Por
Lenin Torres Antonio
Pedro:
¡Despierta
Román!..¿Acaso tu corazón no está destrozado por mi muerte?
¡Sí!
Mi muerte, la de tu hermano del alma.
¡Ah!
Que poca memoria, ¿Qué no me reconoces?... ¡Soy yo!..Pedro, el mismo
que
viste y calza, el consuetudinario alcahuete que te acompañaba en tus frecuentes
jolgorios.
Poca
madre al no reconocerme en éste momento de trascendencia mística, de abandono
espiritual. ¿No que significaba algo fundamental de tu mundo, de tu levedad, de
tu voluntad, de tu historia?
Me
indigna tu indiferencia, pensé que nunca te olvidarías que juntos hicimos éste
mundo más habitable, que logramos experimentar
pensamientos que tocaban las
puertas de lo universal, que nuestras almas se escapaban de los vericuetos de
la contingencia, de la temporalidad.
¡Ah!
Ya sé, lo que pasa es que te encuentras celoso porque estás vivo y yo muerto,
¿Verdad?, o quizá molesto porque no te
avisé cuando iba a partir.
¡So tonto!.. Si hubiera
sabido cuándo iba a llegar “la hora”, si hubiera podido determinar mi destino,
de seguro hubiera preferido continuar entre ustedes y ser algo así como un
Dios, y de los meros buenos, o cuando menos un Profeta-Mesías, como el del pueblo, el mentado Don Nabor el
Grande, el que todo lo sabía, y si no lo sabía, argumentaba que era la voluntad
del supremo que no lo supiera, ya que si tenía
acceso a los secretos del conocimiento era porque Dios lo enaltecía con
su gracia. Ante su ignorancia no le quedaba más que decir: ¡Sea tu voluntad la
que determine nuestro destino!, ¡Alabado sea tu nombre!
¡Despierta flojo! No tengas
miedo, no vengo a jalarte las patas, vengo a contarte como es el más allá. Espero que recuerdes la promesa que hicimos
cuando éramos unos “mocosos”[1],
que el que muriera primero iba a regresar a contar cómo es el paraíso. Por eso
es que aquí me tienes, “vivito y coleando”,
¡Perdón!
Tú
me conoces bastante bien, sabes que para
mí es cuestión de honor cumplir lo que prometo, no por nada tuve que verter un
poco de mi apreciable sangre, en ese cochino rito en que me indujiste para que
garantizare el cumplimiento de lo prometido.
Insuficiente lenguaje humano para hablar de la verdad del hombre, para ponernos en contacto con lo real.
Algunos libres pensadores lo habían advertido, que nos cuidáramos del
hechizo del lenguaje, de la ilusión metafórica en que convierte la verdad.
¡Necios!
Tuvimos que ir más allá de la palabra, más allá de la fe.
Al
fin te puedo hablar del paraíso sobre la base de experiencias inmediatas,
recerca tengo las nubes sagradas del elíseo celestial, al éter de la eternidad,
al cáliz absoluto del universo.
Ni
te imaginas hermano quién me recibió, pensarás que soy chismoso o que peco de
vanidad, me recibió Dios, ¡Sí! El de los
milagros, el mismo que ordenó a Abraham
entregar a su primogénito en sacrificio como prueba de su fe.
Estando
frente a Él, pensé que primero iba a darme un afectuoso abrazo de bienvenida,
pero no, y al igual que en una aduana me pidió una identificación, y “por si
las moscas”[2],
mandó a que me revisarán todito para ver si no intentaba contrabandear algún
objeto prohibido por la “Constitución de los Cielos Unidos”.
Nuestro
venerado Señor de los cielos, iba escoltado por un grueso contingente de
ángeles, los cuales me hicieron sentirme en casa, pues me recordaron a los
cuerpos de seguridad de algunos de los representantes políticos que gobiernan a
los pueblos de la tierra.
