El bien común
La problemática suscitada con relación a
la Reforma Educativa ha tomado rumbos inesperados. Los legisladores no
calcularon el grado de inconformidad que se generaría. Aquí hay un hecho
incontrovertible: el descontento del profesorado ha encontrado solidaridad.
Al parecer el origen de la comprensión
del problema es la escasa información que posee la sociedad y un numeroso grupo
del gremio magisterial. Aunado a lo anterior grupos políticos han aprovechado
para azuzar al profesorado.
Son evidentes las canonjías de las que
goza el magisterio, cedidas a través del sindicalismo con fines electorales. De
igual manera la pérdida parcial de la rectoría del Sistema Educativo Nacional,
reconocida por el propio Estado, pero también lo es el impacto social como
consecuencia de la baja calidad de la educación.
Ante esta problemática –que de paso se
constituye un distractor para dar paso a las reformas energéticas, hacendaria,
seguridad nacional y demás- no se visualiza una pronta alternativa de solución
porque ninguna de las partes desea ceder: líderes sindicales han perdido no
sólo su liderazgo sino autoridad, amén de gozar de escasa credibilidad, ya
bastante deteriorada tiempos atrás.
Es deseable, prevalezca el estado de
derecho permeado por la justicia, en la que cada una de las partes reconozca
que el bien común está por encima de todo interés individual o de grupo. Pero
este ideal se logrará en la medida que se instituya un verdadero diálogo, donde
las partes estén convencidas que sólo cediendo, sus intereses particulares, ya
sean hegemónicos o laborales, se puede construir el camino para construir una
patria para todos.
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