lunes, 7 de diciembre de 2020

La mitología azteca

 

Raúl Hernández Viveros

 

En el ensayo “Una lingúistica mesoamericana”, de Juan A. Hasler, insertado en el número 12 de “La Palabra y el Hombre”, octubre-diciembre de 1959, abarca la propuesta de un vasto campo de investigación de ciencias sociales. Sustenta la posibilidad de relacionar las antiguas concepciones  de las palabras y sus significado en los idiomas indígenas. De tal manera examinar las metáforas; como por ejemplo “alma piedra”, o bien “alma árbol”. Por otra parte, Juan A. Hasler  defin que: “Nuestro vocabulario trata de abarcar estos problemas, pero sin resultado.  Necesitamos disponer de un mayor número de vocabularios, de grámaticas y de textos analizados. Para esto hace falta que los diccionarios que se publiquen enfoquen a los hechos de la cultura local y no se limiten a un número reducido de vocablos, ejemplo del primer tipo es el “Huichol” y del segundo “el Mazahua”, ambos publicados por el Sumer Institute y publicar en multilih todo el material de sus archivos, pues por incompletos que puedan parecer no dejan de contener datos aprovechales”.

Esta propuesta comprueba el papel del docente y de la investigación, por parte de un impulsor del estudio de lingüística en México, que con pocos recursos a su disposición, hizo una labor fundamental en el campo de la antropología. Por lo cual se insiste en las afirmaciones de Colin Murray Turbayne: “Todo nuestro conocimiento está relacionado con los signos”. Aceptamos la presencia de cosas , pero no llegamos, y tampoco advertir y conocer. Al mismo tiempo lo que se conoce ya no se nota. “Conocemos una cosa cuando la comprendemos y esto sucede cuando podemos interpretarla o decir qué significa. Macbeth no sabía que las tres brujas eran mujeres, porque sus barbas le impedían “interpretar” que lo eran. Podemos llamar artificiales a los signos inventados por los seres humanos, en oposición a los naturales. Sin embargo, los objectos naturales no son signos aunque puedan llegar a serlo. De la misma manera,  las palabras habladas son signos, pues los sonidos emitidos pueden convertirse en palabras”. Con la comprensión del pensamiento mesoamericano, Juan A. Hasler estudia el lenguaje común de los pueblos indígenas. Analiza el significado de algunas palabras y descubre en las significantes qué palabras distintas tienen cierto parecido en nombres iguales. Los  conceptos representan ricas variantes de los diferentes idiomas.

 

 

Juan A. Hasler explica que: “Para el lego en materias lingüísticas, la simple terminología  técnica es frecuentemente causa suficiente para impedirle la lectura de trabajos glotógicos , tanto porque el enigmático significado de dichos términos le vedan en realidad la comprensión de tales trabajos, porque las frases condimentadas con las misteriosas adjetivaciones resultan en un estilo poco atractivo al que no es especialista y levantan una barrera afectiva que supera al lingüísta hasta de sus colegas más inmediatos, que en nuestro campo americanista, son los etnólogos y arqueólogos”. Efectivamente, estas líneas de introducción a su ensayo “ Una lingüística mesoamericana”, son suficientes en determinar el hermetismo del estudio. Aunque en general pueda comprenderse la valiosa e indispensable discusión sobre la aportación científica involucrada con el conocimiento de idiomas indígenas que todavía en nuestros días se hablan en diversas zonas de la Republica Mexicana. Se trata de un estudio erudito que sería conveniente señalar como modelo desde una perspectiva de proyección científica. El ciclo del trabajo de investigación distingue el planteamiento de conocimientos acumulados por Juan A. Hasler: las técnicas de obtención del material la hipótesis que lleva la evidencia del encuentro de nuevos conocimientos: En la selección del significado de las palabras indígenas se encuentra la sistematización del material recogido y su presentación formal en el informe  final. La capacidad para dudar e inquirir la proyección de la investigación  que hasta nuestros días funcionan los juicios y proposiciones , alcanzando toda actividad intelectual. La unidad y combinación de contenidos en las definiciones de las palabras indígenas establece el reflejo de la actividad de los seres humanos  que develan con sus idiomas algunos misterios de su pensamiento. También se busca la precisión de las fuentes de bibliográficas y el trabajo de observación o encuestas en las regiones indígenas. La investigación concreta su utilidad en posteriores estudios de la lingüística en México e Hispanoamerica. El conjunto de datos transmitiron y facilitaron la información científica que circula como fuente de información bibliográfica. Esta revisión situa las técnicas de investigación y la mtodología del informe del documental.

La imaginación creativa de la realidad lleva a la búsqueda de la revisión de textos. La lectura d la edición de “Cuentos de los hermanos Grimm”, selección  e introducción  de Clarissa Pinkola Estés, ubica en sus páginas 53 cuentos clásicos que se caracterizan por corresponder a la versión de temas originales, escritos para un público infantil, pero que plantean temas universales y problemas humanos. Las fuentes fundamentales del trabajo de la recopilación de Jacob Y Wilhelm Grim (1785-1863) y (1786-1859). La captura del habla popular que se registra oralmente permite su conservación hasta nuestros días por la labor de investigación y traducción de la psicoanalista Clarissa Pinkolsa Estés, las versiones de Inés Beláustgui y los dibujos e ilustraciones de Arthur Rackman.

Después de la lectura de la obra “El vuelo de ganso salvaje”, de Joseph Campbell,  en la versión castellana en 1998; se logra obtener rica información en las siguientes recomendaciones: “1. El investigador que se desee escribir un ensayo monográfico sobre una narración tradicional (cuento popular, saga, leyenda , anécdota), deberá conocer todas las versiones  (variaciones) impresas e inédictas existentes, sin importar su idioma . 2)  Luego deberá comparar todas estas versiones cuidadosamente punto por punto, dejando de lado cualquier  prejuicio u opinión previa al respecto. 3) Durante el curso de la investigación, deberá tener siempre presente el lugar y el momento de aparición de cada una de las versiones. El lugar y el momento de aparición de cada una de las versiones. El lugar de nacimiento  de un determinado cuento, será generalmente, aquel en el que aparezcan  las versiones mas fecundas, allí donde la estructura narrativa parezca mas consistente y donde las costumbres y las creencias locales contribuyan a ilustrar el sentido del relato. Cuanto mas se aleje una historia de su lugar de origen,  mayor será el deterioro que experimente”. Con esta metodología el investigador puede llegar a definir las características de su proyecto de trabajo o estudio interpretativo. Aunque la misma doctora Clarissa Pinkola Estés cita un fragmento extraído de su libro:” Mujeres que corren con los lobos”, editado en 2000.

“Los cuentos de hadas terminan al cabo de diez páginas, pero nuestras vidas no. Somos colecciones de varios tomos. En nuestras vidas, aunque un episodio  equivalga a una coalición y una quemadura, siempre hay otro episodio que nos espera y después otro. Siempre hay oportunidades de arreglarlo, de configurar nuestras vidas de la manera que merecemos. No hay vidas de la manera que merecemos. No hay que perder el tiempo odiando un fracaso. El fracaso es mejor maestro del éxito. Presta atención a su antiguo mensaje. Estamos a su antiguo mensaje. Estamos aprehendiendo lo que son las pautas perjudicales, para poder seguir adelante con la fuerza propia de quien puede presentir las trampas, las jaulas y los cebos antes de caer en ellos o ser aatrapados por ellos. ”

En la observación del mundo, la narrativa de las experiencias de la vida, no significan nada sin el poder de la curiosidad por conocr más. La lectura primordialmente siempre explora en los proyectos y propuestas estéticas de narradores destacados. El sentido de la fantasía  lleva a cabo la apertura al imaginario colectivo del relato. El narrador acepta el papel de transformarse en el portavoz de la herencia cultural. Aquella voz que transmiten los ancianos sabios acerca de acontecimientos que forman los episodios históricos. Los cuales son trasladados por los cronistas indígenas y españoles, que pueden llamarse  escribanos, notarios, escritores y  autores, quienes  desembocan en la limitación única de escribir lo mejor posible. La originalidad pertenece al pasado. Con la lectura puede advertirse que el escritor se parece por costumbre a todos los textos sagrados que los antiguos  maestros comunicaron a sus  colegas y discípulos. Lo irracional y misteriosos puede desplegarse en el esfuerzo de la conciencia por enfrentarse a la experiencia narrativa es decir, iluminar la lucidez del pensamiento.

La prolongación de la creación de las cosas está en el acto de la comprensión a través de su lectura. El enlace de la realidad imaginaria con la realidad vivida depara el llegar a las alturas del conocimiento del relato, como un viaje exterior e interior de cada uno de nosotros. La intención cognitiva  es el factor primordial del material creativo. Las narraciones descifran a los hechos y los símbolos, y al comprenderlos se vislumbran las dudas y preguntas de cualquier intento de  narrativa. Vivir y recrear la forma y el contenido de la lectura de cada relato abre la aproximación a la creatividad, y esencialmente es un acercamiento al fenómeno literario. El estudio del lado oscuro de la naturaleza sobresale en la supervivencia del relato. La realidad y fantasía ofrecen las diversas y ricas propuestas del yo y de todos. La ficción  abre la posibilidad de las técnicas para comprender el universo sagrado de los dioses aztecas,  que se abren hacia el auto-desnudamiento ante los demás que ahora son los lectores.

En la variedad de seres fantásticos, se estudian y analizan las estrategias narrativas y conocemos el dominio de lo maravilloso. La tradición narrativa muestra los ingredientes de los relatos que se basan en las sensaciones del corazón, lo cual origina el viaje y el encuentro con el inconsciente inmerso en la naturaleza humana y religiosa. El sentido certero de la inteligibilidad supera el todo armónico de la conjunción del pensamiento prehispánico que advierte  la oscuridad de las tinieblas en la creación de las cosas.

Desde la antigüedad se ocupaba la tinta negra y roja para describir en lo blanco de la hoja de papel, los ricos y variados aspectos de los códices, o pinturas que hablan y distribuyen la historia de los cinco soles. Después con la gramática se  ensaya  la escritura de la voz narrativa de los protagonistas, que reubica la expresividad y construye la estructura del edificio de la narración. Esta función requiere del destinatario que analiza los ritos y leyendas.

Entre las llaves del relato tiene un papel importante el poder de la memoria y el tiempo. El relato contribuye a los recuerdos de los seres humanos. Dentro de la cotidianidad sobresale la operación de descubrir el conocimiento; esta actitud es una virtud del ser humano. Las posibilidades del relato ofrecen el camino hacia la aventura del mundo del mito. Con lo cual, comprendemos a nuestros semejantes, aceptar el espacio de los otros y al mismo respetar el infinito donde está la esencia de la cosmovisión prehispánica. No obstante, las fronteras, de la realidad y el sueño, o el logos y el mito van de acuerdo casi de la mano, en un perfecto balance que es la voluntad de vivir en armonía, y asimilar el paso efímero de la existenciaEsta ambigüedad forma parte de los mejores fragmentos misteriosos que hay que ubicar  principalmente en la creación del mundo azteca.

En los episodios el tiempo deja de existir, y se funde el pasado con el presente, el mañana es hoy, como acontece con el nacimiento de los primeros dioses, animales y plantas sagradas. Fuera del tiempo, la memoria guarda secretos a todo tipo de mensajes que sufren el encantamiento emocional al revivir las pasiones, los conflictos o las situaciones que tendrán que pasar por la reflexión histórica. La ambivalencia religiosa deslumbra el terreno de las emociones, y la voz incorporada en las palabras describen letra a letra la metáfora de las creencias transforman y dan belleza al sentido religioso.

Con las llaves del pensamiento, antes de comprobar el sentido de las palabras que están delante de sus ojos, despierta la emoción de una nueva visión del mundo, sobre  lo que lee. En esta visión del relato significa la creación literaria que  recapacita en la misma recreación del mundo, e intenta explicarnos la función de cada uno de nosotros.  El uso de la voz narrativa libera a las palabras, y el escritor tiene en sus manos el efecto de darles un tono, ritmo y definición para poder escucharnos dentro de nosotros mismos. La máxima expresividad pertenece al momento crítico del sello individual y personal de los narradores. El sentido fundamental de las palabras será el de llegar a trascender la intensidad y precisión que reconozca haber llegado al universo de la literatura. Al juntar las palabras sobre la hoja de papel en blanco, el misterio de la vida se transforma en una hondura insondable. En el arte de la  narrarrativa azteca hay que estudiar la tradición oral que lleva a la  comparación  con otras obras monumentales de colecciones de fábulas que se encuentran en la antigüedad de la India o la China.  En la épica griega y romana y los relatos árabes. La  realidad y la ficción en la aprehensión de todo los que nos rodea y sus interpretaciones. La variedad estética en las estrategias narrativas y el dominio de la oralidad.  Los ingredientes que parten de la mitología. El viaje o la salvación y rescate del inconsciente. La inspiración como sustento de la brevedad existencial. La singularidad de la precisión. La temática religiosa de la tensión o intimidad. La lucha contra la oscuridad y el miedo hacia lo desconocido que es la eternidad. La creación de personajes, ambientes y las formas de hablar. La intuición de mirar al otro lado de la realidad, y el compartir  la soledad. La sutileza y alusión como ilusión. La sensibilidad de identificar el mensaje, las señales y destellos de la creación del mundo. El contenido y la forma, los argumentos de un sistema cognitivo elemental y primitivo,  como elemento  del mito.

Para la comprensión de las frases narrativas por sí solas es necesario comprender el texto narrativo, e interpretar sobre la coyuntura de plantear una historia apropiada para el interés de cualquier tipo de lector. A través de la disposición de materiales narrativos lograr el seguimiento y comprensión de las acciones, pensamientos y sentimientos que reflejan la materia prima de la historia narrada, que logra la aceptación significativa de sus últimas concecuencias.

Algunas interpretaciones tienen como objetivo la articulación de las partes de un texto narrativo pero no en su conjunto. Louis Mink[1] argumenta que las narrativas desembocan en sus totalidades, requieren de la actitud en la perspectiva y naturaleza de los juicios de valor. El descubrimiento de datos, hechos, informaciones llevan el traslado del conocimiento a los lectores, quienes reelaboran la escritura con el poder de los significado y los significantes.

Mink insiste que: “Sin embargo, las narrativas contienen indefinidamente muchas relaciones de ordenación, e indefinidamente muchas formas de combinar estas relaciones. Es esta combinación a lo que nos referimos cuando hablamos de la coherencia de una narrativa, o de la falta de coherencia. Es una tarea no resuelta de la teoría literaria clasificar las relaciones de ordenación de la forma narrativa; pero, sea cual sea la clasificación, debería estar claro que una narrativa histórica pretende la verdad no simplemente de cada una de sus aserciones individuales tomadas distributivamente, sino de la forma compleja de la propia narrativa”.

Michel de Certeau[2] vincula el método científico con la creación literaria, donde la historia que representa el pasado corresponde al "rito de sepultura". En este proceso lo que pertenece al pasado ya está muerto, y el presente en cada instante desaparece como una metáfora de lo que estuvo vivo. Paul Ricoeur[3] agrega que con la explicación se destacan los aspectos filosóficos del texto histórico. Lev Smiónovich Vigotski[4] escribe que: “Es de suma importancia resaltar el carácter de ultratumba, del más allá que tiene el dolor de Hamlet, pues todo él es dolor, como la tragedia entera es dolor.”  El creador del paradigma socio-cultural, sus estudios se basan en el lenguaje como una función comunicativa con el entorno social. Además de  regular el comportamiento y reorganizar la transferencia del conocimiento a través de los afectos y emociones, se reorganiza la memoria. Distingue la memoria natural y la memoria indirecta y con estas herramientas i  incorpora la comprensión de las señales y signos en la comprension significativa, función social, individual, comunicativa, intelectual  y simbólica.

A través del habla social, egocéntrica, e interior, el significado de la palabra constituye la unidad del pensamiento de las palabras que describe un concepto estableciendo un acto intelectual. El lenguaje, donde las variaciones del significado de las palabras se refieren al contenido de la evolución de las diferentes formas del pensamiento. Vigotsky reconoce tres modalidades en el desarrollo del significado: Pensamiento sincrético: subjetivo, variable. Complejos: agrupación de un conjunto de objetos concretos vinculados entre ellos de forma real y concreta. Dentro de los complejos se encuentran los pseudo-conceptos: que realizan la función de enlace entre el pensamiento concreto y el pensamiento abstracto, en una armonia entre la forma y el contenido.

Reinhart Koselleck[5] analiza el tiempo histórico en el espacio de la experiencia y el horizonte de la expectativa. Desde tiempos inmemoriales la trasmisión de la historia es a través del lenguaje como primera interpretación del mundo. Gracias a las traducciones de Ángel María Garibay Kintana[6], hasta nuestros días llega la crónica oral de los orígenes de Mesoamérica:

          “Descendieron un día los dioses a una caverna, en donde el Príncipe-Niño estaba yaciendo con la diosa Flor-Preciosa. De su connubio nació un dios llamado Maíz. Fue sepultado en la tierra este dios recién nacido y de su cabello brotó el algodón; de una de sus orejas, una muy buena semilla que es la “cabeza cabelluda”, y de la otra, una muy bueno que se llama “huevos de pez”, de su nariz fue formada la planta que llaman chian, excelente para templar los ardores del estío. De sus dedos, brotó una planta que yace bajo la tierra y es el camote de sus uñas, el maíz largo, base del humano sustento, y del resto su cuerpo, mil otros variados frutos, que los hombres siembran cosechan. Por esto el nombre que lleva aquel dios es de Niño Amado.

 Hecho esto, aún dijeron todos los dioses: Triste vivirá el hombre, si no hacemos para él algo que le produzca alegría. Es menester crear algo le haga tomar amor a la Tierra, para que cante y baile, para que nos sirva y alabe. Oyó aquello el dios del Viento, y se puso a cavilar en donde podría hallar lo que los dioses pedían. Vino a su memoria el recuerdo de una hermosa doncella llamada Meyahuel. Voló hasta el lugar donde aquella virgen vivía, unida a otras muchas que una vieja, abuela suya, guardaba. Era esta muy vieja y rendida por los años. Tenía por nombre Tzitzimitl. Cuando el dios del viento llegó todas estaban dormidas, pero él fue a despertar a Meyahuel y le dijo: En busca tuya vengo porque he de llevarte al mundo. La doncella  consintió en ir con él a la tierra. Entonces el dios del Viento la tomó sobre sus espaldas y bajó con ella a la tierra.

Cuando tocaron la tierra, inmediatamente se transformaron en un hermoso y corpulento árbol, que se abría en dos grandes ramas. Una era el Sauce Precioso, y era la rama del dios del Viento; la otra era el Árbol Florecido, y era la rama de la doncella. Llegó, entre tanto, la hora en que la vieja guardiana dejara su sueño. Cuando no vio junto a ella a su nieta comenzó a dar grandes gritos. Pero la doncella no apareció. Entonces la vieja abuela, llena de ira, convocó a todas las deidades que se llaman Tzitzime, y todas ellas unidas bajaron a la tierra en busca de la doncella y del dios del Viento, que había venido a robarla. Cuando la tierra tocaron todos aquellos dioses, el árbol se desgajó y una rama cayó hacia un lado, separada de la otra que cayó al lado opuesto. Cuando la anciana vio la rama Árbol Florecido, reconoció inmediatamente a su nieta y llena de furor la destrozó y fue dando a cada deidad una parte de sus miembros. Los dioses los devoraron. La rama Sauce Precioso, que era la del dios del Viento, no fue tocada por los dioses, sino que quedó allí abandonada. Cuando los dioses malévolos regresaron a sus alturas, entonces el dios del Viento recobró su antigua forma, y comenzó a recoger los huesos de la doncella esparcidos por la tierra, y los fue enterrando por los campos. De ellos brotó una planta, que abre sus aspas al viento, y que produce el vino blanco que beben los hombres. Bueno es y deleitoso, y si embriaga, no es por el mismo, sino por las raíces que le mezclan y que le dan embriagadora virtud.

-Un día muy de mañana lanzó el Sol una flecha desde el ciclo. Fue a dar en la casa de los espejos y del hueco que abrió la roca, nacieron un hombre y una mujer. Ambos eran incompletos, solo del tórax hacia arriba, e iban y venían por los campos saltando cual los gorriones. Pero unidos en un beso estrecho engendraron un hijo que fue raíz de los hombres.

- En el año final en que la diosa de Falda de Jade fue la que presidía, a causa de la lluvia abundante se derrumbaron los cielos y muertos todos los hombres, se convirtieron en peces. Cuando miraron los dioses que los cielos se habían caído, resolvieron llegar al centro de la tierra, abriendo para ello cuatro caminos subterráneos, y entrar por estos caminos a levantar los cielos. Para sostener los cielos, hicieron cuatro personajes cuyos nombres son: Águila que Baja, Serpiente de Navajas de Obsidiana, Resurgimiento, y el de las Flores Aguzadas. En seguida los dos grandes dioses, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, se transformaron en dos grandes árboles: el de Tezcatlipoca se llamaba Árbol de Espejos, y el de Quetzalcóatl se llamaba Árbol Precioso. Entre estos dos árboles y aquellos cuatro hombres levantaron el cielo y lo sostienen cual hoy se halla. Cuando caminaban para unirse trazaron el camino de blancura que ahora admiramos en el cielo.

- Así que el dios del Espejo Humeante hubo llamado al dios del Viento, vino éste a su presencia. El dios del Viento era negro, traspasado por una enorme espina, de la cual goteaba sangre. El dios del Espejo Humeante dijo al dios del Viento: Viento, ve a través del mar y llega a la casa del Sol. Él tiene, en rededor suyo, muchos cantores y músicos, muchos que tañen la flauta, que le cantan y le sirven. Unos de éstos en tres pies, o tienen enormes orejas. Cuando llegues a la orilla del mar, llamarás a mis servidores y ministros, que se llaman Caña de Concha, y el otro, Mujer Acuática, y el tercero Monstruo Femíneo de las Aguas. Les mandaras que se enlacen unos a otros unidos, hasta formar una manera de puente, por el cual puedas tú pasar a la casa del Sol. Y así puedas traer contigo a los músicos que vas a pedir al Sol. Vengan con sus instrumentos, para que alegren al hombre y me sirvan y veneren. Dijo y desapareció de la presencia del viento.”

Con la mitología azteca a partir de esta narrativa se inventa el nacimiento de uno de los más importantes pueblos indígenas prehispánicos. Frente  a los sacrificios humanos la conquista ofrece las posibilidades de manejar el destino de las nuevas generaciones de indios, criollos, y mestizos. La barbarie medieval se identifica con las matanzas entre los pueblos originarios del Nuevo Mundo. Se integran cruzando sus divinidades que se reconocen con las deidades mesoamericanas.

La transmisión oral hereda la memoria histórica, y entonces inicia el desenvolvimiento de instituciones culturales, religiosas y politicas. Por lo cual, resulta trascendental la lectura del libro Historia y cultura de  México a través del lenguaje, de Mario Calderón,* ya que ofrece una lectura   a través de los lenguajes denotativo y connotativo. De acuerdo con sus planteamientos con la interpretación de los nombres propios de los protagonistas de la historia nacional, se pueden descubrir otras vertientes simbólicas de nuestros héroes, ancianos sabios, que transmiten su memoria histórica frente a los misioneros emisarios de la palabra divina. El encuentro entre los sobrevivientes de la destrucción del Tenochtitlán, en el Colegio de Tlatelolco, coloca el sincretismo cuando Bernardino de Sahagún ofrece su collar en forma de cruz con la figura de su Dios, y los sabios aztecas no reconocieron las divinidades de los conquistadores y mensajeros cristianos. 

 

 

 



[1] “Narrative form as a cognitive instrument”, The Writing of History: Literary Form and Historical Understanding, ed. Robert H. Canary y Henry Kozicki, Madison, Wis., 1978.

[2] La debilidad de creer, Katz editores, Argentina, 2006.

[3] Historia y verdad, Ediciones encuentro, Madrid, 1990.

[4] Psicología del arte, Barral editores, Barcelona, 1972.

[5] Futuro pasado, Paidós Ibérica, España, 1993.

[6] Épica náhuatl divulgación literaria, UNAM, México, 1978.

* Ediciones Eón, México, 2010

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