jueves, 8 de agosto de 2013

ARTRITIS


Benito Carmona Grajales.

La salud es la más grande de las libertades; sin embargo, las estadísticas nos dan cifras alarmantes de incapacidades totales o parciales que inhabilitan a gran parte de la población al tratar de desempeñarse en las múltiples actividades cotidianas. La artritis forma parte de esas discapacidades. Por eso, al cumplir un aniversario más de esta publicación, esperamos estar cumpliendo con la pretensión de llevar mensajes de salud. Esperamos que así sea.
a.- Definiciones.  Se le llama artritis a un conjunto de enfermedades  que causan dolor en las articulaciones. La más importante es la inflamación, de ahí deriva su nombre. Del estado de salud en que se encuentre el cartílago dependerá la gravedad de este padecimiento. Las articulaciones se deterioran, crujen, se ponen rígidas  y producen espolones a medida de que la persona envejece. Esa es la causa del dolor. El problema está en que esta enfermedad la padece más del 10 % de la población en algún momento de su vida.
             El cartílago es un material cinco veces más resbaladizo que el hielo; es esponjoso liso y brillante. Su composición es de casi un 80 % de agua. Contiene sustancias como el colágeno, que es tejido conjuntivo; otra  sustancia la integran los proteoglucanos, componentes fundamentales de la matriz extra celular y del cartílago, además, constituyen la principal sustancia intercelular de los organismos (estas moléculas retienen el agua y mantienen el cartílago húmedo y resbaladizo). También contiene condrocitos, células que fabrican y reponen el colágeno y los proteoglucanos.  
b.- causas. Entre las principales causas están el mal funcionamiento del hígado, lesiones y traumatismos, la obesidad, y el descuido de la circulación de la sangre. Quizá, lo que más repercuta en el organismo sea  un estilo de vida descuidado o inadecuado: El tabaco, por ejemplo, estrecha los vasos sanguíneos y obstaculiza la llegada de oxígeno y nutrientes a los huesos; el abuso de medicamentos esteroideos provoca la desmineralización; el estrés tensa los músculos y altera el equilibrio hormonal; los excesos de alcohol y café también aumentan la desmineralización, como el magnesio y el calcio, que son vitales para el sistema óseo y, por último, la falta de ejercicio moderado y la falta de nutrientes ricos en omega tres. Recordemos que esta enfermedad es una inflamación. Remitimos al lector a ese artículo.           
c.- Modalidades de la enfermedad.
La osteoartritis. Esta forma del padecimiento corresponde casi al 50 % de la artritis. Sucede cuando el cartílago que protege los extremos de los huesos se deteriora. Con su desgaste y, al rosar de los huesos, el sistema inmune lo detecta como una lesión y, al acudir a su ayuda, provoca inflamación y con esto, el dolor. Este mismo sistema, al tratar de reconstruirlo, no lo logra adecuadamente y surge una deformación al lado del hueso dañado, principalmente en las manos, en los pies, en el cuello, en la espalda, las rodillas y en las caderas; aunque puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo. A esas deformaciones se les llama espolones, cuyas prominencias también producen dolor.
            La edad promedio para este padecimiento es de los 45 años en adelante y se asocia a un desequilibrio de las enzimas de la articulación que provoca que la regeneración del cartílago sea más lenta que la degeneración. El dolor puede ser más intenso conforme pasa el tiempo.
Artritis reumatoide. En esta forma de artritis tiene gran influencia la inflamación al liberar sustancias químicas; éstas, disuelven el cartílago y dañan los tendones y ligamentos de la articulación. Esto hace que la articulación poco a poco se deforme.
            Las partes más afectadas son las articulaciones de las muñecas, manos, pies y tobillos; pero también se pueden ver afectados hombros, codos, caderas, rodillas, cuello y mandíbula. Las personas de entre 20 y 50 años, principalmente mujeres, pueden estar propensas a esta enfermedad y sufrir las consecuencias como el dolor, la rigidez y la inflamación que son las características de este mal.
           
d.- Alternativas para su alivio.
            Una terapia integradora sería la de una nutrición adecuada a base de pescado, frutas, legumbres y vegetales. Tiene gran importancia el consumo de suplementos como omega 3, para controlar la inflamación; ginkgo biloba, para fortalecer el cerebro y la circulación. La glucosamina, según el Dr. Atkins, “funciona porque proporciona los elementos fundamentales para el cartílago nuevo, el acojinamiento protector de la articulación que impide que los huesos se raspen entre sí…nos permite tratar esta enfermedad de manera efectiva,… por primera vez en la historia“. 
            También son importantes las plantas medicinales como el árnica, la valeriana, la consuelda, el cardo mariano, el apio, la ruda la ortiga y el jengibre; pero, lógicamente, no hay que olvidar la práctica moderada de ejercicio.
            Para nutrir el líquido sinovial, que es el encargado de lubricar la membrana que rodea las articulaciones, son necesarias las vitaminas A, C, D, E y las del complejo B; además, calcio, magnesio y cinc. También es necesario combatir el estrés, porque agota los nutrientes del cuerpo.
            La mejor medicina es la prevención y ésta consiste en cuidar nuestro estilo de vida al adoptar una alimentación a base de frutas y verduras, eliminando los carbohidratos refinados tales como pastas, panes y azúcar y cambiar los aceites de semillas por otras grasas como el aceite de oliva y la del aguacate.
            La salud hay que razonarla en cada momento de la vida. Por qué caer en razón cuando ya estamos en la cama del hospital o cuando nuestras capacidades se ven disminuidas. Los arrepentimientos  llegan siempre un poco tarde. La frase: “Lo juro que de aquí en adelante…” hay que sustituirla por una pequeña acción como llevarse una manzana a la boca, tomar agua o caminar, entre otras.
            Amigo lector, por esta vez, quiero que me regales un fragmento de tu voz para agradecerle a los directivos de este periódico, Tlanestli; y sobre todo, a Dios, al Gran arquitecto del Universo, a un Poder Superior, o como le llames a esa fuerza superior y creadora, por tener la oportunidad de comunicar estos conceptos de investigación sobre la salud. Los comentarios de quienes han rescatado parte de un bienestar que habían perdido nos dan aliento para continuar con esta humilde labor humana. Felicitémonos por un aniversario más de esta publicación.
            benitocarmona52@hotmail.com

        

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