jueves, 8 de agosto de 2013

El currículo formal, real y oculto


Mario Jesús Hernández Pérez

Cuando el currículo toma forma, éste será utilizado para desarrollar un programa educativo dentro de una escuela, pero obviamente que el currículo tiene diversos factores que lo vincularán a aspectos pedagógicos, psicológicos, sociales, pero también ideológicos y actitudinales.
El currículo va dirigido a los estudiantes. Los docentes serán los que lo apliquen dentro de la escuela, con influencia social: el entorno, la familia, el estado.
Pero a pesar que son muchos los actores que entran en el proceso curricular, son los docentes y los alumnos, los dos agentes que tienen una mayor  presencia en el mismo, a pesar que tanto docentes como estudiantes tienen diferentes características “…los profesores difieren en personalidad, en su concepto de sí mismos y en su visión del papel que desempeñan en la práctica profesional. Los alumnos son asimismo diferentes y normalmente representan una diversidad de orígenes sociales”. (Brennan, K. W. 1988; pp. 11).
Por esta razón, el currículo se convierte en una propuesta formal establecida por el sistema político, adaptada y aplicada por el docente con la intención de que los alumnos adquieran saberes. Generalmente las propuestas pedagógicas son diseñadas por el grupo hegemónico en el poder, entonces el currículo hace al individuo codependiente de situaciones de tipo emocional.
Entramos en el ámbito de conocer como se desenvuelve el currículo, que de alguna manera se relaciona también con la manera de determinarlo y desarrollarlo, y es cuando hablamos de la existencia del currículo formal: que se refiere a lo establecido, a como su nombre lo indica: lo formal; el currículo real: que generalmente tiene que ver con la manera o forma como el docente aplica el currículo; y el currículo oculto: que es la manifestación que tiene que ver con la ideología del docente, del alumno y del contexto social.
Así, Ornelas (1995), nos dice que el currículo formal informa, reproduce conocimientos, es formado como una relación social, por lo tanto forma; ”por medio de él se producen y reproducen valores, ideología y rasgos de la personalidad en los sujetos del proceso educativo…contiene finalidades y metas precisas de lo que se debe aprender y cómo se debe aprender, al igual que establece tiempos y ritmos de aprendizaje”. (Ornelas, C., 1995; pp. 148). Considera Ornelas también al currículo formal como “currículo tradicional”, y asegura que a pesar de estar en decadencia sobre todo en las profesiones, aún tiene vitalidad.
Con ello nos damos cuenta, que los currículos formales, parten de la esfera más alta de las determinaciones curriculares, en nuestro país, el currículo existe como un currículo único, pero que se vuelve flexible y se adapta a situaciones concretas. Se sustenta en la Constitución Política en el Artículo 3°, fracción III, que expresa “Para dar pleno cumplimiento a lo dispuesto en el segundo párrafo y en la fracción II, el Ejecutivo Federal determinará los planes y programas de estudio de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal para toda la República. Para tales efectos, el Ejecutivo Federal considerará la opinión de los gobiernos de los Estados y del Distrito Federal, así como de los diversos sectores sociales involucrados en la educación, los maestros y los padres de familia en los términos que la ley señale”.
Por su parte, el currículo real es el que lleva a cabo en el aula el docente, ya que es adecuado a sus necesidades, más que a la de los alumnos,  es definido de la siguiente manera, “Michael W. Apple, pone de manifiesto que el currículo real no puede entenderse sin las referencias del contexto social, político, económico e histórico amplio en que las escuelas desarrollan su tarea” (Palladino, E., 1998; pp. 20).
Pero es obvio, que dentro del inciso III del Artículo 3°, se da la pauta para el desarrollo de currículos regionales, estatales o municipales, en los cuales las instancias educativas juegan un papel importante, sobre todo los docentes que son los que llevan a la práctica esta actividad, que por lo regular, se adecua más a los aspectos de los métodos de enseñanza y las teorías de aprendizaje, pues es fundamental las características del alumnado que aprende, “los objetivos del currículo ya no se consiguen únicamente a través de la enseñanza formalizada del conocimiento académico. Puede ser más importante para el desarrollo personal y social cómo se transmite el conocimiento y cómo aprenden los alumnos. Por tanto, el método de enseñanza cobra importancia en relación con los objetivos y las necesidades que han de ser especificadas en el currículo”. (Brennan, K.W., 1988; pp. 3).
Ahora debemos conocer el currículo oculto, porque tiene una gran carga ideológica, y en muchos casos es reproductor implícito de las necesidades del Estado, pero también de las necesidades de los docentes, alumnos, la escuela y el entorno social. A pesar de ello “el currículo oculto no formaliza sus propósitos, pero la asimilación de lo que enseña es más efectiva en los rasgos de la personalidad…lo que el currículo oculto reproduce: valores, conductas y cualidades personales, se debe más a esos arreglos institucionales que a la disposición expresa del currículum”. (Ornelas, C., 1995; pp. 148). 
También, Brennan (1988) asegura que el currículo no actúa en el vacío ya que “es influido, a menudo de manera sutil e indirecta, por las presiones de la sociedad a la que se trata de comprender…las presiones en la escuela están sujetas, pues, a presiones no sólo sobre la escuela sino también dentro de ella…con la importante puntualización de que la influencia más sutil puede ejercerse a través del currículo oculto de la escuela”. (Brennan, K. W., 1988; pp. 6, 12).
Por su parte Palladino (1998) remite el currículo oculto al conjunto de aprendizajes no previstos que se dan de forma asistemática y no intencional en el medio escolar. “El análisis del currículo oculto pone de manifiesto que se desarrollan aprendizajes y destrezas relacionadas con la obediencia y la sumisión a la autoridad”. (Palladino, E., 1998; pp.18).
Debido a lo anterior, Palladino (1998) manifiesta que existen diversas peculiaridades que se suceden en el aula, que de alguna manera caracterizarán al currículo oculto, entre las que destacan la multidimensionalidad, ya que en el aula suceden gran cantidad de acontecimientos; la simultaneidad: en el aula suceden muchas cosas al mismo tiempo; la inmediatez: las acciones de los integrantes de una clase se desarrollan a un ritmo muy rápido; la imprevisibilidad: en una clase suceden acontecimientos no previstos; la publicidad: ya que hay que reconocer que una clase es pública; y la historia, ya que una clase implica la acumulación de experiencias, rutinas, normas.
Por lo tanto, “el currículo oculto se debería analizar desde una doble perspectiva: los cambios internos en los alumnos y buscar el efecto social, político y económico”. (Palladino, E., 1998; pp. 19). Todo esto porque el mismo Palladino considera la existencia de un “currículo manifiesto”, que equivaldría al currículo formal pero además acota la existencia de un currículo que denomina “nulo”, el cuál se centra en “atender a lo que las escuelas ocultan y no enseña a los alumnos”. (Palladino, E., 1998; pp. 19).
De estos conceptos “el currículum oculto reproduce un conjunto de valores y creencias que se asocian más directamente al capitalismo contemporáneo y que la tendencia neoliberal tal vez quiera enfatizar”. (Ornelas, C., 1995; pp. 163).
Comentarios y sugerencias: mariojesushp@gmail.com
Bibliografía:
1.      Brennan, K. Wilfred, (1988). “El currículo en la educación” en El currículo para niños con necesidades especiales, Siglo XXI, México, pp. 1-12.
2.      Ornelas, Carlos (1995). “El conocimiento en la transición del Sistema Educativo Mexicano. Más allá del Currículum Oculto” en El Sistema Educativo Mexicano, Editorial Centro de Investigación y Docencia, FCE, México, pp. 127-167.

3.      Palladino, Enrique (1998) “Diseños Curriculares” en Diseños Curriculares y Calidad Educativa, Espacio Editorial, Argentina, pp. 10-37.

No hay comentarios: