Alicia Soto Palomino
Según datos que proporciona Arturo Rodríguez García en la
revista Proceso de este mes de
febrero, en el país existen alrededor de 71 mil escuelas primarias generales
con al menos un niño hablante de alguna lengua indígena, pero ningún maestro que
hable su lengua. Esto significa que en la mitad de las escuelas del país hay
1 millón 46 mil niños indígenas que
tiene al castellano como segunda lengua, pero son educados y evaluados como si
ésta fuera la primera.
Por ese y otros factores la
educación es precaria para las personas hablantes de las lenguas indígenas,
tanto que 25% es analfabeta, apenas dos de cada 10 terminan la primaria, siete
de cada 100 terminan el bachillerato y sólo el 3.6% obtiene el título
universitario.
A casi 500 años de la
Conquista sobreviven 68 lenguas indígenas con 364 variantes y 14 se hablan en
Veracruz, estas son: huasteco, popoluca, mixe, zoque, chinanteco, zapoteco, mixteco,
otomí, totonaca, tepehua, náhuatl de la huasteca, náhuatl de la Sierra de
Zongolica, Nahua del Sur, según los datos del Instituto Nacional de Lenguas
Indígenas (INALI), un organismo desconcentrado de la Secretaría de Educación
Pública (SEP).
El director del INALI, Javier
López Sánchez, afirma que el sistema educativo debe ser un factor importante en
la conservación de las lenguas indígenas.
Estoy de acuerdo que el
sistema educativo puede tener una influencia decisiva para impulsar a los
jóvenes para que sigan estudiando y para lograr que la eficiencia terminal
aumente.
En Telesecundarias, donde la
mayoría de los niños indígenas cursa la educación media básica, 30% de las
escuelas no tiene laboratorio y 57% carece de internet y de mobiliario básico.
Lo mismo sucede con Telebachillerato, pues en la mayoría de las ocasiones los
centros que funcionan en la mañana como Telesecundaria por la tarde son
utilizados como Telebachillerato y anteriormente se contaba con una señal para
recibir los contenidos televisados, pero desde
hace varios años se dejó de transmitir por televisión.
En la actualidad existen
centros todavía que aún no acceden a las nuevas tecnologías y a los medios
necesarios para estar al día en los contenidos y los avances que requiere la
educación actual.
La situación general de los
niños indígenas en México es muy difícil y esto lo he logrado observar a través
de ensayos en donde manifiestan ser objeto de discriminación por hablar o
vestir diferente. Ellos no saben por qué las personas de las ciudades los
señalan y los hacen sentir menospreciados.
Sylvia Schmelkes afirma
que “Las causas del rezago en la
educación indígena son muchas, pero sobresale una: no existe una política
integral que permita mejorar de manera sustancial la calidad de lo que aprenden
los niños”.
Una ruta importante que podemos seguir los docentes
que trabajamos en educación Básica ya sea Telesecundaria y Telebachillerato es
interesarnos por la preservación y fortalecimiento de las lenguas que se hablan
en la comunidad en donde laboramos.
Es preciso crear un acervo
histórico-cultural que dé cuenta de la formación y transformación de la lengua,
costumbres, historias, leyendas que le dan riqueza a nuestro pueblo y sus
tradiciones.
El rescate de la tradición
oral es una de nuestras fortalezas y es preciso que cada uno de los docentes
tome conciencia de ello y realice acciones de preservación y conservación de
estas múltiples manifestaciones.
No debemos esperar que nos den
una línea a seguir para comenzar a realizar acciones de preservación de
nuestras tradiciones; solamente necesitamos interesarnos por nuestros orígenes,
coordinar acciones y detonar en los niños, el amor por preservar sus raíces,
valorar los vestigios culturales y darles el justo lugar que les corresponde.
Si desde las aulas nos
interesamos por recopilar la esencia delas
historias, leyendas, mitos, gastronomía, elaboración de artesanías, de fiestas patronales
con su significado explícito; veremos que las personas irán respondiendo poco a
poco y esto será como una bola de nieve que irá creciendo hasta llegar a formar
un gran volumen que será necesario colocarlo en algún lugar especial dentro de
la cultura de la comunidad.
Los docentes que trabajamos en zonas rurales
en donde aún existen hablantes de alguna lengua indígena, tenemos el compromiso
moral de hacer algo para preservarlas ya que son una riqueza que se está
dejando perder; tampoco podemos darnos
el lujo de dejar que miles de niños no logren estudiar otros niveles más porque
no buscamos estrategias para hacer que aprendan una segunda lengua como el español
o tercera como el inglés. Necesitamos aprender su lengua y a enseñarles a
solucionar problemas actuales utilizando las verdaderas habilidades del
pensamiento para resolver problemas cotidianos y para relacionar lo que están
aprendiendo con lo que viven y experimentan a diario, pues las nuevas
competencias nos solicitan ser autónomos, creativos, autodidactas y resolver
problemáticas reales que repercutan en nuestro entorno social.
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