sábado, 31 de marzo de 2018

Espejeos




Víctor Manuel Vásquez Gándara

Compulsivamente dirijo pasos hacia estanquillo de libros usados. Adquiero el jugo en el puesto ubicado al costado del flamante edificio de la Comisión Federal de Electricidad –millonaria inversión incomprensible, ofensiva- frente al parque. Miro trabajosamente libros exhibidos. Cansados ojos  tropiezan en una segunda vuelta con Espejeos. Xóchitl Salinas Martínez la autora. Inmediatamente viene a mi mente la escritora conocida. Diez pesos, oferta ineludible. Por supuesto, cualquier cantidad hubiese pagado y leerle, de tener el recurso. Viajo en transporte público hacia alrededores de Coatepec, evidentemente leyendo sinopsis en contraportada y primer texto. Como todo buen texto indica propósito y aspiraciones de la autora dando sentido. Ansiedad me lleva a leer primeras líneas cautivándome nuevamente Xóchitl ahora con esta obra. La visión de escritor se ve motivada a crear. Aplazo La muerte en Venecia de Thomas Mann adentrándome en la obra de escritora conocida el 4 de agosto de 2017 quien condujo presentación de Lágrima roja de Xanarh Caraza en Biblioteca Aurora Ruiz Vásquez.

La creación literaria de Xóchitl debe leerse pausadamente, detenerse en cada párrafo y disfrutar cada aforismo, cuestionamiento. Comparte por ejemplo:

"Soñé con Sergio Pitol. Creo que estábamos unos 10 años atrás. Paseábamos por el parque Juárez a Lola y Homero. Él se detenía para comprar un cigarro suelto, me miraba y me decía: Todavía sigo extrañando a Sacho."

Últimamente he leído a Pitol en su arte de la fuga, precisamente aplazado también por leer a Thomas Mann en La muerte en Venecia, Una partida de Ajedrez del austriaco Stefan Sweig y a su vez todo esto incluyendo Espejeos, dejando en el buró de mi aposento cuentos completos de Fiodor Dostoievski. El asunto es: Me veo atrapado por Xóchitl, paradójicamente a leerse len-ta-men-te.


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