Para
tu información, los mentados angelitos están “bien dados”[3],
sumamente fuertes los desgraciados, se nota que comen puntualmente sus sagrados
alimentos, no dudes que a parte se han de ayudar, para estar así de
corpulentos, de alguno que otro anabólico, ¡Qué soberbios se portaron! Con
decirte que llegaron al extremo de utilizar unos tapabocas para revisarme.
Posteriormente, me dieron un baño con agua a presión que casi me ahoga. No
creas que me quedé callado, tú sabes que no me dejo, ya que siempre cuando me
asiste la razón, reclamo. Les pregunté, por qué me trataban así, si siempre
había sido un buen ciudadano, un buen cristiano; los muy sinvergüenzas
argumentaron que era una medida sanitaria para evitar la introducción de
enfermedades contagiosas al cielo.
No
se me ha hecho difícil adaptarme a la “vida” de aquí, pues
ya sabes lo abusado que soy,
acuérdate que ni cuando me fui a trabajar de ilegal a los Estados Unidos se me
hizo complicado adaptarme a otra forma de vida.
He
de confesarte, que por un momento me quedé absorto ante la impresionante
personalidad que tiene Dios, ¡El sí que demuestra poder! Después que salí del embelesamiento
y del trance, tuve la estúpida ocurrencia de preguntarme en voz alta, si estaba
despierto o soñando. El muy Señor se encanijó y me reprendió con un fuerte
pellizco, claro que acompañó su barbarie con un
magistral sermón, y me preguntó si no había tenido alguna instrucción
religiosa, sin darme tiempo de responderle, terminó magistralmente el sermón,
la arenga despótica: “¡Insolente! Cómo te atreves a poner en duda mi
existencia, ¡Aquí!¡ la verdad es lo que es, y lo único que es lo que es, ¡Soy
yo! Mi existencia envuelve todo lo existente, soy el abarcador de lo finito e
infinito, de lo mortal e inmortal, ¡Soy el espíritu absoluto! A ver si después
te pones en contacto con Hegel, él te
dará algunas lecciones filosóficas sobre mi persona para que aprendas a dirigirte con respeto y
absoluta precisión ante mi investidura”.
No
vayas a pensar que me amedrentó ese brutal recibimiento, lo que sucedió es que
tuve que aguantarme las ganas que tenía de “refrescársela”[4],
y fui prudente, no quise comenzar mi estancia teniendo problemas con la
autoridad suprema, es más, hipócritamente, al despedirme de Dios, me persigné con devoción. Creo que logré
engañarlo, porque antes de marcharse me miró de una forma especial, como cuando
un padre mira a su prole, o quizá, me miró como miran los amos a sus esclavos,
o como lo hacen los patrones con sus trabajadores, en fin, que importa si me
miró con amor, lujuria u odio.
Aquí entre nos, la verdad es que el
tal Dios no es como lo “pintan”[5], la verdad es que aparte de su impresionante
personalidad, no tiene nada de especial.
Llegue a pensar que en Dios se
superaba lo bello, lo bueno y lo verdadero. Pero no, el susodicho es feo, su
nariz tiene la forma de un pico de águila imperial, su boca la tiene bastante grande, ha de ser
por hablar demasiado consigo mismo. Todavía me pregunto cómo pudo engendrar un
hijo tan bello como Jesús Cristo.
De lo contrario de lo que
supondríamos, con eso del obligatorio celibato que protege del pecado de la
carne a todos los que predican su existencia; Dios sí está casado. Su mujer es
un espléndido ser, sumamente bello e incitante; tiene unos ojos de color rojo
carmesí, y una piel terriblemente tersa y sonrosada.
¡Hey
Despierta!. Espero que me creas, te digo la pura verdad, no vayas a pensar que
soy un genio maligno que se empeña en engañarte, y te agarra como conejillo
epistémico para comprobar una verdad indubitable.
¡Criatura
mundana levántate! Perdona que hable así, es que ya se me pegó la forma de
hablar de acá, tu bien sabes que todo lo malo se aprende,
¡Dios mío! ¿Por qué no se me pega tu omnipotencia?
Estimado
Román, la vida en el paraíso no es hermosa, no cambia mucho de estar vivo a
estar muerto, salvo que acá somos puras espiritualidad, morir es como volver a
nacer en otra dimensión. Naces como te mueres, si muere viejo, viejo llegas. Yo
tuve la fortuna de no venir tan acabado. El más allá es casi igual a la tierra:
hay fronteras, los del cielo por un lado y los del averno por el otro. Lo malo
es que no te permiten visitar a los compañeros del infierno, pero, como en
todos lados, siempre hay la excepción que rompe la norma, si tienes buenas
relaciones, como por ejemplo, ser amigo de alguna autoridad celestial, o
sobornando a través de la universal “mordida”[6]
puedes conseguir ese privilegio.
Hay
mucha parentela que está separada, el esposo en el infierno y la esposa en el
cielo, un hermano quemándose eternamente en la morada del Aqueronte y otro
“campechaneándosela”[7]
en el paraíso junto a nuestro señor.
En
fin, todo parece repetirse, la vuelta a lo mismo, el eterno retorno de una
historia que ya conocía. Todo esto me ha defraudado, pues había albergado la
esperanza, que el haber soportado estoicamente nuestra inconfesable
eticidad; tendría su merced: que no
trabajaría, que no volvería a preocuparme de mis problemas económicos, porque
eso era cosa del mundo de la necesidad; que tendría asegurado la
autosuficiencia absoluta, y lo más esperado, que en ésta “vida” iba a disfrutar
con total sentido ético y estético al Bien Absoluto y ésa experiencia me
absolvería de todo mal, de toda pena, de toda pulsión.
Esa
bienaventuranza que predican los teólogos, que en el reino de los cielos se
“vive” como rey, es verdad, pero sólo para unos cuantos, o mejor dicho, para
unos pocos, porque la mayoría, por no decir todos, “vivimos” en condiciones
precarias de “vida”, pues falta de todo, ¿Será que habrá algún bloqueo
económico?, o, ¿Simplemente planearon
mal el presupuesto destinado al paraíso y no contemplaron su alta tasa de
crecimiento poblacional?
Aquí
se “vive” un régimen de derecho, igual
que en la tierra, nada más cambia de nombre, mientras que en la tierra son los
derechos y obligaciones señalados por las Constituciones de las naciones; en el
paraíso son las leyes y axiomas divinos que promulga nuestro Dios y alguno que
otro trasgresor: dioses menores, santos, vírgenes, ángeles, etc.
Fíjate que hasta tuve que
buscar “chamba”[8] para
ganar algún dinero que me permitiera satisfacer mis necesidades elementales
para poder “sobrevivir”. Lo peor no fue trabajar, sino que tuve que pagar para
que me consiguieran un empleo en una fábrica de mísiles tierra-aire y armas
bacteriológicas.
A
veces he deseado mejor estar en el infierno, pues aquí, falta muy poco para ser
un infierno; pues hay de todo: explotación a los ingenuos bienaventurados,
corrupción por doquier; genocidio, intolerancia, lucha por el poder, etc. Que
enojado estoy, pues no hay alguien decente a quien recurrir para inconformarte,
sólo hay fríos buzones con leyendas: “deposite su queja aquí”, o, por favor llamar al número telefónico: “900011” . Para empezar se ve que nunca abren los susodichos buzones, pues se
encuentran bien oxidados, y si llamas al famoso número telefónico, te puedes
“secar”[9]
esperando la respuesta, pues siempre marca ocupado o simplemente no contestan.
Lo que más “rabia”[10]
me da, es que tengo que disimular mi inconformidad, porque si no lo hago y ando
de “valiente” puedo ser deportado a los asilos de persuasión voluntaria
(cárceles)
Pero
no te espantes, tú sabes lo “cabrón”[11]
que soy, no me voy a quedar cruzado de brazos esperando ver que me depara el
destino, como si fuera tan difícil presagiar el destino. “Aquí entre nos”, lo
que te voy a contar, quiero que no se lo
vayas a platicar a nadie, porque si
andas de “boca suelta”[12],
o ingenuamente vayas a confesarte, y
llega a los perspicaces oídos de los representantes de Dios en la tierra,
sacerdotes, místicos o elegidos, me puedes poner en serios “aprietos”, ¡Me
puede costar la “vida”! Estoy planeando
una fuga, sé que es peligroso, pero estoy convencido que vale la pena, no
pierdo nada, y en cambio, puedo obtener la libertad absoluta y la inmortalidad.
¿Recuerdas
a Panú Rodríguez? El negro Chom. El que rentaba un cuarto a doña Meche. Murió
hace cuatro años, unos años antes que yo. El fue uno de los primeros difuntos
conocidos que me recibió al llegar al paraíso. Chom me reconoció de inmediato,
con decirte que me preguntó por “la flota”[13].
Me “sacó de onda”[14]
su sospechosa familiaridad, porque no era nuestro amigo, y el trato que
tuvo con nosotros se limitó a los usuales saludos al toparse con personas
conocidas del barrio: ¡Buen día!, ¡Buena noche! A lo mejor simplemente le hice
recordar (revivir) su vida terrenal.
No me explico cómo Chom le hizo
para ganarse un lugar en el paraíso, si era bien “cabrón”[15]
el desgraciado, hasta dicen que fue él quien mató a Gustavo a puñaladas.
Chom me dijo que era el primer
paisano que veía en el cielo. Fue tanta su alegría que me invitó a quedarme en
su casa. Chom está bien “parado”[16]
con las autoridades del paraíso, de eso me percaté cuando supe que fue él quien
intercedió para que me sacaran a tiempo del cuarto de sanidad donde casi me
ahogo.
Su casa es pequeña, pero su
pequeñez no le impide ser bella y ostentosa. Tiene tres recámaras, y la
recamara principal tiene todos los
muebles hechos con oro puro, fue decorada al estilo faraónico, incluso las
camas parecen sarcófagos.
Aparte, la casa cuenta con una sala
sumamente delicada, parece que todo pende de un hilo, que los materiales con
que están construidos los muebles son frágiles y en cualquier momento podrían
desaparecer; cuenta con una imprescindible cantina, que tiene toda clase de
substancias alcohólicas, la variedad más amplía que me pudiera haber imaginado,
y eso que soy un “ducho”[17]
en eso del “chupe”[18],
el Chom se ve que es “rebriago”[19].
Además la casa cuenta con una sospechosa bodega que siempre se encuentra
cerrada y custodiada por unos tipos bien armados. Lo que más me llamó la
atención, aparte de la misteriosa bodega, es su jardín, parece una selva en
miniatura, tiene de toda clase de plantas y bichos raros.
Chom me explicó cómo se divide el
paraíso, pues de lo contrario de lo que cuentan los teólogos que el paraíso es
infinito, la verdad es que tiene sus límites espaciales. He conocido todo el
más allá gracias a Chom. El muy chulo es a todo dar, se la sabe de todas, todas.
He sido respetuoso con el negro,
pues no le he preguntado en qué y en dónde trabaja, pero aquí entre nos, me
huele que Chom anda en malos pasos, frecuentemente viaja, y tarda reharto en regresar, cuando regresa a casa
anda muy secreteado. La casa la llena de una bola de “cuates”[20]
que causan miedo nada más de verlos, parece que son bien “gruesos”[21].
Mi intuición y una que otra bolsita con polvos blancos que he visto, me dicen
que Chom anda enredado en el contrabando (producción, distribución y venta) de
drogas en el paraíso. Tengo “reharto”[22]
miedo que un día de estos le caigan y me “lleve entre las patas”[23].
No lo siento por él, pues como te dije se ve que tiene mucha influencia; más
bien es por mí, pues creo que nadie tendría compasión por este fiel cristiano.
He pensado que si soy detenido por culpa de Chom, y no hace nada por salvarme,
soy capaz de contar todo lo que he visto. No creas que no he tomado mis
precauciones, he sacado copias de un montón de documentos, y he grabado
conversaciones telefónicas comprometedoras de Chom con personajes importantes
del cielo.
Te
confieso que si no me he ido a “vivir” a otra parte, es porque Chom me prometió
conseguirme un salvo conducto, pues debes saber que poseer un salvoconducto es privilegio de los
que tiene una residencia mínima en el cielo de treinta años, y no puedo esperar
tanto tiempo, necesito el mentado documento para poder transitar “libremente”
por todo el territorio del paraíso, y así poder conseguir compinches para el
plan, que en un principio era para fugarme y ahora se ha convertido en un
Movimiento de Liberación Universal. ¡Alguien tiene que hacer historia en el
paraíso!
La
revuelta la tengo planeada para diciembre, pues según estudios sociológicos, en
esas fechas la gente se enajena con el alboroto de las fiestas navideñas y se olvida con facilidad de sus
responsabilidades, e impera un ambiente de fraternidad, todos se vuelven
“buenos” y comulgan con la omnibenevolencia de Dios.
El
negro me dijo que a más tardar en dos años luz me tendría el encargo.
Veo
que estás un poco cansado, pero no te desesperes, ya voy a terminar de contarte
como es acá, no olvides que tengo poco tiempo de muerto.
Quiero
decirte que logré convencer a Chom para que participara en el proyecto
revolucionario. Ahora él constituye una pieza clave del proyecto, lo nombré
comandante de aprovisionamiento y logística. No pienses que me la paso tan
obsesionado con la
Revolución. Así es que mientras Chom me consigue el anhelado
salvoconducto, para distraerme y
despejar mi mente, Chom me lleva a las moradas hedonistas-epicureistas,
sádicas-masoquistas, en otras palabras, moradas del goce celestial. ¡Esos
lugares tú los conoces bastante bien! No te hagas el de la boca chiquita.
Fíjate que en uno de esos lugares conocí a una de mis preferidas discípulas. Es
una joven bella e inteligente, se llama Carla, parece que murió cuando tenía
quince años, en plena “edad de oro”. Me contó los atropellos que ha tenido que
soportar. Recién llegada al paraíso fue violada por un guardia celestial,
posteriormente fue sentenciada a pasar
tres años de cárcel por haber
golpeado a un arcángel cuando intentaba secuestrarla, sentencia, sin derecho a
fianza y ninguna otra prerrogativa, que le dictó un “santo” y “justo” juez
divino. Al salir de la cárcel se dedicó a vender chicles en plenas nubes,
más tarde fue contratada como “burrera”[24]
por un comerciante de relajadores mentales, hasta que terminó donde la
encontré, vendiendo su alma y demás cosas al mejor postor. Creo que su gran
debilidad es no saber hacer algo intelectualmente práctico (honesto), y lo
único que sabe es amar y servir a los fuertes, en otros términos, no tuvo
ninguna ideología por la cual luchar y hasta morir, y cuando menos hubiera deseado la nada a no
desear.
Me
dijo que ya no aguantaba esta “vida”, y
que en más de una ocasión ha intentado quitarse la “existencia”, pero no lo ha
logrado, que no sabe que divinidad la condena a este sufrimiento prometeico. La
consolé y le dije que no fuera tonta, que tal vez era su destino, y que en contra de la palabra del Oráculo,
nada se podía hacer y lo más aconsejable era asumir estoicamente su Hado.
No
creas que fui tan pesimista con Carla, le di esperanzas de que si se unía a mi
proyecto y dejaba conducir su espíritu por mi intuición revolucionaria, pudiera
lograr darle sentido a su “vida”, y al final sería inmensamente feliz. Como no
tenía otra cosa más interesante que hacer, aceptó inmediatamente unirse al
Comité Clandestino de los Difuntos Resucitados. Le expliqué los preparativos y
detalles del plan, y después de esa íntima reunión de trabajo se fue a vivir
conmigo. Carla es la responsable del área de información y espionaje del
COCLADIRE. La chiquilla me salió re-abusada.
El
plan se ha convertido en una lucha popular de transformación social, pues los habitantes del paraíso están
inconformes por las deplorables condiciones en que “viven”. Como sociólogo tu
bien sabes que cuando una sociedad llega a situaciones límites de pervivencia,
su gobierno, por regla general comienza a tener problemas de inestabilidad
social. Cada día que pasa se adhieren más difuntos a la revolución. Debo andar
con mucho cuidado, pues soy el líder del
movimiento, ya sabes, que si llegan a cortar la cabeza, el cuerpo cae sólito, o sea, que se fregará
el movimiento porque no hay otro líder, por eso te vine a buscar, perdón, no te asustes, es un decir.
Querido
hermano del alma, como me gustaría que
estuvieras conmigo en este momento histórico. Con tu astucia y cinismo me
ayudarías a concretizar con éxito los ideales de democracia y justicia social
que promueve nuestro movimiento revolucionario.
Juntos
modernizaríamos al universo y con el triunfo del movimiento de sedición,
instauraríamos un verdadero Estado democrático, seríamos electos gobernantes
Dioses, monarcas absolutos de todo lo existente, oráculos del futuro y de la
verdad, amos de todos los seres, y como todo aquí es divino, los cargos no
serían temporales, sino eternos democráticamente.
Dios
¡Hey
que pasa ahí!
Pedro
Perdona
hermano que te deje, pero parece que ya me cayeron hablando contigo, al rato
regreso.
Narrador
Repentinamente
un fuerte sonido se dejó escuchar y majestuosamente el venerado señor hace su
aparición, la alegría y la melancolía se unen para dar la bienvenida a la
divinidad.
Dios
¡Has
pecado! ¿Por qué no respetaste las leyes del paraíso?¿, ¿Qué acaso no sabes
leer? El artículo primero de los reglamentos universales de nuestro reino,
textualmente reza: ¡Prohibido hablar con los mortales so pena de “muerte”!
Pedro
¡OH!
Gran señor, yo no sabía eso, últimamente
la vista me ha venido fallando. No seas malo, no me vayas a castigar, te juro que no lo vuelvo hacer.
Narrador
Román se levanta malhumorado: ¡Que pesadilla tan
espantosa!, de seguro fueron esos desgraciados “Tamales”[25]
que cené, me han de haber “caído pesados”[26].
Se
dirigió al baño, se lavó la cara e inicio su acostumbrada rutina: ¡Leiden!,
¡Leiden!, ¡Kreuz!, ¡Kreuz! ¡Sufrir!, ¡Sufrir!, ¡La cruz!, ¡La cruz!).
¡Humanos!
Acuérdense del adagio de Jenófanes de Colofón: “Si los burros pensaran harían dioses a su imagen y semejanza”
[1] Niños.
[4]Insultar.
[7] Disfrutando.
[8] Trabajo-Empleo.
[9] Hacerse viejo.
[10] Enojo.
[13] Amigos.
[15] Malo-Abusivo.
[16] Tener influencias.
[17] Especialista.
[20] Compañeros-Amigos.
[21] Peligrosos.
[22] Mucho.
[23] Implicar.
[24] Transportar drogas de manera
individual.
[25] Plural de Tamal: especie de empanada de harina de
maíz envuelta en hojas de plátano o de mazorca del maíz.
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