Cherild Skyneth
González Salazar
En la antigüedad, los
mitos y las historias contadas pasaban de generación a generación como una
enseñanza fructífera. Hoy, las enseñanzas de un maestro conllevan un camino
similar para la educación del párvulo hasta el hombre.
De carrera normalista, Aurora Ruiz Vásquez nos presenta esta
su primera recopilación de relatos “La primera
nevada y otros cuentos”. En las presentes líneas nos encontramos
con historias concretas y
atractivas que abren paso a las emociones más profundamente humanas.
Siendo la autora de
libros como “Armida y Marcela”, novela corta y “Lo que guarda una memoria”, autobiografía, muestra siempre una perspicacia
al dividir su imaginación en relatos que van desde la ficción hasta el corte
realista; un claroscuro que nos permite tener lo mejor de los dos
mundos.
Con una mano firme, se aglutinan
en sus páginas personajes íntegros y faltos. Personajes extremistas que se
enfrentan a la inocencia, la culpa, la desesperación, y la locura. Que se
cuestionan desde el amor hasta
la moral y que son puestos a prueba mientras se juega con su cordura y su
razón.
Como maestra en
educación especial, Aurora ha podido acercarse a los procesos interiores más
significantes de las personas; procesos que confluyen en este volumen hacia
reflexiones profundas y que se
desarrollan dentro de lugares y situaciones de la vida diaria.
Su lenguaje es
cotidiano e inteligible y su
armonía escénica es amena
y precisa. La sucesión de eventos se presenta de manera espontánea, lo que
genera un ritmo que siempre avanza con fluidez.
Tal es su pluma que
hace uso de diversas formas narrativas: el metatexto o mise en abime y, como
elemento característico de la mitad de sus relatos, nos presenta finales maravillosos
y desconcertantes. Siguiendo los pasos de Chéjov los relatos nos proponen una
intriga que no se resuelve, elemento fundamental del cuento moderno. Nos coloca
en el sendero donde el gato te guía y cuando crees ver el final, desaparece, y
te obliga a encontrarlo por ti mismo. Corta, cierra el telón donde menos lo imaginas para luego dejarte
ávido de más. De esta manera nos invita a jugar con la culminación del discurso,
a proponer las consecuencias y a ser parte de él.
Por si lo anterior nos pareciera poco, la autora de “La Jaula del Canario”, Haikus, y “Fantasías”, poemas para niños, también se adentra en los géneros
contemporáneos haciendo uso de la minificción en este libro. Aquí, sus
ideas se acomodan de manera más natural y forman un cuerpo sensato lleno de
ironía, de comicidad y de juegos de palabras.
Lauro Zavala,
investigador y profesor de la UAM, nos dice que “la utilización de textos
literarios muy breves se encuentra entre las estrategias más productivas de la
enseñanza, lo cual tiene una clara raíz de tradición oral. En la actualidad el
cuento breve está siendo revalorado por su valor didáctico para la enseñanza de
lenguas extranjeras y para los cursos de teoría y análisis literario” (1996) ¿Será
tal vez esta la causa por la que la autora se siente más cómoda dentro del
relato corto? Si la respuesta es sí, entenderemos que la naturaleza de la
autora es buscar la enseñanza por todos los medios. Pues en la historia de la
humanidad los textos breves que han sido utilizados como material pedagógico
son notables. Así vemos a las parábolas, los aforismos, las adivinanzas y los
cuentos alegóricos de distintas tradiciones religiosas.
Tomando en cuenta el
hecho de seguir escribiendo a los 90 años y considerando la trayectoria
literaria y cultural de la autora, podemos dar cuenta a lo que Luz Aurora
Pimentel nos dice en su libro Relato,
estudio de la teoría narrativa: “que a diario narramos y nos narramos el
mundo”. Entonces qué mejor que oír el mundo narrado por alguien que lo conoce
tan bien. Literatura y experiencia mantienen entre sí una línea demasiado
delgada. Nuestra memoria nos ofrece una magnífica gama de sucesos y vivencias,
a partir de los cuales creamos más vidas dentro del papel. En palabras de Ricoeur: “las intrigas que
inventamos son una forma por medio de la cual reconfiguramos nuestra propia experiencia”. Por tanto, podemos
entender que la mano firme se trabaja con la madurez, esa que nos cala hasta
los huesos, y que lo que uno tiene que decir
se destila hasta lo más puro con los años.
“La primera nevada y otros cuentos” es una recopilación de experiencia
literaria y de experiencia de vida y nos ofrece un mundo completo donde la maestría se reflejan en cada
relato.
La gente como Aurora
busca el contar historias porque emana parte de nuestra visión del mundo, porque
nos permite ser leídos por los demás y leer la mente y el corazón del otro. Era
de esperarse que el afán de la enseñanza que ha vivido en la escritora desde
siempre renazca ahora sobre el papel para enseñarle el mundo a todo aquel que
lea sus textos. Así, con este libro nos convertimos en sus párvulos, esos a los
que ella tanto asombraba con sus historias; y Aurora, por su parte, es el vivo
ejemplo de que el arte de enseñar es el arte del maestro, pero el arte de
enseñar con la literatura pertenece al maestro de la vida.
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