sábado, 9 de febrero de 2013

Diálogo en el ciber-limbo entre Romero y Valéry




Juan Fernando Romero

Para I
Un silencio es la fuente extraña de los poemas

Cuando Romero escribió:

Cúrcuma yaré, 
cúrcuma yaré

urduño la intriguiente hicapitosa
y melomaniosa
voz 
de randamin incipiente, 

Luminoso, lumínido y sabroso, 
soloroso y hecámbico
atrás 
del incáspito redondón:
ecuere, recuere, recuerere y rerecuere

con la clarísima claridad de lo claro


¡Claro!
Sioyloquemaysiposta... 

¿o N000?

Paul Valéry había respondido:

“¡Vamos! Si todo fuese claro, todo os parecería vano.
Vuestro talento poblaría un universo sin sombra
de una impasible vida de almas sin levadura.
Pero alguna inquietud es un presente divino.
La esperanza que en vuestros ojos brilla sobre un umbral sombrío
no descansa sobre un mundo demasiado seguro;
de todas vuestras grandezas el principio es oscuro.
Los más profundos humanos, incomprendidos de sí mismos,
de una cierta noche sacan los bienes supremos
y  los más puros objetos de sus nobles amores.
Un tesoro tenebroso hace resplandecer vuestros días,
un silencio es la fuente extraña de los poemas”.


Xalapa, diciembre 2012.

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