sábado, 31 de marzo de 2018

Emilio, los chistes y la muerte




Fabio Morábito

                                             Idilio en un cementerio
                                                            Aurora Ruiz Vásquez
                                                                   (1922)-2016)
Con el fin de seleccionar nuestra próxima lectura, daremos al libro de Fabio Morábito Emilio, los chistes y la muerte, una hojeada y ojeada veloz,  para tener una idea general del tema y su tratamiento.
Fabio Morábito nació en Alejandría (1955), Egipto, hijo de padres italianos, por lo que permaneció en Milán y su idioma materno es el italiano, A la edad de quince años, llegó a  la ciudad de México para radicarse en este país, donde permanece. Desde luego, a esa edad tuvo que aprender el español, y empezó a escribir poesía, ensayos, cuentos que es lo que más le atraía. Y lo demuestra sus tres libros de cuentos (La lenta furia, La vida ordenada y Grieta de fatiga); todos en español. También se dedicó con éxito a las traducciones. Siendo ya poeta y cuentista consagrado, se atrevió al cambio, y comenzó  a experimentar con la novela, donde avanza suavemente con seguridad. Toma la novela no como un cuento extendido   sino extenso, no abultado artificialmente, y escribe la obra Emilio.los chistea y la muerte que salió en España (2009). Está dividida en tres capítulos breves y concentrados. Resulta una novela  erótica de iniciación o de aprendizaje que me  recuerda Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, El lector de Bernhard Schlink y alguna otra.
 Narra la historia de un niño de doce años, Emilio, que deambula por un cementerio memorizando los nombres de los muertos y jugando al creer registrar  chistes con su detector de chistes. En sus recorridos por el Cementerio, al cual asiste con frecuencia, pues está de vacaciones, cerca de su casa y no tiene amigos con quien pasear, se encuentra con una mujer fantasmagórica de 40 años, Eurídice, que hace seis meses  perdió un hijo de la misma edad que él, y que también con frecuencia lleva margaritas a la tumba de su hijo, estableciéndose una relación poco común entre ellos, maternal ─ erótica. Emilio, es inocente, es muy apegado a su madre a la que todo le cuenta.  Y asiste al cementerio como a un parque a distraerse en memorizar los nombres de los muertos. La señora de las gafas oscuras, vestida de negro,  Eurídice, le atrae, la busca, la espera. Ella lo abraza, lo besa y lo conduce a espacios solitarios del Cementerio casi en ruinas, lleno de maleza y de bosque, con  pretexto de que la acompañe a buscar un lugar para orinar. Ella casi se desnuda sin importarle que Emilio pueda verla. Más adelante se sientan simulando que se lastimó un pie, se quita las medias mostrando sus muslos carnosos, Emilio enrojece. Ella lo invita a acariciarle los tobillos.
En los diálogos que surgieron con la señora, le preguntó cómo se llamaba él y le contestó que dentro del cementerio no podía decir su nombre, porque no lo había encontrado en los nichos y los muertos lo llamarían para morir. La señora le contestó que ella si podía decir su nombre porque  ya lo había visto.
─”Sí, vi su nombre en el bloque trece o en el catorce…no, en el catorce. Es el tercer nicho de la penúltima hilera.de derecha a izquierda: Eudídice Lozano.
─Me estás tomando el pelo, no puede ser que te acuerdes con tanta precisión.
─Tengo una memoria por arriba del promedio.
Cuando un nombre me llama la atención puedo recordar exactamente dónde lo vi.
Ella lo observó  algo intimidada.
─¿Y por qué mi nombre te llama la atención?
─Por la historia de Eurídice y Orfeo, cuando él baja al mundo de los muertos para rescatarla.
─¿Se acuerda?
No.
Orfeo amaba a Eurídice ─dijo él─ Ella muere, y los dioses, que quieren mucho a Orfeo le dicen que podrá bajar al mundo de los muertos para traerla de vuelta a la vida, a nadie más le han permitido hacer eso.  Pero le advierten que cuando traiga a Eurídice de regreso, no vuelva la cabeza para mirarla hasta que ella esté a salvo bajo la luz del sol. Orfeo baja al mundo de los muertos y cuando Eurídice lo sigue por el oscuro pasadizo, le entra la duda si ella lo está siguiendo de verdad, gira la cabeza y la pierde para siempre.
─¿Quién te contó esta historia?
La leí, es de la antigua Grecia,” pag. 13-15

Fabio Morábito relaciona la narración con la mitología Griega para  darle mayor interés a la novela.
Los personajes están bien caracterizados responden a su cometido y el ambiente de soledad del cementerio en ruinas, es propicio para encontrar escondrijos ocultos. Aunque Emilio carece de malicia, es un niño todavía.
Todo es simbólico, el encuentro con el monaguillo con cara de niña, representa otra faceta del amor entre los hombres la homosexualidad.

Cuando traspasa el suelo y se adentra al subsuelo donde encuentra la cisterna,  haya el peligro y vive la muerte del albañil que lo perseguía lo ve  flotando en la corriente. Pasa momentos angustiosos en que  pone todo su ingenio para salir adelante con valentía. Sí pudo, sintió que crecía, había superado la etapa  de infante a adulto, creía comprender las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, tenía deseos.
         El lenguaje coloquial que emplea Morábito, es sencillo sin mayores descripciones, metáforas o frases poéticas, siendo él poeta por excelencia. Los diálogos que construye son excelentes, expresivos y amenos.
Morábito generalmente sitúa sus obras en un ambiente sórdido y trata la soledad, la muerte la inocencia y el sexo,  (que no tiene edad) con unos personajes de la vida diaria.
Su prosa se hace simbólica y representativa y yo creo, sea su mayor mérito.

Podríamos seguir contando la historia narrada hasta el final, pero será el propio lector el que descubra, en la prosa aparentemente sencilla, el trasfondo que le confiere Morábito.

La producción literaria de Morábito es vasta:
Ensayos:
El viaje y la enfermedad
El lenguaje materno
Cuentos:
Gerardo y la cama
La lenta furia
También Berlín se olvida
Grieta de fatiga
Los pastores sin ovejas
Cuando las panteras no eran negras.

Morábito, Fabio (2009) Emilio, los chistes y la muerte. Barcelona. España: Fondo de Cultura Económica. Impreso en México.












No hay comentarios: