sábado, 12 de noviembre de 2011

in memoriam

TOMÁS SEGOVIA Valencia, España, 1927-México, 201) Besos Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia que revientan como claveles de sombra luego de pronto todos juntos hundiéndose en tu gruta marina chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo perdiéndose como un chorro en el mar en tu boca oceánica de oleaje caliente besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo deslumbrantes como el estallido de la fe sentidos como algo que te arrancan comunicantes como los vasos comunicantes besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron besaré tus mejillas tus pómulos de estatua de arcilla adánica tu piel que cede bajo mis dedos para que yo modele un rostro de carne compacta idéntico al tuyo y besaré tus ojos más grandes que tú toda y que tú y yo juntos y la vida y la muerte del color de la tersura de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con uno mismo como encontrarse delante de un abismo que nos obliga a decir quién somos tus ojos en cuyo fondo vives tú como en el fondo del bosque más claro del mundo tus ojos llenos del aire de las montañas y que despiden un resplandor al mismo tiempo áspero y dulce tus ojos que tú no conoces que miran con un gran golpe aturdidor y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio como si viera de pronto en una sola imagen toda la trágica indescifrable historia de la especie tus ojos de esfinge virginal de silencio que resplandece como el hielo tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil tu garganta donde la vida se anuda como un fruto que se puede morder tu garganta donde puede morderse la amargura y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas como un coñac ingrávido y cargado de electricidad besaré tus hombros construídos y frágiles como la ciudad de Florencia y tus brazos firmes como un río caudal frescos como la maternidad rotundos como el momento de la inspiración tus brazos redondos como la palabra Roma amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo tus manos incitadoras como la fiebre o blandas como el regazo de la madre del asesino tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe besaré tus pechos globos de ternura besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalecencia más verdaderos que el rayo y que la soledad y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia en la mente del sabio tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán de enterrarnos calientes como las ganas de vivir con pezones de milagro y dulces alfileres que son la punta donde de pronto acaba chatamente la fuerza de la vida y sus renovaciones tus pezones de botón para abrochar el paraíso de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo tus pezones submarinos de sabor a frescura besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes y cuando los aprieto se desparraman como el sol en los trigales tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada generosos como la alegría de aceptar la tristeza tus pechos donde todo se resuelve donde acaba la guerra la duda la tortura y las ganas de morirse besaré tu vientre firme como el planeta Tierra tu vientre de llanura emergida del caos de playa rumorosa de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio donde la frente se rinde como una espada fulminada tu vientre montón de arena de oro palpitante montón de trigo negro cosechado en la luna montón de tenebroso humus incitante tu vientre regado por los ríos subterráneos donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra tu vientre contráctil que se endurece como un brusco recuerdo que se coagula y ondula como las colinas y palpita como las capas más profundas del mar océano tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable tu vientre que ruge como un horno o que está tranquilo y pacificado como el pan tu vientre como la superficie de las olas lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas lleno de irresistible vértigo delicioso como una caída en un ascensor desbocado interminable como el vicio y como él insensible tu vientre incalculablemente hermoso valle en medio de ti en medio del universo en medio de mi pensamiento en medio de mi beso auroral tu vientre de plaza de toros partido de luz y sombra y donde la muerte trepida suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida fuerte y clara besaré tus muslos de catedral de pinos paternales practicables como los postigos que se abren sobre lo desconocido tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo tensos como un arco que nunca se disparará tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia tus ingles regadas como los huertos mozárabes traslucidas y blancas como la vía láctea besaré tu sexo terrible oscuro como un signo cuyo nombre no puede decirse sin tartamudear como una cruz que marca el centro de los centros tu sexo de sal negra de flor nacida antes que el tiempo delicado y perverso como el interior de las caracolas más profundo que el color rojo tu sexo de dulce infierno vegetal emocionante como perder el sentido abierto como la semilla del mundo tu sexo de perdón para el culpable sollozante de disolución de la amargura y de mar hospitalario y de luz enterrada y de conocimiento de amor de lucha a muerte de girar de los astros de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños de magia negra de anonadamiento de miel embrujada de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas de crisol para fundir la vida y la muerte de galaxia en expansión tu sexo triángulo sagrado besaré besaré besaré hasta hacer que toda tú te enciendas como un farol de papel que flota locamente en la noche.

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