miércoles, 22 de enero de 2020

Al abrir la puerta



TEPETOTOTL

Por Fernando Hernández Flores

Transcurrían los días con intensos fríos, fuertes lluvias y escasa presencia de la luz solar. La gente en las calles iba transitando de un lugar hacia otro, tratando de evitar mojarse. El invierno había caído. Varios frentes fríos habían pasado últimamente.

Por esos días cumplía años Sebastián. Casi no le gustaba asistir a las fiestas, ni que le celebraran su cumpleaños. En una ocasión amaneció enfermo de gripe y dolor de cabeza. No le hizo caso, y durante el día siguió como si nada, recorriendo las calles de la ciudad para ir a buscar trabajo. Cuando ocupó buenos cargos, muchas personas comentaban que eran sus amigos.

Visitó algunas instituciones y sólo lo hicieron esperar varias horas. No lo atendieron. Desesperado y sin haber comido, regresó a su casa. Le costaba dormir y estaba muy preocupado, se le vencían varios pagos en los empeños. Al amanecer, sintió un dolor en el oído derecho. Seguía enfermo y no había tomado nada. Desayunó unos huevos fritos que preparó en su pequeño cuarto. Las horas transcurrieron y fue a otros lugares. Sucedió lo mismo, le dieron largas y no le resolvieron nada. El dolor del oído aumentaba y se fue para su casa. Cayó rendido y se durmió.

Al día siguiente, sintió que sus piernas no tenían fuerza, sus manos no respondieron igual, los movimientos del cuerpo se le complicaron. Se le dificultaba caminar y pensó que estaba envarado por las mojadas anteriores. Se le complicaba levantar un garrafón de agua y también abrirle a la llave para darse un regaderazo. Desayunó un poco y salió otra vez. Sólo alcanzó a darle una vuelta a su cuadra y se cansó demasiado. Regresó y le hizo una llamada a un doctor de su confianza. El doctor le respondió y lo felicitó porque era el día de su cumpleaños. Sebastián le contó su situación y el doctor le pidió que le explicara a detalle cuáles eran sus síntomas. Posteriormente le recetó tomar urgentemente unas pastillas y que al otro día Sebastián le explicara si había avances favorables o negativos, para evitar hospitalizarlo.

Sebastián salió a comprar las pastillas. Al momento de llegar a su casa, sacó la llave de su pantalón con dificultad y al abrir la puerta, no pudo. No tenía nada de fuerza. Guardó la calma hasta que pasó una persona y le pidió que por favor, abriera la puerta. El doctor le dijo que no se expusiera a los fríos, ni lluvias y tampoco saliera en las tardes, ni se desvelara. Durante casi 20 días lo hizo y por fin su cuerpo va reaccionando favorablemente. Pasan los meses y van desapareciendo las secuelas de esa extraña enfermedad. Su vida da varios giros. Reflexiona, medita y agradece por una nueva oportunidad para seguir dejando huella entre los suyos, con los que convive y con las amistades que va conociendo día a día. Paxkatkatsini (Gracias)

Twitter @tepetototl

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