JOSÉ LUIS MIRANDA ROSARIO
En
la cultura egipcia, Horus fue el hijo concebido mucho tiempo después en el
vientre de Isis, por Osiris, el padre muerto. Fidel Méndez, abre su poemario Estrellas
en el aguadeclarando allí, en el punto donde comienza el cielo y
termina el mar, que amó a su hijo antes de que nacieran las estrellas, las
lunas y los luceros, antes de que él como padre naciera y antes de conocer
siquiera a su vástago. Antes.
Cálido
es el saludo para cada uno de ustedes, agradeciendo a la vez el tiempo que se
han dignado dedicar a esta presentación y a estos presentadores, cuyos
conceptos a verter son de su exclusiva responsabilidad, y se avienen y se
atienen al texto Estrellas en el agua, poemario cuya autoría recae sobre el
maestro de Educación Física, Fidel Méndez. Ciertamente,hay una relación muy
distante
entrela actividad
profesional que desarrolla el autor y la obra hoy en comento, un poemario
colmado de luces, estrellas, luceros, ternura, tersura y paz. Y no obstante,
deja de manifiesto el aporte y soporte de amor hacia el ser humano. Si como
poeta, la materia prima de su accionar es la palabra, como docente su materia
de trabajo es el ser humano, su formación y hechura.
Y a
la manera de los creadores que juegan con el tiempo, su primer poema es dulce
hipérbole que presagia el resto de sus composiciones. Hipérbole vital que
rezuma amor filial. Sí, Fidel Méndez, hombre hecho de palabras, frente a su
realidad desconocida pero por venir, lo primero que hace es nombrarla: le llama
y lo llama: ¡Hijo mío!, porque el poeta hecho de sensaciones e imágenes, de
sentimientos, no puede dejar de conjurar un futuro promisorio. Y es ahí en la
magia, en el conjuro, en el exorcismo, en el sueño, en la liberación interior,
donde se encuentra el misterio de la poesía que no ha de confundirse con el
poema mismo.
En
actitud contemplativa, Fidel da visos de poseer un alma que “ama el amor y la
paz”, “la música de los versos”, y “arranca la felicidad de los luceros y
siembra el árbol del amor y la esperanza”, “ama la primavera en las estrellas”,
y es “miel siempre virgen su pensamiento.” Forjado en la liturgia de la
religiosidad, su poema y su poesía discurre como una letanía avasallante
fraguada con un lenguaje sencillo pero en sí mismo poético, con metáforas
apenas insinuadas, delicadas, tersas, escondidas en la urdimbre de su maraña
que pareciera monótona y siempre musical, con versos polimétricos y polirrítmicos.
Oigamos esta letanía en Canto al amor:
Alegría de la
miel,
Canto más
hermoso,
Sueño del
universo,
Nacimiento de
los soles,
Luz infinita de
la luna,
Brillo de las
estrellas,
Alba de los
luceros,
Manantial de la
vida,
Mar de la
locura,
Color de la
sabiduría,
Eco del espejo,
Reflejo de transparencia,
Voz del
silencio…
En
estos tiempos tan difíciles y complejos que estamos viviendo padeciendo, la
inseguridad galopante, los feminicidios a ojos vistas, la destrucción de ecosistemas,
es Estrellas
en el agua un remanso contra la violencia, un oasis para el sediento, que
se decanta en amor, ilusiones, sueños y esperanzas. La poesía ha servido desde
siempre para quejarnos, dice Hugo Iriart, nos quejamos del mundo, del destino,
del amor, de todo. Es el arte de la queja. Pero en Estrellas en el agua,
Fidel saca lo que está dentro de él, al exterior, al mundo de todos y no oímos
nunca una queja, más bien son sueños, esperanzas, alegría, paz, amor. Quizá
Fidel como Lermontov, encontró la paz en el corazón de la tormenta. No lo sé. Y
he ahí, el misterio.
Alma
vital del pueblo, la poesía se torna poema cantarino, musical, en la
significación de los artefactos poéticos empleados por Fidel Méndez. Y debemos
recordar –con Paz y en paz--, que el ritmo no es una medida, una colocación
combinada de tónicas y átonas, sino una visión de vida que se aviene con el
alma interior del poeta. En la analogía con León Felipe, la poesía de Fidel
Méndez, no nos da una sensación de fatiga, sino una emoción de belleza,
acordada con el ritmo de su corazón y de su alma, aunque los poemas de Estrellas
en el agua no tienen la carga pasional del zamorense, que no la
necesitan, se avienen con la tersura,
y la ternura y la
intensidad de los más encumbrados valores del humanismo: amor, defensa del hombre
y su medio, libertad en la palabra y la acción; o con un romanticismo tardío,
amor al terruño, a la tierra pródiga (Xalapa, Huatusco, Isla); o a un
modernismo exacerbado: letanía interminable, musical y rítmica, más por la
naturaleza de las palabras empleadas que por los intervalos en que suceden
y alternan.
No
hay por qué clasificar al poeta Fidel Méndez. Él escribe y escribe y escribe…su
letanía vital. Y añade y añade y añade. Escuchemos en Dosis de locura (pág. 70)
Es la luna cielo transparente,
Agua del sol,
Canto de la noche,
Brillo de la luz,
inmensidad del universo,
Tiempo infinito entre las estrellas,
Despertar de las nubes,
Flores y suspiros,
Música a la inspiración,
Consuelo a la tristeza,
Amparo para la alegría,
Lámpara para los enamorados,
Brújula para la locura,
Mapa para la poesía…
En actitud contemplativa, de
arrobamiento ante el misterio, las frases impregnadas de significación van
chorreando universo, mirando con mirada impasible; y el corazón y el alma y el
sentimiento y los ojos, felinos y felices miran y de mirar nunca se cansan.
En
Interrogante, de la pág. 39, sigue, porque su enfermedad no tiene cura…pobre
Fidel…
El sol,
La tierra,
La edad, el mundo,
Los sueños, la vida,
El amor, la esperanza,
La miel, la luz,
El infinito, la eternidad,
Los elementos,
El día, la noche,
La locura,
Los suspiros…
De
esto está compuesta su alma y por eso, no puede expresarse de otra manera. Estrellas
en el agua es un canto a la vida, a la amada y al amor. Fidel rezuma y
resume en Leyenda de la creación del amor, pág. 29:
El amor…
Debe tener canto, música, baile…
Debe ser infinito y eterno.
Dijo
Fidel, El poeta.
Léanlo, gústenlo, disfrútenlo,
gócenlo, es manjar de dioses en hambruna de pueblo rico de alma, de amor, de
música, de pueblo digno.
JOSÉ LUIS MIRANDA ROSARIO
SANTIAGO TUXTLA, VER.
MARZO DE 2017
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