martes, 5 de febrero de 2019

LA GRADUACIÓN


Carlos Bernal Romero 

Para Lucina
En donde quiera que se encuentre

Lo malo de las preguntas: no es que desconozcas las respuestas:
Sino que las conozcas
Oído en la Suprema Corte de Justicia

         Con 15 hijos y cientos de trabajos a cuestas, Lucina López todavía se daba tiempo de escribir y divertirse por toda la Ciudad de México y balnearios circunvecinos.
         De edad indeterminada muy a la Gabriel García Márquez rondaba los 60 años, aunque no se consideraba aun como una adulta en plenitud y mucho menos miembro activo del INSEN.
         Lo único que le empezaba a fallar, debido sobre todo a su afición por la costura, era la vista. Si fuera hombre bien podría desempeñarse como árbitro de fútbol, porque cada día veía menos.
         Para “echarse porras” ella misma decía:
         “Algo tenía que comenzarme a no funcionarme bien, después de tanto trajin”
         Pero resultaba bastante obvio que sus ojos estaban cansándose de tanto observar pasar la vida, crecer a sus hijos y nacer a sus nietos que cada año eran más.
         Uno de sus vástagos, medio en broma y medio en serio le dijo:
         -Tienes que ir al oculista o salir acompañada a la calle
         Con su tranquilidad característica Lucina contestó:
         -Gracias por preocuparte, pero no estoy ciega y mucho menos inútil
         Él sin embargo, insistió:
         -Ya lo sé, pero necesitas otra graduación
         Se aguantó la risa, para señalar:
         -Ahora hasta especialista me saliste
         Antes de despedirse de su madre; puntualizó:
         -No me vayas a decir luego que no te lo advertí
         A pesar de no reconocerlo ante su hijo, se vio con detenimiento al espejo: quitándose y poniéndose un par de ocasiones los lentes y comprobar su “ceguera”
         Cinco minutos más tarde llegó a la conclusión: que si bien su visión era un poco más borrosa que de costumbre, no se trataba de nada serio o irreversible de qué preocuparse.
         Quizá no hubiera visitado al oculista en mucho tiempo; de no ser que un día en uno de sus habituales viajes en el metro; al ir de pie y con la mano estirada para tratar de agarrarse del tubo; una señora le dijo a:
         Lucina López:
         “Tenga buena mujer”
         Poniéndole cinco pesos en la mano derecha.

McDonald´s San Juan de Aragón
17:00 -18:00 p.m.
2/II/2019


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