Hoy, al conmemorarse un centenario, se discute en diversos foros precisamente lo inacabado del proceso revolucionario, sus resultados y pendientes por realizar, reflexionándose acerca de la necesidad de renovar aquellos ideales, de asumir compromisos provenientes de una de las gestas más trascendentales de nuestra historia, con objeto de cuestionarse sobre la problemática actual, incluyendo todo lo incompleto de ese proceso, aunándole las demandas sociales actuales en busca de propuestas de solución.
Las preocupaciones abarcan diferentes entornos, transitando desde aspectos fundamentales como son los de la salud, la seguridad pública, la oportunidad de desarrollo económico y una educación de calidad, hasta otros no menos principales: conservación de nuestra identidad y tradición cultural.
La problemática social ha transmutado: del dominio español desembocamos a la deuda externa hacia el Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial; el analfabetismo, en menor proporción, pero en una masa global de seis millones de habitantes que ha sido casi permanente durante los tres decenios más recientes; la religiosidad en la educación que cambió a mercantilización; no hay esclavitud como tal, pero ahora la libertad sufre consecuencias a través de la inseguridad y la corrupción; el latifundismo pasó al reparto de la tierra, actualmente abandonada por la baja valoración e incosteabilidad de la producción y vendida en muchos casos por la permisibilidad de reformas en la ley; la explotación laboral desembocó en sindicalismo a veces bien y a veces mal llevado, y después en desempleo y subempleo.
Encontrar respuestas a la problemática social es, por supuesto, corresponsabilidad de todos los mexicanos y de todas las personas que habitan en este extraordinario país. El grado y competencia de responsabilidad en cada sector-público y privado-está perfectamente delimitado en nuestra Carta magna, de acuerdo con el criterio de expertos jurídicos, ya que la consideran una de las más avanzadas en el ámbito legislativo internacional.
Como integrantes de la sociedad civil, desde las páginas de Tlanestli asumimos la proporción correspondiente de responsabilidad publicando algunos artículos donde se hace una interpretación de la historia, también del presente, dentro del proceso democrático en construcción, inmersos en la diversidad ideológica prevaleciente, en aras de procurar contribuir a través del análisis, investigación y acercamiento al tema de la Revolución, aspirando a lograr la nación anhelada.
Como en los números anteriores, aparecen aquí textos que abordan otros temas no menos importantes, producto de la pluma de profesionales que conocen de primera mano la información y que, al mismo tiempo, aportan sus propias reflexiones.
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