miércoles, 8 de abril de 2020

Carlo Antonio Castro: una vida de plenitud




Javier Ortiz Aguilar.



Cuando ingresé a la entonces Facultad de Filosofía. Letras y Ciencias, vi por primera vez al Maestro Carlo Antonio, explicando a sus alumnos la importancia de la libreta de campo en las investigaciones antropológicas. Como en ese tiempo había una buena comunicación entre los alumnos de las facultades de historia y antropología, al disolverse el grupo, recibí una exuberante información del profesor y de su obra. Ahí me enteré del dominio de idiomas europeos, asiáticos y mesoamericanos, Por ello su obra bibliográfica esta integrada por traducciones, investigaciones científicas de la cultura indígena, historias de vida, un recurso de investigación donde inciden la literatura y la antropología, también manifiesta en varios libros y pláticas su vena poética y también es autor de una novela indigenista, Los hombres verdaderos. La crítica literaria. Especialmente latinoamericana estuvo presente

Posteriormente, en la consulta de la Revista de la Universidad Veracruzana, de la primera época, sobre la producción pictórica de Mario Orozco Riverai en Veracruz, con el fin de realizar un trabajo escolar. Concluida la consulta hojee la revista, encontré un artículo de Carlo, bajo el título: Lupe la de Altotonga. Con mi sentimiento de pertenencia a mi ciudad de origen, lo leí con fruición y me encontré con mi pasado inmediato. Así empecé a valorar su trabajo docente; pues él no solo daba verdades absolutas, sino que enseñaba a construir sus conocimientos y a divulgarlo por muchos medios.

Un día coincidimos en una librería cercana a la Facultad, que daba a los estudiantes libros en abonos. Eran otros tiempos, la comunidad universitaria consumía libros, no solo los exigidos por sus estudios formales. Carlo se llevaba 10 ó 15 libros de diversos temas. Después le pregunté al librero cuáles eran los libros que se llevaba, y desde entonces fue mi guía para comprar libros.

Fue cuando ingresé como profesor en la Escuela Preparatoria Artículo Tercero, tuve la oportunidad de dialogar cotidianamente sobre los distintos aspectos de la cultura y los compromisos del profesor.

Ahí lo veo enseñar latín e inglés con una didáctica natural, donde los estudiantes participaban en la construcción de un idioma extraño, como nosotros aprendimos el español, hablando.

La defensa del idioma era su obsesión. Él decía que el idioma era el alma de los pueblos, y si el idioma se corrompe, se corrompe su alma. Y me preguntaba ¿Sabe usted cuántos nombres de establecimientos comerciales están en otro idioma? Le dije que no y el me dio una cifra que se me olvidó. Decía que el español es un invento de Franco, El nombre correcto es Castellano. En España coexisten varios idiomas, Durante el franquismo, hablar en catalán o gallego era subversivo.

Incluso daba el nombre de hispanoamericano al español de Latinoamérica. Esta afirmación la hacía por las diferencias fonéticas (en Latinoamérica no se distinguen la “z” de la “s” o la “c”, esta el mismo caso la “b” o la “v”, semánticas. Como la misma palabra tiene diferente significado en todos los países de habla española, o los términos incorporados de los idiomas prehispánicos. En una palabra, cada conversación siempre salía con nuevos conocimientos

En los años ochenta Octavio García y el que esto escribe le propusimos fundar un Comité de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua, y aceptó y así nació el Comité Jalapeño de Solidaridad Con Nicaragua. Se reeditó un libro de los simpatizantes de la lucha de Augusto Cesar Sandino. El libro trata del asesinato del héroe de la Segovia y el ajusticiamiento que hace Rigoberto López. El libro se titula Rigoberto López, donde escriben los intelectuales de izquierda condenan la dictadura somocista. La reedición cuenta con una declaratoria de la naciente organización integrada por Antropólogo Carlo Antonio Castro, el Antropólogo Social y Lingüista, Octavio García Mundo, Maestro en historia y egresado del Centro de Estudios Orientales del Colegio de México y el que esto escribe, Cuando surgió otro comité de solidaridad, disolvimos nuestro Comité y entregamos una cantidad de dinero y como cien libros de poesía que teníamos para venderlos, al Ejército de Liberación Farabundo Martí del Salvador.

El maestro Carlo me indujo a escribir y a participar en Mesas redondas y conferencias.

El Dr, Carlos Aguilar y Aguilar, quien conocí en la Universidad Pedagógica Nacional, siendo director del Instituto Veracruzano de Educación para Adultos me pidió que lo ayudara a organizar una mesa redonda sobre educación indígena, le sugerí que integrara al maestro Castro. Fuimos a su casa y se acordó que participara Carlo Antonio quien participó como educador en el Centro Regional Bartolomé de Las Casas, donde compartió tareas con Gonzalo Aguirre Beltrán, Ricardo Pozas Arciniegas y Rosario Castellanos; Marcelo Ramírez Ramirez. Colaborador de Gonzalo Aguirre Beltrán cuando era director del Instituto Indigenista, Dr, Sergio Vásquez, director de la Facultad de Antropología, Javier Ortiz Aguilar, profesor de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana. Y como moderador Dr. Carlos Aguilar y Aguilar. La mesa se realizó en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana. La muerte del maestro, el compañero y el amigo, sucedida el 11 se abril de 2010, lleva a publicar las ponencias en un libro por la Benemérita Universidad Popular.

Días antes de la tragedia, Julio Cesar Martínez, Jesús Jiménez Castillo Marcelo Ramírez visitan en su casa. Cuando se enteran del deceso, Marcelo Ramírez escribe un articulo publicado en  Diario de Xalapa con el sugerente título El último banquete de Carlo Antonio Castro Guevara, de este testimonio tomo la siguiente parte, por ser una precisa síntesis:

“El maestro Carlo llegó a la edad de 84 años y puede decirse que los vivió con plenitud, dejando una herencia de valor académico y humano que asegura su permanencia entre nosotros, Nos sonríe y nos agradece la visita. Todavía antes de abandonar su casa, nos pregunta si estamos “haciendo cosas” y nos invita a seguir adelante. Hacemos el compromiso de volver pronto. Jesús Jiménez le da un abrazo. Luego me toca a mi; el último en salir es Julio César Martínez, quien es visitante asiduo de la casa y goza de la confianza de la familia. La maestra Carmen Vargas nos despide en la puerta que da a la avenida Araucarias con su natural amabilidad. Nos sabíamos en esos momentos que muy pronto la veríamos nuevamente en la sala donde se velaría al maestro Carlo Antonio Castro Guevara en Bosques del Recuerdo.”ii

i Mario Orozco, director de la Facultad de Artes Plásticas, era sobrino de José Clemente Orozco y Diego Rivera, además miembro de apoyo de David Alfaro Siqueiros ii http://www.antropologuitosuv.com/article-el-ultimo-banquete-con-carlo-antonio-castro-gueva


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