martes, 2 de abril de 2019

MATRIMONIO A LA FRANCESA


 Carlos Bernal Romero

Para Amalia Fernández
En donde quiera que se encuentre

La casada es mi mujer
Enrique Guzmán

         Existen muchos matrimonios que siguen juntos y no se divorcian a pesar de no llevarse bien y apenas hablarse. Esta situación sucede por varias razones entre las que se encuentran:
         Conveniencia social o económica; miedo a la soledad, la edad avanzada de ambos…
y un largo etcétera
         A las 10 de la mañana se oyó un toquido en la puerta de la recámara:
         -Señora Amalia, dice el señor Alberto que si no va a bajar a desayunar
         Con trabajo abrió los ojos y alcanzó a decir:
         -¡Al diablo con el señor!
         Todos los días eran los mismos para Amalia Fernández Rodríguez. Se despertaba de mal humor causado por los tranquilizantes que se tomaba para dormir y como le molestaba mucho el calor que hacía en las noches; lo único que se ponía para dormir; eran dos gotas de perfume.
         Se levantó, se bañó e hizo el tiempo suficiente para no encontrarse con Alberto. El matrimonio Manríquez-Fernández, solamente lo era de nombre. No habían querido divorciarse porque eso iba en contra de la carrera de Alberto Manríquez Blanquet: Presidente de la Suprema Corte de Justicia y de ella, una de las damas más importantes de la Sociedad Mexicana.
         A sus 32 años Amalia se veía mucho más joven. Su figura esbelta; su pelo ensortijado, sus pecas y el dinamismo con el que actuaba la hacían verse de 25. Por tal motivo la conocían como: “La niña bonita de la sociedad”
         Alberto le dijo:
         -Acuérdate que mañana vamos a ir a la recepción que nos da la Embajada de Francia
         Con su ironía y sarcasmo acostumbrados le preguntó:
         ¿Qué disfraz quieres que me ponga? ¿El de dama distinguida? ¿El de feliz esposa? ¿El de la señora del excelente Ministro mexicano?
         -Por favor déjate de ironías. Lo único que quiero es que la gente nos vea juntos
         -Perdona por momentos se me olvida que estoy casada con el serio aspirante a la Presidencia de la República:
         Alberto Manríquez Blanquet
         Para no empezar otra eterna discusión. Amalia salió a dar un paseo por el jardín de su casa: Era su lugar favorito, porque desde que la compraron, ella se hizo de su “Cachito de cielo”.
         Aunque tenían jardinero ella cuidaba unos cinco metros cuadrados que tenía su nombre hecho con: Rosas, gladiolas, claveles, orquídeas y mientras empezaba a arreglarlo pensó en voz alta:
         “Claro no le conviene al señor llegar sin su esposa ¿Qué dirían y pensarían de él?
         Acabó de ponerles agua. Después limpió con cuidado cada flor de todas las letras que conformaban su nombre y se metió de nuevo en el interior de su casa.
         En la noche antes de dormirse, leyó unas páginas de su novela favorita “Doña flor y sus dos maridos” del escritor brasileño Jorge Amado; tomó sus pastillas para dormir y antes de meterse a la cama, se puso sus dos gotas de perfume.
         A las 10 de la noche del día siguiente: sábado 29 de marzo salieron rumbo a la embajada francesa. Antes de llegar Amalia le indicó:
         -Sólo un favor Alberto, estemos juntos lo menos posible
         Llegaron al inmueble y se separaron de inmediato. Amalia se fue con las “Damas de sociedad” y Alberto con los políticos. Habían pasado la reunión como lo tenían planeado: Sin hablarse.
         Hasta que el Embajador de Francia pidió la palabra:
         “Esta reunión fue hecha por dos razones. La primera para unir aún más a la comunidad francesa con el siempre hospitalario pueblo mexicano y para festejar al matrimonio perfecto y modelo de la política nacional:
         Amalia y Alberto”
         Albero Manríquez Blanquet agradeció los elogios:
         “No merecemos este honor: Simplemente Amalia y yo formamos una pareja amorosa, comprensiva y moderna, pero distamos muchos de ser la pareja perfecta”
         Las mujeres animaron a la esposa del Presidente de la Suprema Corte de Justicia para que hablara. Cuando todos los presentes guardaron silencio y centraron su atención en ella:
         Amalia Fernández Rodríguez
         Exclamó:
         “¡Al diablo con el señor!”
McDonald´s San Juan de Aragón
17:00 -18:00 p.m.
29/III/2019


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