Fabio Morábito
Idilio en un cementerio
Aurora Ruiz Vásquez
(1922)-2016)
Con el fin de seleccionar nuestra próxima lectura, daremos al
libro de Fabio Morábito Emilio, los chistes y la muerte, una
hojeada y ojeada veloz, para tener una
idea general del tema y su tratamiento.
Fabio
Morábito nació en Alejandría (1955), Egipto, hijo de padres italianos, por lo que
permaneció en Milán y su idioma materno es el italiano, A la edad de quince
años, llegó a la ciudad de México para
radicarse en este país, donde permanece. Desde luego, a esa edad tuvo que
aprender el español, y empezó a escribir poesía, ensayos, cuentos que es lo que
más le atraía. Y lo demuestra sus tres libros de cuentos (La lenta furia, La vida ordenada y Grieta de fatiga); todos en español. También
se dedicó con éxito a las traducciones. Siendo ya poeta y cuentista consagrado, se atrevió al cambio, y comenzó a experimentar con la novela, donde avanza
suavemente con seguridad. Toma la novela no como un cuento extendido sino
extenso, no abultado artificialmente, y escribe la obra Emilio.los chistea y la muerte que salió en España (2009). Está
dividida en tres capítulos breves y concentrados. Resulta una novela erótica de iniciación o de aprendizaje que me recuerda Las
batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, El lector de Bernhard
Schlink y alguna otra.
Narra la historia de un niño de doce años,
Emilio, que deambula por un cementerio memorizando los nombres de los muertos y
jugando al creer registrar chistes con
su detector de chistes. En sus recorridos por el Cementerio, al cual asiste con
frecuencia, pues está de vacaciones, cerca de su casa y no tiene amigos con
quien pasear, se encuentra con una mujer fantasmagórica de 40 años, Eurídice,
que hace seis meses perdió un hijo de la
misma edad que él, y que también con frecuencia lleva margaritas a la tumba de
su hijo, estableciéndose una relación poco común entre ellos, maternal ─
erótica. Emilio, es inocente, es muy apegado a su madre a la que todo le
cuenta. Y asiste al cementerio como a un
parque a distraerse en memorizar los nombres de los muertos. La señora de las
gafas oscuras, vestida de negro, Eurídice, le atrae, la busca, la espera. Ella
lo abraza, lo besa y lo conduce a espacios solitarios del Cementerio casi en
ruinas, lleno de maleza y de bosque, con
pretexto de que la acompañe a buscar un lugar para orinar. Ella casi se
desnuda sin importarle que Emilio pueda verla. Más adelante se sientan
simulando que se lastimó un pie, se quita las medias mostrando sus muslos
carnosos, Emilio enrojece. Ella lo invita a acariciarle los tobillos.
En los
diálogos que surgieron con la señora, le preguntó cómo se llamaba él y le
contestó que dentro del cementerio no podía decir su nombre, porque no lo había
encontrado en los nichos y los muertos lo llamarían para morir. La señora le
contestó que ella si podía decir su nombre porque ya lo había visto.
─”Sí, vi su nombre en el bloque trece o en
el catorce…no, en el catorce. Es el tercer nicho de la penúltima hilera.de
derecha a izquierda: Eudídice Lozano.
─Me estás tomando el pelo, no puede ser que
te acuerdes con tanta precisión.
─Tengo una memoria por arriba del promedio.
Cuando un nombre me llama la atención puedo
recordar exactamente dónde lo vi.
Ella lo observó algo intimidada.
─¿Y por qué mi nombre te llama la atención?
─Por la historia de Eurídice y Orfeo, cuando
él baja al mundo de los muertos para rescatarla.
─¿Se acuerda?
No.
Orfeo amaba a Eurídice ─dijo él─ Ella muere,
y los dioses, que quieren mucho a Orfeo le dicen que podrá bajar al mundo de
los muertos para traerla de vuelta a la vida, a nadie más le han permitido
hacer eso. Pero le advierten que cuando
traiga a Eurídice de regreso, no vuelva la cabeza para mirarla hasta que ella
esté a salvo bajo la luz del sol. Orfeo baja al mundo de los muertos y cuando
Eurídice lo sigue por el oscuro pasadizo, le entra la duda si ella lo está
siguiendo de verdad, gira la cabeza y la pierde para siempre.
─¿Quién te contó esta historia?
La leí, es de la antigua Grecia,” pag. 13-15
Fabio Morábito relaciona la narración con la mitología Griega
para darle mayor interés a la novela.
Los personajes están bien caracterizados responden a su
cometido y el ambiente de soledad del cementerio en ruinas, es propicio para
encontrar escondrijos ocultos. Aunque Emilio carece de malicia, es un niño
todavía.
Todo es simbólico, el encuentro con el monaguillo con cara de
niña, representa otra faceta del amor entre los hombres la homosexualidad.
Cuando traspasa el suelo y se adentra al subsuelo donde
encuentra la cisterna, haya el peligro y
vive la muerte del albañil que lo perseguía lo ve flotando en la corriente. Pasa momentos
angustiosos en que pone todo su ingenio
para salir adelante con valentía. Sí pudo, sintió que crecía, había superado la
etapa de infante a adulto, creía
comprender las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, tenía deseos.
El lenguaje
coloquial que emplea Morábito, es sencillo sin mayores descripciones, metáforas
o frases poéticas, siendo él poeta por excelencia. Los diálogos que construye
son excelentes, expresivos y amenos.
Morábito generalmente sitúa sus obras en un ambiente sórdido
y trata la soledad, la muerte la inocencia y el sexo, (que no tiene edad) con unos personajes de la
vida diaria.
Su prosa se hace simbólica y representativa y yo creo, sea su
mayor mérito.
Podríamos seguir contando la historia narrada hasta el final,
pero será el propio lector el que descubra, en la prosa aparentemente sencilla,
el trasfondo que le confiere Morábito.
La producción literaria de Morábito es vasta:
Ensayos:
El viaje y la enfermedad
El lenguaje materno
Cuentos:
Gerardo y la cama
La lenta furia
También Berlín se olvida
Grieta de fatiga
Los pastores sin ovejas
Cuando las panteras no eran negras.
Morábito, Fabio (2009) Emilio, los chistes y la muerte.
Barcelona. España: Fondo de Cultura Económica. Impreso en México.
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