miércoles, 22 de enero de 2020

Adiós y olvido

Carlos Eduardo Lamas

Destilando gotas de tristeza,
mis ojos voy cerrando al lento ritmo del olvido.
Entre los pliegues de la noche se hilvanaron los suspiros muertos que recorrieron nula distancia y no presenciaron
el enigma del amanecer.
La sed ahoga los momentos perdidos en aquel tiempo,
en la quimera de un amor desierto, infausto... yerto.
Ya mis manos tiemblan y mi voz se quiebra en mil letras inconclusas que invierten los destellos mudos que aquejan
los sonidos de mi boca.
El dolor es tan grande que se esparce por el infinito espacio de mi cuerpo. La verdad reluce en el miedo que se encaja entre tu sonrisa y tu profana intimidad.
¿Fuiste tú? ¡No! Fue el morbo manifiesto de los años de ausencia y el decoro desteñido de la unión y la presencia.
De lo que fue luz incandescente no queda el brillo de una lágrima, ni besos dulces ni palabras sabias...
Entre nuestro espacio sólo queda la sonrisa amarga del adiós y la burla cruel de nuestro olvido.

Carlos Eduardo Lamas Cardoso.
México.
Derechos reservados.

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