Víctor Manuel Vásquez Gándara
La cultura es el eje
transversal de toda transformación revolucionaria, es la percepción que tenemos
del mundo, la forma en la que accedemos al otro, la posibilidad de llenar el
espíritu de una sensibilidad bondadosa, es la fuente de nuestro comportamiento
y la herramienta para manejar el buen vivir.
Anónimo en wathsapp
Recién
conocí a la profesora Angélica López Trujillo a través de su paisano Marcelo Ramírez
Ramírez quien presentó otra de las obras de la maestra. Él me solicitó
publicara en Tlanestli ensayo titulado Angélica López Trujillo; escritora de
recuerdos perenes, relativo a Corriendo
tras el viento, obra del género literario cuento. Atendiendo a su petición
lo hicimos y la maestra con esa sensibilidad característica de ella me
agradeció personalmente al entregarle la edición correspondiente a septiembre
de 2015. A partir del hecho mencionado surgió intercambio de ideas y entre
charla y charla acordamos le editáramos El
vuelo de colibrí.
Muy
sorpresivo para mí, gratamente, fue el comunicarme ella que ya había recopilado
material para su nuevo libro Historias alrededor de la fogata y
que hoy nos congrega para festejar la culminación de ese esfuerzo: gracias
maestra por su distinción.
Leer es un privilegio vedado
sólo por nosotros mismos o paradojas del destino como en
mi caso: muy cerca de la ceguera visual. Con no pocas dificultades leí esta
obra regalándome la autora varias satisfacciones entre ellas: su enseñanza de cómo
se escribe, parafraseando el título del libro de María Teresa Serafini.
Desde hace años he venido
tratando de leer como escritor y en oportunidades de ejercicio docente o
expositor sugiero hacerlo de esa manera. Aquí están presentes algunas integrantes
del Club Escritor de Xalapa con quienes he dialogado sobre el tema. En Historias
alrededor de la fogata la escritora hace uso de diversos recursos para su
creación literaria, iniciando percibo yo, con escribir sobre lo que le gusta,
lo que observa y le llama la atención, recuerdos, sobre aquello que despierta
en ella: tristeza, coraje, impotencia ante injusticia. Evidentemente es muy
complicado escribir sobre lo desconocido. Otra satisfacción como lector de
estas historias es encontrar algunos recursos de redacción: metáfora,
metonimia, hipérbole… en Chiltoyac, por ejemplo, expresa: “Que maravilla
caminar por un pasado que se refleja en sus ojos, costumbre y tradiciones”; en
Metamorfosis, comparte: “Y esa mujer sola, completamente sola, conoció el
horros del egoísmo y la traición, que con un golpe mortal secaron las flores de
su existencia.”; en Sigo mirando la estrella, escribe: “El cintilar de las
estrellas me recordaba el brillo de tu sonrisa y le hablaba suavemente: ¡Hija,
escúchame, te quiero!”, y sigue más adelante: “Esas pupilas inmensas, inocentes
que besaban tu rostro pidiendo cariño; Sólo una ilusión contiene un párrafo tan
elocuente…: “Fue un año de impregnar sus paredes de mis dulces ilusiones de
mujer y de idealista. Conocí también mis grandes dolores y el ansia infinita de
superar situaciones cuyas huellas aún lastiman mi alma”; en El siete camisas
“Su galanura se apabulló y su tristeza llenó todo su ser. Juró no volver a
enamorarse, porque el dolor duele y lapida con crisis de amargura.”. Únicamente
una cita más que, similar a las anteriores me conmovió: “…las hojas de la
esperanza caen abatidas por el viento como las de los árboles cuando se
desprenden porque así tiene que ser…”
Cada libro de la maestra
Angélica, en especial éste, reúne diversos elementos una constante y al
observar el conjunto de su obra conforman un universo narrativo: vida
pueblerina, religión y fe, sueños e ilusiones, relaciones mujer hombre…
La escritora nos traslada en
un viaje en ocasiones con un lenguaje poético con una narrativa grata de leer.
En lo particular citaba líneas arriba, por qué agradecer a la maestraAngélica,
entre ello evocar en mí recuerdos de aquel pintoresco lugar: Cosautlán poblado
muy familiar para mí en donde ella recrea una historia de legendario templo
católico, campanario, campanas, el terrible sismo. En lo general su narración
aborda problemas existenciales y sociales: desde el amor e infidelidad,
ilusiones y desilusiones, hasta
injusticia, prepotencia, maldad, realidad, fantasía, sin faltar el
reconocimiento al profesionalismo, servicio social y muestras de amistad.
Antes de concluir debo
resaltar mi admiración para la maestra, Raúl y Lisardo a quienes les une su
origen: Santa Rosa hoy Ciudad Mendoza, distinguidos por indicador: pasión y
dominio de la literatura constituyendo un honor compartir esta mesa.
La literatura forma parte de
nuestra cultura y escritores como la maestra Angélica no sólo dejan huella por sus
letras sino por su congruencia entre pensar y hacer en su labor magisterial,
social y familiar.
Únicamente me resta invitarles
a leer estas Historias alrededor de la fogata y disfruten como yo de su
lectura.
Atenas veracruzana, 5 de abril
de 2017
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