miércoles, 7 de septiembre de 2016

La pintura, una expresión del arte

Elma Aurora Hernández Ruiz


Su esencia se encuentra en todos los momentos de mi vida.
Hace unos días estaba en un hotel de la ciudad de Misantla, un lugar agradable, con estilo colonial y paredes de piedra. Al llegar a la habitación, arriba de la cabecera de la cama me encontré con dos hermosos cuadros en tonos pastel compuestos a su vez por pequeños cuadritos. En el primero había tulipanes de color naranja con matices blancos, rosas y amarillos, se apreciaban árboles pintados en acuarela con diversidad de tonos, desde colores fuertes hasta muy tenues, los colores verdes hacen juego con las sombras en azules y amarillas; al lado se encuentran unas vainas como soldaditos, muy juntas, parece que bailan al ritmo del viento. En el segundo cuadro hay más tulipanes con los mismos matices, un conjunto de hojas con los colores del otoño, tonos verdes, cafés y dorados, al lado una varita con flores muy pequeñas que parecen campanitas en tonos rojos, rosas y blancos, junto están las amapolas rojas con los centros cafés. Todos los cuadros combinan, tonos pastel, colores cálidos que dan un toque de romanticismo a la habitación.
Entonces vienen a mi mente los recuerdos. Mi madre disfrutaba una de sus pasiones, la pintura; decía “voy a emborracharme de pintura” porque efectivamente, podía pasar horas y horas haciendo combinaciones de colores o aprendiendo técnicas sobre cómo usar cada pincel, planas de pétalos de diferentes flores o cómo hacer los efectos de las hojas, dibujando sombras y verificando la dirección de la luz, pintando primero el fondo y después los detalles de acuerdo las diferentes dimensiones.
A cada hijo le pintó la reproducción de un Diego Rivera, a mí la india con alcatraces; esta flor siempre estuvo presente en su vida, en su ramo de novia, en las invitaciones de sus bodas de oro, en el florero de su escritorio y ahora en su altar.
 Mi cuadro se encuentra en la pared de la escalera. Es como si ella estuviera en casa y cada mañana me diera los buenos días.
Desde que trabajaba en el taller de material didáctico de la Escuela Normal se dedicaba a pintar en papel kraft cuentos especiales para estereotificón para luego enseñarles a sus alumnas cómo hacerlos.

Además de trabajar con las pinturas se puso a dar clases a los niños y a las mamás de los niños. Compraba todas las ofertas de pintura y los dibujos que sólo se planchaban en la tela, ella decía que necesitaba un muestrario para agradar a los clientes. También compró infinidad de revistas para aprender  las diferentes técnicas. Llegó un momento que ya tenía muchas playeras pintadas y le sugerimos venderlas. Pera ella decía: “esta no, esta tampoco, esta es una muestra, esta me gusta cómo quedó”. No podía venderlas, entonces las regalaba a la familia o a sus amistades en fechas importantes. Ahora estoy escribiendo en la mesa del comedor de la casa, tengo puesto un mantel que ella me regaló, son unos patos con sus moños de diferentes colores, ya está descolorido pero lo sigo usando porque recuerdo el cariño con el que ella lo pintó. Cuando tenga tiempo voy a restaurarlo.
Al igual que la Literatura, me contagió su entusiasmo por el arte de la pintura. Trabajábamos juntas, yo le traía playeras y revistas y empezamos a comprar tela para manteles de todos tamaños, hicimos cuadros y manualidades. El Taller de la maestra Aurora tuvo mucho éxito, la gente que pasaba por la calle se detenía a ver las preciosidades o entraba a preguntar por las clases.
Cómplices en esta aventura viajamos junto con un grupo a la Ciudad de México a varios encuentros y congresos con personas de otros estados, no solo era la pintura, era la convivencia con otras personas que contagiaban su entusiasmo. El grupo de Xalapa siempre se distinguió porque todas nos uniformábamos con playeras iguales, pintadas por nosotras y con características de nuestra región. Aprendíamos nuevas técnicas y me impactaba la creatividad de todas ellas. Una etapa muy bonita y llena de recuerdos; sin embargo por cuestiones externas a nosotras la plaza Xalapa fue disminuyendo, la salud de mi mamá también; nos fuimos retirando, nos fuimos retirando, por su edad, y yo por el trabajo académico y compromisos laborales. Sin embargo lo tengo presente, estoy recopilando todas las pinturas, las revistas y cuadernos de dibujos que ella tenía para iniciar una nueva etapa en mi vida, bueno… será cuando me jubile.



4 de agosto de 2016

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