Samuel Nepomuceno Limón.
Conocí a la profesora
Aurora Ruiz Vázquez en el ciclo escolar de diciembre de 1967 a junio de 1968,
durante el ajuste del calendario escolar de febrero-noviembre al actual de
septiembre-julio. En aquel entonces ella laboraba en la Escuela Normal para
Educadoras, parte de la Escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rébsamen, hoy
Benemérita, de la capital del estado. Su lugar de trabajo era el Laboratorio de
Material Didáctico. En ese espacio ponía su esfuerzo, ánimo y creatividad en el
diseño y elaboración de materiales que emplearían las educadoras del jardín de
niños anexo a la escuela y las educadoras en su formación profesional. Del
Laboratorio salían títeres y pequeños teatros de guiñol, rompecabezas, juegos
didácticos para encaje, distinción de figuras, colores, texturas y tamaños;
pequeños pizarrones de caballete, franelógrafos, estereotificones, así como
diversos objetos con propósito educativo, confeccionados en tela, esponja,
madera, fieltro, y varios otros materiales y dispositivos. Aurora era la encargada,
y tenía como compañeros a educadoras como Concepción Acuña Rivadeneira, Elia
Forzán Pérez, Blanca Rosa de Williams, Celia Sánchez de S., un señor, don
Jerónimo, entre otros.
… Hemos de reconocer
que en aquella época la función de extensión en la escuela normal era rica en
los renglones artístico y deportivo. La parte editorial se desenvolvió más tarde,
y después las revistas Didacta y Centenario contribuyeron en dicho desarrollo.
Por su lado, la función de la docencia, dada la naturaleza y fin de la
institución, era la más favorecida. En tal entorno, la escuela logró un
crecimiento y desarrollo que la ha distinguido entonces y ahora en el contexto
educativo estatal y nacional. Estoy seguro de que si se hubieran dado las
oportunidades ofrecidas actualmente por el desarrollo cultural xalapeño, la
maestra Aurora habría incursionado exitosamente desde entonces en la narrativa.
Pero todo ocurre a su tiempo. Tuvo que haberse acogido al beneficio de la
jubilación para disponer libremente de su espacio y su calendario. Y así,
creció y creció en un horizonte donde las letras habían permanecido latentes.
Se dio al estudio y, paralelamente, al ejercicio de la escritura, y a sus años,
el conocimiento, entusiasmo, la lucidez y la energía que desplegaba dieron luz
y belleza a las líneas que dieron fe de sus habilidades y dejó para la
posteridad.
El arte de la escritura, como cualquier
otro, requiere entrega. Exige práctica, mucha práctica. Aurora tenía la virtud
de la constancia, al lado de otras muchas, integradas en su naturaleza de
mujer, de ser humano, lo cual contribuyó a su constante crecimiento como
persona.
Un tanto como espectadores, resulta
agradable ver la evolución de una mujer que, sin descuidar sus funciones de
índole familiar ni las ligadas a su relación laboral, hizo de la creatividad
primero, y de la expresión, después, uno de los motivos de su existencia. Una
vez alcanzadas las metas relativas al trabajo institucional, su intelecto pedía
nuevas oportunidades de desarrollo, y las obtuvo dedicándose al estudio de
autores reconocidos en la literatura universal, así como al noble ejercicio de
la escritura. Al encontrar el camino para la publicación de sus obras tenía ya
nuevos destinatarios para su narrativa. Escribía, por una parte, para dar curso
y orden a sus pensamientos y palabras, en lo íntimo de su intelecto, y por la
otra, para comunicar esos mismos pensamientos y palabras a los demás. Esos
demás, esos otros, somos quienes disponemos ahora del agrado de leer y releer
su obra escrita. Además de sus líneas literarias, nos dejó su ejemplo de
constancia, de esfuerzo, de voluntad, todo ello sobre una férrea base de
fortaleza, de entusiasmo y alegría por la vida.
Aurora Ruiz Vázquez vive en el recuerdo de
todos quienes la amaron, y también entre las páginas de sus libros. Ni la
enfermedad ni la edad la doblegaron. Hizo todo a su tiempo. Fue una buena
maestra, una gran compañera, una madre cariñosa, amiga de las letras y de la
pluma y, ante todo, una gran mujer, un ingente ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario