sábado, 12 de noviembre de 2011

Biblioteca personal Jorge Luis Borges

El desarrollo tecnológico, entre otras posibilidades, ofrece información a través de internet, casi infinita, imposible de leer aun teniendo acceso, la oportunidad y disponibilidad de adentrarse en ella. Una de las tareas sustantivas no privativa de la educación dentro del ejercicio docente está constituida por la elección de textos considerados serios por la metodología seguida en su elaboración. En la literatura, sin duda alguna, los escritores –no únicamente los consagrados- son la fuente fidedigna constructora de una bibliografía para ese binomio, a veces, inseparable: lector y escritor. Existen obras especializadas para aquellos dedicados o deseosos de convertirse en escritores y también las hay para lectores. Aquí se presenta una serie de obras –faltando tres volúmenes extraviados en nuestra biblioteca- que tal vez, como lo apunta el director de esta experiencia editorial, no son todas clásicas de la literatura, sin embargo son publicaciones leídas, recomendadas por uno de los grandes genios de la literatura: Jorge Luis Borges. Autor Obra 1. Joseph Conrad El Corazón de las tinieblas La soga al cuello 2. Oscar Wilde Ensayos Artículos 3. William Blake Poesía completa 4. Henri Michaux Un bárbaro en Asia 5. Anónimo Poema de Gilgamesh Bhagavad-Gita 6. Gustave Flaubert Las tentaciones de San Antonio 7. Gustav Meyrink El Golem 8. Robert Louis Stevenson; Las nuevas noches árabes Markheim 9. Wilkie Collins La piedra lunar (Vol. I) 10. Wilkie Collins La piedra lunar (Vol. II) 11. Marcel Schwob; Vidas imaginarias 12. Fray Luis De León Cantar de Cantares 13. Herman Melville Benito Cereno Billy Budd Bartleby, el escribiente 14. Ariwara No Narihira Cuentos de Ise 15. Henry James La lección del Maestro La vida privada La figura de la alfombra 16. Virgilio La Eneida 17. Snorri Sturluson Saga de Egil Skallagrímsson 18. Franz Kafka América Relatos breves 19. Arthur Machen Los tres impostores 20. Dino Buzzati El desíerto de los tártaros 21. Francisco de Quevedo La hora de todos Marco Bruto 22. Gilbert Keith Chesterton La cruz azul y otros cuentos 23. Maurice Maeterlinck La inteligencia de las flores 24. Evangelios apócrifos (Vol. I) 25. Henrik Ibsen Peer Gynt Hedda Gabler 26. José Maria Eça de Queiroz El mandarín 27. Leopoldo Lugones; El Imperio Jesuítico 28. André Gide Los monederos falsos 29. Evangelios apócrifos (Vol.II) 30. Fiodor Dostoievski Los demonios (Vol. I) 31. Fiodor Dostoievski Los demonios (Vol. II) 32. Fiodor Dostoievski Los demonios (Vol. III) 33. Evangelios Apócrifos (Vol. III) 34. Edward Kasner y James Newman Matemáticas e imaginación 35. Eugene O’Neill El gran dios Brown Extraño interludio 36. Eugene O’Neill A Electra le sienta el luto 37. Giovanni Papini Lo trágico cotidiano El piloto ciego Palabras y sangre 38. Edward Gibbon Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano 39. Hermann Hesse El juego de los abalorios 40. Enoch A. Bennett Enterrado en vida 41. Claudio Eliano Historia de los animales 42. Thorstein Veblen Teoría de la clase ociosa 43. Juan Rulfo Pedro Páramo 44. George Bernard Shaw César y Cleopatra La comandante Barbara Candida 45. Eden Phillpotts Los rojos Redmayne PRÓLOGO (Contenido en el ejemplar 1) A lo largo del tiempo, nuestra memoria va formando una biblioteca dispar, hecha de libros, o de páginas, cuya lectura fue una dicha para nosotros y que nos gustaría compartir. Los textos de esa íntima biblioteca no son forzosamente famosos. La razón es clara. Los profesores, que son quienes dispensan la fama, se interesan menos en la belleza que en los vaivenes y en las fechas de la literatura y en el prolijo análisis de libros que se han escrito para ese análisis, no para el goce del lector. La serie que prologo y que ya entreveo quiere dar ese goce. No elegiré los títulos en función de mis hábitos literarios de una determinada tradición, de una determinada escuela, de tal país, o de tal época que otros se jacten de los libros que les ha sido dado escribir; yo me jacto que me fue dado leer, dije alguna vez No sé si soy un buen escritor; creo ser un excelente lector o, en todo caso, un sensible y agradecido lector. Deseo que esta biblioteca, sea tan diversa como la no saciada curiosidad que me ha inducido y sigue induciéndome, a la exploración de tantos lenguajes y de tantas literaturas. Sé que la novela no es menos artificial que la alegoría o la ópera, pero incluiré novelas porque también ellas entraron en mi vida. Esta serie de libros heterogéneos es lo repito, una biblioteca de preferencias. María Kodama y yo hemos errado por el globo de la tierra y del agua. Hemos llegado a Texas y a Japón, a Ginebra, a Tebas, y, ahora, para juntar los textos que fueron esenciales para nosotros, recorremos las galerías y los palacios de la memoria, como San Agustín escribió. Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con un lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica. La rosa es sin por qué, dijo Angelus Silesius; Siglos después Whistler declararía El arte sucede. Ojalá sea el lector que este libro aguardaba. Jorge Luis Borges Colección dirigida por Jorge Luis Borges (con la colaboración de María Kodama) Hyspamérica Printed in Spain 1986

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