Carlos Bernal Romero
Debeaeríamos quitarle adjetivos a
la muerte
Oído en Florida
Por respeto, cábala, miedo o costumbre las carrozas fúnebres son individuales,
sin importar el tamaño del vehículo que transporte al muerto o difunto.
Carretillas jaladas a mano, carrozas llevadas a paso lento por burros o
caballos para que la gente caminara a su lado acompañando a los deudos rumbo al
panteón.
Actualmente por lo menos en la Ciudad de México, las carrozas fúnebres, son
camionetas negras y muy largas que por detrás parecen literalmente ataúdes
rodantes.
Ernesto Cardenal Hernández por fin había logrado tener su propia agencia
funeraria que haría o llevaría a cabo todos los pasos del funeral de una
persona, desde el primer momento de su muerte.
Pero sin perder el respeto por las formas que este servicio conlleva, Ernesto
quería revolucionar este ramo comercial para abaratar costos, tanto para el
empresario como el cliente.
Después de muchos trámites y resistencias de las Autoridades sobre todo del
Sector Salud, logró que le dieran “Luz verde” a su proyecto que cambiaría para
siempre a esta industria.
Exactamente el “Viernes Santo” del 2018, que este año sería 30 de marzo puso a
funcionar su invento, que se le había ocurrido después de ver la película de
Tim Burton:
“El cadáver de la novia” del 2005
Si este primer servicio resultaba sin incidentes, la fama y fortuna le
“sonreirían” para toda la vida y sin duda haría un emporio de:
“Funerales Cardenal”
Pero el cortejo fúnebre que iría al Puerto de Veracruz desde la Ciudad de
México, sufrió y el carruaje fúnebre se volteó y con el para siempre su futuro
económico.
Lo único bueno es que no hubo muertos, porque el chofer salió ileso y el
autobús, con 20 pasajeros y que era la idea de:
Ernesto Cardenal Hernández
Transportaba puros difuntos.
McDonald’s La Villa
16:00 - 17:00 p.m.
24/II/2018
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