viernes, 11 de octubre de 2013

Los constructivismos


Gilberto Nieto Aguilar

Esta pretende ser una reseña sencilla sobre el ensayo Los constructivismos y sus implicaciones para la educación, del Doctor en Psicología de la Educación Gerardo Hernández Rojas publicado en la Revista Perfiles Educativos, V.30, N° 122, UNAM, México, 2008. El Doctor Gerardo Hernández Rojas, analiza siete prepuestas constructivistas (constructivismo epistemológico; los constructivismos, la psicología y la educación; constructivismo psicogenético piagetiano, constructivismo cognitivo, constructivismo social o sociocultural, constructivismo radical y construccionismo social) y sus posibilidades educativas en relación con las perspectivas epistemológicas y ontológicas, con una individualización de las implicaciones y aportaciones educativas, estableciendo sus semejanzas y diferencias mientras propone algunos criterios para su valoración.
Como lo muestra el autor, la formación de muchas generaciones del siglo pasado fue concebida bajo una visión empirista y asociacionista del conocimiento y el aprendizaje que llamamos teorías conductistas, abanderadas principalmente por B. F. Skinner. Este paradigma del aprendizaje, enfocado en los cambios de conducta del sujeto, fortaleció el enfoque educativo donde la enseñanza y el aprendizaje se consideran la integración de un proceso de transmisión–reproducción de contenidos conceptuales, donde el maestro es la figura principal del fenómeno educativo. Así mismo, el maestro es considerando poseedor absoluto y dogmático del conocimiento que es transmitido de forma verbal y evaluado en los alumnos que aparecen como simples recipientes de información, de forma cuantitativa acorde a la fidelidad en la reproducción de los contenidos.
Posteriormente, y a raíz de la revisión crítica de Noam Chomsky del libro “Conducta verbal” (1957) de Skinner, los paradigmas de aprendizajes adquirieron nuevas trayectorias en el quehacer educativo, planteando novedosas formas de abordar las problemáticas, contenidos y prácticas educativas dándole forma al constructivismo, donde cada persona construye su perspectiva particular del mundo que le rodea a través de sus propias experiencias y esquemas mentales desarrollados, siendo abanderado principalmente por Jean Piaget a finales de los sesenta pero tomando fuerza hasta los últimos años de la década de los ochenta. Para corroborar el incremento en el paradigma de aprendizaje constructivista, el Dr. Gerardo Hernández hace referencia a las bases de datos PSYCINFO (Psychological Information), IRESIE (Índice de Revistas de Educación Superior de Investigación Educativa) y ERIC (Education Resources Information Center) con las que analiza y mesura el incremento de las publicaciones en revistas de investigación psicológica y educativa a nivel mundial.
Los diversos constructivismos
En el constructivismo epistemológico y sus principales características, el Dr. Hernández comenta que el ser humano deja de ser un receptáculo pasivo adquiriendo el conocimiento como producto de la actividad cognitiva, experiencial y subjetiva del sujeto; el conocimiento es altamente dependiente del sujeto, su actividad y el contexto en donde éste se genera. A diferencia del hacer en sentido de conducta observable como el conductismo, en el constructivismo se puede realizar una importante actividad constructiva aunque en apariencia se esté haciendo poco en el plano de la conducta, se puede efectuar la construcción del conocimiento aún cuando se realicen demasiadas actividades en conjunción con otras personas de manera presente o distante.
Los constructivismos, la psicología y la educación. Estas posturas constructivistas están de acuerdo en su forma general donde el sujeto cognoscente realiza importantes aportaciones al acto de conocer; sin embargo, existen diferencias en cuanto a las explicaciones sobre quién es el que construye, qué y cómo es lo que se construye. Así mismo, delimitan un rechazo hacia la actitud de validar el conocimiento como mero reflejo de la realidad desaprobando la postura empirista, realista y conductista que cataloga al mejor conocimiento como la reproducción con mayor fidelidad.
En ellas se plantea al sujeto cognoscente, en la problemática del acto de conocimiento (aprendizaje), como el constructor, reconstructor y coconstructor de una serie de interpretaciones que le ayudan a comprender la realidad, esbozando el cómo se genera y transforma el conocimiento por medio de la interacción entre sujeto y objeto del conocimiento, ya que esta comprensión no debe ser una reproducción de la realidad sino una construcción mediante la perspectiva subjetivista sobre la realidad descrita.
En cuanto al constructivismo psicogenético piagetiano, donde se pretende responder a la pregunta epistémica de ¿cómo se construye el conocimiento científico?, el autor explica que se desarrollaron diversas teorías, de “los estadios” y “la equilibración”, donde Piaget explica cómo el sujeto construye la realidad e intenta "matematizarla" progresivamente mientras construye sus propios esquemas y estructuras (recursos intelectuales) mediante continuos procesos de equilibración (operaciones compensatorias de diversos tipos) y desequilibración (perturbaciones o conflictos cognitivos). Piaget se muestra interesado en desarrollar una explicación del sujeto basada en conceptos biológicos y psicológicos sin descuidar la dimensión social, y sin duda su planteamiento,  como una propuesta epistémica y no educativa, dio origen " un sinnúmero de implicaciones y experiencias de aplicación en el ámbito y prácticas educativas como ningún otro paradigma y, sin duda, continúa abriendo nuevas posibilidades de estudio (Hernández, 2008:45).
El constructivismo cognitivo, que dejó su impronta desde los años sesenta del siglo XX, se ha aproximado a posturas más cercanas a la cognición humana y a una interpretación constructivista psicológica, dejando de lado  la metáfora de la mente como una computadora. El autor hace una breve alusión a tres vertientes que así lo hicieron: la teoría de la asimilación o del aprendizaje significativo, de Ausubel, para dar cuenta del proceso de aprendizaje de significados que realizan las personas en los contextos escolares. La teoría de los esquemas, con antecedentes en los trabajos de Piaget y Bartlett, construidos por el sujeto y consistente en unidades molares de conocimiento que representan las características de clases o categorías de objetos, situaciones, ocurrencias, etc., desarrollados por Rumelhart, Anderson y otros. La teoría del aprendizaje estratégico es un estudio de las estrategias cognitivas y de la metacognición que constituye la explicación científica más valiosa al problema de “aprender a aprender”.
En relación al constructivismo social o sociocultural abanderado por Lev S. Vigotsky, el papel de la cultura juega un rol principal en el desarrollo de los procesos mentales superiores. Más que ser un proceso de socialización progresivo, es una auténtica participación en distintas prácticas y contextos culturales cada vez más complejos, ya que el desarrollo social y cultural del individuo depende de dónde se desenvuelve, aumentando su nivel cultural, siendo capaz de construir conjuntamente con otros. La propuesta educativa vigostkiana coloca en un lugar central el concepto de zona de desarrollo próximo, que pone énfasis en el aprendizaje como una actividad esencialmente social o cultural.
En los últimos años han aparecido dos nuevas tendencias constructivistas afiliadas al pensamiento  posmoderno, el constructivismo radical y el construccionismo social. El primero ha tenido cierta influencia en la didáctica, las ciencias y las matemáticas; mente y realidad son enteramente construidas. El segundo como una crítica feroz a la propuesta del realismo epistemológico como “espejo de la naturaleza”, la realidad es creada por el lenguaje y éste deja de ser una mera re-presentación para convertirse en una auténtica construcción por consenso o convención intersubjetiva. El conocimiento no puede ser trasmitido por otros porque la construcción es algo individual; sin importar cómo se defina, está en la mente de las personas, y el sujeto no tiene otra alternativa que construir sobre lo que él conoce con base de su propia experiencia.
Como comentario final diremos que reconocer la existencia de varios constructivismos nos permitirá establecer algunas relaciones de comparación y contrastación. México es un país multicultural, enmarcado en los parámetros sociales educativos que determina el Artículo 3° Constitucional, y hoy en la Ley General del Servicio Profesional Docente que establece en su artículo 14, fracción II: “Definir los aspectos principales que abarcan las funciones de docencia…, incluyendo… la planeación, el dominio de los contenidos, el ambiente en el aula, las prácticas didácticas, la evaluación de los alumnos, el logro de aprendizaje de los alumnos, la colaboración en la Escuela y el diálogo con los padres de familia o tutores”, lo que hace más importante conocer desde los estilos de aprendizaje de los alumnos hasta el contexto sociocultural al que pertenecen para brindar, como educadores, una educación de calidad donde ellos construyan su propio conocimiento, desarrollen competencias para la vida y puedan integrarse de manera productiva a la sociedad. Los maestros debemos capacitarnos en las áreas del conocimiento, la pedagogía y la didáctica para evitar que el proceso de construcción del conocimiento se quede en simple información, y el documento “Los constructivismos y sus implicaciones para la educación” del Doctor Gerardo Hernández Rojas, es un instrumento académico valioso para introducirnos en un conocimiento más profundo de este tema, que de pronto parece alcanzar en México una dimensión mayor de la hasta hoy considerada.

gilnieto2012@gmail.com

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