así no se comportaba el sistema y que todos los debates astronómicos concluirlos con tal cita bíblica era simplista, no quisieron ver el mundo desde  un cristal, ellos querían que yo  me negara  a seguir creyendo que existía otra posibilidad y ante lo necio de aquellas mentes solo pude  en voz baja decir Eppur si moube.
       - Hombre escucha lo siguiente
       -Descartes toma tú la palabra
Descartes: Tuve que irme lejos para dar a conocer  mi discurso del método y mis meditaciones, yo propuse cosas muy simples, dudar de todo, nunca puse la palabra Dios  porque yo tendría que seguir viviendo para seguir dudando y así generar conocimiento. Exigí que el hombre estuviera en el centro de la historia y que la matemática  nos permitiera estudiar   el comportamiento de la materia; habría que olvidar la escolástica  y releer a Aristóteles, ya Dios  no sería el punto de origen de mi plano, el punto de origen  sería el sujeto.
Acotación  <<de manera repentina   Descartes es interrumpido por un hombre extraño  que extendió ante los ojos del loco  un papiro donde solo se encontraban fórmulas matemáticas  y en el encabezado  se leía: “El objeto es la energía”, nunca se dijo su nombre, después de esto apareció un hombre  que dejó a un costado vidrios, lentes, líquidos, lienzos y se presentó: yo soy Baruch Spinoza>>
Baruch Spinoza: llámame doblemente marrano, porque fui exiliado de mi exilio, fui expulsado del lugar donde van los expulsados. A mis 24 años fui maldecido, pero no escribí en rencor, lo hice por inquietud, por el hartazgo  de la palabra milagro, por la insatisfacción de las explicaciones repetidas, yo inventé el panteísmo y con ello asesiné a Dios.  Mi Dios está en la naturaleza, mi Dios no culpa, no condena, no requiere imágenes y superstición, Dios nos hizo pero no nos juzgará, Dios no es hombre ni es mujer, no es bueno ni malo,  Dios no está en la ética, ni en la Biblia, la ética es solo una demostración  siguiendo principios geométricos y la Biblia es una  historia del hombre que inventó sobre Dios, pero nunca escrita por él.
Acotación <<entre  escondida una mujer diferente   al loco y a Spinoza se presenta: Yo soy  Juana Inés de la Cruz y te voy a contar como fue el homicidio cometido por mí>>
Sor Juana Inés de la Cruz: yo no podría soportar  la idea varonilizada de Dios, Dios padre, Dios hijo, creador, dador, ¿Es que acaso Dios era hombre? No me cuadraba en mi mente, si desde los primeros padres a mi tiempo  se reflexionó en torno a la asexualidad de Dios ¿por qué se seguía advirtiendo a Dios como hombre? Y desde ahí mi institución  fundamentó el poder desde una concepción masculina. La daga que yo lancé contra Dios fue en los años 90 del 1600, esa carta tuvo un destinatario: Manuel Fernández de Santa Cruz, para entonces obispo de Puebla. Mi arma homicida fue acompañada  con el pensamiento de Platón y la afilé con la piedra  del libro IV, V y  VII. Con ello dejé en entredicho  del quehacer de la mujer en la Iglesia, de entre todo lo que retraté, hombre loco,  debo decirte que lo fundamental, es que yo no obedecería al alguien que hiciera  ponderación sexista  en su doctrina y por lo tanto, yo no creería en el varonil Dios de la interpretación cristiana.
      - Debes escuchar a un personaje más.
      - Tu, hombre que has venido desde lejos.
Ana Arendt: yo he vivido  las consecuencias de los necios, de los que reclaman la existencia de Dios, de aquellos que se aferran a él como el origen ¡Yo lo viví y sufrí sus consecuencias! ¡Dios ya había muerto, pero los de mi tiempo no estuvieron dispuestos a creerlo!
       - Yo fui judía por nación y por religión y así viví dos guerras, sobreviví a un holocausto y fui testigo  de otro holocausto, de otros hombres y mujeres que murieron a consecuencia de creer en Dios, o mejor dicho, en una de las creencias de Dios.
       -Mi siglo vivió  las consecuencias de negarse a tan solo pensar  que Dios había muerto y que por lo tanto ya no había fundamento. Cada vez que occidente va a la guerra sus soldados llevan una biblia y juran ante sus monumentos sagrados que cada guerra de ellos contra  todos los diferentes es una guerra santa.
Copérnico: yo no te diré como lo maté, yo solo vengo a ver que harás después de haber escuchado a esta fracción del  número reducido   de hombres y mujeres que han atentado  contra lo sagrado y sus derivaciones.
Narrador: aquí el hombre calló y lanzó contra el suelo  su lámpara, salpicando  a los presentes con lumbre incandescente  y carbón al rojo vivo, el hombre se levantó y caminando hacia atrás gritaba:
Cinico: “llego demasiado pronto, mi tiempo todavía no ha llegado. Este enorme acontecimiento  aún  está en camino  y deambula-aún no ha penetrado en los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de las estrellas necesitan tiempo, los hechos aun después de que hayan escuchado, para ser vistos y escuchados>, esta acción les está todavía más lejana que los astros más lejanos y sin embargo ellos mismos la han llevado a cabo
Acotación <<estas últimas frases del cínico las expresa el actor  hacia las demás personas que están en la plaza, pero lo dicho se refiere a los científicos con los que ha dialogado>>
Narrador: se cuenta   que en aquel día   el hombre acudió a distintos templos religiosos,
Acotación: se repite según a las iglesias que acudan entonando  Requiem  aetarnam Deo[descanso eterno para Dios]
Narrador: también exclamaba
Cínico: ¡Esta Iglesia  es tumba de Dios y huele  a putrefacción divina!
Y así  a cada Iglesia o templo  donde el hombre llegaba era expulsado y golpeado, hasta que aquel hombre que lo soñó fue despertado a las 6 de la mañana por las campanas de la Iglesia del pueblo.



No hay comentarios: