viernes, 26 de junio de 2020

El rincon de la señora de los cuentos


Fernando Hernández Flores*

En un espacio no tan concurrido encontré a una amistad. Esta persona me compartió un documento muy interesante y de valor, por su contenido. Es así que descubrí  a un personaje. Su nombre, Haydee Arteaga Rojas, con sangre afro descendiente, originaria en Sagua la Grande, Cuba. El 29 de abril de 2020 festejó sus 105 años en la Habana con su hija Xiomara Calderón Arteaga y toda su familia. Es precisamente  el día 22 de mayo cuando emprende el vuelo de los justos hacia el paraíso que está preparado para los seres de luz que dejan una huella al pasar por la madre tierra.

Conocer breves pasajes de la vida de una persona que tiene más de cien años, es totalmente enriquecedor. Así pasan los años, su mente y energía no la detienen para nada. Su tarea más gratificante de Haydée era narrar oralmente cuentos a niños y grandes, pero no sólo como una narradora oral común, sino como una mujer que le ponía magia, chispa, emoción, sentimiento y entraba al corazón de los niños, sus alumnos.

Haydée, la Señora de los cuentos fue reconocida internacionalmente. No sólo en la cuadra, ni en Cuba sino que rebasó fronteras. Al llegar al radio, al ser entrevistada por los periodistas, al convivir con distinguidas personalidades de la cultura en su país y en otros lugares del mundo, llegando a Europa y en algunas ocasiones pisó los suelos de México, en el cual le unía unos lazos familiares del pasado desde Yucatán, precisamente  con la abuela paterna, Leoncia.

La Señora de los cuentos tuvo una misión que heredó de sus abuelos, más específicamente, de su abuela Teresita. Esta última es quien la enseña a leer y escribir desde la edad de los cuatro años. Escucha los cuentos de su abuela y de su mamá, crece en un ambiente difícil donde no era fácil que le dieran trabajo y sin embargo, ello lo obtuvo desde muy jovencita, ahí en El Encanto, una empresa. Ahí aprendió por un tiempo y por azahares del destino, se libró de la muerte cuando ella había salido de la empresa rumbo a su hogar y sólo alcanzaron a escuchar el estallido y hasta ahí terminó El Encanto.

Haydée también desde pequeña se salvó de la muerte al descarrilarse un tren en el que iba con su padre. Es una mujer de un amplio poder espiritual, de las grandes abuelas que se entregan en su totalidad y que nunca pierden su humildad y sencillez aun cuando estén en la cumbre y se les hagan honores. Ella recibió un sin fin de premios, reconocimientos, medallas y llaves de la ciudad, etc.

La Señora de los cuentos formó muchas generaciones, como buena Hija adoptiva de la Ciudad de La Habana e Hija Ilustre de la Ciudad de Sagua la Grande sembró en abundancia y desde el año de 1935 hasta su último día de vida terrenal se compartió y entregó desinteresadamente. Ella es un alma, una raíz siempre viva y que seguirá viviendo porque ha dado el otro paso, venciendo como Francisca a la muerte. Desde allá sigue impartiendo cátedra y recibe nuevos alumnos para que tomen las enseñanzas, metodologías  y estrategias que aplicó en vida, siendo una comunicadora natural por excelencia.

Considerando el poema de la escritora Georgina Herrera dirigida a las negras viejas de antes: “Los velorios / eran el sitio exacto para que se abrieran / como libros fabulosos / en sus mejores páginas. / Ellas, las Negras Viejas, contaban / lo que antes / había llegado a sus vidas. / Pero nosotras, las que ahora / debíamos ser ellas, / fuimos contestonas, / no supimos oír. / Tomamos cursos de Filosofía, / no creímos. / Habíamos nacido demasiado cerca / de otro siglo, solo / aprendimos a preguntarlo todo, / y, al final, estamos sin respuestas. / Ahora, en los velorios, alguien, / estoy segura, espera / que contemos lo que debimos aprender. / Permanecemos silenciosas, / parecemos / tristes cotorras mudas. / No supimos / apoderarnos de la magia  de contar, / sencillamente / porque nuestras vidas se cerraron, / quedaron tercamente sordas / ante la gracia de oír.

Es así que si llegan a tener los cuentos o escuchan alguna anécdota de Haydée pónganle mucha atención. Xiomara y Alejandro L. Fernández Calderón han inmortalizado a su querida abuela con el libro “Haydée Arteaga: raíz siempre viva. Biografía de una mujer centenaria. De las Ediciones Boloña en el 2018,en la Habana, Cuba.

(*) Autor del libro “Andanzas interculturales de Tepetototl”, 2020, así como partícipe en otros proyectos editoriales. Periodista cultural.
Correo: venandiz@hotmail.com Twitter @tepetototl

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