Olga Fernández Alejandre
Colaboradora
titama43@hotmail.com
El chamanismo es la herencia sagrada que une al
hombre con su entorno en un mutuo y venerable acatamiento. Es el resultado de
una conciencia que sabe percibir más allá de la esencia física. Cuando el
hombre entró a ser un elemento en la historia del mundo, comenzó su búsqueda de
las fuerza naturales que lo regían y eran incomprensibles para él. Sin que
pudiera evitarlo afectaba su vida, ya fueran favorables o terriblemente
hostiles. Para enfrentarse a estos poderes, necesitaba un intermediario: el sacerdote,
el mago o el chamán.
Decir
Chamán es remitirnos a una realidad enigmática y secreta de origen ancestral. La
palabra Chamán o shaman viene del manchú-tungú y deriva del verbo “Sha o Xa”
(que quiere decir saber.) Llegó a través del ruso, pero hay indicios que se
remonta hasta el neolítico.
Expresa Ledo Miranda Lules: “Algunos expertos lingüistas aseguran que la
palabra Shaman también se relaciona con la palabra de origen indio Samadhi y
quizá venga del sánscrito”. En las averiguaciones etnológicas llevadas acabo a
principios del siglo XX dieron como resultado que en muchos pueblos autóctonos
se encontraran ritos con técnicas de éxtasis mágico-religiosas de un chamán.
Estas se logran por ingesta de alucinógenos, o por sonidos de tambor (música),
o mantras.
Hay
infinidad de hongos, cactus y hierbas; como la liana llamada Ayahuasca o yagé,
usada en varias zonas del Brasil. El jugo de una potente droga es la del
floripondio de la familia de las brugmasias llamada hierba del diablo, empleada
en el sur de nuestro continente y en América Central. Quizá el más popular sea
el peyote; a raíz de su descubrimiento es usado también por unos 500,000
miembros de la “Nativa American Church”. (Iglesia Nativa Norteamericana) y de
la “Peyoteway Church of God” (Iglesia de Dios del camino del peyote) muy
extendida en Estados Unidos y Canadá. Otra sustancia muy potente es el cactus
de San Pedro. Asimismo, se utilizaba el tabaco silvestre. El antropólogo
Johannes Wilbert afirma que es el estupefaciente por excelencia, ya que fue
consumido por todos los indígenas de América.
Hay
dos formas para convertirse en chamán: por herencia, que pasa de padre a hijo;
y por vocación. De cualquier manera se deben tener estudios de iniciación. Se
tardan muchos años para penetrar en un estado modificado de conciencia, y poder
con propósitos curativos buscar el conocimiento. Terminado su aprendizaje
estará en posibilidades de hacer viajes a otras realidades y al regresar será
capaz de recordar como curar, interpretar sueños, profetizar, adoptar forma de
animales (nahual) o acceder a otras dimensiones.
Asimismo,
en subsecuentes averiguaciones sexologistas, el éxtasis sexual es un fenómeno
muy antiguo, chamánico-colectivo, en honor de las diosas de la fertilidad,
desarrollado en el Medio Oriente, en el valle de Indo (India) en la Isla de
Creta y entre los primeros pobladores de las penínsulas Itálica e Ibérica.
El
Chamán se extiende más allá de los límites corporales de la circunscripción del
espacio y el tiempo, uniéndose a una mente cósmica, entonces hay una
transmutación mental, esto corresponde a un proceso de cambio que actúa en
función de la materia y de la fuerza del universo en sintonía. Lo mismo vale
para la polaridad femenina como masculina.
En
las diversas culturas que pueblan nuestro mundo, el chamán es a la vez brujo,
curandero, sacerdote o mago. Sus actividades son dirigir ritos y ceremonias de
culto. Según algunos estudiosos, el chamanismo de estos últimos siglos tiene
algunas características del budismo, y en algunas partes del continente
asiático se logra el éxtasis, con la disciplina del yoga.
El
trance inducido por alucinógenos es habitual en nuestros indígenas. Durante
milenios, en el continente americano, tanto en el norte como el sur, la
ingestión de dichas drogas ha sido común hasta nuestros días. Aquí en México,
el consumo de hongos psilocibios es tan común en ciertas etnias, que una de las
mejores exponentes del chamanismo fue la famosa María Sabina; tuvo gran
sabiduría a base de droga y a pesar de no hablar español, fue conocida por el
mundo occidental y el redescubrimiento de los hongos sagrados. A través de procedimientos,
entraba en profundo trance y realizaba viajes astrales y de conocimiento,
maravillando a propios y extraños.
También el éxtasis se logra con música, por medio de cantos o mandalas, o
con sonidos de tambor que actúan por resonancia y hacen vibrar determinados
puntos llamados “Chakras”. El Doctor Andrew Neher, especialista en
neurofisiología asegura: “La interrelación del canto chamánico, afecta
directamente la actividad bioeléctrica de zonas motoras y sensoriales para
lograr el Trance”.
Como todo en el universo es vibración, esta oscilación presenta un ritmo
a la izquierda y uno a la derecha, como si de un péndulo se tratase, esto nos
conduce a las diferentes fases de la luna, al flujo y reflujo de las mareas y a
la dualidad de la mente. La finalidad del Chamán es que la psique viaje al
mundo del espíritu conectándose con una inteligencia superior.
En
la senda del aprendizaje de un Chamán, el meollo es centrarse en sí mismo antes
de poder curar o ayudar a otra persona; deben dejar fuera: la envidia, el
orgullo, la vanidad, el egoísmo, etcétera. Para ser reconocido, también tiene
que pasar por una serie de ritos iniciáticos, hasta lograr que la conciencia y
el alma sean una unidad.
El
antropólogo y escritor Carlos Castaneda, fue el que popularizó, a mediados del
siglo pasado, la filosofía y las técnicas del Chamán. Tiene en su haber varios
libros, entre los que destacan: Las
Enseñanzas de Don Juan, El Segundo
Anillo de Poder, El Don del Águila,
El Fuego Interno, El Lado Activo del Infinito.
Su
trabajo se centró en el chamanismo mexicano, en especial en el nahual-cha-mán
don Juan Matus. Una de las primeras cosas que aprendió de su maestro fue
aceptar la mortalidad, si no se acepta esto; es imposible aceptar otra
realidad. En 1995 declaró al diario Los Ángeles Time “Soy un atrasado mental
estoy seguro que moriré sin haber aprendido todo lo que enseñó mi maestro”. El
cineasta Federico Fellini quiso llevar a la pantalla, en un documental, la
realidad de este chamán; sin embargo, los tiempos no se dieron. Castaneda se
convirtió en una figura célebre, pero la gloria le duró muy poco, porque a
mediados de la década de los setenta una campaña de desprestigio recayó en su
contra.
Mircea
Eliade, investigador rumano, en los años cincuenta, publicó su libro Técnica arcaica del éxtasis. Fue el
primero que realizó un estudio serio del chamanismo, desde una perspectiva
esencialmente religiosa, dejando de lado explicaciones psicológicas,
sociológicas y etnográficas que se dieron durante la mayor parte del siglo XIX
y principios del XX.
Con
la técnica del transe, el chamán se convierte en un gran especialista del alma
humana, y al viajar hacia regiones recónditas, puede armonizar la realidad.
Tiene un aprendizaje difícil y de sufrimiento. Es muy riguroso con el ayuno,
dietas estrictas, vigilias interminables, abstinencia sexual. Además, debe
tener dominio sobre la caza, la pesca, e igual conocimiento de la herbolaria.
Aprende: cantos, bailes, leyendas, mitos y en su conjunto cosmogonía e historia
de su pueblo. Por lo que observamos, ser chamán es estudiar arduamente para ser
curandero del cuerpo y alma, pues se convierte en un gran psicólogo a quien
acude toda la comunidad para consultarlo. Bajo esta óptica, el chamán es el eje
de su congregación.
No
obstante, apunta el investigador Michael Harner: “La idea de que todos los
chamanes deben utilizar drogas para hacer el viaje es falsa”, lo demostró en su
libro El viaje del chamán. En él,
asienta que son menos las partes del mundo en las que se emplean estimulantes,
que en las que se usan mantras o sonidos.
Asia y Europa fueron los que suministraron la espiritualidad y
procedimientos para encontrar el éxtasis y el misticismo, para lograr la
comunicación con la divinidad. El chamanismo es una práctica de las más
antiguas del género humano, teniendo una actualidad absoluta, en medio de
nuestra sociedad occidental acelerada.
El
Antropólogo Catalán Josép María Fericgla sostiene: “El Chamanismo se convierte
en el primer sistema histórico organizado para buscar el equilibrio psíquico y
físico del ser humano”. Existen innumerables técnicas de meditación usadas por
los chamanes mexicanos, cada familia practica métodos específicos que tienen su
origen en ritos arcaicos y los utilizan para limpiarse el cuerpo y el alma, y
usarlos en sus trabajos de psicólogos autóctonos.
Aquí en México, dos de los enclaves más conocidos dentro del
chamanismo son Oaxaca y Veracruz, sobre
todo en la región de los Tuxtlas; específicamente en Catemaco. Su población
guarda una vetusta tradición, cuyo patrimonio está colmado de ritos y
costumbres esotéricas. Desde la antigüedad, no ha variado mucho que digamos.
Sus habitantes guardan una relación estrecha con la naturaleza y los elementos.
Cuando llegaron los primeros esclavos africanos a estas tierras, encontraron
terreno fértil para sus ceremonias y, de la unión de razas nacieron prácticas
mágicas y milagrosas de sanación, tanto del alma como del cuerpo.
El
primer viernes de marzo es una fecha muy especial para esta zona en la que se
llena de creyentes y no creyentes, en la que se invocan a seres de luz, o seres
oscuros en las que se mezclan ritos, misas negras o blancas, y mucho
sincretismo. De acuerdo con las creencias, es el día más importante del lugar.
Algunos ritos o limpias se realizan de día en plena naturaleza, pero hay
otras que se hacen al amparo de la oscuridad, entre los caminos sombríos y
tenebrosos, como por ejemplo: “La Cueva del Diablo”, en el cerro del mono
blanco. Es el preferido de brujos, para recargarse de energía y pagar favores
que les fueron concedidos u otorgados.
No
obstante, tanto los entendidos como los pobladores, aseguran que existe mucha
charlatanería, los buenos son muy pocos y estos si logran hacer cosas
asombrosas. Los verdaderos son tan famosos que son visitados por toda clase de
personas en su afán de curarse, triunfar, obtener dinero y reconocimiento.
En
el libro La Meditación de Jacob
Grinberg-Zylbergbaum, se explica que cada grupo de chamanes tiene sus propias
técnicas, que se remontan a muchos siglos atrás. Los chamanes mexicanos
utilizan procedimientos para purificarse y, como preámbulos, para hacer el
viaje y utilizarlo en curar o en sus trabajos de “psicólogos”, ya que ellos
mismos sostienen que primero hay que curar el alma y luego el cuerpo.
Existen evidencias de que los Olmecas llevaban a cabo sistemas para
encontrar el verdadero desarrollo del orden cósmico y que propagaron prácticas de
meditación, y tal vez sean los precursores del chamanismo en México, en donde
quedan algunos representantes.
Existen en nuestro país varias técnicas de meditación, por ejemplo: la
olmeca, que utiliza la postura de sentado con la espalda recta; comienza
fijando su atención en su columna vertebral y visualiza una luz o energía
alrededor de ella. Si al meditar tiene éxito, pronto notará que su columna
tiene en su interior un giro sostenido.
La
meditación yaqui es uno de los legados más excepcionales del equilibrio entre
el lado izquierdo y el derecho, esta se realiza de pie. El practicante
visualiza dos columnas de energía a cada lado del cuerpo, y el primer paso es
abrazar la columna vertebral con el brazo izquierdo arriba y el derecho abajo;
esto se repite tantas veces como sea necesario, hasta sentir un aumento de
energía. Otras de sus técnicas es tocar un tambor, como en el Asia Central, en
la cual se sigue un ritmo sostenido hasta lograr el equilibrio.
El
chamán Lucio de Morelos, utiliza fórmulas de contacto con la naturaleza y la
relajación. Ésta se hace acostado, dejando libre su mente para que viaje y
pueda negociar con los espíritus que son los trabajadores del tiempo y se
comunican con él. En cambio, el de doña Pachita, una de las más extraordinarias
chamanas, fue sinónimo de fe, energía y poder, ella realizó verdaderas
curaciones que dejaron asombrados hasta a los más escépticos. Su técnica
consistía en sentarse en una silla frente a un altar, cerraba los ojos y se
concentraba hasta que oía un zumbido; aseguraba que sentía la sensación de
bajar como en la rueda de la fortuna, entonces estaba lista para curar o
interpretar sueños, o males del espíritu. Los procedimientos de esta chamana
son muy parecidos a los de algunos chamanes de la India, llamado “Shabd”.
En
la actualidad se ha desvirtuado este oficio y hay toda una serie de impostores,
que responden a las demandas del mercado. En nuestra sociedad globalizada, cada
día nos vamos sintiendo más solos que nunca, y de ahí el boom de Chamanes,
curanderos y brujos. Desgraciadamente así es, pues los occidentales ávidos de
escape, y sintiendo cada día la vorágine de un mundo práctico y materialista,
están dispuestos a pagar por una vivencia exótica, ya que se ha convertido en un
producto más para ser comercializado en el enorme bazar en el que se ha
convertido nuestro planeta tierra.
El hombre jamás ha podido resistirse a la
formación de todo lo que para él es una incógnita. Ya que el mismo hombre es un
receptáculo de enigmas y, sin dudarlo, desde que nace está sentenciado a vivir
rodeado de misterio. El misterio nos asedia y, justamente lo que vemos y
hacemos todos los días es lo que oculta la mayor suma de misterios.
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